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Los Alfas del señor Stark por Evanences

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Capítulo 3: Mi mejor amigo.


-¿Así que ese idiota te coqueteó? ¿Así sin más?


-Tal y cómo te lo digo, no pude golpearle el rostro, porque Nat estaba ahí y sabes cómo se pone cuando no se le hace caso…


-¡Alfas! ¡Los disque dueños del universo! ¿Y qué tenemos cómo venganza?


-No lo sé, tengo muchas opciones, siendo honestos, pero aún queda pensarlo, cuál será más deliciosa para ejecutar…


-¿Ves? Por eso eres mi mejor amigo, ¡Thor! ¡Sírvenos más té! –Exclamó el pelinegro, probablemente, era una de las figuras más representativas en la vida de Anthony, le conoció cuando ya estaba dentro de la organización, y Loki no era ni la sombra de aquél entonces, era realmente malvado, y había realizado actos innombrables, no obstante, una vez que conoció a Tony, fue persuadido de dejar su antigua vida y seducido por su amistad.  Desde entonces, se habían hecho mejores amigos.


El rubio, se apresuró a llegar con una tetera de porcelana, y llenó nuevamente las tazas, llevaba a su hijo menor, de casi un año, en un brazo.


-¿Por qué los alfas no pueden ser como Thor? –Reprochó Tony, él siempre era tan servicial, despistado y lindo, jamás se atrevía a imponer nada y vivía bajo las decisiones de Loki, era bueno para el combate, sobre todo cuando alguien le dedicaba una mirada lasciva al pelinegro, ahí sí, sacaba su naturaleza dominante y violenta, en tanto, era un hombretón moldeable y amable.


No dijo nada, pero se sonrojo cuando el castaño le apretó una mejilla con suavidad, el menor que cargaba le extendió los brazos a ese omega tan conocido y Tony aceptó encantado, era como un imán de bebés.


-Soy la persona más afortunada del planeta. –Admitió y Thor sonrió con una alegría palpable que a Tony se le derritió el corazón, incluso más cuando Loki le beso.


-Mira, tu mami está de buenas. –Le dijo al bebé, quien le miraba curioso con sus enormes ojos verdes, sin llegar a entender lo que se le decía.


-No te atrevas a llamarme así, Stark. –Le amenazó.


-¿Quieres que traiga los apodos viejos de nuevo? Tengo una lista.


Thor se retiró, era tarde y la cena debía de comenzar a hacerse, pero el bebé negó a abandonar los brazos tan conocidos y que veía muy poco, era una sensación que amaba, como la de estar en los brazos de sus padres.


-¿Qué se sucede?


-¿De qué hablas?


-Tony, mírate, sé olerte cuando no me dices la verdad.


Oh no, maldita sea, esa era probablemente el arma número 1 de Loki, su olfato, imposible de mentir, menos cuando ya sabía, intentarlo, sería quedar en ridículo y eso no lo toleraba, y con Thor ocupado, no había manera de excusarse por falta de privacidad, menos cuando fueron al estudio de la casa, donde había un silencio total y la mirada de Loki se mostraba más severa que antes.


-¿Y bien?


-¿Y si me llega a gustar? ¡No que vaya a hacerlo! Pero es de mi tipo, sino fuera tan idiota y con una mentalidad del siglo XX…-Le dio demasiada pena decir aquello, que tuvo que bajar la voz y Loki acercarse a él. –Me ve diferente a los demás. Se siente, o sea, es medio estúpido, pero creo que es agradable. Cree que sería un buen compañero, poca gente me considera de esa manera, aún menos cuando se enteran de mi naturaleza real y defectuosa.


-Para empezar, tú no estás roto, y si piensas eso, tu cerebro lo está.


Rodó los ojos, pero no se atrevió a mirarlo nuevamente, se concentró en el bebé que le babeaba el traje.


-Nunca he tenido un celo, y mi fertilidad es del 1,5% de 100, lo único que no me permite ser un beta, es mi estúpido aroma. –Le molestaba, por supuesto que le molestaba, no era ni una cosa ni otra, un punto inútil y muerto entre ambas razas, era un proceso difícil para cualquier persona. –Eso, sumado al hecho que mi esperanza de vida no es alta.


