Capítulo 2: Juegos sexuales
El cielo oscureció pues había caído la noche en la tierra. Kagaho permanecía en el techo de aquel castillo, como vigila, cercano a la habitación de su querido rey, pero sus pensamientos no dejaban de torturarlo. Volver a ver a su hermano… y despedirse de él, verlo llorar… incluso con su corazón de espectro aquellas cicatrices comenzaban a abrirse. No quería recordar… Aunque a pesar de todo el dolor, ahora Sui era otro ángel en el lienzo de Hades, otro más quien fue salvado para no sufrir en el infierno. Hades había cumplido su promesa.
El joven Bennu recordó como sujetó la muñeca del Dios violentamente, pues luego de aquel encuentro con su pasado había perdido el control de sí mismo. Cerró los ojos con pesar y sintió el viento frío en su rostro. “Quizá lo lastimé.” Pensó. Observó la ventana no muy lejana de la alcoba de Hades, sin moverse de donde estaba. Era tarde e incluso en el castillo había un silencio sepulcral pues no esperaban nuevos intrusos. Kagaho no soportó el remordimiento y decidió buscar al joven rey.
Frente a la puerta del rey del inframundo siempre había algún espectro vigilando. Este vio a Kagaho y ambos hicieron una leve reverencia. Al espectro le pareció extraño la visita de Bennu a esa hora, incluso para él, que a todos les era sabido que era el más cercano a Hades, era extraño. Sin embargo, le dejó pasar.
- Señor Hades, Kagaho de Bennu. –anunció el espectro vigilante.
Hades se había cambiado con una túnica igualmente gris pero mucho más delgada y solo era esa pieza y la cinta de tela rojiza con la que la amarraba, el resto de su cuerpo permanecía desnudo. El chico se encontraba pintando silenciosamente como era costumbre cada noche. Cerró los ojos sonriendo.
- Claro. –respondió sin detener sus trazos en la pintura y sin mirar.
El joven Bennu atravesó la puerta y el otro espectro cerró, volviendo a su lugar anterior.
- Te has tardado. –mencionó Hades, moviendo sus manos ágilmente por el canvas.
- Quería disculparme por mi error de esta tarde –dijo firmemente el espectro. Se acercó a donde estaba el Dios y como siempre se arrodilló.- Lo siento mucho. –intensificó la reverencia. Hades detuvo su pincel y se giró a ver al espectro.
Permaneció en silencio por unos momentos hasta que por fin habló a desesperación de Kagaho.
- Se cómo te sientes, Kagaho. Volver a ver a tu hermano y tener que despedirte… es algo muy cruel. Incluso para nosotros los pertenecientes al inframundo.
Hades soltó su pincel, dejándolo al lado y se acercó al espectro. Acercó su delgada mano al de cabello azulado y la posó en la mejilla.
- Puedo sentir tu dolor. –susurró el joven Hades con tristeza. – Y el miedo que tienes por el destino de Sui. Kagaho ¿No confías en mí?
- No es eso, señor Hades, sabe que yo lo seguiré hasta la muerte, ese es mi destino. Pero… no quiero que mi hermano vuelva a sufrir… jamás.
- Él está tranquilo ahora, en el lienzo perdido. Allí no hay sufrimiento, solo paz. Tenlo por seguro. –le sonrió cálidamente al espectro. - ¿Acaso no he cumplido con mi deuda?
Bennu levantó la vista con la mano de Hades aun en su rostro y luego se incorporó abruptamente. Sujetó la muñeca de éste, pero esta vez con suavidad.
- Claro que sí, es por eso que confío en usted ciegamente. –contestó de una forma suave. Los ojos de ambos permanecían pegados en el otro. – Usted… -sin pensarlo sujetó la otra muñeca del más joven quien se sorprendió- me devolvió a mi hermano y le dio la salvación que me prometió para él.
Poco a poco habían retrocedido al muro detrás del Dios. En el rostro de Hades apareció algo parecido a un sonrojo, pero la oscuridad de la noche no permitía apreciar ese color.
- Kagaho… -susurró débilmente con la vista fija en su guardián.
- Gracias… -fue lo último que el de armadura oscura logró pronunciar antes de cerrar los ojos y dirigirse a los labios de Hades.
