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Los Alfas del señor Stark por Evanences

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Capítulo 5: Desastrosa alineación.

La relación entre Gwen y Peter se había concretado, su padre se encontraba satisfecho y tranquilo de haber conocido a la familia que pretendía a su hija, y Tony se encontraba tranquilo por ese lado, confiaba totalmente en Peter.

Su viaje en Londres tardó acerca de un mes y medio, sin darse cuenta, se encontró extrañando al capitán, se reprimió inmediatamente y pasó el resto del día con un montón de cosas en la cabeza, en las que definitivamente no admitía al rubio.

En su regreso, no se reportó inmediatamente, necesitaba tiempo para sí mismo, y una vez que se cercioró que Peter estaba bien y que se encontraba en la quinta nube, se sirvió una copa de coñac, fue hasta su cama y prendió un cigarrillo, no, no era bueno para su salud nada de lo que se encontraba haciendo, ni siquiera la hamburguesa grasienta que se comería más tarde, ¿Y qué? Total, la vida era una constante serie de acciones limitantes que le alejaban de la muerte. Iba a morirse, probablemente antes de todos los seres queridos que conocía, al menos quería llevarse un par de gustos consigo.

En sí, su vida había sido un disgusto, a sus padres no les recordaba, sólo sus nombres y un par de rostros difusos que casi nunca estaban en casa y que a veces olvidaban como se llamaba, no lloró cuando recibió la noticia de su muerte, tampoco se alegró, fue un reacción indiferente la que sintió ese día, continuó sus actividades rutinarias y no dijo nada más.

Su adolescencia fue un encadenamiento de escape y huida, de temor y llanto, cosa que no cambio, hasta que conoció a la tía May y a Peter, ahí comenzó a tomarle sabor a la vida, luego  del contacto de SHIELD, la llegada de Loki…

Estaba enojado, sentía que lo bueno de la vida le había durado muy poco, eso le hacía un escozor húmedo en los ojos, no era justo, nada ni nadie era justo, bebió aprisa, y pronto se halló bebiendo directo de la botella. No quería saber nada.

Eso era uno de sus secretos, de los cuales, tal vez ni Peter ni Natasha estaban enterados, su vicios, a los que recurría cuando el peso de su persona era demasiado, para luego arrepentirse al día siguiente por acortar su vida y recriminarse que era un maldito egoísta.

Se detuvo cuando la botella estaba a la mitad, estaba mareando, y feliz, ¿Por qué había estado llorando antes? ¡Quién sabe! Se removió en la cama, entre risas inaudibles, pero se sentía tan bien estar ajeno de los problemas. Era como un muñeco que estaba siendo estrujado hacia diferentes direcciones. Ese día, volvió a dormirse sin necesidad de pesadillas de por medio, cuando estaba así, ni la arritmia podía despertarlo; pero al parecer el timbre sí, porque no dejaba de sonar, una y otra vez, incrementando su dolor de cabeza con el que había despertado desde el primer pitido.

¿Dónde estaba Peter? ¿Por qué alguien no abría la estúpida puerta? Se levantó con todo el mal humor del mundo y tardó varios minutos en recordar el camino hacia la puerta principal, en momentos como ese, recordaba que debería contratar personal de servicio para que se quedase de planta, pero bien sabía, que en medio de su ebriedad, olvidaría por completo esa idea.

Estaba seguro que Jarvis intentaba comunicarse con él, pero sólo escuchaba una voz, agradable, a su alrededor, pero no podía concentrarse en ella, estaba demasiado ocupado en ese instante, intentando que el piso se mantuviera en su lugar, generalmente, cuando bebía, se quedaba en cama y no lidiaba con su cuerpo adormecido.

Abrió la puerta, sin siquiera fijarse quien era su visitante, la escuchó cerrarse, y un diálogo que requería su presencia, pero él lo ignoraba, aun más cuando ese aroma deliciosamente fuerte llegó a él, sonrió, adormilado e intentó caminar hasta la fuente, cayéndose en el intento.

