Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Encuentros... en el antro de la perdición por Ghost princess Perona

[Reviews - 70]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Espero que les guste...

“¿Algo te molesta?” preguntó Itachi, haciendo origami frente a Madara. Se había escapado del cuarto de juegos para conversar sobre lo deprimido que estaba últimamente. Dejó de salir, regresó a la aburrida rutina, se aislaba socialmente… “Si hablas conmigo podrás sacártelo de encima más rápido”

“Itachi, estas cosas no son de las que uno hablaría con un niño, menos con su hijo” respondió el mayor, frotándose la cabeza. “Sólo vete con tus hermanos y juega con ellos.”

“Sasuke está demasiado ocupado torturando a Obito y Shisui pelea contra un proyecto escolar de física” frunció el ceño. “No puedo creer que lo haya dejado a último momento, eso no es nada común en él. Supongo que tiene algo que ver con lo preocupado que ha estado por ti” levantó la mirada. “Los dos lo estamos”

“Escúchame bien, comadrejita fastidiosa” trató de ponerse firme con él. “Ya te he dicho que no voy a discutir de temas de adultos conti…”

“¡Ah, entonces es eso!” el niño siguió. “Ya pensaba yo que pasabas fuera demasiado tiempo. Te conseguiste una novia, ¿verdad?” Madara no pudo evitar sonrojarse. ¿Su bebé estaba hablando así? Era un escándalo. “¿Y bien? ¿Qué pasó? ¿Acaso tu novia te dio la patada y por eso andas deprimido?”

“¡Eres muy pequeño para hablar así!” gritó, completamente colorado. El pequeño levantó una ceja como si no pudiera creer eso.

“Por favor, no vives ni siquiera un año con los drogadictos desequilibrados que tenía por padres biológicos sin ensuciar un poco tu mente” el pelinegro mayor deseó que Fugaku y Mikoto estuvieran ardiendo en el infierno. “Ahora volvamos a…”

“Itachi, no voy a hablar de esto con un niño por sucia que este crea que tiene la mente” se cruzó de brazos. “además no hay ninguna chica en mi horizonte”

“Sí, claro, ¿Cómo explicas las marcas rojas en tu cuello con las que llegaste hace algunos días?” otra vez el mayor se sintió morir de la vergüenza. No esperaba que sus hijos las hubieran visto, las cubrió con la chaqueta. “Pero no te cortes, cuéntame lo que pasó. ¿Tu chica es algo serio? ¿Debo preocuparme por una futura madrastra? ¿Te hizo algo? ¿Por qué terminó contigo? ¿Hiciste algo malo?”

“¡Yo no hice nada! ¡Él era...!” de repente se dio cuenta de su error y se tapó la boca asustado. ¿realmente había dicho eso en frente de uno de sus bebés? El niño por su parte lo estaba mirando con los ojos muy abiertos por la sorpresa.

“¿Eres gay?”

“Claro que no” se defendió.

“Acabas de admitir que tuviste algo con un chico” siguió el pequeño, haciendo que la frustración dentro del adulto aumentara. “Eso sería algo a considerar, ¿no?” Madara lo fulminó con la mirada. “Acéptalo, eres gay”

“No” se cruzó de brazos como un niño chiquito. “Y ese chico fue sólo un gran error, no debí siquiera haber volteado en su dirección”

“Hummmmm, ¿te lo follaste tú o él a ti?”

“¡Itachi!”

“Lo siento, es que tengo que saber cómo fueron las cosas para ayudarlos, corregir sus errores… por si me entiendes” Madara no lo podía creer. “Vamos, dime qué pasó entre ustedes. Quizás todavía tenga algún arreglo” le sonrió. “Además te gusta, no harías tanto escándalo si no lo hiciera.”

“No deberías estar hablando así”

“Hay formas peores”

“Tienes razón” suspiró el mayor, luego se pasó una mano por el pelo. “Y también hay cosas que no tienen arreglo… como esta relación” prácticamente se dejó caer en la mesa. “Sólo se me ocurre a mí meterme con un hombre casado…”

“¡¿Era casado?!” saltó la comadreja.

“No lo digas tan alto” pidió susurrando. No quería que nadie en su abarrotada oficina se enterara de que había tenido algo con un hombre, menos uno con esposa, y que luego lo regara por ahí. La prensa de chismes le haría la vida imposible por meses. Su hijito lo tomó como una confirmación.

“Oh, vaya” silbó. “Esperaba de ti cualquier cosa menos eso. Qué decepción” se puso dramático “Hummmm… vaya, mi madre es un rompehogares”

“No te pases, chiquillo” volvió a centrar la vista en las hojas delante de él. “¿Acaso no tienes tarea? Hay demasiado trabajo por hacer y dentro de unos minutos tengo una reunión. No puedo seguir cuidándote.”

