Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El número diecinueve por Athair1980

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Aqui estoy, el retorno tras meses y meses intentando recuperar mi cuenta.

Os traigo una historia narrada en primera persona y con mucho flash back (en letra cursiva, por cierto).

Después de cinco meses de inactividad total no sé si MrVandeKamp2 seguirá por aquí o leerá esto, pero como siempre, va dedicada para él.

Como siempre, los personajes no son mios y blablabla, no gano nada con esto y blablaba, y si enviais algún review estaré muy, muy pero que muuuuy agradecida.

Notas del capitulo:

Pués eso, en letra normal lo normal y en cursiva los flash back.

 

Estaba de espaldas, mirando sin realmente ver nada, cuando escuché el sonido de la puerta de la habitación cerrarse.

Estábamos solos, él y yo, yo y él.

Dos hombres que se conocían desde hace años pero que no se habían “encontrado” en las mejores circunstancias.

---Flash Back---

Dicen que todos, lo queramos o no, llevamos dentro nuestro un monstruo que permanece agazapado, esperando con paciencia para salir a flote y destruir todo aquello que le rodea.

En el caso de Death Mask, caballero de oro de Cáncer, guardián del cuarto templo del Santuario de Atenea, ese monstruo despertó tras la “gran resurrección”.

Cuando la diosa, con su bondad y poderes inconmensurables, nos devolvió la vida a todos.

Y, contrario a lo que se esperaba, no hubo debates ni discusiones sobre los actos cometidos en el pasado. Se pidió perdón, se perdonó y cada cual dejó sus rencillas personales a buen resguardo, en algún lugar de su interior.

Reconozco, que acostumbrados a guerras, misiones y entrenamientos.  A derramamientos de sangre y pensamientos estratégicos, nos costó un poco entender, comprender y aceptar que de ahora en adelante solo habría paz.

Pero en cuanto ese concepto consiguió entrar en nuestras cabezas, comenzar el nuevo camino de nuestras vidas fue sencillo.

Shion, de nuevo instaurado en su puesto de Patriarca y Dokho, nuevamente a nuestro lado en el Santuario y no custodiando un sello maldito, fueron los primeros en querer que el amor estuviese en cada minuto de sus nuevas vidas.

Después de doscientos cuarenta y tres años esperando ese momento, ninguno de nosotros les pudo o quiso reprochar que tomasen esa decisión. Contrario a eso, les felicitamos y les deseamos lo mejor en su reciente emparejamiento.

Pero……para nuestra desgracia, tardamos un poco demasiado en entender, en comprender, que en nuestro caso, uno más uno no iban a sumar dos.

Todos, todos y cada uno de nosotros queríamos obtener lo mismo que ya habían obtenido Shion y Dokho, el amor.

Encontrar un compañero de vida, una pareja a la que amar y por la que ser amados.

Y, nuevamente, tardamos demasiado en hacer las cuentas.

Incluso a pesar de la presencia de los cinco caballeros de bronce que tanto habían dado por la diosa y la humanidad, nosotros, éramos impares.

Diecinueve.

Éramos diecinueve.

Un Patriarca.

Doce caballeros de oro.

Un ex general marino que ahora fungía como segundo caballero de oro de la casa de Géminis.

Y cinco caballeros de bronce.

Diecinueve.

Éramos diecinueve.

Para formar una pareja se necesitan dos partes.

O faltaba uno o sobraba alguien.

Y nunca saldrían las cuentas.

Porque, aunque suene egoísta, nunca contamos con el resto de componentes de la orden.

Daban igual caballeros de plata, amazonas y otros caballeros de bronce.

Daban igual.

Los diecinueve de los doce templos, simple y sencillamente, solo queríamos encontrar a “nuestro alguien” entre alguno de los diecinueve de los doce templos.

Y las cuentas, no salían por ninguna parte.

