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39. Un Frío día de Invierno (25) por dayanstyle

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Hyesung estaba sobre sus manos y rodilla, su peso presionando sobre el colchón mientras veía al más grande hombre que hubiera visto, acunar a Yoo Geun en sus brazos. El hombre se veía gentil con su hijo, pero Hyesung no podía confiar en nadie.

 

No cuando el psicótico líder de su tribu estaba tras su hijo y él.

 

—Dámelo —le dijo con una brutalidad que nunca había oído en su voz. Se sorprendió de su determinación, pero Hyesung se aseguró que su cara mostrara furia, incluso aunque estaba impactado con la vista.

—No lo lastimaré —dijo el hombre, como si tratara de calmar a un hombre loco. Y así era exactamente como Hyesung se sentía en ese momento mientras veía a Yoo Geun sonreírle al alto y corpulento hombre.

—¡Quiero a mi hijo!

—Te lo daré, pero cálmate antes de que asustes al cachorro —el hombre le advirtió suavemente. ¿Cachorro?

 

«Debe ser un shifter».

 

Hyesung estaba ligeramente aliviado de no estar en presencia de un demonio o de un vampiro. Podría manejar a un shifter. Quizás. Por el tamaño del hombre, no estaba cien por ciento seguro.

Rápidamente bajó la vista y vio el brazalete alrededor de su muñeca antes de ver de nuevo a Yoo Geun. Si él no estuviera usando esa maldita pieza de metal, sería capaz de desaparecer fuera del cuarto. Pero Hyun Joong se había asegurado de que no fuera a ningún lado a menos que lo hiciera a pie.

De nuevo la urgencia de cortarle la garganta al líder era fuerte mientras veía que el gran shifter se levantaba de la silla y cruzaba el cuarto. Hyesung retrocedió, manteniendo los ojos en el camino del hombre. —Déjalo en la cama.

El hombre hizo lo que Hyesung demandó, acomodando suavemente a Yoo Geun en los calientes edredones. Cuando el tipo se apartó, Hyesung se adelantó y tomó a su hijo, presionándolo contra su pecho. —¿Vas a dejar que salgamos de aquí sin lastimarnos?

—No —el hombre contestó. Hyesung podía sentir la ira subir al borde como un cuchillo atravesando su corazón—. No voy a dejarte salir de aquí, y punto. Está demasiado frío para ti y el cachorro. Ambos necesitan calor, comida y quizás algo de descanso. Además, necesitas protección de quien sea que está tras de ti.

Hyesung gruñó y se deslizó de la cama, poniéndose de pie con Yoo Geun seguro en sus brazos. —No necesito ayuda de nadie. Nadie está tras nosotros.

No podía confiar en nadie. Por lo que sabía, el tipo pudo haberle hablado ya a Hyun Joong. Tenía que salir de aquí antes de que el líder de la tribu se apareciera. No había manera de que permitiera que nadie apartara a Yoo Geun de él.

La única persona que Hyesung había amado y en la que confiaba murió cuando Yoo Geun nació. La tribu de los elf de los bosques había cambiado desde la guerra. Había causado que cada hombre cuidara de si mismo. Lo que una vez había sido una orgullosa y noble raza ahora solo consistía en asesinos, traicioneros mentirosos. Hyesung anhelaba la raza en la que se había criado, pero sabía en su corazón que ya nunca más estarían.

 

¿Si el líder de su propia tribu quería matarlo para conseguir a Yoo Geun, entonces cómo podía confiar en un extraño? Hyesung quería confiar en alguien, anhelaba dejar de huir, pero era la vida de Yoo Geun la que estaba en la línea.

No iba a correr ningún riesgo.

 

—¿Me detendrás si trato de irme?

—Si.

 

Hyesung sostenía a Yoo Geun más cerca y veía al hombre frente a él. Tenía mucho jodido valor. El tipo ni siquiera conocía a Hyesung ni a Yoo Geun, y aun así estaba listo para pelear y mantenerlos aquí.

Eso no tenía ningún sentido.

 

¿Qué podía hacer con eso?

 

—¿Por qué? —preguntó cautelosamente. Nadie  ayudaba a alguien por nada. Tenía que haber algo detrás de eso. En todos los años que Hyesung había vivido nunca había tenido nada gratis. Incluso la madre de su hijo había demandado de él.

—Porque soy un infierno de hombre —el hombre contestó con una sonrisa.

¿Era en serio? Hyesung vio la sinceridad en los ojos grises del hombre, pero no podía dejar ir el miedo. Su hijo contaba con su protección y Hyesung no le iba a fallar.

—Necesito irme —dijo con fuerza. No podía arriesgarse.

—Entonces dejarás al cachorro aquí.

—¡No puedes tenerlo!

—No tendré a mi hijo afuera en el frío para ir a ningún lugar —el extraño dijo calmadamente. Sus ojos que eran de un suave gris cambiaron con la ira a un gris del metal de un arma en  un parpadeo.

