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Caminando entre dragones por Kaiku_kun

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Notas del capitulo:

¡Ya está aquí, lo que todos ustedes esperaban! ¡El renombrado lemon de la pareja más mona de yuri del momento! Bueno, eso último no sé si es verdad, pero aquí os lo dejo jeje ¡no babeéis mucho! ¡Comentad!

21. Entrega

 

El corazón de Kobayashi estaba latiendo más rápido que nunca. Le acababa de decir a Tohru que se metiera en la bañera con ella. Los nervios la estaban matando e inconscientemente se estaba arrepintiendo ya de ello, pero una parte muy superior de ella deseaba que ocurriera. Y por eso ahora estaba viendo con morbo y mucha vergüenza cómo ella se desnudaba al completo a tan solo un metro, y sin ningún pudor, por parte de la dragona.

“Con lo que me ha costado a mí cuando me lo he propuesto”, pensó Kobayashi, algo acorralada bajo su propia decisión.

Tohru se giró cara su novia, visiblemente contenta, con esa mirada de “voy a vaciar la bañera de un solo salto”, pero cambió de cara cuando se dio cuenta de que Kobayashi no estaba al cien por cien segura de lo que hacía. Sin las gafas y con el pelo suelto, Tohru la encontró aún más adorable.

—¿Quieres seguir? Puede que nos sea más cómodo en la cama…

—De momento me siento más cómoda aquí —contestó, intentando enfocar un poco su miope mirada en ella.

La bañera era lo suficientemente grande para las tres habitantes de la casa, así que Tohru no vio impedimento en seguir. Se acercó con calma hasta ésta y se metió en el agua. Estaba muy calentita, se notaba que Kobayashi lo había preparado a conciencia.

Por su lado, la humana había visto cómo la borrosa silueta de Tohru se hacía cada vez más nítida y estilizada (y sexy) mientras se acercaba y se metía en el agua. Y pudo ver cómo era su… su…. Bueno, sus partes, cuando dobló una de las piernas para entrar en la bañera. Le dio una vergüenza terrible haber mirado directamente (aunque ya la había visto desnuda antes), pero tenía que reconocer que le había gustado.

Cuando su sonrisa le impidió mirar nada más, encontró el valor para explicarse:

—Sé que es raro todo esto, la bañera, o que me hayas pillado… haciendo eso —Tohru sonrió un poco más, divertida y con algo de pena por haberla interrumpido—, y no me creo que hace un par de meses lo pensara pero… quiero hacer esto. Nunca he dejado que nadie me tocara de este modo y nunca dejaré que nadie más aparte de ti me toque de este modo. Te quiero, y quiero que seas la única, que entiendas lo que hago porque… me estoy entregando totalmente a ti.

—Kobayashi…

La seriedad en su cara, la sinceridad de sus palabras, el amor tan cerca la una de la otra… Tohru se quedó agradablemente sorprendida y se acercó con una intensa mirada de ternura a besar a Kobayashi. Ella aceptó el acercamiento y se dejó besar con delicada pasión.

—Yo también te quiero —susurró Tohru entre los besos.

El siguiente beso fue de esos torpes y raros de cuando una de las dos está sonriendo. Esa era Kobayashi, que no lo había podido evitar. Unos pocos besos después, recuperó la vergüenza perdida, porque notaba que la escena avanzaba. Tohru tenía ganas de más, y se notó porque Kobayashi notó que los pechos de la dragona estaban algo apretujados contra su cuerpo… y le gustaba esa sensación.

Por suerte, la dragona se dio cuenta de las reacciones de su novia y paró:

—Sé que normalmente lo controlas todo bastante bien y te haces cargo, pero… ¿me dejas que te guíe? —Kobayashi asintió, nerviosa, y le miró una milésima de segundo los pechos antes de seguir bajando, como si lo disimulara—. Puedes mirar todo lo que quieras. Dame la mano.

Kobayashi no rechazó la petición. Sacó su mano del agua caliente y se la dio a Tohru. Ella la condujo hasta su pecho izquierdo y dejó que su novia la tocara con calma. Ya antes le había tocado los pechos, en alguna borrachera, o cuando se quejaba de su D de dragón, pero esa vez era distinto, esa vez quería hacerlo y no para quejarse. Además, mientras paseaba la mano por ese pecho, se encontró con los latidos del corazón de la dragona.

—Tu corazón late muy rápido.

—La verdad es que estoy tan nerviosa como tú —le confesó.

—Lo ocultas muy bien.

Tohru sonreía con calma, como si cuidara de Kanna o algo parecido, pero detrás escondía un sonrojo muy potente y unos nervios destrozados por las ganas que tenía de ese momento.

