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MY DECEMBER por Anhell_Eliel

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Notas del capitulo: Buenop..primero que nada, quiero decir que este fic esta dedicado a Aphrodita (como si no lo dijera en la intro..XD) y quiero decir tambien que la pareja que sale en el fic no me gusta y si escribo un Ikki X Seiya es por ella...
Además es el primer fic que escribo, asi que no se esperen una trama estilo "Clamp o una narrativa estilo "Anne Rice" (que por cierto es mi escritora favorita..XD)

Aphrodita, espero que te guste.

PD: con respecto al título, debo decir que no se me ocurrió otra cosa, ademas esta ambientado en ese mes, asi que mejor hacen como que es diciembre o lo leen a fin de año...XD.Además, porque es el nombre de un tema de mi grupo favorito "Linkin Park" (el tema es precioso, se los recomiendo..) y si quieren ambientarse escuchen este tema...

 

Eran los primeros días del mes de diciembre. Él se hallaba solo, pensativo en su habitación de la que era su casa. Se sentía abatido, cansado y no sabía el por qué. Solo miraba el reloj; sus manecillas que avanzaban lentamente y con ellas el tiempo.

Hace unos días había sido su cumpleaños, pero aquel evento pasó sin pena ni gloria para el Pegaso. Sin duda era una celebración más que especial ya que, cumplía la mayoría de edad, y hubiera sido un momento de felicidad plena, si tan sólo hubiera asistido cierto caballero. Su ausencia había afectado notablemente su ánimo. No creyó que vendría para esa fecha especial, pero tenía la pequeña esperanza de que por lo menos se "apareciera" para su cumpleaños número dieciocho, aunque fuera para saludar e irse. No llegó, ni siquiera llamó para felicitarlo. Nada. Incluso habían venido los Santos de Oro. Todos habían venido, menos él, el Fénix.

La verdad no entendía muy bien, porque se sentía de esa forma. Sin embargo se sentía triste por su ausencia, ya que a pesar de todo lo consideraba su amigo ¿amigo?, pero aquello que sentía era mas que tristeza, lo extrañaba demasiado y eso que estaba acostumbrado a que pasara desaparecido la mayoría de las veces, pero Ikki siempre aparecía de imprevisto a visitarlos, sobre todo para ver a su hermanito. Pero hace casi un año que no lo veía.

Sin querer recordó el momento en que le confesó al fénix que sentía algo por él. Cómo olvidarlo, ese fue el más vergonzoso de su vida. Ese día estaban solos en la mansión Kido, y para matar el tiempo no encontraron nada mejor que ver televisión y beber algunas cervezas. Seiya aceptó, no muy convencido el tener que beber, pero si era para acompañar a Ikki, lo haría y así fue. Después de un rato estaban completamente borrachos, riéndose como idiotas y hablando de cosas sin sentido y de otras cosas que si lo tenían.

"-Ikki.....Ikki...temgoo quuue..dessirte alllgooo....-balbuceó el Pegaso por el alcohol.
-¿Quee?...¿quee cossa?....dimeee...-inquirió el otro, mientras abría otra lata.
-Es que mee...mee...gustassh..musshoo...-hasta borracho le costaba sincerarse.
-¿Queee?...¿le pussistee allgoo...a tu trago?
-Nooo...y noo..me cambieesh eeell...temaa...túuu...me gushtash yy..musshoo"

Ikki iba a decir algo, pero sus palabras fueron acalladas por el Pegaso, que en ese momento atrapó los labios del Fénix entre los suyos. Al principio el Ikki quiso poner resistencia, pero no sabía que hacer, en parte porque el alcohol nublaba sus sentidos. Solo correspondió el beso, dejando a Seiya explorar su boca con profundo deleite. El Pegaso sabía que se lo había permitido por su estado de ebriedad, de otra forma habría sido víctima de su "Puño Fantasma" o su "Ave Fénix". Se separaron después de unos minutos, ambos necesitaban aire. Seiya estaba confundido, todavía no asimilaba lo que acababa de hacer, así que sólo atinó a irse, dejando a un ebrio Ikki que no entendía lo que había sucedido...

