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FUCK ME | jikook por mrsswag9394

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Notas del capitulo:

IMPORTANTE: Si no has leído | Undercover |, | Enmity |, | Falling |, | Feels |, | Together | & | Hey, Min |, te sugiero pasarte a revisar si estás al día con la lectura ^^ para evitarte confusiones y que te saltes trama c:

 

Si estás al corriente del maratón y de los últimos capítulos... entonces disfruta tu lectura 7w7r

 

 

 

Grrr~

 

 

El señor Park estaba sentado mirando con atención la pantalla del ordenador y comparando lo escrito allí con unos informes físicos que tenía a un lado. Las gafas de pasta resbalaban por el puente de su nariz y él la arrugaba cuando aquello sucedía, volviendo a colocarlos en su lugar de inmediato. Pestañeaba, gruñía, bufaba y hacía muecas con sus labios a cada momento, formando en conjunto un espectáculo tierno y agradable frente a Jeongguk, quien le miraba con discreción a través del móvil en el que supuestamente estaba embelezado. Le gustaba cómo le quedaba ese traje, el peinado dejaba al descubierto su frente y un adorable lunar destacaba allí, contrastando.

 

 

—Jimin, mírame.

El aludido lo hizo.

Volteó al tiempo que el "snap" de la cámara daba a entender que su rostro había sido capturado. Parpadeó algo perplejo y sacudió su cabeza, mirando a Jeongguk con interés.

 

 

 

—Me has hecho una foto.

—Te he hecho una foto —aseguró.

 

Jimin dejó lo que estaba haciendo y se recostó en el asiento, mirando al menor.

 

—Sales muy guapo —murmuró.

 

 

 

Y entonces le escuchó reír con ganas. Levantó la mirada, encontrándose con un divertido Jimin quitando sus gafas gigantes y dejándolas sobre el escritorio para comenzar a desabrocharse los dos primeros botones de su camisa, aflojando la corbata. Jeongguk relamió sus labios y sonrió de lado, dejando el teléfono completamente. Se miraron un par de eternos segundos y cuando Jimin se iba a animar a pedirle que se sentase sobre su regazo, se escuchó revuelo fuera de la oficina.

 

 

 

 

 

—¡El señor Park no atiende a nadie a esta hora! —Seulgi se oía algo desesperada.

—¡Me atenderá a mí!

 

Jimin y Jeongguk se extrañaron.

 

—Pero usted no agendó ninguna cita.

—Créeme, guapa. Yo no la necesito.

Y seguido el picaporte de la puerta comenzó a ser forzado por él, a quien realmente parecía importarle muy poco la autoridad.

—¡¿Por qué coño está cerrada la oficina?! ¡Park!

 

 

Fulminó con la mirada a Jeongguk, era obvio que él le había echado el pestillo y ahora se hacía el inocente y desentendido. Negó con una sonrisa divertida y fue a abrir la puerta.

 

 

 

 

El hombre era alto y castaño, soltó un dramático suspiro para luego arreglar su cabello de manera exagerada. Esa solo podía ser una persona. Y realmente se sintió sorprendido, porque no esperaba verlo, de hecho, se había resignado a la idea de no volver a verle jamás desde la última vez que hablaron, que fue hace más de quince años, casi dieciséis. El apuesto hombre en la puerta le regaló una mirada maternal y cálida, sus orbes brillantes al verle después de tanto tiempo; ambos observándose con atención, notando marcas y cicatrices que de jóvenes no tenían, como un trofeo burlón de los años y la madurez, atisbos de almas secas y condenadas a la rutina, una vida casi completamente consumida... como un cigarrillo. Una juventud compartida, secretos de pijamadas y recuerdos de días de sol y lluvia. Tan metidos en sí mismos, que hasta Jeongguk se sintió fuera de lugar y algo incómodo con aquel desconocido.

 

—Pak Jimin. Cuánto has cambiado.

 

—S-señor Park... yo... le dije que debía esperar —comenzó la secretaria—. Si quiere llamo a seguridad y...

 

—¿Jin?

—Y quién más si no.

 

Jimin sonrió con nostalgia y cubrió su boca, acto que a Jin le trajo varios recuerdos tiernos de un regordete Jiminnie. Quiso abrazarle.

