Esa misma noche Kiba seguía despierto, pese que eran las 3 de la mañana, no podía dormir. Fue sacado de su meditación al escuchar su celular sonar. Al mirar que la llamada era del rubio, pensó que era una buena señal, pues hace unas horas había hablado con él.
-Hola ¿Naruto?-
Su sonrisa desapareció al saber quién estaba del otro lado de la línea, al principio le molesto, pero conforme la otra persona le fue narrando lo que sucedía se calmó, para ahora entrar en pánico.
-Si esto es una broma juro que te romperé la boca- Traba de dar crédito a lo que escuchaba.
-Bien, gracias supongo. Estaré esperando – Kiba colgó el teléfono y miro la pantalla. Acto seguido lo arrojo sobre las almohadas, estaba claro que esta noche no dormiría ni un poco. Aunque lo que más le intrigaba es que él le hubiera llamado.
Naruto se dirigía con su maleta, los empleados estaban formados a las afueras de la mansión para despedir al rubio.
-Te queremos mucho Hijo. Pronto iremos a visitarte- Su madre lo abrazo.
-Animo campeón- Era el turno de su padre de abrazarlo.
No dijo nada nadie acepto a Sasuke quien lo esperaba ya en el auto. El auto ya salía de la mansión.
-Supongo que incluso dejare de verte a ti ¿No es asi? Sasuke-
-Sí, así es. Por fin de té desharás de mi-
-No, solo eso me faltaba- Aunque Sasuke era quien lo separaba del moreno, estaba consciente de que no lo hacía apropósito y en estas semanas había llegado a agradarle el azabache, pues era su única compañía.
-¿Mmm?- Solo dijo ese pequeño sonido y siguió conduciendo. Estaban llegando a las afueras de la ciudad. Pero Sasuke aparco a un lado de una glorieta que conducía a la autopista.
-¿Sasuke que significa esto? ¿Vas a secuestrarme?- Pregunto incrédulo el rubio, en el asiento trasero.
-¿Para qué quería a un niño mimado?. Sea lo que vayan hacer háganlo pronto- Cruzo los brazos y se recostó en el respaldo.
-¿Qué?- No pudo seguir interrogando, pues miro como alguien habría la perta del auto. Al mirar quien era no se lo podía creer.
-Rubio-
-¿Kiba?- Tan pronto escucho su voz y lo identifico se lanzó a sus brazos. Seguido de un beso espontaneo.
Tal fue el impulso con el que Naruto se lanzó contra Kiba que ambos cayeron sobre la acera del parque.
-¿Me extrañaste?-
-Mucho- Naruto escondía su rostro en el pecho del moreno.
Ya más calmados sentados en una banca, trataban de conversar de todo. Querían resumir sus experiencias de estas últimas semanas y contarse todo. Abrazados sin perder la oportunidad del contacto físico.
-Si que la has pasado mal rubio- Kiba revolvía su cabellera rubia.
-Kiba. Escucha tengo que decirte algo….- Fue interrumpido por los labios del moreno.
-No tienes que decirme nada. Lo sé todo-
-Lo sabes. ¿Cómo?-
-Sasuke. Sasuke me llamo anoche y me conto todo. Me cito aquí para poder despedirme de ti-
-Baya. Kiba yo no quisiera..-Fue interrumpido nuevamente.
-Descuida, tu solo espérame. Encontrare la forma de arreglar esto ¿De acuerdo?- Kiba traba de mostrarse fuerte, para calmar al rubio. Aunque por dentro se estuviera derrumbando.
-Bien- La seguridad con la que el moreno hablaba, le ayudo bastante.
Era poco el tiempo que les quedaba así que decidieron, compartir los que podrían ser sus últimos besos. Kiba tenía una pregunta que quería hacerle al rubio.
-¿Naruto?...- Paro en seco meditando su pregunta.
-¿Si?-
-¿Me extrañaras?- Improviso una pregunta.
-Claro- El pequeño se aferró al pecho del moreno, escuchando el ruido que provocaba el cuero de la chaqueta de Kiba.
-Vamos-
Kiba tomo de la mano al pelirrubio y caminaron por aquel parque, llegaron hasta el auto donde Sasuke ya los esperaba. Compartieron un delicado y tierno pequeño beso, el cual fue más que nada solo un rozón de labios.
-Adiós- Movía sus manos en señal de despedida al mirar como el rubio lo observaba por el parabrisas trasero del auto, y se alejaba poco a poco de él.
Luego de unos minutos más de viaje, en medio de la quietud de enormes jardines y luego de atravesar un antiguo portón, por fin llegaron a dicho instituto. Donde una fila de religiosas y maestreas estaban esperando en la acera la llegada de un Namikaze. Aquello era bastante formal.
-Hemos llegado- Sasuke ayudaba al rubio a bajar su maleta.
-Gracias Sasuke- Dio un sincero y profundo abrazo al azabache, el cual lejos de molestarse lo ¿Disfruto?.
-El tipo es un imbécil, no me agrada pero. Ufff me debes una Naruto- Sasuke inflaba una de sus mejillas mientras volteaba hacia otro lado.
-Espero verte pronto. Por favor visítame- Miro a los ojos del azabache directamente.
-Cuídate Naruto- Desordeno el cabello el menor, para dejarlo ir y subir al auto y marcharse.
Resignado, Naruto se acercó a la guardia de honor que él esperaba. Una mujer de edad avanzada, quien parecía ser la religiosa superior, lo salud.
-Bienvenido Joven Namikaze-
-Gracias-
-Hemos preparado todo, su habitación esta lista. Naruto siguió a una de las mujeres, recorrían largos pasillos. Aquel instituto, tenía como sede central una enorme catedral que era también la rectoría del lugar. Amplios jardines, las aulas en una sección, las habitaciones en otra. Todo el lugar tenía un estilo gótico. Era bonito el lugar si no fuera porque estaba contra su voluntad disfrutaría mucho de la arquitectura.
Fue llevado hasta un edificio. Le mostraron su habitación, la cual consistía en una recamara, un cuarto ropero y un baño. Estaba ubicada en un 4to piso. Naruto pronto descubrió un pequeño balcón que tenía vista hacia los jardines exteriores del internado, la vista era hermosa.
Llego hasta la cama donde estaba su nuevo uniforme, el cual por extraño que pereciera tenía una especie de toga negra y una bufanda café. Lo tiro al suelo y justo cuando se dejó caer sobre la cama comenzó a llorar.
-Kiba- Pronto aquel tímido llanto se intensifico, a tal grado de que quien pasara por el pasillo podría escucharlo.