---Fin Flash Back---

Continué mirando a la nada porque sabía lo que encontraría si miraba a Death Mask de Cáncer.

Unos ojos azules plagados de arrepentimiento y suplica.

Unos labios temblorosos, incapaces, de momento, de admitir abiertamente el error cometido. Incapaces también de rogar, implorar e incluso claudicar por un perdón del que sabía no era merecedor.

Y un cuerpo forjado en el clamor de la batalla que no podía rendirse a lo evidente.

La certeza, segura, obvia y palpable de que, a pesar de lo imperdonable de sus actos, de lo erróneo de sus acciones, su huella había quedado bien impresa en cada poro de mi piel, en cada recoveco de mi corazón.

---Flash Back---

Y un día, ni mejor ni peor que el anterior o el siguiente, Death Mask de Cáncer decidió, sin preguntarle a nadie, que él no sería el número diecinueve.

Que no sería él quien se quedase sin ese alguien a quien amar y por quien hacer amarse.

Mil adjetivos pueden serle dados al italiano caballero de Cáncer, pero si hay uno que los definiría a todos ese sería cabezota.

O terco como una mula.

Cuando Death decidía algo, cualquier cosa, fuese lo que fuese, iba a por ello sin ambages. Sin preguntarse si sus acciones repercutirían en otras personas, sin siquiera plantearse el hecho de que, que él quisiese algo no significaba que le resto del mundo quisiese lo mismo que él.

Death Mask decidió que iba a amar y a ser amado y fue a por ello.

Punto.

No había lugar para discusiones.

Gracias a los cielos, el de Cáncer descartó en el acto a Shion y a Dokho. Supongo, quiero creer, que la parte “humana” del italiano comprendió que en la vida del Patriarca y del caballero de oro de Libra no había un lugar para él.

Y sencillamente, lo aceptó y pasó al punto siguiente.

Al fin y al cabo, quedábamos dieciséis donde elegir.

---Fin Flash Back---

Nunca he tenido que preguntarme a mí mismo el por qué de que Death Mask no eligiese como pareja a Aphrodita de Piscis.

Puede que para algunos fuese la elección más sencilla y fácil. Los caballeros de Piscis y Cáncer llevan toda la vida juntos.

Se conocen el uno al otro mejor de lo que los podrá conocer nadie. Llegaron al mismo tiempo al Santuario y vencieron en segundos la barrera de los idiomas.

Algo hizo “clic” en ellos y desde entonces era imposible ver a uno sin que el otro estuviese a su lado.

Si alguna vez escribiesen un libro sobre nosotros, estoy seguro de que en algún pasaje se dirá que lo que unía a Dita y Death era la amistad.

Pero no cualquier amistad, sino una que se puede escribir en letras mayúsculas; una de esas amistades que te convierte en el “hermano” de otro. En ese ser que sabe, sin duda alguna, que siempre va a tener el lugar más importante en la vida de su amigo.

A Death y a Dita les unía ese amor fraterno que se forja de la autentica amistad.

Ni necesitaban, ni querían, ni buscaban otro tipo de amor diferente entre ellos.

Sólo quedábamos quince.

---Flash Back---

Lo supe, lo supimos todos en el mismo instante.

Aunque nadie recuerde ni el cómo, ni el por qué.

Fue como si en un segundo nos hiciésemos conscientes de que Death Mask se había “transformado” en un tigre.

Uno que no tenía problema alguno en demostrar que estaba “de caza”, buscando con paciencia a la presa más jugosa del lugar.

Y al principio, “las presas” fuimos todos.

Una mirada seductora por allá, unas palabras insinuantes por aquí, un toque “disfrazado” de camaradería por el otro lado.

Reconozco que la nueva aptitud del italiano nos pilló desprevenidos.

Estábamos acostumbrados a un comportamiento más agresivo, a que Death fuese……Death. A que todos supiéramos que los caballeros de oro de Cáncer son, desde los albores de los tiempos, un tanto siniestros.

