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RECUERDOS DE UN EXTRAÑO AMOR... por Seal-Pride-By-Sekhmet

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Notas del capitulo:

Hola, se que paso mucho tiempo pero en verdad que he estado ocupada y casi no tengo tiempo...

luego la falta de inspiracion fue un gran problema ya que mis ideas no pasaban mas de dos hojas XD 

sin mas les dejo leer...

Capítulo 9

 

Pasado I: Una historia perdida en el tiempo.

 

El pudor tiene la desventaja, de que habitúa a mentir…

 

Era una espléndida noche la luna resplandecía en la inmensidad del firmamento, el color azul obscuro era iluminado por millones de estrellas y algunas nubes grises que parecían anunciar algo de lluvia próxima, en las jóvenes tierras egipcias las cuales seguían creciendo día a día.

 

Era una pacífica noche las extensas tierras eran arrulladas por los tenues sonidos del aire recorriendo las frías arenas desérticas o algunos animalillos buscando alimento, sin embargo se vio interrumpida por los cascos de un par de caballos ambos animales pura sangre de magnífica estirpe o eso demostraban sus jinetes los cuales portaban un noble escudo entre las monturas de los equinos o así lo veían ellos, en aquel escudo se observaba un escorpión rodeado por dos serpientes sobre una especie de flor muy parecida a los lotos azules nacientes en las aguas del Nilo.

 

Dos figuras descendieron frente a una enorme edificación la cual parecía estaba aún en construcción ya que en esta se llevaban a cabo aún algunas salas menores, ambos jinetes entraron al recinto siendo recibidos por dos hombres uno bajo de cabellos tricolores y unos increíbles ojos morados, con una corona en la frente, dos brazaletes en cada brazo y las típicas ropas que consistían en una larga capa de color burdeos y una túnica blanca... alado de él se encontraba un hombre alto, castaño de ojos chocolates con ropas blancas,

 

-¿Que hacen aquí? - agregó el más alto interponiéndose entre su gobernante y aquellos hombres encubiertos prediciendo algún comportamiento hostil...

 

-sólo somos mensajeros- agregó uno de los hombres, con una sonrisa en el rostro a pesar de solo poder observar la mitad de su rostro con aquella túnica obscura cubriéndolo.

 

-¿Quién les manda?, ¿Que buscan en mis tierras?- agregó el tricolor mientras les miraba de forma desafiante, mostrando completamente su rango al delatar en su mirada, cierta prepotencia

 

-Somos del Reino del Norte, venimos a solicitar una audiencia con el faraón... – menciono sin borrar su sonrisa antes de volver a hablar. - Traemos una proposición para su completo beneficio – continuo aquel hombre con las manos haciendo un ademán, como si fuese lo más relevante en el mundo… mientras el otro ponía sus manos en su cintura. 

 

-Muy bien, Kafele manda a llamar a todos los guardias que vigilen a estos hombres y nos veremos en la cámara principal- ordeno antes de ver como el castaño asentía y volteaba hacia las habitaciones contiguas mientras el joven mandaba por sus hermanos y también consejeros dirigiéndose a la sala del trono con calma, no sin antes ver de reojo a aquellos invitados inesperados y poco apreciados siendo rodeados por varios guardias.

 

No había pasado ni media hora cuando los cuatro consejeros se encontraban reunidos junto a la familia real el joven gobernante, actualmente se encontraba en su trono con un joven de piel bronceada grandes ojos de un morado brillosos, baja estatura la cual provocaba no pareciera tener más de diez años él niño y un cabello tricolor se encontraba a su derecha, mientras a su izquierda estaba un joven un poco más bajo que el faraón de cabellos tricolores sin embargo su piel era de un color claro nada propio de un egipcio, unos ojos del color de la amatista más fina aumentando los finos rasgos y la escultural figura que relucía, a pesar de que está era cubierta por más ropas de las necesarias aparentando un volumen levemente mayor.

