Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Encuentros... en el antro de la perdición por Ghost princess Perona

[Reviews - 70]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Espero que les guste...

“Bueno, señora Senju, tengo que serle franco” el detective que se encargaría del caso de Mito comenzó a hablar, poniendo las manos en los bolsillos. Era un caso de los de siempre, la esposa de un hombre rico quejándose devastada porque su marido la había cambiado por un nuevo modelito, mucho más joven que ella. “debe conseguirse un abogado, su esposo sin duda la está engañando”

“¿Puede conseguir las evidencias?”

“Señora, soy el mejor en lo que hago” abrió los brazos. La pelirroja era de una de las familias más adineradas de la ciudad, sin duda lo haría rico. “Usted quédese tranquila, gracias a mí tendrá el mejor de los divorcios” y yo el premio gordo. “Encontraré los trapitos sucios de su esposo.”

“Eso espero” ella sacó un fajo de billetes de su bolso. Pagaría en efectivo, no podía de ninguna manera poner sobre aviso a Hashirama. Se lo entregó al hombre, que contó el dinero antes de tomar su cámara.

“Bien. ¿Tiene alguna idea de dónde podría estar su marido? ¿Cuándo estaban solteros la ha llevado a alguna parte donde pudiera llevar a una pareja o frecuenta sitios donde se pueda encontrar con mujeres?”

“De hecho, hay un lugar que se me viene a la mente. ¿Ha escuchado de los llamados bares de la perdición?” el detective asintió, era una cadena muy famosa en la ciudad. Eran de muy alta gama. Y personas como él no tenían muchas oportunidades de entrar, sobre todo a las zonas VIP. “Son propiedad de su hermano”

“He escuchado un par de cosas sobre él” suspiró. “Supongo que lo ha planeado bien, ser infiel en un lugar donde tendrá toda la privacidad del mundo y a un testigo que dirá cualquier mentira para encubrirlo.”

“¿Podrá con el caso?”

“No hay lugar donde no pueda infiltrarme, pero habrá un costo extra”

“¿Esto lo cubre?” le entregó una fuerte suma, tanto que habría podido contratar a tres gigolós de calidad. Estaba haciendo una gran inversión en su investigación, esperaba que le diera resultados muy buenos.

“Sí, gracias” el hombre la despidió y comenzó a prepararse. Para cuando llegó la noche, estaba listo para entrar en el club. Colocó una cámara en su brazo, diseñada para ser usada en misiones de encubierto. Condujo su auto hasta que llegó al bar cercano a la playa donde seguramente estaría su objetivo. “El bar de la perdición de Itama… un buen nombre considerando la inmoralidad que se comete en estos lugares.” Pasó al bar, dirigiéndose a la sección más exclusiva. “Quiero entrar”

“¿Tiene pase?”

“Sí, aquí está” dijo, feliz de haberse comprado el permiso antes de ir. Inmediatamente localizó al moreno, estaba delante de la barra charlando con una persona que reconoció como el dueño del bar, Itama Senju. Se sentó cerca, pero no lo suficiente como para ser obvio. Levantó la mano para ordenar.

“Hola, precioso” una de las chicas se le acercó, sentándose a su lado y pasando una mano por su pierna. “¿Quieres divertirte?”

“No he venido por eso” respondió, sabiendo que no era precisamente una belleza. Era viejo y gordo, una chica como ella no se interesaría normalmente en alguien como él. Ella se encogió de hombros y se fue, buscando otro trabajo. Él se centró en la conversación de los otros dos, apuntando con la cámara. También encendió la grabadora.

“En serio, aniya, no tienes que estar torturándote” el menor puso una copa frente a su hermano mayor, un margarita. “Puedes terminar con esto cuando quieras, incluso la familia te apoyará.”

“Eso lo sé” se recostó sobre la mano. “De hecho, creo que ya es hora. He hablado con un abogado y… empecé a revisar las cosas para el divorcio” sonrió. “Sí, por fin tomé la decisión, voy a divorciarme” se estiró “soy tan feliz”

“Genial” el otro le devolvió el gesto. “Ya estaba cansado de que vinieras a mi bar a desahogar tus penas conmigo” el otro lo miró mal. “¿Qué? ¡Tu cara de infelicidad me espanta a la clientela! ¡Aún si pagas el alcohol no podría hacer tan buena caja!” se llevó una copa vacía. “Por cierto, ¿Cómo van a ser las cosas entre tú y esa puta? No le vas a dar ni un centavo, ¿verdad?”

“No gracias a la cláusula de infidelidad del acuerdo pre nupcial” ahora él estaba perdido. “Ah sí, ¿tienes las fotos que me guardaste? No son la única copia, pero igual quiero tenerlas. Son las que quiero mostrarles a mamá y papá.”