-Cállate. –No quería escuchar su auto compasión, no quería que la imagen mental del castaño alegre, se encontrase dentro de una caja, inerte. –Sólo estás dramatizando.


-No realmente. Bruce me lo dijo hace unos días.


Loki se acercó rápidamente a la puerta del estudio y la cerró, con llave, hizo lo mismo con las ventanas, se aseguró que se encontrasen bien cerradas, no era un secreto que SHIELD todavía le investigara, hasta cuando veía su reality show a las 2 de la mañana, cuando volvió a su asiento, no dijo nada más y esperó a que continuara, se le miraba sereno, pero ya comenzaba a sentir nauseas.


-Me lo dijo hace una semana. –Notó que le temblaban las manos. –Tuve que ir hasta él y explicarle todo el asunto. –No lo estaba mirando mientras hablaba y eso era malo. –Sabes cómo soy para esas cosas y no pensé que fuese algo serio, bueno, más serio de lo que es hasta ahora, llevo como un mes, levantándome en la madrugada, con una arritmia terrible, que no me deja dormir, y otras cosas, como el hecho de que perdí el conocimiento mientras arreglaba un motor, pero eso fue hasta el final, por eso hablé con Brucie, él habló conmigo. –Loki había cerrado los ojos, incrédulo de lo que escuchaba y que no le hubiese dicho antes. –So, me puso bajo otros estudios, más profundos e intensos, y resulta que mi corazón es el de un viejo ahora, sus células no están renovándose y le cuesta más trabajo bombear y mantenerme vivo, calculó que tiene unos cuatro o cinco años de vida útil, eventualmente, va a detenerse, no hay una cura, no puedo tomar medicamentos o terminaremos acelerando ese proceso.


La estancia quedó en silencio después de eso, Loki se pasaba las manos por el cabello, casi cayendo en la desesperación, pero aferrándose a la idea de encontrar una solución.


-¿Quién más sabe de esto?


-Bruce, tú y yo.


-¿No se lo dirás a Peter?


-No, estoy cuidándome y voy a aguantar, al menos hasta que sea mayor de edad, le dejaré todo lo que tengo y luego, bueno…


-No vas a suicidarte, ¿Escuchaste, idiota?


-Lo llaman muerte asistida y no suena tan mal, no voy a quedarme en una cama mientras muero lentamente, ah, porque eso es en cuanto al tiempo de vida que tengo, porque iré deteriorándome poco a poco.


Aquello lo decía con una calma que sorprendía al mayor, quien ya se encontrando dando vueltas de un lado a otro, pensando en una solución a ese problema, necesitaba a Thor, irían a Asgard y verían que amuleto, poción, ¡Lo que sea! Que les pudiera servir y mantenerlo con vida, o mejor aún, erradicar la enfermedad por completo.


-Quiero esto, no quiero alterar este curso, si voy a morirme, lo aceptaré, no quiero ser un experimento, no quiero ver tampoco como todo el mundo se desgasta por intentar mantenerme con vida, no puedes evitar que una flor se marchite.


-Puedes cambiarle la tierra, el lugar donde le da el sol, y ponerle más agua, pero lo más importante, es que nunca puedes dejar de creer en la belleza de esa flor.



-Te noto más alterado,  ¿Sucedió algo? –Preguntó Thor, tres de sus hijos que ya eran lo suficientemente mayores para que fueran a la escuela, se encontraban cenando, pero Loki no salía de la cocina, y el bebé se había dormido entre sus brazos. Thor era un distraído de primera, que no captaba referencias, ni indirectas, pero si se trataba de Loki, era el mejor observador: Estaba callado, serio y pensativo.


-Sí…-Dijo con suavidad, Thor lo rodeó entre sus brazos, acercándose a su rostro y chocando ambas miradas. –No puedo decirte, pero es importante.


-¿En qué puedo ayudarte? Haría lo que fuera, lo sabes.