 

—No, no. No te preocupes, Seulgi.

 

—¿Está usted seguro?

 

Le vio asentir y entonces ella volteó y volvió a sentarse en su escritorio.

—¿No me harás pasar?

—Claro.

Se hizo a un lado, aun con el desconcierto a flor de piel y le permitió adentrarse, cerrando la puerta tras de sí.

—¿Cuándo volviste? Creí que te quedarías definitivamente en Japón.

—Sí, bueno... extrañaba Corea y su jjanjangmyeon.

Jimin rió amenamente.

Un claro satoori fingido.

 

 

Jeongguk era consciente de que eso había sido algún tipo de broma privada de mal gusto que él deseó entender. Odiaba sentirse así de excluido. Es decir, el condenadamente guapo desconocido ni siquiera se había fijado en él.

—Oh, vamos, Jin.

—Seguro y sigues siendo un nene vago.

 

Notó a Jimin sonrojarse y entonces supo que debía intervenir.

 

Se aclaró la garganta, llamando la atención de ambos y seguidamente enarcando una ceja, exigiendo una explicación.

 

 

 

 

—Oh.

Jin se quedó muy asombrado al ver a Jeongguk.

 

El hombre le miraba en verdad algo aterrado porque le pareció volver al pasado ni bien la mirada profunda y pesada de Jeongguk se posó en él. Pero contrario a lo que esperó, no hubo enojo ni algo por el estilo, solo un nuevo sentimiento que él no conocía, abrazadoramente cálido y a la vez asfixiante al verle, sintiendo suyo algo a lo que no supo dar nombre. Porque ese niño no era aquel mocoso "mejor amigo" de Jimin durante la secundaria, no el mocoso que le robó a la mujer más maravillosa que ha conocido, no era quien se había encargado de pisotear su adolescencia, no el encargado de su casi desgracia, de la deshonra de su familia y de la propia. No. Era el mismo jodido rostro, el mismo cuerpo, pero ese definitivamente no era el infeliz que se había quedado con lo poco que había amado. Pero claro que no era aquel bastardo sin corazón. El muchacho que tenía en frente era otra persona... pero eso no le hizo sentir demasiado mejor. Como el sabor agridulce al mirarle.

—Ah, él es Jeongguk.

 

El menor mentiría si dijera que no se indignó.

 

Le dio una mirada extrañada al sujeto y saludó—: Buenas tardes —haciendo una corta reverencia.

 

—¿Es tu hijo?

—¡No! No, qué va. Es mi sobrino —aclaró de inmediato.

—Ya decía yo que no se parece en nada a ti. ¿Es de Chanyeol?

—En realidad es hijo de... Wendy —murmuró.

 

El hombre, quien se había acercado a Jeongguk y se encontraba revolviendo su cabello, se detuvo en seco, abriendo mucho sus ojos. Quitó su mano, acariciando sutilmente su mejilla, y se apartó. Metiendo las manos en los bolsillos de su gran saco, sintiéndose cohibido.

 

Ya lo sabía. Lo supo cuando le vio.

 

 

—Seungwan. La guapa Seungwan —sonrió con nostalgia y Jeongguk palideció al oírle—. ¿Cómo está ella?

 

Jin había llamado a su madre por su nombre coreano... y eso solo lo hacía...

 

—Bueno... ella... ella...

—Está en un clínica de rehabilitación.

 

Realmente no pensó antes de decir aquello, pero al ver el rostro de escándalo en ambos, sonrió con cinismo. Iba a sacarle provecho a la situación.

Jimin le dio un suave manotazo.

—Jeongguk, se más respetuoso.

—Es verdad. No dije algo malo —puso un puchero—. Pero si quieres lo digo en otras palabras: está en un centro de ayuda para personas con problemas de adicción. ¿Está mejor?

De nuevo les había dejado atónitos, pero poco le importó, algo tenía aquel Jin que no le agradaba.

—Ugh, a veces eres tan...

—Voy a estar afuera. Permiso.

