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FUCK ME | jikook por mrsswag9394

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Jeongguk caminaba con el smooth de mango en su diestra.

 

 

A su lado, Seokjin le contaba algunas anécdotas divertidas con sus antiguos pacientes, su brazo alrededor de sus hombros, en un abrazo maternal y cálido, tal vez un poco posesivo también, pero estaba bien, se sentía bien. Él tenía una risa graciosa y, más que por lo que le contaba, él se reía de Kim.

 

 

No era demasiado tarde. Cerca de las cinco, el sol estaba algo fuerte pero todos llevaban ropas algo pesadas, parecía que el otoño quería adelantarse.

 

 

 

 

 

 

Bien. Jeongguk debía admitir que tenía una idea equivocada de Seokjin, realmente era muy agradable con él, cariñoso, atento y bastante expresivo. Era como cuando estaba con Jimin pero de algún modo distinto, Seokjin se sentía distinto a Jimin en un nivel que no supo explicar. Era cómodo y reconfortante, una sensación tibia subiendo por su pecho.

 

 

No lo iba a comentar.

 

 

Pero el mayor tenía ese poder de hacerte confiar y, sin darte demasiada cuenta, ya estabas hablándole de cualquier intimidad con una facilidad algo increíble. Le mirabas y era como ver a una cajita de secretos ajenos muy bien guardados. Era la definición de pulcritud, perfección y confianza; y se preguntó también por qué él no fue su padre. Ya con todo lo que le habían dicho, él era más consciente de ciertas actitudes en su madre y padre biológicos, y se llegó a cuestionar por qué su madre elegiría a alguien como Jaehwa en vez de a Seokjin. Jeongguk hubiese sido un Kim y probablemente tuviese el atractivo del hombre de hombros anchos. La idea se le antojó tierna.

 

 

—¿En qué piensas?

 

La pregunta fue casual, le había pillado observándole con interés.

 

—En lo genial que hubiese sido tenerte como padre —soltó sin pensarlo mucho. Aquello hizo a Seokjin callarse un tiempo.

 

Bien, eso no se lo esperaba y realmente no sabía cómo reaccionar.

 

Jeongguk parecía indiferente a su silencio, concentrado en mirar alrededor y beber del vasito de plástico es su mano.

 

Finalmente decidió sonreír y dejar un beso en su cien... bueno, más que decisión propia, fue un impulso y provocó que Jeongguk voltease a verle de inmediato, un poco contrariado. Pero al ver la sonrisa sincera de su rostro, se relajó y lo dejó pasar.

 

—Papá no fue el mejor...

 

—Todos tenemos defectos —se encogió de hombros.

 

Jeongguk no lo creía así.

 

Su padre era la persona más mala que había conocido en su vida... el hombre no tenía defectos, desde su punto de vista, él solo era un hijo de puta que hacía lo que quería cuando quería. Solo tomaba lo que deseaba y no miraba ni pensaba en el después, solo preocupado en su satisfacción. No, Jaehwa no tenía defectos. Simplemente él era la materialización de todo lo malo. Simple.

 

Pero eso no se lo dijo, por supuesto.

 

—Tal vez tengas razón.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

| ♡ |

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Cuántos días habían pasado? No lo recuerda con exactitud. Pero esas salidas se convirtieron rápidamente en rutina. Seokjin llegaba y sacaba a Jeongguk a dar una vuelta por ahí para conversar sobre cualquier cosa, Jimin los acompañaba a veces y una vez hasta Yoongi había estado presente; cenaba con ellos bastante seguido e incluso se quedaba a dormir en una habitación libre y les preparaba el desayuno al día siguiente. El mayor rápidamente ocupando un puesto especial en la vida de todos. Se hacía querer de buena forma. Resultó que Seokjin también era un excelente cocinero y les preparaba platillos típicos tanto coreanos como japoneses cuando se quedaba en casa de Jimin. Le consentía con golosinas, a veces bebidas y pequeños regalos —tenía que convencer a Jeongguk para que los aceptase—. Al parecer, Seungwan mejoraba día a día, mucho más rápido de lo que él esperaba, Irene le acompañaba a la clínica de vez en cuando para verla, le echaba mucho de menos, al parecer. Una vez Jeongguk también fue a verla.

 

 

Realmente Seokjin se estaba ganando al pelinegro.

 

 

 

Venga, que Jaehwa nunca hizo algo como eso. Cuando era niño tenía más recuerdos de él jugando a la pelota con Jimin que con su propio padre.

