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31. Do Young (06) por dayanstyle

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Do Young  abrió  la  puerta  de  la  floristería  para  encontrar  el  lugar  un desastre total. Sus sentidos se pusieron en alerta mientras examinaba la pequeña tienda. Él no vio a ninguna de sus parejas, pero eso no significaba que no estuvieran tumbados heridos en algún lugar. Poco a poco se abrió camino hacia la parte trasera de la tienda, manteniendo los oídos abiertos y olfateando el aire. Do Young gruñó cuando olió a los dos idiotas que habían estado hostigando a sus parejas en el Bar and Grill de Jungkook.

Si habían hecho daño a cualquiera de sus parejas, Do Young iba a asegurarse de que pagaran lenta y dolorosamente. No era un ex-soldado del sádico Jihoon por nada. Había aprendido una o dos cosas. A pesar de que a Do Young no le gustaba pensar en su época bajo el gobierno de Jihoon, utilizaría sus conocimientos para mutilar a cualquiera tan tonto como para acercarse a lo que era suyo.

Do Young caminó lentamente hacia el cuarto de atrás, sus ojos inspeccionando todo. La puerta de atrás parecía como si hubiera sido forzada para abrirla. Gruñó por la fragilidad de la madera que debería haber protegido a su pareja. Él iba a asegurarse de que Ji Sung tendría una mejor puerta de  atrás.  Johnny,  el  lobo  que  era  dueño  de  la  ferretería, ayudaría a otra pareja. Do Young estaba seguro de eso.

El  cuarto  de  atrás  parecía  que   no   había   sido   víctima   de quien quiera que entró. Do Young giró sobre sus talones, su corazón latiendo fuera de control al mirar para una o ambas de sus parejas. Hubo pasos detrás de una puerta que había abierto Do Young. Supuso que era el apartamento de Ji Sung. Sin pensarlo, subió las escaleras en silencio,  permitiéndose entrar.

 

Do Young iba a tener una conversación con Ji Sung sobre el bloqueo de las puertas.

 

El pequeño apartamento parecía prístino y en orden. Así que quien quiera que entró no había subido arriba. Do Young sintió un pequeño alivio al conocer que los vándalos no habían invadido el espacio personal de su pareja. Cerró la puerta y luego regresó por las escaleras crujientes de madera. Estaba perplejo de que el lugar estuviera destrozado y sus   parejas no estuvieran aquí.

 

Ji Sung no parecía del tipo de pasear por las calles. Do Young se había dado cuenta de una pronunciada cojera cuando Ji Sung caminaba y sabía que tenía que ser doloroso para su pareja el desplazarse. Do Young sacó  su teléfono móvil, llamando a casa.

—¿Qué pasa? —Jong Su, otro soldado, contestó el teléfono.

—Necesito ayuda, abajo en la floristería. Parece que alguien irrumpió y destrozó el lugar.

La voz jocosa de Jong Su desapareció, un tono amenazante lo sustituyó.

—¿Qué floristería?

—Sólo hay una en la ciudad, —dijo Do Young mientras miraba a los tallos rotos de decenas de rosas—. Creo que sé quién hizo esto.

—Voy de camino. —Jong Su colgó.

Do Young deslizó su teléfono en el bolsillo mientras estudiaba la tienda. El que hizo esto estaba tratando de dejar un mensaje. La cosa era que Do Young fue  el  único  en  recibirlo.  Ahora,  él  y  sus  compañeros  soldados   iban a ir a la caza del responsable.

Quería limpiar el desorden antes de que su pareja lo viera y perdiera la cabeza, pero Do Young sabía que no podía tocar nada. En su lugar, llamó al sheriff.  —ChangMin,  soy  Do Young.  Te  necesito  en  la  tienda  de   flores. Alguien irrumpió y destrozó el lugar.

—Estaré en un minuto. No toques nada.

Do Young rodó los ojos.  No  era  así  de  inexperto.  Él  sabía  lo  que ChangMin y su ayudante, Junsu, tenían que hacer.