 

 

Y sin esperar respuesta salió dando un portazo, esperando ser detenido por Jimin y cuando eso no sucedió, su cólera se elevó y decidió que le dejaría con el ridículamente apuesto sujeto y molestaría un rato a Yoongi en lo que Jimin hablaba con él. Sacó su móvil y abrió su conversación, sentándose frente a la secretaria de Jimin.

 

 

 

—Vaya... tiene carácter.

—¿De quién crees que lo sacó?

Jimin no estaba nada contento con aquella escena. Pero ya lo arreglarían luego.

—No de Wendy, es obvio.

Jin fue hacia la ventana y separó ligeramente las persianas para mirar al chiquillo sentado de mala manera, conversando con la tal Seulgi, haciéndole sonrojar y tecleando con rapidez en su móvil.

 

La boca se le secó.

Era absurdo.

 

—Es algo loco... pero me recuerda mucho a...

 

 

«Tal vez solo en físico. Porque Jeongguk en realidad se parece muy poco a su padre», se adelantó Jimin.

 

 

—Es su hijo. Es normal que te lo recuerde.

Jin le miró con un destello algo triste.

El menor supo que había hablado de más y rascó su nuca.

—Entonces ella sí que me olvidó.

 

De nuevo miraba a Jeongguk, sintiéndose idiota y un muy mal hombre.

 

—Tú te fuiste —excusó—. Además ella ya estaba embarazada cuando le propusiste huir, Jaehwa se hizo cargo a la fuerza.

—Pero sí era su hijo.

Eso había sonado casi como una pregunta. Pero no lo era, no porque era más que obvio y el dudar no valía.

 

 

—Sí. Jaehwa es su padre biológico.

—¿Eso quiere decir que... y-yo pude ser...?

Las palabras murieron.

Una ternura frustrada. Todos sus miserables sueños de por lo menos haber sido padre, aplastados. Habían muerto con una palabra—: Casi.

Y Jin rio amargamente.

 

 

Jaehwa tocando a su novia, enredándola en sus juegos pervertidos, Jimin destrozado, el malentendido del embarazo, su huida repentina, el no rotundo de Seungwan al darse cuenta de que era posible que el padre de la criatura que llevaba en sus entrañas fuese el maldito bastardo. Él ahogándose en alcohol días y noches enteras, sabiendo claramente que no había luchado más, porque el maldito de Jaehwa llevaba una ventaja considerable.

 

—La vida parece querer burlarse de mí.

Y sintió un nudo en su garganta.

Irónico. Había llegado con ganas de no recordar y simplemente pasarlo bien... y ahora los fantasmas que quería enterrar de una vez por todas, volvían.

 

—¿Por qué dices eso?

—Es un recorte de Jaehwa, son demasiado iguales. Yo pude ser su padre, lo sabes. Y... que sea hijo de él justamente... ella debe estar muy feliz.

Jimin hizo una mueca y se debatió internamente en si darle un abrazo o algo, pues no quería ver a Jin de ese modo.

—No te aflijas —palmeó su hombro—. Si te sirve de consuelo, déjame decirte que ellos no fueron completamente felices...

 

«¿Fueron?». Y entonces creyó que tal vez podría remediarlo. Solo tal vez aun estaba a tiempo de estar con ella y formar parte de su vida, como siempre había querido.

—¿Dónde está él? Me gustaría hablarle, tengo mucho qué decirle.

 

 

Pero claro que tenían de qué hablar. Si ya se encontraba allí, pues entonces por lo menos aclararía todos los malentendidos de hace dieciséis años. Y si en verdad ambos se habían separado, pues él estaría allí para Seungwan, porque significaba que ella ya no lo amaba y podría remediarlo. Quería hacerlo. Y volverse parte de ella y Jeongguk. Y le emocionó, muchísimo, casi sonríe abiertamente... pero el rostro algo incómodo y triste de Jimin le hizo fruncir el ceño.

—Él no está. Él...

—... ¿qué?

—Sí, bueno. Es complicado.

—¿Él... murió?

—Van a ser cinco años.

 

 

Jin de pronto se sintió un poco mareado y tuvo que sentarse. Eran demasiadas cosas para digerir en tan poco tiempo.

 

 

—Tú... tú debes explicarme muchas cosas, Jiminnie.

