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Camino a Best-Seller por Richie Ness

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Notas del capitulo:

¡Muchas gracias a todos por su increible apoyo y recibimeinto del capítulo piloto! Espero contar con su ayuda durante los próximos capítulos.

Camino a Best-Seller

Capítulo Uno

—El borrador que da esperanza—

 

    Al día de hoy me sigo preguntando el porqué de mi repentino interés sobre Uchiha Sasuke. Me gustaba mentirme repitiéndome una y otra vez que era su mística y atrayente personalidad, pero sin duda la verdad consistía en que Uchiha me pareció atractivo y seductor. Una vez me detuve a pensar, si Sasuke no hubiera sido escritor, aun así me le hubiera acercado a conversar con él, lo bueno, resultó ser un diamante en bruto respecto a la escritura y desarrollo de novelas. Por ese motivo, llegó puntual a la hora citada.

    Sasuke se encontraba arrellanado en el sillón de la sala de espera. El movimiento rítmico de su pierna delataba su impaciencia. En ocasiones miraba a los alrededores permitiéndose impresionar por la ostentosa decoración, cosa de esperar cuando de la editorial Konoha se hablaba, cúspide de la literatura moderna y dominante sin piedad en el ranking de mejores libros, ventas y sobre todo, escritores con talento puro y nato para crear historias. O eso era lo que siempre repetían en los programas de TV.

    La espera de Sasuke terminó cuando entré acompañado de dos personas.

    —Él es Uchiha Sasuke, la joven promesa que les mencioné —dije una vez nos acomodamos todos en nuestros respectivos lugares. —Sasuke, te presento a Hatake Kakashi, director de Konoha. El restante es Umino Iruka, editor en jefe de la sección juvenil, misma a la que propongo introducirte.

    —Un placer conocerlos —reverenció Sasuke.

    —Lo mismo digo, el editor Uzumaki vino hablando maravillas sobre tu borrador —la mirada juzgadora del director no le mostró compasión, si lo ameritaba, destrozaría su obra en pedazos, —espero esté a la altura de lo prometido. ¿Traes las copias?

    —Claro —sus manos demostraron la misma gracia al escribir, pues los tres dossiers de papeles terminaron sobre la mesa en cuestión de segundos.

    Por tortuosos minutos la sala permaneció en silencio, nosotros leíamos con detenimiento cada párrafo mientras Uchiha, entre ansías y miedo, esperaba la sentencia del jurado. El primero en terminar de leer fue Umino, el segundo fui yo, que a pesar de leerlo el día anterior, repasarlo resultaba fresco y cautivador. El director Hatake permaneció en la última página varios minutos.

    —¿Se te olvidó adjuntar el final de la novela? —preguntó dejando caer el documento sobre la mesa en un golpe ahogado.

    —No pude terminarla a tiempo, pero ya tengo todo preparado para…

    —Editor Uzumaki, ¿cómo se le ocurre traerme una novela inconclusa?

    —Vamos, el final ya está listo, solo falta escribirlo. ¿Qué le pareció el borrador? —sonreí lo mejor que pude intentando calmar al director.

    Hatake guardo silencio, quedando absorto en sus pensamientos.

    —Vayamos a mi oficina —dijo poniéndose de pie, —Uchiha Sasuke, por favor espera aquí. —Sin esperar respuesta salió de la sala.

 

    —¿Tan malo es el borrador? —pregunté decaído.

    —No, de hecho es muy bueno —declaró tomando asiento en su escritorio.

    —¿Entonces, por qué fue tan duro con él?

    —Ese es el problema, su historia es muy atrapante… me da vergüenza decirlo pero, esperaba leer el final, ahora tengo una espina clavada.

    Reí de felicidad al escuchar tales palabras.

    —¿Eso significa que está contratado en Konoha?

    —Aún tiene mucho por mejorar, espero lo haga con tu ayuda.

    Mi vitoreo de festejo fueron apagados por la voz de Umino.

    —Queda un problema, Director Hatake, Nara Shikamaru.

    —Es verdad… pero de cualquier forma —sacó del cajón de su escritorio el contrato estándar de los novatos, —estoy seguro que Uzumaki lo pondrá al corriente de todo. Toma, asegúrate que lea las cláusulas y firme.

    —En seguida, director —salí corriendo de la oficina desbordando felicidad.

 

    Al llegar a la sala me encontré con un Sasuke absorto en su computadora, igual a como lo veía en el café. Al no responder a mis llamados de atención, cerré la pantalla.

    —¿Qué sucede? —preguntó con notorio enojo.

    —Esa no es forma de hablarle a tu editor —suspiré manteniendo calmado.

    —¿Mi… editor? —Todo signo de enojo fue despejado en fracción de segundo, —eso significa que…

    —Asegúrate de leerlo detenidamente y no dudes en consultarme cualquier duda que tengas. —Le tendí el contrato.

    Uchiha arrancó el papel de mi mano y garabateó en las diferentes líneas de las tantas páginas que contenía el dossier.

    —¡Oye, te dije léelo con deteni… bah, qué importa! —Me senté en el sillón frente a Sasuke.

    —Creí que no la libraría, el director Hatake lucía molesto.

    —Puede aparentar ser duro y amenazador, pero es de corazón amable, aquí entre nos, le gustó tanto tu historia que no puede esperar a leer el final.