Recordar aquello le dolió aún más. Al día siguiente el fénix no recordaba nada, ni de lo que "hablaron" y menos aquel beso, así se lo hizo saber Ikki, tratándolo de forma habitual, como siempre trataba a todos. Eso alivió en cierto modo a Seiya, pero por alguna razón se sintió algo.... decepcionado. De todas formas era mejor así, se sentía terriblemente avergonzado. Comprendió que ya no podría ver al fénix a la cara sin ponerse nervioso y recordar aquello.

Definitivamente lo extrañaba y le dolió que no fuera a su fiesta, pero ahora se dio cuenta de que sentía algo más por él, sentía algo más profundo ¿era más que atracción? Acaso....¿era amor? porque si no era aquello, entonces ¿que era? Pensar en ello lo hizo sentir peor. Ahora tenía que verlo como fuera y confesarle sus sentimientos.... o enloquecería.

Con esos pensamientos, salió de su habitación, de su pequeña casa. Con rumbo desconocido, decidido a encontrar a Ikki, de confirmar lo que sentía y de saber si el fenix sentía lo mismo que él. Lo más probable era que lo rechazara, pero tenía cierta esperanza en que no fuera así, de todas formas lo mejor era no sacar conclusiones, aún....


**************



Anduvo vagando durante largo tiempo por las interminables calles de la ciudad, que estaban atestadas de gente que iba y venía. Había caminado tanto y sin darse cuenta, se encontró con el anochecer ¿en que momento había oscurecido? ni siquiera supo en qué minuto el sol se había ocultado dando paso a la oscuridad de la noche. Definitivamente fue estúpido el hecho de salir sin rumbo fijo a buscar al Fénix ¡Cómo si lo pudiera encontrar tan fácilmente! De todas formas le había servido para distraerse un poco, para pensar y poner en orden sus sentimientos, meditar que iba a decirle a Fénix si lo tuviera en frente. Sin embargo se sentía más que frustrado por su inconsciente caminar errante.

Llegó a la Mansión Kido después de mucho pensarlo. No esperaba a que alguien estuviera, después de todo era fin de semana, pero aprovechó que sus pies lo habían conducido cerca de ésta y decidió pasar a ver si es que estaban sus amigos y sobre todo para averiguar si Shun había recibido noticias de su hermano.

No había nadie o eso creyó él, tras tocar el timbre reiteradas veces. Se disponía a irse cuando alcanzó a distinguir una figura que salía de la mansión, a la que pudo reconocer como Shun, salir a recibirlo. El Pegaso se sintió algo nervioso. Esperaba que fuera alguien del servicio o incluso Tatsumi, pero no creyó que iba a encontrarse al peliverde.

-¿Seiya?....hola ¿cómo estas?--inquirió al reconocer al moreno.
-Hola Shun--saludó el Pegaso ignorando la otra pregunta.
-Seiya...¿pasa algo?--interrogó algo preocupado por el semblante que mostraba su amigo.
-Eemm...no, nada..pasaba a saludarlos--Mintió--¿por qué la pregunta?
-Seiya..sé que te pasa algo, lo veo en tu cara--sentenció el peliverde
-Bueno..si..digo..no--tartamudeó con nerviosismo
-Dime...¿es por mi hermano?
-No...¿por qué lo dices?--trató de evadir la pregunta.
-Seiya...--reprochó--Me di cuenta en la fiesta, estabas triste, aunque lo disimulabas ¿era por mi hermano, verdad?

El Pegaso nada contestó ¿que iba a decirle? si ya se había dado cuenta.

-No tengas miedo, dime.. ¿qué te pasa con mi hermano?--intento darle confianza--¿sientes algo por el?
-Yo...si..no, no lo sé--no sabía qué contestar--Si, siento algo por él....
-...pero no sabes que es--acotó el peliverde.
-Si...por eso yo...vine aquí--a pesar de haber confesado sus sentimientos no podía dejar de sentirse avergonzado--¿has sabido algo de él?
-No mucho, solo llegó esto..--dijo mientras le mostraba un papel que parecía una carta.

Seiya no esperó a que su amigo le diera el dichoso papel, así que se lo arrebató de las manos casi de forma instintiva, como si su vida dependiera de ello. La carta no decía mucho, así que solo pudo leer unas escuetas palabras:

"Voy a ir a Japón, así que pasaré a verlos un rato, no sé cuando, pero será un dia de estos (diciembre)." "Voy a ir a Japón, así que pasaré a verlos un rato, no sé cuando, pero será un dia de estos (diciembre)."

