Capitulo I:
Era un día normal, en una ciudad normal, dentro de una casa semejante normal que era una de las muchas casas casi iguales de las que Sasuke Uchiha veía en su camino cada mañana. Todo siempre era igual, ya todo le parecía aburrido.
Estaba cansado; puedes notarlo en la forma que se para que todavía tiene sueño. La misma escena lo esperaba cada mañana en su camino a la casa de Naruto que ya hasta había memorizado cada detalle de la vecindad.
Se quedo parado en frente de las escaleras, donde siempre esperaba y contaba hasta el último segundo cuando Naruto por fin salía de su cuarto hecho bolas pero vestido en su uniforme. Aunque, ahora al aparecer, el chico ya estaba cuatro segundos tarde.
El Uchiha suspiró.
Mientras lo hace, toma su proximo respiro de aire y con ello, el aroma de cafe oscuro y amargo. Viene de la cocina donde Iruka, como siempre, parece estar aún dormido antes de tomar un sorbo de su cafe. Como el tutor de Naruto y su compañero de casa, ya que Minato siempre estaba en viajes de negocios y la madre quién sabe, Iruka siempre era el quién se levantaba primero para despertar al rubio para la escuela, ya que Naruto era un dormilón.
Cambiando al tiempo de 'Naruto estatarde,' el Uchiha toma el protocol correcto y empieza su subida por las escaleras.
Se suponía que solo era otra mañana normal.
Al menos, hasta que Naruto despierte.
Capitulo II:
—Despierta.
—Mm,— Me encogí mas profundo entre las sabanas y decidí que nunca dejaré el calor de mi cama. —Vete.
—Naruto,— Podía escuchar a Sasuke suspirar, abriendo y cerrando la puerta a propósito para hacer ese estupido sonidito chirriante para molestarme. —tenemos una excursión ahora. No creo que te lo quieras perder.
¿Dijo excursión? —¡Buenos días, Sasuke!— Grité lo mas alto que pude, incorporándome para luego pararme sobre la cama y agitar mis manos hacia arriba. Él solo me miro como si había perdido la mente para estar gritando a estas horas de la mañana.
—¿Puedes no ser tan ruidoso?— Se quejó.
—Es una gran lástima para ti, Sasuke, que yo nací con la voz de un ángel.
—Qué lindo,— Comentó algo irónico, —estoy seguro de que es muy linda tú voz pero te puedes apurar, por favor?
—Deberías oírme gemir,— Murmuré, esperando que me había escuchado. —De todos modos, todo el mundo tiene que oírla. Estoy seguro que hasta los dioses son cautivados por ella.— Dije, moviendo mis caderas con cada silaba. —¿Te sientes cautivado, Sasuke?
Sasuke solo rodó los ojos y sonrió. —Vamos a llegar tarde.
—Tomaré es como in 'si,' ¡ahora atrapame!
Fue un error terrible y estoy seguro de que usted puede adivinar que fue lo que hize mal.
Primero, yo estaba parado sobre la cama: todo de mi 152 centimetros de altura. Lo que significa, si haces la matemática si, ya se, que asco- terminaría yo con un espació de al menos tres píes de distancia entre mí cabeza y el techo.
Brincando en la cama ya no parecía ser tan gran idea. No solo me pegué en la cabeza, pero Sasuke decidió ser in idiota y dejarme caer.
Bueno, sí me atrapó, per luego, solo me dio una mirada antes de rodar sus preciosos ojitos y dejarme caer. Ósea, ¡a mí! ¡Uzumaki Naruto!
—¡Imbecil!— Me quejé, poniéndome al lado para sobar mi pobre colita y a la misma vez la cabeza, mientras el ingrato de Sasuke se quedaba parado ahí riéndose.
—Nadie debería tener tanta energía en la mañana,— Se río, ajustando su mochila sobre sus hombros. —Apurate o no te esperaré. Ya estamos tarde así como estamos.
—¿Que fue ese ruido?— Iruka paso por el pasillo, una taza de café en sus manos y una mirada de preocupación en su cara. Alzó una ceja al mirar a Sasuke tratando de ayudarme a pararme y luego al verme caminar alrededor de mi cuarto en una simple misión de buscar calzetas.
