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FUCK ME | jikook por mrsswag9394

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Seokjin no se caracteriza por ser alguien frío. Él se considera a sí mismo una persona bastante maternal y comprensiva, no tiende a perder los estribos de manera seguida y cuando ocurre, por lo general se aísla unos momentos hasta poder calmarse. Prefiere pensar claramente antes de decir cualquier cosa...

 

 

Sí. Así es Kim Seokjin. El perfecto médico psiquiatra, de traje pulcro y peinado perfecto, como si la humana imperfección no pudiese alcanzarlo.

 

 

 

Pero...

 

 

Habían cierto tipo de cosas que le superaban enormemente.

 

 

 

 

Y una de esas ahora era Jeon Jeongguk.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El malhumorado pelinegro se había divertido bastante haciéndole todo tipo de preguntas incómodas y comentarios despectivos en lo que él pacientemente esperaba por Jimin. Habían quedado, iban a ir a cenar y de paso a charlar un poco sobre lo que ocurría con la madre de Jeongguk. Seokjin quería privacidad, deseaba poder aclarar algunas cosas en la salida con Jimin porque después de casi dieciséis años sin verse... ellos tienen mucho de qué hablar. Quería su espacio y eso Jeongguk no lo entendía, es decir, sí que lo entendía, solo que no le apetecía ser condescendiente. No entendía cómo un rostro tan bonito podía ser tan irritante. El chico era grosero, con aires burlones y de superioridad, hablando entre líneas, soltando palabras mordaces y veneno en sus frases; y el impecable Kim comenzaba a perder los estribos, la personalidad de Jeongguk era extraña, algo tenían esos ojos profundos y negros, siempre astutos, que le incomodaban, el chico lo notó y no paraba de hacer contacto visual, disfrutándolo.

 

 

—... Jeongguk... Seungwan es tu madre.

 

—Una alcohólica, ya te lo dije.

 

Jin no se enfadó solo porque sus orbes de repente se habían opacado, como si aquello le doliese y no quisiese demostrarlo.

 

—Bueno... h-hay varios factores por los que una pers-...

 

—No me interesan. Verás, no por ser médico lo sabes todo... a veces hay gente que solo es así porque le apetece o porque así nació.

 

—No es regla.

 

—Tampoco excepción —atacó.

 

 

 

Seokjin soltó un supiro y quitó algunos cabellos de su frente de manera algo afeminada, que hizo que Jeongguk sonriera divertido.

 

 

Jeongguk estaba siendo algo exagerado, en realidad sí que podía haber alguna razón, la muerte de su padre hace años o su última relación fallida, el castaño tenía razón, ella podría tener un motivo y hay que tratarla para poder ayudarla. Lo sabía perfectamente. Solo le gustaba llevarle la contraria. Analizó al hombre de hombros amplios... era guapo, lo admitía, era muy bello, estaba en forma, y era adorable; Yoongi hubiese apostado porque era gay, pero Jeongguk no es de estereotipos, no por gustar del rosa —Kim traía una bufanda de ese color—, ser delicado y cuidar de su apariencia significaba que te gustasen las pollas, de hecho el mismo Yoongi era una contradicción: desordenado, siempre despreocupado de su apariencia y de personalidad bastante insoportable en algunas ocasiones. No, Kim Seokjin no era gay en lo absoluto, lo sentía. Y si bien estaba tranquilo porque eso significaba que no estaba detrás de Jimin, sabía que en cambio, buscaba a Wendy... y la idea no le agradaba en lo absoluto porque su madre pudo tener muchas parejas antes, pero ninguna se había involucrado con él de manera directa... y Seokjin lo estaba haciendo. Buscaba ganarse a Jeongguk.

 

 

—Jeongguk...

 

 

Una llama le interrumpió, y antes de contestar se disculpó y atendió.

 

Demasiado correcto.

 

 

—Jimin —Jeongguk no podía oír lo que decía al otro lado de la línea, pero ya se imaginaba que Jimin estaría excusándose por no poder ir a recogerlos—. Oh... no, no, no te preocupes por eso —el pelinegro rodó sus ojos—. Claro, vamos enseguida... sí, conozco el lugar, no tardamos. Adiós.

