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No puedes huir, Yoon Bum - Killing Stalking Omegaverse por Boo Bear LOL

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"-¡Hey , mira Bum! ¡Está abriendo sus ojos! ... ¡Wao, son color cedro, igual que a los de mi madre!"- Lo miraba desde lo lejos mientras estaba apoyado contra el respaldo de la cabezera de la cama de hospital en que estaba recostado. A pesar de que estuviera tan cansado luego de haber estado pujando por alrededor de tres horas seguidas, ello no era obstáculo alguno para ser espectador de la dulce y amorosa mirada que le dirigía Sangwoo al hijo que habían logrado tener ambos luego de tantas dificultades.

Se sentía el ser más completo en el mundo. Tenía a su hijo recién nacido en sus brazos junto al hombre que más amaba sentado al costado de la cama.

Nada más podía faltar.

Al fin podría dormir un poco sabiendo que ambos, él y su hijo, se encontrarían seguros en los brazos de su, algo celoso, padre.

"-Bum, ¿por qué no respira? ¿Por qué está sangrando repentinamente desde su boca y de sus ojos?"- Ello lo sacó de su trance bruscamente. En efectivo, volvió la mirada hacia su pareja para confirmar como su retoño se marchitaba convirtiéndose en una pequeña e irreconocible figura arrugada como una pasa y cubierta de sangre obscura.

Casi negra.

Y tal sangre también aparecía esparcida en las palmas de sus manos.

Manos que, momentos atrás habían sostenido a esa bendición con todo el amor maternal que un omega inexperto como le podía otorgar.

- ¿Que... no...- Estaba hiperventilando del miedo y la desesperación que sentía, sus orbes ya habían dado permiso para que sus lágrimas se desbordaran de los mismos en una cantidad desmedida.

- ¡Tú lo mataste, Bum! ¿Qué te hizo nuestro hijo para que llegaras a ese extremo?- Giró de manera brusca su cabeza para ver a Sangwoo acusándolo con el rostro ensangrentado y con la mueca de furia y dolor más angustiante que alguna vez pudo percibir en ese rostro que tantas veces había alabado.

De repente ya no estaban en la habitación de hospital, sino en un sótano, uno muy conocido para su lamento.

- ¡Tienes que pagar por tu crimen!

Y con tal amenaza salida de sus labios, pronto se vio inmerso en una oscuridad absorbente, llegando a inflamar sus tímpanos al escuchar sonoramente una palabra que siempre había tenido cuenta, pero que trataba en lo más posible de olvidar.

"Asesino"

"Asesino"

*"Filicida"

Abrió los ojos desmesuradamente, emitiendo un grito ensordecedor en la soledad de su habitación como señal de que aquello había sido parte de su subconsciente.

Las lágrimas ya estaban aglomeradas en sus asustados orbes ónix que incluso, podían confundirse en la oscuridad en que su habitación estaba envuelta.

Su cuerpo estaba bañado en sudor, y los escalofríos y temblores aún no abandonaban su organismo.

Había sido un sueño.

No, mejor dicho una predicción.

Bajó su pantalón de pijama y vio lo que era innegable de ocultar. Esa cicatriz en forma de la constelación del cinturón de Orión dibujado en su vientre bajo era prueba irrefutable del crimen cometido.

Era cierto que a algunos omegas se le formaban cicatrices cuando abortaban, de manera accidental,  a sus crías debido a algún susto o golpe.

Pero cuando era intencionado, y aún peor, se abandonaba al alfa,  aquella forma daba a significar el lazo roto entre el omega interior para con su destinado y su cría.

A pesar de que recién eran las 3:00 a.m. de la madrugada, Bum ya no pudo cerrar sus ojos debido al miedo de volver a tener esa pesadilla.

Quizás había sido provocado por el reciente susto que pasó gracias a la aparición del beta.

Aunque, sino fuera por tal infortunio, nunca hubiera podido encontrarse con semejante buen hombre.

Recordaba aún la conversación sostenida con Bae horas antes de ingresar a su domicilio rentado.

Efectivamente el oficial lo había llevado a un cafetín para que los temblores y escalofríos que trajo tal lamentable situación se alejaran progresivamente del organismo del asustado omega.

Sentados en una mesa se encontraban charlando de cosas triviales como método para distraer al omega, pero repentinamente el tono en que empezó a dialogar el más alto alertó brevemente al pelinegro.

