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Magia IV por Ghost princess Perona

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Notas del capitulo:

Espero que les guste

“Trata de recordar, ¿Qué le hiciste a ese bastardo?” Butsuma no tenía una respuesta, a pesar de estar en cuenta regresiva hacia la muerte. Tobirama todavía no entendía qué tenía su padre que ver con el ataque que había dejado al chico que le gustaba en coma, se suponía que todo lo relacionado con la magia estaba relacionado con su madre.

“Tengo que hallarlos… tengo que…”

“¿Qué tenemos aquí?” alguien se le acercó, era un muchacho joven con pinta de pandillero. Sus ojos no delataban nada bueno. “¿Un brujo de sangre traspasando a nuestro territorio? Y su poder es tan…” olisqueó como si fuera un perro. “Tienes que ser muy nuevo…”

“Cállate” dijo, haciendo acopio de todo su valor. “Eres un brujo de almas, ¿verdad?” el otro levantó una ceja. “Supongo que sabrás a qué vengo”

“¿A que te maten?”

“A negociar” sacó de su bolsillo algo que atraería la atención de ese idiota. “Creo que ustedes están interesados en objetos altamente mágicos.”

“¿Qué clase de objeto…?” el tonto había caído en la trampa. Se acercó lo suficiente como para que el brazalete se pusiera alrededor de su muñeca. Contorsionándose de dolor, avanzó hacia él, agarrando sus tobillos. “Mis espejos… mis espejos…”

“Se romperán todos si sigues así” el albino se miró las uñas. “Por mi parte, eso no me importa mucho, pero como dije” sonrió “he venido para negociar” chasqueó los dedos y el dolor desapareció. “Muéstrame dónde está la guarida de Nanami y te quitaré es pulsera de lápiz lazuli”

“Debí… debí haberlo imaginado… un purificador…” tosió el otro. “Parece que no tengo opciones, pero… ¿Por qué quieres encontrar a la sacerdotisa? Sin importar lo que tengas, no podrás vencerla con…”

“Atacó a mi familia y no se lo perdono… aparte tiene prisionero a mi hermano” miró su reloj. “No me queda mucho tiempo antes de que alguien muera, ¿vas a guiarme o debo dejarte morir?”

“No hace falta” señaló. “Es por acá” comenzaron a caminar por los callejones oscuros de una parte de la ciudad que el albino no había visto jamás. “La que buscas se esconde en una iglesia derruida del centro. Se construyó encima de uno de nuestros lugares de reunión del pasado y aún conserva pedazos de la edificación original” se encogió de hombros. “Es un buen lugar para realizar ceremonias si necesitas invocar un gran poder y pasar desapercibido para los brujos de sangre.”

“Todavía no entiendo por qué…”

“¿Tan nuevo eres? Nadie lo sabe, los tuyos simplemente nos cazan desde hace siglos sin darnos una razón, rompen nuestros espejos… aunque siendo cómo somos, ¿Quién necesita una razón?” se rio detrás de una mano. “Somos malvados”

“¿Y tú? ¿Por qué te decidiste por la magia de almas si sabías que era malvada?”

“¿Tú te decidiste por la magia de sangre? Despierta, a menos que nazcas de uno de nosotros empiezas siempre siendo un brujo de sangre” él bajó la cabeza. “Ocurren cosas en la vida… puntos de inflexión si quieres llamarlos así… que te prueban” sus ojos se llenaron de algo que nunca había visto antes. Tanto dolor… definitivamente no podía ser nada más que humano. “A mí me secuestró un hombre… por meses… yo no le hice nada… y él… y él…” los ojos se volvieron espejos y recuperó casi mágicamente su sonrisa malvada. “Al menos cuando se es así ya no se siente nada. Usas el hechizo prohibido y… ¡Chazam! ¡El dolor se va! ¡Y la persona que tanto te lastimó… devoras su alma! ¡La venganza perfecta!”

“Más bien te secas el corazón y te conviertes en algo que no puede ser llamado humano”

“¿Y quién quiere ser humano cuando se tiene un poder como este?” de repente el otro estaba turbado. “Por cierto, si vamos a ir juntos será mejor que te aprendas mi nombre. Es Sasuke… Sarutobi Sasuke.”

“Qué me importa, sólo llévame con ella” siguieron avanzando. Con Sasuke sintiendo ese mismo malestar en la cabeza. Recordó… lo recordó todo. El arrebatar su primera alma, esa sensación… ¡tan placentera! Pero al mismo tiempo estaba llorando, como si hubiera perdido algo. “¿Pueden… volver a ser lo que eran antes?”

