El tiempo había avanzado y ahora ambos se encontraban guiando los pasos del pequeño que alguien había dejado al cuidado de ambos; ahora el bebé Usami les tomaba de las manos para sostenerse y no caer tras cada paso que daba; el mundo no parecía tener límite para él y esta vez, ellos sí que sostenían con firmeza la diminuta mano del niño, que claro ahora contaba con dos años.
Era una mañana de invierno y Misaki había alistado al enano para llevarlo de visita a la editorial donde Akihiko aún trabajaba; quedaba un poco lejos pero algo de frío no le haría daño por el contrario, él quería conocer esa sensación y probablemente probar esa sabor nostalgico que te provoca la nieve, sobre todo ese sentimiento tan familiar que tales fechas traen para todos.
-Listo, ahora tenemos que rezar antes de salir mi amor. Después de todo hay que agradecer que eres parte de nuestras vidas, papá usagi esperará por nosotros.- sonriéndole, tomó al pequeño en sus brazos para bajar por las escaleras, el bebé mordisqueaba su mano izquierda mientras con la otra se aferraba a la ropa de su mamá.
Se arrodillaba en medio de la sala de estar y comenzaba con sus oraciones en silencio, siempre sonriendo. Mientras tanto, el pequeño observa sujetando un costado del castaño hasta que este terminará de agradecer.
-¡En marcha!
Ambos se dirigieron a la salida principal del edificio; en su trayecto se encontraron con Aikawa, quien claro estaba deseosa de volver a ver al bebé.
-¡Misaki! ¡Pero mira cuanto ha crecido! Jaja, no esperaba encontrármelos a esta hora, ¿a dónde se dirigen tan arreglados?- cuestionó agachándose para tomar al pequeño entre sus brazos y posar sus rojos labios en la mejilla del pequeño, quien sonrió.
-¡Aiwawa!- balbuceó tomando un mechón de cabello naranja, a lo que ella gritó emocionada.
-¡Gyaah! El pequeño ya pronuncia mi nombre, de verdad es todo un amor.
-Eso se debe a que usagi-san practica con él. De verdad me encanta ver lo mucho que ama ser papá y eso ha hecho que madurará también.- admitió divertido.- Y contestando a la pregunta Aikawa-san, ahora nos dirigimos a la editorial para pasar un tiempo en famila.
-¿Es eso o Usami-sensei planea presumirle a todos su felicidad?- la pelirroja ennarcó una ceja divertida, devolviéndole el pequeño a su madre.- Jaja, como sea tengan cuidado y regresen pronto a casa, en las noches hace mucho frío para el nene. Oh y saludame a Usami, dile que el miércoles lo espero.
-¡Por supuesto!
Sin otra cosa que decir, comenzó de nuevo su marcha. En el trayecto y mientras el pequeño príncipe de ojos violetas jugaba, Misaki alzó la vista al cielo suspirando y perdido en sus pensamientos. El anillo en su dedo relucía con más belleza el día de hoy, muchas promesas cumplidas y el amor, fueron las únicas cosas que lograron que esta familia se volviese más unida.
Cerró sus ojos por un instante, el camino por recorrer era aún largo.
-------------
-¡Wow de verdad no puedo creer lo rápido que transcurre el tiempo, hace exactamente 15 años que Masahiko había llegado a nuestras vidas y mira ahora lo enorme que esta, sin duda se parece mucho a ambos!- admiró Takahiro al ver lo feliz que estaba su sobrino mientras charlaba con unos amigos del trabajo de su padre y sus hijos.
-Eso es verdad nii-san, me alegra saber que después de todo lo difícil ya pasó, ahora hay que concentrarse en el futuro y ver las cosas de una forma más positiva.
-Me encanta oír eso Misaki, estoy seguro de que mejores cosas les deparará el futuro, ¡no lo dudes ni un segundo!
Pronto los hermanos se echaron a reír, disfrutando de le enorme fiesta que había organizado el escritor, para él, el que su hijo se graduara y jamás se dejara vencer pese a los malos comentarios, era digno de celebrarse; por fin olvidaban una dura etapa en sus vidas llenas de prejuicios y abuso por de parte de la escuela en la que había estudiado ahora, el más joven de los Usami.
-¡Psst! ¡Masahiko!- a lo lejos un adolescente de la misma edad le llamaba desde su lugar junto a sus padres, ¿y quiénes eran ellos? Nadie menos que el matrimonio Kusama-Kamijou.- ¡Felicidades por tu triunfo! Quería darte mi obsequio antes de darte una buena noticia.
-¿Buena noticia?- tiró su cabeza de lado, el ojivioleta pestañeó confundido pero alegre.
-Sí buenas noches…- interrumpió Hiroki, quien claro, consideraba de mala educación la conversación que sostenían los adolescentes.
-Ah… cierto…- sonrió el joven Usami.- Buenas noches, lamento no haber saludado antes.
-Descuida, después de todo Hiro-san es un amargado.- contestó a esa sonrisa, el ahora pediatra, Kusama Nowaki.- Felicidades por tu reciente logro, de verdad es una gran satisfacción ahora que la suerte parece estar a su favor.