Do Young dio un paso atrás fuera de la tienda, mientras esperaba para quienquiera que se presentara en primer lugar. Él esperaba que no fuera ninguna de sus parejas, a pesar de que le gustaría saber dónde infiernos estaban. Do Young se apoyó en el edificio de ladrillo mientras miraba por la calle. El sol de la mañana ya brillaba ardiente, haciendo a Do Young sudar en su negra camiseta y jeans.

Se puso de pie con la espalda recta cuando vio a Jong Su y Young Bin al frente de su camino.

 

Los dos se metieron en más problemas que la ley permitía. Jong Su era el más sensato, pero siempre le permitía a Young Bin que le convenciera para la mierda.

Do Young metió las manos en los bolsillos delanteros, mientras esperaba que Jong Su estacionara su camioneta. Nunca habló de los sentimientos, sobre todo después de haber estado bajo el dominio de Jihoon. Y el hecho de que eran chicos, pero Do Young tenía una abrumadora necesidad de agradecer a Jong Su y a Young Bin de que llegaran hasta aquí tan rápido y tomaran esto en serio.

—¿Qué está pasando? —Jong Su preguntó mientras cerraba la puerta de su camioneta.

—Tienes que ver esto.

Young Bin saltó del lado del pasajero, golpeando su puerta cerrada mientras caminaba hacia la tienda.

—Ten cuidado, idiota, —Jong Su gruñó entrecerrando los ojos, empujando con el dedo índice en dirección de Young Bin—. Voy a hacer que te sientes de camino a casa de nuevo si haces esa mierda otra vez.

—Eso podría ser divertido. —Young Bin se rió entre dientes.

—Bien entonces, ataré tu feo culo al  capó,  —Jong Su  amenazó cuando se acercó a la acera.

—Ignora al idiota, —Jong Su dijo mientras se acercaba a Do Young—. ¿Qué está pasando?

Do Young sólo podía mover la cabeza a los dos. Él debería haber sabido qué   esperar   cuando   hizo   la   llamada.   —Alguien   entró   y    mandó la tienda a la mierda. No sé dónde están Ji Sung o Jae Min, sin embargo.

—¿Ji Sung y Jae Min?

Do Young olvidó el hecho de que no había dicho una palabra sobre sus parejas. Junyoung sabía, pero al parecer no había dicho ni una palabra.

—Mis parejas.

—No me digas. —Young Bin dejó de caminar hacia él cuando escuchó lo que  Do Young  había  dicho—.  Eso  significa  que  todos  conseguimos iguales, ¿eh?

Do Young se encogió de hombros. —El patrón sigue continuando de esa manera. Tal vez esté en el agua de por aquí.

—Tal vez, —dijo Rave cuando se mordió el labio inferior. Do Young conocía a todos los soldados en su manada y temían encontrar a su pareja o parejas, o eso parecía.

Incluso los únicos que ya habían encontrado las suyas, luchaban con lo que Jihoon les había hecho o hizo que hicieran en el nombre de la manada del Este.

Do Young tenía esos mismos temores, pero encontrar a su pareja era algo que él había deseado siempre. Ahora parecía que había que lidiar con dos.

 

Los tres entraron en la tienda, Jong Su y Young Bin maldiciendo, cuando miraban alrededor.

—¿Dices que podrías saber quién es el vándalo? —preguntó Young Bin cuando se agachó y miró fijamente a las rosas. Do Young sabía que no tenía que decir una palabra. Young Bin no tocaría nada.

—Cuando encontré a mis parejas, estaban siendo abordados por esos dos estafadores. La escena parecía acalorada, pero les aparté. Tengo la sensación de que van a obtener su venganza. —Y lo que parecía ser una costosa venganza.

Los  tres  miraron  al  frente  de  la   tienda   cuando   vieron parpadear las luces arremolinando alrededor de las paredes interiores. El Sheriff Shin ChangMin  se había presentado. Do Young maldijo cuando vio a Ji Sung y a Jae Min pasar por delante de la ventana frontal. Se sintió aliviado al ver que estaban sanos y salvos, pero tenía la esperanza de que ChangMin y Junsu hicieran su trabajo y luego limpiaran antes de que cualquiera de ellos se presentara.