“Aquí las tienes” le entregó un sobre. “Y no te preocupes, yo también hice copias… incluso de la bonita cinta que me confiaste” sonrió “Está perdida” de repente alguien entró en la zona VIP, vestido con un traje de ejecutivo. “Mira quién está aquí, tu amiguito”

“Sí” se levantó “¡Hola!” se abrazaron y comenzaron a platicar de temas tan triviales que pensó que se moriría de aburrimiento. ¿A quién le importaba lo mucho que tenían dos hombres en común? Igual les tomó fotografías, no encontrando ninguna evidencia de que tuvieran una aventura. “Disculpa, pero ya me tengo que ir”

“Hoy es temprano, ¿no?”

“Tengo que hacer un par de cosas antes de llegar a casa” se despidió y se fue. El detective quiso seguirlo, pero de alguna manera se las arregló para que lo perdiera de vista. Regresó al bar, entablando conversación con el hermano de su objetivo.

“Ese hombre que estaba antes… ¿de verdad se va a divorciar?” Itama volteó la vista, no le gustaba que alguien se metiera en los asuntos privados de la familia. “Lo siento, escuché por casualidad.”

“¿De verdad? ¿O estaba fisgoneando?” se dedicó a limpiar unos vasos.

“¿Le parezco ese tipo de persona?”

“Todo se puede con una pronto ex cuñada enojada”

“¿Por qué se van a divorciar? Acaso… ¿él tiene algún caramelito escondido por ahí? ¿O alguna de estas chicas ha logrado clavarle las garras?”

“Pregunta mucho para ser un simple fisgón, ¿sabe?” el otro bajó la mirada. “Le agradecería que saliera de mi bar, señor, aquí no nos agradan los fisgones” sonrió a alguien que había detrás. Giró y vio a las prostitutas molestas. Debían pensar que era policía. “¿Verdad, chicas?”

“Sí”

“Así que… ¿sale por las buenas o por las malas?” Itama no iba a sacarlas del error y a él no le creerían. Si se quedaba sin duda acabaría por ser linchado por una turba de mujeres enfurecidas, una perspectiva nada agradable.

“No se preocupen, me voy” tiró la toalla, retirándose. Tendría que seguir con su labor de seguimiento más tarde… y descubrir lo que estaba pasando con su clienta. Si se quedaba sin un centavo, entonces no sería tan buen negocio como esperaba. Aún estaba a tiempo de dejar el caso antes de que el esposo pidiera el divorcio.

-En otra parte-

“Vaya, esta noche fue buena” Madara salió del bar y se encontró a su amigo. “Pensé que tenías otras cosas que atender.”

“Decidí que podían esperar hasta mañana, después de todo no me divierto tan a menudo” le hizo un gesto. “¿Quieres entrar de nuevo?”

“No, ya es demasiado tarde y bebí mucho más de lo usual” miró el reloj de pulsera que llevaba. Definitivamente se había pasado de la hora. Es que la conversación con el otro había estado tan buena… ¡ni siquiera se dio cuenta de lo tarde que era! “Ni siquiera tengo tiempo de regresar a mi casa ahora.”

“¿Y dónde dormirás?”

“Tengo una propiedad muy cerca de aquí, ahí me dirijo” se metió en su auto. “Aunque quedemos para tomar un café un día de estos. Me encantaría hablar más.”

“Como quieras” él se fue. Sólo le tomó unos segundos decidir que él quería algo más que conversar. Le gustaba mucho… a pesar de que apenas sabía su nombre. Lo siguió hasta una gran casa de playa con puertas de cristal. El pelinegro estaba cerrándolas cuando una mano le impidió hacerlo. Levantó la vista hacia el moreno.

“¿Qué se supone que…?” un beso lo silenció.

“Lo que pasa es que… no quiero sólo un par de copas y un café” unió sus labios de nuevo, prácticamente rozándose antes de separarse. “¿Tú no?”

“Yo…” volvieron a besarse, esta vez más intensamente. El Uchiha sintió como sus brazos se movieron por sí solos, envolviéndose alrededor del otro, profundizando el beso. Se alejaron de la puerta rumbo a las escaleras, dejándola olvidada… y abierta. Bueno, no creía que nadie entrara. Subieron. Madara palpó para saber cuando llegaron a su cuarto y entraron. Cayó encima de la cama al retroceder, ya desnudo por haberse ido quitando la ropa en el camino. Hashirama se recostó encima de él, todavía ocupado con sus labios. “Ummmm…”

“Hummm” el moreno pasó a su cuello, dejando marcas ahí. La piel blanca era muy sensible, se marcaba casi con nada. Sus manos bajaron a sus tetillas, ansioso por tocar aquellos botoncitos rosados. El pelinegro gimió cuando fueron apretados, sintiendo un calor en las entrañas que casi había olvidado.