—Se cayó en su culo.— Sasuke explicó e Iruka rodo los ojos por haberse preocupado por algo sin tanta importancia.
Sí, porque mi preciosacolita era algo de menorimportancia, ¡como no!
— ¡Él me dejo caer!— Fingí llorar antes de correr al baño.
—Naruto, tienes exactamente diez minutos antes de qué te saqué de esta casa. Apurate o tendras problemas con tu padre si se llega a enterar que llegaste tarde a la escuela.
—Nya, nya, nyaaa.— Me burle, saliendo del baño con un cepillo de dientes en mi boca. Iruka alzo una ceja, esta vez mirándome con una mirada enojada. —Está bien, está bien, ya salí,— Iruka asintió, preparándose a caminar a su cuarto. —¡Del closet!— Añadí, riendome de mi propio chiste antes de que Iruka me mandara una mirada. Sonriéndole, él solo se burlo y se marchó.
¿Vez? Sé que era chistoso, nadie puede resistir mis chistes.
Sasuke, al contrarió, parecía estar cansado del mismo chiste y se quedo ahí parado. —¿Listo?— Preguntó y yo asentí, cogiendo mi mochila y bajando con él en las escaleras.
—Ah, por cierto,— Sasuke empezó, quebrando el silenció que nos acompañaba al salir de la casa. —te mentí.
Confundido, dejé de darle importancia a un botón flojo en mi camisa y miré hacia él. —¿De que hablas?
Sasuke sacó su teléfono, mandándole un mensaje a alguien mientras una sonrisa se formaba en sus labios, sus palabras hiriéndome al informarme de su traición:
—No hay excursión. Si hubieras puesto atención en clase ayer, hubieras recordado que hoy tenemos examen.
—¿Que?
—Me oíste,— El traidor guapo dijo. —tenemos un examen.
Capitulo III:
—¡Sasuke, buenos dias!
—¡Sasuke!
—¡Sasuke, mira aquí!
—¡Ah! ¡Está mirando hacia este lado!
Su grupo de fangirls no nos podían emboscar en un mejor tiempo para este bastardo mentiroso. Al acercarnos a las puertas de la escuela, no pudimos evadir el grupo de chicas esperando a Sasuke. Tomando esto como un escape de mis quejas y mis sermones, Sasuke voluntariamente camino hacía ellas, dejándose ser hundido entre chicas fastidiosas y enamoradas.
—¡Te veré en clases, tonto!— Sasuke me dijo mientras el grupo comenzó a moverse como uno.
Imaginase eso. Todo un grupo rodeando a un bastardo estúpido e idiota moviéndose como uno.
—¡Cobarde!— Le grité, agitándo mi puño en el aire.
—¡Naruto!— Kiba vino a la vista al lado. Oh, ¡Kiba!
—¡Oye, Naruto!— Un grupo de voces en armonía me llamaron a la vez. Mirando detrás de mi, y me di cuenta de que mi propio grupo estaba aquí. Oh, ¡a la mierda!
—Hola sexy,— El líder del grupo me saludó. —¿quieres caminar con nosotros?— Sai puso su brazo alrededor de mis hombros, dejándome sin opción mas que caminar con él cuando comenzó a caminar.
—Saiii.— Me quejé al sentir como me tiraba hacía la entrada de el edificio. Detrás de nosotros, Kiba luchaba para salir del grupo mas grande de chicos que caminaban a la vez detrás de mi.
Pobre chico.
Y sí, mi grupo era mas grande que el de Sasuke. No por presumir, pero sí odiaba como Sasuke no era uno de ellos; haría un buen capitan al instante. Simplemente, las posiciones superiores le quedaban mejor a él, sisabes a lo que me refiero.
—Andale, Naruto. ¡No nos has hablado en tanto tiempo!— Sai gruñó, haciendo pucheros como si eso me hiciera cambiar de opinión. Se miraba más como idiota.
—¡Han pasado solo dos días!— Chillé, mirando hacía el grupo detrás de nosotros para incluirlos en mi queja. —¡Dos dias! ¡Y todos ustedes son insoportables!
—No digas eso...— Sai hizo otro puchero.
