Capitulo 4
Cambios...
¡¡Si te conviertes en un rehén, solo serás una carga!!
Atemu había estado ciertamente inquieto después de lo ocurrido una semana atrás, ese día habían asistido al instituto casi todos ya que el faraón decidió quedarse en casa con el pretexto de sentirse mal y que en la salida iría con sus amigos a algún lado como compensación por su comportamiento tan extraño. Ya que su actitud hacia el tema del desmayo había sido eludirlo y incluso había comprado una pulsera de piel gruesa para ocultar su muñeca, en la cual aquel escrito que no entendía residía. Por otro lado el ex gobernante había comenzado a tranquilizarse y con ello a intentar reintegrarse con sus amigos los cuales a pesar de estar encantados por esta nueva actitud en su amigo les extrañaba bastante aunque nadie dijera nada.
Si bien el mayor de los tricolores casi nunca salía de su habitación más que por necesidad y eso había estado asustando a Yuugi y sus amigos ahora salía casi a diario, como si el lugar por si solo lo asfixiara y eso asustaba un poco a algunos de sus compañeros después de todo tenían suficiente con lo que le pasó la última vez y a veces solo esperaban que no los contactaran de algún hospital por culpa del oji amatista.
Ese día había elegido salir en la tarde hacia el parque con una pequeña mochila en la espalda, aún se sentía cansado al parecer la falta de sueño seguiría en aumento y lo que podía dormir no era justamente un sueño reparador, suspiro y descanso un tiempo en una pequeña banca en el centro del lugar habían varios niños jugando y algunas parejas también no pudo evitar voltear los ojos. Es que las parejas eran tan predecibles y sin darse cuenta acabo recordando a aquel que fue su mejor amigo en otros tiempos miro el cielo y sonrió un poco "Mahad" fue el nombre que acudió a su mente recordando algunas de las aventuras que tuvo con Mana y por las cuales terminaban siendo regañados o a veces provocando un castigo para la aprendiz.
Cuando salió de sus ensoñaciones se dio cuenta que el sol ya mostraba signos de querer descender, para ese momento no supo que pensar ni que decir seguro Yuugi y los demás ya estaban en la casa-tienda, pero tendrían que esperarlo un poco más después se disculparía, talvez podría comprar una pizza para todos o un pastel y con ello excusarse.
Corrió para llegar más pronto a su destino principal desde que había salido de la casa de su Aibou. Hasta llegar a las oficinas de Kaiba Corp. Entonces subió hasta la última planta donde se suponía estaba la oficina del CEO, siendo atendido por una más que ocupada Secretaría. Quien amablemente le pidió esperar un poco en lo que terminaba el castaño con una junta, al parecer alguien quería hacer algún tipo de alianza empresarial, pasó un tiempo y decidió que sería mejor dejar lo que llevaba y después disculparse. Sin embargo...
-Etto... disculpe yo...- no pudo decir más pues fue detenido por el sonido de una puerta y un hombre con pisadas pesadas hablando consigo mismo, el cual se le quedó mirando un rato antes de retirarse.
-Cancela todos los compromisos que aún quedan, me retirare- mencionó el dueño de la empresa aún sin ver al faraón
-Si señor- habló la empleada, entonces le dirigió una mirada a Yami y luego procedió -lo estaban esperando- mencionó señalando al tricolor el cual sólo volteó, mientras el oji azul lo miraba de forma fría...
-¿Que haces aquí?- preguntó al oji amatista con los brazos cruzados, entonces fue que noto que el castaño llevaba una larga gabardina negra, lo cual le sorprendió un poco especialmente el contraste que aparentaba el CEO, normalmente su apariencia era altanera e intimidante pero en esos momentos le pareció mas formal y sumamente fría. En ese momento captó como el más alto le señaló la oficina para que ingresarán.
No tardaron en ingresar y ver al más alto dirigirse a su escritorio con un computador portátil. El cual guardo en un portafolio.
