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Los Alfas del señor Stark por Evanences

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Capítulo 7: La llamada.


Era oficial y de conocimiento público, que el afamado omega de hierro, aceptase el cortejo de Steve Rogers, y el mundo se encontraba sorprendido, bueno, no, no realmente, era algo que se veía venir desde que se les observó toparse en la salida, el primer día.


Pepper no había reaccionado hasta el momento, supo, cuando vio ese cabello rubio, ojos azules  y sonrisa perfecta, que sus oportunidades se habían agotado. Tuve que encerrarse en el baño, con una bolsa de papel y respirar por medio de ella en repetidas ocasiones, no sólo era el hecho de que Tony tuviese un compromiso formal, sino que la ocasión de la mordida se hubiese echado a perder años atrás.


-¿Pepper? ¿Estás bien? –Ok, sí, habían tenido sus diferencias, y que Peter hubiese salido gravemente dañado de por medio, no quedaba en el olvido, aún sentida un lazo, delgado y frágil que le unía a la mujer, llegó a amarla y estuvo a su lado por mucho tiempo. -¿Puedes abrirme la puerta, por favor? –Con ese tono de voz apacible, preocupado, fue como un latigazo a su consciencia.


-No…-Dijo apenas con un hilillo de voz, ¡Por todos los cielos! ¡Ella era Virginia Potts! ¡Alfa de alto nivel, a cargado por años de una de las más grandes y peligrosas empresas que el mundo hubiera visto! Una de las mujeres más bravías que existían en la actualidad, y de las alfas más codiciadas, según la revista Forbes; entonces, ¿Por qué lloraba?


-¿Nena? –Oh no, no, lo que sea menos ese apodo, detestaba ese apodo, desde que era una niña y no toleraba que nadie le llamara de esa forma, no sin que saliera ileso, pero ahí estaba Tony, siempre tumbando sus barreras y haciendo de nick name, su segundo nombre. –La puerta, Pepsi…


Ahogó una sonrisa amarga, y se talló el rostro varias veces, para disipar las lágrimas, pero terminó dejándose la piel irritada, abrió la puerta con resignación, no sabía si sería capaz de confesarle lo que había hecho en un pasado no tan lejano.


-Dios, no me asustes así. –Suspiró en cuando observó la puerta abrirse, escuchó sus tacones, sin la vitalidad y autoridad de antes, sino cansados y tristes, no pudo hacer mucho después de eso, sólo sintió los brazos de la mujer rodearle, fue ligeramente incómodo, pero al final terminó dejándose llevar por el recuerdo. -¿Qué sucede, nena? ¿Te sientes mal? ¿Quieres regresar a casa?


-Quiero regresar el tiempo, Tony. –Le dijo con suavidad, aun manteniéndolo abrazado. –Quiero cambiar lo que hice.


-Pepper, eso ya pasó, Peter está bien, deja de atormentarte. –Sabía que era eso, sería un asunto que siempre estaría presente entre ambos, aunque no se dijera explícitamente, ahí estaría.


-No, Tony, no lo está. –Ella negó y lo abrazó tan fuerte, que por un momento, temió hacerle daño, se limpió el rostro nuevamente, Tony casi no la reconoció por dos segundos. Su, no, Pepper, no era una mujer que llorase, mucho menos en un baño. –Hice cosas malas.


-Sí, lo sé, lo sé.


-No, no sabes.


Comenzaba a desesperarse, le tomó por los hombros y pasó saliva, armándose de valor, quizá, lo que le dejaría dormir tranquila por las noches, tal vez, eso era lo que necesitaba, decirle la verdad, y si lo perdonaba realmente, bien, y si no…Bueno, ya vería que haría.


-¿Qué pasa?


Preguntó nuevamente, con sus ojos grandes y marrones mirándola fijamente, con sus pestañas tupidas adornándolos, y las cejas perfectas alzándose en confusión, y esa pequeña boca que se curveaba, intentando dar una sonrisa que no lograba dar a luz.


-Peter y yo.


-¿Sí?


-Peleamos ese día.


-No way, Sherlock.