-¿Eres capaz de regresar a Asgard actualmente?


-¿Asgard? –Ok, suficiente, aquello era demasiado sospechoso, ¿Qué tenía qué hacer Loki en Asgard? Era claro que detestaba ese lugar, y no había motivos para visitarlo, no desde la muerte de su madre. -Sí, puedo, ¿Por qué el interés? Me preocupas


-Te lo diré, algún día, por el momento, haz lo que te digo, por favor… -No podía traicionar a Tony, pero tampoco dejar que se hundiera en su propia mierda, eso no era lo que hacían los amigos.


-Dime el nombre de una flor, y la cortaré por ti, dime el nombre de alguien y te traeré su cabeza.


-Por ahora, protegeremos a la flor, Thor, así tengamos que quemar jardines enteros.



Conforme pasaban los días, Natasha veía con cierta pena, los desplantes que Steve recibía por parte del castaño, no le estaba dejando el camino fácil, en absoluto, por ejemplo, esa mañana, el capitán había llegado con una caja de bombones, por lo que sabía, era una marca algo cara, bien, Nat aprobaba eso, cuando ella estaba cortejando a Banner, hizo lo mismo, probaba que ella era lo suficientemente capaz de poder abastecer dentro de una relación. Siempre lo más caro, lo mejor, aunque el doctor no se encontrara de acuerdo, aprendió a convivir con eso y aceptarlo.


Pero Tony, bueno, él era billonario, ¿Acaso el capitán iba a impresionarlo con unos mortales chocolates cuando su reloj estaba bañado en oro y  tenía un deportivo para cada día de la semana? La respuesta era negativa.


-Oh, gracias, era justo lo que necesitaba. –Steve notó su tono dulce, y creyó haberlo domado por algunos segundos, no obstante, el resto aún se encontraba crédulo, estaba siendo demasiado amable con él.  Y él no era amable, era una pequeña creatura llena de arrogancia, astucia y maldad pura.


Pensó, estúpidamente, que ahí había ganado, que dentro de poco, Tony lo aceptaría como pretendiente y que le daría pase libre, una vez marcado, se trasladarían a una casa más grande, con un patio grande donde los niños pudieran jugar, y obviamente, dejaría las instalaciones, cuando diera sus primeras crías, porque, por supuesto que jamás dejaría que un omega preñado estuviese en un ambiente así. No era honorable.


Le observó detrás del vidrio antibalas que formaba parte del campo de entrenamiento y negó es conducta, ¿No veía lo peligroso que era aquello?  Además, el que estuviese rodado de alfas que le miraban de muchas cosas, pero no como su instructor, tampoco le terminaba de gustar. Un omega no se exponía de esa manera ante los alfas, menos los que eran jóvenes, tenían menos control de sus capacidades e instintos.


-¡El primero que sea capaz de detectar 3 nano robots en una hora, dentro de las instalaciones, tendrá una caja de bombones! –Bien, aquello no se la esperaba, y su cara fue un poema, no sólo había rechazado su cortejo, sino que había obsequiado el obsequio,  muestra infalible de que no lo consideraba digno, tanto él como el regalo. -¡Tres, dos….Go! –Aquello parecía una jauría y Steve tuvo que quitarse de la puerta para no ser aplastado, aquello era un asunto de competencia, quién era el primero en impresionar a Stark, quien era el alfa dominante entre el escuadrón, y el incentivo que se les entregaría era nada más algo simbólico, aunque había sus excepciones con los betas, que realmente querían es dulce regalo.


 El mayor le dedicó una mirada de completa desaprobación y disgusto, aquello sólo podía más que incrementar  la sonrisa soberbia y la mirada sugerente, se marchó, con el pecho erguido y la cabeza en alto, no iba a dejar humillarse por ese omega malcriado, al contrario, seguiría con movimientos, sólo era cuestión de perfeccionarlos. Antes de que acabara el mes, Tony estaría marcado.


