ALONE
By: K.G.Á.É.
A quien lo lee ¡Gracias por su apoyo! : D
Aldnoah Zero no me pertenece.
SOLO
— ¡Naho-kun!—la insistente voz de su hermana le despertó.
—Yuki-nee—con voz adormilada llevó su aun empañada vista a donde ella estaba sonriente.
—Date prisa y regresen adentro. No quiero que se resfríen—le reprendió.
Él asintió.
¿En qué estaba pensando durmiendo a la intemperie?
Si les hubieran atacado, hubieran muerto sin tener la menor oportunidad. No importaba más, debía asegurarse de no volverse a quedar dormido en semejante lugar.
Sintiendo movimiento a lado suyo, su mirada se encontró con una turquesa, al fondo las aves se escuchaban y la luz del sol saliendo iluminaba sus siluetas, anunciando el paso del tiempo junto al inicio del nuevo día.
Fueron segundos lo que le tomó al rubio notar su posición recostada en el castaño. Y en ese poco tiempo se levantó de inmediato, como si le quemara de repente el contacto con la otra persona, observando a sus alrededores, notando que no eran los únicos allí, estremeciéndose por el repentino frío que golpeó su cuerpo, percatándose que una cobija le cubría hasta antes de levantarse.
Estornudó.
—A eso me refería cuando les dije que entraran—le sonrió una joven mayor que él, una de las personas junto a las que peleó el día anterior.
No supo qué responder, además sentía las miradas del otro chico rubio presente y de la otra chica de ojos magenta que conociera el día anterior. Desconocía sus nombres porque no fueron oficialmente presentados.
—Buenos días—saludó, rígido, sin saber que más hacer.
—B-Buenos días—la menor parecía tan nerviosa como él. Algo en eso le tranquilizó un poco.
Inaho lo notó, levantándose junto con la cobija.
—Deberíamos ir a comer—dijo y comenzó a caminar seguido de los demás, excepto Bat.
Cuando giró, le vio observando el amanecer y después enfocar su mirada en el centro de mando.
—Debes venir también—le dijo a modo de orden, sabiendo que si le preguntara o invitara, el otro declinaría la oferta.
Sobresaltándose un poco por el llamado, terminó por seguirle, dando un último vistazo hacía arriba.
Inaho seguía sus movimientos queriendo darles sentido, queriendo pronosticar qué tan fiable podría ser. Porque en su opinión: el chico podría llegar a ser peligroso.
Cuando llegaron al comedor, Seylum les recibió con su deslumbrante sonrisa. Tomando enseguida entre sus manos las de Bat, queriendo saber cómo pasó la noche. Por su parte, él le respondía cortés, concreto. Y eso bastaba para ella.
Inaho pensaba que Bat era silencioso y tranquilo. Demasiado para ser la misma persona del día anterior.
¿Quizá porque no tenía con quien hablar, aparte de la princesa?
No. Inaho pensaba que algo rondaba en su cabeza y él tendría que averiguarlo.
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Slaine no tenía la mínima idea de cómo proseguir con la información que contaba. Para empezar, la princesa habló con los altos mandos el día anterior, revelándose a sí misma; a su parecer esas personas aún creían que las cosas podrían resolverse fácilmente.
Él era escéptico.
La noche pasada, para él había sido suficiente el encontrar a la princesa sana y salva. Al llegar la mañana, su mente era más lucida, haciéndole perderse en sus pensamientos más que guiarse por sus emociones.
Primero que nada: la tregua no existía más.
Quería convencerse de que una guerra no podía reiniciarse luego de sus palabras, más le preocupaba la casualidad del momento. O bien el emperador no tomó sus palabras en serio por ser las de un mero terrícola o bien alguien más habló con él, tergiversando la realidad, aprovechándose de su mala salud.
Como fuera, lo cierto era que la ayuda por parte del emperador no llegaría.