El joven rey se sorprendió y permaneció aprisionado de las muñecas por el más alto. No pudo evitar sonrojarse y cerrar los ojos con algo de fuerza. De sus labios escapó un leve gemido al sentir el sensual y profundo beso del moreno. Por la cabeza de Kagaho no parecía correr algún remordimiento y tampoco consciencia, pues se encontraba absorto en los hermosos y deliciosos labios de Hades. Escuchar ese gemido y no recibir negación alguna solo lo provocó más y acercó al Dios totalmente al muro para después atraerlo firmemente por su delgada cintura. La respiración de Kagaho se agitó de sobremanera y soltó por un breve instante aquel beso.
- Lo siento-susurró con la voz ronca y se aventuró al cuello blanco del pelinegro.
-¡Ah! –el joven soltó un gemido un poco audible y resopló mientras sus mejillas se tornaban más rojizas. – Kagaho… Q-que haces…
Bennu no respondió, ni siquiera lo escuchó pues se encontraba disfrutando de esa suave piel en sus labios. Mordió suavemente el cuello del menor y después lamió largamente, dibujando una línea desde su clavícula hasta su oreja izquierda.
- A-¡ah!… -el menor tembló y sintió como el espectro de pronto le sostuvo las piernas y las subió a su cadera, tocándolas a su paso pues éstas permanecían desnudas. Sin querer arrojaron el caballete de madera al suelo en el acto. Entonces el joven de ojos azules se sostuvo de los hombros de su guardián, mientras éste comenzaba a jugar con su lengua en la oreja del Dios, por otro lado colaba una de sus manos para palpar sus muslos hasta llegar poco a poco a sus glúteos.
- Discúlpeme, señor Hades…- aunque sus palabras lo dijeran, sus acciones eran totalmente lo contrario, quizá era solo la culpa por no poder detenerse la cual le hacía decir aquello.
Hades permanecía con los ojos cerrados y abrazándose suavemente de Kagaho cuando el espectro abrió su túnica y comenzó a buscar sus pezones con lujuria para luego besarlos y jalonearlos con poca paciencia. Hades lanzó un gemido más sonoro y sintió su miembro endurecer más. Fue entonces cuando el chico no aguantó más y de un toque hizo desaparecer la armadura de Bennu. Ahora el mayor estaba en sus ropas habituales. Hades no quería abrir los ojos pues se encontraría con la mirada de su espectro y entonces perderían ese momento, prefirió continuar sintiendo sus caricias. Ahora que Bennu no tenía su armadura podía sentir el endurecimiento de su miembro claramente rozando en su muslo. Kagaho abrió los ojos y cargó rápidamente al Dios hasta dejarlo caer en su cama. Hades abrió los ojos, aún sonrojado, y se observaron silenciosamente. Ambos pensaron que era el momento de detenerse. Pero el deseo pasó esa barrera y Kagaho se puso encima de Hades, abriendo las piernas del menor a su paso. Se acercó lentamente al chico agitado y lo besó incontrolablemente. El menor respondió de igual manera y Bennu introdujo su lengua en la boca de éste. Saboreó su saliva y apretujó la lengua de éste con sus labios. Mientras sentía como el de ojos azules comenzaba a relajarse, aprovechó para colar su dedo medio en la entrada del menor.
- ¡¡Ah!! Kagaho –gritó impúdicamente y se arqueó un poco.
- Tranquilo… no lo lastimaré.- mencionó deseoso el espectro e introdujo el siguiente dedo.
- ¡Ah, aah! ¡No! Por favor… Me duele… -el pequeño comenzó a sudar. Kagaho alcanzó el rostro de Hades con la otra mano y comenzó a acariciarlo para que éste se relajara. Comenzó desde su mejilla y bajó por su cuello, luego pellizcó sus pezones lo cual excitó al Dios nuevamente. Se acercó a besarlo y comenzó a mover ambos dedos en pequeñas embestidas, intentando dilatar al menor, quien soltó nuevos jadeos y gemidos al sentirse excitado. Su entrada comenzó a estar más cómoda y pronto el dolor desapareció dejando únicamente el placer en cada roce. Las pieles de ambos estaban ardiendo y sudando más. La estrella de Bennu no aguantaba más, quería poseer de una vez por todas aquel cuerpo tan hermoso, quería penetrarlo, quería sentir aquella estrechez. Mordió el mentón del Dios y lo lamió mientras acomodaba su pene en la entrada del menor. El Dios se tensó un poco al sentir el roce del miembro y su líquido pre-seminal. Kagaho lo miró a los ojos y le sonrió intentando tranquilizarlo. Sujetó la cadera de Alone y comenzó a meter su grueso miembro lentamente.
