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Hogar. por PinketDiana

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Notas del capitulo:

¡Este capítulo es extra largo! Espero que les guste y que, aunque repito mucho la palabra frío, entiendan que es totalmente a propósito, pues es algo que ayuda a dar importancia a lo que Naruto está sintiendo allí. 

Gracias por leer ♥

Es la noche del 20 de Diciembre cuando Naruto está montado en un tren, con la mirada perdida a través de la ventana, mientras su cabeza se siente pesada y totalmente cargada. Ni siquiera han pasado cinco minutos desde que dejó a Sasuke en la parada de trenes, y ya lo echa tantísimo de menos que duele físicamente, incluso. No quiere estar allí. No quiere estar subido a ese tren, no quiere separarse de Sasuke y, aunque intenta engañarse aún después de tres años, no quiere ir a ver a sus padres. Porque la Wifi es demasiado horrible, la casa es demasiado fría y las noches son demasiado tristes.

Aunque el último pensamiento solo lo admite muy, muy internamente.

"Este año todo estará bien"- Se dice, pues a pesar de todo, siempre ha sido optimista. Y, en realidad, es todo lo que le queda. Se apoya aún más en el asiento para sentirse refugiado de alguna forma y se duerme, esperando para llegar a su parada.

(...)

La llegada a casa es usual. Abrazos vacíos y palabras de bienvenida. Alguna que otra pregunta sin interés y una comida que Naruto debe repetirse, ha echado de menos. Pero el frío volvió desde que entró por la puerta, adhiriéndose a él como si de su sombra se tratase.

"Es invierno, es normal tener frío."- Excepto que no es normal tener ese tipo de frío.

Deidara repite varias veces que tiene una nueva novia, que es Universitaria y que es lo mejor que le ha pasado. Lo repite tantas veces que el rubio menor quiere golpearse con la mesa repetidas veces. ¿Por qué Deidara puede hablar de su pareja, y él no? El frío lo abraza más, y frota sus piernas y sus manos en una búsqueda desesperada de calor que no encuentra.

—¿Está puesta la calefacción, mamá?— Pregunta, mientras se levanta y pasea por el salón. No puede ponerse enfermo, no cuando al día siguiente tiene un programa especial de la radio, junto con Sasuke, como víspera de las fechas navideñas.

—No lo sé, ve a mirar.— Y se sorprende cuando baja al sótano y ve que la calefacción si está puesta, incluso está más alta de lo que debería, y es por eso que su hermano está en manga corta y su padre se ha quitado la chaqueta. Mas él sigue helado. Totalmente helado. Como un auténtico cubito de hielo. Pero a pesar de eso, su piel está caliente.

¿Qué está mal conmigo? Se pregunta, para después fingir interés en las repetitivas historias de su hermano.

(...)

Está en su habitación, intentando entrar en la página de su programa de radio para empezar a prepararlo todo, mientras habla con Sasuke por el móvil. Pero no funciona. La página se queda cargando repetitivamente y los mensajes de Whatsapp tardan en llegar demasiado tiempo. Él solo suspira de pura frustración y empieza a desesperarse más que cualquier otra vez.

Vuelve a refrescar la página y casi quiere tirarse por la ventana cuando en la mitad de la pantalla aparece un "Usted no está conectado a internet".

¿Cómo podía tener tan mala suerte? Sasuke y él habían estado preparando eso desde mediados de Junio, cuando su programa de radio empezó a hacerse bastante conocido y ellos cada vez se sentían más y más cómodos ante ello.

Su ojos se mueven a la barra de menú en la parte inferior de la pantalla de su ordenador portátil, y por supuesto, el icono Wi-Fi es de color gris, y no blanco, como debería. Hace clic en él, pero cuando trata de seleccionar la wifi de sus padres de la lista de redes disponibles, un "no se puede unir" ilumina la pequeña ventana.