-Entonces, dime Bum, ¿tienes pareja?

Realmente no sabía que contestarle al alfa, ya que tal tema era algo privado que prefería no mencionar a menos que se tratase de una entrevista de trabajo. Sin embargo, considerando la gran ayuda que el hombre frente suyo le había brindado en el momento más crucial de su vida y que la mirada con que acompañaba sus palabras no ofreciera ninguna intención oculta, decidió hablar con la verdad.

- Verá... En realidad sí tengo, pero me he separado de él por motivos personales de mayor fuerza.- Había agachado la mirada al agregar la última parte para que no viera ningún sentimiento de miedo del cual pudiera incentivar la curiosidad del policía frente a él.

Al mismo tiempo en que escondía su mirada, a su mente llegó un recuerdo de sus años de escuela donde la enfermera de la institución donde estudiaba les había mencionado, mediante una charla informativa, sobre algunas cosas que tanto alfas y omegas sabían reconocer en otros mediante el olfato.

Uno era cuando la pareja del alfa dominante se encontraba en un estado de gestación.

Y otro cuando un omega era marcado por su alfa.

Se extrañó ciertamente de que el alfa le hubiera preguntado tal interrogante sabiendo que podía guiarse de su olfato para, incluso, saber el estado de ánimo en que estaba.

- Y dígame, ¿usted está ya está marcado o aún no?- No pudo el evitar responder con una afirmación junto con otra interrogante que estaba rondando su cabeza.

— En realidad sí  pero,  pensé que usted ya lo sabía...—La mirada que le brindó el mayor fue alguna manera,  desconcertantemente tranquila, llegando incluso a ser comprensiva.

— Bueno,  se podría decir que, a pesar de que nací como un alfa,  he vivido prácticamente como un beta desde que un accidente de tránsito me limitó mi facultad olfativa en gran medida.  Es por ello que normalmente no puedo guiarme de mis instintos o sentir las feromonas que emiten otros. —Terminó su explicación con una sonrisa pegada en su rostro. Luego de ello,  siguieron conversando cosas triviales hasta que la hora en que el omega se retirara a su hogar había llegado. No está por más decir que Seung Bae con anterioridad se había ofrecido a acompañarlo todo el camino hasta llegar a su domicilio, pero el omega se había negado rotundamente ya que sentía que muchas cosas ya había hecho por él y no quería seguir debiéndole favores.

Antes de despedirse el alfa le había pedido la dirección actual de su casa para recogerlo y llevarlo al día siguiente hasta la estación de policías para que diera su testimonio contra ese beta, pero el omega nuevamente se negó alegando que no era necesario acusar a una persona que había estado tan ebria como darse cuenta de sus acciones.

«Además, el verdadero criminal entre los dos era él »

Debido a la constante insistencia del más alto,  Bum solo pudo limitarse a entregarle la dirección de su actual trabajo para que en tres días lo recogiera para salir un momento durante su almuerzo a algún lugar donde pudieran hablar y reconsiderar la idea de denunciar al beta.

Finalmente,  ambos tomaron sus caminos hacia sus respectivos domicilios.

Realmente no sabia que iría a hacer si ciertamente lo fuera a buscar en su trabajo,  pero ya habría tiempo para pensar. 

No podía darle una mala impresión de su persona luego de que el contrario se hubiera portado tan condescendiente con él.

No se había percatado de lo que realmente significaba que fuera a buscarlo a su empleo para salir a pasear hasta que recordó una palabra que hace mucho no escuchaba.

¿No era esto lo que llamaban "cita"?

Se sonrojó de sobre manera al solo pensar en esa palabra que muchos amantes solían hacer cuando querían pasar tiempo con su pareja. No recordaba si ello había hecho con Sangwoo durante su época estudiantil, pero estaba seguro que desde el  mismo instante en que se mudó a su casa,  casi toda actividad al aire libre le fue restringida por tratarse de un omega tan frágil como él.

Su corazón empezó a latir muy fuerte para su gusto sabiendo lo que lo provocaba. No era momentos para estar fantaseando,  tenía que volver a dormir si no quería andar sonánbulo en plena faena.

Y aunque hubiera cerrado sus párpados para ir nuevamente al mundo de los sueños,  dos cosas presentes en su mente lo impidieron.

