Estrés
Mucho, mucho estrés. Eso era lo único que sentía el cuerpo del pobre pelirrojo. Que ahora se encontraba en su oficina revisando los últimos papeles de su divorcio.
Oh sí, porque no le bastaba con tener uno de los trabajos más estresantes posible, o que le hayan puesto precio a su cabeza, también tenía que mando su vida personal al caño. Pero de cierta forma eso era lo mejor así no exponía al peligro a su ex-esposa y mejor amiga Okuda Manami. A la cual aun y a pesar de todo le tenía un gran afecto.
Pero siendo sinceros aun no entendía como logro eso, cuando se casaron estaban muy felices, se querían mucho y su vida era prácticamente perfecta, o tal vez no realmente pero había un factor muy importante que lo hacía sentir que así era, lo malo fue que no lo noto hasta que fue muy tarde.
El sonido de la puerta cerrándose lo distrajo de sus pensamientos, pero al levantar la mirada no había nadie allí. No le dio importancia, pues se lo atribuyo al cansancio y estrés por lo que volvió a perderse en sus recuerdos.
¿En que estaba? A si, recordando ese factor que desapareció sin dejar rastro, como si jamás hubiera existido.
Pero él sabía existió, ya que esa “pequeña serpiente” era el único que podía hacerle frente en una pelea; era su compañero a la hora de entrenar; y pensándolo bien, era la razón por la que estaba vivo hoy, sin ese entrenamiento lleno de buenas técnica, algunos intentos de asesinatos, carcajadas y trampas tal vez no habría sobrevivido a los intentos de asesinatos reales que vivió en estos días.
Pero lo que más recordaba era esas tarde donde tomaba algo con él y se fascinaba o le regañaba por sus travesuras. O a veces solamente estaba allí para hablar de cualquier trivialidad absurda haciendo que pase un buen rato, un pacífico y agradable rato. Pero ese pequeño y adorable factor peli azul se fue sin dejar rastro, provocando que su estrés se acumulara y su vida se vaya lentamente al caño.
Un suspiro se escapó de sus labios de sus labios, no quería pensar en eso, no era momento de pensar en eso.
Miro el reloj que estaba a su lado, eran las 10 en cualquier momento llegaría aquel asesino que le recomendaron además de que también vendrían Karasuma e Irina para hablar de unos negocios.
Ese sería un día pesado y recién empezaba.
Pasaron 20 minutos en los que se sintió extrañamente observado. Eran las 10:25 se supone que el dichoso asesino debía venir a las 10 en punto, tal vez era el mejor pero era muy impuntual.
En ese mismo instante escucho un golpe en la puerta. Una especie gruñido de su parte fue suficiente para que sus ex-profesores entren a su oficina
-Buenos días Akabane-
-Buenos días Karasuma-san, Bitch-san - dijo sin levantar la vista de los papeles que estaba revisando. –su asesino es muy impuntual, eso no me agrada. Te aviso que si no llega en menos de 15 minutos no lo contratare.- comento mirando al fin a la pareja frente a él, ellos lo miraban con sorpresa, como si estuviera diciendo algo muy raro o como si hubieran visto un fantasma.
-que pa...- no pudo terminar su frase porque de la nada sintió el aliento cálido de alguien en su oreja. La sorpresa fue tanta que se levantó de golpe tirando la silla y algunos papeles. Se giró y pudo ver a un chico de cabello negro que estaba tratando de contener la risa, al igual que cierta rubia, hasta que no pudieron más y estallaron en risas.
-jajajajajajajajajajajajaja nunca te vi tan asustado mocoso jajajaja-
-jajajajajajajajajajajaja n-no creí… que sería tan divertido! Jajajaja- al enano pelinegro le costaba hablar de tanta risa -no me había reído así en años!!! jajajaj!-
-quien demonios eres tú?!- grito Karma tratando de contenerse, sin mucho éxito.
- a-ah es verdad jajaja l-lo siento jajajaja olvide presentarme - el pelirrojo estaba realmente furioso y la constante risa de la persona frente a él no ayudaba, pero también se sentía algo extraño. Cuando el más bajo de aquel lugar se calmó volvió a hablar por fin. - soy el asesino conocido como "Snake" "el asesino silencioso" o "shinigami" pero puede decirme Naga. Es un placer conocerlo Akabane-sama.- Respondió tranquilamente con una sonrisa encantadora en el rostro.
Karma se quedó estático por lo que dijo y en un acto algo descarado se tomó la libertad de observar atentamente al chico que estaba frente a él. Estaba vestido con un pantalón negro y una camiseta mangas larga, encima traía un chaleco monocromático. Sus ojos eran de color azul zafiro, que le provocaba nostalgia, su cabello era negro, corto y estaba tapado con una boina de lana. Era pequeño, no parecía medir más de un metro sesenta y tenía las caderas algo anchas para ser un chico. Con otro estilo de ropa, fácilmente lo podría confundir con una chica de secundaria.