—Ah, Seokjin —dijo con melancolía mientras tomaba asiento detrás de su escritorio—. Realmente no quieres oír toda la basura por la que ha pasado nuestra familia.

—Necesito que me expliques.

Jimin hizo una mueca.

—¿Para eso has venido?, ¿para seguir metiendo leña al fuego?

—Claro que no —estaba indignado—, ¿por quién me tomas? Yo vine aquí por una entrevista, parece que voy a volver a trabajar aquí de nuevo. No es mi estilo el meter cizaña de ningún tipo... simplemente estoy algo sorprendido y creo que merezco una aclaración. Yo también fui parte de esto, Jimin, debo saber qué sucedió luego.

—No es algo que te incumba.

—¡Pero claro que lo hace! El niño de allá afuera es hijo de mi exprometida, maldita sea. Y el bastardo que tuvo por padre solo se dedicó a bloquearme cualquier comunicación con ambos.

—Estuvo en su derecho.

—Jimin, Jeongguk es mi-...

—Él no es tu hijo.

—Pudo...

—Pero no fue así, Jin. Le hicieron pruebas, su padre es Jaehwa. Tú le viste, es malditamente idéntico. ¿Qué es lo que quieres?

—Yo no... no lo sé —susurró.

—Esto no es sano.

—Por favor.

 

Los labios del menor fruncidos en una fina línea. Le dolía esto, no era agradable ver a Seokjin así de mal por todo lo ocurrido, y lo peor es que su consciencia le estaba matando, nunca le había pesado tanto su relación con Jeongguk, pero con Jin en frente, solo se sentía una basura, un maldito enfermo que había abusado de un niño.

 

—Bueno... Wendy dio a luz meses después y cuando Jeongguk tuvo un año, ellos se casaron. Una ceremonia sencilla, solamente con un juez y familiares cercanos. Jaehwa había comenzado a trabajar en una oficina independiente. Como ya sabrás tú, él era muy hábil y se hizo de dinero rápidamente. No hay mucho qué decir de él... solo un idiota que estafaba empresas pequeñas y hacía auditorías torcidas.

 

—Era un mañozo.

—Lo sé —suspiró.

—¿Y ustedes?

 

 

Jimin palideció.

 

 

—¿Q-qué?

—Vamos, Jimin. No te hagas el desentendido.

—Yo... no quiero hablar de eso.

—Jimin...

—Fue un error, lo sabes. Cuando supe del embarazo lo dejé completamente y él tampoco insistió... no demasiado.

—¿Y quieres que me crea eso?

—Jin... no quiero hablarlo.

—Tú te casaste con luego...

—¿Cómo sabes eso? —le miró con extrañeza, luego sacudió su cabeza y suspiró—. Da igual. Basta, por favor.

—Y ella no te gusta... no como él, lo sé.

—¡Jaehwa no m-...! No lo quería.

—Lloraste en mi hombro, borracho, porque él se había acostado con tu hermana, mi prometida.

—Yo solo estaba confundido. Fue un pobre hijo de puta que solamente me gustó un tiempo. Hacíamos eso solo por diversión, yo solo era un mocoso incapaz, era obvio que me iba a enredar en sus mañas, también.

—Yo creí que te quería.

—Si me hubiese querido no hubiese hecho todo esto. Él no sentía nada por nadie, ni siquiera por Jeongguk.

—Entiendo...

—Engañó a Wendy... estuvo con muchas más mujeres luego.

—¿Estuvo contigo?

—...

—...

—Sí —susurró.

—Jimin —se quejó.

—Soy una basura —frotó su rostro—. No le pude decir que no.

—Oh, joder. ¿Cuánto tiempo, Jimin?

—No, no. Solo fueron un par de veces. Yo no pude soportarlo, lo corté definitivamente.

—¿El niño lo sabe?

—¡No, por dios! Ni se te ocurra mencionarlo.

—¿Wendy, Irene?

—Nadie más sabe. Es la primera vez que hablo de ello.

 

 

 

Ambos se sumieron en un pesado silencio, que era roto solamente por el ligero bullicio que había afuera.

 

 

 

—Jin, no se lo digas a nadie. Nunca.

—Claro que no.

—Bien.