¿Cómo aquello podía estar pasandole? Bien, él no debería haberse hecho esperanzas, pues tratándose de la casa de sus padres, la Wifi es la peor cosa del mundo; Tumblr no le carga correctamente y simplemente muestra una de cada veinte imágenes, Skype ni siquiera tiene la fuerza suficiente para abrirse, Twitter ni siquiera carga las notificaciones, por lo que él no puede contestar a los admiradores que está consiguiendo gracias a la radio, y Whatsapp, como él ya sabe perfectamente, tarda más en enviar los mensajes que si escribiese un SMS real.

Así que, ¿por qué sigue teniendo esperanza de que va a mejorar?

Y una parte pequeña, una diminuta voz en su conciencia, se pregunta si solo se está refiriendo a la Wifi y no a algo más.

—Mierda.—Susurra, en un tono muerto. Vuelve a intentar probar suerte, pero vuelve a fracasar. Aleja esos pensamientos mientras coge su teléfono móvil y lo comprueba. Nada de nada. Ni Wifi, ni 3G, nada. Abre la aplicación de mensajes, y se dispone a escribirle a Sasuke.

"Mi Wifi vuelve a fallar y no sé que hacer. Ni siquiera puedo mirar en Google."

Suspira de nuevo, para después esconder su cabeza entre las piernas y morder su labio con toda la fuerza que tiene para no empezar a llorar. Imagina a Sasuke con sus padres, en su habitación, todos ellos orgullosos de lo bien que le está yendo el programa de radio y felicitándolo, y después piensa en su familia, recluida en el salón, olvidando su presencia.

"Está bien, no es nada importante."

Sasuke vuelve a escribirle, pero no hay texto. Es una simple imagen de internet en la que se especifica que debería desconectar el router, y esperar diez segundos antes de volver a encender la Wifi.

"Gracias, teme. ¡Voy a hacerlo ahora mismo!"

La respuesta llega incluso antes de lo que espera, pues no le ha dado tiempo ni a salir de su cama.

Bien. ¿Donde estás?

Naruto duda antes de volver a escribir. No pasa nada si le dice que está en su habitación, solo, ¿verdad?

En mi habitación.

Sabe lo que el mayor le preguntará a continuación, y la pesadez ya se ha posado en su pecho con anticipación.

¿Solo?

Y la imagen de la familia de Sasuke vuelve a la mente. Le gustaría pensar que es envidia, de alguna manera, pero sabe que no es así. Es más como añoranza. Él adora a la familia de Sasuke, su madre es amorosa con él y siempre que acompaña a Sasuke a su casa, ella lo abraza con calidez y cariño, le prepara incluso su comida favorita y hace todo lo posible para que se siente como en casa. El padre de Sasuke es un hombre serie, aunque siempre intenta bromear y hacer que el ambiente esté relajado, acaricia la cabeza de Naruto y en varias ocasiones le ha dicho que está orgulloso de lo que él y su hijo están consiguiendo. Y Itachi, el hermano del mayor, es la persona más simpática que Naruto ha llegado a conocer, siempre tiene temas de que hablar, siempre sonriente y brillante, y aunque no para de decir que él sabe que Naruto y Sasuke son pareja, él realmente lo aprecia. Y quizás ese es el principal problema, que incluso en la casa del teme, siente más calor que en su propia casa.

Vuelve a decirse que esos pensamientos no están bien, y baja por las escaleras, sin poder contestarle a Sasuke.

"Estoy solo porque quiero" Se convence, y en parte es verdad. No le ha dicho nada a sus padres del programa de radio por dos razones: Una, y la más importante, es que ellos detestan todo lo relacionado con esos temas, pues ellos consideran que son "distracciones para su real futuro" así que de alguna manera sería hipócrita esperar que ellos se alegrasen por lo que está consiguiendo poco a poco. Y la más importante, es...

—Cariño, ¿todo bien?— Pregunta su madre, al verlo entrar por la puerta del salón. Naruto tiene los puños de su sudadera entre sus manos, apretándolos con fuerza. Allí están todos, Deidara comiendo dulces de chocolate, su madre apoyada en su padre mientras ven una película. Su corazón hace un movimiento extraño de dolor. Pero él lo ignora.

