Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un nuevo camino a casa por Aria Rovimare

[Reviews - 45]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

...

.

Volver a casa.

~Un final: Un reinicio~

.

.

.

.

La silueta arrodillada de Sasuke, alumbrada tenuemente por la linterna encendida a varios metros de él, se aferró con mayor fuerza al hombre que tenía entre sus brazos. Lo atrajo lo más cerca que podía, como si en cualquier momento el cuerpo de Naruto fuera a desvanecerse en la oscuridad de la noche y a desaparecer para siempre, alejándose de su vida y dejando nada más que el recuerdo de sus brillantes ojos azules y la hermosa sonrisa que le quitaba el aliento. Aquella que jamás podría volver a ver.

Sasuke seguía sin comprender por qué había sucedido todo eso, Naruto no debería estar muerto. No podía estarlo, simplemente, no podía. Habían esperado demasiado para poder estar juntos, pasaron por tanto… y ahora, aquel ciclo que parecía repetirse dentro de su estirpe, volvía a marcar su vida una y otra vez, arrebatándole lo que más le importaba, a quien más quería. Le dolía, su entera existencia dolía como si estuvieran destrozándolo por dentro, carcomiendo sus entrañas e instándole a desarrollar aquello que jamás hubiese querido volver a sentir.

—¿Por qué? —Preguntó, su voz llena de tristeza e ira contenida, pero el zorro que estaba detrás de él no dijo un palabra. —Dime, ¿Por qué sucedió esto, Kurama? —Seguía cuestionándole, pausadamente, como si temiera de sí mismo. —Contéstame de una maldita vez. —Exigió, apretando todavía más el cuerpo entre sus brazos.

El silencio se extendió entre ellos con tensión.

—…El chakra no fue suficiente. Naruto lo sabía y entregó el suyo por ello.

La monotonía en la voz de Kurama sacó a Sasuke de sus casillas. Dejando a Naruto suavemente sobre el piso se levantó con rapidez y sujetó a Kurama por el cuello con fuerza, aún sabiendo que con ello no podría causarle ningún daño.

¿Desde hace cuánto lo sabían?

Desde hace dos días.

A la mente de Sasuke volvieron -como imágenes fugaces- los momentos en que Naruto lucía ensimismado, perdido en sus pensamientos. Buscando distraerse a base de conversaciones banales y necesitando reafirmar su seguridad por medio de sus propias palabras. Naruto lo había sabido, siempre lo hiso. Las posibilidades estaban allí, frente a sus ojos y había decidido no decirle una palabra. Enfureció más de lo que creía posible al intuir el por qué se lo había ocultado, pero, más lo hizo al darse cuenta de que el zorro frente a él no había hecho nada para hacerle cambiar de opinión.

—Maldito Zorro, ¿POR QUÉ LE DEJASTE HACERLO? —Sasuke estaba desesperado, sabía que Naruto era alguien que siempre buscaría el bien de los demás por encima del suyo, pero aun así… —¿Por qué…? —repitió dejando ir al zorro, solo que esta vez, fue para sí mismo.

Levantando la vista hacia Kurama, Sasuke reconoció en este la frustración que luchaba por ocultar. El zorro tampoco había querido ese final.

Yo les di la opción, a él y a la niña de detenerse.

Dándole la espalda al zorro, Sasuke se arrodilló junto al cuerpo de Naruto nuevamente. Tomando su mano, intentó comprender sus razones, los motivos que tuvo para aceptar aquello sabiendo el riesgo que corría por ello. Sonrió con tristeza. Otro nudo se asentó en la base de su garganta y los ojos le ardieron como hace solo un momento atrás. Los cerró, apretando más la mano de Naruto en la suya mientras reconocía que incluso hasta el último momento, siguió siendo el mismo Naruto que un día conoció. Pero aún con eso, el dolor seguía instalado en su pecho y no se iría jamás. De eso estaba seguro.

—El no debía morir, no debía. ¿Por qué… no fui yo? Naruto…

Solo un segundo después de emitir aquella súplica imposible de cumplir, sintió el paso acelerado de Kurama detenerse justo frente a él y el cuerpo de Naruto. Sasuke levantó la mirada antes de que Kurama se arrodillara en ese lugar. Tenía el entrecejo arrugado y los ojos entrecerrados como si pensara seriamente en algo mientras veía sus manos unidas y luego, al cuerpo de Naruto, pero fue cuando Kurama tocó la frente de este que algo en su expresión cambió. El zorro estaba impresionado, sus ojos estaban completamente abiertos y su mano se alejó rápidamente del cuerpo para luego posarla esta vez sobre la zona del corazón. Sasuke se inquietó.

—¿Qué sucede, Kurama?

No lo sueltes. —Exigió el zorro, cuando se percató de que Sasuke había soltado la mano de Naruto sin darse cuenta. Este obedeció y la expresión del zorro se volvió tan seria como el día en que Sasuke lo conoció. Sus manos permanecían sobre el pecho de Naruto cuando habló: —Uchiha… Naruto no se ha ido…

—¿Qué? —El corazón de Sasuke dio un salto, y no supo muy bien porqué ¿Qué diablos acababa de decir el zorro? —No estoy para ningún maldito juego, Kurama.

No es ningún maldito juego. —Le aseguró. —Una parte del alma de este mocoso sigue aferrada a su cuerpo… —Una sonrisa macabra se posó en los labios de Kurama antes de continuar. — Adivina el por qué.

Miró a Naruto y luego a sus manos unidas, presionándolas un poco más.

—No puede ser… —El corazón de Sasuke bombeaba ahora con mucha más fuerza que antes ante esa nueva posibilidad. Sin dudas, Naruto sabía cómo sorprender a todos independientemente de la situación.

Como siempre, sus deseos por permanecer a tu lado siguen intactas. —Kurama estaba realmente impresionado. — Es increíble que se hubiera mantenido en su cuerpo hasta ahora. —Sasuke sintió en deje de esperanza crecer en su interior, si una parte del alma de Naruto seguía allí, él podría… —Podemos hacerlo volver.

Sasuke dejó de observar al zorro para enfocarse solamente en Naruto, que con sus ojos cerrados solo parecía dormir. Aquello se oía tan fácil, pero aunque su corazón estuviera expectante y esperanzado, sabía que esto no podía ser algo sencillo, la vida y la muerte no son asuntos con los que se pudiera jugar. Y de todas formas, ¿Sería posible hacer algo así en realidad?

—¿Estás seguro de poder hacerlo, Kurama? —Su pregunta, impregnada de temor e incertidumbre, se oyó más como una súplica implícita que una duda genuina.

Y Kurama lo entendió.

Solo te diré una cosa, Uchiha. Esta situación no sería posible si una parte de Naruto no quisiera volver, y esa, es tu única garantía… Después de esta, no habrá otra oportunidad.

Kurama tenía razón. Naruto, con su ser incansable y persistente de alguna u otra forma siempre lograba lo que quería, y aunque este hubiese sido un fin que tal vez no pensó conscientemente, el lograr mantener una parte de sí allí por estos cortos minutos, debía ser una señal. Si está opción se les había entregado aunque fuera algo completamente impensable, él no la desperdiciaría. No podía dejar pasar otra oportunidad, su última oportunidad.

—¿Qué necesitamos? —Preguntó Sasuke y el zorro sonrió.

Le entregaré mi chakra para compensar el que ha perdido.

