Capítulo 10
10- Pasado II: Cadena de errores y miedos.
¨Todos en algún momento hemos cometido, errores que nos han destruido el corazón…¨
Apenas amaneció el segundo día, un joven peli azulado llegaba a la habitación del segundo consejero de su majestad, el faraón y hermano menor del mismo, entro sin tocar a escondidas, tal y como lo pidió el mismo consejero, no necesitaba más reproches por andar fuera de sus deberes de forma tan impertinente y con ello tan temprano por la mañana. Apenas entro el joven tricolor señalo a sus ayudantes se retiran del lugar, antes de dejar al menor hablar y continuar mirando por la ventana, en la cual se podía apreciar un hermoso sol naciente, los rayos anaranjados abriéndose paso en el azul obscuro, alumbrando las bellas tierras egipcias y dando nueva vida a la corriente del Rio Nilo y mas calor a las cosechas.
-Yugi, no deberías hacer esto es peligroso y si te secuestran… y luego amenazan a tus hermanos o te hacen algo grave. Yo no podría perdonármelo…- Aseguro el chico con una mirada llena de angustia sin embargo el joven príncipe solo le sonrió intentando calmarlo y luego se acercó.
-Yo también tengo miedo Randell, sin embargo la vida de mis hermanos podría estar en peligro. Solo piénsalo un poco sí Yami toma aquella oferta; para salvar Egipto podrían haber muchos problemas. No sabemos qué es capaz de hacer ese hombre y si lo que ese soldado dijo es verdad… Mi hermano tendría la vida más frívola en toda la tierra, sería como una linda edificación en una ciudad en ruinas y por otro lado esta Atemu no nos ha dicho nada y piensa que no se nada, pero se equivoca. Se de los continuos ataques del sur, hemos perdido ya bastante territorio; si esto empeora podría perder a mis dos hermanos… además ambos sabemos cómo es ese tonto, saltara apenas las cosas empeoren y él lo sepa. Prefiero conocer más el terreno en que estaremos si Yami acepta.- hablo con calma y cierta serenidad de la cual no se hubiera creído posible juntar en esos momentos, pero si el faraón estaba desesperado, el primer consejero estaba en plena pena por un futuro incierto.
Todo recaía en él, por ahora confiaría a sus hermanos en Kafele y Kujaku respectivamente, entonces miro al chico frente a él, estaba apretando las manos como si el oji morado le había confiado fuerza y algo más una pequeña luz de esperanza sus tierras no podrían caer, esos tres jóvenes los cuidarían eso era seguro, ahora que explicaba más el menor. Entendía las preocupaciones de los hermanos ellos no estaban planeando como sobrevivir sino como ganar y ayudar a su ciudad a seguir creciendo.
-Príncipe según los guardias que les han vigilado, están en una posada cercana al Nilo… y Su majestad recuerde que no es un soldado, sino un general.- le dijo un poco apenado por corregirle sin embargo solo miro una cara seria en el menor antes de ver como este señalaba a la ciudad y le contestaba
-Me da igual, podría ser el mismísimo Horus y solo seria para mí un soldado de baja estirpe, ese hombre se atrevió a faltarle el respeto: a mi faraón, a mi familia y a mi pueblo. Con solo su indeseable presencia…- menciono sin dejar de señalar y luego vio una leve risa en su amigo, porque si algo tenía la familia real era eso; ellos no tenían sirvientes solo amigos los cuales eran como una gran familia y se respetaban entre ellos mismos, a excepción del faraón todos eran vistos por igual a pesar del pedido del mismísimo faraón a ser tratado por igual pero nadie podían hacer aquello era ofender a los dioses, su hijo no podía ser tratado como cualquier humano normal…
No paso un gran rato mientras todos estuvieron listos para lo que harían; uno iría directamente a terminar sus labores como ayudante del templo de Ra y el otro tomo una capa cubriéndose lo mejor que pudo y salió de golpe hacia la ciudad sin llamar la atención o por lo menos en lo posible.
