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Caminando entre dragones por Kaiku_kun

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Notas del capitulo:

Disculpad el enorme retraso que ha habido, estaba con un montón de trabajos y actualizando otros fics y… bueno, solamente eso, lo siento. A partir de ahora entramos en mi campo favorito, la mitología. Aprovechando que muchos de los dragones del anime proceden de la mitología germánica/nórdica (bueno, Lucoa obviamente no), transformaré esta parte del fic en algo más adecuado a mi gusto y menos “cotidiano”, pero sin dejar el humor, claro. También quiero dejar claro que, como es una nueva etapa, voy a abandonar la primera persona y pasarme a la tercera persona. Os dejo una canción relacionada con el capítulo para ambientar :)


Sowulo - Ginnungagap. Si buscáis este mismo nombre, pero poniendo "story video" os saldrá algo parecido a este capítulo, pero en alemán subtitulado en inglés.


https://www.youtube.com/watch?v=_3gJ5G9dKqU


Imagen de los nueve mundos, os vendrá bien para leer: https://i0.wp.com/recreationalscholar.com/wp-content/uploads/2015/04/yggdrasil-map.jpg

9. Interludio – Auðumbla y el Ginnungagap

  

Semanas después de aquella más que rara investigación sobre el tráfico de queso en la empresa de Kobayashi, ese tema prohibido volvió a salir. Nadie preguntó por él, simplemente apareció… pero no de la forma normal.

Era una mañana soleada, primavera ya, sin nieve, con ese airecito frío que no sabes si es molesto o agradable. Kobayashi estaba de fin de semana, así que simplemente disfrutaba de ese airecito. Kanna y Tohru estaban acabando de desayunar.

De repente, todo cambió en la mente de las dragonas. Ambas se levantaron, en una mezcla de ilusión, ansia y preocupación.

—Ha llegado el momento —dijo Tohru solamente. Kanna la miró con cara de saber exactamente qué pasaba.

—¿Qué? ¿Qué pasa? —preguntó Kobayashi, volviendo al interior de la casa. Se encontró a dos dragonas muy serias y se asustó un poco, pero no tuvo tiempo de nada más, porque el teléfono sonó en ese momento—. Ya lo cojo.

—No, déjame a mí —pidió Tohru, con ansia. Ella y Kanna se acercaron al teléfono y la mayor lo cogió rápidamente—. Hola Lucoa. Sí, yo también. Nos reunimos en dos días en la montaña donde me encontró Kobayashi. Contacta con el resto. Sí, con Elma también.

Kobayashi estaba perpleja. Fafnir llamó inmediatamente después y obtuvo una respuesta similar, más corta.

—¿Alguien me puede explicar qué está ocurriendo? —insistió Kobayashi.

—¡Alégrate, Kobayashi! La fiesta de Auðumbla ha llegado.

—¿Eing?

 

*  *  *

 

—Cuéntame esa historia, Tohru —le pidió Kanna. Ya estaba metidita en la cama, cogiendo sueño. Kobayashi observaba de cerca.

—Vale. Kobayashi, te interesa, así sabrás cosas de mi mundo.

—Bien —repuso, sonriendo, sentada en el borde de la cama.

 

*  *  *

 

Antes que cualquier ser vivo existiera, había dos mundos, Niflheim al norte, Muspelheim al sur. Entre ellos había un vasto abismo, enorme, sin vida, oscuro. Era el Ginnungagap. Pero pese a ser tan grande ese abismo, esos dos mundos opuestos confluyeron de alguna forma. Niflheim era un reino de hielo salado. Muspelheim era la tierra ardiente y llameante. El calor de Muspelheim ascendió por el Ginnungagap y fundió parte del hielo de Niflheim.

Esas gotas fundidas fueron suficiente para crear dos seres: Auðumbla, la Vaca Primigenia, e Ymir, el primer gigante de la escarcha. Para sobrevivir, la Vaca Primigenia lamía el hielo salado de Niflheim. Y, a su vez, Ymir se alimentaba de los cuatro ríos de leche que producía Auðumbla.