 

 

El castaño se quedó viendo el móvil unos momentos con una mueca y entonces se giró.

 

 

Jiminnie no puede venir.

 

Había adivinado.

 

 

 

—Qué bueno —respondió mordaz.

 

—Debemos ir. Toma una chamarra.

 

 

El mayor había comenzado a buscar sus llaves.

 

 

—No quiero ir.

 

Kookie, no te voy a dejar.

 

—Dile que salí o algo... no voy a ir con ustedes —se dejó caer en el sillón.

 

—Pues es una pena. Te subes a la de ya al coche.

 

—No vas a mandarme.

 

—Jimin me pidió que te lleve —se acercó y quiso tomarle de los hombros para sacarlo.

 

—No te atrevas a tocarme.

 

—Vale, pero entonces camina.

 

—Pero es que no quiero —se quejó.

 

 

 

Y Jin lo entendía, entendía perfectamente su comportamiento. No podía culparle... luego de tantos años solo era obvio que le iba a estorbar su presencia cada vez más frecuente, porque después de todo lo que Jimin le dijo sobre la mala relación madre e hijo que mantenían Wendy y él, ella seguía siendo su madre y lo que Jeongguk mostraba ahora eran sus celos, porque ya tenía a Jimin quien representaba su figura paterna, él no necesitaba otra.

 

 

Luego de muchos intentos, por fin había logrado que subiera.

 

 

El ambiente era incómodo, y Seokjin no quería eso. Deseaba ganarse su confianza, que pudiese hablar amenamente con él... pero todo a su tiempo. Porque el doctor Kim iba a ganarse a Jeongguk a como diera lugar.

 

 

 

 

 

 

 

—¿Por qué tardaron tanto?

 

Una mueca cansada en el rostro del mayor.

 

—Jeongguk no quería subir al coche.

 

—Oh —le miró con reproche.

 

—De hecho ni siquiera quería estar aquí.

 

 

Y era cierto... Seokjin ya comenzaba a sentirse culpable por obligarle. El chico era difícil cuando se lo proponía, Jimin lo sabía y Kim comenzaba a entender más de su rara personalidad. Ya se dijo, era demasiado maternal.

 

 

—Bueno, no pienso dejarte sin cenar.

 

—Pude haber preparado algo por mi cuenta —atacó, cruzándose de brazos.

 

Jeonggukie... deja de molestar y siéntate de una buena vez —señaló la silla frente a él.

 

—Ugh.

 

 

Finalmente Jeongguk cedió y se dejó caer de mala gana. Bien, a Jimin comenzaba a colmarle y lo sabía, le estaba provocando descaradamente. Seokjin por su parte vio todo como una típica discusión pequeña, supuso que habían peleas así todo el tiempo, después de todo Jimin era bastante informal y se notaba la excesiva confianza que tenía con Jeongguk, por lo que no era de extrañarse por lo que pasaba. Lo que a Seokjin le incomodaba era la forma en la que ambos se miraban. No era normal.

 

 

—Bien. ¿Cómo estaba Wendy? —cambió de tema.

 

—Sobre eso... conseguí que la pasaran a otra sala. A partir de ahora seré yo su médico.

 

—¿Ella lo sabe?, ¿está de acuerdo?

 

Jimin no quería forzar nada entre Wendy y Seokjin, por lo que ella debía estar enterada de todo lo que pasaba, era lógico.

 

—Sí, sí. De eso no te preocupes.

 

—Vale —bebió de su copa de vino—, entonces supongo que ustedes ya arreglaron sus diferencias.

 

—No había nada qué discutir...

 

Expresó confundido.

 

 

 

Jeongguk frunció el ceño. No le gustaba esta conversación, porque se sentía de algún modo interesado y porque ya adivinaba qué había querido decir Jimin.

 

 

 

—... —el castaño le dio una mirada obvia.

 

—Oh, ¿te refieres a eso?

 

—¿A qué se refiere? —preguntó el menor, llamando la atención de ambos hombres.