Cuando el zorro terminó, Sasuke no logró ocultar su conmoción. Kurama había entregado todo su chakra, excepto aquel que mantenía en pie a su cuerpo con apariencia humana y a su conciencia. Entregar la cantidad suficiente para hacer volver a Naruto solo significaba una cosa.

—Tú…

Veo que lo has entendido rápido. —Dijo Kurama, con una seguridad impresionante. El zorro que tanto había odiado a toda la humanidad a lo largo de su existencia, estaba a punto de sacrificarse por un humano. —Le entregaré mi chakra a Naruto, así como Kaya lo hizo para salvar a Jin en su día.

A su memoria volvió la única y breve conversación que había tenido con el hombre. Jin y Kaya habían estado conectados de alguna manera, ya que supuestamente él podía sentir parte de lo que Kaya sentía. Tal vez, aquello significaba que la pequeña sin querer había compartido con él parte de su vida y por esta misma razón fue que no quería irse a casa si el hombre no iba con ella.

—Pero tú no tienes tanto chakra como tenía ella. —Le recordó Sasuke, sin apartar la vista del zorro.

Por eso solo habrá una oportunidad. —Sasuke sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal. Los nervios y la ansiedad se hicieron presentes en él, cuando vio al zorro posar sus manos sobre el abdomen de Naruto. Lo hizo de la misma forma que el primer día en que le dio un poco de su chakra. —Al final, solo tú sabrás si esto logró funcionar.

Estaba más que claro que Kurama no sobreviviría para averiguarlo, y eso era algo que le estaba preocupando. Sasuke conocía más que bien a Naruto y podía estar seguro de que el resultado de esto no le agradaría.

—Naruto no quería que desaparecieras… —Soltó sin más.

Kurama rió, pero no como siempre hacía. Era la risa más natural que Sasuke alguna vez le hubiera escuchado.

Lo sé —Dijo, recuperando su seriedad habitual.—Pero Naruto lo entenderá un día.

Dicho eso, Sasuke vio como el chakra anaranjado, aquel que solo había podido visualizar en su vida pasada, pasaba desde las manos de Kurama hasta el cuerpo de Naruto en forma lenta y constante. Era extraño para él estar viendo como la vida del zorro era drenada por sí mismo hacia el cuerpo del otro, mientras que Naruto lo recibía sin saber siquiera si todo esto llegaría a funcionar. Apretó la mandíbula con fuerza y con la otra mano tocó el rostro de Naruto. Si aquello no resultaba como esperaban, Sasuke no sabría qué hacer. El dolor y el miedo que había sufrido solo minutos atrás le parecían tan lejanos e inimaginables ahora, que estaba seguro de no poder soportar otro choque como ese nunca más. Giró su rostro nuevamente hacia el zorro y agradeció internamente lo que estaba haciendo, Sasuke sabía que alguna razón de peso impulsaba a Kurama para ayudarlos, pero…

—Kurama… —Dijo, sin esperar realmente que el otro respondiera. —¿Por qué haces esto sin saber si realmente funcionará?

El silencio los envolvió por unos segundos, y luego, mientras el paso del chakra seguía su curso, Kurama respondió.

Una vez, Naruto dijo que se haría cargo del odio que guardaba.

Sasuke no se vio sorprendido. Hacerse cargo de cambiar el odio en un demonio milenario que se alimentaba del mismo, era un reto que solo Naruto tomaría.

—¿Y lo hizo?

No. Ustedes son los únicos humanos que dejé de odiar. —Confesó y Sasuke se sorprendió al estar incluido. —Ambos sabemos que Naruto se merece esta oportunidad más que nadie. La intensidad de sus sentimientos los trajo a él y a ti de vuelta, e incluso ahora… —Dijo, mirando a Naruto de reojo. —mantiene su alma aquí, aferrándose a una opción que no sabe que existe. Todo por ti… —Luego una petición salió de sus labios. —Ahora, es tu turno de hacerle feliz, Uchiha Sasuke.

A pesar de que había sonado como una simple petición, los ojos de zorro parecían más bien darle una orden y podía entender por qué. Aquello era una retribución al hombre que logró formar un lazo con él, a pesar de ser un bijuu. Kurama había compartido muchos años de vida con Naruto y conocía todo lo que vivió, todo el sufrimiento que lo agobió y sabía que parte de ese sufrimiento había sido culpa del Sasuke que él fue una vez, pero no lo volvería a repetir.

—Lo haré. —Aseguró Sasuke, no solo al zorro, sino que también se lo prometió a sí mismo.

Con un asentimiento, el zorro aceptó su respuesta.

Un leve desvanecimiento de la silueta de este, le indicó a Sasuke que estaban cerca de terminar con el que sería, seguramente, el último traspaso de chakra que se daría en ese mundo.

Tras unos cuantos desvanecimientos intermitentes, Kurama se dirigió a él por última vez: —Hasta nunca, Uchiha.

Su grave voz se atenuó justo un segundo antes de que su silueta se desvaneciera y perdiera su forma. A pesar de ser de noche, Sasuke podía jurar que el chakra esparciéndose por el aire brillaba de un sutil color naranja y en pocos segundos se trasformó en lo que un día fue su apariencia original: El zorro de nueve colas. Aunque su tamaño no se comparaba al original, su presencia irradiaba toda la grandeza y el poder que había ostentado en el pasado. La representación de la magnificencia que su existencia había significado para el mundo, y por sobre todo, para él mismo en los últimos trece años.

—Adiós, Kurama. —Le dijo, aun sin saber si podría oírle. La imagen del gran zorro solo mantuvo su forma un breve instante -antes de adentrarse completamente en el cuerpo de Naruto- pero permanecería en la memoria de Sasuke, hasta que los recuerdos se perdieran con el tiempo dentro de su mente.

Después, regresó el silencio.

Este era uno mucho más pesado de lo que antes pudo haber sido, y en su base se asentaban los temores más profundos de la única persona consciente en aquel paraje. Sasuke miró inmediatamente hacia su compañero, pero ningún cambio se hizo presente en su cuerpo. La expresión pacífica en su rostro, con los ojos cerrados y labios relajados no se había alterado de ninguna forma, y la mano que sostenía entre las suyas seguía manteniendo su calidez debido al agarre de su propia mano.

Esperó un poco más, pero nada ocurría. Sintiendo como el pánico le amenazaba tras varios segundos sin ningún cambio, respiró profundamente intentando mantener la calma. No debía sacar conclusiones apresuradas, debía esperar un poco más. Aquello funcionaría, el sacrificio de Kurama no sería en vano. Buscando ayudar con lo que fuera que hacía el chakra de Kurama en su interior, acercó su rostro al del contrario con cuidado y posó su frente sobre la del otro mientras cerraba los ojos.

No estaba fría, y eso le dio fuerzas para llamarlo.

—Despierta, Naruto. Regresa conmigo… —Sasuke acomodó nuevamente su mano, antes de alejarse otra vez. Cuando lo hizo, pudo ver un leve movimiento en los párpados del otro. Su corazón dio un vuelco. —Naruto. —Le llamó otra vez, con suavidad a la vez que tocaba su rostro. Esta vez, sintió un leve movimiento en la mano que estaba tomando.

