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Broken por LaylaRedfox

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Notas del capitulo:

Bokuto sorprende a Oikawa con una de sus ocurrencias, y al final del capitulo Oikawa se lleva más sorpresas, y no de las buenas

Disclaimer: Haikyuu!! Es propiedad de Furudate-sensei

[Bokuto x Oikawa]

Broken

II

Perseguir a Bokuto por la calle no era un problema. O lo era a medias. Porque el correr rápidamente intentando alcanzarlo hacia que su cuerpo se calentara, y así podía ignorar el aire frio que le rozaba la nuca encima de la casaca.

Lo que le molestaba era que por más rápido que fuera, no podía alcanzarlo. Bokuto era una gacela, literalmente se había autodenominado así. Corría como el viento y el muy hijo de perra no se cansaba.

Y como sabía que Oikawa no se podía exceder por su rodilla, Bokuto aminoraba el paso para no alejarse mucho. Es decir, que ese idiota podía correr mucho más pero se contenía solo por él. Oikawa debía sentirse conmovido, pero eso solo hacía que se enojara más. Pero tanto daba.

Esa mañana Bokuto entró por el agujero de la pared y se fue a su habitación a despertarlo. Oikawa casi lo mata, porque las mañanas de sus sábados vacacionales eran sagradas. Bokuto dijo que era importante. Que saldrían a correr un rato y le mostraría algo después. Así que Oikawa lo mandó a la mierda, pero se vistió aun así, y ahí estaban, en plena mañana fría corriendo por la avenida, con dos metros separándolos porque Oikawa no daba para más.

No llevaban ni media hora de eso, hasta que Bokuto dobló en una esquina. A Oikawa le daba igual haberlo seguido durante toda la avenida, pero ahora Bokuto doblaba por un camino de tétrica apariencia. Oikawa se quedó dónde estaba, viendo como Bokuto cruzaba el callejón hacia la otra calle. Se giró cuando estaba a la mitad de este.

—¿Qué esperas? — preguntó trotando en el mismo sitio donde había parado — ¿una invitación?

Y se giró de nuevo, volviendo a correr, y Oikawa lo siguió no porque le haya molestado lo que le dijo, sino porque Bokuto era idiota, y si lo dejaba solo en un callejón tenebroso y le pasaba algo le iban a echar la culpa a él, no a la idiotez de Bokuto.

Así que lo siguió hasta llegar a la otra calle, y no se detuvieron allí. Bokuto siguió corriendo por las calles.

El frío hacia que se vieran más grises de lo que ya eran, y Bokuto resaltaba entre todo ese lienzo sin vida con su llamativa casaca de color naranja fosforescente con líneas amarillas. Bokuto y Oikawa nunca se habían puesto de acuerdo en lo que a moda se refería, y la ropa deportiva no iba a ser la excepción. A Bokuto le encantaba llamar la atención, aunque no lo admitiera. Incluso llamaba la atención de Oikawa, a quien no debía llamare la atención las locuras de Bokuto. Pero él siempre salía con unas cosas tan extravagantes que hacían que la curiosidad ganara, y terminaba enredado hasta los pelos en eso.

Una vez se metieron con el lanzador de pelotas de vóley que tenía la universidad porque Bokuto quería lanzar pelotas de rugby. Oikawa no pensó que haría gran daño, pero entonces el maldito artefacto explotó. Oikawa se juró que no volvería a seguir a Bokuto en sus tonterías, pero la lista de veces que había fallado era larga. Se podía cometer un sinfín de tonterías en dos años. Y el estar siguiéndolo por la calle en la mañana no iba a ser la excepción.

O eso pensó, hasta que pasaron por una calle más desolada de lo usual, y Bokuto se detuvo frente al portón enorme de un almacén. Oikawa llegó poco después, agachándose y tomando sus rodillas para recuperar el aliento.

—¿Y... que hacemos aquí?

Bokuto lo miró apenas transpirando.

—¿Sabes qué es esto?

Oikawa miró el portón entrecerrando los ojos.

—¿Un almacén abandonado?

—Esto, mi amigo — dijo Bokuto tirando de una de las asas de la puerta enorme de metal —, será una distracción.

Deslizó la puerta hacia un lado, dejando un espacio suficiente para que pasaran ellos dos. El cielo nublado no ayudaba con la iluminación, pero dentro del almacén inmenso había ventanas al borde del techo, en todos lados. El piso era de concreto liso, suave, había bancos de plástico a montones en una esquina, y mesas y estantes en otra, todos apilados dando un espacio en el centro del lugar.

Oikawa entró seguido de Bokuto, y se quedó mirando todo, dando vuelta sobre sí mismo.

