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Caminando entre dragones por Kaiku_kun

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Notas del capitulo:

Mis amores, llego con el post-lemon que... hehe algunos previeron qué podría suceder, pero no calibraron bien a cuantos capítulos estaría jeje espero que este capítulo os dé la respuesta que esperáis jeje

22. No llega el momento

 

Kobayashi despertó al día siguiente sin Tohru. Ella se había levantado temprano, como era usual, pero ese día tuvo otro motivo para hacerlo: desayuno especial. Nada más incorporarse ella, la dragona apareció como un torbellino en su cuarto, con su sonrisa habitual y muchas ganas de dar dolor de cabeza a cualquiera.

—¡Kobayashi! Toma, te he hecho el desayuno —Y le plantó las tostadas con café con leche de siempre en una bandeja.

—Caramba, qué americano, ¿no? ¿A qué se debe tanto cariño hoy?

—¿No es evidente? —soltó alegremente—. ¡Pues por lo de ayer!

—No grites, Kanna te va a oír.

—Tampoco he dicho nada y ella no es cotilla…

Kobayashi le dio la razón en eso.

—Pues… gracias. Aunque me da miedo manchar la cama —Tohru iba a hablar, pero Kobayashi se avanzó—. Y no, no voy a manchar la cama con “otra cosa”.

Tohru se echó a reír sonoramente y contagió un poco a Kobayashi, mientras se comía las tostadas.

Al final, entre tanto detalle y tanta broma, Kobayashi tuvo que salir corriendo de casa para llegar a la hora a su trabajo. Pero por el camino no pudo contenerse, y marcó el número de Lucoa.

—Hola.

—Lucoa, hola.

—¡Kobayashi! ¿Cómo te fue ayer?

—Pues… bueno, mejor de lo esperado.

—Caramba, ¿tan bien lo haces?

—No, es que…

Y le explicó cómo Tohru se entrometió en el momento menos indicado y la cosa acabó pasando a mayores. No fue muy detallado, pero lo justo para ilusionar a Lucoa.

—¡Eso es genial! Ya era hora, pensaba que nunca lo haríais.

—Eh… ¿gracias? Bueno, pero hay algo más.

—¿Qué pasa?

—Es que… bueno… solo “acabé” yo.

—¡Qué mona! A ver, empezaste siendo asexual y Tohru no tenía esperanzas de llegar hasta aquí. ¿No crees que ya está lo suficientemente agradecida? ¿No te basta?

—Pues…

—Sí que la quieres —se rio Lucoa—. Eres adorable, en serio. ¿Pero no llegaban fechas importantes en tu trabajo?

—Sí…

—Tendrás que hacer un hueco.

—También está Kanna en casa…

—Ya me veo haciendo de canguro —volvió a reírse.

—Seguro que si le hablamos de Saikawa sale volando —añadió Kobayashi.

La conversación siguió así por un rato. Lucoa se alegró de veras de tan remarcado momento en la vida de Kobayashi y, por cosas de una conversación larga, la chica recordó lo que el padre de Tohru le dijo. Era curioso que le pareciera que no quedara tan lejos.

—Pues a ver si consigo que este fin de semana todo cuadre y tengamos un par de días solos.

—Estaría bien.

Después de eso, Kobayashi colgó. Quién le hubiera dicho que estaría rezando para que llegara un fin de semana a solas con Tohru. Tiempo atrás hubieran sido todo pegas.

Pero el universo no estaba a favor de esa decisión. Lo primero que ocurrió cuando se sentó en la silla fue esto:

—Kobayashi, necesito a tu pequeño equipo para algo especial, la competencia se nos ha avanzado con un nuevo sistema para nuestro programa estrella. —El director de la empresa.

Y así fue como Elma, Takiya y Kobayashi perdieron nada menos que toda la semana trabajando en algo que al final, gracias a los genios de otra sección, acabaría borrado y en la papelera. Kobayashi no podía haber acabado la semana de peor humor.

—Ah… Ya estoy aquí —dijo el viernes.

—¡Hola Kobayashi!