Así que fue difícil verle en una tesitura diferente.

Difícil……y abrumador.

Porque se “transformó” a sí mismo en un ser que hacía, sin esfuerzo alguno, que tus más bajos instintos aflorasen.

Te “convertía” sin proponérselo, en un cuerpo tembloroso, titubeante y anhelante.

Anhelante de que te eligiese a ti de entre el resto. Anhelante de ser el recipiente de una sensualidad abrasadora y arrolladora que te transformaba en un mero esclavo deseoso de que él, y solamente él, se autoproclamase tu amo, señor y dueño y te reclamase.

Y un día……esos ojos azules “eliminaron” a catorce “presas” posibles y se instalaron, avasalladores, en la número quince.

Esos ojos, me eligieron a mí.

---Fin Flash Back---

¿Me sentí dichoso al saberme el objeto de deseo de Death Mask de Cáncer?

Oh, sí, claro que sí.

Mi ego ascendió hasta los cielos mientras mi pecho se inflamaba de orgullo.

Me convertí en alguien que solamente quería pavonearse frente al resto presumiendo del hecho de que me hubiese elegido a mí.

Pero, los “tigres” no cazan despacio y con cuidado.

De eso, me olvidé.

El monstruo interior de Death Mask había hecho su elección y quería reclamar su “premio” ahora y ya.

Iluso fui al creer que se podía domar a una “bestia” que llevaba tantos años dormida.

---Flash Back---

Puedo jurar, juro y juraré que no recuerdo cómo llegué a la cama del caballero de oro de Cáncer.

No recuerdo haber dejado el coliseo de entrenamiento aquel día en que me miró y yo supe que era “su él”.

No recuerdo haber llegado al Santuario, ni comenzar a subir las interminables escaleras que separan los templos.

No tengo consciencia alguna de haber atravesado los templos de Aries, Tauro y Géminis.

No sé si los rostros que adornan las paredes del cuarto templo se perturbaron cuando sintieron nuestras presencias, o en qué momento pasé de estar cubierto por una armadura de oro a estar desnudo, con esa misma armadura esparcida por el suelo y lo que había sido mi ropa hecha girones.

Solamente tengo el recuerdo vago de pensar “¿acaso creías que viniendo de él, ibas a obtener algo distinto?”, cuando sentí, por primera vez, como los dientes de Death Mask de Cáncer se clavaban en mi carne.

Recuerdo sin embargo cada uno de los mordiscos siguientes, unos provocando moratones, otros, sangre.

La “bestia”, se había desatado.

Y no pararía hasta estar satisfecha del resultado.

Recuerdo como sus manos fuertes marcaron a fuego cada poro de mi piel, arañando, dañando, conquistando mi cuerpo con la ley del “más fuerte”.

Hubo algunos segundos en los que lograba recuperar la cordura y recordaba que yo también era un caballero de oro, segundos en los que tenía tan claro como el agua que yo podía parar aquel trato doloroso y humillante.

Pero recordar que era un dorado no sirvió de nada.

Ser un caballero de oro, no sirvió de nada.

Fue como si todas mis fuerzas, mi cosmos, mis poderes se hubiesen “apagado” en el momento en el que más los necesitaba.

Y siendo consciente de eso, y de que ni mis ruegos ni mis suplicas iban a valer……simplemente me rendí y me dejé hacer.

Recuerdo como Death Mask utilizó la fuerza bruta para dejarme bocabajo y abrir mis piernas con una maña casi sádica.

El grito de dolor que salió de mi garganta cuando me penetró de una sola vez, sin preparación previa o lubricación que lo hiciera más fácil.

El dolor que me partió en dos desde el pelo hasta las uñas de los pies.

Las lágrimas desbordándose por mis mejillas como ríos.

El olor de la sangre.

Como comenzó a embestirme con fuerza y saña, metiéndose cada vez más dentro de mí, rompiéndome, desgarrándome.