—Ehh, Boku-chan, explícame — le pidió mirando el techo.

Antes de que Bokuto pudiera decir algo, las luces naranjas de las lámparas colgadas en el techo se encendieron, sorprendiendo a ambos. Segundos después se escuchó el sonido de algo ser arrastrado. Los dos chicos se giraron a mirar la puerta, y encontraron a un viejo empujando un carrito cubierto por una lona. Bokuto se apresuró a recibirlo.

—¡Midori-san! Deje le ayudo.

—Ah, Bokuto-kun, buenos días — saludó el viejo.

—Buenos días — repitió Bokuto de vuelta mientras metía el carrito dentro del almacén.

Midori-san miró a Oikawa, este dio un pequeño respingo y se apresuró a saludar.

—Buen día — dijo haciendo un gesto con la cabeza.

—Midori-san, él es Oikawa — dijo Bokuto señalando al castaño con la cabeza.

—Ah, eres el amigo que mencionó Bokuto-kun — dijo el anciano asintiendo — ¿qué opinan del lugar? ¿Está bien? Acabo de ir a levantar la palanca de energía por eso todas las luces están encendidas.

Bokuto asentía mientras Oikawa los miraba confundidos.

—Boku-chan, ¿qué-?

Bokuto le cortó haciendo un gesto con la mano, luego miró al anciano, quien se dirigió a un lado de la puerta, apretando un interruptor que hizo que todas las luces sean apagadas.

—Bueno, no me gusta hacer esto, son solo formalidades — dijo sacando un papel del bolsillo de su abrigo, también un bolígrafo — ¿la cantidad de alquiler está bien, no?

—Claro, claro, no se preocupe — asintió Bokuto recibiendo los papeles que le alcanzó el viejo.

Oikawa inclinó la cabeza a un lado, todavía confundido. Sentía que los papeles se habían cambiado un poco, usualmente el que no sabía nada de nada y andaba perdido en el espacio era Bokuto, pero ahora estaba firmando los mentados papeles, y Oikawa lo miraba sin entender que rayos estaba haciendo.

Una vez Bokuto terminó le devolvió los papeles al viejo Midori.

—Muy bien, fue un gusto hacer negocios contigo muchacho. Solo págame los fines de mes y estaremos en paz — dijo Midori retirándose —. En el carro esta lo que me encargaste el otro día. Ah, y recuerda que no puedes venir en las noches de lunes a jueves, un grupo de baile lo tiene alquilado por esas horas.

—Entendido — dijo Bokuto despidiéndose con la mano.

El viejo se fue deslizando la puerta apenas, dejándolos de nuevo. Oikawa por fin pudo preguntarle que carajos pasaba.

—Hace dos días me perdí — dijo como si nada —, y caminando me encontré con este lugar. De hecho, fue cuando ese grupo de baile estaba ensayando algo — se dirigió al carrito —, y justo estaba Midori-san, y yo le pregunté qué pasaba con este lugar, y me dijo que era el dueño y no quería venderlo, por alguna razón — se encogió de hombros —, así que se me ocurrió algo.

Entonces quitó la lona del carrito y reveló su contenido. La mandíbula de Oikawa cayó. El carrito contenía una red de vóley y balones de vóley.

—Boku-chan, ¿qué-? ¡Alto! ¡No te atrevas a interrumpirme de nuevo! Déjame terminar, maldita lechuza loca… — dijo Oikawa al ver que Bokuto iba a cortarle el rollo para responder por sí mismo. Después de tomar aire una vez, reformuló lo que quería decir —. Boku-chan ¿Qué es esto?

Bokuto lo miró un momento.

—¿En serio? ¿Tanto para eso? — se encogió de hombros —. En fin, la cosa es que este lugar me pareció un lugar perfecto para entrenar, ya que el gimnasio de la universidad estará cerrado y eso, entonces pensé ¿Por qué no? — ladeó la cabeza a un lado —. Te lo iba a decir el lunes, para empezar las vacaciones sin aburrirnos demasiado. Pero entonces salió la noticia de… ese sujeto y…

—No tienes que usar la palabra clave, Boku-chan.

—Muy bien. Entonces salió la noticia de Ushiwaka, y pensé que necesitábamos algo para distraernos — continuó diciendo Bokuto —. Así no estabas en tu estado deprimente durante los dos meses y yo podía practicar como loco.

Los labios de Oikawa temblaron, curvándose en una sonrisa.

—Está bien. Está muy bien — decía mientras sonreía y asentía, luego le dio un golpecito a Bokuto en el hombro —. Eres genial, Boku-chan.