 

 

 

 

 

Esa tarde, ellos estaban en el coche del mayor, comiendo sopas instantáneas y ramen mientras escuchaban algo de música y charlaban de cualquier cosa. Hacían tiempo, Jeongguk le había dicho que Irene viajaba hoy a Jeju y no quería despedirse —sabía que no la quería demasiado—, entonces iban a esperar que ella se marchase para poder regresar, evitándose lo melosa que se ponía con Jimin.

 

 

 

 

 

 

—¿Tienes una novia de hace siete meses? —le preguntó algo sorprendido.

 

—Exactamente.

 

Jennie seguía siendo su novia, no la había visto desde que salieron a vacaciones, pero ella seguía saliendo con él.

 

—Yo... realmente no pensé que tú fueras de relaciones largas —admitió.

 

—Solo ella.

 

Seokjin calló un momento.

 

 

Bien, no era extraño, pero sí bastante nuevo. Jeongguk solamente tenía quince años, y a esa edad no siempre quieres cosas serias.

 

 

—Tú... ¿algo así como que la quieres?

 

Jeongguk se quedó pensando unos momentos.

 

¿La quería? Nunca se había planteado esa pregunta, pero la respuesta era sencilla.

 

 

—No —dijo simplemente.

 

Claro que no la quería. Ella solo le gustaba.

 

 

—Me lo imaginé... ¿entonces por qué estás con ella?

 

—Porque es cómodo. Es bonita, inteligente... es una chica buena —y era cierto.

 

—Eso no es sano.

 

—Lo sé.

 

Pero no es como si a él le importase demasiado, mientras no estuviera demasiado de cabeza en una relación, era perfecto.

 

 

 

 

Relación... Jimin siempre venía a su mente cuando tocaba ese tema: «¿estamos en una relación?», ahora los papeles habían cambiado y era él quien no quería hablarlo. Tenía miedo, Jimin parecía dispuesto a empezar algo con él... pero es que era imposible, él ni siquiera era mayor de edad.

 

 

—¿Ella está de acuerdo?

 

—¿Con que no la quiera? —Seokjin asintió—. Creo que no le importa demasiado, yo le gusto mucho y ella a mí.

 

—Eso es un poco frío teniendo en cuenta que tienes quince.

 

—No creo que ella me tome enserio, la verdad —en realidad parecía que a ella le gustaba presumirlo—. Es mayor a mí con dos años, es mayor incluso para Yoongi. Tal vez me quiera, pero estoy seguro que también no me deja por comodidad.

 

—Realmente eres extraño.

 

Jeongguk solo rio.

 

—Pero... bueno, debe haber alguien que te guste mucho, o hubo...

 

 

El menor no sabía si debía hablar de eso.

 

 

—Puede ser...

 

—No quieres hablarlo.

 

—¿Quieres oírlo? Aunque estoy seguro de que te escandalizarías.

 

—Soy psiquiatra —dijo como si con eso bastara—... he oído de todo, Jeongguk. No creo que puedas sorprenderme.

 

—¿Me estás retando?

 

 

Seokjin sonrió y revolvió su cabello.

 

 

—Para que me lo digas de una vez —admitió—, estoy curioso.

 

El rostro de Jeongguk se torció en una mueca incómoda.

 

—Realmente no creo que sea buena idea...

 

—No puede ser tan malo.

 

—Lo es.

 

 

 

No era solamente malo, era completamente absurdo, ridículo y hasta asqueroso. No. No quería contarlo... pero llevarlo escondido tanto tiempo comenzaba a desesperarle.

 

 

—Quiero oírlo.

 

—...

 

—...

 

—Bien. Sí que me gusta mucho alguien —un sonrojo en sus pálidas mejillas.

 

—Yo adiviné.

 

—Un chico... un... un hombre. Me gusta un hombre.

 

—...

 

Su silencio le hizo chasquear con molestia.

 

 

—Olvídalo, no funcionará.

 

—Yo estoy escuchando.

 

Le miró y entonces le vio imperturbable, una imagen bastante profesional, casi como la de Namjoon. Suspiró, realmente quería decírselo, Seokjin no le juzgaría, ¿verdad?

 

—... bueno, eso. Sabes lo que Wendy piensa de la gente gay o bi. Y a mí jodidamente me gusta un hombre.

 

—¿Alguien más lo sabe?