-Es en serio, Tony. Escúchame.


-Eso hago, nena.


La explicación se quedaba atorada en la garganta, y por más que respiraba y se golpeaba el pecho con elegancia, para poder terminar de explicarla, no salía, se quedaba ahí, atascada, apenada y temerosa de verse finalmente expuesta.


-¿Pepper?


-No, nada Tony, sé feliz.


Le besó una mejilla, susurró una disculpa, tomó su bolsa y se marchó, Tony no se movió de su lugar, la siguió la mirada, el pequeño sendero que recorrió, fue hasta el que conducía a la salida principal de la base.



-¿Y se fue?


-Sí, Loki, sólo se fue.


-Qué bueno, no me caía para nada bien esa mujer.


-Siento que me esconde algo.


-No pienses mucho en eso, te pondrá todo nervioso y ansioso, ya te dijo Banner que te hace daño.


-Olvídate de mi órgano vital por tres segundos, me siento preocupado por ella.


-¿Por qué debería? Está grandecita…


-Loki, no seas insensible.


-¿En serio?


-Al menos por cinco minutos, no, al menos hasta que termine la llamada.


-Mira, lo que ella tiene, es culpa, como me la describes, es como se describe de la culpa, tal vez, su cabeza de vacía cabeza de alfa, se llenó con algo de sentido común e hizo un espacio en su estupidez, no se debe de perdonar que haya golpeado a Peter.


-Es algo más, lo siento, mi instinto…


-¿Te conté de qué probablemente esté gestante otra vez?


-¿Qué?


-Creo que sí, no estoy seguro, no sé cómo vaya a reaccionar Thor, ya son cuatro, próximamente cinco.


-¿Y por qué no me habías contado antes? Sabes qué, voy para allá, no te muevas de ahí, llevaré algo, ¿Tienes antojo? ¿Quieres que pase por algo? Sabes que sólo tienes que pedírmelo.


-¿Fresas y flanes? ¿Por favor?


-Eres un manipulador, pero sí, ya voy, ya voy.


Sin embargo, Loki sabía que no era cierto, que por el momento su vientre estaba vacío y su celo muy lejano, tanto Thor y él habían llegado a un acuerdo de sexo seguro y que no habría más bebés, la menos, hasta el próximo siglo, tenían miles de años por disfrutar, y tal vez en ellos, podría haber más hijo, no obstante, por ahora tenían suficiente con Reyiris,  Vicrán, Sindra, y Silverts. Tuvo que llamarle a Thor, y advertirle, si Tony mencionaba algo acerca de un bebé en camino, que dijera sí a todo, él como su fiel cómplice, aceptaría formar parte de cualquier extrañeza que se le ocurriese al de ojos verdes. No importaba, lo que fuese para que Tony olvidara el asunto de Pepper, si ella había terminado acobardándose y decidido guardar el secreto, perfecto, él no diría nada, ni Thor, o mucho menos Peter.


-Vine lo más rápido posible. –Su pecho subía ligeramente más acelerado que lo común, parte al ejercicio que había cometido y parte a la emoción de tener otro sobrino. –Traje cuatro cajas de pizza para los niños, dos cubetas de helado, 7 kilos de fresa y dos flanes grandes.


Loki abrió la puerta con una sonrisa en el rostro, tenía a Silverts dormitando en el pecho, envuelto en sus sábanas verdes y en su clásica aura de tranquilidad y confort que le brindaba Loki. Era lo suficientemente tarde como para que los mocosos estuviesen en la casa, pero lo suficientemente temprano como para que Thor siguiera en el trabajo.


-¡Tío Tony! ¡Tío Tony! ¿Por qué no había venido? ¿Acaso no nos ama ya?  –Fue lo que dijo primeramente Vicrán, quién no dudo en colgarse de los brazos del castaño, ahora con una técnica especial, siendo hijo de Dioses, tenía como herencia la fuerza inmensa de Thor.


-Vic tiene razón, tío Anthony, contéstenos, ¿Por qué no viene a vernos? ¿Acaso su corazón tiene otros intereses? –Sindra se unió al interrogatorio, que a Tony le parecía adorable.


