Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Caminando entre dragones por Kaiku_kun

[Reviews - 39]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

37. Loki

 

Tohru estaba más tensa que nunca, esperando el momento para atacar… o huir volando. Tener a dos metros a un dios imponía respeto y, desde luego, ningún dragón a parte de Nidhogg quizás, podría hacerle frente.

Y Loki conocía a Kobayashi.

—¿Cómo lo sabes?

—¿Qué cómo sé de la pareja más controvertida de los nueve mundos? —se rio el dios, algo sorprendido—. Vamos, Tohru, estas noticias vuelan. Los únicos que no lo saben son los intentos de humano de este mundo.

—Los dioses no se acercan a Midgard —replicó.

—Aah… sí, es que me aburro mortalmente en los otros mundos. Son todos tan uniformes… Así que me colé en vuestra fiestucha en forma de un elfo cualquiera.

Tohru acentuó su mirada desconfiada, transformada ahora en ira. No recordaba que Loki era un excelente cambiaforma, y los dragones no podían detectar a los elfos por si había intrusos o topos entre sus filas.

—No tenías ningún derecho ni permiso.

—No es como si puedas hacer algo ahora, ¿no? ¿Me vas a escuchar de una vez? —Tohru se contuvo y le dejó hacer—. Me he preocupado de buscarte algo que ahogara tus futuras penas.

Sabía que se refería a la prematura muerte de Kobayashi, como humana que era.

—He renunciado a eso. Además, mi padre nos ha ayudado.

—No hay nada en Midgard capaz de conceder la longevidad que tenéis los dragones, y apuesto a que en por lo menos siete de los otros ocho mundos, tampoco, así que supongo que solamente fue un parche —dedujo acertadamente el dios. Tohru estaba deseando perder los nervios por fin, así no recordaría nada de lo que haría a partir de ese momento—. Pero yo soy un dios.

—Uno que engaña constantemente.

—Y que tiene muchos poderes y conocimientos, también. —No parecía haberse ofendido por las palabras de Tohru—. Y conozco una manera por la que ambas podríais pasar una vida entera juntas.

*  *  *

Kobayashi se desperezó por fin de la leve anestesia que le habían puesto. Aún notaba todo entumecido, pero podía moverse con libertad.

—El médico ha dicho que te tomes esto —le dijo Kanna, que se había tumbado de nuevo a su lado. Le señalaba unas pastillas.

—Ah, sí, para que no me duela tanto.

Se las tomó con el vaso de agua que había al lado. En el proceso, se dio cuenta de que ya había pasado mucho rato desde la separación con Tohru.

—Kanna, ¿ha vuelto ya Tohru?

—No. Se ha ido a Midgard.

—Hmm… la joya esa debió de quedarse allí.

—Estoy preocupada.

—Yo también. Pensaba que sería algo rápido.

En ese cuarto había una tele. Tuvo curiosidad y la encendió. Estaba el canal de noticias de Okinawa puesto, y fue una extraña coincidencia que hablaran de nuevo del incendio provocado por Drudkh. En la tele estaban filmando el piso, que estaba como si solamente hubieran robado en él. La periodista y el propietario hablaban con incredulidad sobre cómo había desaparecido todo rastro de quemadura en la madera y en las paredes.

—Esta Tohru… —suspiró Kobayashi, sonriendo incómoda—. No se ha podido contener.

—Kobayashi.

—Dime.

—Tengo un mal presentimiento.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Creo que Tohru no puede volver.

—¿Qué dices?

—He notado que abría portales pero que desaparecían.

Kobayashi abrazó a Kanna un poco más fuerte. Ella no podía salir del hospital, y sabía que Kanna no sabía abrir portales, era muy joven aún. Lo único que podía hacer era tranquilizarla un poco.

—Volverá cuando pueda. Quizás esa zona de Midgard afecta a su magia.

—Es posible.

—Cuando vuelva, tú volverás a casa de tus abuelos, ¿vale?

—No quiero. Tohru y tú volvéis mañana.

Pues no había pensado en ello. Aquella luna de miel había sido algo muy corto y el percance con Drudkh lo había acortado aún más. No pudo decirle que no a Kanna. Además, ya empezaba a hacerse de noche, y su instinto materno le decía que no quería ver a su pequeña volando por ahí de noche.

—Vale —dijo, con tono de resignación. Kanna sonrió un poquitín y se acurrucó con su madre—. Qué astuta.