 

—Yoongi.

 

—...

 

—...

 

 

El mayor frunció el ceño y le estudió con la mirada.

 

 

—¿Te gusta... Yoongi?

 

Jeongguk bufó.

 

—Eso sería sencillo.

 

—¿Sería sencillo si te gustara tu mejor amigo?

 

—Exactamente.

 

—Desde mi punto de vista... que te guste un mejor amigo es grave. Por lo que... creo que es alguien así como que prohibido para ti, si es que lo comparas con alguien importante como lo es Yoongi.

 

 

Jeongguk le miró algo extrañado.

 

 

—... tienes buena deducción.

 

—Entonces...

 

—Sí, es alguien que no puede gustarme.

 

—¿Él lo sabe?

 

—Claro que sí. Nosotros —mordió su labio inferior—... como que estamos juntos o algo así.

 

—Engañas a tu novia...

 

—Sí —murmuró.

 

—Ya veo por qué es cómodo. Así nadie sospecha, ¿me equivoco?

 

 

Seokjin daba un poco de miedo. Jeongguk asintió débilmente y bajo la mirada, incapaz de sostenerla ahora.

 

—Bien, esta es una pregunta delicada... no tienes que responderla si no quieres.

 

Por el tono de su voz y lo suave que sonaba, Jeongguk supo de inmediato a qué se refería.

 

 

—Sí, yo me acuesto con él, Jin.

 

Seokjin estaba admirado.

 

—¿Es de tu edad?

 

—Claro que no, él podría ser mi padre... quiero decir, que es muy mayor. Y está casado y...

 

—Es Jimin.

 

 

 

No había sido una pregunta, pero tampoco una afirmación; más bien parecía que un pensamiento se había colado por su boca. Y esperó que Jeongguk se exaltara y se lo negara, que le dijera que estaba completamente loco y que no diga estupideces. Esperó que lo negara de inmediato, asqueado.

 

 

 

 

 

 

—...

 

 

Pero ese silencio se sentía culpable. Segundos pasaron y Jeon seguía sin decir ni una palabra...

 

Pero no era necesario.

 

 

Estaba más que claro.

 

 

 

—Jodidamente es Jimin —cubrió su boca. Algo desagradable subiendo por su garganta—. Oh, santo cielo.

 

—Sé que no dirás nada.

 

—Claro que no, ¿te das cuenta de lo grave que es? Por favor, es tu tío, tu familia, hermano de tu madre, él está casado —parecía al borde de un colapso—, jodidamente casado hace años.

 

—Él no la quiere —se excusó—, ni siquiera la toca.

 

 

Había dicho aquello como si fuese una excusa válida. Pero no estaba mirando más allá, como la negación que le impedía encontrar lo absurdo en esa vana justificación.

 

 

—Lo sé... porque tú estás metido en sus pantalones.

 

Era cierto.

 

Todos los matrimonios tienen altos y bajos, pero Jimin e Irene parecían más distantes desde que él... ellos...

 

 

Se sintió una completa puta.

 

 

—... creo que me merezco este regaño.

 

—Joder, Kookie —le acarició el cabello—. No, no te estoy regañando. Es solo que... estoy muy sorprendido. Lo siento.

 

 

No era necesario que se disculpase, nadie en realidad debía hacerlo. Pero Jeongguk sabía que Seokjin tendía a ser bastante suave y blando. Se quedaron en silencio algunos minutos, la incomodidad presente, bastante palpable, les envolvió hasta que Seokjin se dijo que debía saber desde cuándo la relación entre ambos era de este tipo... con casi dieciséis años cumplidos, sus esperanzas estaban en que le dijera que eran amantes hace no mucho, necesitaba que le dijera que no era desde hace demasiado tiempo.

 

—Mira, Jeongguk... ¿desde... desde cuándo está ocurriendo esto?

 

—Tú no quieres saber eso.

 

 

 

No.

 

Ahora realmente ya no quería. Joder, Jeongguk era solo un niño, no podía imaginárselo de esa forma, hasta pensaba que el chico era completamente virgen, pero ya vio cuán equivocado estaba.

 

 

 

 

—Él... ¿no te obligó a nada, verdad?

 

—Claro que no —le hizo saber de inmediato—, conoces a Jimin.

 

 

Eso lo alivió solo un poco.