Sus gemidos, mitad a camino entre alguien a quien le están haciendo daño y alguien que se encuentra en el paraíso.

Recuerdo que en un momento dado el clavó una vez más los dientes en mi carne, en el hueco que queda entre el cuello y el hombro. Marcándome como un lobo hambriento que ha encontrado a su comida favorita.

Sé que bebió con gula la sangre que provocó ese mordisco mientras seguía embistiendo, fuerte, constante. Metiéndose en mí una y otra vez.

Le rogué, supliqué e incluso recé para que parase, para que se calmase.

Lo único que conseguí fue que una de sus manos hundiese mi rostro a la fuerza contra la almohada después de que soltase, casi entre dientes un “que te calles”.

Que me faltó el aire mientras él me violaba como un salvaje.

Porque sí, eso que él me hacía, era una violación en todo el sentido de la palabra.

Una violación humillante y aberrante.

Reconozco, que cada segundo de aquellas interminables horas me quise morir.

Otra vez

---Fin Flash Back---

Doy gracias a los cielos, a los dioses o a quien fuese.

Porque en mitad de aquella violación me desmallé.

Sí, yo, un caballero de oro que ha entrenado partiendo piedras con los puños desnudos.

Sí, yo, que he peleado contra guerreros que me superaban en número y dioses que me superaban en fuerza……me desmallé mientras mi compañero me violaba.

Y lo agradecí en ese instante aunque no cuando me desperté minutos después.

Porque  al despertar fui consciente de que él seguía violándome mientras estaba inconsciente.

No paró de embestirme hasta que se vació dentro de mí.

Recuerdo la sensación de su semen mezclado con mi sangre escurrir entre mis piernas. El dolor que me invadía con cada ligero movimiento que yo hacía.

Recuerdo desconectarme.

Si, lo sé. Lo lógico hubiese sido que me encolerizase, que le recriminase, que a golpe de puño y cosmos le hiciese pagar por su crimen.

Pero no lo hice.

Me quedé quieto, sin saber qué hacer, sin saber qué decir, sólo mirando hacia la nada mientras escuchaba su respiración entrecortada e incluso el sonido atronador de su corazón latiendo a ritmo desenfrenado.

Con él aún encima de mí.

Dentro de mí.

---Flash Back---

El “¿qué es lo que he hecho?”, “¡oh, diosa! ¿Qué es lo que he hecho?”, llegó después.

Mucho después.

Le escuché decir eso mientras mi cuerpo aún yacía roto en su cama y mi mente estaba a kilómetros de distancia del cuarto templo.

Quise morirme cuando con prisas y sin cuidado terminó de salir de mi interior y me dio la vuelta para que quedásemos de frente.

No hubo ni una sola parte de mí que no doliese.

Le vi mover los labios pero no recuerdo sus palabras. Si dijo algo, no le escuché.

En medio de una especie de limbo sé que me levantó en brazos y me llevó a su baño. A pesar de mi “desconexión” llegué a sentir como me lavaba el cuerpo y el pelo con un cuidado y un mimo poco acorde a lo que acababa de suceder.

Vaga, muy vagamente le recuerdo sacando un botiquín de primeros auxilios y curándome las heridas aún sangrantes.

Y aún más vagamente recuerdo que me pedía perdón mientras me vestía con su ropa y se daba cuenta de que los pantalones me venían una o dos tallas más grandes.

A mi mente viene también la imagen de Death Mask deshaciéndose de las sabanas sucias de su cama a la velocidad de la luz y poniendo unas limpias segundos después.

Y el recuerdo de un “ahora vuelvo” justo después de que con un cuidado extremo, me volviese a dejar en su cama recién hecha, como si yo fuese una frágil figurita de cristal.

No sé si fueron segundos, minutos u horas después pero……la siguiente vez que se abrió la puerta de la habitación de Death Mask de Cáncer……fue para que por ella entrase Shion, actual Patriarca y antiguo caballero de Aries.

