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Solamente tú y yo. por hiruma chan

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Notas del capitulo:

Estos hermosos personajes han sido creados por Eiichiro Oda-sama-senseiii!!!!

Descubrí que tener dos trabajos me deja sin tiempo y energía para escribir fic´s.  (´¬_¬)

¡¡¡AUN ASÍ NO PODÍA DEJAR PASAR EL CUMPLEAÑOS DE MARCO SIN MÁS!!!   (°`w´°)7

Capítulo 6: Voluntad.

 

 

 

*Algunos años antes*

 

En el residencial D. la vida era tranquila y por demás está decir que cualquier persona que gustara de pasar una vida apacible vendería su alma por solo una habitación en aquel apartado. Las viviendas con jardines llenos de flores abundaban, era la viva imagen del sueño de cualquier familia.

Usualmente la serenidad abundaba en todas las calles pero, ahora mismo en la casa perteneciente a la manzana número A-6293, las voces de tres jóvenes alteraban a todos los vecinos, asustándolos a causa de los gritos que se escucharon desde el interior de la casa en aquella tarde nublada.

 

-¡¡¡¿¿COMPROMETIDO??!!!... — Ese era el grito de los tres jóvenes hermanos que habitaban aquella morada de una familia de felinos.

-… ¡¿SE LLEVARÁN A ACE?!... — Luffy era el menor, un pequeño felino alfa de cabello lacio y tan negro como la misma noche, sus felinas orejas se erizaban con solo pensar que su hermano mayor se alejase de ellos o que incluso su prometido le prohibiese ver nuevamente a su familia; Eso había pasado con su amiga Nami luego de que ella se emparejara hace dos años con un alfa llamado Arlong y aunque la chica por fin poseía todo el dinero que siempre soñó, ni siquiera era capaz de llamar por teléfono a su familia y amigos a causa de todas las prohibiciones a las que era sometida por su posesivo esposo.

-Eso no es posible, abuelo, tú no harías eso… — Con vacilante voz se adelantó hacía su abuelo Sabo, alfa de gran paciencia aunque tranquila y una envidiable mente fría perfecta para el liderazgo empresarial, era algunos meses menor que Ace, poseía un cabello rizado y rubio al igual que sus orejas decoradas con blancos destellos. Su expresión era de completo asombro, nunca había siquiera imaginado a su huraño hermano en alguna relación y mucho menos en un compromiso ARREGLADO, eso simplemente era el inicio de un pésimo chiste para toda la familia y amigos; Él estaba comprometido con una felina de nombre Koala y ambos estudiaban para heredar el empresarial imperio de Monkey D. Dragon, padre biológico de Luffy, quien había negado todo interés en el trabajo de Dragon.

-… — El mayor era Ace, de cabellos azabaches ligeramente ondulados y un rostro cubierto de dulces pequitas. Sus felinas orejas entre sus cabellos se elevaban en señal de sorpresa y luchaba porque no bajasen denotando la impotencia que sentía en ese preciso momento, él era un omega, sin palabra u opinión que dar ese tipo de circunstancias aun siendo su propia vida sobre lo cual se decidía, sentía que el aire le faltaba e incluso la sala giraba a su alrededor, aun así hizo un esfuerzo por mantenerse firme —… “Comprometido… ¿Cómo…?”

 

Desde que Ace tenía memoria siempre había estado al cuidado de Dadan, una mujer de una familia ¨sin título¨, ella siempre daba miedo pero, igual seguía siendo tan amable que nunca negaba un favor a nadie, se podía decir que incluso se aprovechaban de ella en ese ámbito al dejarle a cuanto niño no se quisiese con vida.

Luego conoció a Sabo, quien fue adoptado y educado por Dragon y al final conocieron a Luffy que mostraba tanto egoísmo pensando solo en sus propios ideales además de ser un llorón exasperante en aquellos días.

En ese entonces se volvieron hermanos.

De estar solo, Ace paso a tener una gran familia que lo amaba tal como era y siendo hijo de quien era, siendo el mayor siempre cuidaba de sus hermanos, sobre todo de Luffy que era el gatito más ingenuo e inquieto que conocería en toda su vida, no pasaba un solo día en que no se metiera en problemas u obtuviera alguna herida por ser un completo despistado.

Sabo era mucho más tranquilo e incluso se diría que demasiado cordial para ser un alfa y aun así no dudaba en seguirlos a los estanques del parque donde terminaban empapados o siendo perseguidos por los gansos que cuidaban de sus polluelos, subir a los árboles y cortar tantos frutos como pudiesen para comerlos y llevar algunos a Dadan para que pudiese preparar mermeladas o conservas dulces que comían acompañadas de pan horneado por Makino, aunque ir al bar de esta fuese algo mal visto o al menos la presencia del mayor lo era y ahí había iniciado.

Correr camino a casa llenos de alegría siempre jugando juntos, causando desastre y desorden a su paso y siendo un peligro para quien no estuviese alerta al momento de cruzar su camino con el de aquellos felinos traviesos y sumamente curiosos acompañados de un desaliñado cachorro omega.

Aun con todos los murmullos a su alrededor, para Ace todo era perfecto sin embargo… un día en el colegio le dijeron que no podía seguir comportándose de ¨esa¨ manera.

 

-¨…Eres un omega.¨

 

Esa había sido la única razón que le habían dado pues no era digno de mayor explicación y un par de días después ya estaba presentándose ante sus nuevos compañeros en el instituto de omegas usando ese atuendo igual al de los demás donde lo único que cambiaba era el color que dividía a los grados de educación. Azul para los ¨ próximos cortejados¨ amarillo para los ¨no comprometidos¨ y naranja para los ¨otros¨ siempre creyó que esa era solo una forma más indolente de llamarlos, qué equivocado estaba.