Una había sido la pesadilla con Sangwoo y otra...

La sonrisa indescifrable que le brindó el oficial apenas terminó su explicación.

Ya habían pasado dos días de ello.

Bum siempre había tenido un cuerpo débil y vulnerable a contraer enfermedades de la temporada,  y como actualmente estaban en invierno, la silenciosa enfermedad de la gripe atacó su sistema inmunológico un día después de su desvelada.

Estaba preocupado por la enfermedad contraída, ya que había llegado a hacer estragos tan nocivos en su organismo como nunca antes durante su estadía en Italia habían llegado a ocurrirle. Su nariz se encontraba tan inflamada que apenas y un soplo de aire llegaba a sus pulmones,  y su garganta le quemaba tanto como si se hubiera tomado una botella de ron entera.

Se encontraba trabajando en el restaurante como mesero con una mascarilla cubriendo su boca. Ese día se sentía  particularmente temeroso.  No sabía la razón de su actitud,  no había razón para tener miedo a algo o alguien,  pero simplemente lo sentía.

El cliente,  un beta que lucía cincuentón y que era poseedor de generosas proporciones de grasa alrededor de su abdomen, había llamado a Bum para pedirle la cuenta de lo poco que había consumido. El pelinegro acudió a su llamado,  y le dejó  un pequeño portafolio negro donde podría depositar el dinero y,  con ayuda de Dios,  alguna que otra propina.

Esperó ansiosamente a que se retirara para ir a recoger el portafolio.

Realmente esperaba que hubiera una propina decente dentro de ese cartón  ya que lo había tratado mejor que a otros clientes debido a que era nuevo por el negocio. Y si era nuevo,  entonces debía ser tratado lo mejor posible para que regresara pronto.

Apenas salió por la puerta del establecimiento y el omega se dirigió rápidamente hacia la mesa llevando el portafolio entre sus manos para luego regresarse al interior de la cocina.

Con la esperanza flotando en su cabeza,  abrió sin demora alguna el pequeño objeto sostenido entre sus dedos.

Efectivamente, había una propina de 5 euros colocado bajo la boleta de pago.

Pero había algo más.

Encima de ambas estaba una nota escrita mencionando algo propio de acosador.

"Te estoy observando"

Y la misma estaba redactada con una redonda caligrafía a la cual había estado familiarizado por tres años.

Una de la cual sabía quién era dueño.

El terror lo sobrecogió junto a ese sentimiento del pánico fluyendo de manera  ensordecedora entre cada vena de su cuerpo.

El aire se ausentó brevemente de sus pulmones y la sangre se le congeló instantáneamente, dejándolo casi como una estatua de lo pálido que estaba.

Dirigió la mirada hacia el rincón donde el comensal se había sentado a comer,  y en lugar de encontrar la silla ausente,  vio al mayor de sus temores reposando su mejilla sobre la palma de su mano izquierda, con las puntas de sus cabellos teñidas, resaltando más que nunca las mismas gracias a los reflectores dorados ocres propios de la tarde y con una mirada que denotaba lo que siempre, de alguna forma, había estado esperando desde el preciso instante en que había dado un pie fuera de esa casa.

Ese brillo de sed de sangre y sufrimiento dibujado en sus orbes no era algo del cual  fácilmente o
ignorar.

Se quedó preso de la impresión, imposibilitado de procesar todos los hechos que cantaban sus incrédulos ojos.

¿Cómo era posible que luego de tantos meses tratando de esconderse,  al fin fuera localizado exactamente justo en el lugar menos esperado?

Dio un par de pasos atrás con el corazón latiendo ensordecedoramente dentro de su organismo,  llegando a callar cualquier pensamiento de huida o de pedida de auxilio.

Estaba tan absorto en lo que sus ojos estaban fijos que no sintió la cálida mano puesta intepestivamente sobre su escuálido hombro,  sacándole un grito de susto tan agudo que hasta el perro de la esquina fuera del local pudo llegar a oírlo.

— Hey,  no hay descansos hasta las 7:00 p. m. — Volteó a ver brevemente hacia atrás al reconocer la áspera voz del chef que estaba de pie a espalda suya. A punto de brotar lágrimas en sus ojos,  Yoon Bum estaba a casi nada de pedir de manera desesperada ayuda al hombre detrás suyo para que lo refugiara del alfa sentado en aquella mesa; y para que viera sobre 
quién se trataba la persona a la cual temía, dirigió la mirada del mayor hacia la misma dirección en que sus ojos habían estado puesto segundos antes.