Con la tensión en su punto más alto, Sasuke se apresuró en tomar su muñeca y tomar su pulso, cuando creyó que no estaba dando resultado sintió una leve pulsación presionando la punta de sus dedos. Con el corazón bombeando fuertemente a causa de la emoción, observó atentamente el torso de Naruto y notó como casi imperceptiblemente este volvía a hacer su característico movimiento. Sin poder evitarlo, se aproximó rápidamente hacia él hombre que había recuperado de la muerte y lo abrazó, sintiendo como poco a poco, el alma que creyó perdida retornaba a su cuerpo.

Sin esperar más, se levantó de allí con Naruto entre sus brazos y teniendo el mayor cuidado posible, comenzó a andar por el camino de regreso hacia el templo. Se sintió afortunado nuevamente por tener tan buena vista, o seguramente, se hubiera perdido en el bosque de regreso al templo con Naruto a cuestas. Este último seguía respirando sin mucha fuerza, pero a pesar de lo débil que parecía, llevaba un ritmo constante y no disminuía su velocidad. Sasuke no le quitaba la vista de encima por mucho tiempo. A pesar de haberlo recuperado, aún quedaban muchas cosas por averiguar del estado de Naruto cuando este despertara pero, había un problema: no tenía idea de cuándo volvería a despertar. Podría tardar, horas, o incluso días en hacerlo considerando todo lo que había pasado.

Sus pasos fueron acelerándose a medida que se acercaba más al templo, comenzaba a hacer frío una vez más y le aterrorizaba la idea de sentir el cuerpo de Naruto helándose aunque siguiera respirando en sus brazos. La idea de su fallecimiento jamás se le borraría de la cabeza y la sensación de perderse a sí mismo entre la angustia no desaparecería de su corazón. Lo acercó lo más que podía a su cuerpo y se adentró en el templo, para salir casi inmediatamente por la entrada principal. Sin importarle como lucirían los alrededores sin Kurama en el lugar, Sasuke se focalizó en llegar a su automóvil lo más rápido posible. Con cuidado abrió la puerta trasera y dejó a Naruto allí, recostado sobre el asiento de atrás y lo cubrió con su chaqueta. Cerró la puerta con firmeza para luego subirse al auto también y emprender por fin la marcha de regreso a casa.

.

.

.

El rostro de Naruto era iluminado solo por la luz suave que entraba desde la ventana de la habitación. Sasuke había decidido llevarlo a su propio hogar para esperar a que despertara. Después de acomodarlo lo mejor posible sobre la cama, tomó asiento sobre un pequeño banquillo junto a esta, y se dispuso a vigilar cualquier cambio que pudiera sufrir Naruto antes de que recobrase por completo la consciencia. Sería imposible para Sasuke dormir aquella noche, aunque se sintiera agotado. Tenía la sensación de que si lo hacía, aquella increíble hazaña por la que Kurama se sacrificó se perdería para siempre y despertaría allí solo, sin Naruto a su lado, sin Naruto estando vivo.

Un pequeño movimiento en sus facciones lo alertó. Naruto parecía incómodo por alguna razón, no obstante, tan rápido como llegó la expresión de incomodidad, desapareció. No obstante, esta fue reemplazada por un incremento en la fuerza de su respiración. Esta no disminuyó, sin embargo. Sasuke se acercó más a Naruto, preocupado, y posando una mano sobre su frente descubrió que estaba teniendo algo de fiebre. Eso definitivamente no era nada bueno, no podía despertar a Naruto para administrarle algún medicamento, por lo que solo tendría que darle los cuidados básicos. Al menos sintió alivio al notar que la fiebre no era tal alta y que probablemente, fuera algún efecto secundario de lo sucedido aquella noche. Con esa idea en mente, Sasuke fue en búsqueda de una toalla de mano que humedeció con agua tibia, y la colocó sobre la frente de Naruto sin poder hacer nada más por el momento. Cada vez que notaba que esta comenzaba a secarse y a calentarse, él la cambiaba, intentando apaciguar con ello la subida de temperatura.

Cinco horas transcurrieron antes de que la fiebre se fuera.

Dejando la toalla mojada en el baño, Sasuke regresó con Naruto quien ahora parecía dormir con tranquilidad. Su respiración acompasada había recuperado su ritmo habitual -sin llegar a ser débil como lo fue de camino hasta allí- y sus manos adquirieron nuevamente la temperatura que debían tener. Relajándose, Sasuke se inclinó hacia adelante sin soltar la mano de Naruto y se permitió sonreír, aliviado. Si seguían por ese mismo camino, no faltaría demasiado para poder verlo despertar.

Una tranquilidad que pensó no llegaría a él por esa noche, se asentó sobre sus hombros obligándole a su vez, a cerrar los ojos. El cansancio que le había provocado el shock emocional de hacía pocas horas, se vio reflejado en el agotamiento de su cuerpo que pedía a gritos un poco de sueño. Aún así, Sasuke no quería ceder. Debía vigilar a Naruto por si regresaba la fiebre o si sucedía algo más con él, pero al posar su mirada sobre el hombre dormido notó que su vista comenzaba a nublarse por el sueño. El silencio del exterior tampoco ayudaba con su negativa, y aunque luchó por mantenerse despierto, solo necesitó un breve pestañeo para dormirse sentado sobre el banquillo y con sus manos tomando la de Naruto.

El sonido de un automóvil estacionándose en la calle le regresó a la realidad. Despertó sentado en el piso, con la cabeza y brazos apoyados sobre la cama. No supo en qué momento había caído rendido, ni cuando fue que se acomodó de esa manera, pero afuera ya estaba bastante claro lo que significaba que habían pasado varias horas. Esperando que no fueran demasiadas, Sasuke se apresuró en buscar su celular -que estaba sobre la mesita de noche- para ver la hora. No pasaban de las diez, pero aún así había dormido bastante. Dejando el teléfono donde lo encontró, Sasuke se giró para encontrarse con Naruto todavía dormido. Para su alivio, él estaba tal cual lo había dejado anoche: Con la respiración calma y el cuerpo cálido, vivo. Sin embargo, había un detalle diferente que no alcanzó a notar la noche anterior debido al cansancio.

Estaba impresionado.

Levantándose del piso, Sasuke se acercó más a él y con ambas manos delineó su rostro. El toque en la piel de Naruto provocó una reacción casi imperceptible en la expresión que tenía. Sasuke sonrió con nostalgia, imaginándose el por qué. No sabía qué tipo de reacción tendría Naruto al verlo por sí mismo, pero aun así, esperaba que este lo aceptara como una prueba más por la cual vivir.

Un sonido repentino interrumpió sus pensamientos.

Guiándose por él, Sasuke se alejó de la cama y tomó el dispositivo de la chaqueta que Naruto había usado el día anterior. Sakura estaba llamándolo. Se volteó hacia Naruto una vez más, cuestionándose sobre qué hacer. Podría simplemente cortar la llamada o apagar el aparato, sin embargo, decidió no arriesgarse a un interrogatorio cuando ella fuese con él para preguntarle sobre su hermano. Lo mejor sería enfrentarla de una vez por todas.

Salió de la habitación cerrando la puerta tras de sí y contestó a la llamada.

Naruto, ¿Dónde estás? —Escuchó a Sakura del otro lado de la línea. Se oía preocupada.

—No soy Naruto.

—… ¿Sasuke? —Su tono cambió repentinamente. —¿Qué haces con el celular de mi hermano?

