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Beautifull love por Akiko_y_Shizuka

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Beautifull Love
Por Akiko y Shizuka


Mi nombre es Julio Summers.
Tengo 14 años y estudio en un colegio privado.
Soy integrante de una adinerada familia... Su vergüenza quizá... Véanlo como quieran.
Mi madre es Madeline Summers.
... así es...
No tengo el apellido de mi padre...
Eso tiene una sencilla explicación.
Yo no debí nacer, ¿saben?
Y es curioso una vez que te detienes a analizarlo...
... Mi vida inició con un imprudente accidente... y desde entonces no he podido escapar de cuanto percance que se me quiere poner en el camino.


Uno: Pajarillo.


En esa situación cubrir la boca de alguien era aun más cruel que negarle el agua.

Julio atrapó la mano que estaba sobre su boca e intentó retirarla para dejar pasar un poco de aire. No es que la nariz le fuera insuficiente, sin embargo en una situación así necesitaba todo el aire a su disposición y su acompañante no se lo estaba poniendo nada fácil en verdad.

Pero la otra persona consideró aquello necesario, viendo que en vez de respirar emitía sonidos que llamarían la atención de cualquiera que pasase cerca de allí. Y ser sorprendido en un encuentro de esa no mejoraría demasiado su imagen. Por eso, antes de lamer su cuello una vez más, volvió a cubrir la boca con la mano comenzando a penetrar el cuerpo del joven con más apremio.

Julio arañó la piel de esa mano apretando los ojos, pero el resultado fue el mismo. Sus piernas se cerraron en la estrecha cintura en busca de más contacto, pero contrario a ello, le sintió tensarse.

Comprendió que alguien había entrado al lugar y habría dado lo que fuera por maldecir.

Cody Pang entró al almacén en busca del material que el entrenador le encargó y comenzó a buscar entre las desgastadas cajas.

Michael apretó los labios y presionó más su mano contra la boca de Julio. Instintivamente buscó también el material para el club de tennis y casi dejó escapar un suspiro no muy regular al verlo lejos del campo visual de ellos dos.

Cody decidió que en aquellas cajas no estaba el material y buscó justo por el lado contrario encontrando los estuches que contenían las pelotas para el entrenamiento e inmediatamente se marchó del lugar hacia la cancha.

Instantáneamente Michael sustituyó la mano por la fiereza de su lengua buscando la de Julio, notando que el peligro de casi ser descubiertos había acrecentado su ardor en cada embestida que acometía contra el joven cuerpo y casi unos minutos después le permitió y se permitió exhalar un gemido de placer colmado entre aquellas cuatro paredes que les rodeaban del almacén de la escuela.

* * *

Freddy se cubrió la frente del sol con una mano y caminó a la orilla de la alberca en donde estaban sus compañeros. A esa hora sólo se reunía el equipo de natación, así que no había tanto niño corriendo para hacerse bromas o recibir las instrucciones del tutor.

Al mirar a todos sus compañeros se dio cuenta al instante que faltaba uno... justo el más importante y el favorito del entrenador. Julio Summers. Freddy gruñó intentando evitar pensar en el paradero de la estrella, pero resultó inútil al verlo correr hacia los demás jóvenes con la bata puesta y su cabello café despeinado.

Julio sonrió a sus amigos y se sentó en la orilla de la alberca sin molestarse en quitarse la bata.

-Hoy ha sido un día pesado -murmuró recordando su examen... ¿Lo habría reprobado?

Freddy se acercó molesto al escuchar esa frase y nada más reparar en ese cabello despeinado de nuevo sencillamente lo supo.

- ¿Qué "peso" se te cayó encima hoy, Summers? - susurró de forma sarcástica nada más llegar a su altura e ignorar a los demás.

Julio levantó la mirada. Claro, Freddy, ¿Quien más se acercaría con una pregunta encaminada a avergonzarlo cuando sabía que vergüenza no tenía?