-¿Otros? ¡Díganos ahora y nosotros mismos nos encargaremos de hacernos un lugar nuevamente, a base de sangre y venganza! –Para dar más énfasis a sus planes, alzó la daga, que quería pensar, era de juguete.


-Vaya, Loki, los has educado bien, son igual de dramáticos que tú. –Era ayudado por Reyiris, esa chiquilla linda, la combinación perfecta (y peligrosa) entre fuerza y astucia, ella misma cargaba las 4 cajas de pizza, y las cubetas de helado, como si se tratase de unas cuantas plumas.


-Disculpe a mis hermanos. –Habló la futura jovencita, quien desde ese momento era un reflejo femenino e infantil de Loki. –Le extrañamos mucho.


-Oh, preciosa. –Tony le revolvió el pelo, el hombre ya se encontraba en la cocina, sin llegar a cohibirse por estar en una casa ajena, al contrario, fue pasando los platos a los niños menores y ellos fueron acomodando la mesa. –Lo que pasa es que he estado ocupado un poco, sabes cómo es la empresa.


-Ajá…-Loki había dicho eso en un tono malicioso, alístate para la guerra, Tonito.


-¡No es cierto! ¡Huele diferente!


-¡Huele a alfa! ¡Ew!


-¿Peter sabe de esto?


- ¡Debemos decirle a Peter!


-¿Cómo pudo hacernos eso? ¡Ni siquiera nos preguntó!


-¡No puede, no puede!


Tony se pasó, intentado ocultar su sonrisa, el dorso de la mano por el rostro, mierda, mierda, esos niños serían su perdición, eran alfas, y eran una versión extendida de Peter, siempre tras él, oliéndolo y asegurándose de que nadie estaba con él, hasta ahora, no habían conocido ningún aroma, que no fuese el de Peter, sobre su piel, así que no sabían cómo reaccionar con la esencia de Steve.


Reyiris, quien  no sólo era la hija de Loki, sino también su compañera y cómplice, sabía de qué alfa se estaba hablando y al parecer, era la única persona cercana al castaño que le agradaba genuinamente Steve, aunque no lo conociese, sabía que era buena persona, eso la hacía especial, Reyrirs veía cosas. Así que no podía más que reír maliciosa cuando encontraba a Tony en aprietos.


-¿Y a ustedes qué? Sí, mocositos molestos y entrometidos, estoy saliendo con un alfa, guapo y mandilón. –No podía creer que estaba explicándole su vida amorosa a un par de niños que no entraban ni a la escuela elemental. –Se llama Steve. –Se sentó con fuerza en la silla y mordió la rabanada.


-¿Por qué no lo conocemos? –Preguntó Sindra, atiborrándose la boca, ganándose una mirada poco aprobatoria de su papá, lo cual le hizo al instante, comer con más calma.


-Exigimos una audiencia con ese tal Steve, debemos asegurarnos de que es un pretendiente digno y a su altura.


-¡Sí! ¡Muerte a Steve!


-¡Muerte a Steve!


-¡Muerte a Steve!


-Loki, maldición, no los alientes.


-Muerte a Steve. –Había sujetado el bracito pequeñito de Silverts e imitado una voz infantil, dando a entender, de que si el menor tuviera más edad y consciencia, también se encontraría de acuerdo con la disputa.



Eran casi las 3 y media de la mañana, Tony se había instalado en la sala, con el cobertor más grueso que encontró y su almohada en forma de destornillador, Peter en ese momento se encontraba patrullando, sabía que sería un noche diferente y pesada, razón por la que había enviado a Jarvis, (en secreto) como respaldo, siempre le daba esa paranoia de que algo fuese a pasarle, era un héroe joven, y los héroes jóvenes siempre son propensos a errores, por el momento, no quedaba más que aguardar por su regreso, tenía un kit de primeros auxilios preparado en la mesa, nunca estaba de más.