—Se quedó en mi casa la noche pasada, ahora está durmiendo. —Explicó con tranquilidad. Sakura no respondió de inmediato.

Ya veo, me sorprendió no encontrarlo en casa. —Sasuke entendió que el sonido que le había despertado, había sido el del auto de Sakura estacionándose afuera. Ella continuó.—…Iré para allá.

En cuanto Sakura cortó la llamada, sin darle tiempo de objetar, Sasuke pasó rápidamente por el lavado para no lucir tan demacrado. Aún si ella no estaba al tanto de lo que debieron hacer con Kaya, no quería darle ninguna sospecha sobre lo que realmente había sucedido la noche anterior.

No habían pasado ni dos minutos cuando llamaron a la puerta. Del otro lado, Sakura lo saludó con una mirada curiosa y a la vez suspicaz.

En cuanto Sasuke la vio, un resquicio de culpabilidad quiso hacer presencia en su interior, ante la idea de haber tenido que ser el comunicador de una desgracia. Una desgracia que no había tenido lugar gracias a la intervención de Kurama. Alejando esos oscuros pensamientos, Sasuke le devolvió el saludo y le dejó pasar. De nada servía pensar en ello en aquel momento.

Tomando asiento en uno de los sillones, Sakura retomó su anterior conversación.

—No es normal que Naruto deje su teléfono en manos de alguien más. —Dijo. —Y no creo que seas la clase de persona que atienda el celular de otro solo porque está dormido… —Añadió, pero esta vez, no estaba tan segura de sus palabras.

Sasuke tomó asiento en el sofá frente a ella antes de contestarle.

—Tienes razón…—Dijo. —Pero, si no te hubiera contestado, de todas formas habrías venido hasta aquí, ya que Naruto no está del todo bien como para tomar el teléfono.

—¿Le sucedió algo malo?

—No —Le aseguró Sasuke. Aunque sabía que estaba mintiendo, esa opción era la más viable en ese momento. —Solo tuvo algo de fiebre anoche, ahora está descansando.

Ella entrecerró los ojos un momento, mirándole con especial atención mientras buscaba algo que le dijera que le estaba mintiendo, pero era inútil. Su hermano era un hombre fuerte, que a pesar de parecer algo impulsivo por momentos, realmente sabía lo que hacía. Si había pescado un resfrío en esa época -tan cerca del invierno- debió ser por algo que hizo estando consciente de todos sus riesgos. Nadie lo podría obligar a nada, aunque se tratara de Sasuke. Cansándose de desconfiar en alguien que dijo que cuidaría a su hermano a toda costa, prefirió zanjar el tema por el momento y fijarse en otros detalles al notar una ausencia alrededor.

—¿Y la niña? ¿Kaya también está descansando? —Preguntó, recordando a la pequeña y que los niños enferman más rápido. Tendría más sentido que lo hubieran contagiado con un resfriado.

Sasuke se tensó un poco al pensar en la niña. No había tenido tiempo de reflexionar sobre su partida por todo lo que había ocurrido y, se sintió algo mal por ello. A pesar de que una parte de sí estuviera enfadado con ella todavía -por ayudar a que Naruto terminara en esas condiciones-, esperaba que todo lo que Naruto había arriesgado la noche anterior, le hubiera permitido llegar a su destino sana y salva.

—Ella se fue. —Respondió al final, calmando a sus pensamientos.

—¿Qué? —Sakura lucía confundida. —Acaso su familia…

—… Ella volvió a casa, Sakura. Y no la volveremos a ver.

El tono inflexible con que dijo aquello, impresionó a Sakura de tal manera que sus ojos verdes, solo por un breve instante, expresaron temor al mirarle.

—Eso se escuchó extremadamente sospechoso, Sasuke.

—Sakura. —La llamó otra vez, una vez más tendría dejarle algunos puntos claros.—Al igual que aquella noche, te pediré que no comentes esto con nadie más que con Naruto y conmigo. Esto es algo que va más allá de lo que nosotros queremos que suceda. Ni yo mismo puedo entender el curso de todo esto en algunas ocasiones. —Sasuke recordó lo sucedido la noche pasada y definitivamente, había veces en que no sabía como su "destino" funcionaba, ni como explicárselo a sí mismo. —Así que, te pido que no digas nada.

Al igual que aquella noche lejana, cuando debió guardar el secreto sobre el peligro al que estuvo expuesto su hermano, Sakura se vio algo incrédula y sin disposición total a guardar la información.

—Dame una razón para ello. —Pidió de todas maneras. —Esa niña tuvo que ver con que casi asesinaran a mi hermano ¿Recuerdas? —Le recriminó, y Sasuke pudo comprender su dolor y su necesidad de respuestas, pero él no se las podía dar aunque quisiera.

—Ellos no regresarán a nuestras vidas nunca más. —Dijo en cambio, apretando con fuerza los puños. —Y lo más importante: Kaya está bien y Naruto, también lo está. Eso es lo único que nos debe interesar.

Por un segundo, Sasuke vio reflejadas sus propias inseguridades en los ojos de Sakura. Parecía que a final de cuentas, a quien intentaba convencer de todo eso, era a sí mismo. Debía dejar atrás todas esas trabas que se les presentaron -arrastrándose desde hace siglos para interrumpir su felicidad- y solo pensar en que por fin sentía, que habían logrado cambiar su destino.

Al mismo tiempo en que Sasuke se lo reafirmaba internamente, Sakura, en el exterior, asintió con la cabeza y relajó su postura aceptando por fin aquella condición.

Ella no diría nada, pero existían un asunto diferente por el cual sí podía seguir insistiendo.

—…Necesito ver a mi hermano. —Dijo.

—Aunque lo hagas, no podrás hablar con él.

—Esperaré a que despierte.

Sasuke quiso decirle que ni él mismo sabía cuándo despertaría Naruto, sin embargo, se abstuvo de hacerlo al pensar en cuantas preguntas indeseadas y que él no podría contestar con sinceridad, saldrían por la boca de Sakura debido a la preocupación. Además, todavía no pensaba en una forma de explicar cierto detalle nuevo que no dejaría pasar así como así. Al parecer, no tenía más opción que esperar a que un milagro despertase a Naruto pronto o a que ella se aburriera y terminase volviendo para verle otro día, pero, la terquedad en su mirada le decía que ese no sería el caso. Al menos quería creer que si lo veía, se abstuviese de hacer más preguntas… aunque lo dudaba.

Cansado de aquel silencio que se extendía por más tiempo del que desearía -ya que lo único que quería era volver a su cuarto y estar junto a Naruto esperando a que despertara- Sasuke se levantó de su asiento, habiendo preguntado antes a Sakura si deseaba algo para beber. Con la petición de un café, se dirigió hacia la cocina, pero antes de llegar hasta allí el sonido de una voz conocida le hizo detenerse.

—¿Sakura-chan?

Sasuke regresó rápidamente sobre sus pasos, encontrándose con ambos hermanos que se miraban de frente. El impulso de acercarse hasta Naruto para abrazarlo y besarlo como le gritaba su corazón, se vio detenido por la expresión confundida de Sakura, quien se —ó más hasta su hermano mientras acercaba una de sus manos hasta su rostro.

—¿Qué te pasó en el rostro Naruto? —Le preguntó. Naruto respingó en su sitio al sentir sus dedos sobre una de sus mejillas. Estos delineaban una línea. Al no ver otra reacción en su hermano, agregó: —No parece ser una herida…

Naruto no parecía entender nada de lo que estaba sucediendo.

