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Encuentros... en el antro de la perdición por Ghost princess Perona

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Notas del capitulo:

Hola!!!! Hemos llegado por fin al final de este fanfic, espero que lo hayan disfrutado!!!

“Esos dos… sí que saben montar una boda” comentó Hotaru, entrando en la habitación de hotel de su novio. Este lo había invitado, tras tomar abundantes copas de champaña. Este comportamiento inusual le estaba dando bastante curiosidad, sobre todo porque señalaba que el otro estaba consiguiendo fuerzas para hacer algo. Se acercó interesado, cerrando la puerta. “¿Ha pasado algo?”

“Sí… a mí… me parece que sí” Raizo tomó una botella de vino que sospechosamente estaba ahí y vertió dos copas. “¿Quieres?” el Senju aceptó, aún más extrañado. El vino tinto era una de las bebidas en su lista vetada, ¿Por qué estaba tomándolo entonces? “Bonita noche”

“Bonito será en lo que termine para ellos dos” sonrió, tomando un trago de la bebida. “Ya me imagino eso” se rio por lo bajo. “Hashirama lucía como si quisiera arrancarle ese traje ahí mismo y tirárselo… tal como yo lo hice una vez en su boda con Mito.”

“¿A quién?”

“A una chica… no me acuerdo su nombre, no fue importante. El caso es que fui un mal augurio que luego se cumplió” se echó en la cama. “Mi querido primito es sumamente parecido a mí cuando quiere… tanto como mi gemelo, que seguro está jugando con tu primo en este momento.”

“Bonita familia hacemos, a que sí” rodó los ojos antes de terminar la copa y servirse un poco más. “Ahora” tomó un poco más, tratando de bajar los nervios. “Es una luna de miel, ¿verdad? Deberían pasar unas cuantas cosas más” se quitó la corbata, acalorado. “Como… toques y… cosas físicas y…”

“Espera, ¿en qué estás pensando?” ¿estaba diciendo lo que él creía que estaba diciendo? Porque si era así… “¿Hay… algo que quieras hacer?”

“Pues sí” abrió la camisa, mostrando su pecho. “Yo… quiero experimentar mucho más. Experimentar algo que antes no me interesaba, o que no le di la suficiente importancia antes en mi vida… rayos, ya estoy hablando como idiota” negó con la cabeza. “Lo que quiero decir es que me encantaría quitarme la ropa ahora mismo y…”

“¿Quieres hacer el amor?” trató de preguntar Hotaru de la forma más amable que conocía. Habían muchas más maneras de ponerlo… pero por amor de… a él le encantaría hacérselo. Y ni siquiera le dejaría quitarse la ropa, se la arrancaría él mismo. Pieza por pieza. “Has… a ti de verdad te gustaría que…”

“Bueno, yo…” suspiró, negando con la cabeza. “¿Por qué no dejamos de hablar y empezamos a hacerlo, ya que he dicho lo que quiero hacer?”

“Será un placer” el Senju se lamió los labios, estirando sus manos para levantar poco a poco la camisa de su novio, pasando sus manos por la tersa piel. En un movimiento rápido hizo saltar los botones. Raizo pudo haberse quejado, pero en realidad lo calentó mucho. Llevaba al menos cuatro copas de champan y dos de vino, así que estaba muy ebrio para sus estándares. Y dispuesto a todo. “Oh, dios, qué sexy”

“¿Sí?” pasó las manos por su cabello, haciendo una pose sensual que afectó gravemente al casanova. “¿Te gusto tanto, señor conquistador?” bajó un poco, tocando el bulto en los pantalones del otro. “¿Debería darte alguna ayudita?”

“No… hoy lo hago yo todo” lo tomó de las muñecas, lanzándolo a la cama. Sus labios se posaron hambrientos sobre los del otro, que sólo atinó a envolverlo con los brazos. Sus manos vagaron libres por la piel del arqueólogo, blanca a pesar del sol del desierto. “¿Cómo demonios te las arreglas para ser tan blanco si te pasas la vida en el Sahara?”

“¿No te gusta?” un dedo recorrió su cuerpo desde su cuello hasta el ombligo. “¿Preferirías a alguien tostado por el sol, doradito como un filete?”