-Tu hermano y yo conversamos, Steele -dijo Julio con ligereza.

- Una clase de conversación a la que desde luego no debes de estar demasiado familiarizado... - sonrió ante la pesada mirada de su hermano que, enseguida, con otra suya hizo que desapareciese.

Julio Summers perdía más tiempo en la conversación corporal que en alguna otra y eso era demasiado conocido por todos a la vez que también querían ignorarlo... y era algo con lo que le encantaba atacarle aunque no pareciese surtir mucho efecto.

-Oh, no te preocupes -Julio le dedicó una angelical sonrisa -Tu hermano aprende rápido... Y si me disculpas, el entrenador me llama.

Julio se levantó para caminar con el hombre.

Troy parpadeó.

-Esa bata es un aditamento nuevo, ¿no? -el chico rió con humor.

Freddy puso los ojos en blanco y se llevó una mano a la frente.

- Cuando se trata de ocultar algo, seguro - añadió él y tiró a su hermano al agua con un brusco movimiento - Por si acaso se te subieron algunos ánimos, que mejor que agua fría...

Freddy rió, haber tirado a Julio habría sido más divertido.

Troy bufó al salir del agua y mojó un poco a su hermano.

-Para mí Julio Summers es sagrado -declaró asqueado -Nunca sabes quién le metió la mano en los anteriores 15 minutos.

- A no ser que seas el primero en alcanzarle cuando comienza en la escuela... - dirigió una mirada hacia el muchacho del que hablaban con la misma expresión en la voz que utilizó Troy -, y aun así nunca estarás seguro.

Volvió la vista hacia su hermano con indignación.

- No sé cómo puedes seguir tratando con alguien semejante - concluyó.

-He encontrado algo encantador en él -Troy sonrió encantado ante la molestia de su hermano -Ya sabes... como un diamante en bruto.

- Recuérdame que le mencione a mamá que te toca la revisión médica, sobre todo un chequeo exhaustivo de la cabeza - gruñó Freddy antes de volver a tirarle nuevamente a la piscina con demasiada molestia.

-Morirás de un coraje, hermano -Troy se recargó en la orilla de la piscina -El que se enoja con Julio comprende que el enfado hace perder el tiempo.

- ¿Y qué sugieres, listillo?

-Métele la mano -dijo el chico con tranquilidad, cualquiera diría que sugería algo común -Ya de paso me dices qué tal.

- Creo que mejor pasaremos a que te hagan la autopsia - Freddy tomó la cabeza de su hermano furioso por la sugerencia y lo hundió varios segundos dentro del agua.

Lo que él había dicho, sería algo que nunca haría con alguien como Summers, ni harto de alcohol.

Julio puso atención a todas las indicaciones de su entrenador y regresó para hacer calentamiento. Troy y Freddy seguían discutiendo. La verdad es que Julio dudaba que Troy pudiera soportar tanto tiempo bajo el agua, pero decidió que no era asunto suyo... Tenía que preocuparse por otra cosa... el dolor de su cuerpo, por ejemplo.

-¡Equipo, atención! -llamó el entrenador.

Freddy decidió dejar de castigar a su hermano más que nada por no ganarse un regaño por parte del entrenador, nada más eso le faltaba, así que prestó atención al hombre e intentar ignorar a su dolor de cabeza.

-Los juegos ínter escolares están cercanos, así que necesito de cada elemento de este club -miró a todos los muchachos, en especial a Freddy -Entrenaremos con mas fuerza... Y espero que para la próxima semana este mi nuevo ayudante con nosotros... ¡Hagan su mejor esfuerzo, chicos! ¡¡A sus puestos de salida!!

Freddy se encaminó hasta su sitio con la habitual molestia en él no sin antes dirigirle una fulminante mirada a Julio y clavarla después en el agua.

Un nuevo ayudante, ¿eh?