—¿Tengo algo en la cara? —Dijo, llevándose unas de sus manos hasta allí también.

Pero Sasuke sabía que aun haciendo eso, no sentiría nada. Él lo había comprobado antes de que Sakura hiciera su llamada minutos atrás.

—Será mejor que lo veas por ti mismo, Naruto. —Les interrumpió Sasuke, y ambos hermanos se giraron hacia él. Sakura todavía lucía confundida, pero Naruto, en cambio, estaba más que asombrado al notar su presencia. Sus ojos brillaron con una emoción que Sasuke ya conocía, como si no pudiera creerse que estuviera allí frente a él. Seguramente la idea de poder regresar jamás se le había pasado por la cabeza, ya que realmente ninguno lo habría creído posible hasta que Kurama lo descubrió.

Sin dejarse abrumar por el gran deseo de contenerlo, Sasuke le dedicó una media sonrisa antes de tomar sus hombros, e incitarle con tranquilidad a que se mirara en el espejo del baño, guiándole hasta allí. Sabía que no podía hacer más que eso estando Sakura presente, y aunque aquello fuera bastante impactante en un inicio, debía dejar que Naruto viera lo que cubría sus mejillas por sí mismo.

Tal y como Sasuke había previsto, al encontrarse en el reflejo con las marcas que le acompañaron durante toda su vida pasada, el brillo que tenían los ojos azules se cubrió de algo más sombrío. Ninguna palabra afloró de sus labios. Envueltos en un silencio que perduró varios segundos, Naruto parecía comprender al fin, la posible razón de que las marcas hubiesen vuelto a él.

Cuando Sasuke le vio caminar hacia él para afirmar su rostro sobre su hombro, lo recibió sin decir una palabra, posando una de sus manos sobre su espalda y la otra sobre su cabello. Sasuke sintió la urgencia de explicarle con más detalle lo sucedido, pero el sonido de los pasos de Sakura acercándose hasta ellos no se lo permitió. En respuesta al sonido, Naruto volvió a separarse de él, intentando recuperar su semblante habitual, y caminó en dirección a la sala para reencontrarse con ella.

Sasuke le siguió.

Estaba claro por su actitud que ella quería seguir indagando en el tema, pero algo le hizo cambiar de opinión. Solo necesitó ver nuevamente a su hermano y su extraña expresión, para guardar silencio. Solo en ese tipo de ocasiones, Sasuke agradecía que ella fuera más perceptiva ahora de lo que antes fue.

—¿Qué haces aquí, Sakura-chan? —Preguntó Naruto, con una amabilidad y sonrisa casi natural, sin embargo, tanto Sakura como Sasuke sabían que estaba esforzándose bastante para formar esa expresión.

—Bueno, quería ver como seguías después de irte del hospital con mis propios ojos. No tuve tiempo para venir antes. —Explicó, ella, con más calma. —Sasuke me dijo que anoche tuviste algo de fiebre, ¿Está bien tu cuerpo?

Naruto desvió un poco la mirada, como si estuviese contándole bastante encontrar una respuesta.

—Creo que sí. —Dijo al final, aunque seguía luciendo un poco dubitativo acerca de sus propias palabras. Sakura se sonrió con cariño y se acercó más hasta él para darle una palmadita en el hombro.

—A mi parecer, tú aun continúas medio dormido. Solo…descansa un poco más. —Le aconsejó. Naruto asintió. —Bien, creo que debo marcharme. Solo quería verificar que te estuvieras cuidando bien, y aunque pareces estar algo distraído, a mis ojos lo estás haciendo bien. —Dijo, y después se acercó a la puerta. —Si necesitas algo, llámame. Y Sasuke —Agregó, dándole una mirada comprensiva cuando este llegó a su lado para abrir la puerta. —Al igual que antes, dejo a mi hermano en tus manos.

Alguna entidad debió haberle oído como para que Sakura no insistiera más con el asunto de las marcas, aunque Sasuke estaba casi seguro de que algún día cercano volvería a preguntarle por ello.

Ella terminó de despedirse con una mano y después, los dos le vieron marcharse en silencio desde la entrada.

Apenas Sasuke cerró la puerta, sintió como los brazos de Naruto le rodeaban desde la espalda aferrándose a su cuerpo con fuerza, como intentando probar que aquello era real, y no solo alguna especie de estado extraño después de la muerte. En medio del silencio compartido, una simple pregunta afloró de los labios de Naruto.

—… ¿Por qué?

Sasuke pudo distinguir en el eco de aquellas palabras, varias preguntas que Naruto no se atrevía a decir en voz alta. ¿Por qué llegaron esas marcas a mi rostro?, ¿Por qué puedo estar de nuevo aquí, contigo?, ¿Por qué todavía estoy vivo?…Y él sabía que todas esas preguntas en su conjunto, convergían en una sola respuesta, una que Naruto tenía presente en su interior, pero que no podría creer hasta que él se lo dijera.

—Kurama te entregó su chakra para que pudieras volver.

Las manos de Naruto afianzaron su agarre por un instante, para luego soltarle sin decir nada más. Con cuidado, Sasuke se dio la vuelta para enfrentarlo. Naruto no lloraba, no derramaba lágrimas, sin embargo, su sufrimiento era más que evidente por la mueca de dolor que se dibujó en su rostro. Tenía los ojos fuertemente cerrados, la mandíbula apretada, y sus manos se cerraban en puños cayendo junto a su cuerpo. Sasuke se acercó más hasta él y nuevamente lo tomó en un abrazo para hablarle al oído.

—Sé que no querías que desapareciera… pero él hizo esto por voluntad propia. Él quería devolverte la única oportunidad que te quedaba para vivir, y también, me dio una última oportunidad para hacerte feliz… —sintió las manos de Naruto subir hasta su pecho y quedarse allí, afirmándose de su ropa. —No hubiera podido detenerlo, ni aunque así lo hubiera querido. Tú lo conocías mejor que yo.

Poco a poco, percibió como el cuerpo de Naruto se destensaba y le abrazaba de igual manera.

—No quería que él terminara de esta manera.

—Lo sé. —Dijo Sasuke, y se separó un poco del otro para mirarlo directo a los ojos. Su mirada indicaba resignación y tristeza cuando se encontró con la suya. —Pero él sabía lo que hacía, Naruto. Y el que te trajera de regreso y me permitiera estar a tu lado, es un regalo por el que siempre le voy a agradecer.

Acercó ambas manos a las mejillas de Naruto, y sin dejar de mirarlo a los ojos, y se dedicó a deslizar sus dedos sobre las marcas que lo caracterizaron un día. ¿Cuántas veces no quiso hacer lo mismo en su vida pasada? Sin embargo, el significado que ahora tenía su acción, era completamente diferente de la que siempre buscó que tuviera y más notorio se volvió cuando la tristeza obligó a Naruto a cerrar los ojos. Dejándose llevar por las fuertes emociones acumuladas, terminaron por acercarse lentamente, buscándose el uno al otro, hasta reunirse en un beso. Los brazos de Naruto le rodearon y se aferraron a su espalda con fuerza, mientras sus labios se movían, ansiosos, temerosos de perderse una vez más. Ninguno se quería separar, ni detener aquel contacto que les estremecía el cuerpo y el alma, mientras revelaban con el roce lento, cálido y anhelante cada sentimiento que no podía ser expresado con palabras.