Ikki.

Después de leer la "carta", el Pegaso no pudo evitar sentirse ofendido y a la vez decepcionado. Esperaba por lo menos un "Seiya discúlpame por no ir a tu fiesta" o algo parecido, pero ni siquiera lo mencionó en la pseudo carta.

-Seiya, lo siento...--trató de consolarlo al ver su cara de decepción.
-No, no te preocupes Shun..tu no tienes la culpa...
-Lo sé, pero me duele verte así...
-Será mejor que me vaya--se disponía a marcharse, pero Shun lo detiene--¿qué pasa?
-Me gustaría ayudarte...dime ¿que puedo hacer por ti?
-Gracias, pero no creo que puedas--ahora si iba a irse, pero recordó algo--oye...si sabes algo de Ikki..¿me puedes avisar?
-Claro...sólo dame tu número y te aviso, asi será mas facil--sonrió para darle ánimos a su amigo.
-Bueno...--asintió dándole un papelito con su número de teléfono garabateado en él--llámame cuando sepas algo.

Se retiró definitivamente del lugar después de despedirse de su amigo. Se sentía un poco mejor al contar con la ayuda de Shun, pero también un poco mal por la actitud del Fénix. Ahora lo único que podía hacer era esperar, pero no sabia si la espera iba a ser mejor o peor que la incertidumbre de no saber donde estaría el fénix.

Trató de no pensar en ello y se encaminó de regreso a su pequeña casa, a paso presuroso con la intención de descansar, tomar una ducha e irse a dormir. Esa noche trataría de dormir bien y de olvidarse un poco de su angustia y de quitarse de la cabeza, aunque sea por  un momento, al ave de fuego....

 

****************************



Los días transcurrieron con agonizante lentitud para el Pegaso. Pasaron casi dos semanas desde que hablara con Shun. No había recibido ningún llamado desde ese día y la espera amenazaba con volverlo loco. Pasaba horas junto al teléfono a la espera de que este sonara sin ningún resultado. Confinado en su habitación pensó seriamente en comprarse un teléfono celular.

Después de mucho pensarlo decidió salir y distraerse; pasear por las calles. Se sentía frustrado y cansado de su autoencierro voluntario. Miro su reloj, era ya muy tarde y dudaba que alguien llamara. Tomó sus llaves y su chaqueta, y salió a la intemperie.

Afuera la noche lucía hermosa. La luz de la luna cubría todo a su alrededor como un manto blanco y luminoso. Corría una cálida brisa suave que más parecía una caricia a los sentidos algo turbados del Pegaso.

Aquello hizo olvidar por momentos el motivo de su aflicción. Pero rápidamente la figura del fénix volvía a apoderarse de sus pensamientos ¡Demonios! Olvidar a Ikki parecía algo tan imposible. Se enojo consigo mismo por no ser capaz de pensar en otra cosa, pero ¿Cómo olvidarlo si a cada instante revivía el momento en que alcoholizado le robó un beso? Un beso que le trajo bastantes problemas, pero que jamás olvidaría ¿cómo Ikki pudo tan sólo olvidarlo. Pensó que llegar a tener el amor del ave de fuego se veía como algo tan inalcanzable, tan bello que no sentía digno de merecerlo siquiera.

No supo en que momento empezó a sentirse observado. Al parecer algo o alguien lo seguía. Al principio creyó que era su imaginación y decidió ignorarlo y seguir caminando, pero mas tarde volvió a sentir esa sensación.

Se detuvo en seco y giró sobre sus talones como para asegurarse de que aquello no fuera otra de las jugarretas de su mente. Se quedó estático al contemplar la figura parada a escasos metros de él. El Pegaso no daba crédito a lo que veía. De pie frente a él estaba Ikki, el Fénix.

--Ikki…-dijo casi en un susurro.

La figura del Fénix no se movió. Sólo dejaba que la brisa jugara con sus cabellos y moviera su larga gabardina (negra) dándole un aire misterioso, imponente y casi vampírico y con la luna de fondo. Luego de unos segundos que para el Pegaso fueron eternos Ikki decidió hablar :

--Seiya… ¿Qué te pasa?-dijo al fin-. ¿No vas a saludarme?

Seiya tardó en responder. Lo único que quería en ese instante era correr y abrasarlo, pero se contuvo, sólo se acerco al Fénix lentamente como temiendo que desapareciera.