—¿Eres un jodido loco? Él es mi hijo —Hyesung replicó, sintiendo que el grande y corpulento hombre no estaba en sus    cabales.

¿Realmente creía que Yoo Geun era su hijo? Cuando los ojos de Hyesung se fijaron en los del extraño, pudo ver que el hombre realmente creía en su reclamo.

Eso preocupó a Hyesung.

—Si te calmas, entenderás que digo la verdad.

 

¿Cómo se suponía que se calmaría cuando el extraño estaba reclamando a Yoo Geun? Eso no tenía ningún sentido. No había ninguna explicación lógica. Jiae había sido la madre de Yoo Geun, no ese hombre.

Tomó una profunda respiración y la soltó. —Estoy calmado. ¿Puedes continuar?

 

El hombre dio un paso hacia Hyesung, haciendo que Hyesung retrocediera. Cuando el extraño se acercó más, el tamaño de él fue más evidente. Sabía que no había manera que pudiera defenderse si el gigante se ponía violento.

—Huéleme.

 

Hyesung dio dos pasos hacia atrás, mientras un miedo muy tangible recorría todo su cuerpo. El shifter se detuvo frente a Hyesung, pero no intentó tocarlo ni sacar a Yoo Geun de sus brazos.

Tragó duro cuando se dio cuenta que solo le llegaba al hombre hasta sus enormes hombros. ¡Era enorme! Hyesung se quedó ahí, viendo el pecho del shifter, temiendo hacer cualquier movimiento en falso. El hombre podría aplastarlo con una mano. De eso, Hyesung no tenía duda.

—Huéleme, dulzura.

Hyesung levantó la cabeza ante la palabra de cariño.  ¿Había alguien utilizado alguna con él antes? No desde su nai, su madre.

Eso hizo que se decidiera a ver los ojos grises, vio que la ira del extraño se había ido y de nuevo eran suaves.

Hyesung inhaló profundamente, oliendo la piel y la tierra. Ese olor hacía que su cabeza girara y se acercó un poco más, tomando el aroma de su… pareja.

La espalda de Hyesung golpeó contra la pared cuando su cuerpo comenzó a temblar. Eso no podía ser. Solo uno de su raza se había emparejado con un shifter, y la tribu decía que Tao había perdido la cabeza, que el lobo realmente no era su pareja.

Los elves del bosque no creían en emparejarse fuera de su raza. Eso iba contra las leyes. Tao había sido desterrado por su traición. Hyesung bufó internamente. Como si él ya no estuviera en la lista de mierda de Hyun Joong. ¿Qué era una ofensa más?

Su pareja se acercó y sacó a Yoo Geun de sus brazos, Hyesung lo veía con miedo. El hombre era tan enorme y tan robusto, que temía que aplastara a Yoo Geun. Sabía que el hombre ya había sostenido a su hijo, pero verlo acurrucar a Yoo Geun estaba cerca de ser aterrador.

—Es mi hijo —Hyesung murmuró desesperadamente mientras las lágrimas se atoraban en su garganta.

—Nuestro hijo —el hombre lo corrigió—. ¿Cuál es su nombre?

Hyesung tocó el brazo de su hijo viendo a su pareja. —Yoo Geun.

—Es un lindo y fuerte nombre. ¿Cuál es el tuyo?

 

Hyesung se mordió el labio y vio a Yoo Geun. Rezaba porque su pareja realmente fuera bondadoso. Había visto parejas que creían que eran propietarios del otro. Esa no era una linda vista. Sabía que no tenía elección, solo confiar en el hombre. No había nadie más a quien pedir ayuda.

 

—Hyesung.

 

El hombre sonrió sosteniendo a Yoo Geun en un solo brazo, haciendo que Hyesung temiera que dejara caer al pequeño bebé.

r13;Soy Eric, pero todos me dicen Pa.

Hyesung sonrió por primera vez en meses. —Creo que seria extraño que yo te diga así, ¿no crees?

Eric sonrió y acercó más a Hyesung. —Puede ser.

—¿Has tratado con bebés antes? —El hombre parecía hacerlo con naturalidad, pero Hyesung necesitaba saber la extensión de la experiencia de su pareja.

—Tengo siete cachorros ya adultos. Creo que sé una o dos cosas.

«¿Siete?»

 

Buen Dios, su pareja había estado ocupado. Y por alguna razón el pensar en Eric con alguien más hizo que Hyesung se pusiera celoso como el infierno. No quería pensar en nadie tocando a su gran y robusto hombre. Lo que era estúpido considerando que Eric estaba sosteniendo a Yoo Geun.

—¿Viven aquí?

 

Eric sonrió y asintió. —Los siete, y cuatro de ellos tienen pareja.

Hyesung podía sentir el nudo en su estómago cerrarse al pensar en siete grandes shifters bajo el mismo techo. Ocho contando a Eric. —¿Qué tipo de shifter eres?