Cuando Kobayashi se dio cuenta dudó, por la vergüenza, pero también sabía que tenía ganas de que su novia se liberara más. Se acercó un poco para besarla mientras sus brazos se quedaban en la espalda. Tohru no aguantó mucho siendo una novia-profesora buena y la acabó empujando a besos hasta el borde de la bañera. Kobayashi quedó algo atrapada entre los brazos de la dragona, que le rodeaban el cuerpo fino que tenía, y se sintió tan indefensa como pensaba que lo estaría cuando Tohru empezó a besar su pecho en lugares aleatorios. La humana soltó un suspiro y cerró los ojos cuando notó que la dragona le había besado y lamido (con su sabor de jabón) uno de sus pezones. Tohru siguió con su agradable tarea hacia su otro pecho (que aunque Kobayashi dijera que no, sí que tenía) para darle atención también, y le hizo ilusión sentir también su corazón acelerado y deseoso de más contacto.

—Me gusta cómo te late el corazón —dijo, sonriendo de forma lujuriosa. Kobayashi se puso de un rojo intenso cuando la miró a los ojos, pero no fue capaz de hacer o decir nada—. No te preocupes, ya te he dicho que me dejaras a mí.

Kobayashi sintió de nuevo la pasión en sus labios, irrefrenable, más potente de lo que recordaba, más intenso de lo que había probado de imaginar hacía un rato. Quería más de ella, más de sus labios, más de su lengua. Y, al parecer, Tohru también lo quería, pues fue la primera que se atrevió a dar el paso y buscar el contacto lengua a lengua. Era un poco asqueroso, pero de esa asquerosidad que hace que se te encienda el cuerpo solo. La viscosidad de la saliva lo hacía todo más resbaladizo y le daban ganas a Kobayashi de lamer cada rincón de esa lengua.

Tohru, sorprendida por la positiva reacción de su novia, decidió que podrían retomar lo que Kobayashi estaba haciendo sola minutos antes y deslizó su mano hasta su ingle, tanteando la zona por unos instantes para que su novia no se sorprendiera demasiado. La reacción de Kobayashi a esa advertencia fue poner una de sus manos en el pecho de Tohru, pero sin empujarla ni nada, solo como acto de tensión. Tohru se lo tomó como una luz verde y bajó lo justo para encontrar los labios secretos de Kobayashi. Ella cerró los ojos inconscientemente, dejando caer su brazo, mientras besaba más lentamente a su novia. No alcanzaba a comprender cómo ella podía hacer las dos cosas a la vez, pero le estaba encantando.

—Mm… —dejó escapar Kobayashi.

—No te contengas —le susurró Tohru, dejando libre el diablo sexual que tenía en su interior.

—No quiero que Kanna se despierte.

—No he dicho que tengas que gritar —le replicó mordazmente.

Kobayashi enrojeció, amistosamente fastidiada por esta batalla perdida, pero el placer desconocido que estaba sintiendo estaba ganando terreno. Podía notar el calor intenso expandiéndose por su cuerpo, podía notar los dedos de Tohru más resbaladizos por su propio flujo corporal. Le costaba creer lo mucho que le estaba gustando.

—Ah… No pares ahora… —le rogó la humana.

—No lo haré.

Tohru sonrió por ver a una Kobayashi tan desvalida e indefensa. Su normal indiferencia o su frialdad eran propias de una Kobayashi que no estaba allí en esos momentos. En lugar de eso, tenía a un gatito a punto de quedar satisfecho y ronroneando. La dragona se rio mentalmente de esa faceta de su chica y decidió que podría probar con algo que deseaba hacerle desde un inicio: encontrar su punto G.

—¿T-Tohru…?

—No hables, sólo disfruta.

Tuvo suficiente con un dedo, para no hacerle daño, y lo buscó. Pero además, usó su pulgar para hacer una pinza entre dentro y fuera del cuerpo de Kobayashi. Ella empezó a respirar muy rápidamente, cerrando los ojos y olvidándose de que quería besar a su novia.

—Aah… —soltó, a medias suspiro, a medias susurro.

—Me encanta oírte gemir —sonrió Tohru, mirando el rostro placentero de Kobayashi, sin desconcentrarse.

—Calla. Cuando aprenda a hacerlo yo no tendrás la suerte que tienes ahora.

—Me gustará verlo.

El desafío de Tohru vino acompañado de una mayor presión del pulgar y la dragona sonrió cuando otro gemido suave salió de Kobayashi. Tenía que reconocer que la humana mostraba poco su placer en su rostro, pero lo tenía. Tohru disfrutó de ese momento que tenía, porque sabía que ella era incapaz de aguantarse tanto como su chica.

—Tohru… —gimió algo más fuerte Kobayashi. Oír su nombre en un momento tan intenso como ése sonrojó a Tohru y pensó que quería decir algo, que era importante, que su entrega era total y completa, así que se aceleró sin querer. Se estaban creando pequeñas olas en la bañera. Además de las de placer, claro—. Aah… Dios…

El volumen de los gemidos empezaba a aumentar, así que Tohru la calló besándola. Los gemidos más fuertes se balancearon y vibraron entre las lenguas de ambas, que no dejaban de bailar en sus bocas. Tohru empezó a frenar cuando notó que su novia estaba satisfecha.