-¿Tony? Ey, ey…-Steve no esperaba encontrarlo en ese estado, la caja de pizza había quedado olvidada, junto a la caja de cervezas, en el suelo, se había hincado junto a él y ahora le sostenía. -¿Qué sucede? –En tanto, el aroma de Tony, no era como el que recordaba, siempre tan plácido, calmado y seguro, era como oler picante, y se sentía. Decadente.

-No, no…-Negaba, moviéndose, rehusándose a que el otro intentará ponerlo de pie. –Shhh, déjame aquí, me gusta estar aquí.

-¿En el suelo?

-Así mis padres no me ven y eso es bueno.

-Eh…-Steve detuvo sus movimientos, Tony realmente estaba en otro plano en ese momento, y por la manera en que se reía y le decía que se agachase igual a él, denotaba que tan lejano estaba de la realidad. -¡Agáchate!  -Le pidió con más ahínco y Steve tuvo que ceder.

-¿De qué nos escondemos?

-De Howard. –Susurró, qué extraño, Steve personalmente lo había conocido, y por supuesto que era un hombre que llegaba a ser arrogante la mayoría del tiempo, pero era buena persona a fin de cuentas.

-¿Qué tiene Howard?

-Si me ve luego se molesta y estoy harto de escuchar sus regaños.

-Oh…Debe de tener mucho trabajo y esta estresado.

Entonces, Tony comenzó a reír, francamente divertido con lo que el rubio pensaba, qué lindo, pero iluso era.

-Algo así, está batallando para encontrarme una pareja adecuada, creé que sería mejor si me compromete con una persona mayor y de su confianza. –Le confiesa y Steve no puede sentir más que una profunda rabia y decepción, peor no le interrumpe. –Se llama Obadiah Stane. –Steve entrecerró los ojos, por supuesto que le conocía, tenía la edad de Howard, quizá mayor, ¿Qué clase de padre hace eso con su hijo? Como defensor de omegas, que aún era, podía tolerar bastante cosas, que trabajaran en labores que antes él consideraba inadecuadas, está bien, está bien, salir de noche con otros omegas, está bien, está, relaciones antes del matrimonio y con un alfa o beta que no fuese su futuro esposo u esposa, pues no era asunto suyo, así que no opinaría al respecto, pero, ¿Forzarlos a casarse con una persona mayor a ellos, por conveniencia? Era inaceptable. –No me agrada, no me gusta cómo me mira, y está feo. –Sentenció en una risilla traviesa, Steve le miraba con ternura y piedad, ¿Cuántas personas conocían esa faceta del castaño? No hizo nada cuando el otro se recargó en él, su aroma más calmado.

-¿Y qué opina María al respecto? –Tal vez era necesario que dijera un poco más, que fuese capaz de sacar aquello que llevaba dentro desde hacía mucho tiempo.

-Oh, le da igual, dice que no importa, porque no puedo tener hijos igual. –Si había tristeza o no, era difícil de juzgar. –Creo que eso me pone feliz, porque igual voy a morirme en unos años. –Bostezó y Steve le pasó un brazo por encima de los hombros, Tony no se hizo resistió tampoco y se dejó hacer.

-¿Por qué vas a morirte? –Si tenía hijos o no, le importaba tan poco en ese momento, lo quería vivo, hablando hasta por los codos, con resto de aceite en la ropa, con su camisa puesta un domingo en la mañana, después de haberse ido a cenar y a bailar el día anterior, para el medio día ir por un helado, recorrer la ciudad, organizar viajes a Europa, sólo para ver a Tony rodeado de esos paisajes que contrastaban su belleza.

-Ah, pues porque mi corazón está roto. –Dijo como si aquello fuese lo más obvio del mundo. –Pero está bien, hice mi testamento desde hace mucho tiempo, al inicio también puse como heredera a la tía May, pero ¿Quién iba a pensar que se iría primero que yo? Mi dulce ancianita, espero que esté bien allá donde nos esté viendo, era divertido espiar chicos guapos con ella desde la ventana. –Steve frunció los labios, en una sonrisa forzada.

-Deberías ir al cama Tony, ven te ayudaré.

-Nope.

-Vamos.

-No.

-¿Por qué no?

