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Sin importar que. por FruttiKouki

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Notas del fanfic:

El manga/anime de Kuroko no Basuke no me pertenece (tristemente ;-;). 

Notas del capitulo:

Bueno, sinceramente no soy muy amante del AkaKuro (de hecho ningún otro que tenga que ver con Akashi y que no esté con Furihata xD ¡Lo siento!) pero aun así respeto los gustos de los demás. 

Espero que sea de su gusto y me puedan dejar un review con su comentario sobre lo que les pareció el capítulo.

La boda había quedado atrás desde hacía tres meses, boda en la que unieron sus vidas y que nunca se arrepentirían. Sus vidas se habían enlazado para siempre, prometiéndose amor eterno hasta el que no tuvieran más respiro. Hasta que sus corazones dejasen de latir. Y aun después de ello si era posible.

“Te amare hasta que la muerte nos separe. E incluso en lo que sigue de ella seguiré teniendo solo ojos para ti.” Habían sido las palabras del pelirrojo mientras sostenía las delicadas manos del castaño frente suyo. De aquel doncel de ojos cafés que le hechizaron desde la primera vez que los vio y que se dejó invadir por la calidez que desprendían, junto con el brillo inocente y frágil que contenían.

“Te amo y el tiempo que quiero pasar junto a ti no se puede medir, pero me gustaría comenzar con un para siempre.” Sus ojos se hallaban acuosos, felices por tener la oportunidad de pasar a ser parte de la vida de su amor, sus manos temblaban a ser sostenidas por el hombre frente a él, sus labios intentaban de no tropezar aquellas palabras que decía con todo su corazón. Se sentía inundado en los orbes rojos que le miraban en ese momento, aquellos ojos rojos que parecían quemarle el alma y marcarla como suyo, algo que no le negaría.

Ese día jamás lo olvidarían. Aquel momento en el que quedaron unidos para siempre, tanto en cuerpo como en alma. Sin remordimientos, sin interrupciones; con la alegría y bendiciones de sus amigos y familiares.

…..

- ¿Y cómo van las cosas con Akashi-kun? – Kuroko Tetsuya tomó la taza blanca que yacía sobre el plato negro de porcelana. Dio un ligero sorbo para evitar quemarse, miró de reojo al castaño cuando éste se sentaba a su costado sobre el sillón blanco de piel que estaba en medio de la grande sala de estar.

- Muy bien. – Respondió Kouki con soltura, una ligera sonrisa surcó sus labios rosados sin dejar ver sus dientes, pero dando a entender que le agradaba la compañía de su amigo. De pronto, bajó la mirada sobre la taza blanca que él tenía en sus manos, jugó con ella por algunos segundos delineando la boca de objeto como si pensase en sus palabras. – S… Sabes… - susurró de una manera que pareciera que, cualquiera que le escuchará, era acariciado por la dulce voz. – Hay algo que… que quisiera preguntarte.

Alzó sus ojos castaños con una sonrisa que no era la misma que segundos antes le había mostrado a Kuroko, relamió sus labios con nerviosismo, esperando por la respuesta del futuro esposo del heredero de los Kagami.

Kuroko, sabiendo ya los gestos que solía usar Kouki cuando se encontraba nervioso, sonrió con ligereza ante el rubor que comenzaba a asomarse en las mejillas del otro. – Dime, Kouki-kun.

Kouki, que desde que se había casado con Seijuro había obtenido el apellido de su esposo, tragó saliva con suavidad, meditando y cavilando sus siguientes palabras. No se trataba de algo malo, para nada, pero si era un tema que le daba cierto bochorno de comentar.

- Amm… Verás… - El castaño depositó la taza blanca sobre el plato negro que se encontraba en la mesa de roble barnizado frente a ellos. Posó sus manos en sus piernas mientras entrelazaba sus dedos y de sus labios salían un casi imperceptible suspiro. – Sé que… que aún no estás casado con Kagami, pero… Es… ¿Siempre está muy ocupado?

El pelo celeste arrugó el entrecejo con extrañeza, si bien, sabía que su prometido era alguien muy solicitado, sin embargo, Taiga siempre buscaba la manera de poder pasar al menos dos horas al día con él. Aun no vivían juntos, pero le agradaba que fuese tan atento en ese aspecto.