“Dicen que no hay pecador que no pueda cambiar. Yo, por mi parte, no quiero intentarlo. Estoy bien como estoy” justo como dijo, la iglesia a la que lo llevó estaba a punto de caerse. Entraron y ahí se encontró a su hermano inconsciente en el piso junto al de Izuna. “Aniya, aquí estás…” vio los anillos en sus dedos. “Ay, no”

“Sí, eso mismo” la bruja apareció delante de ellos. “Sasuke, no creí que vendrías”

“¿Algún inconveniente?”

“En lo absoluto, esperaba a que el chiquillo de Namie viniera” sonrió. “Puedes llevártelos si quieres, Shala sabrá cómo despertarlos.”

“¿Por qué tan cooperativa?”

“Porque ya he terminado contigo, jamás recuperarás a Izuna y probablemente termines cayendo en el mismo hoyo que nosotros de la impotencia de no haber podido ayudar a nadie de los que amas” pasó una mano por el altar. “Algo más, en un cajón de su altar bajo sus espejos mi ex guarda unos recuerdos que tal vez te ayuden a comprender por qué es así… y por qué tu familia tiene algo que ver.”

“¿Tengo qué…?”

“Si quieres saber…”

“Me voy” se desapareció, llevándose la pulsera alrededor de la muñeca de Sasuke. Este simplemente la miró. Ya no era esa persona… ¿verdad? Sí, ya no era ese chico asustado, que sólo pedía que un… no, no tenía que recordarlo… ¿Recordar qué? Era Sasuke Sarutobi, un gran brujo de almas. No necesitaba recordar nada.

-En la casa-

“Estoy…” se encontró con un destrozo en la parte delantera. Shala estaba combatiendo con Tajima, que había regresado a casa. Tobirama tomó la oportunidad y colocó la pulsera, una fino trabajo de su madre, alrededor de su muñeca, causando que se retorciera de dolor. El padre de su amado cayó al piso, chillando.

“Ya… ¿ya me recuerdas?” preguntó desde el piso. Butsuma volvió a negar con la cabeza, a pesar de estar como a una hora de la muerte.

“¿Puedes arreglarlos?” preguntó el albino, señalando a su hermano. Su tía asintió, para eso sí se había inventado un hechizo. Mientras ella trabajaba, él abrió un cajón. Encontró un anuario viejo con una página señalada. Lo abrió y se topó con una sorpresa.

“Papá, ustedes fueron juntos a la escuela” el Senju mayor pareció no comprender hasta que le echó un ojo. Sí, era cierto. Las fotos estaban… ahora lo recordaba.

“Tú… tú eres… el nerd ese que nosotros… el pirado de la magia… ese…”

-Flashback-

“¡Atrápenlo!” Butsuma les gritó a sus amigos, que perseguían a un muchacho de su edad. Este corría, sintiéndose estúpido. Había creído que los populares realmente querían hacerse sus amigos. Por unos instantes se había sentido feliz de que finalmente tuviera amigos… sólo para bajarse de la nube y darse duro contra el suelo. Sólo hicieron eso para que se sintiera cómodo antes de…

“¡Lo tenemos!” lo agarraron en un callejón oscuro. Los ojos de Tajima se ensancharon, llenándose de lágrimas. Sin duda le iban a dar la paliza de su vida y ninguna cantidad de magia alcanzaría para curarlo. “¡Nos vamos a divertir!”

“¡Sí!” siendo sostenido por dos personas era imposible defenderse. Comenzó a llorar al sentir el primer golpe. Ya estaba a punto de caer inconsciente cuando Butsuma se acercó con un palo de escoba que había encontrado en el basurero.

“Ha sido diverti…”

“Todavía no hemos terminado” les enseñó el palo roto por un extremo. “Veamos qué tan profundo es este mariquita.”

“No… ¡No, por favor! ¡No!” sus gritos llenaron ese callejón mientras los otros se reían, disfrutando del dolor que le causaban. Cuando terminó él quedó tendido en ese callejón, a punto de perder el conocimiento, junto al palo ensangrentado que le había arrebatado su pureza. “Ahhhhhh… duele… duele… ayuda… por favor”

“Creo que voy a llegar tarde” ya era de mañana cuando escuchó esas voces hablándole, siguió pidiéndoles ayuda, pero nadie llegó. Todavía sangraba, así que pudo transportarse, pero… ver a esos malditos todos los días se le hizo una tortura. Seguían metiéndose con él, les dijeron a  todos lo que hicieron con él y… mucho más. No podía soportarlo, todos se reían de eso como si fuera… fuera gracioso. Como si tanto dolor fuera cosa de broma…

“Voy a vengarme…” pronunció el hechizo prohibido y capturó su primera alma. Ahora comenzaba la revancha.