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Por su parte tal como pidió Yugi la información le seria atrasada en todo lo posible a Yami, nadie quería que este hiciera alguna locura, por otro lado había estado también siendo vigilado por todos salió al jardín de forma rápida con un manuscrito entre manos para leer, un rato en lo que sus órdenes eran obedecidas sin saber que podría pasar.
No tardo mucho tiempo cuando cierta rubia estuvo frente a él con los brazos cruzados…
-¿Qué haces aquí?- Le pregunto con los ojos en rendijas como si ya supiera lo que intentaba.
-Yo solo… quería leer un rato y el jardín era mi mejor opción.- le respondió mirando al lado contrario con cierta seriedad pero sabía que la mujer no se creería aquello.
-Ohh, la verdad pensé querías saber en dónde se hospeda aquel hombre, pero no es así… inclusive ya lo has debido escuchar por los demás empleados- Menciono fingiendo inocencia antes de hacer un ademan para irse pero fue detenida por el tricolor.
-Dime- pidió el oji amatista levantándose de golpe…
-¡Lo sabía!- Alego la mujer con un leve tono de victoria que provoco el más joven volteara los ojos…-Ahora, te lo diré pero ¡¡por Ra!! Yami tienes, que prometer amenos lleguemos a una situación crítica no hagas una locura- le pidió con un tono suplicante, bien sabía que todos se enojarían con ella por hacer aquello pero que más podía hacer, no le gustaba ver a el tricolor tan… miserable casi como si esperase ver a Anubis en cualquier momento.
-Lo juro por la misma Isis- menciono provocando una sonrisa en la mujer, ya que para ella que provenía de los templos más cercanos del Nilo los cuales adoraban a Isis, la madre de todo lo que poseían, saber aquello era muy importante.
-La posada, junto al Nilo- menciono y antes de que dijera algo el tricolor se retiró a su habitación no faltaría a su palabra.
Pero al menos tenía la oportunidad de actuar ante cualquier acontecimiento inesperado y eso le tranquilizaba por completo.
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En aquellos instantes un joven oji morado estaba frente a una puerta de madera, por la cual no tardo en pasar y al entrar miro en aquella sala a el encargado, pidiendo la habitación de aquel hombre se dirigió y apenas estuvo frente a la puerta toco levemente, siendo recibido por un rubio con una sonrisa arrogante el cual le mostro una copa de vino como si brindase con el cosa que le molesto, no había porque celebrar pero decidió no mostrarlo.
-Así, que tu hermano te mando a aceptar- aseguro siendo solo contradicho por la risa de burla del más bajo, lo cual le hizo voltear de forma rápida, odiaba comportarse como cualquier elitista, pero con ese molesto tipo lo haría.
-no, me temo que vine por pie propio… Tienes mucho que aclararme soldado- le dijo lo más serio que pudo imitando lo mejor que podía a sus hermanos cuando recibían a algún rico o a alguien importante.
-¡No soy un soldado solamente!, soy una persona de importancia en el Imperio del Norte…- hablo de forma rápida soltando aquella copa y regando el líquido por el piso,-Pero no puedo esperar que un niñito lo entienda- agrego lo último con una sonrisa mirando directo a los ojos a el menor el cual había hecho sin darse cuenta un leve puchero ¨Es lindo… No que rayos digo el vino me afecta muy rápido, maldición¨ pensó de forma rápida con una sonrisa de lado.
-No soy un niñito, soy el hermano menor del Faraón, lo entiendes señor ¨yo soy mejor. Solo estoy aquí para dejar dudas y un montón de problemas sobre los que ya hay¨…- le dijo apretando los puños pero ninguno bajo la vista, lo cual le saco una sonrisa al rubio ¨Parece que el carácter es de familia¨ pensó divertido, antes de tomar la botella de una mesa y empinársela de golpe, por más que le afectara bien valía la pena, solo era el segundo día…
-¿Y porque el niñito abandono la seguridad del palacio?- menciono burlón tras dejar el recipiente de barro y limpiar los residuos con el torso de la mano como una medida para molestar al más bajo el cual solo miro con cierta repulsión, su falta de modales ¨Y dice que no es un soldado cualquiera¨ pensó con ironía dirigiéndose a una silla ignorando por completo aquello no le daría el gusto de que viera lo mucho que le molestaba.
