No sé cuándo fue la primera vez que noté que algo iba mal. No fue lo suficientemente a tiempo como para hacer algo al respecto, eso es seguro. En ese entonces tenía en mi mente otras cosas, pero debería haberme dado cuenta.
Había estado estudiando mucho para convertirme en abogado y estaba trabajando ocasionalmente para la policía como consultor. Había heredado la reputación de mi padre y no podía decirles que no cada vez que me llamaban para auxiliarlos a resolver un caso.
De hecho, el viejo amigo policía de mi padre, Benny, seguía viniendo semanalmente a ver cómo estaba yo incluso cuando ya soy un adulto, y todavía sigue tratando de convencerme de que me convierta en policía.
Gracias, pero no. Los Soldados X fueron lo más cercano que alguna vez estaré o quisiera estar de ese tipo de cumplimiento de la ley. No, prefiero mil veces pelear mis batallas en la corte, gracias.
La primera vez que sospeché que algo iba mal fue con un par de asesinatos.
Había terminado mi corrida matutina y, convenientemente, había tomado el camino que llevaba a un negocio familiar, un pequeño supermercado.
Muy bien, quizá no era tan conveniente ni casual después de todo. El Sr. Y la Sra. DeGuseppe, que eran los dueños del lugar, tenían un hijo llamado Tony que podía detener el tráfico con su físico. No importaba cuál camino tomara para mi corrida matutina, siempre me encontraba a mí mismo pasando por su tienda en las últimas calles de vuelta a casa. A veces entraba para comprar un jugo o agua, pero esta mañana decidí no hacerlo. Tony estaba acomodando un aparador con frutas, así que no tuve que entrar a echarle un vistazo.
¿Qué? Sí, me gustan los hombres. Y no, esa no fue una conclusión fácil de sacar para mí. Me costó mi amistad con Yoh y los otros.
Todos solíamos tratar de reunirnos en el verano para hablar de lo que nos había pasado durante todo ese año. El primer año fue genial. También el segundo. Para cuando cumplimos dieciséis, todos los otros chicos estaban hablando de chicas lindas que conocieron o con quienes salieron. Yo no podía pensar en nadie, así que solo les decía que Tamao me seguía pareciendo linda, y ya. Cuando cumplimos diecisiete fue cuando empecé a pensar que Yoh era lindo. Craso error, porque a los dieciocho Anna lo descubrió y no me ha permitido verlo desde entonces.
Traté de salir con chicas, pero toda esa experiencia me dejó sintiéndome completamente desilusionado. Incluso traté de salir con Jeanne, pero se sintió como si estaba saliendo con mi hermana o algo así. Estaba en mi segundo año en la universidad cuando acepté mi primera cita con un chico.
Personalmente, todavía no sé por qué Anna se sintió tan amenazada por mí al punto de no dejar que me acercara a Yoh otra vez. Si alguien hubiese sido una amenaza para ella, ese alguien era Tamao.
No bromeaba cuando dije que ella era linda. La dulzura que esa chica tiene en su interior la reflejaba su exterior. Era tan hermosa que incluso yo lo notaba. Esas fruncidas de ceño a las que Anna parece tenerles tanto afecto, solo la hacen ver como una vieja bruja amargada.
Oh, ella no era obvia con eso de mantenerme lejos de Yoh. Era solo que cada vez que trataba de organizar alguna visita a Yoh, él estaba “ocupado” o “entrenando”. Nadie más tenía problemas para verlo, solo yo. Fue a punto tal, que ninguno de mis mensajes en la contestadora o mis correos electrónicos recibían respuesta. No necesitaba tener un doctorado para descifrar el por qué.
Pero me desvié del tema. Estaba hablando de los asesinatos.
Estaba llegando a casa cuando noté que Benny estaba esperándome en la puerta.
“Buenos días, Benny.”, saludé pasando a su lado para abrir la puerta y entrar a mi casa, dejándola abierta para que el me siguiera adentro. “¿Quisieras un té? ¿Un café, tal vez?”
“Uh- No. Gracias, niño.” Aún estaba detrás de mí, así que no pude ver su expresión, pero sí noté su tono.