“Es reunión” hizo un gesto con los dedos que no le gustó nada al otro. “¿Es con ese hombre casado que engañaba a su esposa contigo?”

“Claro que no, he corrido un velo sobre eso”

“Pero sigues deprimido porque cortaron”

“¡Que no estoy deprimido, jo…!” se tapó la boca antes de decir una palabrota delante del niño inocente e influenciable que tenía delante. Este siguió mirándolo, pensando en lo gracioso que se veía así. “Itachi, te lo digo por última vez, no voy a hablar más de estas cosas contigo, me da igual lo precoz que seas. Así que ponte a hacer tus cosas antes de que te castigue por el resto de tu vida.”

“No serías capaz”

“Mírame”

“Vamos, te conozco, no lo eres” la comadreja se cruzó de brazos muy ufano, con una sonrisa. “ni siquiera eres capaz de castigar a Sasuke cuando…”

“¡MADRE!!!!!!!!!!!!!!!!!!!” los gritos del niño llegaron hacia ellos, haciéndolos encogerse. Hace mucho que Madara había perdido la vergüenza de que su bebé le dijera así en medio de la oficina, después de tantos años todos estaban acostumbrados. Con un suspiro se levantó, dispuesto a ver qué demonios quería su pequeño ahora. Los gritos del niño se hacían cada vez más fuertes. “¡MADRE!!!!!!!”

“¿Qué pasa ahora Sasuke?” abrió la puerta a la guardería, con Itachi detrás suyo. Se quedaron ambos de piedra cuando vieron lo que pasaba adentro. Sasuke tenía en la mano una cola de burro con una chinche en un extremo y Obito, que tenía unas orejas de burro bastante grandes, estaba tratando de alejarlo con una silla. El mayor ostentaba la mayor cara de miedo que habían visto en su vida. “¿Qué…?”

“Mamá, ¡no quiere jugar a ponerle la cola al burro conmigo!” se quejó el chiquillo, señalando a su primo. Los recién llegados no supieron si debían reír o llorar. Que un adolescente no pudiera controlar a un niño que apenas y había dejado los pañales… no, simplemente no. Debían estarse dejando algo. “¡Dile que juegue!”

“Sasuke, en serio, bájale a la crueldad” Madara se acercó para tomarlo en brazos mientras que Itachi le tomaba una foto al pobre niñero que sin duda iba a ir a parar a Facebook con su celular. “No está bien disfrazar a tus primos de animales, sobre todo de ese.”

“Pero tú siempre dices que Obito es un burro”

“¿Me escuchaste? Bueno… es otra clase de burro, uno que no tiene una cola… ni orejas” acunó al niñito, tratando de ignorar la mirada incrédula de su sobrino. “¿Por qué no juegan otra cosa menos… lesiva para el autoestima? Como… ¡quemados! Sí, eso, quemados” lo puso en el piso. “Ahí tienes una pelota, trata de darle con ella a Obito.”

“Ni siquiera lo…” una pelota de plástico impactó en este momento contra la cara del susodicho pelinegro, que se cayó de espaldas. El menor recuperó el balón y su primo se levantó, partiendo a la carrera por toda la habitación, esquivando sorprendentemente los tiros de Sasuke. “¡Auxilio! ¡Auxilio! ¡Me van a matar! ¡Ayudaaaaaaaaa!”

“No seas exagerado, no te estoy encerrando con un león” Madara se retiró, consultando su reloj una vez más. “Ay, vaya. Ya se me hizo tarde”

“Pues ve a tu supuesta reunión” Itachi se fue, bamboleando las caderas, como si estuviera sugiriendo algo. Los demás no lo captaron, demasiado ocupados en sus juegos. Su padre se marchó tras verlo entrar en una habitación. “Diviértete”

“Estoy comenzando a preocuparme por ese niño” dijo a nadie en especial.

-En otra parte-

“No sé qué hacer, otouto, estoy completamente en blanco” Hashirama tomó un poco más de whisky de su copa, vaciándola por tercera vez en el día. Itama frunció el ceño, no iba a ofrecerle a su hermano en proceso de divorcio más alcohol para que se emborrachara y le hiciera las cosas más fáciles a esa perra. “Sé que debí haberle dicho a Madara sobre Mito… ay, ahora me siento como un idiota integral.”

“Lo eres” el moreno levantó la cabeza. “Acéptalo, lo eres. Pudiste haberte evitado todo esto tan sólo esperando para cortejarlo hasta después del divorcio” suspiró y se recostó en la barra “Ahora ¿Qué tal si en vez de beber te enfrentas al problema?”

“¿Qué podría hacer?”