En esos días se prometió que no cambiaría nunca y siguió siendo él mismo, regañaba a Luffy como siempre lo había hecho y seguía bromeando con Sabo usando palabras poco ¨apropiadas¨ para un omega, incluso peleaban todos los días en el jardín de su casa y en el parque, por supuesto él seguía llevándose la mayoría de las victorias y aún sin pasar las mañanas con sus hermanos todo seguía estando ¨bien¨ hasta que lo retaron nuevamente y le prohibieron ser ¨salvaje.¨

 

-¨Debes cuidarte, lo más hermoso de ti es que puedes dar vida a buenas crías.¨

-… — Al escuchar eso solamente guardo silencio y acató las indicaciones por el bien de dar ¨lindos sobrinos¨ a sus hermanos, sin embargo en su mente solo se podía repetir una pregunta que le hacía morder sus labios para no gritar sus verdaderos pensamientos —… “¿Solo valgo… por eso…?”

 

Las palabras dichas por su abuelo Garp habían sido demasiado dolorosas e incomprensibles para Ace; Trató y en verdad logró disimular que no le habían afectado. Él era fuerte y unas cuantas palabras no podrían afligirle en lo más mínimo.

Se había repetido una y otra vez esa misma frase durante los últimos años en cada ¨clase¨ impartida en el instituto, el solo estar rodeado de chicos demasiado sumisos le molestaba de sobremanera, él era un gato salvaje y nunca se acostumbraría a ese tipo de vida pero lo peor era que también Luffy y Sabo comenzaban a tratarlo como si de pronto se hubiese vuelto de cristal, no seguían sus discusiones como antes y se conformaban con darle la ¨razón¨ de camino a casa no corrían muy cerca de él para no lastimarlo y sobre todo siempre hacían de ¨guardaespaldas¨ al ir Luffy al frente y Sabo detrás de él. Lentamente sentía asfixiarse con su ¨planeada¨ vida.

Ace únicamente deseaba salir, saltar por la barda y correr hasta encontrar a sus hermanos para golpearlos por tratarlo como si fuese una frágil chica desahuciada y discutir de cualquier cosa en que no estuviesen conformes pero, por sobre todo, jugar como los tres cachorrillos que aún eran.

Todos los días terminaba suspirando por lo estresante que le era comportarse como un ¨omega educado¨ y aunque las visitas de Luffy en el instituto ayudaban a que se mantuviese cuerdo, no consentía del todo seguir poniendo en riesgo a su hermano y que fuese acusado de pervertido por entrar a escondidas en un colegio de omegas aunque a más de uno le era adorable la presencia del ¨pequeño minino.¨

También Sabo le ayudaba mucho en sus pocas tardes libres de aquellos agotadores estudios, escuchándolo y animarlo a seguir adelante, tal vez con su carácter ningún alfa lo querría, Sabo solía bromear con el huraño carácter de Ace, aunque incluso el moreno podía decir que no era la mejor opción a elegir y sobre todo porque con tan solo quince años mostraba un cuerpo demasiado ¨atlético¨ para un omega, estos siempre eran fácilmente dominados por sus delgados cuerpos y extremidades sumamente delicadas carentes de verdaderos músculos como los que poseía Ace gracias al ejercicio continuo realizado con sus hermanos.

Hablar sobre su futuro y compromisos, aun cuando fuesen serios, esas charlas siempre terminaban con bromas pesadas seguida de una pelea a golpes con los tres felinos rodando por el alfombrado suelo y Dadan persiguiéndolos por toda la casa exigiendo que parasen de destrozar todo a su paso aunque ella misma destruyese todo con una escoba en sus manos.

Solo era un pequeño rincón en su mente donde mantenía aquel pequeño mundo donde vivió su infancia hace años.

 

Pero hoy…

Ese pequeño mundo…

Se desmoronaba sin esperanza alguna…

No había forma de restaurarlo.

Solo le quedaba obedecer como el  ¨omega¨ que era.

Un delicado felino sumiso.

 

-Abuelo no puedes…

-Es demasiado apresurado, trata de considerarlo…

-Ya está decidido mocosos.

-… No… — Fue lo único que Ace dijo rotundamente antes de subir las escaleras, entrar a su habitación, cerrar con llave y poner el buró de pesada madera delante de la puerta para evitar que alguno de sus hermanos o su mismo abuelo tirasen la puerta para detenerlo antes de que pudiese saltar por la ventana y correr tan aprisa como sus piernas le permitiesen.

 

Así se perdió en la oscuridad de la noche sintiendo como el dolor en su pecho crecía a cada segundo, con cada respiro sentía que el hielo congelaba sus pulmones e incluso cada paso parecía desprender un trozo de su contrariado corazón.

Había aceptado ir a un instituto diferente al de sus hermanos y soportar la soledad que conllevaba eso, había conseguido comportase medianamente formal con los idiotas conformistas de su clase e inclusive estaba aprendiendo cocina y costura en clases, hasta repasaba y consultaba con Makino cuando se atoraba en algún paso del tejido e incluso su vocabulario y había mejorado bastante ahora mostrando modales a veces mucho mejores que los de Sabo, todo solamente para que no le comprometiesen, ese había sido el trato que hizo con su abuelo.

Con ese maldito viejo que ahora no respetaba una promesa.

Se sentía tan furioso que no podía más que cerrar fuertemente los ojos tratando desesperadamente de escapar de la inminente impotencia que padecía.

Se tropezó y cayó al suelo dejando que el lodo y pasto cubriesen su rostro… Lloró… no pudo contener más su coraje, era realmente frustrante, volverse alguien que nunca sería…

Por primera vez lloró sintiéndose completamente indefenso e inútil, ahora no podía ni decidir su propio destino y solo porque era un omega.

Odió su naturaleza y juró morir antes de verse desposado con un petulante alfa.

Estrujó entre sus dedos las hierbas cercanas a él, no podía dejar de llorar.

Él odiaba a los llorones y en ese instante se odiaba a sí mismo.

Al calmarse luego de un rato se dio cuenta de donde había llegado; El parque donde siempre jugaba con sus hermanos y se sintió mucho más desdichado, esos buenos recuerdos solamente dolían más.

 

-Este en verdad parece un lugar apropiado para llorar-yoi.

-¡¡…!!... — La repentina voz de un hombre detrás de él le hizo girarse al instante, fue lo primero que le advirtieron, un omega NUNCA debía salir solo de casa, cualquier alfa podría mancillarlo como mínimo y sería culpa del omega por vagar irresponsablemente durante la noche.

