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No puedes huir, Yoon Bum - Killing Stalking Omegaverse por Boo Bear LOL

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Notas del capitulo:

BUENO UN GUSTO HABERLOS CONOCIDO :3

A causa de su miedo por el alfa más grande, decidió extender su mano, y apenas rozando sus dedos fríos, sintió que lo llamaban desde el fondo.

- Disculpe Seung Bae, pero no me parecería apropiado que el señor Yoon vaya con usted.- La mirada de la chica denotaba decisión junto a un leve rastro de envidia camuflado de protección maternal, mirada que logró convencer al policía de escuchar su explicación.
- Señorita, ¿Podría decirme el motivo?.- Esto no era lo que esperaba Bae, necesitaba que Bum cayera por última vez en sus manos si quería eliminar la conexión que tenía con Sangwoo.

- Perdonará que sea entrometida pero debido a que usted es un alfa, en cualquier momento podría el señor Yoon despertar sus deseos primitivos, causando un desastre más grande quizás.- En la ignorancia del problema olfativo de Seung Bae, ella pensó que su opinión estaba en lo cierto. No lo había dicho solamente porque tenía algo de envidia del omega por tener la suerte de pasar la noche con semejante alfa, y claro, mucho menos porque ella podría perder estas oportunidades únicas en la vida; sino, porque al ser del mismo género que el señor Yoon, también había pasado por ese indeseado episodio de violación, y por la cara del pelinegro, se le veía que tenía ganas de hacer cualquier cosa menos de copular o incluso respirar.

¿Y quién no? Si a estas alturas de la vida uno solo busca paz interior y la menor cantidad de problemas posibles.

El oficial estaba a punto de refutar y explicar el por qué el omega debía ir a su domicilio, pero fue interrumpido por este último.

- Creo que la señorita tiene razón oficial.- Lo dijo en voz baja, pero audible entre entre los involucrados.

Yoon Bum era despistado. Pero los años le habían enseñado a ser más observador, y los gestos del alfa demostraban un leve disgusto.

El omega pensó que ya no habría la necesidad de verse relacionado a estas personas amables, aunque desde un principio quería solucionar sus asuntos por sí solo; sin embargo, todo tiene un límite.

Es cansado hundirse solo en los nervios.

Quiero tener un receso de esto.

No es justo.

Acompáñenme.

Por favor.

Por primera vez en lo que iba de su estadía, su conciencia sintió la necesidad de pedir ayuda para terminar de una vez este ciclo vicioso de dolor. Ya sea emocional o físico.

Y así lo hizo. Ya era una tortura tratar de soportar todo solo.

¡Por favor! Sé que mi situación les debe de incomodar, pero, por favor, ¡ayúdenme! ¡No quiero volver a él!.- Las lágrimas ya corrían a rienda suelta, por ello, se mantuvo con la cabeza gacha para evitar más vergüenza de la que ya estaba sumido. La estación se mantuvo en silencio. Las dos personas quedaron atónitas por la inesperada petición, siendo que el sujeto en cuestión parecía ser indiferente a la gente de su entorno.

La omega pensó que el pelinegro al fin había permitido que ambos ingresaran a su corazón.

El alfa defectuoso solo pudo sonreír ligeramente viendo que las cosas se movían a su favor.

¿Quién era la persona más capaz de protegerlo?

Solo él.

¿Quién no podía percibir las feromonas en su totalidad?

Solo él.

Al fin podía verse libre de su vínculo con Sangwoo.

Al fin pod-.

- Será un placer tenerte en mi casa, compañero.- Cobijado entre los brazos de la omega, Yoon Bum se vio envuelto en un sentimiento de sorpresa y calidez. Titubeó en responder la declaración, y aun más en corresponder el abrazo, pero al ver la mirada de irritación camuflada bajo la impresión de sorpresa por parte de Seung Bae, su mente viajó a esos recuerdos dolorosos... Y el protagonista de esos recuerdos mantenía esa mirada cuando un tercero interrumpía sus citas o compras.

Su sentido omega le dijo que buscara alguna señal de refugio.

Su cerebro no dudó en levantar los brazos.

Y su corazón inconscientemente lo hizo corresponder ese abrazo imprevisto.