“Ahhhh” su boca siguió a sus manos, tomando uno de los botoncitos hipersensibles y chupándolo con fuerza. Siguió haciéndolo hasta que quedó rojo. Luego siguió con el otro, haciendo lo mismo. “Hashi…”

“¿Sí?”

“Ten cuidado… ahhhh…” pidió, sintiendo esa lengua ahora jugando con su abdomen, delineando cada músculo. “Es mi… es mi primera…”

“¿Es la primera vez con un chico? Descuida, la mía también… y no te preocupes, seré lo más delicado posible” volvió a su abdomen, sintiendo ya ganas de penetrarlo. Había pasado tanto tiempo… felizmente, porque Mito le hubiera contagiado algo o un coctel de algo que de seguro lo mataría. “Ha pasado tanto…”

“Para… para mí también” admitió Madara, cerrando los ojos. Sintió la mirada del otro encima. “¿Qué? No voy buscando chicas por ahí, tengo muchas cosas de las que hacerme cargo. No he tenido novia desde la universidad.”

“¿De verdad?”

“¿Acaso tú has tenido chicas?”

“Algo… algo así” succionó un poco su bajo vientre, dejando una marca roja ahí. El pelinegro gimió, olvidando por completo lo que habían estado hablando. Se separó para mojar con su saliva tres dedos y colocó uno de ellos en su entrada. El Uchiha se revolvió, era un poco doloroso. El moreno estaba teniendo dificultades para moverlo con lo apretado que estaba. “¿Quieres relajarte un poco? No puedo prepararte”

“Es que…” un segundo dedo entró, haciendo que se tensara aún más. De repente, en uno de esos movimientos incómodos, un punto especial fue tocado. Abrió los ojos sorprendido, nunca había sentido algo así. El otro sonrió y siguió tocando la zona, añadiendo el último dedo para terminar rápido. Finalmente estuvo listo.

“Esto va a doler un poco” se colocó en posición y entró. Madara apretó los dientes, era muy doloroso. El Senju siguió metiéndola, tratando de ser lo más gentil posible. Ambos resoplaban cuando estuvo dentro completamente. “¿Estás bien?”

“Ahhhh… espera… ahhhhh”

“¿Te duele mucho?”

“No… bueno si, pero… eso sería muy anticlimático, ¿no?”

“Más anticlimática es la charla que estamos teniendo ahora” lamió su hombro. “Puedo pensar en más cosas anticlimáticas si quieres”

“No, por favor” el pelinegro trató de relajarse más. “Muévete”

“Con gusto” comenzó a salir y entrar con fuerza, buscando el punto que lo volvería loco. Lo encontró después de tres intentos, haciéndolo gemir altamente. Sonrió y siguió así, poniendo cada vez más fuerza en los empujes. “Ahhhh… ahhhh… Mada… ahhhh… estás… estás tan apre… apretado….”

“Ahhhh… Hashi… ahhh”

“Sí… di mi… ahhhh… nombre… dilo” lamió el cuello, dejando aún más marcas en la piel delicada de esa zona. “Di mi nombre…” el otro siguió sin articular palabra, gritando de placer. “Di… ahhh… lo”

“Hashi…”

“Así me gusta… ahhhhh… sí…” el sudor lo ayudaba a moverse más fácilmente, disfrutando de la fricción que ese apretado interior le daba a su miembro. Se estremeció, jamás había sentido tanto placer, ni cuando estaba con su esposa… especialmente cuando estaba con su esposa. Procuró no pensar en eso y siguió, golpeando su próstata.

“Ahhhh… Hashi… rama… ¡Ahhhhhh!”

“Que hermoso… eres… ahhhh” tuvo que hacer uso de toda su fuerza de voluntad para no venirse en ese momento. Continuó empujándose hacia adelante, gimiendo con cada embestida. El pelinegro gemía aún más alto, complaciéndolo.

“Ahhhhh….”

“Ummmm… ya falta poco…”

“¡AHHHHH!” Madara se vino con fuerza sobre sus estómagos, manchándolos. Hashirama se dejó ir también, llenándolo de su semilla. Ambos resoplaron, disfrutando de sus orgasmos, hasta que el mayor se retiró del interior de su amante. “Eso… ha estado fenomenal… ya quería… estar contigo”

“Yo también” Hashirama lo besó en la frente. Se durmieron con el sonido de las olas en la lejanía, soñando en paz… otro beso despertó a Madara la mañana siguiente. Intentó levantarse, pero su cadera dolía. El moreno entró entonces con una bandeja en las manos. La boca se le hizo agua, la comida prácticamente le hacía ojitos. Se moría de hambre. “Buenos días”

“Buenos días” el Senju dejó sus cosas en la mesa. Lo ayudó a sentarse antes de ponerle almohadones en la espalda para mantenerse recto. “Toma, pensé que tendrías hambre y salí a comprar algo.”