“Pensándolo bien, blanco está genial” atacó su cuello, dejando marcas fácilmente en él. Mordió fuertemente la zona de la manzana de adán, afianzando los dientes, señalándolo como suyo, sólo suyo. Demonios, jamás se había sentido tan posesivo con otro de sus amantes. Quizás también era porque era el primero que desvirgaba él mismo. “Me encanta tu piel… tan linda” bajó dando lametazos. “Pero creo que… también prefiero el color”

“El… ahhhhh, sí” se revolvió al sentir el cálido órgano sobre uno de sus pezones, mientras sus manos pellizcaban el no atendido. Los gemidos subieron de tono, al igual que el calor dentro de sus cuerpos. Hotaru se arrancó la camisa, no queriendo perder mucho tiempo. A continuación desabrochó el pantalón del otro, bajando lentamente la prenda. Se detuvo a admirarlo un momento. “¿Qué… pasa…?”

“¿Alguien más te ha visto así?” preguntó, admirando su casi completa desnudez. No era tonto, sabía que en el desierto probablemente había tenido que bañarse con los otros de su grupo. Además está el asunto de que intentaron…

“Nadie” respondió él sinceramente. “Me moría de la vergüenza sólo pensar en presentarme desnudo ante alguien. Siempre… esperaba a que… todos estuvieran lejos cuando me quitara la ropa. Sobre todo al bañarme… ahhh” otro lengüetazo lo sacó de su monólogo. “¿Qué haces?”

“La primera parte era todo lo que necesitaba” el casanova le quitó de un tirón su última prenda, con lo que quedó completamente expuesto. Sonrió, siendo impulsado por el alcohol en su sangre. “Ahhhh, bebé, qué delicioso te ves. Y saber que voy a ser el primero en todo… me calienta como no tienes idea.”

“¿Y qué estas esperando?” volvió a poner las manos alrededor de su cuello, hundiéndolo en un beso húmedo y sensual. Una de las manos de Hotaru se extendió hacia el cajón de la cómoda, buscando… ahhh, ahí estaba. En situaciones como esta adoraba a su primo Itama y su increíble talento para equipar habitaciones de hotel. “¿Qué es eso?”

“¿Esto? Sólo algo para hacértelo fácil” agitó la botella de lubricante delante de su cara. Untó algunos de sus dedos, llevándolos a su entrada. Metió uno con delicadeza… estaba tan apretado como recordaba. Quizás iba a necesitar un poco más de tiempo, algo que no le hacía gracia a su ya necesitado miembro. Las manos de Raizo se movieron sorpresivamente, buscando deshacer el cinturón.

“Sé que te molesta…”

“Mucho, pero me encargaré de esto después” apartó las manos, besándolo de nuevo. Con el mayor cuidado del mundo, metió un segundo dedo, buscando estirarlo más. El Uchiha se revolvió con incomodidad. No le gustaba mucho esa parte, era sumamente dolorosa, tanto que no quería ni pensar en lo que vendría después. “Tranquilo, se pondrá mejor”

“¿Es… es por esto que dicen que la primera vez es muy dolorosa?”

“Por esto y por otras cosas” metió un tercero, para acelerar la penetración. Estaba tan desesperado… y entonces tocó el sitio que buscaba. Su amante gritó de placer, sacudiendo las caderas. Raizo estaba extasiado. Jamás había pensado que algo se pudiera sentir tan bien. Era mucho mejor que realizar un descubrimiento en una excavación… que literalmente era el más grande placer de su vida. “Te quiero”

“¿Qué?”

“Te quiero…” Hotaru jamás había pensado en decir esas palabras, menos a un amante durante el sexo. Le encantaba tocarlos y hacerlos gozar, pero… el sexo y el amor eran dos cosas separadas para él. Ahora estaban juntas. Y no podía desear más. “Te quiero”

“Yo también… te quiero” esa respuesta realmente le llegó al corazón. Sacó los dedos de dentro del otro, impaciente por estar dentro de él. Terminó de deshacerse de su ropa, dejándola caer por un lado de la cama. Puso lubricante en su miembro, esparciéndolo bien. Se detuvo un minuto a mirar a los ojos al hombre que tenía debajo de él, ansioso.

“¿Estás seguro? ¿Realmente quieres hacer esto?” preguntó, sin querer arruinarlo por una noche de pasión bajo los efectos del alcohol.