Había pasado un tiempo considerable jugando y perdiendo el tiempo con su celular, intentando evadir cualquier pensamiento que involucrara a Pepper, cuando abandonó la casa Odinson, y la fiebre del bebé bajó, su recuerdo llegó de golpe y no pudo evitar sentir una terrible culpabilidad, dejarla ir así. Era una persona despreciable. Se disponía hablarle a la tía May, buscó su número y oh…Recordar eso también había hecho que su miseria creciera y cualquier rastro de sueño que aún morara sobre su cabeza se esfumó.


El solo épico de la guitarra eléctrica que tenía por tono de llamada, sonó, sobresaltándolo, y casi haciendo que tirase el celular, demonios, pensó cuando su corazón comenzó a agitarse peligrosamente, mierda, mierda, ¿Qué estaba pasando? Era un episodio, pero no comprendía, ¡El último fuerte había sido hace años! Se preveía como una réplica que le dejaría en el hospital por meses, pero, así como llegó, se fue. Como si fuese una advertencia.


-¿Hola?


-¿Steve?


-Sí, ¿Cómo estás?


-Eh, bien.


-¿Te desperté?


-No, no, sólo, eh, esperaba  a Pet.


-¿Estás bien? Suenas agitado.


-Estaba haciendo ejercicio.


-¿Y eso es recomendable?


-Sí, sí, es bueno para los músculos.


Anotó mentalmente hacer una cita de emergencia con Bruce, tal vez su deterioro se estaba adelantando y eso le hacía sudar frío, era una desesperación tormentosa que le embargaba tácitamente.


-¿No puedes dormir tampoco, ah?


-No, cuando Peter no está, me siento incompleto.


-Eres una mamá tierna.


-Gracioso, capitán.


-¿Tu humor también funciona así en las noches?


-Vas a comprobarlo mañana.


-Tengo miedo desde ahorita.


-¿Ya sabes usar tu celular?


-Sólo se apagó y no prendió otra vez, así que compré un teléfono fijo, es más accesible.


-Creo que deberías cargarlo.


-¿Cómo?


-El celular, te llega en una caja, ¿No?


-Sí.


-Bien, en la caja hay cables, con dos entradas, uno la tiene el celular y el otro es para que se conecté a la corriente, ¿Lo hiciste, no?


-…


-Está bien, tardé meses con Loki, podré contigo.


-Está bien, es raro, no tiene botones.


-Actualmente, ningún celular tiene.


-Oh…


A Tony le gustaba esa fase del rubio, ingenua, le daba la sensación de que le necesitaba, hasta para entender cómo usar un dispositivo móvil actual, cosa que un niño de dos años ya era capaz usar. Era lindo.


-¿Qué no te deja dormir a ti?


-Tengo mucha energía por las noches.


-¿Es una propuesta?


-Tony, por favor.


-Oh, ¿Es un sí?


-No es buena idea.


-¿No te dan ganas?  A mí sí.


-Steve tuvo que cubrirse con las sábanas por completo, tenía las mejillas en un precioso color rosa, que no iba a admitir, ¡Qué atrevimiento! Y no es que no quisiera, sólo, eh, bueno, no había estado con un omega antes, no uno varón, y no sabía cómo ‘’funcionaba’’ eso. Le ponía nervioso arruinarlo y que Tony lo recordara hasta el día de su muerte.


-¿Sigues ahí, Steve?


-Sí.


-¿Entonces? ¿No se te antoja venir a mi departamento? Estoy solo hoy…


-No, bueno, sí, pero no todavía.


-Estoy quitándome la pijama ahora mismo.


-Tony…


Mientras hablaba, se dirigía a su habitación, lo último que quería era que Peter llegara en medio de una plática erótica, suficiente tenía con el capítulo de la cocina, hace algunas semanas.


-¿Qué dices capitán? Combinas con mis sábanas.


-No creo que pueda controlarme y no dejarte marca.


-Podemos tener sexo seguro por teléfono entonces.


-Bueno, pero deja jalo el cable.


-Oh honey, vas a terminar jalando otra cosa, créeme.