Jimin tecleó un par de cosas en el ordenador para luego tomar el teléfono.

 

—Seulgi, dile a ese maleducado que haga el favor de pasar.

—Claro.

Ella le pidió amablemente que entrara de nuevo, pero se escuchó una despectiva negativa.

—Emnh, él ha dicho que no.

—Bien.

Colgó.

 

 

—Por favor, disculpa a este mocoso, últimamente se está volviendo algo pesado.

—Descuida —rio Jin.

 

Fue hacia la puerta y se asomó, apoyándose en el marco, mirándole desaprobatoriamente.

 

—Entra, Jeongguk.

—No.

—No me hagas quitarte el móvil y restringirte las salidas.

—No eres mi madre.

—Jeongguk —esta vez se puso autoritario.

El pelinegro rodó sus ojos y se levantó de mala gana. Entró con el mismo humor y se dejó caer en el sillón, sin mirar directamente a Jin.

 

 

 

Jimin se acuclilló frente a él y le acarició él cabello con ternura. Jin miraba la escena con curiosidad, algo en ellos definitivamente estaba mal, él siempre había sido una persona intuitiva, y casi nunca se equivocaba, si había una corazonada es porque algo ocurría. La mirada pesada de los ojos negros de Jeongguk posada sobre Jimin, y este mirándole como idiotizado, además de que se había sumado una leve caricia en su rodilla. Y ahora que lo pensaba, teniendo en cuenta lo mucho que llegó a gustarle Jaehwa a Jimin, no era tan descabellado que le atrayese también el menor, por más mínimo que fuera. Tenía sentido, era dos jodidas gotas de agua. Su estómago se revolvió.

 

 

 

—Iremos a almorzar con Jin, ¿te parece?

—Oh, Jimin. No te molestes —se apresuró—. Tienes cosas qué hacer y lo que menos quiero es incomodarte.

—Pero...

—Hyung —Jeongguk le miró y negó disimuladamente.

 

Jimin complaciente.

 

—Bueno... entonces supongo que te vas —se incorporó.

—Sí.

Jin se levantó y sacó de su gabardina una tarjeta, dejándola sobre el escritorio.

—Me estoy hospedando aquí.

—Oh, claro.

—Llama, por favor. Todavía tenemos cosas de qué hablar.

—No te preocupes, y pasaré a verte uno de estos días.

—Bien. Entonces adiós.

 

 

 

Una sonrisa torcida dedicada a ambos y se dejó acompañar hasta la puerta, Jimin volvió a prometer que le marcaría al móvil en cuanto se desocupara y que podrían ir a algún café a pasar el rato al día siguiente. El mayor sonriendo ahora genuinamente, Jimin no había cambiado y seguía siendo el torpe adolescente irrespetuoso de hace años, la misma inocencia en sus ojos, la misma sonrisa. Le entró ternura porque él siempre había sido el hermano menor que se le arrebató. Le acarició el cabello con suavidad, maternalmente y entonces se dio vuelta a la par que se cerraba la puerta. Esperó allí parado unos segundos porque le había sonado el teléfono. Mientras checaba el mensaje que acababa de recibir y comenzaba a caminar escuchó el pestillo siendo puesto. Miró la puerta con curiosidad y reprimió el impulso de volver a golpear, decidiendo que lo mejor sería marcharse de inmediato antes de descubrir algo que le desagradase. Porque definitivamente, esos dos, se traían algo raro entre manos.

 

 

 

 

 

En la oficina Jeongguk se acercaba hacia Jimin, quien ya se encontraba sentado en su mullida silla. Este le miró a través de sus gafas, se las había colocado de nuevo en algún momento, y entonces se recostó ligeramente palmeando su regazo para que el chico se sentase.

 

Jeongguk no esperó más y de inmediato se colocó a horcajadas, rodeándole el cuello con sus brazos.

—Umnh... ¿deberías decirle a tu secretaria que vas a estar ocupado?

 

La mirada de Jimin afilándose.

 

—¿Voy a estar ocupado?

Jeongguk sonrió con sorna.

—Fóllame.

 

Y eso hizo que el castaño tuviera que aclararse la garganta.

 

—Entonces ahora tú me das órdenes.