—Parece  que  tu  chicos  han  vuelto,  —advirtió  Young Bin  cuando oyeron gritos procedentes del  exterior.  Chico,  Ji Sung  sonó  cabreado. Do Young se encogió cuando la puerta principal se abrió de golpe, Ji Sung de pie en la puerta mirando como un toro furioso.

 

—¿Qué demonios ha pasado aquí? —Gritó a través  de la tienda. Jong Su y Young Bin permanecieron en silencio, dejando que Do Young hiciera todo el trabajo.

—Lo encontré así. Llamé al sheriff tan pronto como lo vi. —Do Young extendió  los  brazos  para  abarcar   la   habitación.   Quería   golpear   a Young Bin cuando oyó al lobo gris     riéndose   detrás de  él. Jae Min se alejó de Ji Sung cuando entró en la floristería.

 

—¿Hiciste tú esto?

Do Young tenía sus manos en puños a los costados cuando él entrecerró los ojos a su rubia pareja. —Sí, y luego eché a la policía sobre mí mismo.

 

—Oye, tenía que preguntar, gilipollas. ¿Alguna vez has visto ‘Criminales más tontos del mundo’? Es posible que los hubieras llamado después de destrozar la tienda. —Jae Min gruñó a Do Young.

Ji Sung puso una mano sobre el brazo de Jae Min, sacudiendo  la cabeza. —Yo creo que fueron Kei y Hyo Seok.

—¿Quiénes son Kei y Hyo Seok? —Preguntó Young Bin.

—Depende de quién seas tú, —gruñó Jae Min mientras permanecía de pie frente a Ji Sung. Esto sólo lo hacía cada vez mejor. Do Young quería tener un silbato y pedir tiempo fuera, cuando las acusaciones comenzaron a volar, con todo el mundo empezando a discutir a la vez. Ji Sung estaba discutiendo con Jong Su cuando Jae Min llegó a ser frívolo con Young Bin. Él estaba contento de ver  que  sus  parejas  se  llevaran  tan   bien   con   su   manada.   ¡No! Do Young levantó los brazos por encima de su cabeza, golpeando las palmas de sus manos juntas. El alto ruido de las palmas hizo eco a través  de la pequeña tienda, ganando la atención que buscaba.

—¿Chicos, quieren relajarse, infiernos? —Do Young preguntó cuando ChangMin y Junsu entraron por la puerta.

 

Young Bin, olió el aire cuando un ligero olor flotaba en su camino. Miró sobre las parejas de Do Young y el  aspecto  contrito  en  sus  dos  caras. Uno de ellos  era  una  were-criatura.  Si  tuviera  que  adivinar,  diría  que el de pelo oscuro. El rubio parecía un poco desorientado en opinión de Young Bin.

—¿Qué está pasando aquí? —Preguntó el Sheriff Shin ChangMin cuando  entró por la puerta principal.

Jae Min señaló con el dedo a Young Bin. —Él es un asno. Arréstalo.

Young Bin rodó los ojos, si Jae Min sólo supiera. ChangMin era una pareja. No había forma de que el sheriff fuera a arrestarlo por ser un asno. Él se habría podrido en la cárcel hace miles de años si eso fuera ilegal.

—Veré si arresto a Young Bin después  de  que  me  digas  lo  que  pasó aquí, —dijo ChangMin mirando a su alrededor.

—No tengo ni idea, —dijo Ji Sung—. Yo estaba fuera para comer y volví para ver a estos tres en mi tienda y a usted entrando.

¿Estos tres? Tal vez Young Bin se equivocó sobre qué pareja era la were-criatura. No podía entender  lo  que  estaba  pasando,  pero  maldita sea si no se sentía apenado por Do Young.