—Sí, solo...— Carraspea, intentando que su voz salga en un tono normal.— ¿Dónde está el Router?— Ante la pregunta, su padre voltea la cabeza y Naruto puede ver claramente la sombra de decepción de sus ojos, así que solo baja la cabeza pero no se mueve del lugar. Él necesita de verdad reiniciar la Wifi. Por el programa de radio, por supuesto.

—No lo sé.—Contesta su madre, su voz áspera.—Tú hermano es el que usa eso cuando lo necesita para las clases o algo así.—Ella vuelve su atención a la pantalla de la televisión, dejando a Naruto allí parado. El rubio menor mira a Deidara, esperando que le diga dónde se encuentra el aparato para así encontrarlo y que toda aquella situación pase pronto. Deidara lo ignora completamente, concentrando en cuántos dulces puede meter en su boca antes de empezar a babear.

Aprieta los puños y vuelve a morder su labio hasta que nota el sabor cobrizo de la sangre.

"Bien. No necesito nada." Lo busca por sí mismo, entonces, para encontrarlo minutos más tarde, debajo de la pequeña mesa de cristal que está al lado del sillón forrado de color marrón donde sus padres están sentados. Lo desconecta y se sienta a esperar, contando mentalmente.

Vuelve a imaginar cómo debe encontrarse Sasuke, en el salón de su gran casa, con su hermano a un lado, riendo y enseñándole los nuevos proyectos que tienen en mente, como la entrevista que harán para un pequeño canal de televisión; puede imaginar como su madre entra por la puerta corredera con galletas que ella misma ha hecho, y como su padre empieza a frustrarse porque la tecnología no es para él.

Y se promete a sí mismo que está bien. A él no le importa que sus padres no quieran saber nada de lo que puede ser lo más importante de su vida. Le da igual que no estén con él en el primer programa especial que hace en su vida, y que no les interese lo feliz que es gracias a ello. Solo sería incómodo, estresante, pensarían que es una estupidez y no encontrarían graciosos ninguno de los chistes. Y sería molesto, porque la Wifi fallaría a cada pocos segundos.

Se levanta de un salto cuando escucha el suspiro de su padre. Y él habla antes de poder controlar sus palabras.

—Lo siento, es que la Wifi no funciona, y tengo un programa de radio que va a empezar dentro de unos minutos. ¡Es el primer especial que hago! Uno que puede ser bastante importante y...

Su madre se vuelve hacia él, con una expresión que Naruto no puede leer.

Él quiere dejar de hablar, porque esa es la otra razón por la que él no le ha dicho sobre el programa. La esperanza. Si no les decía, Naruto podría seguir imaginando que sus padres podrían decir 'sí'. Podría seguir soñando con que sus padres se podrían interesar de alguna manera. Si él no le decía nada, siempre existía la posibilidad en su cabeza, de que sus padres y su hermano podrían estar orgullosos. Aún cuando sabía que eso era prácticamente imposible. Pero al menos, la posibilidad estaba ahí. Pero ahora ya no había nada.

—Ustedes podrían verlo, si quieren. Ya sabes, se puede ver desde el ordenador y...— ¿Por qué sigue hablando? ¿Por qué no puede simplemente cerrar su maldita boca?

—Lo siento, cariño, estamos viendo la película.

Por supuesto que están viendo la película. Por supuesto que tienen algo más importante que hacer. Por supuesto...

La esperanza se va, destrozándose y aniquilándose totalmente.

—Oh, está bien. De todas maneras seguirá en línea hasta mitad de año, posiblemente. Por si algún día queréis verlo...

Su padre gruñe, y Naruto siente como aquel gesto golpea su pecho con una fuerza increíble. Se da la vuelta, y antes de salir por la puerta del salón, escucha las últimas palabras de su madre.

