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S I D por Natsuko-Rinmoshika

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Notas del fanfic:

No hay advertencias por ahora. Ya veré para futuro, si es que tiene seguidores este shit-fic.

Notas del capitulo: Capítulo bastante vago. Es como... Una prueba, no sé. No estoy segura siquiera de si es bueno.

Regreso a Clases


△▽△


 


La alarma sonó de forma escandalosa, sacando de su profundo sueño al chico de cabellos oscuros y siempre despeinados. El joven estiró una mano hacia el buró a su lado y gruñó mientras apagaba de mala gana su reloj-alarma. Pasó su mano derecha sobre su rostro, deteniéndose entonces a sobar el puente de su nariz. Su ceño se mantuvo fruncido durante el rato en que se trataba de desperezar, hasta que al fin separó sus párpados, dejando a sus ojos color castaño ver las estrellas pintadas en el techo de su habitación, las cuales brillaban a pesar de la oscuridad en el lugar -oscuridad que se debía a que se le ocurrió la gran idea de pintar con negro las ventanas-.


Un suspiro de cansancio salió de sus labios. — De vuelta al infierno... — Murmuró, sintiendo unas enormes ganas de llorar, patalear y volver a echarse bajo las sábanas para continuar durmiendo tan plácidamente como lo había estado haciendo antes de que sonara su alarma.


Pero desgraciadamente no era ese tipo de alumno. Era un perezoso, dejaba todo para último y, aunque no le gustara, tenía una pizca de responsabilidad en su ser, y como asistir a las malditas clases era su obligación, no podía simplemente hacer caso a sus deseos y quedarse en casa.


Con un nuevo suspiro, se levantó de la cama, caminando directo al baño. Encendió la luz dentro de aquel espacio demasiado grande para ser un baño y arrastró sus pies hasta encontrarse frente al retrete, en donde se liberó y orinó sin prisa. Tenía tiempo, siempre procuraba colocar la alarma dos horas antes de tener que asistir a sus clases, ¿por qué? Paranoias suyas.


Una vez terminó de orinar, comenzó a quitarse todas las prendas que llevaba encima suyo. Tenía que tomar una rápida ducha, pues el día de ayer, Domingo, no lo hizo. Había sido un día demasiado movido para su gusto, había salido de viaje con su hermano y un amigo, y no regresaron a casa hasta entrada la madrugada, y lo único que él hizo fue tirarse en la cama a dormir.


Giró el pomo de la regadera y el agua pronto comenzó a caer sobre su cuerpo. Un escalofrío recorrió todo su ser y, por costumbre, posó sus manos sobre su pecho, riéndose al sentir sus pezones erectos. Desde que descubrió que el frío provocaba aquella reacción en el cuerpo, había tomado la manía de sentir sus pezones duros. Era extraño, tocarlos le causaba risa, al contrario de lo que veía en las porno. Tal vez no era sensible en esa zona, tal vez era porque no se trataban de unas manos ajenas, quién sabe. Su triste virginidad no le ayudaba a saber la respuesta.


Después de quince minutos salió de la ducha, caminando de regreso a su habitación con una toalla azul envuelta en su cintura, secando su cabello con otra blanca. Miró el uniforme tendido a un lado de su cama, el cual había dejado ahí desde antes de irse a su viaje. Hizo una mueca. — Es una puta pesadilla. — Aún no se creía que volvería a usar esa mierda e iría a ese jodido lugar que tanto detestaba.


Ya estaba esperando ansiosamente las siguientes vacaciones.


△▽△


— ¡Aideeen! — Una mano se posó de forma brusca sobre los alborotados cabellos del perezoso chico, quien sólo entrecerró sus ojos al sentir como su pelo era sacudido. — ¿Te teñiste el pelo? — Preguntó el castaño que había llegado a romper el aura de tranquilidad del azabache, sentándose al lado derecho de éste.


El perezoso sonrió vagamente, girándose de forma leve hacia su amigo. — Nah. — Contestó de forma sarcástica.


— Umh... Estoy seguro que si.


Aiden rodó los ojos. — Fue sarcasmo, Jerry. — El mencionado abrió la boca, formando un "oh" mudo, sacando una corta risa del perezoso.


— Y... ¿Por qué?


— Porque me gusta ser sarcástico.


— No, no. Tu cabello, ¿por qué?


Sonrió, burlón. Si, había entedido a la primera. — Porque me gusta, supongo. — Se encogió de hombros, restando importancia al asunto.


La conversación concluyó ahí. Ninguno tenía algo más para decir, especialmente el azabache que era de pocas palabras. Mantener viva alguna conversación nunca fue lo suyo, las dejaba morir, no queriendo realmente hablar.


Poco a poco más personas comenzaron a llegar al aula, y el azabache se había dispuesto a escuchar música mientras esperaba a que el primer profesor llegara para que la tortura empezara. Estaba sumido en sus pensamientos, garabateando estupideces sin sentido en uno de sus cuadernos nuevos, cuando de la nada un delicioso olor inundó sus fosas nasales. Era un perfume que juraba ya haber olido antes, en algún sitio, de alguna persona conocida...


Elevó sin prisa alguna su vista, enfocándola en el chico rubio enfrente suyo. Sus ojos se abrieron de par en par al ver de quien se trataba.


No, no era alguien realmente conocido, pero... Era peor de lo que creyó.


Ese chico era uno de los pocos a los que había señalado en su lista de "Posiblemente Homo Por..." y siempre tuvo ganas de hablarle, cruzar aunque fuese una palabra con él, pero nunca ganó el valor suficiente para hacerlo. Extrañamente, se sentía poca cosa para siquiera acercarse a él como un amigo.


Si, el autoestima de Aiden era un puto asco, aunque a veces tratara de mostrarle al mundo entero lo contrario.


— ¡Hey, Dave! — Un chico alto que recién llegaba al salón se acercó hacia el nombrado, chocando su mano derecha con la del rubio. — ¿Enserio te has cambiado a este grupo? — Al parecer el joven más alto parecía incrédulo.


Aiden fingió no escucharlos, volviendo su vista a sus garabatos, nervioso. ¿Dave? ¿Su nombre era Dave? Vaya, y ahora se enteraba... Pero, aún más importante, ¿ahora estaría en el mismo grupo...? No, no podía ser verdad, pero sino, ¿qué demonios hacía ahí?


— Si. — Fue la simple respuesta que provocó un horrible sentimiento en el azabache.


Eso había sido todo lo que escuchó Aiden. Prefirió escuchar música a todo volumen durante los cinco minutos libres que le quedaban.


Pero nunca, nunca, nunca dejó de pensar en el chico enfrente suyo, que de ahora en adelante sería su compañero de clases.


 
Notas finales:

¿Opiniones? Por favor, sean coherentes cuando se expresen. Necesito argumentos constructivos.

 

Si hay errores ortográficos, perdonen. No uso autocorrector, ni tengo Beta. Doy mi mejor esfuerzo para no cometer un horror ortográfico.


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