-Bien yo...- en verdad no sabía como decirlo y hasta cierto punto le daba algo de vergüenza admitir que se perdió tanto en su cabeza que se había llevado la prenda de su rival así que mejor tomó la mochila que llevaba la abrió y sacó esta perfectamente doblada colocándola sobre el escritorio. -veraz...- era oficial no sabía que decir y más aún tal vez la Secretaría podría oírlo así que sólo suspiro y habló -gracias- fue todo lo que dijo antes de salir de ahí lo más rápido que pudiera sin parecer apresurado, solo que no se quedaría a aguantar el sarcasmo del empresario.
Tras salir de ahí el ex gobernante camino hacia la casa de los Motto no sin antes pasar por dos pizzas grandes y avisar a el pequeño el cual le confirmo que todos estaban en su casa, sin querer sonrió el haber recordado a sus antiguos amigos y salir un rato le había ayudado un poco más a relajar sus pensamientos. Incluso al rato podría leer aquel cuaderno donde desde en Inicio había escrito varias cosas de sus pesadillas y ver si comprendía algo.
-Vaya, ¿miren quien llego...?- mencionó Tristán con cierta burla al verlo fuera de su habitación -ya era hora amigo- afirmó al final ayudándole con las cajas mientras todos veían al mayor de los tricolores un poco confundidos al verle riendo. Ya que por más que había salido e incluso se había acercado de nuevo a todos, habían creído que se le olvidó como reír.
-siento haber desparecido así todo el día, sólo necesitaba tiempo conmigo mismo… y también lamento lo que pasó antes, no debí preocuparlos asi.- afirmó con un asentimiento antes de sentarse en uno de los sofás a comer con los demás.
-Si tu lo dices,- menciono Joey comiendo a su lado. Aunque no entendía lo que pasaba con el antiguo monarca decidió atribuirlo a que su amigo se sentía extraño, al estar separado de Yuugi y en donde casi no entendía nada, debía ser normal.
-Yami, Marik habló hoy...- menciono el oji morado con un trozo de pizza en mano. -Parece ser que quieren tu ayuda en una nueva excavación- finalizó mirando la comida en sus manos, no sabía si creer en la mejoría en la actitud del otro, primero perdido en su mente, luego alejándose de todos ellos por un buen tiempo sin olvidar su terrible actitud. Y ahora sale que mágicamente tras un desmayo todo sería o intentaba ser como antes...
*****
No había pasado más de media hora desde que llegó a su casa buscando a Atemu sin embargo no lo encontró y al escuchar el teléfono no pudo evitar pensar en que era el faraón o su peor temor se había cumplido, sin embargo al oír otra voz suspiro aliviado, nunca había estado tan feliz de haberse equivocado...
-¿Hola, Yuugi?- fue lo primero que se escuchó en el aparato
-oh Marik ¿como han estado?- fue lo primero que dijo el chico a su amigo al recordar que Malik y sin olvidar a Bakura estaban con ellos en Egipto haciendo expediciones y encontrando nuevos descubrimientos con valor arqueológico.
-muy bien, hablaba para saber del faraón- menciono soltando una carcajada antes de continuar -la verdad es que quisiéramos saber, si el puede venir a ver una tumba que encontramos y también iniciamos con anterioridad una nueva excavación sin embargo en aquella cripta hemos encontrado algunas cosas extrañas... tal vez el pueda ayudarnos un poco ya que ni Bakura entiende lo que pasó ahí, puesto que no podemos entrar a la edificación- termino de explicar a el menor.
-estoy seguro que le encantaría... y dime ¿Saben a quienes pertenecieron las tumbas? O ¿Tienes alguna pista de la tumba sellada?- habló un poco emocionado el menor, eso seguramente levantaría el ánimo del faraón si a él solo le entró la curiosidad con lo dicho de la segunda, como la habrán construido como para que ni un ladrón de tumbas entrase en ella.
-Bueno solo sabemos a quien perteneció una, la otra aun es un misterio sin embargo aun no entramos a la primera solo hemos visto las ante salas funerarias, los esperaremos para llegar a la sala central donde revise el cuerpo. Porque tu también vendrás ¿Cierto?- agregó con un tono divertido el egipcio
-claro que iré pero deberás darme una pista, prometo guardar el secreto a Yami- continuó sin perderla emoción y pensar que creyó ya nada divertido pasaría en mucho tiempo.