—Lo sé — dijo Bokuto como si fuera lo obvio —. Pero no creas, que mañana todavía tengo que mostrarte la otra cosa.

—Me sigue intrigando que será esa otra cosa — decía Oikawa mientras tomaba la red del carrito —. Aunque puedo dejarlo pasar si… — se detuvo al caer en la cuenta de algo — ¿Dónde atamos esto?

Extendió una parte de la red entre sus brazos, y Bokuto se quedó callado. Tenía una sonrisa en el rostro, la cual se quedó abierta cuando estaba a nada de hacer algún comentario. Así se quedó, durante unos segundos, hasta que Oikawa estalló en risas, abrazándose el estómago.

—¡No te rías! — le recriminó Bokuto.

—¡Tan típico de ti! — exclamó Oikawa — ¡siempre piensas que tienes todo planeado e impresionaras a alguien, pero en realidad no tienes idea de lo que haces!

Bokuto hizo un gesto con las manos como si se resistiera a ahorcarlo.

—¡Agh! ¡Cállate! Detesto cuando explícitamente te burlas de mí.

Oikawa siguió riendo.

—Es que yo, amigo, hago que la gente se sienta insignificante cuando ha cometido un error — dijo pasándose una mano por el cabello —. Es un don.

—Una maldición, diría yo — dijo Bokuto haciendo un mohín.

—¡Pero no te enojes, Boku-chan!

Sin embargo, Bokuto rio de todas formas.

—Entonces, ¿jugamos un rato de todas formas? — preguntó con un balón en las manos.

La verdad era que Oikawa estaba algo cansado, pero ver a Bokuto entusiasmado de esa forma le subió los ánimos de repente. Así era Bokuto, capaz de mandar a la mierda sus deseos de querer seguir durmiendo.

Así que empezaron a hacer lo único que podían hacer en ese momento, que era lanzarse el balón el uno al otro.

La primera vez que comenzaron a hacer eso resultaba un tanto aburrido pero solo al inicio, porque conforme continuaban lanzando el balón, uno de los dos hacía algún movimiento para volver la situación más entretenida. Como por ejemplo, Oikawa lanzaba el balón más débilmente haciendo que Bokuto se tire al suelo a salvarlo. O Bokuto lanzaba el balón más fuerte de lo usual y Oikawa tenía que correr a salvarlo. Y cosas así. Pero por ninguna razón podían dejar caer el balón. Establecieron esa regla hacia casi dos años, porque quien dejaba caer el balón recibía un castigo, hacer lo que sea que el ganador dijera.

Oikawa terminó robando comida de la cafetería 15 veces, escribió 5 ensayos cortos de investigación sobre varios temas, dejó que lo golpearan con varios huevos en la cara, y también con un filete de carne. Bokuto por su parte, terminó volviendo a los departamentos en ropa interior, caminando, y fue detenido en plena calle por alterar el orden público. Oikawa grabó, obviamente, todo el suceso y lo guardó para la posterioridad. También hizo que Bokuto le pintara la cara a Iwaizumi mientras este dormía, y tenía que arriesgarse a su ira. Terminó en coma por un día.

Todo eso y más a lo largo de dos años. Siempre lo hacían y nunca se aburrían.

Pero si eso no era suficiente, recurrían a lo otro que sabían hacer.

—¡Ven con todo! ¡Saque asesino! — exclamó Bokuto con los brazos extendidos.

Oikawa lo señaló con el balón en la mano, antes de lanzarlo al aire y correr. Porque Oikawa adoraba ese saque, y Bokuto lo dejaba usarlo con él todo el tiempo que quisiera. Al inicio, Bokuto terminaba con moretones en los brazos, pero con el tiempo se fue acostumbrando, y en las recepciones se volvió jodidamente asombroso, porque recibir los saques de Oikawa era como si te golpeara un fusil. Para Bokuto, era recibir uno de sus propios remates en los brazos, y era una sensación que le gustaba experimentar. Como ahora, que recibió el balón mandándolo hacia el techo, aunque lo hizo retroceder un poco, ni se notó.

Dejaron ese balón por ahí, y Oikawa tomó otro rápidamente del carrito, y lo volvió a lanzar. Y así sucesivamente hasta que los balones se acababan, y Oikawa tenía que ir a buscarlos alrededor de todo el espacio del almacén. Y así, hasta que quedaban tirados en el suelo, sudorosos y cansados, sin idea alguna de cuánto tiempo estuvieron jugando.

—Este lugar es fantástico… — suspiró Oikawa.

—Sí…

—¿Se supone que debemos limpiar?