“Sí… quiero hacerlo” lo besó en los labios. “He estado tratando de acopiar todo el valor que tengo para pedírtelo, para… hacer esto. Me daba un poco de miedo… pero sé que contigo voy a estar bien” abrió las piernas más. “Hazlo… únete a mí.”

“Te amo” profundizó el beso, colocándose para penetrarlo. El primer empujón fue doloroso, tanto que hizo que los dedos de Raizo casi perforaran las sábanas blancas. Le segundo le arrancó un grito de dolor que hizo a su novio sentirse culpable. Se detuvo para que se acostumbrara antes de seguir. “Estás… tan apretado”

“Auuuuu… rápido… termina” Hotaru empujó una vez más, quedando completamente dentro. Demonios, lo apretaba tanto… debía hacer un descomunal esfuerzo por no terminar inmediatamente por lo delicioso que se sentía. También tuvo que retener las ganas de volver a salir y entrar inmediatamente, darle tiempo para que se acostumbrara…. “Vamos… sigue”

“Como quieras” con cuidado salió y se empujó dentro, cambiando de ángulo cada vez para poder encontrar la próstata. Un gemido alto le señaló que finalmente lo había conseguido. Imprimió más fuerza con sus caderas, golpeando el mismo sitio al tiempo que ponía una mano alrededor de la masculinidad de su amante y comenzaba a masajearla suavemente. Los gemidos fueron en aumento. “Qué sexy… tan caliente” se movió con más fuerza. De repente una fuerte posesividad se adueñó de él. “¿A quién perteneces?” agarró un pedazo de cabello. “¡Dime a quién perteneces!”

“¡A ti! ¡Sólo… a ti!” respondió el otro, sumergido en el placer. Los golpes en su próstata junto con la mano que lo impulsaba a descargarse. Oh… qué delicioso placer. No podría aguantar mucho más. “Por favor… haz que… haz que…”

“Con mucho gusto… ahhhh” se apoyó en los codos para ir más adentro y con más fuerza. El mayor besó sus labios con pasión, apurando el movimiento de sus manos. Él también estaba al límite, desesperado por la estreches de su entrada. “Vamos… vente, precioso. Vente para mí”

“Yo… ya… casi… ahhhhh” podía sentir el orgasmo arañándole la piel, pero no quería que terminara tan pronto. Muy a su pesar, se corrió en las manos del otro, emitiendo un ensordecedor gemido. Inmediatamente sintió humedad en su interior y un susurro en su oído.

“Joder… nunca me había venido así” Hotaru se levantó, saliendo agotado. Se echó al costado de Raizo, que ya estaba profundamente dormido. Sonrió, pensando en lo raro que era el que se hubiera desmayado después del orgasmo. “Eres único, amor” lo besó, poniendo los brazos a su alrededor para dormir. A la mañana siguiente se reunió con su familia para el desayuno, conduciendo hasta la mansión con un par de anteojos de sol en el rostro. “Hola a todos”

“Estás muy feliz, ¿no crees?” preguntó Tobirama, untando un poco de mantequilla en su panecillo. Para ser un cabeza de pollo, el chico estaba bien. Izuna tampoco estaba a la vista… quizás no se quedó con él. Probablemente recibió ayuda de sus hermanos. “¿Y Raizo?”

“En cama, indispuesto” dijo sentándose en su banca.

“Ajá… ¿resaca?”

“Entre otras” respondió, todavía sin poder quitarse la sonrisita de la boca. En su habitación de hotel, Raizo no podía decidir de qué estaba más arrepentido. De haber bebido tanto o de dejar que Hotaru se vaya a casa. De hacerlo con él… eso jamás.

-En otra parte-

“¿Suiza?” preguntó Madara, mirando a su nuevo esposo fracasar sobre sus esquíes nuevos. Hashirama se levantó, con una amplia sonrisa avergonzada en el rostro. “¿Por qué me trajiste a un chalet en las montañas si no sabes esquiar?”