“¿No sabes cocinar?”

“¿Y tú sí?” asintió, sonriendo ufano. El otro se sintió un poco avergonzado, pero luego sonrió. “Vaya, incluso cocinas. Definitivamente mi pareja ideal.”

“El ideal de cualquiera” tomó la taza que le trajo. “Ummm, definitivamente comprado en Starbucks… ¿esto cuenta como el café?” miró el reloj. “Oh, Dios, es tarde. Tendría que estar en el trabajo desde hace horas. Y también…” se horrorizó, sus hijos tendrían que haber estado en la escuela hace horas. “Tengo que…”

“Tranquilo, seguro que puedes explicarlo” Madara frunció el ceño, no necesitaba explicar nada, era el jefe, pero sus pequeños lo necesitaban. Hashirama salió de la habitación antes de que hablara y él llamó por teléfono. Itachi le dijo que su tío los había llevado junto con Obito al colegio, quitándole un gran peso de encima. Tras colgar, el otro regresó.

“Y…. ¿esto cuenta como el café que acordamos ayer?”

-Unos días más tarde-

“¡Eres un incompetente!” gritaba Mito furiosa, no habiendo encontrado nada que sugiriera que su marido tenía una aventura en la investigación que le presentó el detective. Salió echando humo de ahí, refunfuñando acerca de dinero perdido. Estaba caminando por la ciudad cuando divisó a su esposo en una cafetería con alguien. Se decepcionó al ver que era un hombre. “Cariño” le tocó el hombro. “¿Qué haces aquí?”

“¿Cariño?”

“Oh, claro, qué maleducada” la Uzumaki le tendió la mano. “Soy la esposa de Hashirama, Mito” el moreno se asustó. Vio a su prospecto a novio levantar una ceja. Por dentro Madara estaba en un auténtico remolino de conmoción. Tenía ganas de hacerle una escena, no podía creer que se hubiera atrevido a cortejarlo o a acostarse con él estando… “No me comentó que se estaba encontrando con un amigo.”

“A mí tampoco me comentó que estaba casado” respondió con naturalidad. El moreno tragó. Demonios, las cosas se complicaron. “Soy Madara, un amigo de tu marido. Hoy tenía un tiempo libre en el trabajo y quedamos en reunirnos. Hablando de eso…” se miró el reloj. “Vaya, es tarde. Lo siento, tengo que irme al trabajo.”

“Claro, pasa”

“Espera” trató de detenerlo el Senju.

“Tranquilo, podemos quedar en otro momento” él se fue. Hashirama bajó la mano, entendiendo el mensaje: No te atrevas a hablarme otra vez, ni siquiera a acercarte. Lo vio irse y sintió una gran rabia en contra de su pronto ex esposa. No se la iba a dejar pasar.

-Más tarde-

“¡Estoy segura de que me está engañando!” Mito lloraba con Namie mientras que su suegra le daba golpecitos en la espalda e intercambiaba miradas con su esposo de reprobación. “Hoy peleamos… ¡Y me dijo que me fuera! ¡que no me quería ver! ¡Además ha estado muy esquivo últimamente! ¡Debe estarme engañando!”

“Mito, cariño, tranquila…” de repente se abrió la puerta, dando paso a su hijo. “Hashirama, mira cómo está tu pobre esposa, más te vale tener una…”

“Mamá, no te metas” se volteó hacia la pelirroja. “Mito, quiero el divorcio”

“¿Para qué? ¿Para poder casarte con la perra con la que te has estado revolcando últimamente?”

“Hashirama Senju…”

“¿Quién es la perra?” sacó la fotografía de ella en ropa interior en la página de sexo. Los ojos de la chica se dilataron y los padres parecían escandalizados. No podían creerlo.

“¿Era eso? Bueno, cariño, es que unas amigas me retaron y… sé que fui imprudente, pero podemos resolverlo…” Hashirama simplemente sacó más fotografías de ella con sus amantes. Cada vez estaba más hundida. “Voy a conseguir un abogado”

“Hazlo, que yo ya lo hice. Ellos nos divorciarán más rápido y te dirá lo mismo que yo” se cruzó de brazos. Llevaba semanas queriendo decirle esto, sobre todo después de que su letrado repasó el acuerdo pre nupcial. “Te vas a quedar sin nada.”

“Pero…”

“Mito, es mejor que te vayas” dijo Namie con tono glacial. Ella recogió sus cosas y se fue hecha una furia. Si creían que se iría pobre estaban muy equivocados.

Notas finales:

¿Qué les pareció? ¿Verdad que una zorra así se lo merecía? Me ha encantado este capítulo y ya verán lo que viene a continuación. ¿Cómo va a reconquistarlo Hashirama? Review!!!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).