El joven Hades abrió los ojos y jadeó sonoramente.
- ¡A-ahh! ¡Ah! –se quejaba por el dolor pero al mismo tiempo le agradaba y le excitaba sentir el pene del mayor adentro. - …Kagaho –susurró con el rostro enrojecido por el calor del ambiente. Tembló un poco cuando el mayor comenzó a dar vaivenes lentos dentro de él. - ¡¡Ahh!! –volvió a gritar y Kagaho pareció alentarse con ello, con lo cual comenzó a moverse más rápido. Mientras más rápido era el movimiento más se excitaba el de cabello largo y comenzaba a acompañar esos vaivenes con sus caderas, haciendo la penetración más profunda.
- Ah… -jadeó roncamente el espectro y apretó los muslos del menor. De pronto empezó a empujarse violentamente contra él haciéndolo vibrar y gritar del placer.
- ¡Ah! ¡Aaa-ah!! Ka…kagah… ¡Hmmn! ¡Ah! –de pronto comenzó a arquearse y su semilla se vino en el acto. Esto hizo que se contrajera, apretando así el miembro del peliazul, con lo cual sintió mayor placer y también se vino deliberadamente dentro de su Dios.
Ambos estaban agitados y sudorosos y sus ya notablemente bajos jadeos comenzaban a desaparecer. Aun no se atrevían a mirarse el uno al otro. Nadie sabía que pasaría luego de aquello. Kagaho salió del interior de Hades cuidadosamente y se sentó a la orilla de la cama. Justo en ese momento había recuperado la consciencia de todos sus actos. Podía escuchar la respiración jadeante y frágil de Hades a su lado. Incluso en ese momento le parecía excitante, pero estaba bastante preocupado que no podía decir una palabra.
- Kagaho… -habló el pequeño, obligando al otro a verle, pero el Dios había escondido su rostro girándolo.
- …¿Si?
El menor no pudo contestar, sino que se limitó a extender la mano al mayor. Kagaho se sorprendió. No sabía que significaba aquello, pero lo hizo sonreír y le respondió el agarre con ternura.
Del otro lado el espectro en guardia se había percatado de lo sucedido pues Hades no fue lo suficientemente discreto. Luego de un rato sin poder hablar mucho, el espectro de Bennu salió de la habitación del Dios, esperando que el vigilante no se hubiera dado cuenta. Tenía de nuevo su armadura puesta como si nada hubiera pasado. Fingió su rostro de seriedad de siempre y el vigilante le miró extrañamente. Kagaho carraspeó.
- Con permiso. –susurró al pasar al lado del vigilante y cerrar la puerta.
El otro continuó mirando a Kagaho y luego sonrió divertido.
Comenzó a pasar cada noche. Cada noche, Hades y Kagaho comenzaban a frecuentarse y entablar relaciones sexuales placenteras, según, en secreto, pero no era un secreto que la estrella de la violencia ahora pasaba no solo el día sino también la noche con el Dios del inframundo. Además el no escuchar la voz extasiada de su Dios era una tarea bastante difícil para quien estuviera de guardia por las noches. Aunque durante el día Hades y Bennu no parecían comportarse diferente de lo habitual. Solo en aquellos momentos eran discretos. Pero ¿Qué sucedía realmente entre ellos?
- Mmmh… Ah… Kagaho… -susurraba sensualmente el de cabello negro mientras sentía el vaivén profundo de su compañero continuamente. Kagaho lo tenía aprisionado por la cadera pero esta vez con Hades dándole la espalda. – Aaahhh… -gemía largamente aunque no sonoramente y sus piernas comenzaban a temblar y perder fuerzas. Se agachó un poco más y el mayor contorneó su figura para luego acercarse a mordisquearle la espalda. El chico apretó sus puños y sintió como la semilla caliente del mayor comenzaba a llenarlo por dentro. Kagaho lo masturbó enérgicamente, provocándole que se viniera de igual forma. Ambos cayeron, uno encima del otro sobre la cama.