Ahogó una sonrisa contra su palma, mientras se acomodaba en la cama, no había absolutamente nadie en la casa, vivía solo, y aun así, sentía su pudor atacándole, como un adolescente masturbándose en el baño y con una revista de playboy, tomada ilegalmente.


-¿Qué hago?


-Tu mano en…


-Sí, sí, ya sé donde, no lo digas.


-Agarre el mástil, capitán.


-Hecho.


-Pasa el pulgar por la punta, imagíname ahí mismo.


-¿Cómo haces que me ponga así de duro en menos de dos minutos?


-Encanto natural.


Steve realmente supo que estaba perdido, cuando escuchaba un ruido húmedo del otro lado de la línea, seguido de la voz de Tony, quien gemía, despacio y en un tono bajo, casi imperceptible, hizo inmediatamente que su temperatura incrementara, no tardó mucho en pasar con casi desesperación, su mano por toda la extensión, en un vaivén apresurado, ¿Hace cuánto tiempo que no sentía esa clase de placer? ¡Años! ¡Décadas! Y mentiría si dijera que no se sentía en el cielo en ese momento.


Bueno, tal vez si se mentía, porque no llegó a sentir el cielo, el verdadero paraíso, cuando escuchó su nombre entonado de la manera más erótica posible, gruñó cuando se vino y casi se asusta por la cantidad que había estado guardando.


-Haremos esto diario, te lo juro, terminarás en una silla de ruedas.


-Vaya, creí que era el único sucio de la relación.


-Te sorprenderías.


-Sorpréndeme…


-¿Tony? ¿Sigues despierto?


Aquello había hecho que ambos se sobresaltaran y poco después soltaran una carcajada que les fue muy difícil de mantener oculta. Steve se separó unos momentos de la bocina, y luego pegó el aparatejo lo más posible a su oreja, necesitaba saber en qué terminaría todo eso.


-Sí, Pet, ya voy.


-Huele raro.


-Espérame en la sala, por tu bien.


-¿Qué hiciste?


-Nada, ve a la sala Petie.


-Sí Pet, ve a la sala. –Habló Steve. –Ya quiero ver cómo le explicas esto.


-Pues, a diferencia de ti, tiene muy en claro las abejitas y la miel.



Steve se sentía realmente feliz en esa relación, que sólo pudo verse opacada cuando Tony le informó que había ido a una cita de urgente con Bruce, al parecer, algo estaba yendo mal, ‘’más mal’’ el proceso de deterioro se encontraba acelerándose y eso les había dejado un mal sabor de boca, uno al que tendría que acostumbrarse.


Ese día se habían concentrado totalmente en sus actividades laborales, y cuando fue el break time, se sentaron juntos en una mesita a devorar su almuerzo, el desánimo se les notaba con tan sólo una mirada, y eso sólo pudo menguarse en un abrazo apretado, donde las lágrimas iban a parar al pecho de Steve, junto a unas lindas palabras, que sabían que no cambiarían nada, pero que hacían del golpe algo más llevadero.


-¿Quieres que me quedé hoy contigo? También puedes ir a mi departamento.


Tony sonrió, más cuando dejó que se recargará en él, buscando refugio, que no tardó en hacerse notar cuando Steve guardó silencio y no le presionó a hablar, la muerte se encontraba entre sus hombros y era un hecho algo (muy) intranquilizador, supuso que antes podía llegar a manejarlo, si moría antes del tiempo señalado, estaba bien, tenía planes para Peter, custodia múltiple, todos sus compañeros cercanos de trabajo, Loki y Thor  a la cabeza, podrían hacerse cargo de él, brindarle lo más importante: Amor y cuidado, Peter tendría dinero suficiente que no podría gastarse en esa vida, por un lado, eso lo calmaba un poco, preocupándose muchísimo más por el ámbito sentimental.


Pero, ¿Y Steve? Si fallecía ahora, ¿Quién se haría cargo de él? ¿Quién curaría la herida que él iba a dejar cuando la hora, cada vez más cercana, final llegará? eso lo hacía ponerse aún más triste.


-Me encantaría, pero con lo que sucedió ayer…Terminarás brindándome otro tipo de apoyo, que también me encantaría.