- Muchas gracias señorita.- Hizo una mueca parecida a una sonrisa, no del todo convencido debido a que, como argumentó Seung Bae, podría estar más expuestos al no poseer una constitución física necesaria como para contrarrestar la fuerza de su agresor; además de que obviamente involucraría la integridad de Ji Eun, exponiéndola incluso a una muerte segura. 

Pero simplemente tenía una corazonada de que no debía ir con ese oficial de imperceptibles caretas.

Ya luego idearía alguna forma de sacarle ventaja a Oh Sangwoo.

Aunque lo haya amado y sigan unidos por un lazo, sabe que las cosas nunca estuvieron bien desde un inicio.

Se dirigió donde el oficial y le explicó las razones del por qué debía y quería irse con Ji Eun. El oficial no podía refutarle demasiado sino dejaría ver algunas de sus intenciones.

Y claramente no podía exponer la identidad de persona íntegra que tanto le costó construir en esta corrupta sociedad.

Ji Eun, al ver que la conversación entre ambos personajes parecía tomar más de lo necesario, hizo acto de presencia cuando ésta culminaba solo para reafirmar la decisión del pequeño pelinegro como dándole punto final a las vacilaciones del alfa. Seung Bae sabía que por más ignorante que fuera la idea del pequeño de ir a dormir a una casa de una omega en una noche demasiado sencilla para que su primo lograra obtener de nuevo a Bum; tenía el presentimiento que en medio de tal inocencia había un motivo, e incluso, una estrategia oculta del por qué tendría que exponerse de tal forma.

Y él era la pieza central de tal estrategia.

Puede que sea demasiado paranoico a causa de su profesión, pero sentía que su careta había sido descubierta por el pequeño. Quizás no del todo porque no podía leer malicia en las acciones o gestos de Bum, pero si cierta desconfianza a estar solo con él.

Pero... ¿cómo él encajaba en esta treta imperceptible? 

 Sabía que como oficial, él debía resguardar la integridad del pequeño. Pero hasta él sabía que no cualquier oficial debía manifestar tal interés por una víctima tal fuese el caso que fuese, además de prácticamente ofrecer todas tus comodidades y hogar para reguardar a un civil de tantos que estuvieron a su cargo.

¿Se estaba aprovechando de su interés injustificado hacia él?

¿Sabía el riesgo nulo que tenía si dormía ajeno a su hogar?

Imposible.

Pero había una posibilidad.

Mientras Seung Bae estaba conjeturando más motivos por los que dudar, y estrategias para seguir evitando que las acciones de su "alter ego" se vieran dudosas; Yoon Bum reafirmaba ese presentimiento de incomodidad y miedo que tenía sobre él.

Siempre lo subestimaron de idiota y cobarde. De temeroso y loco enamorado. De masoquista y desquiciado. Pero cuando la situación lo ameritaba, Yoon Bum podía llegar a ser algo analítico. Y las expresiones ligeramente multifacéticas del oficial reforzaban su teoría de que tal persona debía de tener una ligera conexión a su esposo; quizás no llegando a pensar que tenían una confabulación contra suya, pero el parecido de sus expresiones si que era un hecho inquietante.

Quizás no era una conexión mundana, pero si espiritual.

Puede que su omega interior le estuviera advirtiendo del peligro que percibía de Sangwoo manifestado sutilmente en las feromonas del alfa.

Sea como fuese, era un riesgo.

Ji Eun, quien terminaba de alistar su camioneta, llamó a ambos hombres y pidió personalmente al oficial que los acompañara hasta su domicilio y que por favor alquilara un motel cerca a ellos para mejorar la vigilancia. Ninguno refutó ello porque la distancia sería prudente y a ambos les convenía en el sentido de sentirse más seguros de que sus intereses no se vieran amenazados. 

El recorrido fue parcialmente silencioso, solo hablaron de medidas de seguridad, intercambiaron números de cualquier operador para cualquier emergencia que existiera y partieron caminos una vez Ji Eun llegó a abrir la puerta de su domicilio junto al pequeño omega.