 

—... eh —dudó—... es una conversación de adultos, Kookie.

 

 

 

 

 

No querían presionarle y sinceramente el pelinegro ya estaba hartándose de que le tratasen como a un niño. Él no era ningún idiota y le mosqueaba que le trataran de ocultar cosas que eran muy claras, como si no se diera cuenta.

 

Se giró hacia el mayor de los tres.

 

 

—¿Sigues cortejando a mi madre?

 

Seokjin se sonrojó por la directa pregunta.

 

—Jeongguk, por favor.

 

Jeonggukie —murmuró—... no es eso.

 

—...

 

 

 

 

Y ahí estaban de nuevo.

 

 

Tratándole como a un crío pendejo.

 

 

 

 

—Creo que mejor cambiamos de tema —sugirió Jimin.

 

Él sabía que debió cerrar la boca, definitivamente esto lo tenía que hablar en privado con Seokjin.

 

—Creo que mejor me largo.

 

 

Y se levantó con verdaderas intenciones de abandonar la mesa. Pero Jimin no iba a permitir tal falta de respeto.

 

 

—Jeongguk vuelve a sentarte —ordenó.

 

—No. No quiero estar aquí.

 

—No me hagas una maldita escena —masculló a punto de perder los estribos.

 

—Me voy.

 

—Jeongguk —advirtió.

 

 

 

 

 

Pero pasó olímpicamente de él y se dio vuelta, en dirección a la salida del restaurante y con intenciones de tomar un autobús en dirección a casa de Yoongi. Porque estaba harto.

 

 

 

 

 

—Mierda —también se puso de pie, dispuesto a reprenderle.

 

—Jimin... Jiminnie, creo que lo mejor será que le dejes —rogó Jin.

 

—No. Es un maleducado.

 

—Quiere estar solo —tiró de él y volvió a sentarlo—. Esto le incomoda, por favor, déjale. Que respire un rato, que se distraiga, estoy seguro que pensará en lo que está haciendo, él no es un inconsciente.

 

—...

 

 

No, no estaba de acuerdo.

 

Permitir ese desliz significaba menos autoridad y no pensaba dejarlo pasar. No después de todo su mal comportamiento toda la bendita semana.

 

 

—En serio, Jimin. No presiones al muchacho.

 

Soltó una exhalación brusca.

 

—Solo déjame ir a decirle un par de cosas...

 

—Vale —asintió.

 

 

Él salió a paso firme por donde había salido el pelinegro.

 

 

 

 

 

 

 

Seokjin... no era un entrometido. Sin embargo se vio en la obligación de mirar lo que pasaba, no supo por qué, simplemente también se levantó y salió con discreción detrás del menor.

 

 

Dejó una distancia prudencial, tal vez demasiado prudente, ya que solamente podía verlos a lo lejos, no lograba escuchar nada de lo que decían. Pero fue suficiente para más o menos entender la situación.

 

 

 

 

 

 

 

 

—Hey, tú —se acercó—. ¿Qué mierda crees que haces?

 

 

Jeongguk volteó a verle y entonces notó el cigarrillo encendido en sus labios. Dio una calada mirándole y luego lo tomó en sus dedos para poder soltar el humo. El mayor le dio una mirada algo dolida, pero a él no le importó, estaba estresado, solo esto podía calmarlo ahora, no le interesaba si no le gustaba que fumase.

 

 

—Jimin, déjalo.

 

—Apaga eso —rogó.

 

—...

 

—Jeongguk —quiso quitárselo.

 

—No me toques —le alejó empujándole del pecho.

 

—¿Pero qué es lo que te pasa?

 

—Solo déjame tranquilo.

 

—Jeong-...

 

—¡No quiero un maldito padrastro! —soltó de repente, sorprendiéndole— ¿Es que no te das cuenta?

 

—...

 

 

Y ahora él entendía su actitud de mierda los últimos días. Se sentía algo culpable.

 

Entonces era por eso.