-¿Qué es Mu?, ¿Por qué se extinguió?- soltó de golpe logrando, que el mas alto se confundiera.
-Ese tema no es de tu incumbencia- Respondió alzándose de golpe, acercándose a Yugi de forma intimidante.
-Quieres que básicamente te entreguemos a mi hermano, como si fuera una mercancía barata y ¿No es de mi incumbencia?- Hablo molesto siseando la última palabra ante la molestia e incomodidad que le provoco aquella afirmación, demostrando aquel carácter que pocas veces mostraba.
El rubio lo miro inconforme, buscando una forma de refutar aquello, pero nada se le ocurría.
-¿Qué gano al contarte todo?- ahora si no podía decirle nada el menor, no podía pagar aquel precio o bueno eso pensaba.
-En ese caso cada que haga una podrás, hacerme una- Simplifico, si no lograba aquello se daría de topes. Jounoichi sonrió de lado no era una mala opción y podría intentar saber si conocían algo relacionado a aquella anticuada leyenda y tal vez acortar el tiempo y Arzack lo premiaría por esa información, así que termino asintiendo.
-Mu fue un continente, el cual se hundió hace dos generaciones, estaba frente a las tierras del Norte y junto a estas eran nuestro territorio, era un niño cuando eso paso- Comento con una leve sonrisa no había dio nada que no estuviera en los libros que alcanzaron a resguardar y solo le quedaba preguntar. -¿Conocen alguna leyenda sobre los gemelos?- Si esa era la forma más fácil de comentarlo, sin decir nada propio, era una lástima que el menor fuera más perceptivo que el propio Jounoichi.
-Sí, hay un par ¿Qué hundió el continente de Mu?- Decir que el rostro del oji miel era un poema era una completa mentira, era una epopeya sin dudas, mientras el menor le veía con una sonrisa de suficiencia.
-Lo hundió, la corrompida sociedad que lo habitaba, junto a ello se dio una profecía, pero lo consideraron una vieja leyenda - Fue todo lo que dijo con calma intentando no golpear al menor – ¿Cuáles son sus leyendas? -
-Hay dos muy relevantes, una es relacionada a los hermanos Seth y Osiris. La otra al sol y la luna – Termino recargándose en su mano y le miro con burla, el mayor debía aprender a formular preguntas. -¿Qué dice aquella profecía?-
El rubio casi se golpeó con aquello término hablando de más y el menor seguí burlando sus preguntas.
-Hay una forma de salvaguardar el mundo o llevarlo a las tinieblas, depende de la luz que preside a la obscuridad: Ambos iguales por fuera pero tan distinto su interior, así como el sol es cálido y reconfortante, la luna es tan fría como hermosa. El corazón tiene muchos secretos y la vida aún más- Soltó con molestia estaba seguro, que sería la última pregunta con aquello era fácil descifrar lo demás y él lo sabía. -¿Qué dice la leyenda del sol y la luna?- finalizo intentando que todo estuviera bien.
-Se refiere a dos hermanos uno tan cálido como el sol otro tan hermoso como la luna, pero uno no vive sin el otro, cuando el sol caiga la luna gobernara- Hablo con calma, esa no era la leyenda como tal pero eso no necesitaba saberlo; el rubio ni eso ni el hecho de que tal cosa, no existía en todas sus tierras y debió aguardar la risa que pugnaba por salir. –Eso era todo lo que necesitaba si me disculpas me retiro- Y no era para más salió tras la comida y estaba seguro ya pasaba de la cena.
-Si claro- intento mantenerse tranquilo, pero estaba tan seguro que la mano derecha del Emperador lo mataría apenas se enterara, solo esperaba no sufrir mucho o que alguien se apiadara de él. O bueno lo que no supiera su superior no le haría daño, prefería mil veces a un Arzack así que uno enojado. Observo como se iba el pequeño, era algo digno de ver ya que aquella capa literalmente lo cubría más de lo de lo debido.
CONTINUACION…