Karma sabía muy bien que para ser un bueno asesino no hay tamaño ni apariencia, pero el aspecto de niño de primeria que tenía el shinigami, mesclado con el enojo de hace un momento hacían que quisiera molestarlo un poco.
-jajajajajajaja- ahora el pelirrojo estallo en risas- de verdad este enano es el número uno en el mundo? Jajajaja-
El chico hizo un puchero un poco infantil, pero rápidamente cambio su expresión a una sonrisa pícara y maliciosa
-jaja tal vez sea un enano, pero este enano le dio un susto de muerte Akabane-sama. – sonrió con inocencia fingida
Karma dejo de reír al instante y miro con odio al peli negro frente a él, este le devolvía la mirada, pronto lo dos empezaron una guerra de miradas que fue interrumpida por Karasuma que aclaro su garganta para llamar la atención.
-En efecto, él es shinigami – dijo para volver al tema
-mmm bien, imagino que si estas aquí aceptaste mi encargo verdad?-
-sip - respondió alegre, pero Karma se llevó aun mando al mentón y fingió pensar luego una sonrisa traviesa apareció en su rastro y miro el rostro de la "chica" que estaba frente a él, al hacerlo noto que sus ojos estaban ligeramente húmedos como si quisiera llorar y su sonrisa desapareció pero en un parpadeo volvió a ese rostro apacible y tranquilo. Por lo que no le dio importancia.
-perfecto pero como tu jefe exijo una prueba, dudo mucho que esta enana sea el mejor-
-Q-QUE!?- al fin e pequeño pelinegro mostro otra emoción, estaba frunciendo el ceño y sus mejillas estaban sonrojadas pero luego suspiro, volvió a hablar- Bien. ¿Qué tipo de prueba quiere?-
-Derríbame.-
-Disculpe?- pregunto incrédulo
-Como escuchaste enano. Derríbame y aceptare que trabajes para mí- se notaba karma se estaba divirtiendo demasiado con eso.
- de acuerdo- respondió mientras tomaba aire lentamente para calmarse.
Con la mayor tranquilidad posible se acercó dos pasos al pelirrojo que lo miraba divertido esperando un golpe o intento desesperado pero no contó con el aura de aquel chico. Era tan relajante que cuando este se sacó la gorra y la tiro al aire no pudo evitar seguirla con la mirada*, lo que fue un gran error ya que en ese pequeño momento de distracción el pequeño ojiazul se lanzó sobre él, desequilibrándolo haciendo que caiga de bruces en el piso con el pequeño sobre él.
-listo- dijo sentado sobre su cintura con una sonrisa victoriosa en un sus labios que el pelirrojo conocía bien aunque no recordaba donde la vio- Quiero recordarle Akabane-sama que yo trabajo para Tadaomi-sama. Aun así le avisare mis horarios. Estaré con usted desde que sale de su departamento hasta que vuelve a entrar en la noche, sea día hábil o no. Mis honorarios ya han sido pagados asique no debe preocuparse por eso. También me tome la libertad de agregar dos guardias de confianza a su grupo. Me conocen y temen dudo que nos traicionen. Aún hay algunos temas que quisiera discutir con usted, pero eso lo are mañana cuando empiece mi trabajo por ahora tengo asuntos que atender – dijo levantándose y dirigiéndose a la puerta sin esperar una respuesta- nos vemos mañana, Akabane-sama jaja- agrego mientras desaparecía de la vista de todos.
-guau sí que te dio una paliza mocoso- hablo la rubia una vez que la sorpresa del momento desapareció.
Un gruñido de parte de karma fue la única respuesta que tuvo. Si antes estaba enojado ahora estaba realmente furioso y confundido, ya que una mescla de sentimientos diferentes se formaron en su interior al ver la última sonrisa que le dedico el enano, por alguna razón todos esos sentimientos lo hacían feliz, a tal punto que una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios. Se divertiría mucho “torturando” a ese chico.
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En la noche el sonido de pasos resonaba por un antiguo edificio escolar, que a pesar de sus años se encontraba en muy buen estado .
El sonido de la vieja puerta del salón 3-e se hizo presente, dando paso a un chico de ojos y cabello azul con una hermosa pero triste sonrisa grabada en su rostro. Lentamente se adentró en el salón, cuando llego a su antiguo lugar acaricio un poco la madera con cariño y nostalgia. Se sentó mirando al frente, dejando que todos los recuerdos que ese lugar le traía lo invadieran.
-Ah… –un suspiro escapo de sus labios – me pregunto si abre hecho lo correcto al aceptar el trabajo, koro-sensei-
Continuara.