--Si…hola…¿Cómo estas?-balbuceo-tanto tiempo…-. No sabia que más decir ¿tan distraído estaba que no se dio cuenta de QUIEN lo seguía?
 --Si…tanto tiempo- dijo con cierta nostalgia-¿Te pasa algo? Parece como si hubieras visto un fantasma-le dijo con sarcasmo.

En cierto modo si había ocurrido. El Pegaso había matado y sepultado la esperanza de volver a ver al ave de fuego.

--Bueno…es que no había sentido tu presencia…
--Parece que andabas muy distraído como para no detectarme.
--Pensaba en…-iba a decir “en ti”, pero se censuró-…muchas cosas.
--¡Esa si que es buena! ¿Tú pensando?-se burló.
--¡Ikki!-reprochó con cierta molestia-hace tiempo que no nos vemos y ya me sales con tus burlas.

Aquel intercambio de palabras le había servido al Pegaso para distenderse y tomar confianza con Ikki, como antes.

--Si…creo que tienes razón, ni siquiera llamé para saludarte en tu cumpleaños-dijo algo ¿avergonzado?
--No, no te preocupes por eso. De todas formas ni noté que faltaste-mintió como una forma de pequeña venganza-pero acepto tus disculpas.
--En ningún momento te pedí disculpas…-no continuo al ver el rostro de reproche de Seiya-Bueno, discúlpame-dijo como si le extirparan un riñón.

Seiya sólo sonrió complacido. Sabia lo orgulloso que el era el Fénix. Sin duda verlo y hablar con él le hacia sentir una gran satisfacción y algo de nerviosismo al estar tan cerca del hombre que le quitaba el sueño.

Pero ahora había otra cosa que perturbaba al Pegaso ¿Cómo le diría al Fénix lo que sentía por él? ¿Cómo podría declararle su amor sin morir en el intento?

--Oye… ¿te pasa algo? Te quedaste callado-Ikki lo sacó de sus pensamientos.
--Emm…no, nada- no podía decirle lo que pasaba, no todavía-¡Ey! ¿Cuánto tiempo estuviste siguiéndome?-inquirió para cambiar el tema.
--Desde que saliste-dijo como si nada.

El Pegaso sólo lo miró de reojo ¿Cómo no le había avisado? ¿Cuánto tiempo anduvo caminando sin darse cuenta? Era tiempo perdido, pero ya no importaba.


--Seiya…
--¿Si?
--Quiero decirte algo-pronunció acercándose peligrosamente al Pegaso.
--¿Qué…? ¿Qué cosa?-balbuceó nervioso por la cercanía del Fénix. Incluso podía sentir su tibia respiración acariciar su cara-dime…-el Fénix tardaba en responder.
--Una pregunta…-dijo acercándose aun más.
--Si pregunta-dijo ansioso y aún más nervioso.
--¿Me puedo quedar en tu casa?
--¿?

Seiya no dijo una palabra. Sonrió para ocultar su desilusión. Hubiera jurado que Ikki iba a….pero no, eso era imposible, de seguro eran imaginaciones suyas.

--Y ¿Por qué no vas…-Se censuró de golpe. Era perfecto los dos completamente solos, solos en su casa.
--Ya fui a la mansión, pero no quise quedarme-Seiya lo miro con cara de interrogación- hay mucha gente, recuerda: estamos a vísperas de año nuevo. Están todos metidos ahí.

Lo había olvidado. Saori como todos los años reunía a los caballeros para la celebración de Año nuevo. Aquel acontecimiento se había transformado en una tradición los últimos cuatro años. En esos días la mansión repleta de gente era como un repelente para el Fénix, así que lo entendía. Con suerte lo aguantaba a él y al grupito de bronce.

--Seiya…
--¿Qué?
--Todavía no me respondes-le recordó el fénix.
--Ah…si, déjame pensarlo-dijo con falso desinterés-¡Si!-exclamó cuando el Fénix hizo ademán de irse. Había olvidado la poca paciencia de Ikki.

El Fénix lo miró con cierta extrañeza. Definitivamente Seiya estaba actuando raro, pero se sentía “feliz” de volver a verlo. Sin duda el Pegaso no había cambiado casi nada o por lo menos eso creía él. A pesar de tener dieciocho, el tiempo en Seiya parecía avanzar lento, muy lento.