-… Lamento si te asus…te…-yoi — El rubio que había aparecido detrás de Ace se apartó un par de pasos dando espacio al felino tirado en el césped, aun así el rubio se supo hipnotizado.

 

Al levantar la mirada y ver al pequeño felino sentado sobre el césped, con el rostro sucio de lodo donde aun se distinguía el rojo de sus mejillas que contrastaba  perfectamente con sus ojos oscuros llenos de lágrimas que brillaban con la luz de luna.

 

-¿Qué… quieres…? — Ace infló las mejillas con disgusto al darse cuenta que el hombre delante de él no dejaba de observarlo directamente, además de que tampoco despedía ningún aroma.

 

Aunque no fuese un alfa, Ace podía distinguir la esencia de los altaneros y engreídos alfas que acosaban a todo lo que fuese de la ¨talla adecuada¨ siendo los más desagradables aquellos alfas en celo que apestaban a lujuria y calentura, o mejor dicho, despedían una peste a sexo, suciedad y putrefacción casi como si ya se hubiesen follado al menos un centenar de cadáveres pero, la única verdad era que segregaban semen tratando inútilmente de seducir a los omegas en celo, omegas que en realidad se encerraban en casa a piedra y lodo al reconocer a alguno de ellos.

 

-Dis-disculpa, soy Marco, no creí que alguien estuviera… aquí-yoi… — El rubio tartamudeo ridículamente mirando nerviosamente alrededor, los arboles refrescando el lugar, el lago reflejando la luz de luna, las hierbas soltando sus aromas y el viento meciendo la naturaleza entera, una visión realmente mágica sobre todo estando aquel dulce felino en medio de aquella visión; Aun dudando en acercarse por si asustaba al moreno gatito el rubio camino lentamente.

-Ace… — Se presentó el moreno pasando las manos por las mejillas para secar su llanto con las mangas de su suéter ahora también sucio al limpiar el lodo de su piel y por esa razón la tela también acabó esparciendo el lodo en su rostro aún más.

-Hehe… — A Marco le pareció adorable el gesto del felino, pues seguía intentando limpiarse sin tomar en cuenta que no lo conseguía del todo, inclusive le pareció ver a un pequeño gatito apenas aprendiendo a acicalarse las gotas de leche que mojaron sus mejillas al no saber cómo beberla adecuadamente —… Espera-yoi… — Susurró el rubio sacando un pañuelo de su chaqueta, se acercó hasta el moreno e hincándose a su altura pasó la suave seda sobre su piel dejándola limpia y tersa tal como siempre había sido.

-¿Eh?... — Ace no comprendía porque razón aquel hombre no le causaba la más mínima desconfianza como lo hacían todos los demás alfas, incluso en algunas ocasiones se alejaba de su abuelo por puro instinto y ahora, este desconocido le hacía sentir una calidez demasiado… intensa… curiosa… y para su mal, él siempre había sido un felino demasiado curioso.

-No luces bien con lágrimas-yoi, puedo preguntar ¿Qué te sucedió-yoi?

-… — Ace lo dudó por un momento pero igual pensó que no volvería a ver a ese desconocido, que más daba que lo supiera o que muriese justamente esa noche a manos de un rubio psicópata asesino en serie —… Mi abuelo me dijo que estoy comprometido… — Habló mucho más dolido de lo que hubiese querido expresar delante de otro hombre y sobre todo de un alfa.

-… ¿Es tan malo-yoi?

-… Ya renuncie a muchas cosas… no quiero que me quiten también mi libertad… — El felino terminó abrazando sus piernas ocultando su rostro.

-… ¿Lo… conoces-yoi?

-No quiero… solo deseo volver a como todo era antes.

-Eso… sería triste-yoi.

-… — Ace guardó silencio sin saber que responder.

-Yo también quiero volver a vivir como antes-yoi, sin preocupaciones y divirtiéndome con mis hermanos-yoi.

-¡…!... — Ace levanto la mirada asombrado de que aquel sujeto parecía leer su mente.

-Ahora casi no los veo-yoi, ellos trabajan lejos de casa y solo vuelven cuando alguno de nosotros se casa o por el cumpleaños de Oyaji-yoi, solemos divertirnos y charlar demasiado pero, en realidad no pasamos ni unos días juntos al año-yoi… — Con cada palabra el rubio miraba cada vez más atentamente las estrellas, como anhelando los días pasados —… Ahora todos tenemos una vida aparte-yoi, muchas responsabilidades que cumplir pero, no puedo negar que también han cambiado para convertirse en lo que desearon-yoi, es como ver que sus sueños se hacen realidad y eso… — Marco sonrió mirando a Ace directamente a los ojos manifestando el orgullo que sentía por cada uno de sus hermanos y hermanas —… Es lo mejor que pude ver, aun con todo lo que ha cambiado-yoi.

-… — El moreno comprendió lo que el rubio quería compartir con él y en verdad sintió lo mismo, aquel orgullo que sentía al solo ver la madurez que Luffy había adquirido siendo ahora un chico que no lloraba por todo y el como Sabo parecía ser cada vez mucho más inteligente, preparado y perspicaz para ser todo un primordial líder del empresariado. Sin duda, sus hermanos estaban avanzando en su vida y él no podía quedarse atrás solo por ser ¨un omega¨,  eso era absurdo, lo que sea que fuera, eso no decidía su futuro y tampoco lo haría su abuelo ni nadie más, él mismo lo haría —… Yo también… estoy orgulloso de mis hermanos.

 

El susurró del moreno fue apenas audible para Marco pero también fue lo suficientemente enérgico para que entendiera que era una forma muy original de agradecer sus palabras.

El rubio sonrío al ver en el felino una mirada que reflejaba fuego ante la resolución y verdadera determinación que había adquirido gracias a sus palabras.

No podía seguir culpando a su naturaleza cuando él mismo se había dejado vencer primero por todos aquellos que querían moldearlo acorde a la jerarquía de la sociedad.

 

-Debo volver a casa… — Ace se levantó sacudiendo su ropa.