Tal momento de creación dio lugar a una explosión de vida: del hielo derretido nació la estirpe de los dioses. Buri fue el primero. Bor y Bestla los siguientes. Y la tercera generación, la más importante, fueron Odín, Vili y Ve, los fundadores del reino de los dioses. Además, del cuerpo de Ymir nacieron más criaturas, gigantes sobre todo.

Pero ese nacimiento trajo la guerra. Odín, Vili y Ve mataron a Ymir. El gigante era tan grande que su sangre se expandió sin control y ahogó a todos sus hijos, excepto dos gigantes que crearon la nueva estirpe de gigantes de la escarcha.

Los tres hermanos no desaprovecharon el cadáver de Ymir, por eso. Lo usaron para crear el Midgard, la futura tierra de los humanos y protegida por los dioses. Con la carne se hizo la tierra, con la sangre, los mares y lagos. Con los huesos, las montañas y las piedras. Su pelo se transformó en un montón de árboles y los gusanos que habitaban en ellos evolucionaron hasta ser los enanos. Las cejas se convirtieron en una fortaleza. Los tres hermanos pusieron el cráneo de Ymir en un extremo del Ginnungagap, distinto y separado de los dos mundos que ya existían. Los humanos no saben esto, pero cambiaron el sentido de “norte y sur” entonces. Además, los tres hermanos crearon los cuatro puntos cardinales usando a cuatro enanos que sostenían el enorme cráneo de Ymir. Ese cráneo sería el cielo, y cada enano se identificaría con una de las cuatro esquinas del mundo. Y la última parte de Ymir, su cerebro, se convirtió en las nubes.

Finalmente los tres hermanos consiguieron que uno de los pocos gigantes de la escarcha que quedaban se fuera a uno de los confines del mundo, transformado en águila, para que creara los vientos. El mundo no estaba completo así. Faltaban las estrellas y la luz, que crearon a partir de parte del fuego de Muspelheim, y faltaban los humanos, que crearon a partir de madera.

Los dioses, para poner un poco de orden en este nuevo mundo, y para proteger a los humanos, plantaron el Fresno Perenne, Yggdrasil, en su propio mundo, Åsgard. Sus raíces se extendieron por todo el firmamento, separando los mundos en los siguientes: Åsgard, arriba del todo, más cercano al cráneo de Ymir; luego Alfheim, mundo de los elfos, Vanaheim, mundo de los Vanes, dioses de la fertilidad; Luego Midgard, en el centro. Al mismo nivel, a los lados, Muspelheim y Niflheim; y debajo del todo Jotunheim, reino de los gigantes, Helheim, donde residen los muertos y Svartalfheim, reino de los elfos oscuros y los enanos.

Y así se mantendrá hasta el fin de los tiempos.

 

*  *  *

 

Cuando Tohru acabó su relato, Kanna ya estaba cabeceando. Se había esforzado en escuchar y aprender esa historia, pero nada más terminar, la pobre dragona se durmió.

En cambio, Kobayashi estaba al borde de la cama, llena de preguntas. Esperó a volver al comedor para asaltar a Tohru.

—Pero, oye, ¿qué pasó con Auðumbla? No vuelve a aparecer, no puede simplemente…

—Fueron los humanos quienes transcribieron esa historia, no nosotros —le cortó—. Pero los dragones ancianos saben qué pasó con ella.

—No voy a poder esperar a encontrar a uno.

—Yo lo sé.

—¡Pues dímelo! —gritó entre susurros, para no despertar a Kanna.

—Dame un beso.

—¡¿Qué?!

—Un beso. O Auðumbla seguirá desaparecida. Y no uno rápido.

Kobayashi se quedó bloqueada de los nervios. No estaba acostumbrada a esas cosas, y menos majo presión. Estuvo a punto de negarse, cuando notó que Tohru sonreía compasivamente y se acercaba con calma. Kobayashi sintió el impulso de cogerle las manos, y así hizo. Pero no avanzó hacia Tohru, ni ella tampoco se movió de su sitio. Solamente quedó un momento harmónico entre las dos. Ninguna de las dos sentía que hiciera falta nada más.