Cada tercer día, sin falta ni retraso, iba hasta la oficina o taller del moreno, con un detalle, flores, postres, regalos ¡O algo! Necesitaba que aceptara su ofrenda, no obstante, Tony siempre se las arreglaba para pasar el regalo a alguien más y el cortejo no quedaba oficialmente establecido.


Hasta la quinta semana, Steve se topó con un obstáculo, aun, más visible y palpable que lo que era Peter, que a pesar de que no habían tenido una presentación formal, gracias a los horarios dispares, notaba que el joven se empeñaba en cubrir con su esencia a su casi omega, dejando en claro su territorio, sin embargo, era un aroma que todavía le faltaba madurar, que si bien era muy bueno para tener menos de 20 años, pero no podía compararse con uno totalmente madurado y superior.


Su nuevo obstáculo, llevaba tacones y respondía al nombre de Virginia Potts, Alfa, una que sí podía competir abiertamente con él, ¿Lo peor? Es que Anthony parecía preferirla en muchos ámbitos. Ella sí podía pasar sin tocar siquiera, ella también le entregaba presentes a Tony y él sí los aceptaba. Ella le hacía reír.


-¿Y ella quién es? –Preguntó a Natasha, justo antes de que la junta pre-misión comenzará, todos tenían un asunto del que hablar al mismo tiempo, y Steve tuvo que acercarse para hablar con un poco más de privacidad con la pelirroja. -¿Quién es esa tal Pepper Potts? –Llevaba menos tiempo que él ahí, cosa de semanas, y Tony la prefería por sobre todas las cosas. Una de sus alfas favoritas.


-Te diré, pero no quiero que actúes precipitadamente, ¿Bien? –Advirtió, a ella tampoco parecía agradarle. –Vino junto con Tony aquí, era su asistente, llevaban años de conocerse, tenían una relación. –Explicó, como si lo último le dejase un sabor amargo en la boca. –Nadie sabe que pasó realmente, bueno, yo sí. –Dejaba claro que no era un espía sólo de nombre. –Tony no soportó que lastimará a Peter, hubo una pelea entre ambos, en ese entonces, Peter era un alfa pequeñito, pero territorial, se batalló mucho para separarlos, le rompió un brazo. –Comprendió inmediatamente, el castaño jamás permitiría que se le dañara de esa manera a un cachorro suyo. –Inmediatamente, la destituyó de su puesto y trabajó solo desde entonces. Ella debió de tener un discurso muy bueno como para ganarse nuevamente su lugar.


-La mira más a ella que a mí.


-Tony la amaba.


 Aquello, en vez de desarmar y quitar toda esperanza en el capitán, era como un impulso, furioso, de motivación, que le decía, debía preparar un plan que fuese lo suficientemente bueno para sacarla del camino. Con la misma violencia que había infringido en Peter.


-Él aceptó sus regalos, pero aún no puede entrar en esa esfera de cortejo con él, pues ella sigue pagando las faltas que cometió en el pasado. –Le aclaró. –Así que, no tienes mucho tiempo, tienes que hacer que Tony acepté un regalo tuyo, y si no te aclara que quiere contigo, no importa, tú sigue insistiendo, hasta que diga que sí o al menos que diga un tal vez.



Steve no recordaba haber odiado a alguien con tanto ahínco como ahora lo hacía, la manera en que aquella mujer caminaba, no sólo con autoridad, sino con una superioridad que se jactaba de tener, del sonido de sus tacones, su vocabulario siempre utilizado para intimidar y no generar preguntas a sus órdenes. Cuidaba su aspecto con minuciosa perfección, no tenía ni un solo cabello fuera de su lugar. La detestaba, más cuando le susurraba la agenda completa a Tony, y éste hacía poco por apartarla. No importaba, él iba a demostrar, que no había mejor pretendiente que él, el mejor aspirante a su mano.


No obstante, sus obsequios seguían siendo desplazados de una manera, cada vez peor que la otra. Maldijo, Natasha había salido directo a Londres y no había manera de que pudiera pedirle ayuda, no sin molestarla durante las horas de trabajo.