 

 

Pero claro que lo era. Jeongguk era consciente de lo que la presencia de Seokjin significaba. La primera persona a la que acudió fue a Yoongi, porque necesitaba decírselo a alguien, pero aquello no sirvió demasiado, puesto que ese día que lo hablaron Yoongi estaba muy ebrio y soltó palabras inentendibles, solo diciendo que su madre había tenido un par de parejas pero que todos habían resultado ser unos pendejos malparidos que le habían tratado muy mal porque él era gay. Para Yoongi un padrastro era sinónimo de maldad y eso le había dicho a Jeongguk. Y él se lo creyó porque hablaba desde su experiencia y no por querer ponerle en contra de Kim.

 

 

 

 

—Yoongi dice que son malos —murmuró.

 

—Oh, vamos, bunny.

 

—No quiero. Y tú lo estás permitiendo.

 

—Jeongguk, Seokjin no intenta nada con tu madre.

 

—No me vas a hacer idiota.

 

—Si escucharas...

 

—No quiero.

 

 

Jimin se le quedó observando. Ternura era lo que le provocaba en ese momento. Le quitó el tabaco y lo arrojó algo lejos para luego acercarlo y envolverlo en un cálido abrazo que el pelinegro devolvió de inmediato, escondiendo su rostro en su pecho y abrazándose de su cintura. Se quedaron así unos segundos, regalándose caricias tibias, mimos inocentes.

 

 

—Él no es una mala persona —le susurró.

 

—No me fío.

 

—Incluso veo que te tiene aprecio. Mi niño, no te preocupes por eso, ¿sí? —le separó un poco y tomó su rostro entre sus manos—. No es un mal sujeto. Quiere mucho a tu madre, y le va ayudar.

 

—...

 

Jeongguk asintió no demasiado convencido.

 

—Vamos, vuelve a la mesa.

 

Tomó sus manos.

 

—N-no.

 

Bunny.

 

—Yo —se soltó y rascó su nuca—... he quedado, lo siento.

 

 

Jimin enarcó una ceja.

 

 

—¿Y con el permiso de quién?

 

—...

 

—... ¿con ese niño?

 

—Sí.

 

Era más que obvia su respuesta.

 

 

 

Y le fastidiaba. Porque a veces parecía que prefería a Yoongi sobre él.

 

 

 

—...

 

Su semblante era serio en ese momento, pero Jeongguk sabía cómo convencerle.

 

—Te lo compenso... —insinuó.

 

—...

 

—En verdad.

 

—Eso es... me estás... —no sabía si indignarse o simplemente aceptar.

 

Daddy, por favor.

 

 

 

Se había acercado para rodearle por el cuello, quedando bastante cerca.

 

Jimin tragó saliva y tomó su cintura para alejarle con disimulo. Cualquiera podía salir en ese momento y verles... él no deseaba eso.

 

 

 

—Basta, pueden vernos.

 

Jeongguk pilló y se alejó de inmediato.

 

—Vale.

 

—... —ambos metieron las manos en sus bolsillos.

 

—¿Y bien?

 

—De todos modos hubiese estado contigo, ¿cómo piensas comprarme? —atacó.

 

 

Jeongguk tendría que esforzarse por. Esperó por una propuesta más tentadora pero el menor solo tocó la punta de su nariz.

 

 

—No es justo. Me estás chantajeando para que te deje salir —reprochó.

 

 

El pelinegro dejó escapar una risa infantil y cuando iba a hablar, el teléfono le comenzó a sonar. Lo sacó y miró que quien le marcaba era Yoongi, seguramente para decirle que se diese prisa. Colgó la llamada y volvió su vista a Jimin, quien seguía esperando por una respuesta.

 

 

—No voy a volver muy tarde.

 

—... sigo sin aceptar.

 

Jeongguk rodó sus ojos.

 

Jimin hyung~.

 

Y de nuevo usaba su satoori en su contra.

 

—Ugh, era un pesado —Jeongguk sonrió satisfecho—. No muy tarde.

 

 

Le abrazó de nuevo para despedirse, Jeongguk de puntitas para susurrarle quedito—: Asegúrate de que Irene esté muy dormida.