-… — Por un momento el rubio dudó en hablar al ver los delicados movimientos del moreno al ponerse de pie, ese felino era simplemente cautivador —… Toma esto… — El rubio extendió su palma creando resplandecientes destellos y una pequeña figura de un hermoso fuego aqua con destellos dorados se dibujó en el aire, la diminuta criatura se removió abriendo los ojos y extendiendo sus pequeñas alas al percibir el calor y la presencia del felino.

-¡Wowh!... — Sin reparo alguno Ace tomó a la dócil ave entre sus manos sonriendo completamente maravillado por la creación del rubio, era una locura dar un ave a un felino pero, el moreno solo quiso poder cuidar de la sumisa criatura sin importarle como había hecho el rubio para crearla.

-Te cuidará-yoi y si tienes problemas no dudes en hablar con él-yoi… — El rubio se levantó quedando delante de Ace observándolo atentamente, sin duda sus reacciones eran demasiado inocentes para un chico de su edad, ciertamente ese felino le había cautivado radicalmente, nunca había dado una de sus ¨plumas¨ ni siquiera a sus hermanos y ahora obsequiaba de mil amores una a un completo desconocido.

-Gracias… — Ace acercó a la pequeña ave hacia su pecosa mejilla y sonrió dejándose acariciar por su nueva compañía cuando esta frotó su cabeza contra la piel del moreno.

 

La sonrisa de Ace fue tan dulce que Marco juró  no se trataba de un felino, más bien era un precioso ángel.

Lo supo al instante, aquella noche sin duda… había encontrado a su pareja ideal.

Solo que… era una pena que desde hacía más de catorce años… él también lo supiese… estaba comprometido… con un completo desconocido.

 

El rubio solo pudo ver como el felino se despedía a lo lejos agitando el brazo y lego corría en dirección al residencial, se preocupó por un momento pero al agudizar su olfato se aseguró de que no había absolutamente nadie cerca, solamente ellos dos. Siguió observando al moreno hasta que desapareció en la oscura distancia, inhaló el fresco aire pero más que eso memorizó al dulce aroma a glicinas que se emanaba desde el cuerpo del moreno.

 

-Qué triste-yoi… — Si tan solo ese felino fuese su prometido.

 

Un encuentro, quizá del destino.

Una noche en la que un felino nunca percibió el aroma de la sangre que rodeaba el parque, misma mortal fragancia  que rodeaba ligeramente al rubio.

 

-… Por solo un pequeño encargo de Oyaji-yoi… — Susurró el rubio metiendo las manos en sus bolsillos y curvando sus labios en una media sonrisa —… Nunca creí encontrar a alguien tan interesante-yoi.

 

 

***

 

 

Después de que Garp convenciera a sus nietos de no molestar a Ace y que lo dejaran descansar salió de casa a esperar el regreso de su nieto mayor, estaba seguro de que volvería luego de calmar su mente.

Solo era cuestión de tiempo… ¿Cuánto? Debía esperar para saberlo.

Pasaba de media noche cuando el felino volvió a casa, era obvio que estaba mucho más tranquilo, inclusive se podría decir ¿Feliz?

 

-Aun no lo acepto… — Fue lo primero que dijo al entrar en el jardín donde su abuelo permanecía de pie —… Solo… solo quiero escuchar tus razones... — Ace parecía demasiado serio, sin duda ya había tomado una decisión.

-El compromiso fue hecho por tu padre… — Fue lo único que dijo Garp.

-… — Al felino le desagradaba bastante escuchar del hombre que le dio la vida, sí, había fallecido por una enfermedad pero, para él solo era otro pretexto para abandonar a su esposa e hijo luego de ser una de las peores personas conocidas del mundo. O al menos a los ciegos ojos de todo el mundo.

 

Era duro pensar de esa manera, pero su vida tampoco había sido precisamente una dulzura y nunca se quejó hasta ahora que se enteraba de que ¨ese¨ hombre incluso había tenido vida suficiente para venderlo a cualquier postor.

 

-Cuando supo que moriría y sabiendo lo que estaba por venir, trató de ver por tu futuro.

-¿Cómo supo que sería un omega? Yo apenas me enteré hace poco tiempo.

-Él era una persona que sabía lo que pasaría, mucho antes de siquiera ser pensado tal suceso.

-Como sea… — Sin interés en su padre, Ace frunció el ceño exigiendo mudamente respuestas exactas del asunto que le interesaba.

-Tu compromiso fue hecho para contraer nupcias con el primer heredero e hijo de Edward Newgate.

-“¡¡… Shirohige!!”… — Por supuesto que lo conocía, era uno de los cuatro principales poderes en la gama de negocios del bajo mundo. Sí, el bajo mundo, donde ni siquiera su abuelo se atrevía e entrar ya ni hablar de todos aquellos oficiales rebeldes que seguían a su abuelo, era como una forma de aceptar que no era recomendable acercarse demasiado a esos tipos y eso solo le hacía pensar en un par de cuestiones.

 

¿Quién rayos había sido realmente su padre y como había podido comprometerlo con un hijo de ¨ese¨ hombre?

Edward Newgate tenía más de un centenar de hijos, todos adoptados… Y más importante:

¿Cuál de todos ellos sería su prometido?

 

-¡¡…!!... — Una sacudida en su bolsillo le hizo saltar levemente en su lugar.

¨Yoi…~ yoi…~¨

-¿Qué fue eso…?... — Su abuelo escuchó el canto del ave.

-¡N-Nada! ¡Tengo frio, me voy a dormir!... — Ace corrió a la ventana que daba a su habitación y subió por las enredaderas de glicinas entrando a su cuarto tan pronto como le fue posible.

-… — Garp no podía entender a su nieto pero, consideró que lo mejor sería que descansará, mañana sería un nuevo día y hablarían con calma, saberse comprometido y conocer al alfa de un día a otro no era precisamente la mejor experiencia por pasar, caminó hacía la entrada de la casa sintiéndose agotado, estaba por entrar pero se detuvo con la mano en la perilla de la puerta, la tarde había sido una locura y sin embargo… ese singular cantico —… No es posible… — Alcanzó a susurrar girando la mirada a la ventana por donde había entrado Ace —… ¿Qué clase de idea tenías pensada para tu hijo, Roger?