 

A sus lados se encontraban otras cuatro personas acomodadas por pares a cada lado de los hermanos todas con finas ropas haciendo visible su rango, del lado izquierdo estaba el mismo hombre que anteriormente habían visto y a su lado estaba una mujer de rubios cabellos hasta la cintura, ojos del color de las uvas y una piel del color del bronce vestía con una túnica larga aunque a cada paso la extensión de tela que tapaba su zona inferior mostraba una abertura la cual revelaba sus largas piernas...

 

Del lado derecho se encontraban dos hombres uno cubriendo con un extraño turbante su cabeza de piel oscura y unos ojos negros ciertamente penetrantes, a su lado estaba un hombre alto de cabello rubio corto y ojos grises compartiendo el color de piel de la mayoría de los egipcios. Frente a ellos ingresaron seis guardias escoltado a los invitados no deseados mientras el primero se quitaba la capa revelando una piel acanelada con unos ojos del color de la miel y un cabello rubio brillante, el cual mostraba una sonrisa de medio lado en el rostro...

 

Pero el otro hombre permaneció oculto provocando la molestia en los presentes que lo vieron como un insulto directo a su gobernante, el rubio se inclinó levemente y luego hablo poseía una voz fuerte pero al mismo tiempo amable o eso le pareció a cierto oji morado.

Repaso a todos con la vista rápidamente antes de posar sus ojos en el de ojos amatista y sonreír.

 

-Buenas noches faraón, mi Rey me ha mandado con el pueblo del naciente Egipto en tan difícil situación... como le comente anteriormente provengo del norte, y he venido para traerle un mensaje de suma importancia en estos tiempos en que su joven ciudad está por entrar a una guerra que obviamente no pueden ganar. Así que su Majestad me ha enviado a ofrecerles una alianza- habló con calma y con algunos ademanes.

 

-¿Quién eres? Y ¿Que ganan ustedes? Mi gente y yo no pensamos rebajarnos a ser solo mas tierra para la ganancia de otros, preferimos perecer antes de ello- mencionó con desconfianza intentando no mostrar emociones, tenía tiempo que había notado junto a sus allegados una invasión por el sur, sin embargo muchos rumores del norte también se habían extendido, como que el rey sólo se interesaba de gobernar, adquirir nuevas tierras tiranizando a su pueblo y aún peor que era considerado actualmente un imperio y no cualquiera sino, el imperio dominante de esas tierras nadie estaría tan loco como para declarar la guerra a cualquier lugar si estaba aliado con aquellos, sin embargo habían rumores aún más inquietantes relacionados a poderes y cosas inexplicables que ocurrían en aquellas tierras...

 

Si firmaba una alianza podría mantener a Egipto independiente pero si no, sería peor que estar bajo el dominio del sur... volteó a ver a sus hermanos el gobernante esperando las respuestas del mensajero.

 

-Soy el segundo general del Reino único descendiente de la actualmente extinta Mu, mi nombre es Jounoichi, actualmente Mi rey había elegido tomar sus tierras a la fuerza sin embargo, tras ver lo que han creado en este lugar, cambio su decisión- dijo cerrando el puño mientras veía el suelo de piedra sabía que ya los consejeros habían entendido a que se refería y no pudo evitar que una sonrisa apareciera en su rostro después de todo tras aquellas palabras ¨políticas¨ había una clara amenaza, solo le quedaba la duda de si era directa de aquel rey o el soldado frente a él estaba intentando presionar con el poder militar que poseía en esos momentos.

 

-¿Mu?...- fue todo lo que pudo preguntar en un susurro el más joven de los hermanos antes de ser interrumpido por la única mujer presente que reclamaba tal ofensa en presencia del hijo de los dioses.

 

-Esto simplemente es un ultraje, todos sabemos que un matrimonio es la mejor de las alianzas que existe ya que no puede ser rota y la descendencia firma este tratado pero no podemos entregar a nuestro gobernante simplemente, además en este caso ambos son hombres no... - habló la rubia cruzándose de brazos demostrando enojo, mientras cierto oji café hacia lo mismo mostrando que entendía el juicio de la mujer y estaba a favor.