Luciendo una expresión en su rostro……que jamás olvidaré.

---Fin Flash Back---

-De todas las cosas que ocurrieron ese día-digo rompiendo el silencio por primera vez-Lo que no consigo entender, es por qué se lo dijiste.

¿Por qué Death Mask fue a buscar a Shion después de violarme?

No es que yo estuviese en posición de delatarle, en esos instantes, no recordaba ni mi propio nombre.

Y confesárselo al Patriarca implicaba que tarde o temprano, todo, TODO el mundo se enterase.

¿Quería yo que mis compañeros supiesen lo que me había sucedido?

¿Quería que fuesen conscientes de que no había podido defenderme?

No.

La verdad, es que no.

Por humillación y vergüenza más que nada.

Si no fui capaz de “luchar” contra alguien que comparte mi misma fuerza, mi misma velocidad y mis mismos poderes…… ¿cómo iban a confiar en mí mis compañeros si en alguna ocasión volvía a aparecer un enemigo?

Por autoprotección.

Cinco minutos antes de que comenzase todo yo había querido presumir de ser “el elegido” de Death Mask de Cáncer, y ahora……me aterraba mucho, muchísimo más, que ellos me confrontasen con un “te lo dije”.

Pero sobre todas las cosas, por dolor.

Porque si yo había querido presumir de Death Mask, de ser el elegido de Death Mask, es porque hasta las piedras del Santuario saben que yo me sentía atraído por Death Mask desde que éramos niños.

Llegué al Santuario de Atenea tres años después que él, yo era el niño nuevo del sitio y miraba al resto……como si fuesen algo raro.

Sí, como suena, los miraba como si fuesen raros.

Para mi mente infantil, aquellos dos que eran gemelos, eran raros porque ser gemelos es raro. El rubito de ojos cerrados era raro porque era rubio y tenía los ojos cerrados, y el del pelo lila con dos puntitos en la frente……era raro de narices.

Y entonces vi al niño de pelo azul en punta, ojos azules que destilaban veneno, cuerpo flacucho y manchado de barro hasta las orejas y una boca que soltaba palabrotas a diestro y siniestro y……él……él no era raro.

El niño creció, y Death Mask se convirtió en un adonis italiano de malas palabras y peor genio. Un hombre capaz de darte una patada en el trasero sin avisarte primero, alguien con una mente que iba a mil revoluciones por minuto.

Y que tenía un cuerpo de infarto.

Todo eso, todo Death……me cautivó.

Una verdad enorme es que cuando estás entrenando para ser un caballero de oro o ya eres un caballero de oro, no es que tengas demasiado tiempo para dejarte llevar por las hormonas o por “ciertas partes del cuerpo”.

Por mucho que le pese a nuestros egos masculinos, la mitad de nosotros, por no decir todos, nos hemos muerto en alguna ocasión.

Y nos morimos sin saber lo que era una erección.

Yo tuve más de una, y más de dos, pensando en el italiano.

Solo ahora, con la nueva vida, estamos empezando a descubrir lo que es el sexo.

Y mi primera vez……fue con el italiano que me había violado.

Así que no, no entendía por qué Death Mask había avisado al Patriarca tras violarme.

-Porque……porque era lo correcto-me contesta el de Italia tras unos minutos-Era lo correcto y sé, soy consciente, de que me merezco un castigo por lo que te he hecho.

-Puede-digo de manera ausente, la verdad es que me está costando hilar mis pensamientos-Pero, quizás deberías haberme preguntado primero si yo deseaba arreglar esto a mi manera, sin que todo el Santuario se entere de lo que me has hecho.

-¿Crees que no lo hubiesen sabido?-pregunta con algo de ironía impregnando su voz-Vamos, ambos sabemos que eres……eres……más fuerte que yo. Cualquier cosa que me hicieras, sea tan pequeña como un rasguño o tan grande como matarme se notará al segundo.