Detener el beso no fue algo fácil, e incluso después de hacerlo no se separaron del todo ya que Sasuke se abrazó al otro una vez más, hundiendo su rostro entre el cuello y hombro del Naruto. Las sensaciones que no creía poder volver a sentir después de saber que Naruto estaba a salvo, regresaron a él inmediatamente después de separar sus labios. No quería perder el contacto del otro por ningún motivo, ni dejar de sentir su calidez o el sonido tenue que hacía su respiración.

—En verdad creí que te había perdido… —Dejó escapar Sasuke, buscando disipar sus temores.

Tras oírle, la cabeza de Naruto reposó sobre su hombro también.

—Lo siento. —Murmuró contra su hombro. —Yo no quería dejarte, Sasuke… Si hubiese habido otra opción, yo… —Naruto hablaba como si fuera a romper a llorar en cualquier momento, desesperado por encontrar la forma en que Sasuke lograra entender lo sucedido. Sin embargo, este no necesitaba entender nada más aparte de que en realidad Naruto jamás se había ido, ya que incluso sin saber que era posible hacerlo, su alma había permanecido allí con él, haciendo posible su regreso.

Volviendo a distanciarse un poco, fue capaz de darle un corto beso antes de hablar.

—Lo sé, Naruto. —Dijo, intentando calmarle. —Y el que estés aquí, es la mayor prueba de ello. Así que…no tienes que convencerme de nada, usuratonkachi.

Naruto movió una de sus manos y la pasó por el cabello de Sasuke hasta detenerla sobre su nuca, todo mientras le observaba con detalle. Aunque un deje de tristeza podía verse en su mirada todavía, también podía vislumbrarse en sus ojos un deje de esperanza y verdadera felicidad. Una que comenzaría desde ese día.

—A pesar de todo, agradezco estar de vuelta-ttebayo.

Y por primera vez desde que despertó, Naruto le sonrió.

.

.

.

.

Casi dos semanas habían transcurrido desde la noche en que Naruto casi pierde la vida. Con el paso de los días, el ritmo de la cotidianidad había retomado el curso de sus vidas y aunque la huella que dejaron quienes se marcharon esa noche permanecía con ellos todavía, ya no constituían la parte central de sus pensamientos. No podían negar que durante los primeros días -en que sin acordarlo con palabras, Sasuke y él permanecieron juntos día y noche-, habían intentado aplacar los temores de la pérdida haciéndose compañía entre silencios evasivos. Sin embargo, poco a poco habían logrado darle forma a sus pensamientos y lo que estaban sintiendo. Entonces, de la misma forma en que acordaron permanecer juntos, decidieron regresar a la normalidad.

Naruto debió retomar su trabajo pocos días después, al igual que Sasuke debió continuar con el suyo.

En ese justo momento, sus alumnos estaban despidiéndose entre ellos luego de que llegara la hora de salida. Uno por uno abandonaban el salón de clases mientras Naruto recogía y ordenaba los documentos que llevaba consigo. De vez en cuando, alguno de ellos le enviaba una mirada furtiva y él pretendía que no se daba cuenta de eso. Después de todo, sabía muy bien el por qué lo hacían. Las tres marcas en cada una de sus mejillas causaron diferentes reacciones desde el primer día en que le vieron con ellas. Sus compañeros de trabajo estaban bastante impresionados por ellas, creando bastantes historias a su alrededor, pero al final, quienes conocían un poco más su personalidad, atribuyeron ello a que en un "impulso" había adquirido aquel "tatuaje". Aunque Naruto no encontrara mucho sentido en eso -ya que las marcas lucían más como unas traídas desde el nacimiento- decidió dejar que pensaran de esa manera. Los niños, en cambio, lo miraban con curiosidad desde el inicio e incluso algunos, con una extraña admiración por ello.

Naruto, por su parte, comenzaba a desarrollar un cariño especial por las marcas que había nacido del agradecimiento y la nostalgia. Cada día se miraba en el espejo e inevitablemente, la imagen del Kurama de su vida pasada y el de esta regresaba a su memoria. Al principio, no podía evitar sentir dolor por ello, pero con el pasar de los días y reflexionando más sobre la elección del Zorro, llegó a la conclusión de que tal vez, Kurama realmente había sabido lo que estaba haciendo, y no se refería solamente a la decisión de querer salvarlo.

Tomando la mochila que llevaba ese día y colgándosela en el hombro derecho, tomó la carpeta del curso al que había enseñado aquel día y la llevó a la sala de profesores, se despidió de todos allí y se apresuró en salir del establecimiento para dirigirse a casa. Los niños continuaban saliendo, algunos corrían y otros solo caminaban con lentitud. Uno de ellos llamó su atención. Una niña en realidad. Caminaba a paso lento por la acera, reuniéndose unos metros más allá con quien parecía ser su padre. Su actitud se le hizo tan conocida que no pudo evitar pensar en Kaya. Constantemente se preguntaba qué habría sido de ella al final, y rogaba porque todos los esfuerzos que hicieron y el dolor que atravesaron hubiesen valido la pena. Esperaba que al igual que él, hubiese llegado a casa junto a Jin y pudiesen entre ambos, empezar una nueva vida en paz.

Durante los últimos días, Naruto pudo darse cuenta realmente de lo pacífica que se había vuelto su vida tras esa noche, y estaba casi seguro de que si le preguntaba a Sasuke, él diría exactamente lo mismo. Ya no existía ese peligro latente que significaba Kaya mientras más crecía, por lo tanto existía un riesgo menos de muerte, e incluso, los sueños en que recordaba su vida pasada comenzaron a disminuir progresivamente. Y ni hablar de su sonambulismo, este había desaparecido por completo desde la partida de la niña. Tal vez Kurama había tenido razón, otra vez, en decir que todo estaba claramente relacionado, algo en lo que él sinceramente no quería pensar demasiado, ya que comenzaba a dolerle la cabeza.

Ya dentro de su automóvil, emprendió la marcha hacia el centro de la ciudad en búsqueda de algunos ingredientes para la cena. Rió un poco al imaginar la cara que Sasuke pondría cuando le invitara a comer y viera que la cena sería ramen. Naruto sabía que no era del todo de su agrado, sin embargo, el otro siempre se quedaba con él y compartían la comida de todas maneras. Era un detalle que le enternecía.

Durante esta nueva vida, y desde que le conoció, Sasuke siempre estuvo al pendiente de él: al principio buscándole, y luego protegiéndole. Y últimamente había adquirido una nueva costumbre añadida a las otras dos. Naruto le había descubierto contemplándolo varias veces, como en una ensoñación. Era extraño para sí mismo admitirlo por la edad que tenía, pero a pesar de ser muy feliz por causar ese efecto en Sasuke, era real el hecho de que cada vez se sentía más avergonzado por ello. No podía decirle nada, claro, ya que él mismo había contemplado a Sasuke innumerables veces en el pasado -incluyendo a su anterior vida- pero sentía que en su caso, había sido más sutil para levarlo a cabo. A final de cuentas, el que lo hiciera directamente y sin vergüenza alguna, era lo que tenía a Naruto tan nervioso y avergonzado.

