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Seré el amor de tus sueños. (YoonMin) por JiminLaPasiva

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Notas del fanfic:

¡HOLA! Publicando por primera vez, es mi primer fics dedicado a esta hermosa OTP, muchas gracias al darle una oportunidad a este fics y ojalá sea bien recibido, no las molesto mas y ¡Disfruten!


 

"Recuerda Jimin... ser un omega no te hace débil, no te hace sumiso, sólo es un obstáculo más para llegar a ser fuerte, no dejes que nadie nunca te rebaje, vas a cambiar a nuestra raza"


Esas fueron las últimas palabras que se le cruzó a Jimin en la cabeza antes de ver como su madre era devorada por los detestables vampiros, unas palabras que lo torturarían de por vida...


 


Jimin, dieciséis años.


 


Sólo podía aguantar los golpes que recibía, haciéndose bolita en el pasto mientras ese bestial alfa no se cansaba de darle patadas en su estomago, estaban lejos de la aldea, lo había arrastrado de su cabello platinado varios metros, Jimin podía sentir la furia recorrer al alfa, pues claro, le había herido el orgullo y no sólo eso... Jimin soltó una risa burlona cuando ese alfa trató de someterlo con su voz y eso casi destruye la dignidad del lobo alfa.


-M-Mal alfa... detestable, d-das asco... -A pesar de estar en un grave estado, no dejaba de tirarle mierda a ese lobo que era dos cabezas más alto que él, ese lobo que trató de cortejarlo en una fiesta que organizo su padre pero terminó siendo rechazado por el orgulloso omega, y ahora... ahora el alfa no pudo contener su furia, le propinaba certeros golpes en la cara, abdomen y rasguños en las piernas, Jimin sentía que iba a caer inconsciente, justo cuando estaba por cerrar los ojos, sintió un aroma bastante familiar cerca y gruñó con fuerza, su padre había venido a ver el pequeño show, el otro alfa estaba tan furioso que no se percató de un tercero.


Su padre nunca fue una persona buena, tiene su título de "Lobo sangriento" bastante ganado, era un asesino a sangre fría, un guerrero y líder de la manada, alguien que luchó por llevar a su pueblo donde están ahora, viviendo en un lugar privilegiado del bosque, nadie entraba a su territorio a menos que desee la muerte, él se encargó de Jimin apenas murió su última esposa, y no lo crió como un simple omega.


Jimin soltó un gruñido, el lazo familiar que tenía con su padre lo obligaba a mantenerse consiente y el dolor que sentía en su cuerpo se hacía más grande, pero no liberaría ni un solo quejido, no iba a demostrar debilidad, suficiente con que lo golpee de una forma tan brutal.


-¡Obedéceme, estúpido Omega! -Habló usando su voz de alfa mientras lo agarraba del cuello, estampándolo en ese grueso árbol, se estaba haciendo de noche y Jimin lo único que quería era detener esto, pero su oponente se la hacía difícil. Jimin al escucharlo hablar así lo que hizo fue mirarlo con el único ojo que tenía abierto, el menor sonrió burlón mostrando sus dientes manchados con sangre, no dudó en escupirle y darle una fuerte patada en su entre pierna, eso había descolocado alfa, por un segundo pensó que Jimin lo obedecería, soltó un gruñido lastimero y retrocede, dejando al menor.


Jimin fue rápido, cayó al suelo y con la poca fuerza que tenía, sintiendo como todos sus músculos le dolían, agarró una piedra enorme, del mismo tamaño que su cabeza y se la aventó al alfa, rompiéndole parte del cráneo, el impacto fue tan duro que Jimin pudo escuchar el crujir de su cabeza, y para su sorpresa, sintió placer, visualizó a su padre quien sonreía satisfecho, sus ojos azules brillaban mirando fijo los dorados de Jimin, el menor se levantó como pudo y fue directo al alfa, quien estaba casi noqueado por el impacto de la roca.


-¿Quién es el débil ahora? -Pregunta luchando por no escucharse dolido, a pesar de todos los golpes que recibió, estaba firme frente al alfa, quien ahora se desangraba en el piso por culpa del golpe en su cabeza, el lobo mayor estaba impresionado, no pensó que tal omega tuviera tanta fuerza, no pensó que tuviera esa personalidad... esas ganas de luchar... parecidas a un alfa, y fue lo único que pudo llegar a pensar antes de que ese omega le tirara una roca mucho más grande y pesada directo a su cabeza, matándolo instantáneamente.


-Bien hecho Jimin. - Fueron las palabras de su padre, se volteó y lo miro inexpresivo, aguantando sus ganas de caer inconsciente, su padre, tuvo el gran privilegio de ver como los ojos de su hijo cambiaban, de esos dorados a un azul fuerte como el océano como los de él, señal de que ya había matado, señal de que ya no era un niño débil con sentimientos, para su padre, fue un total privilegio ver el primer asesinato de su hijo... y no sería el último.


 


 


Actualidad.