Pero no vino sólo a verlo. El motivo de su visita era otro, pero ya se lo diría más tarde y con más calma. Todavía quedaba tiempo.

--….vamos es tarde-fue lo único que pudo escuchar, no supo en que instante dejo de prestarle atención al Pegaso.
--Claro…-respondió finalmente hundiendo las manos en los bolsillos y siguiendo el paso de Seiya.

La noche comenzaba a enfriarse. La brisa cálida ahora se convertía en viento gélido, y en lo alto del firmamento unas nubes oscuras amenazaban con hacer llover.

Ambos caballeros decidieron apresurarse y buscar un taxi o algo para llegar pronto y guarecerse del frío. Frío que se incrementaba a cada minuto.

Pero no encontraron vehículo alguno que los pudiera llevar. Todos iban llenos o simplemente pasaban de largo.

Después de mucho caminar y totalmente empapados llegaron a su destino.

Seiya se apresuró a abrirle la puerta al fénix y de paso revisar su contestadora. Para su sorpresa había un mensaje de Shun avisándole que Ikki iría a visitarlo. La llamada era reciente, de seguro se le había olvidado, pero no lo culpaba. También habían otros mensajes recordándole de la fiesta de año nuevo.

--¡No puede ser! ¡putos taxis!-exclamó maldiciendo su suerte-¡Oh maldición!- maldijo de nuevo mientras buscaba algo en su empapada gabardina-parece que no le paso nada…-dijo encontrando lo que buscaba.
--¿Qué pasa?-pregunto con curiosidad-¿Qué es eso?
--Toma…-dijo lanzándole el objeto. Seiya lo atrapó con dificultad.
--¿Qué…-Seiya lo examino y se dio cuenta de que estaba envuelto y con una especie de moño-…un celular?-Todavía no se convencía de que aquello era un regalo de parte del Fénix.
--Feliz cumpleaños Seiya…Creo que te hacia falta.

Seiya solo miró el regalo algo confundido. No sabía que decir, hacer o que sentir en esos momentos. Tenía sentimientos encontrados, ya que en su interior aún seguía algo molesto con el Fénix, pero aquel gesto hizo conmover al Pegaso.

--Gracias…-contestó al fin-pero mi cumpleaños fue hace…-dijo contando mentalmente-…treinta días.
--Si sé, pero como dicen por ahí: “mejor tarde que nunca”
El Pegaso sonrió ante el comentario, pero entonces recordó que ambos estaban empapados. Era mejor quitarse la ropa mojada o pescarían un apoteósico resfriado.

--Ikki…nos vamos a resfriar…-dijo mientras le pasaba una toalla y guardaba su regalo en un lugar fresco y seco.

El fénix asintió con un movimiento de cabeza y procedió a quitarse la ropa.

Al mismo tiempo Seiya admiraba su cuerpo semidesnudo. Eso si, disimulando su total embelesamiento. Era inevitable no posar sus ojos en aquella perfecta anatomía; firmes brazos, contorneadas piernas y tostada piel. ¡OH, era el delirio!
Sin quererlo la tentación y el deseo que aquella visión le provocó, hizo que su mi miembro se abultara dolorosamente bajo su ropa. Sus mejillas se encendieron al percatarse de su embarazosa situación.

Un chispazo se escucho al interior de la habitación y de inmediato se fue la luz.

¡Uff!…agradeció infinitamente que la luz se fuera en ese preciso instante o Ikki se habría dado cuenta.

--Seiya…se fue la luz…-dijo notando lo obvio-Ey ¿no piensas quitarte esa ropa?-pregunto al darse cuenta que todavía seguía vestido con la ropa mojada.
--Em… ¡si claro!-respondió a lo ultimo reprimiendo en parte, su total nerviosismo al darse cuenta de que el otro estaba totalmente desnudo.
Un nervioso Seiya comenzó a quitarse la ropa con torpeza. Ahora no podía quitarse de la cabeza la imagen de Ikki desnudo. Un sin fin pensamientos libidinosos volaron por su mente. Pero debía alejarlos de su pensamiento si quería que su enhiesto miembro volviera a su estado anterior.

¡Ah, como deseaba decirle lo que sentía, cuanto lo amaba, cuanto lo deseaba!