Claro, Tohru y Kanna seguían como siempre, contentas, tranquilas. Ella apenas pegaba ojo por las noches por el estrés y no había manera de encontrar algo que encendiera de nuevo la chispa. ¿Cómo lo hizo la última vez? ¿Cómo podía no estar cansada?

—Por lo menos esa pesadilla ya terminó —acabó de contar a Tohru, cuando Kanna se fue a dormir—. El director les encomendó el trabajo a los que lo echaron a perder y yo puedo recuperar el tiempo.

—Hay un “pero”, ¿a que sí?

—Sí. Tengo que ir a trabajar todo el fin de semana para recuperar la parte del trabajo que debería haber hecho durante los últimos tres días. ¿Por qué todo el mundo recurre a mí cuando se trata de algo urgente? ¿No tienen a nadie mejor? Y encima tengo que corregir a los demás, y estar pendiente de que no se equivoquen y…

Kobayashi miró sin querer a Tohru, en su enfado, y la vio apenada de verdad y tenía esa mirada de no saber qué hacer. Se quedó prendada de su ternura, suavizó su mirada y le dio un abrazo.

—Lo siento, no sabía qué…

—No digas nada. Lo siento yo, sé que no tiene que ver contigo, no tienes porqué escucharlo.

—Bueno, creo que es mi trabajo, como tu maid y tu pareja.

Kobayashi se quedó algo perpleja con lo de ser la maid.

—¿Qué? ¿Después de este tiempo aún crees que eres mi maid? Eres mi pareja y punto. Hacemos las cosas juntas. Solamente te vistes como maid.

—Cierto, qué tonta.

A Kobayashi le hizo gracia y se distrajo de su trabajo jugueteando un rato con Tohru. Por lo menos el estrés no le hacía olvidar que en casa la querían mucho y ella también quería a sus habitantes.

Ese momento de intimidad tonta entre las dos hizo despertar otra vez las ganas de Kobayashi (y de Tohru, aunque las de ella nunca se habían dormido) y ya estaba pensando en el siguiente fin de semana para un momento ideal y tranquilo para tomarse todo el tiempo que quisieran, pero se había olvidado de algo importante.

—Kobayashi —la llamó Kanna, desde su estatura adorable.

—Dime. —Y la cogió en brazos, aunque pesase.

—Este fin de semana es la competición de deportes —Dos pelos se deshilacharon de la cola de Kobayashi de repente—. ¿Podrás venir?

—Pu-pues claro, esta vez no tengo tanto trabajo… —Y menos mal que no había sido ese mismo fin de semana—. Pensaba que lo hacían entre semana.

—Es que viene una escuela de China a competir —explicó Tohru, notando el cambio de ánimo de Kobayashi—. Y les es más sencillo hacerlo en un día de fiesta, por el viaje y todo eso.

—¿Podré esforzarme al máximo? —preguntó Kanna, deseando ejercitarse de verdad.

—No, ya sabes que hay que cumplir con los límites humanos —negó Kobayashi.

—Lástima. —No se quejó más, fue eso y punto—. Mientras mi mamá venga me parece bien.

—Te lo has ganado —Y la abrazó con fuerza. Tohru sintió su envidia habitual y se sumó al abrazo—. ¡Au, au, no aprietes tanto, Tohru! ¡Vas a aplastar a Kanna!

—Yo estoy bien Kobayashi.

—¡Qué debilucha eres! —se rio Tohru, apretando más fuerte y poniendo su habitual cara de loca feliz.

Era entrañablemente doloroso, pero entrañable al fin y al cabo. Kobayashi se olvidó de nuevo de su intimidad e hizo su trabajo con más ganas para estar preparada para la competición de nada menos que dos días contra esa escuela de China.

Durante todos esos días de trabajo intenso, Kobayashi había desconectado de mucha gente, incluida Lucoa, Saikawa, Fafnir e incluso un poco de Elma y Takiya, aunque trabajara con ellos. El fin de semana de la competición fue un lugar bonito para reunirlos a todos. Y lo mejor fue que ninguno tuvo que participar.