 


 


El "dulce" Omega de dieciséis años desapareció hace años, ahora lo único que se encontraba en esa avanzada manada de varios habitantes era un fuerte lobo, adulto, frío y calculador... Y ningún alfa se le acercaba, pero no le importaba ya, aprendió desde niño a jamás depender de un alfa, no importa cuánto se lo implore su omega interior, el nunca se rebajaría ante esos lobos hambrientos de poder y cegados por su orgullo, es más, con el pasar de los años, encontró bastante divertido romperles ese molesto orgullo que tenían, aunque por dentro su omega gritara destrozado pudo aguantar ese agonizante dolor y ahora... su omega ya ni lo sentía, ni se molestaba en luchar, parecía haberse rendido ante la personalidad "alfa" que Jimin tenía.


-Hijo mío...-Escuchó detrás de él y volteó sonriéndole por un segundo a su padre, Jimin se encontraba sentado en una roca, rodeado de pura vegetación, la tierra de su padre era hermosa, ahora se encontraba mirando las estrellas embobado, siempre le habían gustado las estrellas, sentía paz, tranquilidad, esperanza... esperanza de poder encontrar a su pareja predestinada... esa persona que lo respete, que no lo vea como un premio, que sepa valorarlo y no lo trate como una niña solo por ser un... Omega. -Jimin, tenemos que hablar, tu celo se acerca... -Escucha la voz media incomoda de su padre y este sólo chasquea la lengua.


-Joder...Padre, no quiero un alfa conmigo, no quiero a alguien que me obligue a agachar la cabeza siempre. -Se acuesta en la roca soltando un suspiro molesto, su padre negó aguantando el mal genio de su hijo. -A menos que cumplan con lo que pido, muchos lo intentaron padre y fallaron.


-Lo sé hijo, pero sabes que el círculo de ancianos no piensa igual, ellos quieren que te acoples, están furiosos por tu comportamiento, rechazaste a la mayoría de sus nietos y sienten una humillación grande. -El menor ríe burlón y se levanta de esa roca para reírse más fuerte, pero su padre no le vio la gracia. -Para mantener a mi pueblo debo cumplir con lo que piden... si se unen pueden desterrarnos y ellos ya no van a aguantar otra falta tuya. -Su padre habló con calma y Jimin lo miró incrédulo ¿Esos vejestorios eran capaz de destruir a su pueblo sólo porque un Omega no quería acoplarse con nadie? Apretó los puños de sus manos furioso, el orgullo de un alfa era grande, bastante grande, por eso amaba destruirlo. -Además estamos en guerra con los vampiros, quieren destruirnos a toda costa, dos de mis lobos atraparon a algunos espías, se suicidaron en el sol antes de poder hablar.


-¿Tienes un plan? -El lobo mayor se acercó a su hijo mirándolo con un brillo en sus ojos, sabía bien lo que había creado, sabía que Jimin no iba a tener su celo con alguien así de fácil, su hijo era como él, orgulloso, frío y con un aire de maldad que había heredado de él, lástima que su característica de omega no lo ayudaba en nada, tenía un camino difícil y él como su padre no iba a poder ayudarlo siempre. Jimin sintió como su cuerpo se relajaba al ver como su padre asentía.


-Es lo único que aceptaron esos viejos testarudos...-El menor enseguida dejó que su padre lo abrazara, sintiendo como su lazo familiar retumbaba en su interior. -el día que tu celo este cerca... habrá una pequeña reunión en la aldea, vendrán alfas de otros lugares al igual que omegas, todos dispuestos a buscar con quien acoplarse, y algunos, si tienen las agallas... se acercarán a ti. -Explicó el gran lobo separándose y acariciando la mejilla de su hijo. -Los ancianos saben que tu no obedeces ante la voz de los alfas, ellos aceptaron el hecho de que sólo te acoples ante la persona que pueda someterse con su voz.


Jimin soltó un bufido. -Los vampiros están esperando el momento de atacar en cualquier momento y ellos sólo piensan hacer una fiesta, padre, nuestra manada debe estar alerta.


-Lo están, me encargue de eso, la pequeña fiesta será de día por suerte, pero me preocupa la situación, lástima que los vejestorios no me dejan ir a exterminarlos a todos con la manada, se están tomando esto muy a la ligera y ahora mismo me encuentro muy limitado, debo obedecerlos aunque no quiera. -Gruñe por lo bajo el mayor.


-No estaré en celo para ellos, no voy a reaccionar como quieren esos Alfas. -Dice seguro el menor para luego irse decidido, su padre soltó un bufido, quizás cumplir los deseos de su madre no fue tan bueno para su hijo, pero debía hacerlo... para no sentirse tan culpable, era lo mínimo que podía hacer por ella, después de haberle arrebatado tanto.


