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Caminando entre dragones por Kaiku_kun

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Notas del capitulo:

Raioz, llega el último extra y va y me olvido de publicarlo, si que tengo mentalizado que el fic acaba jajaja

45. Extra – Una niña destructiva

 

No soportaba la paz. La alteraba. A ella y a sus amigos. Una paz duradera solamente significaba que las personas fuertes dejaban paso a las débiles, y las débiles volvían a arruinar el mundo. Después de la estrategia fallida de Loki y de establecerse pactos con los humanos, los dragones tenían poco que hacer aparte de pelearse entre ellos.

En particular, Iruru se sentía aburrida y no hacía más que pelearse con sus amigos. No podía ser que su vida fuera solamente aquello, ¿no? Peleas sin consecuencia alguna, sin muerte, sin fuego.

Decidida a cambiar la situación, se fue a hablar con los dragones del caos del círculo de Nidhogg, a quejarse de que se estaba muriendo de asco. Pero, como dragón de bajo rango, fue ignorada.

—Si tanto deseas pelear, te puedes ir a Jotunheim a sacudir a los gigantes en el torneo de Börgur —le replicó el padre de Tohru.

Sabía que no saldría bien hablar con ellos. Si quería pelea, tendría que buscarla por su cuenta.

Pero no era por la pelea. Era por el aburrimiento. Sus amigos eran demasiado autónomos para seguirlos todo el tiempo, y sus peleas eran aburridas también.

Por suerte, tenía una cuenta pendiente con un humano, y le daría una excusa para desatar su propio caos entre sus amigos. Shota sería su próximo contendiente.

*  *  *

Tohru descansaba apaciblemente con Kanna y Kobayashi en el sofá. Era una mañana de domingo de esas que te obligan a no hacer nada. Desde que se libró de la maldición de Loki, esa había sido su agradable rutina, sola o acompañada, y se sentía llena. Bueno, casi. Estaba pensando en ayudar a Kobayashi económicamente y buscarse un trabajo, aunque fuera para sentirse más ocupada.

Todos los pensamientos quedaron aparcados cuando una nueva presencia dracónica bastante conocida apareció en la Tierra. Iba directa a la casa de Lucoa.

—Tohru.

—Lo he notado.

Las dos dragonas habían levantado la cabeza. Kobayashi se conocía demasiado ese estado de alerta y bufó con fastidio.

—¿Es que nunca tendré un fin de semana tranquilo?

—Lo siento, Kobayashi, ¡te has casado con la acción!

—Aaah… vamos.

Las tres dragonas se dirigieron a casa de Shota y Lucoa, y todos los pensamientos y posibilidades que las dragonas se imaginaban se cumplieron: Iruru estaba allí, echando fuego por su enorme boca al pobre de Shota, que intentaba proteger su casa y su familia.

—¡¿Qué diablos os creéis que hacéis?! —gritó Tohru, interponiéndose entre los contendientes— ¡¿Y dónde está Lucoa?!

—Ha ido a buscar a Fafnir y a Elma —dijo Shota con calma, sin quitar su furibunda mirada de la dragona.

—Ah… ahora que me lo estaba pasando bien… —se quejó Iruru, convertiéndose en esa humana enana y pechugona. Miró a Kanna la primera—. Hola, ¿qué tal?

Kanna la ignoró, pero Kobayashi la saludó amigablemente, lo que agradó a la caótica dragona.

—¡Qué manía en saludar a quien no debes, Kobayashi! —renegó su esposa.

—Bueno, al final no ha hecho nada, ¿no?

—Solamente quería pelear con un rival digno. Y su casa está intacta —se excusó Iruru.

—Te enviaré de vuelta a Midgard a la de ya, me da igual el resto.

—Espera, Tohru —interrumpió Kobayashi—. ¿Quieres pelear con Shota? ¿Por qué?

—Es poderoso, me apetece pelear y puedo desquitarme con él sin controlarme.

—Lo que pensaba… —suspiró un segundo—. Tohru, ¿puedes llevarlos a ambos al descampado de siempre? Shota parece deseoso de enfrentarse a ella también.

—¿De verdad? —se quejó Tohru—. ¿Vas a dejar a estos dos pelear a sus anchas? ¿Y si se hacen daño?