-¿Y qué?-preguntó sin entender y sin querer mirarle. Sigo pensando que la pared que tengo enfrente es mucho más interesante que el italiano.

Menos intimidante.

-Supongo, que nada-confiesa él tras emitir un largo suspiro-Creo que recibirías con gusto el castigo por vengarte de lo que te he hecho.

Haciendo acopio de valor, me giro.

Mi cuerpo se mueve hasta estar en una posición que me permite mirarle por primera vez desde que entró en la habitación.

Por un segundo, tengo la sensación de que es como si Death Mask hubiese “empequeñecido”. Como si solo por mirarle, toda esa grandeza que vi en él, todas esas cosas que me hicieron mirarle con deseo y anhelo hubiesen desaparecido.

Es como si ante mí no quedase nada del caballero de oro de Cáncer y en su lugar solo me hubiesen puesto una imitación que no le llega ni a la suela de los zapatos.

-¿Sabes?-pregunto-Tengo una certeza clara desde el primer minuto.

Death Mask me devuelve la mirada con expresión de no entender cómo puedo estar tan tranquilo, de no entender qué demonios le estoy diciendo.

-No van a castigarte, te darán un sermón, pero no van a castigarte-le aclaro-A ti, no.

-¿Por qué dices eso?-pregunta ya con el gesto fruncido, con el gesto de un niño pequeño que no entiende porque le niegan algo tan sencillo.

-Death……eres el único de todos nosotros capaz de “controlar” el poder del averno, eres el único que sabrías, con certeza, si vuelve a pasar algo en el reino de Hades-le aclaro-No seamos necios. Por mucho que nos hallan prometido la paz, tarde o temprano tendremos que combatir de nuevo, y todos, todos sabemos que será, de nuevo, con un muy cabreadísimo y humilladísimo dios de los muertos. ¿De verdad crees que la diosa va a castigar a la única ventaja que tiene para cuando llegue el momento?

Pese a la situación, me provoca una pequeña sonrisa ver como los ojos del italiano se abren como platos ante mis palabras.

Por la impresión de las mismas y por su significado.

Se ha dado cuenta de que yo ya sabía que no va a haber castigo por sus actos.

No más allá de un “no vuelvas a hacerlo”.

O eso cree él.

-Pero……tienes razón, tú mereces un castigo y yo……mi venganza-le digo imprimiendo seguridad en mi voz.

Y es eso, esa tranquilidad, esa seguridad en mi mismo lo que más lo deja desconcertado.

-Cometiste un error al contárselo a Shion-empiezo a aclararle-Porque ya sea por su puesto de Patriarca o porque, admitámoslo, Shion es un poco cotilla, tarde o temprano todo el mundo se enterará de lo que me hiciste.

Veo al italiano fruncir el ceño y yo siento, en mi interior, como una sensación de triunfo me va embargando.

No me gusta ser el malo de la película. Nunca he querido ser ni juez, ni verdugo.

Y admito que en el fondo, muy en el fondo, me da pena el destino del italiano.

Pero él solito se lo ha buscado.

No tenía derecho a hacerme lo que me hizo.

No tiene derecho a hacerle eso a nadie.

-Nosotros, los que vivimos en los doce templos, no olvidamos Death-le digo-Puede que perdonemos, o que finjamos que hemos perdonado, pero no olvidamos. Y tú, me violaste, tú, violaste a uno de tus compañeros.

Le veo tragar saliva, ruidosamente y veo que empieza a comprender el concepto.

-De mí, no obtendrás nada, nunca más, eso puedo jurártelo-le aclaro-¿Crees que cuando sepan lo que has hecho, cuando comprendan el alcance de tus acciones, van a querer a arriesgarse a ser el próximo?

-No……puedes……no puedes……condenarme……a eso-tartamudea él.