    —¿En serio? —pegó un pequeño respingo.

    —Claro, me entregó el contrato con gusto.

 

    Después de eso fuimos a comer rámen para festejar, fue donde me di cuenta de la terrible y egoísta persona que era, no hice nada de lo anterior pensando en Sasuke, de hecho, ni me había pasado por la cabeza sus emociones, todo lo realicé pensando plenamente en mí. Me convertí en su editor para estar más cerca de él que su sombra, satisfacer mis deseos. Si por cosa del destino Sasuke se hubiera enterado del porqué de mis acciones, se habría sentido, sin temor  a equivocarme, asqueado y repugnado; nunca me detuve a pensar en sus sueños… sueño, tal vez no sea  la palabra adecuada, pues daba fortuita casualidad a que su fascinante habilidad de escribir nunca le interesó.

    —¿Hace cuánto que es tu sueño escribir para Konoha? —pregunté después de dar el último sorbo de Sake. Los platos de rámen aún no llegaban.

    —Escribir nunca fue mi sueño, incluso hoy me sigue pareciendo irrelevante y aburrido —declaró mientras jugaba con la pajilla del vaso.

    Si alguien me hubiera tomado una fotografía en el momento justo que Sasuke se sinceró conmigo, mi cara de tonto habría valido millones.

    —Si ese es el caso —proseguí ya recuperado de la impresión, —¿por qué escribías todos los días en el café frente a la editorial?

    —Lo usaba como inspiración, de ser por mí escribiría en un papel y al terminar, lo votaría a la papelera para olvidarlo.

    —Pero algo claramente evitó que hicieras eso.

    El rostro de Sasuke, como pintura por la cual pasaron un trapo húmedo, se tornó melancólico, desencajando con la persona que era.

    —Mis padres fallecieron hace unos meses, me dejaron herencia suficiente para vivir tranquilo por un tiempo, pero eran simples asalariados… hace unas semanas el saldo de la cuenta bancaria quedó en tres dígitos y comencé a preocuparme por mi futuro…

    —Y supongo decidiste utilizar algo que te es sencillo hacer.

    Sasuke asintió con la cabeza gacha. Por mi parte, evité profundizar más en el delicado tema, al menos por el momento.

    —Pensé que si permanecía cerca de mi objetivo me vería obligado a terminar mi historia y presentarla en Konoha.

    —Pues tus esfuerzos rindieron frutos.

    —Claro, y todo gracias a ti, Uzumaki. Estoy muy agradecido contigo por brindarme esta oportunidad —su amable sonrisa calentó mi corazón.

    ¿Recuerdan lo que dije sobre ser egoísta? Esa frase de Sasuke me hizo darme cuenta de eso, por puro capricho interferí en su vida, pero si lograba ayudarlo a realizarse en algo, estaría encantado de hacerlo… siempre y cuando pudiera permanecer a su lado.

    —Sabes, puedes llamarme Naruto —dije avergonzado.

    —En ese caso, por favor, llámame Sasuke.

    Los platillos llegaron y, dígase porque me sentía más cercano a Sasuke o por lo hambriento que estaba, el rámen me supo mejor a otros días.

 

    Al terminar, Sasuke se despidió con intenciones de regresar a casa para escribir el final de su historia y presentármela. Como sabrán, no podía desperdiciar una oportunidad así de fácil.

    —Te acompaño —me apresuré a alcanzarlo.

    —¿A mi casa?

    —¿Tiene algo de malo?

    —No, pero…

    —Además, es mi trabajo supervisar todo el desarrollo de la obra.

    —Está bien —aceptó dubitativo. —No tengo nada que ofrecer a las visitas.

    —En ese caso pasaremos a una pastelería y compraremos aperitivos.

    He de ser sincero, me importaba un carajo el trabajo, la obra de Sasuke y todas las posibles excusas que pude haber dado con tal de acompañarlo a casa, la idea de permanecer con él en la intimidad de su hogar resultaba profundamente seductora. Y ya saben lo que dicen, si deseas conocer a una persona, ve cómo vive y la entenderás.

  

    Después de pasar a la pastelería y comprar otras golosinas, llegamos a la tierra prometida. Su hogar era un departamento situado en el quinto piso de un demacrado edificio, lo único salvable sería el barrio tranquilo, donde seguro por las calles paseaban mayor cantidad de ancianos que de malintencionados.

    La puerta abrió con un chasquido metálico, Sasuke corrió las cortinas permitiendo entrar luz solar. El departamento pequeño pero acogedor estaba impoluto y ordenado hasta la nimiedad. Tal vez resultaba fácil mantenerlo así, los pocos elementos básicos con las que una persona puede vivir no se alejaban de una cama, mesa de centro y un mueble donde posaban libros, mangas, hojas, una impresora y demás basura que un estudiante normal tendría en su habitación. Sasuke regresó con ropa cómoda.

    —Puse el agua a hervir, puedes guardar los pastelillos en el frigobar.

    Dicho eso, comenzó a escribir sin darse cuenta de mi presencia, no me importaba, solo deseaba admirarlo. Poco a poco, caía al foso del amor.

    —Fin del capítulo Uno—

Notas finales:

¡Espero ansioso sus comentario!


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