 

- Pero mi Rey no pide en matrimonio a su majestad- habló mirando a el gobernante antes de pararse y señalar a su lado, sin prestar atención a la mirada rabiosa que le dirigía la mujer por haber sido interrumpida de forma tan poco sutil - Mi rey ha escuchado los rumores de la joya de Egipto o como muchos lo llaman la belleza del Nilo... así que pide en matrimonio al segundo hijo, ahora los dos son hombres no habría ningún problema si su majestad toma una segunda esposa- finalizó mirando con burla el rostro desencajado de los presentes era obvio que no se esperarán tal petición, aunque ahora que lo pensaba era una vieja predicción en la que basaban su decisión a pesar de todo la belleza del espécimen por si sola valdría para su rey lo que ofrecía y si las cosas no salían bien sólo debía tomar una segunda esposa, como ya había dicho eso sería lo de menos...

 

Sin embargo sabía que su rey estaría feliz ya que en verdad el tipo frente a él era hermoso esperaba sus suposiciones fuesen falsas después de todo aún quedaban tierras donde podrían fácilmente encontrar a aquella persona que esperaban desde hace mucho, podrían hacer aún más grande su reinado mientras tanto si tener todo el continente sonaba bien. No solo un pobre Imperio si no de nuevo el máximo poder de costa a costa.

 

-No comprendo porque debería aceptar el matrimonio que nos ofreces- habló el soberano con una mirada gélida mientras volteaba a ver a su gemelo el cual solo bajo la mirada, solo sería una imagen en ese caso y perdería todas sus libertades.

 

-Mi faraón, usted debe comprender como funciona esto, si el problema es el tomar más de una esposa podría negociar esa parte y solo se engendraría al heredero por otros métodos- menciono mirando a ambos gemelos, sin lugar a dudas había arruinado todo con lo anterior y no pudo evitar morderse la lengua levemente era obvio que sus palabras habían conseguido esfumar los beneficios, malditos pros y contras.

 

-A callar- menciono el tipo alto a la derecha mirándolo con enojo sin embargo antes de dar alguna arden el faraón lo detuvo con un ademan.

 

-Debo admitirle que esperaba una mejor oferta, sin embargo la rechazare no pretendo utilizar u obligar a mi mano derecha a hacer algo que él no dese, ahora si nos disculpa tenemos mejores cosas que hacer- menciono el gobernante dirigiendo una mirada significativa a sus hermanos los cuales entendieron y comenzaron a dirigirse a la salidas o eso pensaron.

 

-Bien, pero su majestad temo que debo pedir reconsidere su decisión, ya que si se niega tomaremos medidas poco diplomáticas lo que el rey quiere lo consigue.- menciono con una sonrisa burlona dando media vuelta –le daré tres días príncipe, si entonces no ha elegido mis tropas atacaran por el Norte y notando su actual situación puede que esta naciente civilización se destruya por completo antes de mostrar lo mejor de sí…- menciono haciendo un ademan referente a los tres días mientras salía por la puerta siendo seguido por su acompañante el cual solo emitió una carcajada burlona al salir del lugar para dirigirse a aquella posada donde se hospedarían algunos días.

 

-¿Estás seguro de lo que haces?- menciono al montar en el caballo que venía mientras el frio viento de la noche provocaba cayera aquella tela que le cubría dejando ver unos inquietantes ojos rojos, y una armadura obscura.

 

-Siempre estoy seguro, ese príncipe pondrá por encima de el a todos, es demasiado blando para esto y una guerra le destrozaría.- menciono mirando a la ahora solitaria luna en el cielo –además aun si tenemos que destruir todo lo obtendremos ¿No?- le menciono con cierto sarcasmo, ese niño le recordaba a aquella juventud que tuvo que dejar hace mucho en el pasado y eso le molestaba ya que aún los recuerdos del pasado le seguían.

 

 

 

 

Mientras tanto en el interior del palacio, todos veían la puerta con coraje y cierta humillación aunque debían admitir que con los recientes ataques y saqueos del sur lo que había dicho el rubio era lo más seguro que pasaría, el oji amatista había salido de la habitación quedándose en el marco de piedra el cual le ocultaba perfectamente mientras adentro algunos debatían lo que harían y sin querer un sentimiento de vacío lleno al joven príncipe, no quería que aquellas personas se enfrentaran a algo como una guerra ya que eso devastaría los espíritus de todos los que vivían en esas tierras.