- ¿Por qué lo preguntas? – Inquirió Tetsuya con curiosidad controlada, preguntándose si el castaño comenzaba a tener algún problema en su perfecto matrimonio.

- B… Bueno, es que… últimamente Seijuro ha estado más ocupado y…- La voz de Kouki sonaba tranquila, pero al mismo tiempo pareciera que no quería decir aquello. Puesto que Kuroko era de los pocos con los que tenía más contacto, además de que lo llamaba su mejor amigo, se dejó llevar por sus preocupaciones y dudas que le habían estado invadiendo en los últimos días. – Esto no quiere decir que no comprenda que tiene mucho trabajo. Es solo que… Me gustaría que t… tuviéramos más tiempo juntos. No quiero s.… sonar egoísta…

Tetsuya, que hasta el momento se había mantenido en completo silencio, prestado su total atención a las palabras de Kouki, meditando las palabras que le decía desde esa boca tan nerviosa, pensando en la mejor manera de responderle. Negó un poco ante la idea de explicarle que él no tenía ese problema, así que solo optó por darle una respuesta tranquilizadora, ya él se encargaría de hablar con Seijuro.

- Kouki-kun no es egoísta al querer más tiempo junto a su esposo, es algo completamente normal. – comenzó explicando el pelo celeste. Observó unos segundos el rostro dulce y apacible de Kouki antes de seguir – Lo mejor sería que intentarás hablar con él directamente, decirle tus preocupaciones para que busquen la manera de solucionarlo.

Quizás no era el mejor consejo que pudiera darle, pero si fue suficiente para calmar el angustiado corazón de su amigo, no se imaginaba la preocupación que le invadía al pensar que Taiga pudiera llegar a ignorarle por un día.

- T… Tienes razón. – Concordó el de hebras castañas, a sus labios volvió a acudir aquella sonrisa sincera que tanto le caracterizaba junto con sus ojos entornados que parecían sonreír con él. – Lo hablaré con Seijuro.

- ¿Desde cuándo que no están juntos? – Kuroko no planeaba preguntar, bastante tenía el pobre de su amigo que soportar como para que él le recordarse el tiempo alejado del amor de su vida. No obstante, sus labios parecieron tener voluntad, llevados por la curiosidad que deseaba sosegar.

- Hace una semana. – Susurró con cierto deje de tristeza, respondiendo de una manera no común en él. Kouki era consciente de que, desde un inicio en su noviazgo con el heredero de los Akashi, Seijuro se mantenía ocupado gran parte del tiempo, pero recordaba que durante el comienzo de su relación el pelirrojo había encontrado la manera de poder pasar más tiempo con él.

Entonces, ¿qué era lo que sucedía ahora?

¿Cuál era la diferencia?

…..

- Envíame el contrato. Una vez que estés aquí, lo discutiremos.

El teléfono fue depositado en su lugar de origen mientras que la puerta era tocada, Akashi Seijuro alzó la vista desde su asiento de piel negro que estaba detrás del escritorio caro que tenía en su oficina. – Adelante.

La mujer que entró, su secretaria desde hacía años atrás, puso frente a él algunas carpetas con documentos que identifico como importantes. Con una reverencia, y sin más palabras de por medio que las disculpas por la interrupción, salió la mujer de la oficina dejándole en solitud.

Akashi tomó los documentos, se trataba de los reportes mensuales sobre los distintos departamentos de la empresa que debía revisar, soltó un suspiro mientras volvía los papeles en el escritorio. Su cabeza comenzaba a doler, como si le palpitará y tuviera la certeza de que reventaría en cualquier momento, con su índice y pulgar sobó el puente de su nariz al mismo tiempo que cerraba sus ojos.

Necesitaba ir a casa. Descansar. Y, sobre todo, necesitaba estar con su esposo. Desde hacía una semana que no lo tocaba, que no le prestaba la atención que se merecía por causa del trabajo que se había acumulado a causa de la falta de gerente de producción en una de las plantas en Nueva York. Desde que había salido de viaje había notado que, en cada llamad que lograba hacerle a Kouki, su esposo sonaba triste, preocupado, pero como siempre Kouki no lo mencionaba.