 

 

***

 

 

Con el corazón palpitando casi a salir de su pecho, Ace se arrojó a la cama apenas sacándose los zapatos y cubriéndose con las mantas hasta la cabeza luego de apenas dejar sobre la almohada al ave trató de procesar todo lo que había pasado desde esa tarde.

 

¨Yoi~ yoi~¨ — El ave se acercó con pequeños saltillos hasta poder picotear levemente una de las orejas del felino que sobresalía desde debajo de las mantas.

-Estoy bien… — Susurró el moreno sacando una mano y poder acariciar con su dedo índice la cabeza de su pequeño amigo —… Comprometido… — Susurró contemplando como cambiaban de tonalidad las plumas del ave ante la luz y con el movimiento de cada una de sus caricias —… Con el hijo heredero de Edward Newgate ¨Shirohige¨ — Las mejillas de Ace se encendían de carmín con solo pensarlo.

 

Era una sensación extraña, no era nada especial quien fuese su ¨prometido¨ pues él seguía sin conocer al susodicho… pero… su corazón no dejaba de latir descontrolado y bombeando incansablemente y su sangre aún acumulada en sus mejillas.

 

-No podré dormir… — Susurró el felino cerrando fuertemente los ojos tratando de invocar el sueño que por primera vez en su vida se negó a acudir a él.

Ni siquiera su narcolepsia parecía querer apiadarse de él para eliminar su insomnio.

 

 

*/*/*/*

 

 

La mañana siguiente fue demasiado movida para el gusto de Ace, su abuelo le había prácticamente arrojado a la ducha, por suerte con todo y ropa.

Aunque era su abuelo, el ser visto desnudo era una de las cosas que menos le agradaban al moreno, aun cuando siempre que podía andaba con la camisa abierta o sin ella cubriéndole.

Sin embargo nunca dejaba que un alfa viese su piel, ni siquiera Luffy tenía ese privilegio desde hace mucho tiempo.

 

-¿Dónde vamos, viejo?... — Ace frotaba sus ojos tratando de alejar el sueño luego de una noche en vela, sentado en el asiento de copiloto del auto de su abuelo que ahora mismo manejaba en pleno límite de  velocidad.

-A casa de Newgate, hoy conocerás a tu prometido.

-¡¡…!!... — El moreno abrió los ojos tan súbitamente que incluso el sueño desapareció de su cuerpo —… ¡¿Qué?!... — La voz de Ace resultó mucho más chillona de lo que hubiese esperado luego de tal sorpresa.

-Con catorce años ya es más que edad suficiente para ser desposado, en realidad hace dos años que debió pasar pero, Newgate propuso posponerlo, al parecer a su hijo no le haría gracia en aquel entonces, habría sido visto como un pedófilo.

-¿Y ahora lo aceptará como si nada?... — Ace se enderezó en el asiento girándose hacia su abuelo aun atado con el cinturón de seguridad que rodeaba su pecho, mismo que por un instante presiono su bolsillo donde se removió inquieto el pajarillo al sentirse aplastado —… ¡Ah!... — Ace apenas pudo presionar lo suficiente su bolsillo para acallar los canticos de su ave, a lo cual también ayudo su inexplicable grito.

-¿Qué te sucede, Ace?... — Garp estaba sospechando seriamente, su nieto le estaba ocultando algo —… Ace…

-¡¡Woou!! — La voz del felino fue chillona por un momento a causa del nerviosismo por sentirse casi descubierto por su abuelo —… ¡¿Esa será mi nueva casa?!... — El moreno cambió repentinamente el tema al ver la entrada de la ¨casa¨ de su prometido, bueno, un centenar de hombres necesitaba algo más que una casa pero, esa mansión parecía más un castillo, sin duda el negocio del bajo mundo daba buenas ganancias monetarias.

La mansión era de dimensiones exageradas, las paredes mostraban ventanas enormes de cristales claros que dejaban ver cortinas blancas que cubrían perfectamente el interior.

Los jardines estaban cubiertos de rosales blancos, prácticamente todo era blanco en ese lugar, demasiado ¨fino¨ para el gusto de Ace.

 

-Vamos de una vez… — Garp bajo del auto luciendo su uniforme de vicealmirante, sus ropas más elegantes considerando su posición en el gobierno, aunque quizá no era el mejor atuendo para entrar a la morada de un hombre del bajo mundo.

-… Te sigo… — La voz de Ace fue dirigida sin interés hacia su abuelo y su deber, claro, ¨deber¨ eso era todo, pues era obvio que nunca llegaría a sentir nada por el alfa al que sería atado —… ¡Hey!... — Ace murmuró alarmado cuando el ave sacó la cabeza de su bolsillo, levantó la cabeza rápidamente pensando que su abuelo le descubriría pero Garp ya había entrado a la mansión dejando la puerta apenas entreabierta —… Parece ansioso por entregarme… — Se quejó el felino con un puchero en los labios poniendo al ave dentro del bolsillo de la sudadera naranja que usaba.

 

Las ropas de Ace eran las típicas de todo omega, los pantalones cortos, por lo regular sobre el tobillo o bajo la rodilla, las remeras ajustadas delineaban demasiado su cuerpo sobre todo considerando que era mucho más musculoso que el ¨omega promedio¨ y a causa de eso a su parecer solamente lucía como un ¨alfa okama que se creía omega¨ sus pensamientos eran reforzados por las miradas desdeñosas mal disimuladas de los alfas e incluso algunos betas.

Ace aseguraba que esas miradas solamente eran el reflejo a su apariencia física, no podría estar más lejos de la verdad, su cuerpo definido y piel clara eran demasiado tentadoras para ser ignorado, las remeras justas por lo regular dejaban entrever más de lo necesario de su piel, los colores claros de las telas contrastaban perfectamente con su piel pero, sobre todo, la manera en que se marcaban sus músculos eran prácticamente un elixir afrodisiaco para los alfas que le miraban sin que él supiese interpretar correctamente la obscenidad de los pensamientos de aquellos que lo miraban.

Lo único que detenía a todos los hombres y mujeres alfa de atacar al pecoso, era el listón naranja que portaba en el cuello cuando no estaba en el instituto. Listón lujuriosamente atado a un cascabel que resonaba con cada sensual paso del felino.