—En la noche vienen unos tipos a practicar baile, así que supongo que sí…

—Hum…

Oikawa fue el primero en ponerse de pie, luego miró a Bokuto y le extendió la mano. Este resopló antes de aceptarla y que Oikawa lo ayudara a ponerse de pie. Después de eso recogieron los balones y los dejaron en el carrito, el cual colocaron en una esquina del almacén y cubrieron nuevamente con la lona.

De repente, Oikawa sintió un cosquilleo en la nuca. Por el rabillo del ojo encontró a Bokuto, respirando apresuradamente todo su cuello.

—¡AH! ¡¿Qué haces?! — exclamó Oikawa saltando a un lado.

—Hueles mal, Oikawa — dijo Bokuto como si nada.

El aludido entrecerró los ojos.

—Pues tú no hueles mejor — contratacó.

Pero era cierto que por el sudor la playera se le pegaba a la espalda, y ya empezaba a ser incómodo. El pelo se le había pegado a la frente y se sentía grasoso. Incluso el pelo de Bokuto estaba perdiendo la forma de picos que siempre tenía.

Después de eso salieron y cerraron el portón del almacén, para retornar a casa. Tuvieron que pasar por una tienda de convivencia pequeña que quedaba cerca de los departamentos, pues ambos se morían de sed.

—Oye por cierto — dijo Oikawa cerrando su botella de agua, mientras Bokuto bebía de la suya propia —, ¿no vas a tener problemas con el alquiler?

—Ah, nah, está bien — respondió Bokuto calmadamente con una sonrisa.

—¿Kuroo sabe de esto? — dijo Oikawa.

Y de nuevo Bokuto se quedó callado, con la sonrisa en la cara. Para disimular, se tomó toda su botella de un tirón.

—¡Ah, no lo sabe! — exclamó Oikawa indignado — ¡Hombre, eres un desastre!

—¡No se lo digas por favor! — lloriqueó Bokuto cuando se le acabó el líquido de la botella — ¡No es mucho dinero, pero estoy tomando mi parte del alquiler! ¡No debe enterarse hasta que recupere mi parte! ¡O me echará de casa!

—Nah, no creo — dijo Oikawa haciendo un gesto con la mano —. Kuroo mejor que nadie sabe que te morirías si te quedas solo en la calle.

—¿Tú también lo sabes, no?

—¿Qué eres un inútil? — cuestionó Oikawa —. Claro que lo sé. Todos lo saben.

—¡Que cruel eres! ¡Kuroo es el que siempre se olvida las llaves del piso, además! ¡Yo las recuerdo!

—Tienes que llevarlas al cuello o lo olvidas — señaló Oikawa —. No eres capaz de tomarlas de la mesa y llevarlas en el bolsillo como alguien normal.

—¡Llevarlas de esa forma está sobrevalorado!

—¡Todo es sobrevalorado cuando no te conviene, Boku-chan! ¿Qué eres? ¿Un niño inmaduro? ¡Tienes 20 años joder!

—¡Ya lo sé!

—¡No lo sabes! ¡Si lo supieras te portarías más… más…!

—¿Oikawa?

Era una conversación estúpida, pero se habían enfrascado bastante en esa conversación estúpida, tanto que no se dieron cuenta de que llegaron al condominio de edificios antes de lo esperado. Pero ese no era el problema. El problema era que Oikawa solo miró durante un segundo la entrada a la recepción del edificio, y entonces lo vio.

Cuatro chicos que salían de un taxi con maletas enormes. Maletas enormes que solo querían decir una cosa, estaban llegando para quedarse. A Oikawa le hubiera valido un huevo, de no ser porque a esos cuatro chicos los conocía bien. O bueno, no el conocer perfecto de que sabes cómo es una persona, sino ese conocer de habértelos topado y que hayan dejado una marca en tu vida. Y no una marca buena a decir verdad.

Estaba dispuesto a salir corriendo del lugar, cualquier cosa con tal de que no notaran su presencia. Oikawa era un orgulloso de mierda, tanto daba lo que hiciera. Pero, estaba acompañado de Bokuto.

Bokuto quien tenía un amor fraternal hacia cada ser viviente del planeta –menos Ushiwaka– y quien también, no sabía leer la situación, ni siquiera recordaba los problemas interpersonales de las personas. Es decir, no recordaba los traumas de Oikawa.

Así que para desgracia suya, Bokuto dio un paso al frente y gritó.

—¡Hinata! ¡Tsuki!

Notas finales:

Feliz domingo :3 como estan? 

Apuesto que lo ultimo no se lo esperaban xD debo decir que seguiran más personajes así que tranquilos.

Gracias por leer :3 nos vemos la otra semana~ 

Layla Redfox fuera!

:3


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