-¿Te asusta el hecho de que te marque?


-No realmente, si algo llega a pasarme, ¿Sabes que tengo una manada de Dioses atrás de mí, no?


-Y aunque no los tuvieras, te cuidaría el doble.


Finalmente, habían puesto una fecha al día de la marca, tres meses, tres meses para arreglar absolutamente todo lo que conlleva, casarse, básicamente, el vínculo era muchísimo más fuerte que cualquier papel firmada y archivado por el estado, sería una boda preciosa, Steve quería muchas fotos para colgar en su casa, las vería todos los días, para que el recuerdo de Tony jamás se apagara, quizá en una compensación inconsciente para su legado inexistente. Se rompió una taza y cada quién para su casa, lo mejor sería poner tierra de por medio y cuidarse de las tentaciones, querían hacer las cosas bien.


Razón por la que había estado horas extras en el gimnasio, intentado aplacar el deseo y la energía extra en un método igualmente agotador, iba por su séptimo saco de arena, cuando el teléfono, con la batería al tope esta vez, sonó.  Tardó casi un minuto en contestar efectivamente, el número en la pantalla le resultó desconocido.


-¿Quién habla?


-Ah, señor Rogers, ¿Cómo se encuentra hoy?


En esa voz no había absolutamente nada de cordialidad, todo lo contrario, le erizó los vellos y le hizo sentir incómodo y alerta. Alfa detectando enemigos.


-¿Quién habla?


-Es de mala educación responder preguntas con otras.


-Es de mala educación llamar a esta hora.


-Bueno, me disculpo entonces, pero, supuse que querría saber cualquier información que pusiese en peligro a su omega, ¿Me equivoco?


¡Qué hombre tan ruin!  Cerró los ojos, procesando su posición, debía de ser, mínimamente, cortés, cualquier insulto, cualquier pérdida de control, sería un movimiento estúpido.


-No se equivoca, ¿Qué se le ofrece entonces…?


-Supongo, también, que está demás decirle, que una palabra de esto a SHIELD y sería la sentencia mortal hacia el señor Stark, ¿Cierto?


-Totalmente, no le haga daño, no se encuentra muy bien de salud.


-Mi intención no es matarlo, sólo sigo órdenes, las mismas que espero usted obedezca.


-Todo oídos.


-Perfecto, adoro su disposición, por el momento, necesito que vaya a la siguiente dirección, no se desvíe, no llame a nadie, lo quiero ahí en cinco minutos, un segundo más y mañana me encargo de enviarle un cadáver, ¿Estoy siendo claro?


-Sí señor.


-Excelso, ahora, enviaré un auto por usted, no haga nada estúpido, reitero, no llame a nadie, no le diga a nadie de su situación, cualquier persona que intenté comunicarse con usted, o cuelga, o se inventa algo, nada más. Estará siendo vigilado, así que guárdese sus demostraciones heroicas.


-Comprendido, haré exactamente lo que se me pide.


-Una vez que esté dentro, ellos les indicará en donde, usted subirá al último piso, sólo antes de haber activado el código de emergencia, que también se le dará en el automóvil. Eso es todo por el momento. Suerte, capitán.

Notas finales:

 alexayaoi23: 

Muchas gracias linda por tus comentarios <3, Aquí está.


 Tasha Stark Rogers

¡Gracias! Te juro que casi me sonrojo con tus palabras <3 Espero no decepcionarte.

Eve: 

<3 Loki es una divaza, tenía que ponerlo de esa manera, y en efecto, quise quitar ese estereotipo, es muy aburrido y espero hacerlo bien <3.

Anónimo: ¡Hijole! Pues veremos qué pase.

Anónimo: ¿Verdad que sí? ¡El omegaverse es hermoso!

G:

Gracias <3 por tomarte el tiempo de leer y comentar.

Damocles: 

¡Aguántese!

Tony:

¡A todos nos duele!  A mí también, pero me agrada :a

...

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Muchas gracias por el apoyo, son un amor y me inspiran a seguir creando, en un par de horas habrá actualización de SOTC.

Besos.


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