“En primer lugar, ve a buscarlo y explícale lo que está pasando” se menor se plantó delante de él, apartando intencionalmente las botellas de licor cercanas a él. “Segundo, siéntate a hablar con él. Seguro que te pondrá algunas condiciones, pero podrás tener una segunda oportunidad de… tener algo con él.”

“¿Cómo lo encuentro?”

“Lo investigué” Itama le sonrió. “El edificio donde trabaja es este… ¡¿A dónde se supone que vas?!”

“¡Gracias, Ita-chan!” salió lo más rápido que podía. Se dirigió a su auto, prendiendo el waze en su celular, ingresando la dirección del edificio. Había escuchado de él, era propiedad de una persona llamada el rey de los medios, un sumamente famoso magnate de las comunicaciones que más egocéntrico no podía ser. “Tiene que pasarla mal trabajando para ese cretino” llegó a los pies de la gigantesca construcción. Aparcó dispuesto a entrar… pero no lo hizo. Una figura que salía lo detuvo. “¡Madara!”

“Oh, no” murmuró el Uchiha, acelerando el paso hacia su lujoso auto. No fue suficiente, porque el moreno lo alcanzó y lo sujetó del brazo. “Suéltame”

“Tenemos que hablar” pidió, casi rogando. El pelinegro se trató de liberar, forcejeando con el otro. Eso captó la atención de uno de los guardias de seguridad, que se acercó a detener la pelea con una mano en la pistola paralizante de su cadera.

“¿Está molestándolo, señor? Si lo necesita llamaré a la policía” preguntó este, con una expresión muy seria. Esto le dijo a Hashirama que su amor no era cualquier persona, sino alguien importante.

“No te preocupes, el señor ya se iba” se libró de su agarre. “Adiós”

“Madara…”

“ADIÓS” repitió molesto, metiéndose en un auto que no podía ser más lujoso. Salió de su  espacio, que tenía las palabras “el rey” escritas en el piso. El moreno se quedó con la boca abierta, sobre todo cuando vio el cartel en frente de este. Decía: reservado para el rey.

“El rey de los medios” negó con la cabeza. Inmediatamente sacó su teléfono, marcando el número de…

“¿Ya te enteraste?” contestó Itama con un bostezo. Las visitas a su bar no eran tantas en la mañana, por lo que estaba muy aburrido.

“¿Por qué no me dijiste que mi prospecto a novio era el rey de los medios?” dijo airado.

“Te fuiste antes de que pudiera decirlo, así que no me culpes” el menor movió algunas cosas en su aparador mientras hablaba. “Si quieres saber el resto, se llama Madara Uchiha. Es el empresario de comunicaciones más importante del país y…”

“No me has dicho nada nuevo, mejor converso con él directamente” estuvo a punto de colgarle, pero su hermano lo detuvo. “¿Qué pasa ahora?”

“Es que… él también tiene secretos. Tiene…”

“Si tiene secretos, entonces me encargaré de descubrirlos luego, cuando hablemos sobre lo que vamos a hacer a continuación” Itama guardó silencio, como si quisiera decir algo y no pudiera vocalizarlo. “Además traigo unas bonitas fotos de las que me han hecho la vida más fácil con el divorcio.”

“¿Te va a dejar explicarlo?”

“Creo que sí, él también me mintió” colgó y se guardó el teléfono, sentándose a continuación en una de las construcciones de piedra para esperar a su amor.

-Más tarde-

“¿Sigues aquí?” Madara dijo al regresar, con los brazos cruzados. No quería hablar con él tras la decepción amorosa. Se dirigió a una pequeña cafetería cerca, a donde iba a comprar el café todas las mañanas. El otro lo siguió, como un cachorrito. “¿Por qué no te vas a tu casa con tu esposa y…?”

“Primero tienes que escucharme” Hashirama avanzó con él, tratando de detenerlo. “Mira, sé que no hice lo que debía, pero tenía una buena razón” el pelinegro levantó las cejas. “Me estoy divorciando, esa mujer y yo ya no teníamos nada”

“Genial” ahora sí se sentía como un rompehogares. ¿Realmente había acabado con un matrimonio? “Justo lo que quería, destrozar un matrimonio…”

“Estaba destrozado antes de que tú llegaras, ¿Por qué crees que estaba en el bar de mi hermano bebiendo toda la noche?” le tendió un sobre amarillo lleno de papeles. “Por favor, antes de juzgarme míralas y dime lo que piensas de mi pronto ex esposa” el Uchiha lo miró confuso. “Sólo hazlo, verás que íbamos a divorciarnos de todos modos” continuó vacilante. “Vamos, échale un vistazo.”