-Mira, aunque no lo parezca, porque Stark puede llegar a ser una patada en el culo, lo queremos, es el omega de todos, y no lo digo de una manera despectiva, realmente todos aquí nos encargamos de cuidarlo, es natural, entre alfas y betas lo mantenemos con vida y lo sacamos de peligro de sus propias necedades. –Explicó Clint un día, mientras salían de regreso a cuartel, una misión exitosa. –Pero estás llegando del lado equivocado, no puedes, ¿Cómo explicarlo? Oh, ya, ir y regalarle cosas que considera inútiles. Nada de dulces, chocolates, o rosas, ¿Bien? Él detesta todo eso y más si entregas eso personalmente, no le das tiempo a procesarlo, ¿Captas? –Steve escuchaba atentamente. –Te ves como una buena persona, pero eres Alfa y los Alfas son tontos a veces y nunca se ponen a pensar en los omegas, sólo quieren tenerlos y ya, pero hay más cosas detrás de un sí que ellos den, ¡No es tan fácil, eh!


-¿Entonces qué hago? Estoy dando todo lo que sé.


-Pues aprende más. Mira, para empezar, ¿Sabes qué le gusta?


-Hacerme enojar.


-Sí, pero algo que ya le haya gustado antes, no sé, ama los retos, dale algo que lo entretenga, algo que le obligue a demostrar algo, ¿Comprendes?


-No muy bien…


-Sígueme.


Realmente le parecía un buen tipo, de esos alfas respetables que ahora se encontraban en casi ningún lugar, tal vez Tony estaba siendo demasiado testarudo en esa ocasión y no lo culpaba, no con la presión a la que era sometido, así que, a diferencia de Natasha, lo ayudaría de una manera que le fuera útil.


-¿Ves esa caja? –Dijo cuando llegaron hasta una bodega, abandonada, de la base, la caja estaba desgastada en las esquinas y cubierta de una gruesa caja de polvo. –Es una máquina de vapor, siglo XVIII, está en buenas condiciones, está totalmente desarmada y es posible que falten algunas piezas, piezas que ya no existen, y encontrarlas ahora es imposible, tendrá que construir piezas que no se han usado en siglos, ¿Comprendes ahora?


-Pero…No es adecuado… -No entendía, Tony jamás cambiaría su manera libertina de ser, por otra más propia de su estatus.


-Ahí está el problema, no intentes cambiarlo, porque entonces estarías interesado en un espejismo. Y él no es nada de eso, nada de lo que a ti te gusta en los omegas, acepta eso y acéptalo a él, de lo contrario, déjale el camino a alguien más. Pepper lo aceptó, y llegó muy lejos, aprovecha ahora, deja tus prejuicios, si sientes que Tony es demasiado para ti, búscate a alguien más.



Pepper miraba con recelo la caja de metal que reposaba en la mesa principal del taller, no había una carta en papel rosado ni nada parecido, sólo una tarjeta pequeña, cartón blanco y una caligrafía elegante, donde se escribía el remitente y destinatario. Arrugó su precioso cutis cubierto de pecas, debía deshacerse del regalo, inmediatamente. Steve había encontrado el truco.


-Pepps, ¿Has visto dónde a Bruce? Nunca llega tarde y mira, 8 y media. –Acababa de dejar a Peter en la escuela, y esperaba hacerse unos nuevos análisis a primera hora, como cada inicio de mes. -¿Y la caja? –Perdió la noción de su asunto principal, notaba a Pepper tensa. -¿Sucede algo? –Alzó la ceja y se acercó a la mesa. Era una caja especialmente grande y probablemente pesada, bufó ante la tarjeta que se le había presentado y Virginia sintió que había ganado, estaba por ofrecerse a deshacerse de ella, pero Tony la abrió.


Su sonrisa fue tenue, acarició las piezas con suavidad, para evitar maltratarlas más de lo debido. Eran preciosas, un monumento, por supuesto que las reconocía. –Que lo etiqueten como contenido frágil y las envíen a casa. 

Notas finales:

Los quiero tanto, que hice dos versiones del capítulo y me terminé quedando con la más trágica.

Gracias por comentars <3

Keep doing it, amo leerlos.


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