—¿Qué te ha parecido?

—Es mejor que todo lo que yo podré hacer sola nunca.

—Me alegro de que lo sientas así –se rio Tohru, con dulzura—, porque ya no te hará falta hacerlo sola.

—Me parece bien —le sonrió de vuelta, y después le dio un beso cariñoso—. Te quiero.

—Yo también te quiero.

Ambas se acomodaron en la bañera, aunque el agua empezaba a enfriarse. Tohru se quedó un poco encima de Kobayashi, y ella usó su dedo para recorrer la curva silueta de la dragona. Sus pechos quedaban bajo el agua en su mayoría, porque estaba boca abajo, así que solamente tuvo oportunidad de acariciarle la espalda hasta sus nalgas.

—Me gusta mucho tu cuerpo —le susurró. Kobayashi ya estaba volviendo a ser la de siempre y se notaba.

—Pensaba que te acomplejaba mi talla de pecho.

—Me acompleja la mía. Tu cuerpo no tiene fallos.

—Quizás los cuernos molesten un poco en un futuro —objetó.

—¿Qué quieres decir? —Tohru la miró de forma pervertida y su chica entendió—. ¡E-eres una pervertida!

—¿No me digas que no lo has pensado antes? Y no mientas.

—Bu-bueno, sí, pero… No estoy lista para…

—No he dicho que lo tengas que hacer tú —dijo, activando su “modo demonio” de nuevo, mientras se paseaba su jugosa lengua por sus labios. Era una suculenta invitación al placer.

—Po-por hoy yo ya… —balbuceó Kobayashi, de vuelta a su estado avergonzado.

—Lo sé… pero puede que te ayude a querer más la próxima vez.

Ese último comentario no lo oyó del todo. Kobayashi se había dado cuenta de que todo el placer se lo había llevado ella, y cambió de cara. No había pensado en su novia. Ella la miró sonriendo inocentemente de nuevo.

—No me mires así, Kobayashi.

—¿Qué?

—Tu cara de culpabilidad —puntualizó—. No tienes que compensarme con nada. Me acabas de entregar tu cuerpo. No he esperado en ningún momento que me satisficieras a mí también, sería mucho para ti.

—P-pero…

—Tenemos toda la vida por delante. Además, para mí ha sido suficiente placer verte como te he visto. Suerte que tengo buena memoria fotográfica y nunca olvidaré tu cara de placer.

—Eres idiota —le dijo, avergonzada, dándole un manotazo en un brazo. Tohru solamente se pudo reír.

Kobayashi no estuvo del todo convencida con su explicación. Le sabía un poco mal que después de tanto tiempo su chica aún tuviera que esperar. Pero, como ella misma acababa de decir, tenían toda la vida por delante, y ya estaba buscando un nuevo momento para compensarle por todo. Acabó relajándose (y sonrojándose) con la idea de una repetición de aquel baño tan placentero.

Antes que el agua se enfriara del todo, la pareja acabó de limpiarse. Se enjabonaron la una a la otra con delicadeza y amor. Cualquier observador de aquella escena acabaría cogiendo diabetes, porque irradiaba ternura y felicidad. También se reiría porque Kobayashi mostró timidez a la hora de enjabonar la parte de delante de Tohru y lo hizo muy rápido, pero eso son detalles.

Cuando salieron con las toallas y miraron la hora se miraron incómodamente. Se habían tirado más de una hora allí encerradas. Ya era hora de irse a dormir.

—Deja que arregle un par de cosas para mañana —dijo Tohru, recordando los malditos alargadores de escoba para los bichos. Malditos, pero habían propiciado la primera experiencia sexual juntas—. Ya está, quería dejarlos en las esquinas del comedor. No quiero que Kanna se tropiece.

—¿Dormimos juntas? —le propuso Kobayashi de la nada. No era frecuente esa proposición.

—Ay, Kobayashi, sí que estabas ansiosa… —replicó con una risita—. Recuerda que Kanna está durmiendo, no podemos hacer tanto ruido.

—Idiota. Quería decir dormir de verdad. —Esa vez no le hizo tanta gracia, aunque le dio cierto morbo imaginar la escena silenciosa.

—Ya lo sé, boba —se rio de nuevo—. Vamos.

Y esto sonará a cliché, pero ambas tardaron un buen rato en dormirse, porque se estuvieron mirando a los ojos un buen rato, besándose de vez en cuando, a la luz de la luna y en completa entrega.

Notas finales:

¿Qué os ha parecido? A ver si alguien adivina qué pasará después de esto XD y no, no creo que nadie acierte :V


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