Suspiró, entre entristecido y decepcionado por lo que había escuchado, no por Tony, sino por las figuras que había conocido en su pasado y que las tenía muy en alto en su memoria, como grandes personas, Howard ayudándolo siempre y a su esposa metida en organizaciones benéficas, si otra persona, que no fuese Tony, le revelase algo de esa magnitud, se sentiría terriblemente ofendido y hubiera defendido a capa y espada su memoria.

-¿Vas a quererme aun así?

-¿Así cómo?

-Roto, jodido, moribundo, infértil, pero guapo y genial.

-Oh Tony, aun si me dijeras que sólo te queda este día de vida, te seguiría queriendo.

-Qué bueno, porque yo también estoy empezándote a querer.

-¿A penas?

-Sí, no es culpa mía, estás bueno, pero eres molesto conmigo y me recuerdas a papá a veces.

Finalmente, Tony había cedido a ponerse de pie, tambaleante, pero con Steve siempre rodeándole y contándole un sinfín de historias acerca de lo que había sucedido en su ausencia para distraerle, desde que Nat y Bruce estaban pensando en adoptar, que el hijo menor de Clint ya estaba aprendiendo a caminar, que Thor le estaba enseñando a usar una computadora a Loki, todo eso, a Tony le encantaba, porque cumplía su cometido: Olvidar.

Finalmente, le dejó en su cama nuevamente, notó que alrededor de la habitación, habían cajetillas de cigarros, unas nuevas, otras vacías, igual a las decenas de botellas, viejas y recién compradas, con sello o sin sello, caras y baratas.

Steve no entendía, ¿Por qué nadie hacía nada? ¿Al menos estaban enterados? Encontró una furia fría recorrerle, todos le pedían algo, todos estaban ahí, Fury por su ingenio, Natasha por las armas, Bruce por el conocimiento, Clint, no sabía, amistad o algo, Peter por ser su tutor, Loki por Thor y viceversa, pero ¿Quién se quedaba a mirar y a hacer algo al respecto? Necesitaba ayuda y no veía a nadie que se la estuviese dando. Incluso llegó a enojarse consigo mismo, Clint tenía razón, los alfas son brutos a veces, sólo pensando en querer a un omega, pero nunca pensando qué quiere el omega; sólo pensó en tenerlo, jamás se imaginó su estado.

Para cuando quiso hablarle, escuchó sus ronquidos, ligeros y discretos, sonrió, debía de estar agotadísimo, y de aquí a que el alcohol saliera de su sistema, tardaría  algunas horas, era mejor que estuviera dormido, sino hubiese llegado, ¿Qué hubiera hecho Tony? Ese pensamiento le inquietaba, Clint tenía razón, otra vez, debían de proteger al castaño de sus necedades.

Fue a la cocina y luego regresó, cada botella, cada cajetilla, cualquier cosa que le hiciera daño al menor, la fue metiendo ahí, y le importaba una completa mierda que éste se molestara durante la mañana, cuando terminó, la bolsa se llenó y tuvo cuidado de que no se fuera a romper. Finalizando su tarea, se comunicó con Natasha, en ese aparatito completo y de pantalla pequeña. Si quería consejos, acudía con Hawkeye, si necesitaba información, hablaba con Natasha, la pelirroja, aunque quisiese, no le ocultó nada, ¿De qué serviría? Cuando se compra algún producto en la tienda, se debía advertir al cliente que estaba dañado, y que estaría a mitad de precio. Natasha era esa rebaja, que le hacía más sencillo el camino con el millonario.

-Si miras fijamente el teléfono, no va a sonar. –Dijo Thor, casi divertido, con unas pinzas de ropa apretando su nariz, para evitar oler el, según el rubio, pútrido olor que emanaba del pañal del menor de sus hijos.

-Cállate Thor, tú no eres el vidente aquí. –Le señaló, con la mirada aún puesta en el artefacto ruidoso que descansaba colgado en la pared de la cocina, para sorpresa de todos, sonó una vez, y Loki no le dio tiempo a que se escuchara el segundo tono. -¿Sí? ¡Hola, Tony! ¿Por qué no me habías llamado? Eres un… ¿Qué? No, ¡No quiero su estúpido servicio de terné! –Exclamó furioso, cómo si realmente estuviese hablando directamente con el pobre hombre que le había tocado realizar la llamada. -¡No, idiota mortal! ¡Y no me corrijas, si yo digo que se llama terné, se llama terné y punto! ¡No te atrevas a hacer contacto conmigo nuevamente o lo lamentarás, voy a encajarte una estaca justo en medio de tus…! –Thor llegó justo a tiempo para desconectar la línea. -¿Qué te pasa?