“¿Qué voy a ver?” tomó el sobre y lo abrió. “Acaso ella te… oh” comenzó a pasar una por una las fotos, donde la pelirroja estaba en poses sexuales con múltiples hombres. “¡OH!” de repente se le ocurrió algo. “Dime que te has hecho las pruebas del SIDA, porque si me has pegado algo…”

“No hay necesidad de amenazar, me hice las pruebas muchas veces para estar seguro” se estremeció. “Yo también estaba aterrado por lo que podría haber contraído” finalmente llegaron a la cafetería y pidieron diferentes bebidas. Luego se sentaron en una mesa para conversar con más privacidad. “Está peleando por su mitad de las cosas, pero teníamos un acuerdo pre nupcial, así que… sólo me hace perder el tiempo.”

“Es una perra… una auténtica” Madara le dio un sorbo a su café. “Supongo que  puedo perdonarte. “En proceso de divorcio porque mi esposa es peor que una puta” es diferente y mejor que “estoy casado y aún así salgo contigo”. Te daré el beneficio de la duda.”

“Gracias” el moreno se cruzó de brazos. “Aparte, no fui el único que mintió” señaló con el pulgar al edificio. “¿No eras periodista independiente?”

“Lo fui… hace mucho tiempo” sonrió con sorna. “Pensé que te asustaría si supieras lo que era en realidad.”

“Pues no” le tendió una tarjeta de presentación. “Hashirama Senju para servirte”

 “¿En serio? ¿Ese Hashirama Senju?” tuvo que confirmarlo en internet antes de creerle. “Vaya, qué increíble coincidencia. Dos de los hombres más poderosos en la ciudad discutiendo la posibilidad de tener una relación amorosa.”

“Quizás” el otro le devolvió el gesto, acercándose bastante a su oído. “Me gustas mucho”

“A mí también… pero no quiero más mentiras” supuso que era momento de sincerarse. “¿Tengo que saber algo más sobre ti, amigo mío?”

“Sólo que mi familia no va a estar muy contenta con esto, por más dinero que tuvieras” dijo pensativo. “Mis padres no van a ponértela fácil” movió un poco la cabeza. “Ya conoces a Itama, el dueño del bar… mi hermanito. Él es guay y liberal… pero el resto no. Nada más espera a que te los presente, verás cómo de insoportables pueden ser.”

“Hey, vayamos lento, ¿sí?” Madara levantó una ceja.

“Como quieras” Hashirama tomó un poco del café. “¿Tienes algún secreto que yo deba saber antes de que nos pongamos serios?” el otro se quedó en silencio. “Vamos, dijimos que seríamos sinceros. Dime”

“Es que es algo que sólo se menciona en la tercera cita y tras la tercera copa de vino” apretó las manos. “Ya qué… tengo tres hijos.”

“¡¿Eres casado?!”

“¡No! ¡Cómo crees!”

“Lo siento, lo siento” el moreno suspiró, pensando que el menos el amor de su vida no estaba en el mismo problema que él. “¿Y bien? ¿Te divorciaste de la madre de los niños? ¿O acaso murió? ¿Cómo pasó?”

“No hay madre, son unos sobrinos que quedaron huérfanos siendo muy pequeños y yo tengo la custodia” pidió una galletita para acompañar su bebida. “Me he encargado de ellos desde que estaban en pañales porque… bueno, mi familia no es nada recomendable. He peleado  bastante para llegar a donde estoy”

“He escuchado tu historia, es prácticamente un ejemplo de superación”

“¿Eso crees?” su teléfono sonó en ese momento. Lo contestó y escuchó los lamentos desesperados de su sobrino mezclado con los reclamos de su hijo de que volviera al juego y la voz de su asistente (¡Yugao, no Yuri!) de que regresara para poner una serie de papeles que recién llegaron en orden. “Pero qué latosos. Lo siento, tengo que irme”

“Lo entiendo, estás ocupado” ambos se levantaron, avanzando hacia la salida Hashirama lo cogió del brazo antes de que se fuera. “¿Quieres… salir conmigo?”

“Por el momento no”

“Por el…”

“Pero cuando tengas en la mano los papeles de divorcio ya firmados, llámame” cogió una servilleta y garabateó unos números. “Este es mi teléfono personal, espero escuchar de ti muy pronto” se puso el sobre bajo el brazo. “Oh, y me quedaré con esto.”

“Con… espera, ¿Qué planeas hacer con eso?”

“Publicarlo, ¿Qué más? Un Senju en un escandaloso divorcio venderá mucho” le sonrió ladinamente. “Lo siento, cariño, pero vivo de eso y te mereces una pequeña venganza por todo. Hasta luego”

“Hasta…” Hashirama lo observó irse con la mano en alto, preguntándose en qué demonios se había metido.

Notas finales:

¿Qué les pareció? ¿Qué clase de noticia saldrá en todas las revistas de chismes al día siguiente? Lean y descubran... y dejen reviews!!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).