—¡¿Por qué me qutede con ustedes, de tanta gente que hay?!— Grité, luego me reí cuando Sai fingió ser ofendido por el grupo.
—Porqué el resto de la escuela no esta a tu nivel para dirigirte la palabra y porque estas en la lista de muerte de Sakura.— Kiba comentó desde la multitud, recordándome de lo popular que era yo para hasta tener mi propio nemesis.
—Sí, gracias por eso, Kiba. Realmente necesitaba una actualización de mi vida.— Dije sobre mi hombro, sin saber en donde Kiba estaba ya que estaba mezclado entre gigantes. En serió, pobre chico. Me pregunto si eso sera todo lo que cresera.
—De nada.— Vino la vocecita de Kiba entre el grupo.
En Serió, pobre de Kiba.
—Eres popular.— Sai añadió otra vez. —Eres la estrella de la escuela. Ninguno de estos idiotas podrán tomar tú lugar, zorrito.— Sai señaló hacía el grupo y aunque la mayoría de ellos asintieron en acuerdo, algunos luego protestaron al darse cuenta que fueron insultados.
Fruncí el ceño. Era verdad, y es que pueda ser que era popular y que a lo mejor Sakura me odiaba, ¡pero nunca pensé que tendría mi propio grupo siguiendome a donde fuera!
—Odió esto,— Dije, cruzándome de brazos y abofeteando las manos de Sai al tratar de tocar mi hombro.
—Sal con uno de nosotros.— Sai dijo de la nada, caminando ahora detrás de mi y fijando su atención en sus uñas. —Sabés muy bien que para eso estamos aquí.— Podía oír a los otros chicos poniéndose de acuerdo en eso.
—Sasuke es el unico para mi.— Les recordé. —¡¿Y me están robando mis cosas?! ¡¿Como es que mi ropa de gymnasia siempre termina desapareciendo?!— Grité, girándome para enfrentarlos.
El grupo de repente no me podían ver a la cara, todos murmurando entre ellos antes de que cada uno de esos bastardos empezarán a puntar y culparse entre todos. Oh, así que de repentenadiesabe por que mis shorts de gymnasia ya no estaban en mi casillero y por algunarazón, llegaron a serencontrados en las manos de otra persona.
Sacudí mi cabeza en incredulidad.
—Vaya, vaya. Si no es Naruto y su grupito de idiotas.— Sakura apareció, Kiba finalmente saliendo de la multitud de testosterona y hormonas salvajes.
—¡Oh! ¡Sakura, gracias a dios!— Caminé hacia ella, cogiendo su brazo. —¡Rapido! Usa tu fuerza de macho para quebrarme la pierna o algo, ¡lo que sea! ¡Necesitó una excusa para irme a casa!— Le rogué dramáticamente.
La chica rodo sus ojos, frunciendo el ceño al quitar mis manos de encima de ella. —Alejate de mi. No me toques, ¡nunca!— Dijo. —Mas vale que no te vea a distancia de Sasuke ahora, ¿me escuchas?— Se inclinó, amenazándome y solo asentí antes de que se marchará.
Ah, Sakura. Me pregunto si es por lo poco que come o pubertad la razón qué siempre esta enojada. Linda chica, por cierto. Solo... muy mal humorada.
—¿Bueno, Naruto?— Kiba se junto a mi lado, mirando como el grupo de chicos tomaron la misión de seguir ruidosamente detrás de Sakura por meterse conmigo. —¿Como se siente hacer enojar a Sakura tan temprano en la mañana?
Miré como los chicos continuaban detrás de ella, haciendo su camino a clase miserable. —Ya te he dicho. No es tan mala. Además, la conozco desde hace años. No me intimida.— Le dije, Sai parándose a mi otro lado.
—Sí, y ya que no hay nada mas en nuestro camino, te llevaré a clase.— Sai sonrió, sujetando mi mano y jalandome junto con él mientras Kiba se quedó atrás.
—Espera, ¿que? ¡No! Hay examen ahora, ¡Kiba!— Grité hacia él, llamando a la única persona que me podía salvar nada mas para ver a esa persona rascarse la cabeza, fingiendo no oír nada mientras caminaba él a su casillero. —¡Traidor!— Grité mientras Sai me escoltaba a clase.