Quizá ese le hiciese ver al entrenador que Summers no era tan bueno como él creía y se le bajarían los humos a su compañero de equipo.

Troy se acomodó a un lado de su hermano con una mirada maliciosa y se inclinó un poco hacia él.

-Por lo menos permítete mirarlo para ver esa marca en su pecho -susurró con picardía -Debe ser una mordida, ¿no?

Freddy frunció el ceño tras mascullar algo por lo bajo y mantener la mirada clavada en el líquido cristalino.

- O mantienes tu boca cerrada o di adiós a las revistas que sé que guardas bajo el colchón, querido hermanito - advirtió con talante serio.

Sólo esperó que ese mordisco le hubiese dolido.

-Tiemblo de miedo -se burló Troy en cuando el entrenador dio la señal y se clavó en el agua.

Quizá para los demás se tratase de otro absurdo entrenamiento más, pero el enfado que tenía en su cuerpo hizo de eso que Freddy se lo tomase como una competencia.

Aunque eso ya se había tomado por costumbre en las últimas semanas.

Freddy ignoró todo lo que había a su alrededor excepto ese imperioso deseo de querer ganar y dio en las brazadas y movimiento de piernas toda la fuerza que pudo para intentar llegar al menos antes que él.

Unos metros más adelante estaba su meta y segundos después tocó el otro extremo de la piscina.

Freddy recuperó algo de aire y se quitó el agua de los ojos para intentar localizar detrás de él a los que aún nadaban por llegar hasta allí, pero no encontró a Julio entre ellos.

Maldición.

Y no estaba entre ellos. Julio pataleaba sentado en la orilla de la piscina como si no hubiese salido de ahí. Su cabello mojado daba un contraste adorable a su cabello y felicitaba a Nik Knoll, uno de sus amigos.

Tanto coraje junto terminaría por provocarle una úlcera a Freddy y toda la culpa la tenía nadie más que él.

¿Por qué no sólo desaparecía?

Uno de sus muchos amantes podría secuestrarlo y llevárselo bien lejos. Freddy decidió salir del agua sin mucha esperanza de que eso sucediese y se secó el negro cabello con su toalla frotando con demasiado "ánimo".

-No te preocupes, Freddy -Troy se acercó a su hermano dándole unos golpecitos en la espalda -Su alguien se apiada de ti lo cansará lo suficiente.

Freddy enarcó una ceja y antes de hacer algún comentario le dio con la toalla mojada en toda la cara a Troy.

- Si no te callas, probaré a darte con ella en otros lugares y con algo más de fuerza - sonrió agradablemente en pensar que le diese alguna excusa para hacerlo.

Troy sonrió. ¿Por que su hermano no se daba cuenta que tanto rencor hacia una persona no era normal?

-Solo no lo odies mucho, Freddy -aconsejó Troy caminando para el siguiente ejercicio.

Freddy decidió que el fuerte de su hermano no era precisamente dar consejos y con algo de cansada resignación le siguió.

Julio dejó escapar un gemido de dolor cuando su amigo le tocó uno de los moretones.

-En serio no fue mi día hoy -lamentó al ver la sonrisa de Nik.

- Pues evítalos... - sugirió de forma tranquila.

-¿"Evítalos"? -Julio lo miró como si hubiese dicho una total estupidez -Nik, necesitas deshacerte de esa molestia llamada virginidad urgentemente.

Su amigo enarcó una ceja y le observó largamente.

- ¿Acaso propones algo? - rió en su pregunta y cabeceó negando - Pues entonces no te quejes de que hoy no fue tu día, amigo...

-No es eso -Julio frunció el ceño -Michael es un bruto, casi me ahoga.

…l suspiró.

- No es la primera vez que te reúnes con él... - apuntó Nik a ese detalle - Ya deberías de haberlo sabido de antemano...

Julio suspiró con poder negar eso.

-Michael sigue buscándome -admitió avergonzado -Es imposible negarse...

- ¿Le quieres?