—Gracias.

*  *  *

Una vida con Kobayashi. Juntas. Sin temer a la muerte prematura. Desde luego era una señora tentación. Tohru estaba tentada de aceptar la oferta sin pensar en nada más, como en los viejos tiempos, que hacía tantas cosas de forma impulsiva.

—¿No quieres saber de qué se trata? —insistió Loki, en el momento más oportuno entre las dudas de la dragona.

—Explícate —dijo, después de unos instantes.

—Es una poción que debe elaborarse con sumo cuidado. Requiere de muchos elementos, incluida la sangre de un dios. Estoy dispuesto a ofrecer mi sangre para ello.

—¿Por qué de un dios?

—Porque llevamos en nuestro organismo las manzanas doradas de Iðunn, que nos conceden la inmortalidad.

—Entonces ¿por qué no nos das una manzana a cada una y ya está?

—Es una historia graciosa, ehm… —dijo, sonriendo con incomodidad—. Hace un par de siglos provoqué sin querer que secuestraran a Iðunn. Fue un gigante de la escarcha, un jotun, que me usó de cebo. La salvé, pero desde entonces Odín no deja a salir del palacio a nadie cuando Iðunn llega a diario con sus manzanas. —Suspiró por un instante, para relajarse—. Así que solamente usando la sangre inmortalizada de un dios podría transmitirla.

—Pero esas manzanas se consumen. Vuestra inmortalidad dura muy poco.

—Y por eso necesitamos tu sangre: regenera a una velocidad alarmante cualquier organismo, y podría conservar las propiedades de las manzanas doradas con facilidad.

Tohru no estaba convencida de todo ello, pero sonaba plausible. Seguía teniendo muchos reparos a esa propuesta. Decidió guardarse el pensamiento que tenía: si Loki se bebía eso, su inmortalidad podría ser permanente. Pero si se lo estaba ofreciendo a ella quería decir que ya lo había probado consigo mismo y no había funcionado, por alguna razón, quizás por ser de una especie tan poco maleable como un dios (a diferencia de dragones y humanos, que se adaptan mucho mejor). Era todo muy confuso.

—¿A cambio de qué? Un dios no regala sangre así como así, y menos el dios de los engaños.

—¡Pues claro que no! Tendrás que ayudarme a conseguir los otros ingredientes. Quizás te resulte peligroso, pero también necesitaríamos tu sangre y la de tu novia humana.

Eso ya sonaba más acorde con lo habitual en Loki. Un precio a pagar. En su mente, ese plan no salía nada bien.

—¿Quién la bebe?

—Tú y tu novia.

—Esposa.

—Oh, felicidades. Pues “esposa”. Es necesario para que las fechas de la muerte se sincronicen.

—¿Y Kanna?

—¿Kanna?

—Es su hija y mi amiga. Es un dragón también. ¿Qué pasará con ella?

—Uhm, no había pensado en ello… pero creo que es su opción si quiere o no seguir este proceso. Podrías comentárselo a su debido tiempo.

—Me huele a trampa, no me fío.

—Ah, sí, ¿verdad? Yo también lo he pensado. Es sospechoso que simplemente aparezca aquí sin más, casualmente después de que entres con ese dragón estropeado, con una solución mágica para todas tus preocupaciones. Pero, tal como lo veo, no tienes a dónde ir. ¿O no?

La mueca triunfante de Loki se fue ensanchando conforme hablaba. Aquello ya era la trampa. Él estaba bloqueando sus poderes de alguna manera. Él había arrancado la joya de Drudkh sin ser visto, sabiendo lo que provocaría y dónde (lo que era extraordinario, siendo que cruzaba a un mundo que no conocía). Estaba todo planeado.

—Si me quieres matar, ¿por qué no lo haces ya? Estoy indefensa —admitió.

—¿Qué? No deseo la muerte de nadie. —Su sonrisa tétrica se había borrado, pero tampoco parecía consternado—. Y menos de cualquier criatura de Midgard. Sois todas bastante inútiles e intrascendentes.

Eso atacó al orgullo de Tohru, que estaba deseosa ya de combatir, pero decidió seguir contraponiendo los argumentos del dios.

—¿Y qué me dices de Ragnarök? Serás el causante.