 

 

 

 

 

 

Entonces se separó y fue corriendo hacia la caseta de autobuses y se subió en la primera línea que pasó. Jimin observándole irse, quedándose ahí hasta perderlo de vista, pensando que tal vez no debió decir que sí, porque siempre que su bunny salía con Yoongi solía volver en pésimas condiciones. Se suponía que estaba cuidándole, y realmente iba a tomarse en serio su papel porque ya estaba hartándose de las salidas indiscriminadas, de esa clara preferencia de Jeongguk por Yoongi. Jimin deseaba saber qué era lo que tenía ese niño que había enganchado tanto a su Jeongguk; sabía que la respuesta no le iba a agradar... pero se dijo que tal vez... solo tal vez... si entre ambos pasaba lo que estaba imaginando —que era así—, entonces podría aprovechar un poco también. Porque recordó esos ojos felinos observándole fijo cuando nadie se daba cuenta, algunas insinuaciones, ese cuerpo menudo. Se estremeció.

 

 

Dio vuelta para volver a entrar al restaurante.

 

 

 

 

 

 

Allí estaba Seokjin hablando con uno de los camareros y al verle pareció aliviado.

 

 

—Es la tercera vez que este muchacho viene a pedir nuestra orden.

 

—Lo siento. Es que Jeongguk...

 

—No te preocupes. ¿Ya sabes lo que pedirás?

 

 

Ordenaron algo sencillo y entonces el chico pudo marcharse, dejándoles solos.

 

 

Kim no quería hablar de Jeongguk, no después de lo que presenció allá afuera. Le aterraba el enterarse de cosas que sinceramente ahora eran un poco más obvias. Aquella escena en el estacionamiento entre ambos había sido un clarísimo coqueteo por parte de Jeongguk y Jimin le siguió la corriente todo el tiempo. Las caricias, las miradas confidentes, esas sonrisitas falsas. Estaba algo cohibido, tanto pestañeo, toqueteo, susurros compartidos, Seokjin quería hablar de eso con ambos por separado, porque juntos Jimin y Jeongguk se taparían las espaldas. Pero ahora no era el momento, porque entonces Jimin sabría que los había estado espiando.

 

 

 

 

—Veo que ya no te tiñes el cabello —soltó de repente.

 

Jimin rio y negó divertido.

 

—No, no. Ya estoy algo viejo para eso.

 

—A mí me gustaba —admitió.

 

 

Jimin sonrió algo sonrojado. Aún tenía en su mente la imagen de Seokjin enamorado de su hermana y siempre preocupado de él. Definitivamente él era su hyung favorito.

 

 

—Una vez tú te teñiste de rubio —recordó y Seokjin asintió sonriendo.

 

—Fue en mi fiesta.

 

—Lo recuerdo bien.

 

Pero claro que lo recuerda. No todos los días se cumplen veinte años y lo dejas pasar porque sí. Sus amigos se encargaron de hacer la fiesta inolvidable.

 

—Agh, era genial. Al día siguiente de esa reunión en casa de Namjoon tuve que correr a la universidad... recuerdo las miradas extrañadas.

 

—Parecías una barbie —se burló de él.

 

—Aish, este mocoso —le arrojó una servilleta.

 

—Lo siento, lo siento. Pero es que es cierto, llevabas camisas rosas y más el cabello... era obvio que Jaehwa iba a burlarse de eso.

 

 

Seokjin rodó sus ojos divertido.

 

 

—Lo sé. Namjoon peliverde, tú pelinegro y Jae castaño... joder, esa noche nos pasamos con la cerveza.

 

—Fue un descontrol, sabes cómo es Namjoon, le gusta celebrar a lo grande.

 

—Lo sé... fue una época muy buena —sonrió con nostalgia—. Oh, ¡tú también estuviste rubio!

 

Jimin asintió.

 

—Mnh... tenía unos...

 

—Quince años. Lo recuerdo bien, te veías tan adorable.

 

—¡Aigo! —se quejó completamente avergonzado.

 

—Deberíamos reunirnos...

 

—No creo que a los chicos les apetezca. De hecho Namjoon ya ni siquiera vive en Seúl, hace ya algunos meses que dejó de darle terapia a Jeongguk para volver a Ilsan.