Qué tontería...

Julio torció los labios.

-No me refería a eso... Michael es muy grande, Nik... …l es... fuerte.

- Pues encuentra a otro que sea tan grande que sea igual de fuerte y que no sea tan bruto, estoy seguro de que candidatos no te faltan - suspiró - A no ser que también te gusten que te provoquen estos moretones.

Nik volvió a tocar uno de los mencionados para recordarle.

Julio gimió de nuevo y, fastidiado, golpeó la cabeza de su amigo.

-¡No me toques! -tomó la bata para volver a ponérsela -Si tienes a alguien en mente házmelo saber, Nik, yo me encargaré del resto.

- Claro, cuando encuentre a un ejemplar no dudes en que te lo haré saber - sonrió a la vez que se frotaba el lugar del golpe

Pero Julio resopló. En realidad conocía todo lo que ese instituto privado podía ofrecer... bueno, no todo... ¿Convencería a Freddy de tener un buen revolcón si lo hacía a oscuras?

El muchacho rió ante la idea confundiendo un poco a su amigo. En realidad ya sabía la respuesta. Era más fácil convencer a Troy que a Freddy, pero Freddy estaba al pendiente como si sospechara algo. Que fastidio de muchacho.

* * *

Uren puso una pequeña sonrisa divertida después de haberle dado un sorbida la lata de cerveza que sostenía en su mano volviendo a examinar meticulosamente a su amigo quien poseía tal embelesamiento que si no reía era porque estaba bebiendo y se terminaría por ahogar.

- Parece que... te sucedió algo bueno, ¿no, Michael? - logró decir cuando tragó el líquido y estiró la lata por ver si quería de ella.

Michael le arrebató la lata a su amigo y le dio un trago como si no hubiese bebido en meses.

-Insuperable -dijo simplemente con esa sonrisa de bobo que rara vez ponía.

- ¿Y se puede saber a qué se debe? - enarcó una ceja su rubio amigo - Ir a la escuela no es una de tus mayores alegrías precisamente.

-No solo tengo que ir a la escuela a estudiar -Michael le dedicó una mirada extraña -Hay internos que bien valen la pena una mirada más.

Su amigo volvió a tener la cerveza en su mano y soltó una carcajada. Meneó la lata delante de sus narices al mismo tiempo que dibujaba una sonrisa también algo extraña.

- Micky, Micky, Micky... - repitió su nombre acortado con cierto rintintín -, al final terminarás consiguiendo que me ponga celoso...

-¿Ponerte celoso? -Michael miró a su amigo con algo que podría ser confundido con asco -Primero me aventaría de un acantilado particularmente alto. Y no es que seas feo, Uren, pero das miedo.

- No seas exagerado, mi ultimó amante no se lo pasó tan mal - al contrario, sus gemidos no podrían haber sido más claro en cuanto a lo que le agradaba cada cosa que él le hacía.

Torció el labio cuando vio que apenas quedaba un trago de la bebida y suspiró pensando en encontrar alguna otra tienda y comprar más.

Obligaría a Michael a comprarle otra por acabar casi con toda.

-Prefiero alguien mas... accesible -Michael volvió a poner esa cara de estúpido pervertido -Y encontré a alguien.... Es una pena que sea tan accesible, pero ya le haré cambiar.

- Pagar por sexo es una vía demasiado desesperada - se burló el muchacho.

Michael frunció el ceño. Ese comentario no le había gustado en lo absoluto.

-¡Te equivocas, Uren! -exclamó ofendido -Yo no pague a nadie.

Aunque había admitir que la comparación era muy semejante.

Los ojos rasgados del muchacho le miraron con cansancio.

- Entonces debe de ser un culo demasiado inquieto... - si no era una cosa tendría que ser la otra - ¿Te crees capaz de domarle?

-Por supuesto -Michael volvió a sonreír -Es demasiado bueno para compartirlo...