Pero solo quedaba la misma silla ausente que había visto desde un principio.

— No me hagas perder tiempo. Ve a trabajar.— Con esa orden,  el chef beta lo dejó quieto,  ensimismado con sus pensamientos con la temible idea de haber perdido brevemente la cordura al haber imaginado ello.

¿Era posible que ello hubiera sido una ilusión?

Era casi imposible que Sangwoo hubiera escapado en menos de los siete segundos en que había demorado en voltear y hacer girar al beta detrás suyo.

Y ciertamente no había escuchado el sonido de la campana que indicaba cuando un comensal ingresaba o salía del restaurante.

No podía creer que la gripe lo estuviera haciendo ver cosas que,  de cierta forma,  esperaba.

Volteó algo paranoico hacia ambos lados para asegurarse que nuevamente estaba solo. Emitió un suspiro pesado y bajó la mirada hacia el portafolio entre sus dedos.

La nota aún seguía ahí.

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Hasta el día siguiente, el omega estuvo tan temeroso hasta de la misma sombra de cualquier persona que pasase al lado suyo. Pero no por culpa de sus alucinaciones, tenia permiso para faltar un día al trabajo.

Tenía que  alejar las sospechas de su mente lo más pronto posible antes de que su paranoia lo hiciera ver esas alucinaciones que poco a poco derrumbaban su estabilidad mental.

Era la hora del almuerzo, por tanto tenía una hora libre para poder satisfacer su estómago vacío con algún plato sencillo que ofrecía ese restaurante al cual acudía por sus costos mínimos.

Estaba de camino allí cuando, doblando por una esquina se encontró con el oficial Bae mirando distraídamente al celular que estaba sostenido en sus manos. La mirada del alfa pasó a la suya de improviso,  y sin saber que hacer, se mantuvo callado brevemente hasta que el mayor lo saludara y él respondiera al mismo.

— Justo iba a buscarte para ir a almorzar.— Cierto,  había olvidado su "salida" con Bae.

—Ah... c-claro.—No supo qué más acotar, así que esperó lo que le dijera el mayor.

— ¿Vamos?  ¿O quieres almorzar aquí de pie? — Lo había dicho en un tono amigable,  carente de malas intenciones, así que simplemente río de la pregunta sarcástica del alfa y lo acompañó a un restaurante no muy lejos de donde estaban.

Le alfa le había preguntado sobre lo que quería comer, alegando que escogiera cualquier platillo nombrado en el menú, pero gracias a la timidez escogió uno que estaba seguro, no iba a satisfacer por completo su apetito.

Entre charlas amicales y triviales,  esperaron su orden.

El pelinegro se sentía algo incómodo aún, por lo que avisó al más grande  sobre su ida hacia al baño.

No se percató que unos comensales mas atrás de donde estaban sentados notificaban por teléfono a alguien mencionando  «Presa va al lugar de encuentro«

Bum era ignorante de ello,  así que solo se limitó a hacer lo que desde un principio había ido a hacer.

Aun había terror y paranoia en su mente,  acechándola continuamente, pero se decidió a dejar de pensar ello mientras su reunión con Bae terminara.

Fue hacia el lavabo del frente y procedió a enjuagarse sus manos y rostro como un medio para despertar de la ensoñación en la que estaba.

Terminó de lavarse y vio por medio del reflejo del espejo la figura del protagonista de sus mayores miedos apoyado contra la puerta de un cubículo, mirándolo de manera divertida, tal cual depredador a presa.

Yoon Bum se sobre-exaltó y casi un grito ensordecedor salía desde  los más profundo de su garganta, pero al saber sobre su paranoia,  ignoró a la alucinación detrás suyo y siguió refregándose sus manos.

Sin embargo,  ninguna producto de su imaginación le había saludado tan cordialmente en alguna oportunidad.

Y mucho menos,  ninguna alucinación suya lo había cogido del cuello tan fuerte que apenas y era capaz de respirar.

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Notas finales:

Etto...Muchas gracias por leerme <3

Boo Bear LOL <3


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