POV JADE
A ver, repasemos qué tan jodida está mi vida.
Soy la mejor cazadora de la mafia más fuerte del país.
El Jefe me ordenó asesinar a una niña.
No pude hacerlo.
Y ahora está inconsciente sentada en mi silla de tortura.
El Jefe me exigirá resultados mañana antes de medio día si no voy directamente a entregárselos.
Si no tiene reportes míos, vendrán a buscarme y mandarán a Oliver a cazar a la chica.
Y yo sigo sin poder terminar con ella.
¡¿QUÉ CARAJO ESTÁ PASANDO?!
Unos pequeños gemidos me sacan de mis pensamientos.
Vega está despertando.
Estoy a sus espaldas, recargada en la mesa de armas con mis brazos cruzados y una pistola en la mano derecha, por lo que no puedo ver su cara, pero por sus movimientos frenéticos, ha de tener la cara de horrorizada. La niña trata de soltarse de sus amarres en manos y piernas y trata de gritar pero la cinta en su boca se lo dificulta.
Es cuando decido intervenir.
-Deja de moverte tanto, maldita sea - Digo en la voz más irritada que puedo. Mi ratoncito detiene sus movientos de golpe y empieza a temblar visiblemente. Me levanto y comienzo a caminar para quedar completamente en su campo visual. La morena me recorre con la vista y justo como predije, tiene una mirada de horror en esos ojos chocolate. En cuanto ve el arma en mi mano, sus ojos se llenan de lágrimas y comienza a sollozar lentamente. Creo que ya se hizo a la idea de que no le quedan muchos minutos más de vida. Pero verla de tal manera hace que recuerde a la sonriente Vega de hace unas horas y algo dentro de mí se retuerce.
¿Por lástima...? ¿Qué carajos es ésto que siento?
Quedo parada frente a ella aún con los brazos cruzados y me permito observarla mejor. Está horrorizada. Su cabello está algo desordenado, sus mejillas están más rojas que de constumbre, sus ojos cerrados y de ellos caen lágrimas silenciosas. Mi mirada pasa a su cuello y puedo ver como traga con dificultad, después veo su pecho subir y bajar frenéticamente, desesperado por oxígeno y tranquilidad.
Algo dentro de mí se vuelve a retorcer.
-Abre tus ojos. No te voy a disparar justo en éstos momentos - La niña deja salir un gemido silencioso de sorpresa y poco a poco abre los ojos - Te voy a quitar la cinta de tu boca. Necesito hacerte unas preguntas, pero si empiezas a gritar, no te la volveré a poner, te golpearé hasta que quedes inconsciente otra vez o simplemente te dispararé - Mi mente se retuerce inquietamente sabiendo que eso último no es verdad.
La niña simplemente asiente con el horror reflejado en sus ojos y yo le quito la cinta de su boca.
-¿Q-q-qui-quién e-er-eres? - Logra tartamudear una vez que su boca es libre.
-Tu peor pesadilla. Ahora cállate que las preguntas las hago yo - Vega se retuerce un poco en su asiento y baja la cabeza - ¿En qué carajo anda metido tu papá? ¿Qué tiene con la fábrica "Reign"?
La niña levanta la cabeza y me mira, ya no con horror, si no con confusión - ¿M-mi p-papá? N-n-no lo.. N-no lo s-sé. Y-yo nun-ca he sa-sabido d-de sus mi-mision-es.
-Tu papá se metió en donde no debía y ahora tú pagarás por eso. "Reign" no tiene nada que ver con lo que sea que tu papá creyó ver. Nunca debió de meter sus narices en donde nadie lo llamó. Las consecuencias las sufrirás tú - Vega baja la cabeza con un sollozo y trata de hacerse pequeña.
Más pequeña.
Las comisuras de mis labios suben un poco sin mi permiso.
Pero tan pronto como suben, vuelven a bajar.
¿Qué carajo te está pasando, West? Ya termina con ésto de una buena vez.
-M-mis pad-res not-arán mi aus-encia p-pronto...
-Ah, no te preocupes por eso. Tu ausencia va a ser permanente en unos minutos - Contesto fríamente mientras cargo el arma en mis manos.
La niña vuelve a hacerse pequeña pero ésta vez se suelta llorando fuertemente. Esconde su cabeza lo más que puede y cierra los ojos con fuerza. El arma en mi mano derecha encuentra su lugar frente a la chica, y mi dedo vuelve a encontrar el gatillo.
Pero vuelve a suceder.
La sonrisa de la chica. El remordimiento que me dio hacerla llorar. Lo tierna que se vio tratando de hacerse pequeña.
¡MIERDA!
El arma se me dispara y la habitación queda en silencio total.
o-o-o
POV NARRADOR
Recargada en la pared de su garaje, miraba a la nada. Con los ojos cristalinos, un labio inferior tembloroso, brazos cruzados sobre su pecho con una pistola en la mano derecha, las piernas cruzadas y su pie derecho golpeando el piso debajo de ella ansioso.
No sabía qué había pasado.
Quería dejar de pensar en eso. Quería simplemente dejar de pensar en cómo llegó el forense a tomar fotos de la escena y recoger evidencia.