Kouki había sido de los pocos que habían llegado su corazón, era el único que le había permitido admirar la belleza del mundo a la que se había acostumbrado. Con Kouki todo era distinto, todo se admiraba bajo una luz diferente.

No estaba seguro de cuánto tiempo tardaría en volver a casa, entre las entrevistas para nuevo personal y el trabajo que se conllevaba para evitar que la empresa colapse, no creía que podría ser pronto. Pero extrañaba a su pareja, quería verlo y tocarlo, evitar que se sintiera triste por su ausencia. Aunque agradecía su comprensión, Seijuro a veces deseaba que Kouki fuese más exigente, que le dijera las cosas más directamente, un poco más valiente.

Sacudió su cabeza, haciendo que sus cabellos flotarán con el movimiento negativo de ésta. No. No era correcto que deseará cambiar a su esposo, él lo ama tal y como era. Esa era la verdad. Fue entonces que decidió que esa noche llamaría a Kouki para conversar un poco, el fin de semana viajaría hasta Japón, desde el viernes en la noche, pasaría a la empresa rápidamente y luego se iría a casa para disfrutar de su esposo.

….

Aunque su conversación con Kouki le había dejado mucho qué pensar, Kuroko, caminando por la acera de vuelta a su departamento, comenzó a darse cuenta que Taiga solo le llamaba por teléfono. <<Igual que Kouki-kun.>> caviló el pelo celeste deteniéndose al recibir una llamada justamente de su prometido.

- Kagami-kun. – saludó Tetsuya retomando el paso, preguntándose si en verdad las palabras de Kouki querían decir algo. Cabía la posibilidad de que el castaño hubiera estado exagerando, pero la sola idea de ello se desvaneció al preguntarse a sí mismo la última vez que se había encontrado cara a cara con su pareja.

- Kuroko, ¿estás ocupado ahora? – la voz al otro lado de auricular sonaba ajetreada, como si estuviera haciendo o atendiendo otras cosas durante la llamada.

- Para nada.

- Me alegra, quería hablar un…

- Me gustaría que nos viéramos, Kagami-kun. – Kuroko le interrumpió, precipitado por la necesidad de saber si solo eran los Akashi quienes tenían ese problema, o si también él era parte de eso, que no se hubiese dado cuenta hasta ahora por el miedo a aceptarlo.

- ¿Ahora? Bueno, ahora es un poco difícil. – Kagami sonaba indeciso, como si estuviese viendo los pros y contras de ver a Kuroko. Cosa que a Tetsuya le molestó, su pecho dolió con la idea de que podía ser dejado a un lado tan fácilmente.

Kuroko no quería ser una molestia para Kagami, no quería ser una persona que le impidiera continuar con su trabajo. Pero no estaba dispuesto a ser olvidado, a solo dejarse tocar o que le prestarán atención únicamente cuando lo necesitaba, <<cuando le sobre tiempo…>> le dolía pensar eso.

- Ya veo, supongo que Kagami-kun está muy ocupado. No importa, será mejor que vuelvas al trabajo. Llámame cuando termines, prefiero hablar contigo cuando estés desocupado.

- Espera, Kuroko…

Tetsuya colgó la llamada. Siguió caminado hasta llegar a casa y desplomarse sobre el sofá color caoba que tenía. ¿Cómo no se había dado cuenta antes? Estaba en una relación similar a la de Kouki y solo se había podido dar cuenta hasta que él otro le dijo sus problemas. Ahora comprendía la angustia de su amigo castaño, ¿cómo hacía para poder soportar estar lejos de su pareja tanto tiempo? Pues a lo que le había comentado su amigo, Seijuro le llamaba de vez en cuando, en ocasiones no lo hacía por tres días seguidos y era Kouki quien tenía que comunicarse con él para saber si está comiendo debidamente.

Pero la diferencia entre sus situaciones era pequeña, pero importante. Kuroko mantenía a su prometido en el país, Kouki tenía a su esposo tan lejos que debía desvelarse para poder hablar a buena hora con él. <<A dieciocho horas de distancia.>> se dijo a sí mismo y tomó una decisión.

Ayudaría a Kouki.

Y se ayudaría a sí mismo. 


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