“¿Necesitas que te ayude en algo?” Le pregunté, yendo directo al grano. Éramos casi familia, así que no iba a desperdiciar nuestro tiempo con demasiadas cortesías.
“Bueno, normalmente no pediríamos tu ayuda de inmediato, pero creo que te interesará este caso.”
Ugh. ¿Qué clase de crimen me interesaría? “¿Por qué?”
Me miró por unos incómodos segundos, como si estuviese pensándose la razón por la cual vino, y entonces finalmente dijo “Me recuerda a la muerte de tus padres.”, respondió yendo directamente al punto rápidamente.
Lo miré pasmado por unos momentos. “¿Cómo?” No era posible. Hao estaba muerto y no había otro shaman tan poderoso, ni siquiera Yoh.
Benny se removió incómodo un poco más antes de responder. “Fue un incendio, de nuevo sin causa aparente. Simplemente parece como si toda la casa se hubiese quemado al mismo tiempo. La pareja de jóvenes que estaba dentro era como tus padres, hacían esas cosas que yo no entiendo.”
‘Cosas que no entiendo’ era la manera de Benny para decir que eran shamanes. Él nunca se molestó en entender como mi padre y yo hacíamos las cosas que hacíamos, y solo se refería a ellas como cosas que no entendía.
“Imposible. El tipo que mató a mis padres está muerto. Yo estaba allí cuando murió.”, dije firmemente. No había manera de que él siguiera vivo. Lo sentí morir el mismo instante que lo vi.
“Sé que ya me dijiste eso niño, pero te digo que cuando entré a la escena del crimen tuve esa misma sensación rara que percibí esa noche. Quizá alguien está tratando de retomar el trabajo de ese tipo Hao.”
Negué con la cabeza. “Imposible. El único que puede compararse con Hao vive en Japón. ¿Quiénes fueron las víctimas, de todas formas?”, pregunté. Conocía a algunas personas en la ciudad que se creían que tenían habilidades espirituales. Ocasionalmente, si la persona realmente tenía algo de potencial, los guiaba en la dirección correcta. La mayoría de las veces solo eran tontos que leían un libro o dos y ya se creían expertos.
Cuando Benny me dijo, casi me caí en la silla. ¿Macchi y Nichrome? Ni siquiera noté sus presencias en la ciudad, ¿y ahora estaban muertos? Me sentía dividido entre la sorpresa de que estuvieran aquí, y entre la repulsión de que fuesen pareja. Supongo que incluso los secuaces del mal también necesitan amor. Asqueroso.
Benny no se equivocaba con la energía que daba el lugar. Desde el momento que puse un pie fuera del auto me sentí en alerta. Efectivamente, había una horrible sensación de dejavú en ese lugar. Podía sentir el poder residual de una pelea de shamanes.
Frotando las manos contra mis brazos para deshacerme de la piel de gallina, saqué mi péndulo de cristal y traté de aplicar la radiestesia para saber la causa del incendio.
El péndulo osciló en círculos y siguió girando. No se detenía en ninguna dirección.
“¿Se supone que haga eso?”, preguntó Benny detrás de mí. “Nunca lo había visto hacer eso.”
Yo tampoco. “¿Morphine?”. La llamé para pedirle si podía ayudar con el proceso. Tan pronto como entró, el oscilar del péndulo cesó del todo, apuntando fijo al suelo. Pues, vaya decepción.
Benny me miró, buscando una explicación. “No lo sé. Es como si quien sea que haya causado el incendio, se está ocultando de algún modo.” Creo que pude arreglármelas para esconder el frío nudo de miedo que se estaba instalando en mi estómago. Hao podía esconderse si así lo quería, pero aún me rehusaba a creer que estuviera vivo. ¿Quizá alguno de sus esbirros tenía los delirios de revivir los viejos tiempos?
Le di a Benny los nombres de algunos de los shamanes principiantes en la ciudad y los nombres de unos cuantos compinches de Hao que pudieran estar cerca. Si alguien estaba tratando de seguir los pasos de ese piromaníaco, lo más probable es que estuviese buscando aliados, y ese era un buen lugar para empezar.
Quien quiera que sea, pensé mientras observaba los daños una vez más, Macchi y Nichrome ciertamente no los apoyaban.