El menor pilló de inmediato el juego.

—Por favor... daddy —susurró.

Su rostro escondiéndose en la curvatura de su cuello, sintió a Jimin temblar.

—Eso está mejor —tiró de sus cabellos, haciendo que le mirara—. Pero... eso sería como darte un premio.

—... ¿y?

—Que tú has sido un mal chico.

—¡Pero daddy! Yo solo estaba celoso —soltó sin pensar.

 

 

Jimin me miró con sorpresa y diversión, bunny sonrojándose. Quiso apartarse pero el mayor no le dejó.

 

 

—¿Estás... celoso de Seokjin?

—Ni siquiera le hablas formalmente y estoy seguro que te lleva unos años.

—...

El castaño rio con ganas y entonces Jeongguk quiso quitarse, muerto de la vergüenza.

—Oh, vamos, Jeonggukie.

—¿Es algo tuyo? —cuestionó, cruzándose de brazos.

—De hecho sí —acarició la mejilla contraria—... es como mi segunda madre.

—Él es atractivo.

—Lo es...

—Y a ti te gusta.

 

Jimin volvió a reír. Le divertía mucho que Jeongguk haya malinterpretado las cosas de esa manera.

 

—Estás loco.

—O tú le gustas a él. El punto es que no me agrada.

 

 

Se quedó mirándole embobado unos segundos todavía con una sonrisa en el rostro, él tenía el ceño fruncido pero no estaba totalmente enfadado. Y entonces supo que ya iba siendo hora de aclararle un par de cosas.

 

 

—En realidad él... fue mi novio —bromeó.

—¡Lo sabía! Sabía que algo se traían ustedes.

—A veces eres tan ingenuo.

—Ash... ya, dime.

—Jeongguk, él ni siquiera es gay.

—...

—El fue... bueno, el estuvo comprometido con tu madre.

—... ¿qué?

—Sí. Él fue pareja de Wendy unos años.

—...

—Y él casi... solo casi, fue tu padre.

—No pillo.

—Sí, bueno... Wendy le engañó con Jaehwa y quedó embarazada. Seokjin se fue del país ni bien se enteró.

—Ya veo.

—No se merecía que le trataras así, es un gran hombre. Quiso hacerse cargo de ti y todo, sin importarle si eras o no su hijo...

—Pero ella eligió a Jaehwa.

—... sí.

 

 

Jimin se preguntó qué hubiera sucedido si Wendy supiese lo que pasaba entre él y Jae. Lo más probable es que se hubiese aislado e ido con Jin. Habría sido egoísta de su parte, pero realmente, en su tiempo, aquello le dio vueltas a su cabeza varias semanas, y llegó a plantearse el separarlos. Sin embargo Jimin no era así.

 

 

 

 

 

 

 

 

Minutos después, Jeongguk se encontraba gimiendo su nombre —ya casi no le decía daddy—, mientras le preparaba aún montado en su regazo. Ahora solo portaba su camiseta, los pantalones habían caído por ahí hace tiempo. Jimin le besaba el cuello mientras sus dedos se habrían paso en su interior.

 

El telefonillo sonó con insistencia.

 

Obviamente no querían detenerse, pero estaban en un lugar algo público, y si querían pasar un buen rato, debían ser prudentes.

—¿Dime?

Jimin había logrado regular su respiración y voz, sin dejar de trabajar dentro de Jeongguk.

—Sí, bueno. Los accionistas desean saber sobre los valores de los informes de este mes, señor Park.

Y ahí recordó todo el papeleo de la mañana.

—Oh, justamente iba a llamarte por eso...

 

—A-ah.

Miró desaprobatoriamente a Jeongguk.

Él solo le sonrió.

 

—Verás, encontré algunas irregularidades que estoy corrigiendo en este momento.

Jeongguk se movía contra sus dedos para volver a tocar su punto. Jimin apretando su mandíbula.

—Ya veo... entonces les digo que esperen.

—Sí.

Ella tecleó algo.

—¿Cuánto tiempo?

—Mañana a primera hora los tendrán en sus oficinas, no creo avanzar a terminar todo ahora —insinuó mirando a su niño cada vez más sumido en placer.

—Lo entiendo.