Uren metió una mano en el bolsillo y con la otra hacía tonterías con la lata en cuestión de distraerse un poco más aparte de con aquella conversación.

- Los culos inquietos siempre son eso, inquietos... por eso prefiero los menos experimentados...

La mirada de Uren se oscureció recordando lo mucho que había disfrutado de esos deliciosos bocados.

- Esos siempre te son fieles hasta que o te enamoras o te cansas de ellos - declaró totalmente convencido.

Aunque él siempre optaba por la última opción, era lo más divertido.

-¿Amor? -preguntó Michael como si hablara de sexo con un sacerdote -Eso es una total perdida de tiempo, Uren. Yo solo quiero exclusividad... Además -sonrió con maldad -No hay muchos "quietos" que te aguanten el ritmo... Uren, deberías probar de todo, en especial con lo exigente que me has resultado.

- ¿En serio? - Uren mostró una fingida sorpresa ante lo que él le había dicho y optó por tirar a su espalda la lata y pasar el brazo alrededor de sus hombros con total confianza - Entonces déjame probar a ese experimentado, estoy seguro que después se dejará domar como un corderito.

-"Ese" experimentado ya tiene dueño -siseó el muchacho sin gracia -Así que búscate otro.

- Tener amigos para esto - ironizó Uren - Bien, bien, compénsame esta falta de amistad invitándome a otra cerveza, ¿eh?

-Te emborracharé si quieres -Michael torció los labios.

Tener amistad con Uren no era sencillo. Alguien tan frío no atraía muchas amistades. Pero Michael solía ver lo bueno de todas las cosas y tenía que seguir viéndolo en Uren ya que habían estado juntos demasiado tiempo. En eso pensaba cuando entró a una tienda y engañó a la dependienta logrando que le vendiera cerveza.

Uren era bueno como amigo aunque como amante lastimara mucho.

... y de cualquier manera...

Podía perdonarlo ya que jamás llegó a amarlo.

- Ya te llamaré antes de que termine la semana... - anunció Uren con algo de fastidio abriendo esa bonita lata y dando un trago - No te agotes demasiado, tenemos muchas cosas que hacer aún - le advirtió con una risa hueca y le dio a entender que se retiraba por ese día hasta que le diese la gana de volver a quedar con él nuevamente.

-Claro -el muchacho lo miró sin darle importancia.

Uren simplemente se dio la vuelta y comenzó a caminar en la dirección en la que tendría que estar su casa, aunque por su cabeza se le pasó la idea de hacer alguna que otra visita a uno de sus ex-amantes y hacer que se volviesen a rendir ante su sola caída de ojos.

Uren rió para sí y volvió a beber.

Quizá sería mejor pasar por el super y hacerse con un pack de esas cervezas y consumirlas tirado en el parque que había al lado de casa.

Dos ideas demasiado atractivas. Qué demonios, primero saciar sus necesidades carnales y después el alcohol. ¿Por qué conformarse con una sola cosa cuando puedes tener las dos?

Aunque la idea tuvo que ser cambiada en el último momento, justo cuando un golpe contra su pecho le hizo perder la concentración y la cerveza se resbaló de su mano derramándose en el suelo.

Uren bajó la mirada y se dio cuenta que el golpe había provenido de una persona, alguien pequeño y delgado que había maldecido.

- Maldito niño - se lamentó el desperdicio de la bebida que tanto le había
costado conseguir de Micky.

Uren taladró con la mirada a esa persona no con demasiada alegría.

- ¿Es que no os enseñan a mirar mientras se camina en el parvulario?

-Hay cosas que simplemente pasan desapercibidas -dijo el chico con malicia y pateó la lata de cerveza - Y no soy un niño.

- Oh, nada más mira como se molesta porque le llamen niño... - se mofó Uren del chico y fingió mirar su reloj - Estas no son horas para estar en la calle, niñito - hizo hincapié sobre todo en la última palabra -, normalmente a estas horas los pequeñines deberían de estar durmiendo...