Ace desbordaba un aire sensual a su paso, aire que jamás ha creído poseer y por esa razón creía que las miradas dirigidas hacia él eran de desagrado y tratando de no sentirse más fuera de lugar en la sociedad de lo que ya lo estaba, cubría su cuerpo con amplias sudaderas que su abuelo le permitió usar luego del simple comentario de tener frio.

Nunca había considerado que su abuelo era alguien que se preocupase por su salud, al menos no luego de que le abandonó a su suerte con sus hermanos y que solo pasaba un par de días con ellos al año por sus vacaciones.

Al menos Ace agradeció no tener que soportar tantas miradas como antes, aunque ahora parecían ser más intensas, nunca consideró que una prenda demasiado grande para su cuerpo al grado de mostrar un hombro fuese la causa de aquellas lascivas miradas y no una solución a estas.

Perdido en sus pensamientos se dio cuenta de que había entrado a la mansión y estaba caminando sin rumbo, se sentía observado y sin embargo no podía ver a nadie, esa sensación de ser observado fue lo que le hizo darse cuenta de donde estaba y realmente no lo sabía, estaba completamente perdido.

 

¡¡yoi-yoi~!!... — El pajarillo salió del bolsillo sobrevolando alrededor del felino, parecía listo para atacar aun cuando su cuerpo diminuto no le ayudase en gran medida.

-¡Hey! ¿Qué haces?... — Ace logró atrapar entre sus manos a su ave, tomándole suavemente entre sus dedos lo llevo hasta su pecho tratando de calmarlo —… ¿Eh?... — Inexplicablemente la sensación de ser observado se desvaneció al instante —… Valla, en realidad puedes ser de mucha ayuda… jejem.

 

La suave risa del felino resonó por los oscuros pasillos en los que se había metido sin darse cuenta.

 

Yoi-yoi~

-No te molestes, jejejem, dime ¿Crees poder encontrar una salida? No quiero ir con el viejo y me estoy sintiendo verdaderamente cansado, pero estará demasiado molesto si nos volvemos nos golpeará con sus puños de ¨amor.¨

¡Yoi-yoi!... — El ave sobrevoló por un momento antes de adentrarse en los pasillos más oscuros, Ace podía ver perfectamente el camino pues su pequeña ave relucía con lo que parecía ser fuego azul en sus plumas.

 

Caminó bostezando constantemente, su narcolepsia estaba de vuelta y aunque siempre caía al instante ahora mismo estaba resistiendo el impulso de dormir.

La puerta a la que llegó luego de andar entre pasillos y pasillos de incontables vueltas y cruces con otros pasillos que habían terminado de marear al moreno dando por hecho que estaba perdido y concluyendo sencillamente que si quería salir solamente debía saltar por una ventana y estaría fuera de la mansión, bueno, eso sí primero encontraba una ventana.

Empujó la puerta de madera tallada al que había llegado, pino, sino le engañaba su nariz, su pequeña ave sobrevoló la habitación hasta mostrarle con su luz donde estaba la salida; un hermoso balcón con puertas de cristal irisado.

Sonriendo aliviado y complacido Ace se sacó los zapatos con los mismos pies sin desatar los botines negros y lanzándolos detrás de él dio un rápido vistazo fuera reconociendo el aroma del césped, se giró por un momento observando detenidamente la habitación a sus espalda, sin fotos o adornos ni nada que sugiriese un propietario de esa morada, solo una sala común con nada más que un montón de papeles en un escritorio, quizá el cuarto era usado para recibir invitados o como bodega a juzgar por el dominante aroma del papel que era guardado en un mismo espacio durante años.

Concluyendo que la habitación no poseía dueño se arrojó de un salto al jardín que se extendía al fondo de la finca; Inhaló profundamente al sentir el fresco aire perfumado por las rosas blancas sintiendo excitar su corazón ante la sensación de libertad. Sin esperar al pajarillo corrió hasta perderse entre los frescos rosales e imponentes sauces.

El lugar era solitario y demasiado tranquilo para un jardín común.

No había insectos sobrevolando o en las flores.

Ni un animal cerca, ratones o aves cruzando el cielo siquiera.

El aire meció su cabello con delicadas caricias.

Aquel silencio era demasiado relajante y su narcolepsia estaba dominando su cuerpo completamente, se dejó caer de rodillas resignado al cansancio, estiró su cuerpo cuan largo era y bostezó conciliando el sueño en un par de segundos, ahora mismo el insomnio padecido era el mejor catalizador para su narcolepsia.

 

Yoi-yoi~ — El pajarillo revoloteó hasta quedar delante del felino, observaba atentamente la manera de dormir de Ace, recostado bocabajo, cruzando sus brazos a modo de una almohada y con ambas piernas extendidas, en definitiva la misma pose de un felino al dormir.

La suave respiración del moreno rozó las plumas del ave que disfruto de la caricia cerrando los ojos complacido por estar cerca de su amo —… Yoiii~ — Se acurrucó al lado de los ondulados cabellos del moreno conciliando el sueño que le había hecho falta la noche anterior, ver a Ace sonrojado había sido demasiado maravilloso como para perdérselo solamente por tener que dormir, sin duda su desvelo había valido la pena aunque también lamentaba que el moreno no pudiese descansar.

Se acurrucó entre los negros cabellos de Ace y cerró los ojos permitiéndose un descanso al saber que a salvo a su felino amo.

 

 

*/*/*/*

 

 

-No… — La voz autoritaria y decidida de Izo se escuchó más que claramente en toda la sala.

-Izo, ya está decidido, desde antes de que el chico naciera, es la última voluntad de su padre… — Newgate usó las palabras justas para dejar sin salida al actor Kabuki.

-… — Para Izo y aún más para Marco, la voluntad de un padre era lo más sagrado y aunque Newgate no estaba unido a ellos por sangre, sin duda alguna Marco cumpliría hasta el último deseo de su padre —… No creo que unirse a alguien de esa manera sea la mejor opción para cualquiera.