-Fin del flashback-

“Ya me recordaste” sonrió el caído. “Supongo… que ya saben lo que me pasó” clavó la mirada en Butsuma. “Me destrozaste, no fui capaz de levantarme después de eso… no con todos burlándose y… era mejor no sentir nada.” Tosió. “Namie fue afortunada, a ella no le diste la oportunidad de… la oportunidad de seguir viviendo para convertirse en esto.”

“¿Qué…?” la cara de Tobirama se puso pálida cuando comprendió que el que tenía a su lado no sólo era su padre, sino que el asesino de su madre. “Tú…”

“Supongo que ahora que voy a ser yo quien te destruya la broma ya no será tan graciosa, ¿verdad?” se levantó a duras penas. “Yo… yo… quiero verte morir finalmente. Verte intentar escapar de la muerte y…”

“No creo en esas supercherías”

“Pues más te vale que creas porque… no te queda mucho tiempo” señaló el reloj. “Sólo tengo que esperar a que…”

“Hummm…” Hashirama se despertó en ese momento, notando a su amor tendido a su lado. Vio las sortijas y comprendió lo que había sucedido. El aura de su padre también era extraña… ¿acaso Tajima había usado su vela? Sí, tenía que ser eso. “¿Cuándo la encendió?”

“Hace mucho…”

“Entonces no le queda mucho. Sé que quería verlo cuando muriera, pero… ahora no sé si realmente es lo mejor” suspiró. “Sólo me echaré aquí a esperar a que suceda”

“¡No vas a hacer nada!”

“¿Por qué habría de hacer algo? ¿Por alguien que casi me hace pronunciar el hechizo prohibido cuando me encerró para mantenerme callado? No, gracias” se recostó a dormir. “¿Ya saben lo que le hizo a Tajima?”

“Sí, pero… los detalles son muy gráficos y…”

“Está bien, no necesito saberlo” cerró los ojos de nuevo, acurrucándose contra su nuevo esposo. Ya se despertaría cuando el momento llegara.

-Más tarde-

“Awwww” Madara se despertó, encontrándose rodeado por el abrazo protector de Hashirama. Sonrió por lo bajo, con intenciones de volver a dormirse hasta que recordó las palabras de su madre. Miró el anillo de matrimonio en su dedo con pesar, sin duda le había causado muchos problemas. “Lo siento…”

“No tienes que disculparte” lo sorprendió el moreno, hablándole al oído. “Es algo que habría pasado de todas maneras. Quizás no ahora, pero en un futuro… puedes estar seguro de que habría terminado proponiéndote matrimonio.”

“Hashirama, yo…”

“A lo pasado pisado, no hay por qué estarnos lamentando” se acercó aún más, con intenciones de cambiar de tema. “Por cierto… hay una cosa de la boda que aun no hemos experimentado” su mano se movió hasta su pantalón, encendiendo su cara. “Y eso que me moría por hacer algo así contigo una y otra y otra…”

“Estás… ¿de verdad? ¿Vas a darme una luna de miel de todas maneras?”

“¡Claro! ¡Es la mejor parte de la boda!” lo apretó más contra su cuerpo. “No va a hacer una noche como tantas otras que pasamos juntos, la haré tan especial que cualquier experiencia que tengas o hayas tenido no va a ser a nada en comparación con…”

“Está pasando” Tobirama los interrumpió en ese momento. “El viejo está en las últimas, deberías ir a verle”

“No tengo nada que decirle”

“Hazlo de todas maneras, podrías arrepentirte más tarde” Hashirama se levantó, quizás tenía razón. El albino se acercó a su cuñado con una cara de preocupación. “Tu padre no se ha ido, quiere ver al mío morir” negó con la cabeza “después de lo que le hizo supongo que tiene derecho… después de lo que escuché creo que lo comprendo… por qué él…”

“¿Quieres pedirme algo?”

“Izuna está mal” al escuchar estas palabras pronunciadas con un dolor inmenso lo alertaron. Se paró inmediatamente y fue con su hermanito. Lo encontró al cuidado a Shala, que no había querido ver morir al asesino de su hermana. Se arrodilló frente a él, abriéndole los ojos. Todavía eran como… espejos.

“Esta maldición… ¿intentó romper los espejos?” preguntó sumamente preocupado. “La… la conozco. No sé si… puede haber una manera. El Grimorio de los espejos…”

“¿Grimorio de los espejos?” la tía levantó la cabeza con interés. “Podría funcionar”

“Es un libro, uno muy antiguo. Mi madre… mi madre debe tener uno. Ahí… ahí tiene que estar la cura para… para…” se paró, temblando un poco. Lo que iba a hacer era suicida en el mejor de los casos, pero por Izuna lo haría una y mil veces. “Iré… iré a traer el libro, yo… me voy.”