-¿Qué me pasa? Loki, ya hemos hablado acerca de tu control de ira.

-¿Cuál ira? ¿Cuál? El humano ese estaba idiota y no entiende que no quiero contratar nada de ese terné.

-¿Internet?

-Lo que sea Thor, a quién le importa.

-Sólo sé paciente y di, ‘’Ya tenemos el servicio, muchas gracias’’ y listo, no hay necesidad de ser agresivos, él entenderá, sólo está haciendo su trabajo.

-¿Gracias? ¿Decirle gracias, yo, a ese plebeyo que no deja de molestarme? ¿Qué te pasa Thor?

El rubio tuvo que sujetarle las mejillas, y acariciarlas con sus pulgares, había sido difícil desde un inicio, la adaptación de Loki a ese mundo no era sencilla y aun pasaban por ese periodo de transición, agradecía que sus hijos, al nacer desde un inicio en Midgard, se encontraban más que acostumbrados a los hábitos que conocían desde siempre, pero Loki no, no hallaba sentido a las cosas más sencillas, como el dinero, no entendía por qué trozos de papel y de metal redondo, valían más que sus propias monedas de oro y plata, no tenía sentido, eso y además de todos esos artilugios que se encontraban por toda la ciudad, incluso su casa, y parpadeaban con luces y de diferentes tipos de cajas salían voces.

-Él no sabe quién eres y de dónde vienes. –Nuevamente, tenía que explicarle, Loki estaba totalmente adherido a su manera de ser y la forma en la que había vivido en otros mundos, y aunque llevase casi años juntos,  era difícil cambiar, pero siempre hacía el intento, por Thor. –Es más, si no quieres decirle gracias, no digas nada, sólo cuelga el teléfono y listo.

-Bueno. –Cedió, vacilante y todavía teniendo el ceño fruncido. –Haré lo que pueda, sino estoy de malas, lo insultaré y maldeciré.

-Está bien, está bien, sólo sé paciente, son creaturas demasiado tontas como para que te pongas a lidiar con ellas. –Eso a Loki le gustó, Thor, aunque siempre fuese tachado de tonto y distraído, podía llegar a ser muy inteligente para tratar con el pelinegro.

-Tienes razón, no están a mi nivel y no me pondré a discutir con ellas, qué desperdicio de mi valioso tiempo. –Contentó, le besó los labios y el otro lo abrazo, suspirando aliviado. SHIELD debería de pagarle extra por mantener a un villano homicida contento. –Pero aún no me llama Tony, ¿Crees que esté bien?

-De no serlo, ya lo sabríamos, tiene más niñeras que tú y yo a la edad de Silverts.

-Cierto, cierto.

Se le notaba más calmado, Thor siempre tenía ese efecto sobre el travieso, quien siempre tenía la cabeza hecha un lío, en medio de sus teorías, sus ideas excéntricas y la constante sorpresa a la que estaba sometido, el asgardiano era un soporte esencial en su vida, no que lo fuera admitir, en público.

-¿Ya se durmió Silverts?

-Sí, totalmente, ayer lloró toda la noche, así que dormirá hasta entrada la tarde.

-Ah…

-Sí…

-Entonces…

-¿Sexo?

-Estaba esperando que lo dijeras, desde que te vi hablar por teléfono.

Para cuando Steve despertó, en el sillón, ridículamente pequeño, le dolía el cuello, se levantó casi maldiciendo por aquello, él tenía planeado dormir algún día en la habitación de Tony, pero demonios, no en ese estúpido sillón, alzó la mirada, sólo para encontrar que el castaño seguía durmiendo, eran poco más de las diez de la mañana, estuvo tentando en despertarlo, pero lo pensó mejor, se miraba como un ángel en medio de su nube. Uno que olía a whiskey, supongo que tiene que desayunar en un punto del día, al menos podría encargarme de que lo haga antes del mediodía. Con ese pensamiento, salió silencioso de la excéntrica habitación, rumbo a la cocina.