“Porque pensé que la playa sería demasiado cliché” respondió el Senju, sacudiéndose el polvillo blanco. “Quizás debería probar con una tabla, a lo mejor eso me ayuda a impresionarte como quiero”

“Quizás… no. Porque yo sí sé esquiar” se movió un poco más adelante. “Tuve que hacer algunos reportajes sobre deportes en la nieve en mis tiempos”

“¿También hiciste patinaje sobre hielo?” un golpe en las rodillas con un palo de esquí lo hizo caer. “Auch, no tienes por qué abusar” se frotó las partes dañadas. Entonces se le ocurrió algo. “¿De verdad no practicaste patinaje sobre hielo?” las cejas de Madara se movieron nerviosamente. “Sí lo hiciste”

“Claro que no… al menos no como te imaginas” se sonrojó un poco.

“Sí… sí que lo hiciste” ahora el pelinegro parecía a punto de estallar. “¿Qué te parece si continuamos la conversación dentro del chalet?”

“¿Para que nadie pueda oírte gritar? Me parece bien” entraron a la pequeña cabaña, donde ya estaba preparado un jacuzzi con burbujas. Hashirama se desnudó rápidamente, metiéndose en el agua para quitarse todo el frío de la nieve. Madara se quedó al costado, mirándolo remojarse como si estuviera loco.

“Siempre supe que tenías el cuerpo de un patinador de hielo, tan refinado” dibujó su silueta con un dedo, haciendo rabiar un poco más al Uchiha.

“No abuses… o me aseguraré de después de la luna de miel no puedas tener ninguna diversión pro un buen tiempo” se quitó la chamarra, dejándola en una silla. “Y sólo patinaba en un lago congelado porque me enviaron a reportar… eran como unas clases gratis. A los niños les gustó ir a la pista de patinaje, así que… practiqué… un poco”

“Vamos, no es necesario avergonzarte” levantó una mano hacia él. “Ven conmigo”

“Me parece que no” sonrió malévolo. “Es una luna de miel, ¿verdad?” dio una vuelta completa, dándole una muy buena vista de su trasero. “¿Dónde está la champaña para mejorar el ambiente? ¿Dónde están las fresas para cubrir en la pileta de chocolate?”

“Pues… si realmente las quieres puedo pedirlas y en media hora están aquí” chasqueó los dedos. Madara se quitó la chalina, pensando en las ventajas de ser rico. “In so facto”

“Yo también me sé ese truco, pero… ¿te sabes este?” movió las caderas, quitándose el gorro. En medio de un sensual movimiento, su primer polo salió volando hacia alguna parte en la habitación, quedándose con una camisa interior térmica pegada al cuerpo. Una que dejaba a la vista sus hermosos hombros blancos. “Itama sabe dónde encontrar una increíble ropa térmica especial super sexy.”

“¿En serio?” Hashirama levantó una ceja. Era de esperarse, su hermanito tenía un hotel de la perdición en cada país… de hecho, en ese momento estaban en la versión Suiza de su cadena de hoteles, sólo que esa cabaña estaba apartada de las demás, reservada para la familia. “Nunca lo hubiera pensado”

“¿En serio?” deslizó el pantalón, revelando un pantalón térmico pegado al cuerpo que delineaba cada una de sus formas. “Pues sí… me dio toda una maleta de esto” se adelantó al agua, haciendo que se le pegara aún más, tentando a su marido. Se acercó a su oído, sentándose en su regazo. “De una talla menos que la mía”

“¿De verdad?” empezó a tocar su trasero. Las manos rápidamente se colaron dentro de su polo. “¿Sólo interior térmica u otra sorpresa especial?”

“¿Quieres descubrirlo tan rápido?” la parte superior comenzó a levantarse, descubriendo la piel mojada dentro. Tiró la prenda negra a un extremo del cuarto, mientras su boca se pegaba casi instintivamente a uno de sus pezones. Madara echó la cabeza para atrás, suspirando por el repentino placer. Levantó su mano hacia su boca, tratando de acallar los soniditos. “¿hay champagne?”

“Puede esperar un par de minutos… o unas horas, ¿no?” bajó rápidamente el pantaloncillo térmico, descubriendo sus glúteos y piernas hasta quitarselos. “Vaya, bebé, ¿has estado ejercitándote antes de la boda? Juro que están aún más perfectos desde la última vez que los toqué.”

“Claro, tenía que estar al cien por ciento” Hashirama cambió de pezón, forzándolo a morder sus labios para acallar un gemidito. “Ahhhhh… sí…” suspiró, abriendo un poco más las piernas. Entonces sintió algo rozando su entrada. “¿Tan rápido?”