Suspiró, la verdad era que estaba haciendo demasiado drama por ello, pero no podía evitarlo. Algo en su interior le dijo que solucionar aquello sería demasiado simple, solo debía preguntarle por qué lo hacía y ya estaba, asunto arreglado. Aún así, una parte de él seguía sin querer hacerlo. Cuando se detuvo frente a un semáforo en rojo, sintió la irritación subirle desde la boca del estómago dándole un impulso de golpearse a sí mismo, pero se detuvo. Ese era otro detalle que venía sucediéndole desde aquella noche, él siempre se regañaba a sí mismo de ser necesario, pero jamás llegaba al punto de irritarse tanto como para hacerse daño el mismo. Era como si algo más lo condujera en esa dirección, diciéndole: "Deja de ser tan infantil y enfrenta las cosas de una vez por todas."

Inevitablemente arrugó el entrecejo y dejándose llevar por un pensamiento fugaz, al momento en que el semáforo volvió a estar en verde, cambió la dirección en que conducía.

Había cambiado su destino.

.

Le sorprendió reconocer que el letrero de: "NO ENTRAR, EN REPARCIÓN.", concordaba mucho más con el aspecto actual del templo que antes. La primera vez que se adentró en aquel lugar -persiguiendo a Sasuke en secreto- la imagen que entregaba era el de un lugar, al que el paso de los años no había afectado demasiado. Debido a eso, la imagen que le profería en ese momento el exterior del templo lo tenía conmocionado. Era como si solo en aquel sitio, se hubiesen dejado caer de golpe más de cien años.

De camino hacia allí, Naruto había planeado adentrarse en el lugar para comprobar algo que lo traía confuso, sin embargo, el aspecto malogrado e inestable no se lo permitió. Aun así, se acercó hasta la entrada y dio un vistazo al interior. No logró distinguir demasiado debido a la falta de iluminación, pero no le dio tan mala impresión como al inicio, sin embargo, decidió que lo mejor sería no arriesgarse. No quería ponerse en riesgo nuevamente, pues era una promesa que le había hecho a Sasuke -aunque este no supiera nada sobre ello-.

Se alejó de la antigua construcción, que supuestamente fue alzada en su memoria y la del Zorro de nueve colas, y avanzó hacia la parte trasera, rodeándola. En un principio, se dirigió hacía allí por una asociación que hizo en su mente de manera impulsiva, buscando respuestas a lo que su intuición intentaba decirle, pero, al dirigirse hacia el interior del bosque y siguiendo el sendero que tan bien conocía, supo que eso era de alguna forma, correcto.

Cuando llegó al sitio en que ambos hacían el traspaso de chakra, realmente podía decir que sentía a Kurama junto a él. No, más bien, se sentía como él. Y eso era algo que Naruto no podía asimilar del todo bien. No se sentía como algo que hubiese vivido antes, ni siquiera cuando fue un jinchuuriki en su vida pasada, era algo más cercano, más esencial.

—Kurama… —Soltó en un impulso, como si esperara una contestación de su parte, pero nada llegó. Aún así, la sensación de incomodidad que esperaba sentir al no oír respuesta alguna, jamás llegó.

Naruto no lo entendía, y por primera vez, no quería indagar en ello. Simplemente se llevó las manos a las mejillas -como si eso significase algo- y enfocó su mirada en el fluir del riachuelo que estaba frente a sus pies. Estaba envuelto en una paz indescriptible. No necesitaba una respuesta, al menos eso era algo que sí tenía claro.

Tan ensimismado estaba en su tranquilidad, que no sintió los pasos constantes que se acercaban desde atrás.

—Naruto. —Le llamaron, y Naruto se volteó con rapidez, repentinamente exaltado.

Al ver de quien se trataba, relajó su cuerpo otra vez.

—Sasuke. No me asustes así, bastardo…

—Te estuve llamando. —Dijo Sasuke en cambio, acercándose más hacia él. —¿No traes tu celular acaso?

Naruto se apresuró en buscar el aparato, y cuando dio con él, se percató de que no le quedaba batería. Sasuke bufó con cansancio.

—Debí adivinarlo, ¿Cuántas veces te ha pasado ya? Usuratonkachi. —Esto lo agregó sonriendo con burla.

Naruto entrecerró los ojos con algo de molestia, pero no dijo nada ya que tenía razón.

—¿Qué hay de tu trabajo?

—Terminé antes de lo planeado, así que pensé en llamarte para reunirnos en algún sitio. Aunque no imaginé que olvidarías algo tan básico como cargar el celular…

—Ya no sigas con eso. —Reclamó, antes de recordar donde se encontraban. —… ¿Cómo fue que me encontraste?

—Pasaba por aquí y vi tu auto estacionado junto a la acera del frente. Eso fue suficiente para encontrarte.

Sasuke le había sonreído mientras hablaba, pero eso cambiaría un momento más tarde. Acercándose más hasta él y permaneciendo de pie a su lado, observó con seriedad su entorno y después giró su rostro hacia Naruto, quien se volteó nuevamente hacia el riachuelo, mientras Sasuke le tomaba de la mano.

—¿Por qué viniste hasta aquí, Naruto?

Naruto enfocó su mirada en sus manos unidas y aseguró más su agarre antes de contestarle.

—Quería aclarar algo en mi cabeza, sobre Kurama…

—Ya veo… ¿Pudiste hacerlo?

—No del todo, pero, en vez de eso creo que encontré algo… —Respondió Naruto, desviando un poco la mirada hacia un árbol cercano sin saber muy bien cómo explicarse.

—¿…Y, qué fue lo que encontraste? —Indagó Sasuke.

—Sinceramente, no lo sé. —Sabiendo que esa respuesta no dejaría a ninguno de los dos satisfecho, decidió seguir explayándose. —Es solo que, sentí a Kurama aquí, conmigo.

—¿Hmn?

—No me refiero a físicamente. Es… como si estuviera en todos partes y a la vez solo aquí. —Explicó Naruto, indicando la zona de su pecho.

Sasuke cerró los ojos un segundo, apartando la vista de Naruto y enfocándose en la lejanía. Estaba haciendo memoria.

—Tal vez tenga que ver con que solo una parte de tu alma permaneció en tu cuerpo aquella noche. —El leve aumento en la fuerza con que Sasuke le sostenía la mano, fue el indicativo de que ese tema todavía le afectaba demasiado, y posiblemente les siguiera afectando a ambos por muchos años más. —Quizás, debió ayudarte a compensar eso… —Después se volteó un poco hacia él, y con su mano libre le acarició el rostro. Estaba mirando las marcas. —…y también podría ser la razón de esto.

Naruto posicionó su mano libre sobre la que Sasuke tenía sobre su mejilla. Pensando. De alguna manera, aquella explicación sonaba bastante convincente para él, ya que significaría que Kurama fue una ayuda para restaurar parte del chakra que contenía su alma, y eso, se representaría en él de alguna forma. Y al igual que en pasado, lo haría mediante las marcas. Definitivamente, estaría agradecido con Kurama hasta el día que por fin muriera, y por la forma en que los ojos de Sasuke expresaban su emoción, podía estar seguro de que también lo agradecería hasta el final de sus días.

La concentración de los ojos oscuros sobre su rostro, trajo a su memoria el asunto que le instó a regresar a ese lugar desde un principio: su comportamiento y pensamientos causados por Sasuke, y su manía por contemplarlo sin retenerse. Todavía sujetando la mano que no quería abandonar su rostro, Naruto le llamó.