 

—Ya veo...

 

 

Un destello triste en sus orbes, Jimin. sonrió compasivo

 

 

—Venga, no te pongas melancólico.

 

—No, no.

 

 

 

Siguieron hablando de amenas experiencias de su juventud hasta terminar con la cena. Pidieron más vino y su charla continuó una media hora más hasta que creyeron conveniente volver a sus hogares. Jimin condujo lentamente, no habían prisas y le era cómodo estar con Seokjin, era como su hermano mayor.

 

—Wendy me contó lo que pasó con Jaehwa.

 

—Oh.

 

—Me parece un poco sorprendente... y algo estúpido.

 

—Lo sé. Lo mismo pensé.

 

Seokjin parecía algo cohibido y lo entendía perfectamente.

 

—Me hubiese gustado estar aquí con ustedes —murmuró—. Siento que debí estar apoyándoles.

 

—No es tu culpa.

 

—No. Pero aun así me siento un poco responsable. Además... no lo sé, Jeongguk me preocupa, digo... él...

 

—No es bueno justificarlo —aclaró de inmediato—. Namjoon nos lo dijo, es un niño fuerte... el mimarlo hubiese empeorado las cosas.

 

—Tú lo hiciste.

 

 

Jimin le dio una mirada rápida. Kim le conocía a la perfección y sabía lo terriblemente blando que era cuando se trataba de niños. Porque si Jin era un hombre maternal en cambio Jimin era el otro lado, el paternal.

 

 

—No lo mimé —mintió.

 

—Lo haces. Se nota ese cariño que le has agarrado, Jimin. Y no quiero creer que es porque se parezca a Jaehwa, ya sabes. Eso sería algo... extraño.

 

 

 

¿Esa había sido una insinuación? No lo sabía, pero más le valía dejarle claras algunas cosas.

 

 

 

—¿Pero qué cosas dices? —preguntó divertido—. ¿De donde has sacado eso? No le cuido porque se parezca a él. Lo hago porque... bueno, simplemente no lo sé. Desde que nació él y yo hemos sido muy unidos.

 

Y era cierto, el pensar que era porque se parece a Jae le parecía algo absurdo.

 

 

 

Sin embargo al mayor no terminaba de convencerle esa aclaración.

 

Seokjin se decía que no era idiota. Y no estaba equivocado, claro que no, es solo que no sabía toda la historia. Él estaba seguro que con Jimin no obtendría nada de información... no era por ser una mala persona, o un entrometido, eso ya se aclaró. Seokjin solo quiere cuidar a su dongsaeng preferido de hacer alguna estupidez y también a Jeongguk. Tenía miedo, no quería pensar como lo hacía, pero ellos no le dejaban de otra. El mayor sabe lo enamorado que estuvo Jimin del padre de Jeongguk, y no quería que se siguiera lastimando metiéndose con un niño, que para nada era lo que Jimin necesitaba.

 

Seokjin soltó un suspiro.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Finalmente habían llegado donde el mayor se hospedaba.

 

—Bien, sano y salvo, Jinnie —parqueó el coche.

 

—Gracias por traerme.

 

—Sí... igual y... bueno, sabes que puedes quedarte en mi casa en vez de pagar hotel —volvió a repetir. Jimin se sentía muy poco útil con su hyung durmiendo en un hotel en vez de su casa, cuyas puertas estaban abiertas para él.

 

—No, no. No quiero incomodarte... mucho menos a Jeongguk, ya que él está viviendo contigo.

 

—No es problema, ya te lo dije. Él lo entenderá.

 

—Prefiero aislarme un poco ahora... no quiero presionarle.

 

—¿Presionarle?

 

—Por lo de Seungwan y eso.

 

Jimin abrió sus ojos como monedas.

 

—¿Eso quiere decir que han hablado sobre ustedes?

 

—Algo así...

 

—Woah, Jin, eso es genial —felicitó genuinamente emocionado—. Ustedes...

 

—Solo hemos hablado un poco, no queremos acelerarnos. Somos adultos, vamos a llevar esto con calma.

 

—Lo entiendo —asintió.