 

-Mi señor, ¿qué haremos? – hablo con cierto temor la mujer, después de todo sería un increíble problema en el que se metían los recursos eran insuficientes y su armada no era tampoco de las mejores a pesar de muchas cosas apenas sustentaban los ataques del sur y ya habían perdido algo de territorio si les atacaban por el norte estarían perdidos.

 

-Nuestros dioses no nos dejaran caer…- menciono el faraón sin saber que más decir, pero no pudo evitar negarse después de saber que su hermano solo sería una pieza de decoración, siempre protegería a sus hermanos sin importar nada.

 

-¿Faraón, no se precipitó al negarse?- hablo el consejero rubio, no veía como salir del problema por mas lealtad que le tuviera a su señor.

 

-Tal vez, pero no podía entregar así a mi hermano, no a esa frívola vida- menciono con una leve sonrisa la cual hizo suspirar a sus consejeros, mientras el castaño regresaba la sonrisa su gobernante era muy inteligente sin dudas pero también era muy joven y deberían entender que amaba a su familia tanto como amaba al mismo Egipto –Sera decisión de Yami el casarse o no, yo no interferiré en su decisión.- finalizo antes de salir mientras los otros cuatro hacían una leve reverencia.

 

Aquel que escuchaba todo oculto en las sombras no pudo evitar sorprenderse y luego salió de ahí debía pensar, se dirigió a sus habitaciones entre tantas cosas tantos recuerdos que le demostraban como siempre necesito la protección de su hermano y entonces no pudo evitar comparar a su hermano y con ello a él. Su hermano era como el sol siempre cálido, fuerte y lleno de vida con aquellos ojos morados llenos de calor hacia toda su gente, sin embargo eso lo convertía en la luna, hermosa sin duda pero sola solo viendo brillar a las estrellas mientras ella roba y filtra la luz del sol para poder brillar aunque sea un poco una hermosa ilusión… pero nunca se comparara al sol, cerro los puños con fuerza mientras un pensamiento nacía en su cabeza

 

 

´´salvare Egipto y a mis hermanos aunque sea una sola vez. Ahora seré yo el que se sacrifique Atemu por nuestros sueños, por nuestra gente, por ti hermano y por un futuro para todos´´

 

 

Entonces unas nubes taparon la hermosa luna llena que logro apreciar por unos segundos en el jardín antes de ver como cientos de gotas de agua fría caían empapando la roca y todo a su alrededor sin apartar la oscuridad aun así no logro desmotivar al joven sin dudas haría que todo mejore, solo debían esperar y salvaría a todos…

 

Sus ojos brillaron en determinación mientras se dirigía a su habitación de nuevo mirando todo con cierta nostalgia al recordar a sus hermanos y sin más al entrar a su habitación pidió a Anzu, investigara donde se hospedaría aquel tipo.

 

 

 

 

Por otro lado el menor de los hermanos aún conservaba muchas dudas así que sin decir nada pidió a uno de los sirvientes encontrara a aquel hombre, no dudo en nada y luego se dirigió a su habitación no sin antes asegurarse no le contara nada a sus hermanos, era muy simple aún muchas palabras y cosas aquejaban su joven mente…

 

¨Extinta Mu¨

 

¿Qué era Mu? Y porque la menciono y no al Imperio del Norte, y aún más importante ¿Cómo se extinguió?…

 

¨Le doy tres días¨

 

No se quejaría después de todo era tiempo pero porque solo tres algo debía saber ese hombre y quien era aquel hombre que iba con el… todo le era confuso pero se enteraría y al revelar el misterio sabría a que se expondría su hermano, porque lo conocía y podía asegurar que su hermano aceptaría si su situación empeoraba sin dudar.

 

 

CONTINUARA…

Notas finales:

Eso fue todo esperare sus comentarios nun

 

tambien si alguien gusta publique los nombres y a quien se refieren pueden mandarme un comentario o incluso alguna sugerencia, sin mas que tengan una gran semana...

 se despide

Seal-Pride-By-Sekhmet


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