-Ese es justamente el problema… — Habló Garp por primera vez, su voz resonando en un amargo murmullo y aunque había sido demasiado discreto, para el rubio detrás de la puerta fue lo suficientemente audible para detenerse y escuchar las razones del abuelo de su ¨prometido¨ —… Ace… no es alguien ¨cualquiera.¨

-“… ¡¡…!! Ace…” — La aburrida mirada del rubio se amplió significativamente, ¿Qué probabilidad había de que ¨ese¨ chico y su prometido poseyeran el mismo nombre? Entró con fuertes pasos a la sala, estaba por hablar cuando fue interrumpido por uno de sus hermanos.  

-¡¡Oyaji!!... — Thatch uno de los hijos mayores de Newgate entró corriendo irrumpiendo en la reunión.

-¿Qué pasa, dije que no interrumpieran…?

-¡¡Alguien entro a los aposentos de Mar…co…!! — La voz del informante se apagó con miedo al ver al afectado delante de él con una cara de pocos amigos al escuchar la noticia —… Un… Un ga…to… — Tartamudeó el hombre al ver la mirada del rubio entrecerrándose con odio al saberse invadido en sus más íntimas habitaciones, nadie, ni siquiera Izo o incluso Thatch que era el mejor amigo de Marco tenían permitido de acceder sin permiso; ni siquiera al pasillo que llevaba a su habitación.

 

Marco era un alfa, uno inesperadamente demasiado receloso de su espacio, sin embargo lo que molestó al rubio no fue saber irrumpido su espacio personal, su ira provenía del hecho de saber que aquellos hombres a los que llamaba hermanos podrían haber atacado a SU prometido, el cual curiosamente podría ser el mismo chico de la noche anterior al cual había decidido hacer SUYO COMPLETAMENTE.

Gruñendo se puso en marcha dejando a los hombres mayores mirándose en silencio.

 

Garp claramente decía: ¨- Es mi tonto nieto.¨

Mientras Newgate aseguraba: ¨- Sí sobrevive, será bienvenido a la familia.¨

 

Algo con lo cual Garp estuvo de acuerdo sorbiendo el té verde para seguido morder las galletas de arroz que le habían sido ofrecidas.

Sin duda, visitar a los viejos amigos con uno de sus nietos acompañándolo iba a ser problemático, sería demasiado entretenida esta tarde.

 

 

*/*/*/*

 

 

Marco era el primer hijo que Shirohige había adoptado, el rubio siempre había poseído un carácter tranquilo que incluso salía a relucir en las más complicadas circunstancias, tal vez por esa razón incluso el mismo Shirohige temía agotar la paciencia de su hijo. La paciencia de Marco era legendaria y definitivamente también era legendaria la ira que era capaz de liberar al agotarse su tolerancia.

Solo un hombre había sobrevivido a tal acto.

Thatch había hecho molestar a Marco cuando eran solo un par de adolescentes, ese día fue marcado en el calendario de la familia como una advertencia a lo que ninguno debía repetir en la vida. El sufrimiento durante dos meses, mismos que mantuvieron a Thatch en el hospital habían sido suficiente advertencia para todos en la familia, así se había llegado a un mudo acuerdo: No tocar nada de la propiedad de Marco, no invadir su privacidad y por nada de mundo siquiera mirar algo que el rubio deseaba, eso era lo peor.

Aun con esa egoísta mentalidad el rubio siempre daba preferencia a todos sus hermanos, había probado más de un platillo experimental de Thatch, pasó noches en vela como maniquí de Izo cuando tomó las riendas del teatro kabuki, llevó de compras a Haruta cuando decidió que no quería ser más la ¨delicada princesa¨ de la familia Newgate, se unió a Jozu en la búsqueda de diamantes cuando participó en la convocatoria de la universidad de geología con motivo de ¨piedras preciosas¨, aró y cultivó las tierras en que ahora Vista fundamentaba la cadena de florerías de la que era dueño. Había ayudado a todos y cada uno de sus hermanos, siempre cuidando de ellos, siempre prefiriendo la felicidad de su familia y procurando por ellos y que sus sueños se volviesen realidad, así mismo ignorando su propio futuro y bienestar, algo que para Marco no tenía sentido pues ya estaba decidido.

Hace mucho se decidió en la familia que Marco sería el heredero de la dinastía de Shirohige y para ello debía casarse con un prospecto adecuado, el compromiso fue acordado y solo quedaba esperar que el anhelado día de la boda llegase; Todos estaban muy emocionados con el compromiso del rubio, Tatch tenía diseñado el pastel de bodas desde la secundaria, Izo estaba aún indeciso entre los veinte diseños del traje para Marco, Jozu seguía trabajando en los anillos de bodas pero las arras de compromiso llevaban un par de años listas, Haruta ya tenía preparado todo el recorrido de la luna de miel de los ¨felices novios¨, Vista tenía los mejores rosales listos para los arreglos de flores y de ser necesario trasplantarlos al jardín de la mansión donde se realizaría la recepción de invitados; Todos los demás estaban haciendo preparativos de último momento considerando que ya se había decidido presentar a los prometidos y por esa misma razón desde hacía un tiempo el rubio había estado mucho más irritable manteniendo a todos en un constante pre-infarto,  algunos de sus hermanos habían declinado el bromear con Marco e incluso unos habían optado por no cruzarse con él durante toda la semana.

 

La cuestión era que ahora mismo los pasillos estaban cubiertos de un aura y aroma demasiado amenazantes como para siquiera intentar acercarse al rubio.

La mayoría pensaría que Marco era un fiel beta, no despedía el aroma de un alfa, no era arrogante aun siendo heredero de uno de los hombres más poderosos de la ciudad, cuidaba de sus hermanos y aunque en ocasiones eran realmente desesperantes nunca le habían visto descontento por cuidar de ellos, claro excluyendo la vez que envió a Tatch al hospital, aunque luego de un pequeño debate acordaron que el rubio tenía la razón pero, igual decidieron que ninguna pelea de hermanos volvería a terminar en el hospital, sin embargo, ahora mismo el rubio caminaba con pasos firmes por los pasillos que llevaban a sus habitaciones, las habitaciones estaban en el segundo piso de la mansión a excepción del cuarto del rubio que se encontraba en el primer piso con salida al jardín que él mismo había cultivado desde que Oyaji había caído en cama la primera vez que enfermó.