 

 

Pero se sentía como un chiquillo de nuevo. La sensación era la misma que cuando Seokjin le dijo que gustaba de su hermana la primera vez. Realmente estaba contento.

 

 

—En fin. Ya nos veremos, Jiminnie.

 

—Adiós, hyung.

 

—Ah, y deja de comer jjanjangmyeon, va a darte gastritis o algo así. Almuerza bien, por el amor a Dios.

 

Jimin se sonrojó y asintió. Esa era frase de todos los días con Seokjin.

 

—Lo haré, hyung.

 

 

Esperó que entrase en el edificio y entonces condujo a casa. Estaba algo exahusto y lleno por la comida; iría a ver televisión un rato y luego dormiría.

 

 

 

Eso planeó olvidando lo que le dijo Jeongguk antes de irse.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Y arrepintiéndose.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Porque Jimin despertó de un algo ligero sueño soltando un grave gemido acompañado de un jadeo brusco.

 

 

La humedad en su miembro le hizo estremecerse y no pudo evitar levantar sus caderas e introducir un poco más su polla en aquella estrecha y cálida cavidad. Escuchó una risita traviesa y luego sintió su polla siendo tragada entera unos segundos, para luego volver a sentir frío. Caricias suaves en sus testículos, y un masaje en su glande; Jimin hacía un esfuerzo sobrehumano para no soltar una maldición y tomar de su cabeza para comenzar a follar su boca. Miró a un lado, la estilizada figura de su esposa plácidamente dormida le hizo apretar la mandíbula, porque justo ese día Irene no se había tomado sus pastillas para poder dormir y entonces su sueño era medianamente ligero. Volvió a sentir sus labios contra su polla, bajó la mirada y vio el bulto en las sábanas, su cabeza estaba allí, en su sexo, y adivinó que iba arrodillado. Entonces su cabeza comenzó a subir y a bajar, tomando un ritmo tortuosamente lento a como en realidad lo quería. Levantó las cobijas y vio sus labios envueltos en su polla. Jeongguk le miró de vuelta y se permitió sonreírle cínicamente mientras dejaba lametones en toda la extensión del falo. La vista era simplemente caliente, Jeongguk ahuecaba sus mejillas y abría más la mandíbula, comiéndose hasta el fondo su miembro.

 

 

Le agarró del cabello y lo acercó un poco.

 

 

—¿Qué crees que haces? —masculló.

 

—Te la chupo, daddy —declaró con obviedad.

 

—¡¿Es que tú estás loco?! —susurró.

 

Irene se había movido un poco alertando a ambos.

 

—Te dije que lo compensaría... y aquí estoy —tomó en su mano la gruesa polla ahora húmeda y comenzó un bombeo suave, mirando finamente a Jimin—. Dejaré que me folles la boca.

 

—Joder, Jeongguk.

 

—Por favor... —hizo un puchero.

 

—Ugh.

 

 

 

Se colocó bien el pijama y empujó un poco a Jeongguk hasta sacarlo de la cama. Él bajó lentamente, cuidando no moverse demasiado y despertar a Irene, y una vez fuera tiró del brazo de Jeongguk hasta el pasillo.

 

 

 

—De rodillas y abre buen esa sucia boquita.

 

Jeongguk acató la orden de inmediato.

 

 

 

Jimin se introdujo en su boca con brusquedad, haciendo que Jeongguk tuviera un reflejo arcada y entonces soltó una pequeña bofetada en su mejilla, llamando su atención.

 

—Respira por la nariz, no pienso ser cuidadoso.

 

Y sus caderas comenzaron a moverse a un ritmo algo animal, follando con brutalidad la boca de Jeongguk. El chico tenía sus manos en sus caderas como apoyo, le miraba fijo mientras su polla entraba y salía de él. Los ojos vidriosos y saliva escurriéndose. Jimin podría haber terminado allí, en su garganta; pero no, él quería joderlo. Y sabía qué hacer.

 

 

Le sonrió con malicia y bajó radicalmente el ritmo.

 

 

 

—Dilátate.

 

Jeongguk le miró confundido.

 

—Haste dedos, mi amor. Voy a joderte.