Mínimo, había un arsenal  decente en cuanto la despensa, más frutas, verduras y semillas, que carne y lácteos, eso era bueno, lo aprobó, bien, tal vez si comenzaban el día con una sopa de verduras, sí, eso sonaba perfecto, acompañado de un jugo, uno de cítricos estaría bien, y de plato fuerte, tal vez un poco de pollo a la plancha, sí, perfecto Steve, perfecto, era su oportunidad de impresionarlo ahora, y dejar su estómago lleno, en el buen sentido.

Para ser inicio de semestre, la escuela había estado muy floja últimamente, en especial ese día, donde la última clase, el profesor se había presentado como ausente, mínimo, tuvo la decencia de avisar, cinco minutos antes de la clase, entre gritos de festejo, y los más maduros de fastidio, abandonaron el salón de clases, antes y con un día largo por delante, con más posibilidades para aprovecharlo.

-¿Harás algo hoy, Pet? –Preguntó Gwen, con esa sonrisa que hacía que el menor se sintiera en las nubes.

-No tengo un plan definido, sólo el trabajo inicial con los chicos, lo haremos en casa hoy.

-Oh, ¿Puedo ir? Estoy segura de que podré ayudar en algo.

-¿No se molestará tu padre?

-No, confía en ustedes, pero sobre todo, confía en mí.

¿Quién había sido el brillante arquitecto que había decidido diseñar una estufa que más bien parecía una estúpida pantalla, que cuando se ponía en color rojo, se calentaba, así había desperdiciado parte de su guisado principal, cayendo en su camisa, del sobresalto, tanto por lo caliente, como por el reguero que estaba haciendo,  terminó apagando todo. Respirando un par de veces para tranquilizarse y después reorganizando la estrategia, estaba bien, estaba bien, sólo había pasado una hora, Tony seguía durmiendo, podía arreglarlo para entonces, sólo era cuestión de entender esos aparatejos

Se quitó la playera, no importaba, ya estaba sucia y con ella misma limpio el desastre ocasionado en el piso, podía ponerse encima el abrigo con el que había llegado y estaría bien.

-¿Por qué huele a quemado? –Oh, no, sí, esa era la voz de su futuro omega, quien no sonaba precisamente contento, y eso, podía asegurar que no era totalmente su culpa, sino, de la resaca endemoniada que se estaba cargando en ese momento. -¿Qué haces aquí? –Preguntó a la defensiva.

-¿No me recuerdas? Vine ayer a verte…

-¿Y te invite?

-No…

-¿Y por qué viniste? Deja eso ahí y fuera de mi casa, ahora.

-No, bueno, sí, ¡Espera!

Si los demás decían que los alfas eran los únicos territoriales, bueno estaban muy equivocados, los omegas también lo eran, Tony llegó a quitarle el cucharón que hasta ese momento estaba usando. Piso el caldo que yacía en el suelo, frío ahora, lo cual lo llevó a una caída, Steve, por intentar ahorrarle el golpe contra el filo de la estufa, le protegió la nuca con las manos, pero su peso no ayudó demasiado, yendo caer también sobre de él.

-Sí, yo tengo los libros, según yo, aún siguen en biblioteca, podemos ir al estudio del tercer piso, ahí hay espacio y no molestamos a nadie…

-¡Dios Santo! –Mientras Peter explicaba a sus compañeros dónde hacer la tarea, aquella exclamación le hizo voltear inmediatamente.

-¿Qué, qué?

Fue como si el tiempo se detuviera a propósito, para que Peter terminará de olfatear esa esencia masculina y dominante, que en ese momento se encontraba alterada y en su territorio, junto al omega que había reconocido como progenitor adoptivo.

Steve sin camisa, encima de Anthony, quien la bata que llevaba en ese momento se le resbalaba por los hombros, con la cuchara en la mano en modo de defensa, a simple vista, el rubio parecía estar forzándole y él intentando defenderse.