—Hacía tiempo que no nos reuníamos todos.

—Creo que desde antes del verano —dijo Georgie, la hermana mayor de Saikawa.

Fafnir le dio la mano a Kobayashi a si forma rara, pero ella la aceptó encantada. Era lo menos, después de toda la aventura en Midgard. Lucoa estaba al otro lado, ya animando a Shota, que corría para llegar a la meta de la primera prueba.  Al fondo, Elma, evitando a Tohru.

—Creo que Fafnir tenía muchas ganas de veros —tradujo Takiya—. Se ha vuelto muy amable desde que volvisteis de viaje.

Fafnir chistó y el resto del grupo le rio el gesto. Para la cotilla de Tohru, allí había más cosas que no les contaban, pero nadie le acabó de hacer caso.

Entre tanta competición, reuniones de equipo, comidas y largas esperas, Kobayashi encontró un momento para su confidente.

—Lucoa —la saludó.

—Hola —contestó, con su sonrisa entrañable—. ¿Cómo fue?

—Eh… no fue. Tuve trabajo. Y necesito un favor.

Y así fue cómo Lucoa y Kobayashi prácticamente desaparecieron de la vista durante todo lo que quedó de día. Cuando Kanna volvió con Saikawa de su carrera de tres pies, ambas se sorprendieron de que faltara en el grupo.

—Creo que últimamente está agobiada.

—La he visto con Lucoa —dijo Kanna.

—¿Pero no estabas corriendo? —preguntó Takiya. Georgie estaba en las mismas.

—Tuve tiempo de verlo. Quería saber que me estaba viendo.

—Caramba, esta niña realmente quiere atención…

—¿Y te ha visto? —preguntó Tohru.

—Sí, me vio acabar la carrera, pero pensaba que volvería.

Ahora había todo un grupo que miraba a la multitud con ojos de sospecha. ¿Qué demonios tramaba esa chica?

*  *  *

Nadie consiguió sonsacarle nada de nada a Kobayashi. Estaba llevando un secreto con Lucoa de forma férrea y no quería que se entrometieran.

Kanna se quejó de que en algunas pruebas no la estuvo mirando (aunque realmente fue solamente en una). Tohru la interrogó una y otra vez en casa, porque Elma también se había ausentado un rato hacia el final… hasta que Kobayashi admitió haberla visto devorando todos los dulces para invitados a la competición. No podía ser otra.

Lo curioso de todo era que, pese a haberse ausentado durante horas, Kobayashi sabía todo de la competición. Estaban solamente a diez puntos de atrapar a la escuela china (de 150 jugados durante el sábado), Kanna lo había ganado todo, Shota había perdido solamente una carrera de relevos porque un pobre compañero se torció el tobillo al inicio y Saikawa se había desmayado en casi todas las pruebas en las que Kanna la animaba o la tocaba (y aun así consiguió cierto resultados).

—No te entiendo… ¿qué puede ser tan importante que me lo ocultes?

—No es nada, no le des vueltas.

Tohru procesó mal esa respuesta. Ambas estaban cansadas del día. Claro, como Kanna se había quedado frita nada más volver a casa…

—No estarás… insatisfecha, ¿verdad? ¡Dime que no es eso! ¡Lucoa satisfacer sabe demasiado bien en ese aspecto!

—¡No es eso para nada! —exclamó, alarmada. Tohru se asustó y todo—. ¿No ves que solamente tengo ojos para ti, tonta? Pero tienes que dejarme hacer esto. Lo agradecerás pronto.

Tohru no durmió tranquila esa noche.

Al día siguiente todo parecía normal. Seguían las carreras. Takiya, Fafnir y Elma no hacían demasiado caso a lo que se traía entre manos Kobayashi, que esta vez sí estaba con ellos. Georgie, que tenía confianza con Tohru, le acabó preguntando por mera curiosidad, y Tohru vomitó todas sus dudas encima de ella. Georgie la consoló en un momento que se quedaron solas y le aseguró que no sería nada.