 

 

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En esa misma mañana un pequeño felino visitaba a un rubio que alardeaba de saber TODO.

 

-¿Clases?

-Sí.

-… ¿De qué?

-Trafy dijo que Mingo sabe de todo lo que hacen los alfas porque Mingo también es un alfa depravado como todos los alfa.

-… — El rubio se quedó callado, sin duda eso sonaba a algo dicho por Law —… ¿Qué quieres saber?

-Ace tiene un prometido, ¡Quiero que Ace se quede conmigo no dejaré que se lo lleven!

-Eres un alfa ¿No?

-Sí.

-Entonces solamente tienes que marcar a tu hermano mordiendo su cuello y para estar seguro de que sea tuyo debes ¨anudarte¨ a él.

-¿Anudar…?

-Cuando le metas tu pene por el culo a tu hermano y estés por venirte tu pene aumenta de tamaño llenando de semen en el culo de tu hermano, los espasmos de tu hermano te exprimirán hasta la última gota de semen, eso tardará un tiempo y no debes moverte podrías lastimar a tu hermano si tratas de sacar tu pene de su culo por la fuerza ¿Entendiste?

-Ummhg… — Luffy mordía su labio inferior tratando de procesar con su cerebro todo lo dicho por Doflamingo.

-Si haces todo eso dejaras en cinta a tu hermano y nadie podrá apartarlo de ti ni de tu famil… ¡¡Bueh!!

-¡¿QUE LE ESTAS DICIENDO A ESE CACHORRO?!... — Cora-san había golpeado a Doflamingo en la cabeza provocando que este se mordiera la lengua.

-¡Codadzón, éd quidzo sadbed!... — Se defendió Doflamingo apenas balbuceando a causa del dolor en la lengua.

-¡¡Eso no justifica que le metas tantas ideas absurdas en la cabeza!!

-No le ha entrado ni la mitad ¡Ve!... — Doflamingo señaló al minino que seguía intentando procesar la nueva información hasta enrojecer sus mejillas, al parecer sin buenos resultados.

-… — Cora-san no pudo más que estar de acuerdo con su hermano mayor, ese gatito no parecía ser el felino más astuto.

-¿¿¡¡ENTONCES DEBO TOCAR EL CULO DE ACE!!??... — Luffy parecía en verdadero shock abriendo los ojos a más no poder y gritando aquello en medio del parque donde había encontrado a Doflamingo que esperaba a Cora-san, él compraba pescado para preparar una comida estilo japonés especialmente para Law y celebrar que ambos acababan de volver de su salida de ¨negocios.¨

 

Está de más decir que todos los paseantes los observaban cual par de degenerados pervirtiendo a un inocente cachorro y de la peor manera conocida.

Ya ni hablar de la cantidad de personas que se reunieron exigiendo que se comportaran, por supuesto Luffy había huido con la idea clara en mente de como poder lograr que su hermano se quedara con ellos.

 

 

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-Zehahahahaa… — La sala permaneció en silencio cuando la risa de Teach se escuchó.

Shirohige miró a su hijo con molestia al verlo llegar de manera tan grosera siendo que él había pedido a sus hijos que se comportasen en presencia de Garp, no se avergonzaba de ninguno de ellos y su amigo comprendía que ninguno de ellos era un ¨adulto prudente¨ pero el asunto que trataban era de suma importancia y no quería que fuesen groseros en ese momento —… ¡Oh! Al parecer mi abuelo ha llegado ya.

-¡¡…!! — La sala quedó en silencio ante las palabras de Marshall D. Teach.

-¡Marshall!... — Shirohige se había levantado con furia de su silla.

-Ummgr… — Garp gruñó con ira, si ese era el heredero de Edward Newgate, no importaba de quien fuera voluntad, no entregaría a su nieto nunca.

-¡¿Qué estás diciendo Teach?!... — Izo tuvo que ser retenido por Thatch para no lanzarse y golpear a Marshall, toda la familia estaba tan satisfecha con el compromiso de Marco y que uno de ellos dijera que tomaría el lugar del rubio era como una traición a la familia, sobre todo cuando nunca había tomado interés en las tomar las riendas de la familia hasta saber que su prometido podría ser un ¨omega demasiado singular.¨

 

-¿Marco no se los dijo?... — Preguntó socarronamente —…  Ayer me pidió que aceptara ser el heredero de la familia y me casará con el ¨pequeño prometido.¨

 

 

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Cuando Marco llegó al jardín de glicinas se dio cuenta de que había sido el imbécil más grande del mundo.

Ayer, luego de su encuentro con Ace le había pedido a Teach que tomara su lugar con el compromiso, Marshall era perfectamente capaz de llevar las riendas de los negocios del linaje de Shirohige, era un alfa sano y fuerte, sin duda llevaría por un firme camino a la familia.

Parecía una buena decisión en ese momento…

Pero ahora…

Al ver al moreno felino tendido entre las sombras de los ramilletes de glicinas…

Sin duda…

 

-… — Su semblante se ensombreció, había tomado una decisión, se arrodilló ante el felino acomodando los mechones negros despejando la frente del felino y observando sus largas pestañas, las mejillas sonrosadas decoradas con dulces pequillas y una delicada respiración que dejaba escapar su cálido aliento de entre sus labios, Marco tragó saliva al detectar el color rosáceo en esos aparentemente suaves labios; Se conformó con pasar su pulgar por la mejilla a su alcance y al sentir la suavidad de esa piel un escalofrío que desencadenó la mayor determinación de su vida —… No me importa si debo cortar su cuello-yoi… — Susurró indiferentemente —… Desde ahora eres solamente mío-yoi.

 

 

Continuará…

Notas finales:

Espero les haya gustado y puedan disculpar la tardanza, a decir verdad no creí poder continuarlo y menos por el repentino cambio de pareja pero, estoy algo obsesionada con el MarcoxAce por ahora, igual el capítulo es necesario para lo que sigue.

Cuídense mucho!! Mata-nee!! (-w-)/


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