No le gustó la gran sonrisa ni el brillo en sus ojos, mientras guiaba a Hyesung a la cama y lo sentaba, entregándole a Yoo Geun.

—Soy un oso shifter.

 

Eric le sonreía a Hyesung, pero en su interior era un tembloroso lio. No estaba seguro de qué hacer o qué decir ahora que su pareja había despertado. Todo eso era nuevo para él. Había estado solo por tanto tiempo que no estaba seguro de decir las palabras correctas.

—¿Tienes hambre?

—Un poco —Hyesung confesó, su cara se ruborizó.

 

Caminó hacia la puerta y le gritó a uno de sus hijos que subieran un plato de comida. No quería tratar el tema de Hyesung y el cachorro aun. Ellos iban a enloquecer y Eric quería que su pareja primero se sintiera cómodo con lo que lo rodeaba.

—¿Tienes la pañalera de Yoo Geun? Necesito alimentarlo.

 

Eric se había apresurado a llevar a Hyesung y al bebé al interior y no vio la pañalera en la caja de la camioneta. —Ya lo alimenté, pero pediré que traiga la bolsa a quien traiga tu comida. —No había manera de que dejara a su pareja con sus hijos.

Especialmente con los gemelos.

 

Lee Joon y Seung Ho podían hacer que su pareja saliera gritando de aquí. No eran malos cachorros, solo un poco alborotadores. Eric sacudió la cabeza. ¿A quién estaba engañando? Ellos eran muy alborotadores. Esos dos siempre se metían en problemas.

Y con lo mucho que amaba a sus hijos si ellos se acercaban a Hyesung con sus payasadas, iba a hacer que durmieran en el establo por un maldito mes.

LEO fue quien llevó el plato de comida. Era un plato realmente grande lleno del estofado que sobró de ayer. Eric sabía que de hecho Hyesung se comería todo eso.

—Ten, Pa.

 

Eric tomó el plato, viendo que LEO y Hyesung se veían con curiosidad. Como si se midieran uno al otro.

—Gracias —dijo Eric sacando a su hijo mayor del cuarto. No era momento para molestas respuestas. Necesitaba atender a su pareja—. Hay una pañalera en la caja de la camioneta. ¿Te molestaría traerla, LEO?

LEO vio a Hyesung por un gran momento antes de   asentir.

r13;Ahora regreso.

 

Eric sabía que lo haría. LEO era el único serio, cuestionaba todo y no confiaba en nada. Su hijo había nacido con un libro en la mano y con una mente curiosa, pero era escéptico. Las sonrisas de LEO eran pocas y espaciadas, lo que entristecía a Eric. Él era el único de sus hijos que no tenía una veta traviesa en él.

Eric sacó a Yoo Geun de los brazos de Hyesung y le dio el plato de estofado. —Está muy bueno. Mi hijo Doo Joon está emparejado con Yoseob. Yoseob es el cocinero aquí. —Estaba balbuceando. Eric cerró la boca y se sentó en la silla con Yoo Geun viendo a Hyesung devorar el estofado. Estaba más hambriento de lo que había admitido.

—Está realmente bueno —dijo Hyesung tomando lo último con la cuchara.

Eric nunca había visto a nadie comer tan rápido ¡y él era un oso shifter! —Hay mucho más. —¿Se había comido su delgada pareja todo el plato? Eric estaba impresionado.

—Estoy bien. —Hyesung dejó el plato en la mesita de noche y vio alrededor del cuarto—. ¿Ésta es tu recámara?

—Si. Es la recámara más grande de la casa. —Movió una mano hacia su cuerpo—. Puedes ver por qué la necesito.

Hyesung alejó la mirada pero no antes de que Eric viera el brillo de lujuria en ellos. Sonrió. Había pasado mucho tiempo desde que había tenido sexo, pero Eric recordaba la mecánica. Aunque, honestamente, estaba un poco nervioso porque había pasado mucho tiempo.

Sabía que nada sucedería pronto, pero el pensar en acostar a Hyesung como un banquete se le apetecía en muy diferentes niveles. Su pareja ahora estaba nervioso, temía por su vida y la de su hijo, pero Eric no podía detener las imágenes que inundaban su mente.

Y maldición si no eran imágenes calientes la que su mente podía conjurar.

Eric se limpió la garganta, tratando de sacar esos pensamientos fuera de su camino. Quería preguntarle a Hyesung por qué huía, pero sabía que primero tenía que ganarse su confianza. Hyesung ahora estaba más relajado, pero Eric podía ver la inquietud en los ojos café-chocolate de su pareja.

No quería darle una razón para que escapara. Eso era lo último que Eric quería. LEO entró al cuarto con una colorida pañalera en sus manos. —¿Es esto lo que buscabas?

Hyesung asintió y se puso de pie, estiró la mano para tomarlo. Eric gruñó cuando LEO apartó la bolsa de la mano estirada de Hyesung, sus ojos entrecerrados en una delgada ranura.

—¿Te molestaría decirme por qué llevas una pistola ahí?

 

continuara


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