 

Pero no lo suficiente. De repente quiso jamás haber preguntado, porque Jeongguk lo hacía ver en realidad mucho más práctico de lo que debería. Claro que sí, Jimin no es exactamente del tipo abusador ni mierdas varias del estilo, más bien él encajaba del otro lado, sin embargo ya no estaba seguro. Bien, pudo haber sido consentido, los dos pudieron haberlo querido y permitido, pero eso no quitaba lo mal que estaba, porque Jeongguk era ilegal; un menor de edad que encima es su sobrino. De nuevo la sensación de asco en su garganta.

 

 

—Lo hago —estuvo de acuerdo—... pero tú no, él no te está contando cosas.

 

—¿A qué te refieres?

 

—Bueno...

 

—Si hablas de cuando era joven realmente no es realmente algo para sorprenderse el que haya tenido sus cosas con otros chicos, eso explica por qué le gusté.

 

—En realidad... es algo más complicado que eso.

 

 

 

Y de inmediato se obligó a morderse la lengua para no decir nada más. No era asunto suyo, no debía comentar nada, no le incumbía.

 

Tampoco es como si Jeongguk quisiese preguntar a qué se refería y Seokjin lo agradeció internamente.

 

 

Una mueca de adorable confusión adornó el rostro de Jeongguk.

 

 

—¿Cómo supiste que era Jimin?

 

—En realidad... yo esperaba que me lo negaras —hizo una pausa y tragó saliva con dificultad—. Tengo ojos, Jeongguk, y conozco a Jimin como la palma de mi mano, él es casi como un hermano pequeño para mí.

 

Eso le hizo helarse por completo.

 

 

—¿Somos tan obvios?

 

—No demasiado... pero sí era extraño. Jimin no te ve como su simple sobrino, me di cuenta cuando nos conocimos.

 

—Ya veo...

 

 

Bien. Ahora ya lo sabía todo, ¿era esto a lo que Yoongi se refería? Seokjin tal vez quería que Jeongguk le soltase exactamente todo esto... pero, ¿con qué punto? Seokjin era el menos indicado para involucrarse y pese a eso había conseguido la verdad completa del menor, pero para qué, con qué fin. Venga, que si hubiese sido Yoongi, era más que claro el motivo: morbo. Pero es el castaño de hombros amplios del que hablamos, él tiene otra razón... y sospechaba que tenía que ver más con Jimin que con sí mismo. "—Él quiere saber algo —", vale, pero con qué objetivo. De repente quería saber a qué se refería al decirle que él no conocía lo suficiente a Jimin, que le ocultaba ciertas cosas. Jeongguk es un chico curioso, después de todo.

 

—Jeongguk debo hablar con él.

 

Eso le hizo volver a la tierra.

 

 

—¿Estás loco? —frunció el ceño, a la defensiva—. Se va a enfadar conmigo porque te lo he contado. Esto ni siquiera Min lo sabe, me refiero, a que no sabe que es Jimin.

 

—Él no se enfadará.

 

—No estés tan seguro.

 

—Jeongguk yo debo hablarle de esto. Es muy grave, más de lo que crees que es.

 

—Comienzas a asustarme.

 

—Es complicado.

 

—Quiero oírlo —exigió.

 

—¿Qué dices?

 

—Que quiero estar presente —se cruzó de brazos, sin intenciones de recibir una negativa—. Estoy en mi derecho.

 

—Entonces también llamemos a Irene, y a tu madre —y las intenciones de lucir firme se desvanecieron—. Ellas deben saberlo también.

 

El pelinegro calló.

 

 

—No quiero hacerte a un lado, Jeonggukie. Pero no creo que sea este el momento.

 

—¿Entonces cuándo? —casi gritó, a punto de perder los nervios—. No soy un niño. Yo he crecido, he madurado lo suficiente.

 

—No digo lo contrario... pero sigue siendo apresurado.

 

Esta vez los dos se quedaron en silencio.

 

Un momento.

 

Él podría sacar algo de provecho con esto. Disimuló una sonrisa y en cambio pudo una mueca fastidiada.

 

 

 

—Ve a hablar con él, entonces —ladró —. Yo me quedo por aquí, voy a casa de Yoongi.

 

Kookie...

 

—Déjalo —abrió la puerta del coche—. Nos vemos más tarde... o mañana —tanteó—, no quiero pasar la noche en casa, en realidad... no con todo esto. Mañana podríamos hablarlo tranquilos.

 

Finalmente dio un salto y ya estaba fuera, encogido en sí mismo y evitando mirarlo, Seokjin tenía que tragarse su pequeño teatro.