-Tonterías, no es cuestión de suerte, sino de capacidad.- corrigió el mayor de los castaños.- Si algo he sabido desde siempre es que Akihiko poseé una gran inteligencia, no es de sorprenderse que su hijo también haya logrado graduarse de una prestigiosa preparatoria también.
-Psch… ¿tus hijos no cuentan? Nosotros también nos hemos graduado de la misma secundaria.- el peliazul sentado a un lado del decano Kamijo, era también uno de sus hijos. En realidad a leguas se notaba la relación tensa que tenía con él, de modo que para no hacer más incómodo el momento, decidió levantarse e irse por su cuenta.
-¡Ignora a mi hermano, por favor!- suplicó el gemelo castaño, tomando entre sus manos la otra de su amigo de la infancia.
-Descuida.- contestó con una sonrisa.- Entonces, ¿cuál es esa noticia tan importante que querías decirme?
-Sucede que mis padres accedieron a llevarme a la misma preparatoria ¡estaremos juntos estudiando en la misma escuela otra vez! ¿No te parece grandioso?- le sonrió
Antes de que pudieran seguir con su festejo, Akihiko llamó a su hijo para poder tomarse una foto familiar; Masahiko corrió con gusto hacia sus padres; Misaki le esperaba con los brazos abiertos, ahora una pequeña curva notoria sobresalía, claro más felices no podían ser; la familia Usami esperaba ansiosa a un nuevo integrante que llegaría en 6 meses y medio.
-Por favor sonrían.- pidió el fotógrafo; realmente se veían tan felices, jamás pensarían que podrían serlo más, eran el modelo ejemplar de la familia perfecta.
Cuando la fiesta terminó, cada quien regresó a su respectivo hogar.
-Oye Naoto, ¿has decidido en dónde deseas estudiar? Sería grandioso que decidieras venir conmigo y con Masahiko, después de todo seguiríamos siendo….
-Hito… ya lo dije, no pienso seguir estudiando.- contestó cortante su gemelo.
-JA… ¿para volverte actor? De verdad piensas que esa “profesión” va a hacerte ganar millones y que después no tendrás que preocuparte de tu vida, que sueño tan inmaduro.- se burló Hiroki.- Deberías hacerle caso a tu hermano, mejor piensa bien las cosas.
-Tsk… y vas de nuevo entrometiéndote en asuntos que no te importan Hiroki.- claro que Naoto iba a defenderse, no se callaría y menos porque no tenía ni la más minima intensión de hacerle caso a Hiroki.
-Naoto.- su padre le llamó la atención, haciendo que el menor callara.
-No, está bien que diga lo que quiera Nowaki, después de todo es un mocoso malcriado.
En contestación a eso, Naoto simplemente rodó los ojos y en cuanto su padre aparcó el auto, este salió disparado del auto directo a la casa y a su habitación; acción que Kamijou tomó como una simple rabieta.
La familia Kusama-Kamijou estaba conformada por 4 integrantes, papá que era Nowaki, padre, que era Hiroki y los gemelos Naoto y Hitoshi, ambos, siendo las diferentes caras de la misma moneda, Hitoshi poseía el atractivo de Hiroki a excepción de sus ojos azules, claro que él tenía una personalidad menos explosiva pero era muy exigente y decidido, su sueño era convertirse en médico al igual que Nowaki, admiraba mucho la paciencia, el cariño y la dedicación que le ponía a todo lo que hacía y claro que era su modelo a seguir; mientras tanto Naoto, se preocupaba menos por las cosas y pronto había descubierto su pasión como actor, pero a Hiroki le parecía una pérdida de tiempo y talento por lo que no siempre apoyaba las decisiones del gemelo más rebelde.
Claro que ese era uno de los factores por el cual la relación que llevaban era tensa y no muy fraternal, ambos simplemente tenían en común los lazos de sangre que los unían, pero Naoto detestaba quedarse solo con Hiroki.
-Hiro-san, ¿quizá debería ser menos exigente con Nao-chan?- dijo su pareja mientras destendía la cama que ambos compartían desde hace unos 9 años.
-Para nada, él lo que necesita es disciplina, además no concibo la idea de que quiera actuar, una profesión de verdad es en lo que debería pensar…. Debería tomar el ejemplo de su hermano, son gemelos después de todo.
-Pero eso no significa que piensen igual.
-De todas formas, debería pensar en la actuación como un hobby y no como una carrera.
-Creo que deberías tener un poco más de fe en él. En las obras escolares..
-Obras escolares, obras escolares… como si eso lo llevara directo a la fama, entiende que no es tan fácil; probablemente tiene el físico, pero recuerda que para lo que él aspira, se requiere también de talento innato.
-No siempre es así, recuerda que se trata de capacidades y yo creo que puede desarrollarlas.
-Ja.. ya veremos, por lo mientras espero que le des la noticia, si lo oye de tu parte no creo que se niegue.
-Pero Hiro-san eso es forzarlo a hacer algo que no quiere.
-Lo agradecerá después, yo sé lo que te digo.
-… ojalá tengas razón.- suspiró agotado el pediatra para depositar un beso en la mejilla de su amado.- descansa.
-Hasta mañana.
Mientras tanto en una habitación contigua, Naoto se encontraba haciendo anotaciones en una libreta que guardaba bajo llave. Él jamás dejaría su sueño sin importar lo que Hiroki dijera y si tenía que escapar de casa lo haría.