“Mis padres me tienen en abstinencia forzosa desde que empezamos a planear la boda, ¿qué esperabas?” sobó aún más, dándole una palmada. Luego sus dedos juguetearon, metiendo uno dentro de él. Lo movió en círculos, buscando la próstata. Un gemido le indicó qué pasó. “Tú también estás ansioso”

“No me esforcé tanto perfeccionándome para nada” respondió el Uchiha contra su hombro, resoplando. Lamió su cuello mientras el otro metió su otro dedo, buscando prepararlo para lo que venía después. “Un poco más despacio… ahhhh… sí…” pidió, lamiendo. “Hazlo bien… me duele un… ahhh”

“Estás tan apretado… quizás deberíamos detenernos”

“Claro que no… ahhhh” seguramente que no, pensaba Hashirama, pero eso al menos le daba una excusa para poner el último dedo dentro. Los movió un poco más antes de decidir que era suficiente y posicionarlo justo encima de su miembro. “No te apresures tanto”

“Me encantaría, pero estoy en mi límite” lo penetró con fuerza, ganándose un quejido de dolor y una mirada que claramente le señalaba que tras la luna de miel no tendría nada por un par de meses. No le importaba de momento, ya se encargaría de convencerlo. Acarició su espalda, dándole tiempo para acostumbrarse. “Oh, rayos…”

“Ahora que ya estás dentro ¿Qué esperas?” preguntó el Uchiha dando un lametazo juguetón. El Senju sonrió y movió las caderas, entrando y saliendo con fuerza. Una mordida fuerte y un apretón de los brazos a su alrededor le señaló que había tocado el punto perfecto. “Ahhhhh, sí… ahhhhh… ahhhhh… más… fuerte… rápido…”

“Como… lo ordenes… ahhh… sí… que estrecho… me encantas” el moreno lo tomó de los hombros, estrellándose con más fuerza contra él. Madara movía sus caderas como loco, gimiendo altamente. Su esposo lo arrastró a un beso pasional, pasando sus manos por su cabello. Hashirama empezó a acariciar su miembro, haciéndolo levantar la voz de nuevo.

“Tramposo… maldito” dijo entre gemidos, clavando las uñas. El menor estaba en su límite, tratando de no venirse a pesar de las ricas caricias y el estremecedor placer que sentía. Su contraparte no estaba mejor, siendo aprisionado por una estrechez deliciosa. Finalmente ninguno de los dos pudo más. Se besaron para acallar el grito orgásmico que soltaron, cayendo finalmente recostados contra el lado del jacuzzi. “Eres un maldito tramposo”

“Vamos, que te encantó” respondió, aún bajando de su orgasmo. Acarició su pelo antes de bajarlo de su regazo. Era mejor continuar con esto en la cama. “Y pensar que todo esto empezó en un bar de la perdición”

“Sí…” Hashirama suspiró. Muchos de su familia habían encontrado el amor porque a él se le había ocurrido entrar a uno de los bares de su hermano. “Sabes, Itama tiene razón”

“¿En qué?” preguntó Madara, pasando una mano por su cabello. “¿En que mis elecciones de ropa interior no serían correctas para este viaje o en sugerirte este lugar para quedarnos todo el día los dos juntos en el jacuzzi o la cama?”

“Ambas, pero no es el punto” el Senju continuó. “En que su estúpido bar hace algo bueno. Junta a personas que de otra manera no estarían en un mismo lugar… y las une” le dio un pequeño beso. “En nuestro caso para siempre”

“Para siempre” le respondió, uniendo sus labios de nuevo. La cama podía esperar, por ahora el jacuzzi se sentía muy caliente y acogedor… aunque quizás luego pediría las fresas y la champaña. Sí, mejor las pedía. Después de todo, tenía ganas de lamer chocolate de un pecho tostado y comer fresas de la boca que tanto le gustaba.

Notas finales:

Hola, espero que les haya gustado tanto este fanfic como a mí. Estoy pensando en hacer una continuación, ¿qué les gustaría que pasara en la siguiente? Entre otras cosas, ¿hay alguna de mis previews que les haya gustado? Díganme por aquí y haré esa más rápido. Review!!


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