—Bien. Oh, y por favor. Que nadie me interrumpa. Estoy ocupado.

—Sí, señor Park.

Y colgó finalmente.

 

 

Sacó sus dedos de Jeongguk y seguido desabrochó sus pantalones hasta descenderlos solo un poco, librando su hombría. Jeongguk miró con atención cada movimiento.

Jimin le acomodó ligeramente y entró en él de una estocada, tapando su boca para evitar que cualquier ruido escapase. Las lágrimas no se hicieron esperar al igual que sus sollozos. Parecía que lo hacía a propósito, pues estaba haciendo más ruido de lo usual. Trató de ingorarlo y pidió silencio, comenzando a moverse lentamente, pero Jeongguk se empeñaba en hacer ruiditos cada que se enterraba en él. Y si bien no le molestaba, sabía que no era conveniente en ese momento que dejase de reprimirse.

 

Se detuvo abruptamente y abrió uno de los cajones, revolviendo en su interior.

 

—Eso es una pelota anti-estrés. Muérdela y no hagas ruido, joder.

Jeongguk asintió frenéticamente.

 

Le quitó de encima y le hizo recostarse sobre el escritorio, dejando su culo bien expuesto.

 

—Quisiera que llevaras tacones ahora mismo.

Y Jeongguk se sonrojó porque también lo había pensado.

—No importa. Voy a follarte y no debes hacer mucho ruido, mi niño.

 

Se aseguró de que mordiera bien la pelotita y volvió a entrar en él, esta vez marcando un ritmo casi animal, las cosas sobre la mesa se tambaleaban. Las manos se Jeongguk se agarraban del filo del escritorio, mientras gemía y gemía con fuerza; tenía el rostro en alto, la espalda curvada, cada vez más cerca del orgasmo, resultó que le ponía enormemente el hecho de estar haciéndolo en un lugar así de público. Jimin le hizo girar el rostro para que le mirase mientras él se corría en grandes chorros dentro de Jeongguk, este jadeante y sonrojado, corriéndose minutos después gracias a las manos de Jimin.

 

Tomó de inmediato servilletas y los limpió a ambos, para luego comenzar a vestirle.

 

—¿Tienes hambre?

Jeongguk estaba adormitado en su regazo de nuevo, el mayor repartiendo caricias tiernas en su cabeza.

—Sí —murmuró.

—Voy a traer algo de afuera para comer aquí, ¿te parece?

—Vale.

 

 

Jimin le quitó y tomó su cartera para seguidamente salir con prisa de la oficina. Jeongguk sonriendo bobamente.

 

 

 

 

 

Se tomó la libertad de mirar lo que estaba haciendo en el ordenador. Siempre le había llamado la atención el trabajo de su padre y Jimin, diciéndose que no era demasiado complicado como parecía e incluso lo veía agradable.

 

Cuando iba a corregir un error de cálculo que pillo un móvil sonó. Era el de Jimin.

 

Dudó. Pero terminó tomándolo y abriendo el mensaje que acababa de recibir. Era un número desconocido local.

 

 

 

Jimin
Es Jin, tu
secretaria me
dio tu número.
Visto a las 13:21

 

 

Jeongguk bufó y bloqueó el teléfono, pero este volvió a sonar.

 

 

 

Veámonos mañana,
¿te parece? En la
cafetería que
acostumbrábamos.
Visto a las 13:24

 

No. Definitivamente Jin no le agradaba demasiado.

 

 

 

Notas finales:

Orden del maratón.

 

22 de Sep | Him (I) |

24 de Sep |Him (II) |

 

 

Asdfghjklñ

Y Jin llegó con todo alv! La beba de mi Anrar debe estar feliz okya.

 

NO HAY NAMJIN ;-;

Lo lamento, pero Jin es hetero x.x ya sé, yo también me quiero matar pero es que ya no fue culpa :c lo compensaré subiendo un oneshot zuculemtho de esa couple 7w7r

Van a amar a Jin aquí, porque es un sol y un amors y asdfghjklñ.

 

¿Creen que Jimin esté con Jeongguk porque se parece a Jaehwa? :o

Hágamenlo saber 7w7r

 

 

Gracias por leer, corazones <3


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