 

 

Funcionó.

 

 

Seokjin le dio una última miraba antes de decirle que se cuidara y que avisaría a Jimin sobre su ausencia, para luego arrancar y perderse en la avenida junto con los demás autos.

 

Bien. El castaño no iba a decirle nada más y a él ya le había entrado la curiosidad, ¿a qué coño se refería? Iba a averiguarlo, el mostrarse desinteresado le daría mucha ventaja. Realmente se marchó hacia casa de Jimin... y él iba a escuchar lo que tenía por decir. Así que Jimin tenía secretos, pues bien... era algo justo. Jimin podría no querer admitir que él estaba con Yoongi también, pero lo sabía; él también quería saber, le parecía justo.

 

 

 

Marcó un número conocido.

 

—Hey, Jeon.

 

La voz ronca y áspera.

 

—¿Aún escribes con Jaebum?

 

Hubo un silencio algo largo.

 

—Sabes que sí... ¿a qué viene esto?

 

—Él todavía te debe un favor —dijo desinteresado, aparentemente, porque en realidad ese idiota no le gustaba para nada—, y yo soy tu mejor amigo.

 

—Vale... —se escuchaba contrariado.

 

—Venme a ver en su moto, estoy en el mall del centro.

 

Conejito... estás asustándome.

 

Jeongguk rodó sus ojos.

 

—Ven a verme, date prisa.

 

—...

 

—...

 

—Quince minutos.

 

—Bien.

 

 

 

 

 

En realidad, no pasaron más de quince minutos y Yoongi ya había llegado en la moto de Jaebum. Se detuvo frente a él, escudriñándole con la mirada a través del vidrio del casco.

 

 

—Yo voy a hacer algo realmente estúpido... y tú vas a ayudarme.

 

Hubo un momento de silencio hasta que finalmente Yoongi decidió quitarse esa cosa de la cabeza para poder encarar mejor al pelinegro.

 

 

Fue entonces que Jeongguk notó, con algo de sorpresa, que Yoongi se había teñido de azul el cabello.

 

No tuvo tiempo de decirle lo bien que le lucía, pues la mirada dura en esos ojitos felinos se intensificó, incomodándole un poco y provocando que bajara la mirada a sus zapatos.

 

—No me gusta esto... tengo un mal presentimiento.

 

 

Jeongguk ni siquiera miró alrededor cuando se lanzó a besarle.

 

 

El beso no fue muy largo, había llamado la atención de varias personas... pero no fue demasiado relevante para ninguno. Era la primera vez que el pelinegro lo besaba en público... y sabía que era estúpido, ridículo e infantil tomar eso como algo más, para nada lo era, lo sabía; pero eso no evitó que se sintiera un poco más importante para él ahora, cohibiéndose y dejando de un cosquilleo en su estómago le hiciera estremecerse.

 

Se separaron sonrojados

 

 

 

 

—No hagas preguntas de ningún tipo.

 

—Jeongguk...

 

—...

 

—...

 

—Vale —aceptó, resignado—. Si no quieres que pregunte está bien, me voy a callar.

 

Jeongguk sonrió.

 

—Eres el mejor.

 

Subió detrás de él.

 

—Vamos a casa de Jimin —le dijo mientras se acomodaba—... pero debes ser rápido, toma el atajo del puente Hang.

 

—Tú eres un chico extraño, que lo sepas.

 

No hubieron más palabras.

 

 

 

 

 

Yoongi entendió que debía ser rápido y entonces arrancó y velozmente fue hacia donde se le pidió. Su corazón latía fuerte. Esto no le estaba gustando, tenía el presentimiento de que esta idea era terriblemente mala. Pero era Jeongguk, no se lo iba a negar.

 

 

Finalmente llegaron y vieron los coches parqueados fuera.

 

Jeongguk se notaba nervioso.

 

 

—No apagues la moto —se bajó y miró sin mucho entusiasmo la casa—, no me voy a tardar demasiado.

 

—Por qué creo que no deberías estar aquí.

 

—Porque no debo.

 

—... —decidió que no haría ningún comentario al respecto.

 

—Entraré por la ventana de mi cuarto —apuntó—. Saldré por ahí y nos largamos enseguida.

 

—No tengo opción, ¿verdad?