Cuando dieron un paso en la sala, Yoon Bum le solicitó algo inimaginable a la pelinegra, lo había pensado durante el trayecto y no podía dejar ir tal oportunidad. Lo discutieron por un par de horas entre entrecejos, voces quebradas y suplicantes. La mujer cedió y el omega sintió un leve sentimiento de tranquilidad al saber que podría llegar a lograr su cometido.

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Era medianoche y no podía dormir.

Sabía que el tema principal de la tortura mental nocturna era Sangwoo. Pero muy en el fondo, sumergido entre tales recuerdos de sollozos, penas, arrepentimientos y limitadas sonrisas; vio la imagen de una escena que le partió el corazón con solo seguir la secuencia de tal evento. Sacó más lágrimas de que las había derramado durante el día, y solo bastó ello para caer dormido. La energía para seguir atormentándose ya se le había ido con tantas tensiones durante el día.

Y mientras este hombrecillo dormía, Seung Bae avisaba a Sangwoo las últimas noticias del día. Si él quisiera, podría obtener a Bum esa misma noche, pero no quería causar alboroto, no cuando la unica condición para hallarlo fue no joder la imagen pública de "Súperman - Atiende toda emergencia" del oficial; y si irrumpiera y lograra su cometido, ello solo tildaría a Bae como inepto siendo él, el guardaespaldas "24/7" de Bum, era alguien a quien se le hacía casi nulas las posibilidades de perderlo de vista.

No había justificación para que se permitiera su rapto si no había oportunidad de negligencia.

El único momento dado era cuando Seung Bae se lo llevara al "aeropuerto/ metro/terminal" o a donde fuese que era para dejarlo libre; siendo el momento perfecto para que lo llevara a su departamento alquilado y que, sin sospecha de la policía o de sus "nuevos intentos de salvadores" de Bum, pudiera llevarlo al único espacio donde sería verdaderamente feliz.

A su lado. 

Pero claro, eso solo si soportaba de una pieza todo el peso del castigo de su pecado.

Sentía que las manos les cosquilleaban al imaginarse el cuello de ese pequeño traidor entre sus dedos, apretándolo suavemente hasta que esas bellas lágrimas salieran en borbotones entre súplicas por su perdón. Oh incluso ya podía sentir sus falanges húmedas por esas lágrimas.

Cada que recordaba el sexo violento que mantenía con Bum luego de provocarle celos o cualquier idiotez que lo irritara, sentía que su miembro se ponía duro al rememorar su espalda ligeramente sonrojada llena de cicatrices mal curadas, de su fina cintura que con una agarre tosco ya podía quebrarle un par de costillas, y lo más sugerente; ese palpable trasero que discordinaba con el resto de su anatomía.

Suspiró.

Su virilidad necesitaba azotar su interior.

Necesitaba recordarle la forma del alfa a quien pertenecía.

Y lo primordial, requería que esos obscuros, grandes, llorosos y desquiciadamente amorosos ojos lo volvieran a ver con admiración y miedo mientras lo embestía de frente con sus pechos chocando y su trasero masajeado entre sus gruesos dedos.

Y pensar que  en 10 horas aproximadamente ya sería suyo.

La vida al fin le estaba sonriendo.

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Eran 5:30 a.m.

El cielo recién se teñía de tintes rosados entre tal enmarañada oscuridad.

El viento se sentía helado.

Cortante.

¿Cuántos meses habían pasado desde la última vez que había acudido aquí?

El palpitar de su corazón aún le seguía demostrando que el lugar no era erróneo; por ello, los nervios y la nostalgia lo embargaron en su totalidad, haciéndolo perder la cabeza por breves segundos para luego hallarse volteado y frente a frente con su acompañante.

- ¿Ocurre algo Mr. Yoon? .- La mirada preocupada que le había ofrecido la pelinegra lo había devuelto a las circunstancias en que se encontraban.

Era cierto, no podían perder más tiempo.   

Pero, la impaciencia que sentían sus piernas y los dedos de sus pies era intolerable.

Inesperadamente, escuchó algo.

Tan lejano como sus recuerdos.

Pero tan espontáneo e intenso que sus instintos sucumbieron a tal punto de dominar la locomoción de sus piernas y dirigirlos a su destino.

Olvidó a su acompañante y corrió tan fuerte como le permitían sus pies, esquivando monumentos y mausoleos, agitando su respiración y provocándole leves gotas de sudor en la frente por el esfuerzo generado.