—Oye, Sasuke…

—¿Qué pasa?

—¿Por qué sigues observándome por tanto tiempo? —Los suaves movimientos que había estado sintiendo sobre su mejillas desde que Sasuke posó su mano en ella, se detuvieron.

—Porque nada me impide hacerlo. —Fue la simple respuesta, pero que definitivamente no le dejaba a Naruto nada en claro todavía. La mueca de confusión que dibujó n su rostro solo un segundo después, le indicó a su Sasuke que esperaba una explicación más completa para eso. —Antes, temía que todo lo que siento por ti creciera mucho más si lo hacía.

Sintiéndose algo abochornado por oír a Sasuke hablar de sentimientos -ya que todavía no se acostumbraba-, expresó lo que pensaba de todas maneras.

—¿Por qué tendrías que temerle a eso?

—Porque, con el pasado persiguiéndonos podía perderte en cualquier momento. —Dijo, y se alejó un poco de él para indicar con su mano libre todo lo que les rodeaba. —Como pasó después de tu fiesta de cumpleaños, o incluso, hace dos semanas atrás.

Naruto entendió entonces a que se refería con sus temores, y es que, rememorando el historial de la vida de Sasuke, ya fuera en esta o en la otra vida, la perdida de la gente que más quería siempre estuvo presente. Cuando posó su atención en Sasuke otra vez, este miraba directamente al riachuelo frente a sus pies, tal y como él lo había hecho antes de que Sasuke le interrumpiera.

—Entonces, ¿Por qué ahora no dejas de hacerlo? —Sasuke entrecerró los ojos, pero en ningún momento se giró hacia él. Por alguna razón, Naruto tuvo la necesidad de evitar un malentendido que ni siquiera se había formado. —No quiero decir que me moleste o algo-ttebayo, solo tengo curiosidad.

Sasuke suspiró.

—Ya no hay ningún peligro persiguiéndote, al menos no uno que tenga que ver con ese pasado. Gracias a eso ya no tengo nada que temer.—Sintiendo un leve apretón en sus manos unidas, Naruto vio en él una faceta nueva. —Creo que nunca había sentido tanta paz, Naruto. —dijo, y Naruto supo, justo en ese instante, que nunca antes había llegado a un nivel de entendimiento tan grande y verdadero con él.

—Es lo mismo para mí.

Después, guardaron silencio.

Tal y como Kurama le dijo una vez, probablemente había una razón para haber vivido entre tantas coincidencias, tomando las decisiones necesarias para llegar al punto donde todo convergiría. Comenzando con el escape de una niña del orfanato donde creció, hasta terminar con el hombre que decidió encaminar su vida con el único fin de encontrarlo a él. Y entre ambos puntos, la existencia de las mujeres que de una u otra manera, ayudaron a que se reencontraran una vez más. Eso les había permitido descubrir el verdadero propósito de su regreso y sus sentimientos por el otro, dejándoles corregir lo que habían hecho mal. Y ahora estaban allí, juntos, después de deshacerse de las amenazas que el destino se empeñaba en ponerles en el camino, pero que a final de cuentas, había terminado por darles la paz que ninguno de los dos pudo experimentar antes, a lo largo de sus vidas.

—Comienzo a creer que esto estuvo planificado por algo desde el inicio… —Comentó Naruto y Sasuke se giró hacia él otra vez, para comenzar a andar de regreso a la salida. Naruto se dejó guiar.

—Prefiero creer que esta paz que he alcanzado haya por mis propios méritos, al igual que el hecho de que estemos juntos. —Dijo, mientras caminaban sin soltarse de las manos.

Naruto detuvo la marcha, provocando que Sasuke también lo hiciera.

—¿Y si hubieses tomado decisiones diferentes? …¿Si los dos lo hubiésemos hecho?

—Eso no hubiera cambiado nada, Naruto. —Le aseguró Sasuke, acercándose nuevamente hasta él. —Mis sentimientos por ti no son algo que haya sido planificado por alguien más… ¿Qué me dices de los tuyos?

Al finalizar su pregunta, Sasuke sonreía, esperando.

—Bastardo…No preguntes algo de lo que ya sabes la respuesta. —Le recriminó Naruto, antes de tomarle de la nuca para acercarle más y unir su boca con la de Sasuke. Fue un beso corto, la presión de los labios unidos sobre los del otro por unos breves segundos, y al terminar, una estela de calor quedó sobre los mismos. —Nadie podría obligarme a sentir esto…

—Hn.

La intensidad con que Sasuke unió sus labios después de que dijera eso, fue la única prueba que necesitó Naruto para saber que este estaba más que encantado con sus palabras.

Naruto fue feliz por ello. Después de todo, las razones detrás de sus nuevas circunstancias, y que les llevaron a sentirse plenamente felices por primera vez en sus vidas, no tenían gran importancia cuando lo único que rondaba su mente, era el disfrutar al máximo el futuro lleno de esperanza que les esperaba de ahora en adelante. El recorrido había sido demasiado largo, lleno de tragedias y soledad, pero, finalmente había llegado el tiempo para que ambos fueran felices, vivieran sin temores y sin trabas que les impidieran, por fin, amarse el uno al otro con total libertad.

Con esa idea clara en mente, Naruto guió a Sasuke de vuelta a casa sin pensar en nada más. Un nuevo ciclo había comenzado para ellos y el mundo, tal y como el Zorro había presagiado tiempo atrás, ahora se enfrentaban a un nuevo mundo -que a diferencia de siglos atrás-, les recibía con los brazos abiertos y al que, de ahora en adelante, podían atreverse sin miedo a llamar "hogar".

Notas finales:

Como pudieron ver, ¡Naruto no podía morir! No podría dejar a Sasuke solo. Siento que es el único que tomaría cualquier oportunidad para regresar con él, su fortaleza va mucho más allá de lo que se puede imaginar cuando se trata de Sasuke.

Por cierto, el destino de nuestro Kurama fue planificado desde un principio, pero creo que lo que sucedió con él queda a su interpretación, puede que realmente haya desaparecido completamente, o que alguna parte de él esté dormida en el interior de Naruto, acompañándolo. Su sacrificio era algo necesario para explicar el desarrollo de este personaje a lo largo de esta historia, desde lo que vivió con el Naruto original, hasta llegar al nuevo Naruto, uno al que aprendió a apreciar de igual manera. Es la muestra del cambio que este generó en él.

Y así, después de 14 capítulos, ha finalizado. ¿Qué les ha parecido el final~?

Sinceramente ¡No puedo creer que haya llegado hasta aquí!

Ha sido un viaje largo desde el día en que me adentré en la historia de Naruto y su Fandom. Siento que recuperé varios años de vida al terminar con esta historia, que empecé a escribir con mucha frustración, decepción y enfado, pero que terminó escribiéndose solo por amor a la mayoría de estos personajes.

A todos los que han leído la historia (ya sea desde el inicio o más tarde) y a todos los que comentaron: Muchísimas Gracias. Jamás esperé recibir tantos reviews el día que me atreví a publicar esto, de verdad. Cada uno de ellos es muy valioso para mí y me ayudaron a seguir escribiendo cuando perdía la inspiración. :D

De nuevo, ¡Gracias por leer esta historia hasta el final! ^-^

Adios~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).