-Niños, no es lo que parece. –Atinó a decir rápidamente, mirando hacia el lado contrario, usando Steve para esconderse, ¡Había dado todo por la reputación de Peter frente a Gwen, para parecer un omega decente! Y ahora…

-Sí, no es eso qué creen. –Dijo Steve, con las mejillas enrojecidas, pero cubriendo a Tony, quién ya le había dado un par de palmaditas para que se levantará, pero no, se negaba.

-Levántate de una vez Rogers. –Le pidió, apretando los labios para que no escucharán el resto.

-No puedo, estás medio desnudo.

-Ni me digas nada, que tú eres el que no trae camisa.

-Mira, por lo menos tuve la decencia de ponerme unos benditos pantalones.

-¿Qué?

Steve no dijo nada más, sólo dio una mirada que escondía una reprimenda, Tony no comprendió al inicio, bajó su mirada y en efecto, notó que sólo llevaba la camisa puesta, bóxers y la bata.

-Oh…

El gruñido de Peter les sacó de su conversación secreta, Tony pasó saliva, Steve también llegó a ponerse tenso, aferrándose a Tony, poniéndolo más nervioso, tanto sus compañeros, como la misma Gwen, se mantuvieron atrás, nadie era lo suficientemente estúpido para meterse en una pelea de alfas.

-Calmados…-Dijo Tony de inmediato, tanto Peter como Steve centraron su mirada en él, lo cual le hizo tomar aire, Peter tenía una posición de ataque, y una expresión feroz en el rostro, cosa por demás extraña, demasiado acostumbrados a su sonrisa amable. –No es lo que parece, yo lo dejé entrar, por trabajo.

-¿Y por trabajo tiene que estar ahí?

-Fue un accidente.

-Ajá.

-Pero no importa, porque Steve va irse de regreso a casa, ¿Verdad?

-¿Sí?

-Ves, dijo que sí.

El ambiente seguía rígido y las cosas debían tomarse con cuidado a partir de ahí, había evitado una pelea, pero cualquier movimiento, aunque fuese de buena intención, podía tomarse como una interpretación de combate, si había sido difícil separar a Peter con Pepper, no se imaginaba que pasaría con Steve.

Steve se puso de pie, lento, Peter lanzó una mirada a sus amigos y ellos se dieron la vuelta inmediatamente, nadie voltearía, no hasta que el castaño menor les diera permiso nuevamente, extendió su mano a Tony, quien la rechazo, poniéndose de pie por su propia cuenta y con la dignidad que le quedaba, acomodándose la bata y evitando la mirada de Pet.

-Bien. –Dijo decidido, di un paso al frente, pero luego recordó su prenda faltante, que recogió del suelo, pero con la frente en alto. -¿Dónde está mi suéter? –Preguntó bajito al omega.

-En mi habitación. –Dijo, mascullando. –Ve rápido.

Fue el momento más incómodo vivido en familia hasta ahora, aún más que el día en que tuvo que admitir que se equivocó en el lanzamiento de un misil, o en el que encontró a Thor a Loki anudados en uno de los baños de SHIELD y tuvo que armar todo un escándalo para que no fuesen descubiertos, hasta la fecha, Tony lo amenazaba con decir algo, sólo para molestarlo, o quién sabe.

-¿Puedo llamarte en la tarde? –Le dijo por lo bajo.

-3 a. m.

-Bien.

Ahora sólo quedaba que Peter no quisiera arrancarle la garganta, el menor tenía su mirada fija en él, amenazante y alerta, Steve no se dejó amedrentar, también tenía esa forma de mirar desafiante.

-Sean buenos…Sigo aquí y a mi corazoncito no le gusta escuchar peleas.

Esa frase, no, esa palabra fue mágica, Peter fue ahora quien tragó duro, y deshizo cualquier ademán provocador, Steve, también, de una u otra manera, mezclaba la conversación de la noche anterior, con ese mensaje sin descifrar.

Al final de ese bizarro encuentro, de principio a fin, es que en el último minuto, Tony tenía una mirada meláncolica, como cuando pasa una estrella fugaz, y el tiempo que se disfrutará observándola, dura sólo un instante, como lo que le quedaba de vida. 

Notas finales:

¿Qué tal chiquitos?


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