A lo lejos escuchaba el llamado de Min Jieun pidiéndole su ubicación y la razón de su huida.

Sin embargo, al escuchar al escuchar el sonido del encuentro del taco de sus botas con las hojas secas predispuestas alrededor de la lápida, pensó que no habría necesidad de explicar nada.

Así que por ello corriste de esa forma... .- Si le preguntaran la razón del por qué decidió acompañar a Mr. Yoon, simplemente se había debido por simpatía. Pero claro, como toda mujer joven, y aun sobre ello, omega; claramente lo había acompañado por buscar la simpatía del alfa a cargo temporalmente del señor Yoon; no obstante, ello no le quitaba el sentimiento maternal y empático que tenía hacia el pequeño hombrecillo.

Ji Eun sabía que no era nadie cercano a Señor Yoon como para brindarle unas palabras de apoyo o siquiera un abrazo que le demostrara su comprensión; no obstante, no pudo evitar colocar una mano en su hombro apenas escuchó un leve sollozo proviniendo del hombre junto al temblor que crispaba su cuerpo como señal de derrumbe.

- Señor Yoon, aunque no conozca su historia, y mucho menos tenga derecho de inmiscuirme en su vida, solo quiero que sepa que esa personita debe ser feliz al tener a alguien que aun lo recuerde y siga llorando con la misma intensidad como si hace poco hubiera partido.- Y no mentía, aun cuando la lápida era pequeña, algo agrietada por el poco cuidado que tenía y llena de flores marchitas, sabía que el difunto que descansaba allí debió de haber sido muy amado.

Tanto que Mr. Yoon llegaba al extremo de besar la lápida y hablarle entre susurros.

No lo soportó más.

Nunca le habían gustado los muertos. Y no era por parecer antipática, y mucho menos indiferente; sin embargo, su filosofía era de dejar atrás las cosas que amaba para que las mismas no pudieran llegar a herirle en un futuro cercano.

Decidió que era mejor darle su espacio, ya que al estar en una zona algo alejada de los mausoleos más transitados, el peligro no era tan inquietante ya que no muchas personas acudían al cementerio un lunes en la mañana. Decidió irse a la paralela, revisando los nombres de otros difuntos, y, ¿por qué no? también buscar a los de cierta persona especial para ella.

Sabía que ya habían pasado 2 horas desde habían partido de la casa, y que en menos de media hora ya debían regresar para que ella pudiera acudir a tiempo a su empleo de medio tiempo.

Su teléfono vibró inquietantemente y al no querer inportunar el momento íntimo en lo que estaba su acompañante, se alejó unos cuantos metros más de lo que ya estaba y contestó la llamada:

- ¿Ji Eun al teléfono?.- La voz grave del oficial Seung Bae resonó en sus oídos como el toque de una puerta de metal en una iglesia. 

Ensordecedoramente inquietante.

¿Qué mierdas pasó? ¿Están bien? ¿ Estás con Mr. Yoon? ¿Dónde carajos están, por qué no me dijeron nada?.- Sabía que reaccionaría de forma violenta, así que no permitió que su naturaleza omega se sometiera ante la voz grave y autoritaria del oficial, y trató de responder lo más calmada posible:

- Mr. Yoon quería despedirse de alguien antes de partir, así que no le veo nada de malo haberlo acompañado a una hora donde no hay personas potencialmente peligrosas en un día lunes, día que todo el mundo va a trabajar.- No pudo evitar que las últimas palabras salieran titubeantes, pero se mantenía firme en su expresión de empatía hacia el omega.

- No me importa la razón, pero ambos deben saber que están tan expuestos al peligro como si estuvieran acorralados por leones. Dame tu dirección e iré rápidamente a asegurarlos.- No había que ser muy listos para entender las dobles intenciones de Bae, toda era muy sencillo. Iría a esperar a que Yoon Bum terminara su asunto, se reunieran y que la pelinegra se fuera a trabajar en menos de una hora como si nada hubiera pasado; así, en media hora vendría Sangwoo y su vida se vería liberada de cualquier conexión hacia ese criminal.

Toda tendría un final feliz.