Jimin sabía qué hacer, siempre lo hizo, fue un truco que le enseñó su madre antes de morir, una medicina que lo libraba de tal sufrimiento todos los años y lo salvaba de ser prácticamente violado por un alfa. Enseguida fue a ese pequeño campo lleno de arboles de diferentes tamaños, y flores pequeñas, Jimin pensaba que cualquier ser vivo podía ocultarse en ese lugar rodeado de arboles, nadie sabía de la existencia de esta flora y fauna, ahí era el único lugar donde podía encontrar esa flor escondida, esa flor que lo salvaba de tal sufrimiento, las pequeñas orquídeas violetas que estaban bien ocultas en esos altos pastizales, grandes árboles y arbustos, gracias a esa pequeña flor su celo se extinguía por días, hasta que pase la etapa, ni él podía creerlo hasta que aspiro su polen, sin dudas para él era una flor mágica, su salvación, y no se la mostraría a nadie.


-Hola pequeñas ¿Cómo amanecieron hoy? Gracias por ayudarme, no sé qué haría sin ustedes. -Jimin no se consideraba loco al hablar a unas flores, le gustaba hacerlo, sentía que lo escuchaban, esas flores eran sus amigas. Enseguida se inclina hasta posar su pequeña nariz redonda en el centro de la flor y aspiró todo lo que pudo, no quería arrancarlas, sería como matarlas, el aroma de estas flores era único, sintió todo su cuerpo hormiguear y estornudo dos veces. -Veremos si ahora me pongo en celo, idiotas. -Sonríe ligeramente para luego con un poco de esfuerzo salir de ese escondite, levanta la vista y se alarma al escuchar a pisadas, no parecían fuertes, su corazón se calma cuando olfatea a dos humanos a lo lejos, sus sentidos siempre estaban alertas y no duda en escabullirse entre los arbustos.


Dos simples humanos, parecían huir, iban por buen camino, a pocos kilómetros había otra aldea de humanos, Jimin siempre iba y tomaba prestados libros de la pequeña biblioteca que había en medio del pueblo, le encantaba leer, escribir, algo que estaba prohibido para los omegas, sabía que esos vejestorios iban a matarlo si se enteraban, pero poco le importaba, es más, sentía adrenalina, le gustaba ser un poco rebelde.


Su corazón da un vuelco cuando escucha los sollozos de la mujer y las palabras del hombre tratando de calmar a su amada.


-Tranquila mi amor, saldremos de esta, nuestro amor es más fuerte que ellos... nuestros padres no van a separarnos. -El corazón de Jimin empieza a latir fuerte, rápido, se sentía tan emocionado en estos casos, le recordaba a la novela trágica de "Romeo y Julieta"


-Mi amor... vayamos lejos, te necesito conmigo para vivir, si te arrebatan de mis brazos juro que me mato, ¡Me mato! -Escuchaba el gritar de la mujer, totalmente presa del pánico y angustia. -Prefiero estar muerta a que estar lejos de ti, eres mi vida.


Esto era la debilidad de Jimin, podía ver desde su posición el verdadero amor que se tenían estos jóvenes, como se anhelaban mutuamente, como cada uno daría lo que sea por seguir juntos toda la vida, hasta tal punto de que sus almas anden vagando por el mundo juntas, felices, pero sabía que nunca conseguiría eso en un Alfa... Sin dudas Jimin debía dejar un poco las novelas literarias.


-¿Qué hace un lindo Omega por aquí? -Esa voz fue profunda, gruesa, tanto que alertó todos sus sentidos y lo obligó a volver a la realidad, casi suelta un gritillo al momento de ver esos dos humanos tirados en el suelo, muertos, ambos con un gran mordisco en sus cuellos, el corazón se encogió de dolor, al menos sus almas estaban libres de amarse. -Te estoy hablando. -Su voz esta vez fue irritable y Jimin se alarmó peor, saliendo de su escondite, miro para todos lados sin encontrar al causante de esa autoritaria voz. -Bu. -Su piel se le hizo de gallina y da un salto hacia adelante al escucharlo detrás.


-T-Tu ¿Qué quieres? Aléjate, déjame y vuelve con tu manada... yo estoy por hacer eso. -No sabía de dónde sacó la voz para decirle eso, ese lobo parecía intimidante, tenía un olor embriagador, fuerte, le recordaban a las orquídeas, Jimin ama las orquídeas, esos ojos dorados brillaban y lo miraban como si fuera una presa, reconocía esa mirada, su cuerpo no le intimidaba, tenía la misma altura que él, pero su mirada le hacía temblar al igual que su rostro felino.


-Oh no dulce Omega, tú vendrás conmigo, ese olor que tienes... me fascina. -Jimin no sabía porque no lo golpeaba, porque no reaccionaba de manera violenta, porque no le decía algo humillante, esos ojos lo intimidaban mucho, jamás lo habían mirado de esa forma, Jimin supo en ese momento que estaba casi perdido.


 
Notas finales:

¡Ojalá les haya gustado! Aclaro, esta historia también esta en wattpad con el mismo nombre, pero como leo por aquí también decidí publicarla xD no estaba de más (?)  ah.

 

Por favor dejen review si les gustó, acepto cualquier crítica constructiva, la idea es mejorar y crecer, saludos! <3 


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