“Madara” la mujer lo llamó. “Sabes que no puedes hacer nada contra tu madre y que ella protegerá el libro con su vida si es necesario, ¿verdad?” él asintió. “Déjanos… deja que te ayudemos, nosotros…”

“Estaré bien, no se preocupen” caminó hacia la puerta con decisión. “Pero… si por algún motivo… no regreso… entonces… díganle… díganle a Hashirama que… que lo lamento… y que… y que en realidad me hacía ilusión empezar una vida de pareja con él y que… y que estaba esperando con ansias a que cumpliera esa promesa.”

“Madara…”

“Adiós” dijo seguro y salió de la casa para desaparecer.

-En la Iglesia-

“Supongo que estás aquí por tu hermano… te esperaba” Nanami hizo gala de la frialdad que la caracterizaba, agitando su largo cabello negro por detrás. “Ahora podré arrebatarle todo al primogénito de Namie justo cuando creía que lo tenía al alcance de la mano.”

“¿Qué te hizo para hacerte odiarla tanto?”

“¿Tiene que hacerme algo? No, ella simplemente se creía mejor que yo. Incluso siendo una simple bruja de sangre, ella…” Madara detectó los celos en la voz de la mujer. ¿Cuántas veces había derrotado su suegra a su madre? ¿Cuántas almas había liberado? Quizás ella era la razón por la que en su niñez, las contadas veces que la había visto estuviera tan desmejorada. “Lo siento, querido, pero no vas a salir con vida de aquí.”

“¿Qué clase de madre le dice eso a su hijo?”

“¿Y qué clase de hijo se enfrenta así a su madre?”

“Uno que está muy decepcionado de ella” se prepararon para luchar. El menor tenía que admitirlo, ella era poderosa. Más que cualquier persona que haya enfrentado antes. ¿Cómo se las arregló la mamá de Hashirama para vencerla? Una sacerdotisa de los espejos tan antigua sin duda sería un oponente de temer. Se siguieron arrojando hechizos que hacían temblar los cimientos de la antigua construcción. Malas noticias, esta pelea podía hacer que les cayera el techo encima. Estaba tan preocupado por eso que no notó que un par de cobras lo tomaban de los brazos y lo atrapaban contra un pilar.

“Lo siento, querido, creo que es el final” Nanami se acercó a él, pero a medio camino se paró en seco. Su piel comenzó a agrietarse como un espejo al romperse, se retorció, moviendo las manos como si se le estuviera escapando algo y quisiera contenerlo, más no podía… “No… ¡NO! ¡REGRESEN! ¡TODAS USTEDES SON MÍAS! ¡SOLAMENTE MÍAS!”

“Las almas…” Madara se deshizo de las serpientes y agarró el grimorio que había sobre el altar. Se dirigió al interior y ahí encontró a alguien tendido. Esta persona lo salvó rompiendo los espejos de su madre. “Sasuke-san, ¿Por qué lo hiciste?” se agachó y comenzó a revisar el libro hasta encontrar el hechizo. Lo recitó y el hombre volvió a la normalidad. “¿Por qué?”

“Porque… me di cuenta de que sí quería recordar… no al chico asustado que sólo quería venganza y dejar de sentir dolor, sino a aquel brujo excepcional que tenía planes para el futuro y creía… aquel que… era más fuerte que yo” apretó un puño e hizo un esfuerzo por levantarse. “Aquel que podía amar a su hijo y a su esposa.”

“Sasuke-san…”

“Vete, salva a tu hermano y tengan su oportunidad. Al menos ustedes no han perdido tanto tiempo como yo” el chico asintió y se marchó corriendo. De regreso con Hashirama, de regreso con su familia, de regreso con el amor…

-Más tarde-

“Entonces eso es lo que pasó” Izuna comentó, saliendo de la casa siendo sostenido por Tobirama. “Me da un poco de pena, dejarlo ahí sólo con sus espejos…”

“Es su decisión, ¿acaso tienes piedad de él después de todo lo que te hizo?”

“No, pero… sigue siendo mi padre, por si lo entiendes” le miraron. Ambos estaban huérfanos ahora y sin sus hermanos mayores (los muy egoístas se marcharon a su luna de miel), tendrían que entenderse mejor. “Pensé que después de su venganza cambiaría…”

“Sigue siendo cosa suya” se detuvo por un momento. “Oye, tú…”

“¿Querrías ir a una cita conmigo ahora?” el rostro del albino se puso rojo y sólo asintió. Izuna estaba feliz. Por fin podían tener una oportunidad.

Notas finales:

¿Qué les pareció? ¡Review!


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