Al menos para él.

Y por si se lo preguntan, Seung Bae no sería un personaje tan idiota como para no despertar del ensordecedor  ruido de las llantas de la camioneta resonar en plena madrugada. ¿Pero... por qué lo hizo?

Simple.

En vez de esperar 10 horas, solo esperaría 7, evitando las tres horas de reclamos y peticiones por ir. 

Entre más temprano mejor.

Así que ni lento ni soso, precisamente cuando habían partido con la camioneta a las 5:40 a.m. del departamento  e iba rastreando el rumbo que estaban tomando, le envío la dirección al correo de Oh Sangwoo comunicándole que viniese lo más pronto para recoger a su querido amante.

De verdad que deberían darle un Óscar como mejor actor de reparto.

Por tanto, antes de cortar la llamada tuvo que acondicionar el éxito total de la situación:

Y por favor, señorita , ¿podría acercarse a la entrada del cementerio?, ya que no conozco muy bien este lugar aunque haya vivido aquí muchos años.- se río apenadamente para que no sonara sospechoso y lograra conmover el corazón de aquella mujer. 

- Está bien, lo espero allí.- Lo dijo ligeramente risueña. Buena señal de que había mordido el anzuelo.

Ahora todo recaía en él.

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Sangwoo despertó a las 5:00 a.m. ese día al no soportar la emoción de encontrarse finalmente con su escurridizo amado. Se duchó y desayunó de tan buen humor que cualquiera no sospecharía del resentimiento que guardaban sus puños contra ese omega. 

Ya podía sentir sus ojos mirándolos con sorpresa y terror.

Qué maravillosa vista.

Entre sus descabelladas ensoñaciones recibe un correo a su celular de su primo mencionándole que el plan se adelantaba y que fuera a tal dirección. Se extrañó cuando buscó la ubicación en el mapa, hasta que lo razonó y se sorprendió que Bum aun tuviera corazón para eso. De verdad que era un total descarado, y al parecer, tendría que corregir ello en lo que duraba su castigo.

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- Parece que nunca dejo de descuidarte eh... Perdona que te deje atrás de nuevo.- Lo dijo entre sollozos y limpiándose la nariz con las mangas de su saco. Sabía que la pelinegra le había dado su espacio, como también que desde hace diez minutos eran solo él, la lápida y la tenue niebla que los envolvía en esa melancólica atmósfera que parecía inquebrantable. Seguía acariciando con parsimonia la lápida, suplicándole su perdón de forma silenciosa.

Sabía que no tenía derecho de ser perdonado aun cuando se lo pidiera.

Era un acto reflejo.

Conocía que su actuar era un pecado mortal.

- Perdón por ser tan egoísta en aquel entonces.... Siempre quise resguardarte de ese monstruo, pero creo que solo fue una excusa de mi miedo a hacerme cargo de una vida aparte de la mía... Sabes cómo he vivido... No.. hu-hubiera podido pro-prote-tegerte... - se le rompió su voz aun más, ahogaba sus gritos entre la penumbra de su conciencia y perdía el tacto de sus dedos junto a su olfato por el frío de la mañana.

- Es hora de ir..- Besó la lápida por última vez..- Mejoraré esta patética versión mía. Te lo prometo.

Solo el viento y las hojas caídas fueron testigos de tal promesa.

Promesa que al parecer nunca tuvo oportunidad de concebirse.

No cuando al intentar ponerse de pie, una mano gruesa y ajena se había colocado en su hombro y lo obligó a quedarse en esa posición.

- Aún tienes ese estúpido hobby de huir, ¿no, Bum?

La estúpida congestión nasal no le había dado oportunidad de reaccionar a sus feromonas.

Era hombre muerto.

¿Irónico, no?

Que el último segundo de luz  que sus orbes lograron presenciar, mostraran como escenario el recorrido a alta velocidad del bate hacia su cabeza la cual estaba a manos del hombre que más amó, y detrás de él como espectador, el fruto de ese enfermizo amor que alguna vez construyeron.

Un final bien merecido.

.

.

.

Para cualquier personaje, menos Yoon Bum.

 

FIN.

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Notas finales:

Sí, final chafa, pero el tiempo no perdona amegos :'v


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