Aunque pareciese que se estaba divirtiendo, Uren mantenía una pose totalmente fría y distante.

-En ese caso ya puede apresurarse a ir a su casa -ironizó el moreno -Yo tengo cosas más importantes que atender a discutir con un completo extraño.

Uren pareció asentir y enarcar una ceja cuando dio un paso al frente.

- Oh, si veo a una histérica babysiter buscando a un bebé le mostraré en que dirección te has ido - hizo un gesto despectivo con la mano aparte de mostrar una clara superioridad y comenzó a caminar lejos de aquella molestia.

Demonio de crío, por su culpa tenía la boca seca, así que tendría que pasar por el mercado antes que nada.

-También dígale que estaré esperándole para hacerle pasar una noche inolvidable -vociferó el chico con descaro y rió.

Uren dejó ver que había dejado de darle importancia al muchacho para caminar lejos con pasmosa tranquilidad y varias ideas más rondándole en la mente.

Julio bufó y continuó con su camino. Ese imbécil lo había retrasado más de lo debido... y si no llegaba antes de que cerraran el candado de la entrada trasera pasaría la noche fuera del colegio... Cosa que no se le antojaba demasiado. Así que continuó corriendo hacia el edificio.

Cuando llegó aun estaba abierta la puerta. Seguro que el encargado se había emborrachado de nuevo.

Bien, mejor para él. Ahora todo lo que tenía que hacer era llegar a su dormitorio y esperar un nuevo día más de clase.

* * *

Madeline Summers apretó el informe que acababa de recibir y suspiró.

¿Desde cuando un hijo tenía que representar tantos problemas a los 14 años?

La mujer volvió a suspirar. Julio jamás había sido alguien fácil de tratar... desde ese lamentable incidente se había vuelto esquivo y rebelde... Difícil de controlar.

Y eso era lo que el padre de Madeline odiaba más: un muchacho difícil de controlar.

A propósito de su padre, Madeline tendría que informarle respecto a las dificultades de Julio. Ella más que nadie sabía que en la familia Summers no se soportaba a un completo inepto de quien solo se esperaban excelentes notas.

Así que la mujer caminó hacia el despacho y tocó la puerta esperando.

Una voz masculina le concedió el paso a la habitación con un firme "pase" y el hombre detuvo la mirada en la bella mujer que acababa de entrar, haciendo un ademán con la mano de que tomase asiento si gustaba acompañando el gesto con una cariñosa mirada.

- Hija, pareces preocupada - advirtió él, al detenerse en observarla un poco más, olvidando los papeles que tenía en la mano.

Madeline penetró en el lugar y se detuvo frente a su padre.

-Las notas de Julio han vuelto a bajar -informó algo decepcionada -No lo entiendo papá... esta en el colegio todo el día para dedicarse al estudio, ¿que puede distraerlo para tener como resultado esto? -extendió las notas.

El hombre tomó los papeles y examinó con un mudo silencio cada nota hasta que partió esa tranquilidad con un suspiro casi de disgusto.

- Quizá tenga otras distracciones en esa escuela - intentaba buscar alguna razón en voz alta - ¿Será cosa de que pasa demasiado tiempo extra con ese deporte de la natación?

Madeline suspiró. Quizá ese deporte era lo único en lo que su hijo era realmente bueno.

-Los maestros dicen que es muy bueno en ese deporte -susurró ella -, esa debe ser la única razón por la que no lo mandan de regreso. -esa y que su familia tenía la suficiente influencia para no hacerlo. -¿Que podemos hacer, papá?

Robert Summers pareció pensarlo unos segundos profundamente con los ojos entrecerrados sin dejar de ver aquellas fatídicas notas.

Ya lo tenia.

- No te preocupes cariño - intentó tranquilizarla y después quiso darle más firmeza a sus palabras-, tu padre se encargará de todo.



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