POV JADE
5 años después.
Los depredadores utilizan un método infalible al momento de cazar. El depredador no se lanza directamente a su presa esperando que ésta se asuste y se quede quieta sin salir corriendo, no.
Cuando el cazador ha localizado a su presa, se queda acechándola en las sombras, estudiándola, cuidando sus movimientos, analizando su manera de pensar; en el momento cuando la presa se siente cómoda, tranquila y segura es cuando el depredador finalmente ataca, sin dejarle manera de escapar.
Eso es prácticamente lo que hago. Mi presa debe sentirse segura y tranquila para poder dar el ataque final; por esa razón me quedo en las sombras, cuidando cada movimiento, acechando cada momento, registrando cada movimiento.
Para terminar con el trabajo, primero debo hacer una investigación de la víctima. Una vez que el nombre, perfil y datos recientes se me son entregados, comienza la magia.
Identificar la persona.
Estudiar sus movimientos.
Sus lugares frecuentes.
Conocer el intinerario.
Personas cercanas.
Momento perfecto para el ataque.
Bocado final.
Me toma al menos 1 semana en terminar con el trabajo. A veces toma un poco más, pero es lo que regularmente tardo.
1 semana.
Hay 4 maneras que se me pueden pedir: Secuestro, tortura, muerte lenta, muerte rápida.
Depende de la persona que esté en mi poder. Como por ejemplo ésta vez, donde se me ha pedido acabar rápidamente con ella.
El secuestro se conforma de tomar a la persona rehén, asustarla un poco, jugar con ella sin llegar a torturarla, y después llevarla a mis superiores. Ellos se encargan después.
La tortura, prácticamente igual que el secuestro, llevo a víctima a un lugar escondido, juego con ella haciéndole sufrir lo suficiente como para que haga lo que sea con tal de conservar su vida. Después se la entrego a mis superiores, ellos extraen la información y luego la matan.
La muerte lenta es casi igual que la tortura, sólo que con la pequeña diferencia de que la persona termina muriendo en mis manos.
Y la muerte rápida, donde puedo cortarle el cuello, dispararle a quema-ropa, ahorcarlo, quitarle la cabeza... Un sinfín de posibilidades. Aunque a veces el humor no me da para ensuciarme las manos, así que lo hago a distancia.
El Sr. Howers está comiendo en su cafetería favorita, un hombre de 43 años, alto, gordo, canoso. Divorciado. Suele comer ahí por al menos 4 veces a la semana, contando los días hábiles. Se levanta de su asiento, paga y con una gran sonrisa abandona el lugar para dirigirse a su auto en el estacionamiento especial de la cafetería.
Desde mi posición será fácil terminar con él. No estoy segura qué habrá hecho en el pasado como para ahora estar en mi lista, pero lo que sea, no debo cuestionar y simplemente acabar con él.
El señor viste un pantalón negro, y una camisa azul marino, lleva con él un maletín del cual he visto que contiene una tablet, para su trabajo, supongo.
Me doy una bofetada mental al notar que estoy particularmente observadora el día de hoy. El Sr. Howers llega a la puerta del piloto de su auto gris pero nunca a abrirla. Una bala penetra su cabeza entrando por el lado derecho y se desploma en el suelo.
Otro trabajo hecho.
Saco la cámara y tomo fotos al cuerpo que yace al lado del carro. Es para que se aseguren que lo hice. Mi posición no fue nada comprometedora, en mi investigación me di cuenta que frente a la cafetería tenía un edificio de estatura mediana donde fácilmente podía colocarme con el francotirador sin ser descubierta ni llegar a levantar sospechas. Pude colarme para subir a una de las oficinas del último piso y terminar el trabajo.
Claro que para mí, desde cualquier ángulo será pan comido. No por nada soy la mejor cazadora del cártel.
o-o-o
-Debo admitir que estoy impresionado.
-Oh, guárdate tus halagos para otra persona, Oliver.
-Tranquila - Levantó las manos en forma de rendición mostrando una sonrisa bastante atractiva, tengo que admitir - Algún día tendrás que enseñarme tus tácticas. Siempre es impecable tu manera de terminar.