—Les detienes.

—¡Qué fácil lo pintas!

—Sí que te estás volviendo buena madre… Te recuerdo que al poco de llegar Kanna tú y ella casi me desintegráis en ese descampado.

Tohru enrojeció y abrió un portal sin rechistar, al tiempo que los demás dragones llegaban. Sin entender nada, toda la tropa estaba viendo pelear sin piedad a Iruru y Shota, dos rivales cabreados echando toda su magia por delante.

—¿Alguien me lo cuenta? —preguntó Takiya, que también había venido.

—No hay nada que contar, se han peleado y seguirán peleándose hasta desmayarse —replicó Tohru, indignada.

—Kobayashi tiene un plan —la delató Kanna.

—¡Kanna!

—¿Cuál es?

—Cansar a Iruru. Sé que los dragones os ablandáis estando en la tierra… —Fafnir y Tohru protestaron ante ese comentario—. Es la verdad, chicos. Y creo que Iruru realmente necesita una familia, o unos amigos de verdad por lo menos. Si se quedara aquí, Kanna podría volver a ser su amiga.

—Aah… Kobayashi la pacífica inocente, hacía tiempo que no la veía —se rio su esposa.

—En Midgard no funcionó, pero aquí sí, ya verás.

Pasaron horas antes de que Iruru se cansara de verdad. Los hechizos de Shota eran muy buenos para defenderse, pero apenas sabía atacar, así que Iruru tranquilamente se reservaba para golpes duros. Solamente cuando se dio cuenta de que las defensas de Shota no disminuían ni un poco y sus ataques sí, paró y declaró la tregua con su rival. Éste estuvo agradecido y no parecía tan enfadado, también.

—¿Qué clase de truco es este? —se quejó Iruru, cuando Kobayashi caminó hacia ella—. Nunca se me agotan las ganas de pelear.

—Y ¿cómo te sientes?

Iruru no tuvo la humildad de admitir que estaba relajada por primera vez en mucho tiempo, pero Kobayashi era experta en detectar estas cosas (y más con las caras de póker que siempre le brindaba Kanna).

—Me he debilitado. Tengo que volver a Midgard.

—¿Por qué? Podrías quedarte aquí, y divertirte con kanna y Shota sin tener que matar a nadie.

La naturalidad de Kobayashi sorprendió a niveles diferentes a todos los presentes a pesar de que ya sabían cómo era.

—La verdad es que no tengo ganas de volver.

—Volvamos, y descansas en casa.

—¡Eh! —interrumpió Tohru—. ¡¿Con qué permiso?!

—Anda… —suspiró Kobayashi, con vocecita de “no tienes valor para impedirlo”.

Todos volvieron a sus casas como si nada interesante hubiera pasado. Shota durmió el resto del día, por ejemplo. En casa de Kobayashi, en cambio, se había producido una especie de sinergía entre Iruru y Kanna, y todas sus rencillas se habían quedado en nada cuando empezaron a jugar en el comedor, delante de la tele.

—Impresionante.

—Te dije que Iruru era buena en el fondo.

—Oh, no me digas eso, ahora dirás que se quede… —se quejó Tohru.

—Para nada, no hay espacio en casa. Además, Iruru es un espíritu demasiado libre. Irá viniendo y volviendo.

—No sé cómo te lo haces para saberlo todo de todos —le replicó, cuando vio que Iruru empezaba a querer su propio espacio.

Fuera, ya era de noche, Kanna empezaba a bostezar y la invitada ya estaba cansada de jugar, pero no parecía muy animada a volver a su casa o a pelear. Saludó de pasada a Kobayashi, quien le devolvió el saludo, ignoró a Tohru y se fue por la ventana, la buena costumbre dracónica.

—¿Cuándo crees que volverá?

—A saber, pero seguro que ahora me tiene más aprecio.

Iruru tardó dos meses en volver a aparecer, pero con el paso del tiempo se fue acomodando a una vida con algo más de cariño y menos peleas encarnizadas.

Los poderes de Kobayashi siempre fueron superiores a los de los dragones.

Notas finales:

Bueno, hasta aquí, espero que os lo hayáis pasado bien, y buscad en mi perfil links para llegar a mi página de facebook y a otros fics jeje


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