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Πάτερ por Whitekaat

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Notas del capitulo:

a sólo 5 drabbles del final :3

 

 

18 AÑOS

#455

 

El día de Saga había sido algo ocupado y escandaloso, no todos los días se cumplía la mayoría de edad, no todos los días eran invitados todos los caballeros dorados al templo de Leo para celebrar a una sola persona y no cuando esta era el sobrino de todos, porque aquello había sido un pacto silencioso para los dueños de las armaduras doradas, que aunque no ocuparan el puesto de tío oficial como lo portaba Aioros, todos en algún momento lograron encariñarse con el que alguna vez fue el “pequeño Saga”.

Había un enorme pastel al centro de la mesa, había comida gran parte de ella aportada por el caballero de tauro, también regalos, también música, pero lo que más había dentro de ese templo era alcohol, botellas llenas, a medio llenar y otras ya vacías que yacían en alguna parte del suelo de la habitación.

La jornada para el griego menor se había tratado de cantar su cumpleaños, pedir su deseo, recibir regalos por parte de sus “tíos”; peleas de su padre con los otros caballeros diciendo que ellos jamás tendrían el puesto de ser el número uno para Saga, siendo debatido por más de alguno, aquella parte favorita de todos en la que hablaban de él cuando era un niño, prácticamente avergonzándolo, riendo por lo que hizo y él no recordaba y la otra en que se encargaron de hacerlo beber como una especie de ritual por su iniciación al mundo de la adultez.

Las horas fueron pasando, los caballeros cayendo, ebrios y por el sueño, logrando dormir en posiciones que probablemente al otro día les pesaría y el cumpleañero no fue la excepción sus ojos se comenzaban a cerrar apenas manteniendo la cabeza en alto tratando de prestar atención de la conversación de los que aún estaban en la mesa.

— Ven, te llevaré a tu cuarto antes de que yo también caiga como los otros— el caballero de Leo llevó a su hijo ayudándolo a caminar con uno de sus brazos rodeando su cuello, mientras trataban ambos de coordinar sus pasos.

—Gracias por todo papá, gracias por dejarme ser tu hijo— dijo cuándo fue sentado al borde de la cama con sus ojos nublados por las copas.

Saga se sintió preso en alguna especie de un sueño, las cosas se movían por si solas, sentía su cuerpo ligero y fuera de la realidad, para su mente alcoholizada en aquel momento sólo podía identificar que era un sueño, y lo tomó como tal, porque en la vida real él no acercaría su rostro al de su padre, en la vida real no besaría sus labios con un tímido beso, porque en la vida real él no se atrevería a decirle “Te amo papá”.

 

 

 

 

18 AÑOS 1 MESES

#277

— No sé qué regalarle esta vez a Papá estuve todo el mes pensándolo, pero aún no se me ocurre nada— Saga hablaba en voz alta mientras descansaba su cabeza sobre la mesa, escuchando los ruidos de fuego y comida hirviendo desde la cocina.

— Lo que le regales le pondrá contento, podría ser una piedra inventar una historia de cómo la encontraste y él se quedaría embobado e ignoraría los demás regalos, todos los cumpleaños de Aioria han sido así, pequeño ladrón de hermanos— respondió el caballero de cabellos castaños oscuros mientras revolvía a ratos la olla en la que cocinaba.

— No soy pequeño, ya soy mayor de edad y no soy un ladrón de hermanos porque soy su hijo —Saga sólo obtuvo una sonora risa por parte de su tío Aioros.

—Tío, tú… ¿Podrías enseñarme a hornear un pastel? — Al ver a su tío cocinar pensó en algo que nunca había hecho y que quizás sólo quizás sería el regalo perfecto para el próximo cumpleaños del castaño.

— No he intentado hacer nunca uno, pero, podríamos practicar entre los dos acá así, Aioria no se dará cuenta— Aioros terminó dando la confirmación con una sonrisa en el rostro al ver la motivación y el brillo en los ojos de su único sobrino.

— Hoy buscaré la receta y bajaré a comprar los ingredientes para hacerlo— su cabeza se había despegado de la mesa y una ola de entusiasmo lo inundó, si no fuese porque la comida del mayor oliese tan bien estaría ya camino al pueblo, pero las invitaciones a comer como esa no eran rechazables, no cuando sabía que siempre había postre para él después de la comida.

 

 

 

 


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