Ha empalidecido y su labio inferior tiembla como una flor al viento.

De hecho, todo él está temblando.

-Te condenaste a ti mismo al violarme Death-le aclaro-Yo, me recuperaré de las heridas físicas y, de las mentales. Sí, puede que tarde un tiempo en volver a confiar, pero lo haré.

Mientras lo digo, me doy cuenta de que creo en mis palabras.

El mundo no se reduce a un único hombre que me ha hecho daño, tengo a dieciocho compañeros más que me ayudaran a sanar cuerpo y mente, alma y corazón. Compañeros que no dudarán en darme su apoyo y sus ánimos, en ayudarme a superar la experiencia de una violación.

Sé que el tiempo me sanará y tengo muy claro que esa “fijación” que sentía por él, murió de forma fulminante cuando me violó.

Quizás, tenga la suerte de encontrar entre mis otros compañeros a esa persona con la que unir mi vida, sin miedos. A entregarle todo de mi sin que me asalten los recuerdos de lo sucedido con el italiano.

Pero a él……no le perdonarán.

No del todo.

Puede que con el tiempo vuelvan a aceptar su “camaradería”, que con prudencia tiendan una mano amiga hacía él.

Pero románticamente hablando……para cuando ese punto haya llegado, habrá pasado el tiempo suficiente para que el resto tengamos a nuestro lado a alguien a quien amar y por quienes ser amados.

Al violarme, al contarle a Shion que me había violado, se impuso a sí mismo el castigo que ni nuestra diosa ni nuestro Patriarca le pueden dar por ser quien es.

Se condenó a estar solo.

Y él, es consciente de eso.

Doy el primero de mis pasos, que curiosamente me acercan a él. Pero es inevitable no acercarme, al fin y al cabo, él no se ha movido de la puerta desde que entró.

Ya es hora de que vuelva a mi templo, quizás lo pase de largo y haga una visita a alguno de mis compañeros.

Sé que se han preocupado en mi “ausencia”, mientras me recuperaba de mis heridas en el templo del Patriarca.

Cuando cojo con mi mano el pomo de la puerta, dispuesto a salir de aquella habitación y comenzar mi nuevo camino es cuando escucho el susurro, en voz muy rota, del italiano.

-Ca……Camus……Camus por……por favor-

Desde que conseguí la armadura de oro de Acuario me he ganado miles de apodos.

Todos ellos tienen que ver con la “ausencia de sentimientos”.

Pero reconozco, que escuchar a Death Mask de Cáncer tan sumamente destrozado hace que algo, muy dentro de mí, quiera olvidarse de la humillación, el dolor, la rabia y la ira.

De que me violó.

Lo que me hizo es injusto.

Lo que le espera a él si llega a saberse lo que me hizo……

-Hablaré con Shion-suelto, sin pensarlo.

Sí, yo y mi orgullo iremos a hablar con el Patriarca. Los “dos” le pediremos, por favor, que no le comunique al resto de habitantes del Santuario lo que ocurrió en el templo de Cáncer.

Que lo que me sucedió, lo que me hizo, quede entre nosotros tres.

-Pero, te lo advierto, Death Mask-digo con el tono más frio y amenazante que me sale-Si mi decisión causa que tú le hagas a otro lo mismo que me hiciste a mí, si le haces daño a uno de los que yo considero mis hermanos, ni la diosa podrá volver a resucitarte cuando yo acabe contigo.

Y tras esas palabras, salgo de la habitación, rumbo al despacho patriarcal.

Rezando.

Rezando para que el italiano se tome en serio mis palabras.

Rezando para que aproveche la oportunidad que le he dado.

Rezando para que por mi causa, por ese “perdón” concedido por mí al caballero de oro de Cáncer, no sea uno de mis otros compañeros, uno de mis hermanos, el que se quede solo, sin amar, y sin ser amado.

Ninguno de ellos, ninguno, merece ser el número diecinueve.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).