Conforme estas ocasiones se iban repitiendo, el corazón de Kagaho cada vez se encariñaba más con el menor, cada vez se emocionaba más al estar con él, estuvieran teniendo relaciones o no, así como cada vez se excitaba más rápido al verlo desnudo. Cada vez sentía que le pertenecía más y no quería estar lejos de él. Se volvió más posesivo que antes. Hades lo notaba pero no parecía molestarle y los días habían sido tan tranquilos que por un momento se olvidaron de los caballeros de Athena. Era porque estos se estaban preparando para la batalla. Pandora, que era la comandante del ejército fue la única que continuaba alerta y también la única que no parecía haberse enterado de lo ocurrido entre su amado Dios y el sirviente. Hasta una noche que fue alarmada a avisar de un nuevo ataque de los caballeros de oro.
- No debe entrar ahí, señora Pandora. –la detuvo uno de los espectros que vigilaban.
- ¿Qué dices, espectro? Quítate de mi camino –lo arrojó al lado pero éste se volvió.
- El señor Hades nos advirtió que no debíamos molestarlo durante la noche. Fue muy claro.
- El señor Hades está descansando ¡pero esta es una emergencia! –le gritó violentamente.
El espectro se detuvo en seco, muy sorprendido.
- ¿Acaso no lo sabe? –soltó de pronto.
- ¿Qué? –preguntó confundida.
El otro suspiró y guardo silencio por un momento.
- Que el señor Hades está pasando la noche con la estrella de la violencia, Kagaho de Bennu. Como todas las noches…
- ¡Eso es una vil mentira! ¡A un lado, espectro!
El chico negó ante la terquedad de la mujer y se hizo a un lado.
- Compruébelo por usted misma. –musitó y vio como la mujer abrió la puerta.
Dentro de la alcoba se encontraba Bennu cargando a un desnudo Hades contra la pared y empujando su pene una y otra vez dentro de él, quien mantenía los ojos cerrados y el rostro enrojecido, gimiendo y jadeando ante cada embestida.
- No puede ser… -susurró ella pero los chicos no se percataron de su presencia ni cuando ella cerró la puerta y se fue enfurecida. – Maldito Kagaho… esta vez sí me lo pagarás. -de pronto al mirar al mapa de las constelaciones se detuvo. En su boca se formó una maliciosa sonrisa- y sé cómo hacerlo.
Mientras tanto Hades y Kagaho habían acabado recostados en la cama como siempre, escuchando sus respiraciones. El espectro de pronto se quedó observando tontamente al menor, quien parecía relajado y somnoliento luego de aquel encuentro. Mantenía los ojos cerrados. Entonces el moreno acercó su mano lentamente al rostro del Dios y acaricio sus labios y luego su mejilla. El Dios abrió sus pestañados ojos y le miro. Sonrió levemente. El corazón del espectro cada vez estaba más apegado al de su señor Hades, y se apasionaba más por él, así que sin aguantar otros segundos lo beso de nuevo en los labios con deseo y pasión. El chico le respondió el beso mientras acariciaba con vehemencia el pecho desnudo del mayor. Sintió como de pronto el mayor se apartó y tan solo se detuvo a mirarlo fijamente a los ojos. Hades pareció un poco desconcertado pero permaneció en silencio.
- Señor Hades, yo... - dijo un poco titubeante. Su corazón comenzó a latir desenfrenadamente y sin querer tomó la mano del pelinegro entre las suyas. - Yo... -susurro débilmente sin poder completar de nuevo esa frase. Fue entonces que Hades se percató de lo que Kagaho intentaba decir. Había tratado de negar aquella idea pero la creciente insistencia de la estrella de estar a su lado cada día y en cada momento lo hacía demasiado obvio. El hermoso Dios desvío la mirada, con algo de tristeza y también con un ligero sonrojo.
- Kagaho... Por favor... No lo digas. - susurro la última frase sin mirarle a los ojos aún. El mayor se sorprendió muchísimo y algo en su interior se rompió al escuchar eso. Entonces lo soltó y sin decir nada se puso el sapuri y se dispuso a irse. - ¡Kagaho! -intentó llamar Hades pero la estrella de la violencia ya había desaparecido por la puerta con evidente enojo. Mientras Hades se quedó pasmado ante todo aquello.