 

 

 

 

 

Se quedó pensando unos momentos y cuando por fin comprendió del todo no tardó en bajar sus pantalones hasta sus muslos y comenzar a masturbarse un poco. Sacó la polla del castaño de su boca solo para humedecer sus dedos rápidamente y volvió a su labor, esta vez con tres dedos trabajando a la par dentro suyo. Pero se estaba desesperando porque desde que comenzó a tener sexo nunca había sido capaz de encontrar por sí mismo su punto dulce. Nunca podía si él mismo se hacía dedos. Y Jimin lo sabía y disfrutaba de ello.

 

 

 

 

Cuando Jimin creyó que era suficiente le levantó con rudeza y le hizo envolverle con sus piernas.

 

 

 

 

—No hagas ruido.

 

Jeongguk colgó su cabeza hacia atrás mientras Jimin se habría paso dentro de él. Una vez entero se tomó el tiempo de besarle y tocarle un poco, Jeongguk agradecido de la tierna atención, comenzó a moverse ligeramente, empaládose solo y recibiendo los gruñidos de Jimin en su boca.

 

—Ah, daddy... Jimin, más, más.

 

 

Jimin no dijo algo al respecto y se dirigió a su cuello, comenzando a pasar su lengua lentamente mientras embestía profundo e igual de tardado. Jeongguk se derretía en sus brazos.

 

—Rápido, por favor.

 

—¿Rápido?

 

—Y duro.

 

—¿Así lo quieres? —Jeongguk asintió frenéticamente.

 

Sus manos se posaron en sus nalgas, separándolas un poco y entonces comenzó y vaivén bastante más ligero y certero.

 

—¡A-ah! Sí.

 

—Shh, no hagas ruido.

 

—Mnh... ngh.

 

—Eres un insolente.

 

Recibió una sonrisa coqueta seguida de un guiño.

 

 

Jimin ya algo harto de jueguitos, tiró de sus cabellos, dándose más acceso a su cuello y aumentó las embestidas, el menudo cuerpo que sostenía balanceándose y golpeándose contra la fría pared. El pelinegro hacía un esfuerzo sobrehumano por no chillar de lo bien que se sentía, mordía su lengua y se resignaba a jadear cuando en realidad quería gemir fuerte y claro el nombre de daddy.

 

 

Los dos estaban cerca, Jeongguk apretando y Jimin yendo cada vez más y más rapido. Era cuestión de un par de empotres más y entonces ambos se corrieron, daddy con un gruñido gutural y bunny mordieno su hombro para evitar hacer ruido.

 

Ambos todavía juntos, abrazados.

 

 

 

 

Era cómodo, pero si Jimin no salía de él endurecería de nuevo.

 

 

Lo hizo y bajó al chico, quien se tambaleó un poco antes de incorporarse.

 

 

 

 

Hyung...

 

—¿Qué? —le ponía las ropas correctamente.

 

—Te quiero mucho.

 

 

 

 

 

Notas finales:

Dato Random: Iba a haber un poco de YoonKook aquí xD pero luego me arrepentí, porque bueno, quería más JinMin 7w7r entonces ya nada, el yk para otra ocasión, sorry ;-;

 

ASDFGHJKLÑ Jeongguk lo dijo! Le dijo que lo quería *-* y ustedes dirán, venga estúpida, ya era hora *inserte emoji de uñitas* (?)

Peeeero...

No todo es lo que parece 7w7r jjaja, y solo yo sé a lo que me refiero >:3

No me odien, ya lo averiguarán entre el Domingo y el Lunes c:

 

Amo a Jin, porque es que lean! Es un jodido sol! No sé, me gusta asdfghjklñ, y si piensan que simplemente ahí quedó el tema con Jaehwa y Jeongguk pues están equivocadas 7w7r

 

PD: Casi me olvido de poner el título xD ;-;

 

Jin está reventando ovarios en el comeback 7w7r los logros obtenidos asdfghjklñ, me emociono c':

 

Drama advertido en un par de capítulos~. Palomitas para cuando diga uwu~

 

Les amo ;-; <3


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