-Gracias - Dije con una sonrisa - Pero, como dije - Mi sonrisa desapareció - Guárdate tus halagos para otra persona.
-Está bien - Volvió a hablar imitando los gestos de antes.
-¿Qué estás haciendo aquí? Deberías de estar trabajando.
-El Jefe te busca, y creo que es buen momento para decir que te asignaron a mi víctima.
Dejé de acomodar mis cosas en la mesa para voltear a verlo.
-¿Qué? - Beckett sonrió.
-Sí - Dejó de estar recargado en el marco de la puerta con los brazos cruzados para comenzar a caminar muy despreocupadamente hacia mí. Vestía unos jeans negros, una camisa blanca por debajo de una chaqueta de cuero negra y botas. El cabello largo suelto y una mínima barba. Las armas caían despreocupadas a cada uno de sus costados - El Sr. Howers fue asignado a mí originalmente. Pero te lo dieron a ti después de que le dijera al jefe que me entregara a "El Zorro", que era tu víctima.
-¿Qué con él?
-Segundo al mando del Cártel H, hirió a Sam después de que descubriera que sus clientes comenzaron a abandonarlo por él. No logró matarlo de suerte, pero alguien debía terminar con ese bastardo.
Beckett volvió a sonreír deteniéndose cerca de mí.
Los que se atreven a tocar a alguno de los nuestros (sea cliente, cazador o vendedor) no sobreviven para contarlo. Somos la mafia más poderosa hasta ahora, las bajas han sido mínimas y la polícia no tiene pistas de nosotros porque, para ellos, nosotros vendemos productos de limpieza. Los cárteles ajenos al nuestro los categorizamos por letras, los más letales alejándose de las primeras letras del abecedario, pero hasta ahora no ha habido alguno que pase la letra K.
Beckett es el 2do mejor cazador de aquí, tiene casi el mismo tiempo aunque fuera yo la que entrara antes. Siempre trata de buscarme competencia y ganarme, probar que es el mejor, por lo que me roba o intercambia mis víctimas, pero, seamos sinceros, nadie se me compara.
-¿Fue divertido asechar al gordo viejo de Howers? - Dijo en tono burlón mientras se recargaba en la mesa donde acababa de dejar mis cosas.
-Cállate, Beckett. Algo que tienes que aprender de aquí, es a hacer lo que se te pide sin importar si sea aburrido o no. Para eso te pagan.
-Vaya, la cazadora número 1 ha hablado. Respeto - Volvió a hablar en tono burlón. Bufé irónicamente mientras avanzaba a la puerta y la cerraba con seguro.
-Ya quisieras... Ser como yo... Beckett - Hablé en tono seductor mientras avanzaba a él. Sólo volvió a sonreír. Sin aguantar mucho más, me acerqué a su pantalón para desabrochar el cinturón, él hizo lo propio y me volteó viendo la mesa y quedando detrás de mí, bajó mis pantalones y se introdujo en mí rápidamente para empezar a follarme fuertemente.
Beck podrá ser un idiota y cabeza hueca, pero, vaya que sabe follar. El imbécil es todo un experto, sabe dónde tocarme, dónde golpearme y cómo volverme loca.
Bajé mi torso recostándome en la mesa mientras Beckett me penetraba como vil animal. Mis gemidos, suspiros y gritos aumentaron cuando aceleró al máximo. Eso es otra cosa que me encanta, Beck parece una máquina de follar, sabe moverse exquisitamente rápido dentro de mí. Los gritos de ambos llenaron la habitación para luego quedarse en silencio, el semen de Beck cayendo sobre mi trasero.
Me tomó unos momentos recuperarme, hace bastante no tenía sexo con él. Me reincorporé y me limpié para luego arreglarme las ropas, me acerqué peligrosamente a su rostro y sonreí.
-Que sea la última vez que me quitas a mi víctima.
Dicho ésto me alejé y comencé a avanzar hacia la puerta.
-Vamos, no hagamos esperar al Jefe.