—Auðumbla sigue viva —dijo Tohru, rompiendo el silencio y sentándose en el sofá—, pero han pasado miles de años y está muy débil. Apenas produce leche ya. Antiguamente estaba a medio camino entre el mundo de hielo y el de fuego, pero ahora allí está Midgard… así que está ocupando un espacio estelar, atrapada entre mundos.

—¿No se puede mover?

—Al contrario. No puede entrar directamente a ninguno de los nueve mundos, pero puede vagar a su alrededor. Antes se presentaba al azar a las puertas de cualquiera de los mundos, sin avisar, pero ahora está ya cansada y apenas se mueve. Su mundo favorito es Midgard, pues echa de menos alimentar a Ymir.

—Entiendo. Es como si fuera una constelación. Entonces, ¿qué es eso de la fiesta de Auðumbla?

—Los humanos no saben que ella sigue viva, pero todos los dragones y gran parte de las criaturas no humanas de Midgard sí. Y vamos a recibirla.

—¡Vaya! ¡Es impresionante! Ver a una criatura tan antigua…

—No la veremos, en realidad. Nunca la vemos. Yo solo asistí a una fiesta, antes que esta, y era pequeña, así que no sabría decirte exactamente qué ocurre. Suelo olvidar cosas del otro mundo cuando estoy aquí.

—Oh… Vaya. —Luego se le iluminó algo en la cabeza—. Oye, ¿eso quiere decir que Auðumbla sigue en el Ginnungagap, como en el inicio de los tiempos?

—Otro fallo humano —dijo, con cara difícil de describir—. Recuerda que ahora todo es Yggdrasil, en la vida, e Ymir, formando Midgard y las estrellas, que están por encima del árbol incluso. Eso quiere decir que cualquier espacio intermedio se considera parte de Ymir. Cuando Yggdrasil echó raíces en todos los mundos, el único vacío original que quedó fue el espacio en el que se crean las estrellas. Y las estrellas vienen de las llamas ascendentes de Muspelheim.

—¿Entonces?

—Entonces, el espacio vacío entre las llamas de Muspelheim y la salida de ese mundo es lo que se considera el Ginnungagap actual.

—Es como si dijeras que el aire que hay entre el espacio exterior y tierra firme fuera Ginnungagap.

—Así es. Pero Muspelheim es muy distinto a Midgard. Allí una gran parte del aire lo ocupa el fuego. La otra, es la tierra de los gigantes de fuego, que no dejan de ser una extensión del propio fuego. Casi no hay tierra.

—Entiendo… Es bonito pensar que un mundo en llamas haga salir al espacio algo tan bonito como son las estrellas.

—Lo es.

Tuvieron otro momento solemne, mirando las estrellas desde el sofá, y luego cada una se fue a la cama. Kobayashi se tumbó, cerró los ojos y los volvió a abrir.

—No sé cómo puede dormir Kanna. Tanto descuartizamiento y gore me van a provocar pesadillas. Pobre Ymir…

Notas finales:

Espero que os haya gustado este capítulo :) Es muy informativo y muy de profesor, sí, pero necesitaba que supierais quién era Auðumbla y qué significaba para la mitología nórdica (básicamente todo XD).


Nota sobre el capítulo: Todo lo que he expuesto en este capítulo sobre datos mitológicos es información real EXCEPTO lo siguiente:


—Auðumbla realmente no vuelve a aparecer en ningún mito nórdico.


—No se contempla en ningún mito una explicación sobre qué hay al alrededor de Yggdrasil. Es mi propia concepción que las estrellas nacidas de Muspelheim y las partes de Ymir formen todo el universo cósmico. Por otro lado, el dato sobre que Muspelheim alberga lo poco que queda de Ginnungagap es cierto, aparece en los escritos nórdicos.


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