 

 

 

 

 

Vio a Jeongguk correr con cautela y escalar uno de los tubos de escape de agua. ¿A qué jugaba?, ¿no se suponía que vivía allí? No tenía sentido esconderse.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

—Responde, Jimin —le dijo duramente—... cuándo pensabas decírmelo.

 

Estaba cruzado de brazos, con el menor dándole la espalda, tenso, mientras bebía un vaso de wiski.

 

 

—Él niño no mintió.

 

—Yo no te lo estoy negando —masculló.

 

—Respóndeme.

 

—¿Él te dijo cómo sucedió?, ¿o cuándo? —evadió.

 

—Él no entró en detalles y realmente no deseo preguntar eso —apretó el puente de su nariz con dramatismo—... no teniendo en cuenta la edad que tiene y lo antiguo y común que suena esto entre ustedes.

 

—No es un niño.

 

—¡Quince años, Jimin! —gritó indignado.

 

—Yo empecé mucho más joven.

 

Se volteó, encarándolo.

 

 

—No seas un descarado —le apuntó—, que es distinto.

 

—No es distinto. Seokjin, yo no le obligué a nada. Simplemente las cosas pasaron y ya.

 

—Pudiste haberte detenido.

 

 

Cierto. Él pudo, él debió... pero no lo hizo. Solo dejó de pensar, su cabeza felizmente vacía mientras la estrechez de ese cuerpo le devolvía la vida que creyó extinta.

 

 

—... no pude —admitió—... ni siquiera quise hacerlo. Lo deseaba, maldita sea.

 

—Eres un cerdo.

 

Dolía, que Seokjin tuviese esa imagen mental de él no le agradaba para nada, él no era un mal tipo, ¿o sí?

 

 

No, claro que no.

 

«¿Verdad?».

 

 

Suspiró cansado.

 

 

 

—A estas alturas eso ya me da igual —mintió—... estoy muy jodido.

 

—Yo aun no lo puedo creer.

 

 

 

 

Jimin miró el anillo de compromiso en su dedo anular. Le hacía muchísima gracia que aquel objeto de oro fuese la única muestra real, la única evidencia de una unión extinta. Su vida se caía a pedazos, su esposa cada vez más lejos de él, su niño cada vez más grande, él cada vez más viejo. Temía arruinarlo todo, no quería, porque no deseaba estar solo. Y es que él tomó las decisiones equivocadas, complacer a su hermana porque el chico del que estaba perdidamente enamorado era padre de un bello niño y esposo de la mujer más maravillosa que él había conocido. Él no amaba a Irene cuando le propuso matrimonio, pero creyó que con el tiempo llegaría a hacerlo, como por obligación. Cual fue su desdicha al verse enredado por ese chico de cabellos negros y sonrisa adorable. Tomó la inocencia de una criatura que no entendía nada de la vida, de un niño inocente y puro. Sabía que esto iba a arruinarse de algún u otro modo, pero jamás se imaginó tener que hablarlo con Seokjin, tener que soportar de él, esa mirada de decepción. No le gustaba en lo absoluto.

 

 

—¿Cómo es que te lo dijo? —preguntó muy bajito.

 

—La conversación salió y ya. Pero se notaba que él debía hablarlo con alguien. Y realmente agradezco que haya sido conmigo y ahora, porque no imagino el caos si hubiese sido otra persona.

 

—...

 

Él tenía razón.

 

—Mira, Jimin: sabes que está mal, yo no soy quien para juzgar. Jeongguk es un niño muy inteligente, él sabe qué es lo que está haciendo y tiene conocimiento de lo mal que estaba desde que empezó, él es listo y por lo que sé y por cómo eres, yo sé que fue él quien supo cómo manejar lo que ustedes tienen. Pero hay algo que aun no me convence.

 

La mirada de Jimin se afiló.

 

 

De inmediato supo a qué se refería y eso le cabreó, porque de nuevo Seokjin estaba diciendo sandeces sin sentido.

 

 

 

—¿Vas a empezar con esa estupidez de nuevo? Creí dejarte claro que no era así.

 

El mayor le miró fijamente.

 

 

—Sí, lo hiciste. Pero este es otro contexto... y las cosas apuntan a ello.

 

—No es por él.

 

Seokjin enarcó una ceja y Jimin soltó una exhalación brusca.

 

—No me convences —dijo sin vacilar—. ¿Por qué habría de creerte? Me mentiste, le mientes a tu esposa, a tu hermana, al mismo Jeongguk... ¿por eso no querías que se lo comentara?, ¿para que él siguiera abriéndote las piernas?