Jae Min se quedó mirando a los hombres en la tienda de Ji Sung. Él no estaba contento con volver a lo que aparentemente fue vandalismo. Algo le decía  que  estos  hombres  no  eran  los  responsables.  Vio  cómo  el sheriff empezó a preguntar a todo el mundo. Jae Min no estaba seguro de por qué, pero se ofendió cuando el sheriff comenzó a preguntar a Do Young.

 

—Él no lo hizo, —resopló Jae Min mientras se acercaba a la altura del guapo hombre—. Do Young no haría algo así.

Se dio cuenta de la forma en que Do Young sonreía, sus ojos se suavizaban mientras miraba a Jae Min. Ji Sung se puso tieso como un palo mientras miraba en torno a su tienda, pero si Jae Min lo podía decir era porque estaba tan cerca de Do Young. Jae Min extendió una mano y tiró de Ji Sung a su lado, mirando al sheriff hablar con los dos hombres que estaban con Do Young.

Jae Min se sorprendió cuando Ji Sung llegó por voluntad propia. Había esperado que su amante se llenara en la idea de Jae Min defendiendo a Do Young. Él se sorprendió bastante cuando Ji Sung se interpuso entre Jae Min y Do Young, apretujando su camino para quedarse entre ambos.

—Yo no estaba acusando a Do Young de nada, —el sheriff aclaró después de hablar con los dos hombres—. Se trata de un interrogatorio de rutina.

A Jae Min no le importaba el interrogatorio de rutina. No le gustaba el hecho de que el sheriffl estuviera cuestionando a Do Young en  absoluto. Levantó la mirada hacia Do Young, sus ojos empapándose en la sensualidad del físico del guapo hombre.

No debería pensar de esta manera. Él estaba con Ji Sung. Jae Min había dormido con él y emocionalmente se comprometió con Ji Sung. Entonces, ¿por qué estaba deseando a Do Young?

—Gracias, —dijo Do Young en silencio, sonriendo a Jae Min.

Jae Min no podía dejar de dar a Do Young una gran sonrisa, ridículo el modo en que Do Young lo estaba mirando. Le agarró a su lado cuando Ji Sung le dio un codazo. Su amante estaba un poco demasiado acostumbrado a ponerlo en su lugar, aunque Jae Min no podía entender lo que estaba haciendo mal.

— ¿Qué? —Soltó.

Ji Sung, una vez más sobresalía su barbilla, cuando llevaba su cabeza lejos de Jae Min. La única cosa que Jae Min podía hacer era quedarse allí estúpidamente.

—Tendrás que ponerte en contacto con tu compañía de seguros para presentar una reclamación, —dijo el sheriff—. Me gustaría ir a la ferretería y conseguir una puerta mejor para la parte de atrás de la tienda si yo  fuera tú .

—Ya, delante de ti, ChangMin.

A Jae Min no le gustaba la familiaridad  entre  Do Young  y  ChangMin.  Él podía sentir el monstruo de ojos verdes aparecer en su fea cabeza. Dio un paso enfrente a Do Young, apuntalando su reclamo cuando le dio al sheriff una mala mirada.

—Vamos a ir con Do Young a la ferretería.    —Apuntó    su dedo entre el pecho de Ji Sung y el suyo.

—Tranquilo, amigo. No te estoy  robando a tu pareja.

Jae Min atrapó la leve sacudida de la cabeza de Do Young y se preguntó qué infiernos estaba pasando. —¿Mi qué?

—Uh, si eso es todo, voy a  salir  ahora, —el  sheriff  rápidamente dijo mientras él y el ayudante prácticamente corrían hacia la puerta.

—Nunca he reclamado ser un genio, así que, que alguien me diga qué diablos acaba de suceder, —dijo Jae Min mientras se volvía de nuevo a la habitación llena de hombres.

Los ojos de todos se lanzaron por todas partes, nadie miraba directamente a Jae Min. Incluso Ji Sung fingió estar preocupado por recoger las estropeadas flores.

Jae Min gruñó cuando alzó las manos en el aire. —Está bien, no me lo digan. Veré si alguien me da una tarjeta de cumpleaños.