Kanna, Saikawa y Shota siguieron tan eficientes como siempre. Hacia la hora de comer, todas las familias se reunieron para comer juntos y comentar la competición. Ya solamente quedaba la carrera final.

Fue entonces que apareció ni más ni menos que el director de la empresa donde trabajaban Takiya, Elma y Kobayashi, llamando a ésta para hablar en privado. Cuando volvió ella, vino feliz:

—¡El fin de semana que viene no tengo que trabajar! Ya es seguro.

—Respecto a eso —intervinieron los padres de Saikawa—. Queríamos invitar a Kanna a pasar el fin de semana en nuestra casa y queríamos saber tu opinión.

—A mí me parece estupendo —dijo sonriendo a Kanna—. ¿Te hace ilusión?

—Estar con Saikawa siempre me hace ilusión —dijo con su adorable cara de póker habitual. La aludida la agarró de la mano para no perder los nervios como siempre.

—Pues por mí perfecto.

Y el instinto de Tohru despertó. Detectó una mirada cómplice entre Lucoa y Kanna que no supo desentrañar. Nadie más lo vio. No le importó que China acabara ganando la competición (de forma justa y sin errores de la escuela de Kanna). No le importó que Elma fuera levemente cariñosa con Kobayashi, lo dejó pasar. Pasó por alto también una escena mona entre Kanna y Saikawa, y una de divertida entre Lucoa y Shota.

La verdad era que se estaba montando una película muy grande en su cabeza. Se pasó toda la semana disimulando su malestar. Nada pasaba fuera de lo habitual. Kobayashi estaba bien. Preguntó a Kanna, todo bien. Y a Lucoa, y a Fafnir. Era como si le estuvieran haciendo el vacío.

El viernes ya no se podía aguantar las ganas de preguntar a Kobayashi y salir de dudas. Estaba cansada. Nada más irse Kanna a casa de Saikawa, se levantó y fue a buscar a Kobayashi, que se había metido en su cuarto, o en el baño, o a saber dónde. Llamó a su puerta:

—¡Kobayashi, quiero hablar contigo! —Ni se daba cuenta de su tono de voz.

—Espera, que salgo y te contesto todo lo que quieras. Pero baja la voz, los vecinos se quejarán.

—¡Estoy harta de esperar, quiero que me cuentes lo que pasa!  

—Perfecto, porque yo también estoy harta de esta espera.

—¿Qué?

Y entonces salió de su cuarto, vestida con aquel modelito medio abierto que compró meses atrás con Lucoa (véase “D de Dragón”), muy bien acicalada y hasta con falda y el pelo suelto y lentillas. Sonreía de forma agradable, sin mentiras, sin sonrisas maliciosas.

—Ko-Kobayashi… Yo, eh… Estás preciosa… —La sorpresa se agarró a Tohru como una lapa y no fue capaz de no enrojecer por ver a su chica tan guapa.

—¿Y bien? ¿Qué querías saber?

—Yo… pensaba que me escondías algo…

—Y es cierto.

—¡¿Qué?!

—Te he escondido una sorpresa para ti. Como ya he dicho, estoy harta de esperar. Harta de que llegue un maldito momento para estar a solas contigo.

—¡¿Qué?! —repitió, esta vez con un tono muy distinto.

—Lo que oyes. Me he servido de la magia de Lucoa y la confidencia de Kanna para trucar un poco el juego. Lucoa tiene unos poderes de convicción muy efectivos contra mi jefe y los padres de Saikawa.

—Todo aquello no fue casualidad, era cosa tuya… Y esto significa…

Kobayashi sonrió, con paciencia y amabilidad.

—Significa que este fin de semana estaremos tú y yo solas —aclaró señalando con el dedo— y nada ni nadie va a poder impedirlo.

Kobayashi recibió el efusivo abrazo de su novia con calidez y un instante después vio cómo la dragona se encerraba en su cuarto para arreglarse ella también.

Notas finales:

Veo sonrisas escondidaaaas ;) yo lo sé, enseñádmelas en un comentario! jajaja en serio, espero que haya gustado, esperad el próximo domingo con impaciencia jeje


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