 

 

Jimin sintió cómo la sangre comenzaba a hervirle.

 

 

—No hables así de él —advirtió.

 

Jeongguk no era ninguna prostituta cualquiera, era su niño, su bunny. Era suyo, no un juguete sexual, no solo un agujero... era...

 

 

 

—... le quieres —soltó algo sorprendido.

 

«Le amo».

 

Pero no dijo una palabra. El mayor cubriendo su boca.

 

 

—Tú quieres a ese niño. ¿Y así quieres convencerme de que no es por Jaehwa?

 

—No es por él, maldita sea —dejó caer su puño en el respaldo del sillón.

 

—Jimin, estás viviendo a través de Jeongguk.

 

 

 

No culpaba a Seokjin por insistir tanto, con todo lo que le vio sufrir por culpa de ese idiota, era muy lógico que no terminara de convencerse... sin embargo eso no evitaba que estuviera a punto de perder los estribos.

 

—Por favor, cállate —exigió.

 

—¡Niégamelo!

 

—¡Es distinto! —el vaso haciéndose trizas en el suelo—. Yo ya no sentía nada por Jaehwa.

 

—Déjame aplaudirte, entonces.

 

—Él me buscaba —se excusó.

 

Era cierto.

 

—Y tú aceptabas, teniendo presente a tu hermana y a un Jeongguk pequeño. No, claro que ya no le querías, Park Jimin, está clarísimo.

 

—Seokjin basta —frotó su sien.

 

—Te duele porque estoy en lo correcto.

 

—¡Me duele porque yo sí quiero a Jeongguk!

 

 

 

 

Un pelinegro se mediana estatura se detuvo en seco al oírle. Bien, estaba escuchando todo fuera de contexto, pero eso no evitó que un sonrojo potente tiñera sus mejillas. De puntitas de acercó hasta el comienzo de la escalera, un déjà vu de la última vez que Yoongi estuvo en casa.

 

 

 

—...

 

—Claro que no estoy con él porque se parece a ese infeliz —«¿pero qué mierda está pasando?» se preguntó—. Yo estoy con él porque quiero, porque le quiero. Yo no vi a su padre en él. Que sí, joder. Que son exactamente iguales y que él tiene la edad en la que me enamore de Jaehwa. Pero es distinto ahora. Yo no siento ya nada por él, dejé de sentirlo hace muchísimo. Me falló muchas veces, él se encargó de alejarme. Jeongguk es diferente.

 

 

Estaban hablando de su padre, de Jaehwa.

 

Jimin estaba enamorado de Jaehwa.

 

 

 

Una sensación completamente dolorosa y asquerosa subiendo por su garganta hasta instalarse allí, presionando y provocando que se le dificultase el tragar. Sus ojos escocieron y su labio inferior había comenzado a temblar.

 

 

«No, no, no, no, no, no, no».

 

 

 

 

—Diferente porque él te corresponde.

 

—...

 

—... 

 

—Diferente porque ahora ya se siente... correcto.

 

 

 

 

Se quedaron unos minutos en silencio.

 

 

—Dime la verdad. ¿Con qué frecuencia tú y Jae se veían?

 

—No se trata de eso. Se trata de que yo ya no le quería.

 

 

 

 

 

Jeongguk ahora quería saberlo todo. Había comenzado a bajar las escaleras, cuidando no ser ruidoso.

 

 

Ya sabía hacia dónde iba aquello, y realmente no le agradaba en lo absoluto. Rogaba en su cabeza que Jimin le dijera que está loco, que dejase de decir estupideces, pero al verle simplemente aceptando todo con la cabeza gacha le hizo entender un par de cosas. Sus rodillas eran como gelatina, mirando lo avergonzado y dolido que Jimin lucía.

 

Él ya había llegado al último escalón.

 

 

—Tú seguías metiendo tu polla en él cuando él ha estaba casado —sus piernas temblaron.

 

 

—¿Que tú hiciste... qué?

 

 

 

Los mayores se congelaron.

 

Notas finales:

OMFG! ¿Qué creen que pase? Asdfghjklñ, las cosas están fluyendo 7w7

Les dije que iban a sufrir >:v y pues...

 

-pequeño espacio para los piedrazos :D-

 

No, ya, enserio. Si creen que esto es todo pues están equivocadxs xD ;^; les dije que había drama para largo así que empezamos c:

 

Gracias por leer <3


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