—No es así, —dijo Do Young detrás a su lado—. Es un poco más complicado que sólo lanzar una respuesta.

—Es  mejor  lanzar  algo  antes  de  que  me  cabree  y  patee  a estos tres asnos. —Jae Min no podía patear el culo de una roca, pero ellos no sabían eso.

 

—Me gusta. És luchador como el infierno. —Jong Su se rió entre dientes. Jae Min ignoró al hombre al tiempo que miraba a Do Young y a Ji Sung.

Él estaba enojado de que su amante supiera lo que estaba pasando, pero Jae Min no tenía ni idea.

—Somos shifters, —dijo Ji Sung en voz baja desde su posición en cuclillas.

—¿Qué es un shifter?

Jae Min chilló y saltó hacia atrás, cuando Ji Sung estaba de rodillas un momento, y el siguiente era un zorro parpadeando hacia él.

—¡Mierda, Santa mierda! —Do Young salto hacia atrás.

—¿Por qué estás flipando? ¿No eres tu uno de esos? —Jae Min señaló hacia abajo, a la espalda del peludo animal que retrocedía.

—Uh, no. Soy un lobo gris, —dijo Do Young, arrodillado, poniendo la mano  delante de él—. Ven aquí, Ji Sung. Nadie te va a hacer daño.

—¿Por qué tiene miedo? —Preguntó Jae Min mientras observaba el zorro dando marcha atrás en la pared y luego acurrucarse, envolviendo su larga cola alrededor de su cuerpo.

—Debido a que un zorro es un shifter muy raro. —Do Young se coloco en sus manos y rodillas, arrastrándose lentamente hacia adelante cuando el zorro comenzó a temblar—. Yo no quiero que estés asustado, —dijo Jae Min en voz baja mientras caminaba a través de la habitación y se sentó junto a Ji Sung, sacando la pequeña criatura y poniéndola en su regazo. Ji Sung enterró el rostro en el hueco del brazo de Jae Min, a escondidas de todos en la sala.

—Bueno, no es que quiera que se asuste tampoco. —Do Young pasó la parte  posterior de los nudillos  sobre  la  piel de Ji Sung—. Deja de hacer eso. —Jae Min dio un manotazo a Do Young—. Él es mi amante.

Do Young  se  echó  a  reír  cuando  él  negó  con  la  cabeza.  —No.  Él es nuestra pareja.

—Está bien, si una persona utiliza  más  esa  palabra,  sin decirme qué significa, voy a hacer cumplir mi promesa y os pongo a todos en sus culos.

Do Young se inclinó hacia atrás sobre sus talones mientras miraba a Jae Min. —El destino piensa que los tres seríamos un complemento perfecto como parejas en la vida.

—¿Cómo lo sabes? —Susurró Jae Min. Siempre había soñado con llamar a alguien suyo propio, y él pensó que había encontrado  eso en Ji Sung, pero ¿se  le  permitía  tener  a  Do Young  también?—  ¿Sabe  Ji Sung esto?

—Lo sé porque me siento atraído hacia los dos. Se trata de una innata necesidad de estar cerca de ti, te protegeré y te reclamaré. Sí, Ji Sung lo sabe.

Jae Min entrecerró los ojos mientras la forma de Ji Sung temblaba en el hueco de su brazo. Levantó la barbilla de Ji Sung, mirándole. —Si soy tu pareja, ¿por qué infiernos me hiciste pasar un momento tan duro?

Ji Sung luchó por liberar  su  barbilla,  su  cuerpo  retorciéndose. Jae Min lo dejó ir cuando Ji Sung enterró su cara una vez más. Tan enfadado como  Jae Min  estaba  con  Ji Sung  guardando  un  secreto  tan  monumental, ¿cómo demonios se suponía que debía estar enojado con el hombre cuando él era así? El zorro era malditamente lindo y tierno para su propio bien.

—¿Soy yo o son las parejas  más  y  más  raras de conseguir? —Young Bin se rió a través de toda la sala.

 

 

 continuara...

 

Notas finales:

dejen rw


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