—¡No me digas! ¿Te crees esa bazofia humana? Pensaba que los dragones hacíais caso omiso de esas patrañas, que por algo los matáis. Los humanos no son de fiar.

—Tú tampoco.

—Pero yo puedo hacer que pases toda tu eternidad llorando por tu esposa y persiguiéndome en vano en busca de venganza y los humanos no.

Su voz sonó tan oscura y peligrosa que la dragona bajó la cabeza, intimidada. Mientras tanto, iba pensando: ¿Por qué Loki desearía hacerle chantaje a ella? ¿Y por qué chantaje con algo que la beneficiaría? Y si planeaba algo ¿por qué no escoger a cualquier otro, y no a una dragona que vivía en paz con un humano en otro mundo?

—¿Sabes qué? Lo siento. No quería sonar amenazador —dijo Loki de repente. Tohru se sorprendió—. Es noble por tu parte si decides rechazar mi propuesta, demuestra que estás dispuesta a sufrir por unas pocas décadas de felicidad. Por si acaso, te dejo un mes de margen, por si te lo piensas. Estaré aquí mismo. Aunque, bueno, te aconsejaría que no dijeras nada de esto a nadie. Tu esposa se enfadaría si supiera que sigues buscando una solución, ¿no?

Tohru volvió a bajar la cabeza, algo más triste esta vez. Ya habían pactado que no harían nada más para mejorar esa situación. De hecho, pensaban que no había solución. No podría decirle nada a nadie. Ni a Kanna, aunque la poción fuera también para ella.

—¿Puedo irme ya?

—Por supuesto.

La dragona invocó el portal y esa vez funcionó. Estaba claro que Loki había sido el causante. Le miró unos instantes. Él parecía distraído, o aburrido más bien. No parecía que le hubiera afectado la negativa.

—Hasta pronto —dijo el dios.

—Adiós —le contestó ella. Más contundente, menos posibilidades de volver a verse.

*  *  *

Era ya de noche. Se estaba a punto de cerrar el horario de visitas en el hospital. Kanna dormía, Kobayashi miraba la tele, bastante aburrida, y estaba pensando en cómo haría para que su hija encontrara el hotel donde se hospedaban.

Estaba a punto de despertar a la pequeña cuando ella misma se incorporó, casi de un salto.

—¿Qué pasa?

—Tohru.

Apenas unos minutos, su esposa aparecía a paso ligero en la habitación, con un par de enfermeras detrás diciéndole que iban a cerrar la hora de visitas.

—Solamente será un momento, mi hija sigue ahí con su madre —repetía—. Voy a llevármela a casa para que descanse.

Las enfermeras no se atrevieron a entrar al cuarto.

—¿Qué ha pasado? Has tardado mucho. ¿Drudkh te ha dado problemas?

—No, no, eso lo solucionamos rápido cuando entramos en Midgard.

—¿Entonces?

Tohru miró a Kanna y a Kobayashi un segundo, que estaban expectantes, y sacó la ira que sintió cuando no pudo abrir los portales:

—¡Que aterricé en una zona de selvas peligrosas! —mintió—. Me he pasado horas perdida por ahí intentando huir de humanos y criaturas, y para colmo no podía usar mi magia, a saber por qué.

No se sintió nada bien mintiendo, aunque fuera a medias, pero no quería causar más problemas ya. Solamente quería volver a casa y hacer su vida normal. Su familia parecía satisfecha con su respuesta.

—Pasaré la noche aquí —comentó Kobayashi—. Llévate a Kanna al hotel, que descanse. Mañana volvemos a casa.

—Vale. Vamos, Kanna.

Se despidieron de Kobayashi, que quedó sola, y fueron escoltadas por esas malditas enfermeras hasta fuera del hospital. Ya cuando nadie las vio, salieron volando hacia el hotel.

—¿Realmente es lo que ha pasado? —le preguntó Kanna cuando ya estaban entrando en su habitación.

—¿Qué quieres decir?

—Midgard —puntualizó la niña.

Tohru suspiró. Kanna era muy buena detectando mentiras.

—En realidad me he peleado con Loki. No me dejaba volver a casa.

En vez de preguntar más, Kanna abrazó a su amiga y también madre y se quedó tranquila.

Qué suerte, porque Tohru no podría dormir esa noche.

Notas finales:

El mito de Iðunn es verdadero. Podéis encontrarlo fácilmente buscando en google. ¡Espero que os haya gustado!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).