El forense que estaba a cargo de su Jefe.
Trató de simplemente no ver cómo los 3 cuerpos eran recogidos de sus lugares y cómo los metían en bolsas para cadáveres para llevárselos a la morgue de la ciudad.
Por lo que salió de la casa directo al garaje donde justo se encontraba ahora.
El Jefe había llegado junto con Danny, Beck y el forense. Él se puso a supervisar que los forenses hicieran todo bien y que no faltara nada en tanto a pistas se refería, después de todo, era su niña.
Danny estaba parado, estático y simplemente supervisando con un rifle colgado y su mano derecha en el mango del arma.
Beck trataba de hablarle y abrazarla para consolarla, a lo que solo recibía un golpe fuerte en el estómago, brazos o cara para que no se le acercara.
Las camillas y las bolsas llegaron y sabía lo que significaba, por lo que corrió escaleras abajo y simplemente se escondió en el garaje cerrando la puerta tras de ella en lo que terminaban su trabajo.
No podía.
Simplemente... No podía.
Una vez que el trabajo estaba terminado, los 3 presentes importantes en la casa, acompañaron a la pelinegra en el garaje preguntándole si necesitaba algo más o si podría hacer algo por ella, la cabaña de descanso estaba ahí y Beck estaba también a su lado.
Jade sabía que su intención no era mala, ni la de Danny por estar ahí apoyando y dando comentarios de aliento, ni la de Beck por querer tocarla de a fuerza cuando ella no quería y se alejaba, pero era demasiado.
Así que gritó.
Gritó que se fueran todos. Que la dejaran en paz y que nunca volvieran. Que estaba harta y no quería ver a nadie. Quería estar sola.
El Jefe y Danny asintieron no sin antes murmurar un "Estaremos a una llamada de distancia" y se retiraron, entiendiendo el estado de la pelinegra.
Beck, al contrario, hizo caso omiso y trató de seguir acercándose y tocar a la joven que yacía frente a él.
-¡Beck! ¡Déjame en paz, maldita sea!
-¡No! ¡No hasta que me dejes apoyarte y ayudarte!
-¡NO NECESITO TU AYUDA, MALDITA SEA! - Gritó, alejándolo lo más que pudo de ella - ¡QUIERO ESTAR SOLA, CARAJO, LÁRGATE DE MI CASA!
-¡No es tu casa y yo estoy aquí para apoyarte!
-¡NO ERES NADIE! ¡ERES SOLO EL CHICO CON EL QUE ME ACUESTO CUANDO TENGO GANAS DE FOLLAR! ¡¿NO PUEDES ENTENDER ESO?! SI TE DICEN QUE NO, ES NO. NO FUERZAS A ALGUIEN A HACER ALGO QUE NO QUIERE CUANDO YA TE LO DIJERON CLARAMENTE. APRENDE ESO, PENDEJO DE MIERDA.
Beck calló. Él sólo quería consolar a su pelinegra, quería que se apoyara en él y que lo abrazara como siempre lo hacía.
El problema es que nunca lo hacía.
Era Beck el que la abrazaba a ella.
Era Beck el que siempre estaba encima de Jade.
Y era Beck el tóxico en la "relación" que llevaban.
-Lárgate... - Susurró con odio una vez más.
-No... Apóyate en mí como... Como siempre lo has hecho...
-¡Maldita sea, Beck! ¡Nunca me apoyé en ti! ¡Deja de jugar con tu jodida mente y déjame en paz! ¡Entiende que no, es no! ¡NO VAS A FORZAR A ALGUIEN A BESARTE O A ABRAZARTE O A HACER ALGO QUE NO QUIEREN SÓLO POR TU MISMO PLACER Y LUEGO HACER COMO QUE NADA PASA! ¡ENTIÉNDELO Y MADURA!
Beck dio un paso hacia atrás. En shock por lo que le habían dicho.
Él siempre había estado ahí para ella... Y siempre le había dicho que se apoyara en él... Porque es lo que los amigos hacen... Y es lo que el amor hace... No podía ser unilateral... ¿O sí?
Abrió la boca para decir algo pero nada salió.
-Lo repetiré una última... Vez... - Ahora la pelinegra tenía un arma en su mano derecha y le apuntaba con ella, dedo en gatillo - Lárgate.
Beck se fue. Más por miedo a que le pasara algo que por obedecer a la pelinegra. Después la escucharía.
Hoy estaba muy sensible.
Así que... Así había pasado. Así yacía recargada en la pared con miles de pensamientos inundándole la cabeza. Cuando los ojos cristalinos, comenzaron a ser cascadas.
Lloró.
Lloró hasta que su cuerpo estuvo desplomado en el piso. Gritó hasta que sus pulmones se vaciaron. Lloró hasta que el agua en su cuerpo desapareció...
Como todo lo demás...
Estaba vacía... No sentía alegría, ni amor, ni siquiera odio. Sólo había tristeza.
Una... Profunda y jodida tristeza que sentía que la carcomía.
Entonces lo decidió. Después de llorar horas y horas... Se levantó de su lugar, asegurándose que el arma en su mano estuviera cargada y dirigiéndose a la habitación, donde todo estaría oscuro y silencioso.
Y en paz.