Pero todavía no era el momento ¿Qué pensaría Ikki si se le declarara allí mismo y en ese instante? De seguro creería que es un pervertido de lo peor. Así que optó por mirar hacia otro lugar y de pensar en algo menos pecaminoso.

--¿Crees que volverá pronto?-de seguro estaba hablando de la luz.
--¿Qué?-Seiya había volteado casi por acto reflejo y se maldijo a si mismo por ello. Pero se dio cuenta de que el otro ya estaba vestido-Y… ¿Esa ropa?-no recordaba que Ikki llevara un maleta o algo.
--¿Esto?...lo metí por tu ventana que estaba abierta. No sé cómo es que no se meten a robar.

Seiya nada dijo y miró a su alrededor: No había nada que alguien quisiera robar.

--Bueno, ya casi va amanecer. Quiero dormir aunque sea un poco-dijo bostezando de forma ruidosa e instalándose cómodamente en el sillón de su anfitrión.
--Que duermas bien…-Dijo finalmente, entendiendo el cansancio del Fénix, y se fue a su habitación.

Ahora que el Fénix se había ido a dormir se sintió un poco más “tranquilo”. Pero había otro asunto por resolver aún: su inoportuna erección. Allí estaba Seiya, tratando de conciliar el sueño sin lograrlo. Cada vez que cerraba sus parpados lo veía a él; su desnudez; su bronceado y perfecto cuerpo a la luz de la luna: una bella visión. Visión que ahora le impedía dormir. Trató por enésima vez de pensar en otra cosa: política, vida, muerte, animales, etc. Todo era en vano.

Solo le quedaba una opción. Tal vez no la más indicada, pero no le quedaba otra alternativa…
Tuvo que masturbarse para ,de una maldita vez, poder dormir. Pero sintiéndose culpable de alguna forma, e incomodo por la presencia de Ikki en su morada.

Finalmente pudo dormir no sin antes limpiar todo vestigio o rastro o evidencia de “aquello”. Cerro los ojos y se entregó a los brazos de Morfeo.

******

La tarde del ultimo día del año avanzaba lenta como si no quisiera marcharse. Despidiéndose una y otra vez, pero no yéndose del todo...

Seiya estaba mas que ansioso: Ikki se encontraba a menos de un metro de él en la cama y viendo televisión sin mucho interés . Era el momento...
Pero se detuvo antes de siquiera pronunciar una palabra. Una mirada de profunda tristeza se instaló en los ojos del fénix.

--Ikki...¿qué te pasa?
--Emm...nada...-dijo esbozando una falsa sonrisa que no convenció al Pegaso.
--Por favor dime que te pasa...-insistió- ...se que no estas bien-afirmó.
--Esta bien...-gruño con resignación-...la verdad es que no quería hablar de esto, pero ya no lo soporto más...

El Pegaso lo miró con cierta preocupación , pero lo instó a continuar.

--Tengo problemas con él...con mi pareja...-hizo una pausa buscando las palabras-...nosotros no hacemos mas que discutir, ya no sé qué hacer...

Nada, ningún sonido salió de la boca del Pegaso. Y es que aun no asimilaba lo que había escuchado. Unas gruesas lagrimas corrieron por sus mejillas junto con su desilusión.

--Seiya...¿qué te pasa? ¿por qué lloras?-el Fénix no entendía lo que pasaba tal vez ni siquiera lo sospechaba.
--No...no me pasa nada...-quiso irse del lugar, desaparecer si era posible, pero una mano firme lo detuvo.
--No te iras hasta que me digas que te pasa-exigió casi como una orden.

No respondió ¿para que? Si ya no valía la pena. Ikki amaba a otra persona y ante eso nada podía hacer. Pero se había prometido así mismo confesar sus sentimientos fuera cual fuera el resultado, aun así le costaba trabajo encontrar las palabras. Suspiró con triste resignación.

--Ikki ¿recuerdas esa vez en la que nos emborrachamos?-era inevitable no evocar ese recuerdo. Fue ahí en donde comenzó todo-...yo te dije...
--Sé lo que dijiste...-interrumpió sorprendiendo al Pegaso-...pero pensé que era por el alcohol...no creí que era en serio. Nunca me dijiste nada...-dijo comprendiendo al fin lo que ocurría ¿cómo no se había dado cuenta?