Y en Marte, se encontraban personas queriendo matar a la princesa, así mismo, tenía tras él personas que querían su cabeza. El conde Cruhteo no se quedaría de brazos cruzados luego de ser burlado, la prueba era que sin tomarse el tiempo para reflexionar las razones tras su insolencia, dio la orden de atacarle con intención de averiguar después, seguramente de una forma más hostil que un simple golpe en la mejilla. Algo o alguien, intervino para evitar ser seguido. La pregunta era ¿esta persona era peor que el mismo Cruhteo? ¿Cuánto tiempo habría ganado? Con ese tiempo extra podría ser peor el golpe que lanzaran después.
Si era la misma persona que se encontró con el emperador o estaban relacionadas, no lo sabía, no obstante le quedaba claro que debía tratarse de alguno de los condes. Porque ¿quién más tendría autoridad para hablar con su majestad y ser escuchado?
Con suerte, la batalla del día anterior habría finalizado antes de que le localizaran. Mucho dudaba contar con tal fortuna.
Por otro lado, si se quedaba en esa nave y era descubierto, sería usado como excusa para atacar y una vez más estaría exponiendo al peligro a la princesa.
El problema era que aun si quisiera marcharse, no tenía los medios para hacerlo. El Sky Carrier seguía averiado.
Se levantó de su lugar, diciendo que estaba lleno, ignorando que su comida desapareció sin siquiera notarlo y que por eso la princesa le dejaba marcharse sin objeciones.
Pensando que tal vez pudiera efectuar una reparación de emergencia y hacer de señuelo mientras la tripulación y la princesa se dirigían a una ruta más segura. Entonces quizás su vida podría tener sentido. Después de todo, dar la vida por la princesa valdría la pena.
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La siguiente vez que Inaho le vio levantar la cabeza del plato, su expresión cambió de nuevo, desprendía un sentimiento peligroso. El de una persona quien no tenía nada que perder y buscaba algo. Inaho alguna vez escuchó que cuando se acorrala al indefenso, puede esperarse lo peor. Sin embargo, se preguntaba quién acorraló a Bat.
— ¿Inaho?—Inko le llamó, confusa por verle levarse de pronto. Siguiendo la mirada del castaño vio salir al chico rubio platinado. Seguido del castaño, quien sin mayor explicación fue tras él.
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— ¡Kyah!—Nina soltó un gritillo al chocar con alguien, terminando en el suelo.
—Mis más sinceras disculpas—una suave voz, seguida de una mano enguantada dispuesta a ayudarle a levantarse, le extrañaron en sobremanera.
Con una expresión genuinamente preocupada, encontró el rostro del chico que Inaho llevó a la nave. Apenada por quedarse embelesada, terminó aceptando la ayuda.
—Estoy bien. Gracias—se las arregló para responderle.
—Es bueno saberlo—luego de una ligera reverencia, le vio marcharse. Nina pensó que seguramente sería popular en el lugar del que vino, pues no conocía a tantos hombres con ese tipo de modales.
Con una sonrisilla por su descubrimiento, continuó su trayecto al comedor, saludando a un castaño que se encontraba parado por allí. Quizá más tarde le pediría que los presente o quizá ella misma encontraría la oportunidad para hacerlo.
El chico parecía una buena persona.
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Inaho pensó en principio que únicamente sería así con Seylum. Concluyó que sería más un hábito que otra cosa. No se atrevería a decir que a Bat le era fácil desenvolverse con otras personas, no obstante, era obvia la capacidad de adaptación a su entorno y las situaciones, considerando lo acontecido en la mañana y con Nina, además de su trabajo conjunto. Incluso eso mismo pudo haberle llevado a dejar la habitación a la cual fue asignada, luego de sentir la incomodidad de los presentes.
Inaho apenas podía escuchar los pasos de Bat en el corredor. ¿Sería otro hábito suyo o lo hacía a propósito? Cual fuera la respuesta, el rubio platinado ahora tenía su atención, a tal punto que no se percató que era observado por alguien más…
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