-Bueno si es así, la tumba es la de Seth o eso dijo Ishizu, ya que en la entrada hay un dragón oji azul o eso parece-- agregó y Yuugi no pudo evitar el alegrarse un poco así Atemu se conectaría un poco más a la realidad -Temo que debo despedirme Yuugi, los veremos el fin de semana- menciono Marik antes de que la llamará se cortará, al parecer haberle hablado por la emoción de verse de nuevo por teléfono celular no había sido la mejor de sus ideas y ahora no tenía ya saldó.
Y eso hizo reír un poco a Yuugi al recordar que no era la primera vez que le pasaba.
*****
Sin embargo cuando miro el rostro del otro no supo si podría guardar el secreto...
-¿Que descubrieron?- menciono el mayor con una radiante sonrisa al parecer aun después de tanto tiempo su propia cultura le encantaba.
-Encontraron unas tumbas, y quieren tu ayuda con la segunda el fin de semana, vamos a Egipto- finalizó un poco nervioso por la cercanía del mayor mientras sus amigos reían un poco aceptando la invitación. – la primera solo quieren que la visites – finalizó con una sonrisa.
-Y ¿Adónde fuiste viejo?- habló el oji miel del grupo con una sonrisa en dirección al ex soberano. Alejando la atención un poco del oji morado.
-Bueno es que fui a entregar algo- explicó no muy convencido provocando una risa grupal
-seguro que llevaste lo que te trajiste de casa de Kaiba- menciono el más pequeño entre carcajadas y que el más alto lo viera serio ya que no había querido que sus demás amigos se enterarán.
-así que si fuiste a entregar la ropa de Kaiba- agregó sonriendo el pequeño mientras los demás paraban de reír y es que recordaban claramente como su amigo solo les había avisado que se iban y pedido a Mokuba les dejara llamar a un taxi sin embargo el menor de los Kaiba les había enviado de vuelta en una limusina, lugar donde el antiguo faraón se quedó profundamente dormido.
Sin embargo algo se les olvidaba a todos los presentes y eso era que la muerte y la tragedia, siempre muestran la mejor cara de la moneda antes de ocurrir, para borrar aquellas sonrisas y transformarlas en llantos y desesperación…
Y esta ocasión no sería distinta.
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-¿Están seguros? ¿Era él?- mencionaba un hombre con una sonrisa en los labios, mientras revisaba algunos documentos en una amplia oficina...
-Si señor- aseguró una voz al otro lado de la línea, -también nuestras fuentes nos informan que en una semana todo estará listo- finalizó el hombre antes de colgar sin esperar nada.
Mientras tanto el sujeto miraba una de las fotografías de una antiguo escrito, tenía ya todo planeado por ello había dado el proyecto a los Ishtar los cuales por fin habían abierto ambas tumbas o eso suponía. Comenzó a revisar algunos de los informes mandados por la misma Ishizu Ishtar aún faltaban algunas cosas de las que verdaderamente le importaban pero muy pronto el jueves yo a sus colegas recibirían la bendición de su señor, estaba más que seguro que tendrían una enorme recompensa...
Nuevas cosas se revelarían dentro de poco tiempo y no sólo eso si no que reclamaría el honor que debió pertenecerle desde siempre, el haría que su señor regresará sólo un poco más y sin notarlo paso sus dedos de forma delicada sobre la fotografía que yacía en sus manos, donde se mostraba la imagen de tres personas de la antigüedad, era un grabado antiguo el cual residía en las afueras de una construcción enterrada por el tiempo, el grabado no estaba tan descuidado a pesar del tiempo, lo único malo era que ni un ladrón de tumbas pudo entrar en esta. Parecía ser más segura de lo que creyó si bien pudieron salir ahora no podía entrar con su señor…
//Estúpido Sacerdote, si hace cinco milenios no nos hubiera detenido, si no hubieras interferido…// pensó con cierta altanería cerrando los puños aún recordaba claramente lo que pasó cuando casi habían tenido éxito pero no ese inútil se había metido pero ahora no había nadie en medio…
-muy pronto- aseguró sin apartar su mirada obscura de la imagen, cuando esa puerta se abriera el y sus colegas serían los hombres más poderosos del mundo después de su amo claro…
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Continuará