Ikki se sintió terriblemente mal por su amigo. No esperaba encontrarse con aquello y menos ver sufrir a Seiya. No quería verlo sufrir, no quería oírlo, sabia lo que vendría a continuación.

--Ikki...yo te amo...-aquellas palabras brotaron desde los mas profundo de su ser.
--Seiya...yo no...-no dijo más. Sus labios fueron aprisionados por los de Seiya.

El beso de Seiya había sido sorpresivo; un tibio roce, casi como una caricia. Ikki sabía lo que tramaba Seiya. Sin embargo una parte de él lo deseaba: quería y necesitaba sentirse amado, deseado como hacia tanto tiempo se lo habían negado.

 No pensó más y solo correspondió el beso dejándose llevar de forma febril y apasionada. Exploraron de forma mutua sus bocas y se deleitaron con el ardiente roce de sus lenguas, mientras la temperatura del ambiente iba en ascendente alza. Casi sin darse cuenta sus ropas volaron fuera de sus cuerpos ahora desnudos, que ardían y ansiaban el máximo placer. Al mismo tiempo sus miembros duros y babeantes se rozaban acariciándose de manera dolorosa y a la vez placentera. Momentos después un líquido blanco, espeso y cálido emanó de sus miembros.

Pero aquello estaba lejos de terminar. La tentación pudo más. Ahora cada caricia cada roce precia quemar, transformándose en un peligroso y la vez prohibido y seductor juego sexual. Ambos sabían como terminaría aquello, pero la lujuria cegaba sus sentidos.

Ikki trató de ser lo mas cuidadoso posible para no lastimar a Seiya, lubricando su entrada con el semen que antes hubiera expulsado momentos antes. Y comenzó a empujar su miembro dentro de aquella estrechez tan deliciosa y cálida, mientras el Pegaso emitía gemidos ahogados de dolor. Un poco más y enterraría su miembro completamente.
Fue entonces que comenzó el bombeo incesante y placentero, excepto para Seiya que sentía un agudo dolor en sus entrañas, pero con cada embestida de su amante se convirtió en un tormentoso placer.

Gemidos agudos y suspiros profundos escapaban de sus labios; música sensual que no hacia mas que aumentar la excitación hasta llegar al tan ansiado orgasmo, derramándose profusamente en las sábanas.

Ambos caballeros terminaron exhaustos derrumbándose en la cama, uno al lado de otro con el cuerpo perlado por el sudor. Una sonrisa de satisfacción apareció en el rostro de Seiya, mientras que Ikki ocultaba el suyo lleno de culpa...

*******

Eran las once de la noche cuando despertó. A tientas busco a Ikki en la cama, pero no lo encontró. En vez de eso sólo halló una nota. La arrugó con profundo dolor y una terrible decepción ¿Cómo pudo Ikki hacerle eso? Salió a la fría intemperie con dirección a la nada. Afuera Las calles atestadas de gente esperando el año nuevo le impedían el paso.

“Seiya lamento tener que decirte esto de esta forma, pero la verdad es que fue lo mejor...

¿Lo mejor?¿Para quien?¿Qué sabia él como se sentía? Ira, dolor, impotencia, desilusión.

...No debí venir. Si lo hubiera sabido antes quizás esto no habría terminado así. Lo que pasó fue un error y lo lamento...

Quería llorar, cada palabra era una terrible apuñalada a su corazón ¿Todo lo que había pasado no significo nada para él? Pero no lloró, reprimió las lágrimas y continuo con su búsqueda.

...De algún modo te usé y también lo traicione a él. Lo siento, no fue tu culpa fue mía...

Los minutos avanzaban pronto seria un nuevo año y la gente se reunía a observar el firmamento que se llenaría de fuegos de colores. Seiya no podía avanzar con el montón de gente apretujada. Y lo peor de todo era que a lo lejos la figura de Ikki aparecía como un fantasma, inalcanzable.

--¡Ikki!¡Ikki!-gritó, pero él no lo escuchó o mas bien fingió no escucharlo, hasta perderse definitivamente entre la muchedumbre.

El cielo se encendió de colores. La muchedumbre sonreía admirando el espectáculo. Todos sonreían, menos Seiya que sólo en ese momento pudo finalmente llorar.

...solo espero que me perdones.

Adiós, Seiya...”

 

*OWARI*

 

 





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