—Que tontería, ¿para que dejar una cosa que es solo para Navidad, hasta verano?

(...)

Cuando llega a su habitación, los bordes de sus ojos están lagrimosos, y hay un nudo en la garganta con el que no intenta luchar porque no tiene fuerzas. Corre al móvil y se da cuenta de que tiene nuevos mensajes de Sasuke.

¿Has tenido suerte con el Internet? ¿Te ha servido la imagen, Usuratonkachi?

Mamá dice que está muy contenta por esta oportunidad.

Papá dice que te mande saludes.

Naruto te amo más que a nada. Cásate conmigo.

¡Dobe, ese era Itachi! Voy a matarlo.

¿Dobe, estás bien?

¿La Wifi sigue sin funcionar?

¡Empezamos dentro de diez minutos, date prisa!

¡Dobe!

Quiere sonreír ante la familiaridad que siente al leer esos pequeños textos, pero tiene tanto frío y se siente tan solo que no puede hacer nada más que llorar. Ya no le importa el programa de radio, ya no le importa nada de nada. Solo querría abrazar a Sasuke, esconderse debajo de las mantas y llorar hasta que la escarcha de su pecho se pasase, hasta que el vacío de su pecho se llenase y hasta que se sintiese cálido, cálido, cálido.

Pero no. Va a participar en aquel programa, va a fingir ser super feliz, y va a esconderse detrás de una máscara.

Porque al final, todo estará bien. Incluso cuando no lo está.

¡Ya estoy aquí, teme!

Todo ordenado. La wifi me funciona por ahora, así que podemos empezar cuando quieras.

Agradece a tus padres por mí y diles que de verdad tengo ganas de verlos :'D Incluso a Itachi también.

(...)

El programa de radio pasa sin más problemas. Todo está genial, divertido, dinámico y han superado su máximo de audiencia. ¡Increíble! Así que cuando una hora y media más tarde han terminado, Sasuke y Naruto se despiden y todo se queda en silencio, el rubio debería ser la persona más feliz del planeta. Pero no lo es.

Tengo frío.

Escribe de nuevo. Y se pregunta qué puede hacer para luchar contra él, porque es lo que más le preocupa. Es un frío tan intenso que lo cala totalmente, y tiene miedo de enfermarse. Enfermarse de soledad.

Es invierno. Por supuesto que tienes frío. Yo también tengo, Dobe.

Se siente como una mierda. Él tiene una familia estupenda. Un padre, una madre y un hermano. ¿De qué se está quejando? Hay personas que no tienen a nadie. Él no tiene derecho a quejarse. Él tiene casa, tiene comida, tiene a un amigo que es más que amigo, tiene un programa de radio que ama y tiene gente que lo aprecia. Tiene... él tiene tanto, tanto, tanto frío allí, en el que debería ser su hogar...

Además, Sasuke no entiende. No podría entender. Y Naruto no va a decirle, porque al final, ¿qué puede decirle? Ni siquiera sabe con certeza que está mal con él.

Te quiero, Usuratonkachi. Te quiero mucho.

Entonces, la calidez lo llena tanto que se siente increíblemente bien por unos segundos, y aunque la ola de frío vuelve segundos más tarde, ahora no se siente tan mal. Está bien, su familia quizás no es la mejor del mundo, pero tiene a Sasuke, y quizá compensa todo lo demás.

Él necesita recordarse eso.

Necesita recordarse eso cuando ve las miradas de desprecio de su padre.

O cuando su madre le rueda los ojos.

O cuando sus padres fruncen el ceño cuando él nombra sin querer a Sasuke.

O cuando Deidara dice que nunca querría ser como Naruto.

Él necesita recordarse eso.

Yo también te quiero, Teme.

Y se arropa todo lo que puede con las mantas. Y cuando las lágrimas empiezan a descender por sus mejillas, ni siquiera está sorprendido. 

Notas finales:

¿Qué tal? Espero que me dejen su opinión >.< 


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