Una semana había pasado, no lo podía olvidar y menos podía dormir, las ojeras se estaban pronunciando cada vez más y su hermano comenzaba a notar aquel cambio en él, no era como si fuera tan obvio pero Itachi lo conocía, demasiado para su gusto.
- ¿Qué es lo que te sucede?
- No es nada – había respondido
- ¿Nada? Apenas duermes y estas de un humor demasiado cansador – informó a sabiendas de que él sabía cómo había estado, solo quería remarcarlo – Sasuke, si no hablas no puedo ayudar
- No estoy pidiendo tu ayuda – le contradijo, después de un rato en silencio agregó: - Es Naruto, ha vuelto a aparecer
Itachi lo medito un segundo pero quiso ver si agregaría algo más o lo dejaría hasta ahí
- ¿Te ha hablado? – decidió decir, después de ver que ya no diría nada.
- Sí, pero solo fueron unas pocas palabras, nada del otro mundo
- ¿Entonces?
- No iba solo – agregó molesto y al ver el rostro serio de su hermano sabía que entendió – Es… - se mordió el labio – molesto… pensé que lo había olvidado, pero no, sus ojos se veían opacos, sin brillo y su sonrisa se veía… rota… No he podido dejar de pensar en eso…
- Sasuke… - susurro
- Itachi, ¿Qué hago?
Itachi se levantó de la mesa y la rodeo hasta llegar a él para abrazarlo confortándolo Todo estará bien, le había susurrado, ambos querían creerlo
Paso otra semana para cuando ya estaba superando aquel encuentro pero volvió a aparecer sin embargo esta vez lo tendría demasiado cerca, lo habían contratado en su misma empresa la cual era de automóviles, y para colmo Naruto estaría en cuentas por cobrar, encargándose de las personas que tenían facturas a créditos y éste mandaba a alguien a cobrar a sus casa, empresas u otros lugares. Para su suerte no estarían los dos en una misma oficina, estaban Juugo y Suigetsu así que sus nervios se esparcían al menos un poco. Juugo era el contador mientras que Suigetsu era el que se encargaba de pagar los recibos que otras empresas les traían.
Y ahí estaban los cuatro. El primer día la tensión en él era palpable, Naruto no le dirigía la palabra y él no iba a ceder, no señor, solo le hablaba cuando era estrictamente necesario y viceversa. Sus amigos lo notaban extraño pero no comentaron nada pues conocían su temperamento.
Una, dos, tres semanas y el aire seguía igual, cada vez más difícil de soportar para sus compañeros y para él mismo
- Sasuke, sabemos que algo paso entre ustedes – se animó a decir Juugo después de que lo convencieron para ir a beber – Puedes confiar en nosotros
- No es nada – tapo la botella con su mano y luego sonrió con melancolía – Fue uno de mis mejores amigos – sentía que si lo seguía guardando se ahogaría en cualquier momento o peor, se volvería loco con tanto sentimientos en su interior– Todo lo hacíamos juntos y aunque yo tenía otro amigo, las cosas con Naruto eran diferentes, a veces pasábamos altas horas de la madrugada hablando sobre el futuro, sobre nuestros miedos, nuestros anhelos y nuestros sueños – sintió que la saliva se le atoraba así que le dio un trago a la cerveza, sus amigos se miraron entre ellos y torcieron una pequeña sonrisa triste – cometí un error – volvió a hablar – me enamoré de él – apretó la mandíbula, estaba siendo muy difícil pero a la vez tranquilizador – Fui tan estúpido, de repente me dejo de hablar, yo no entendía, lo seguía provocando para molestarlo pues esa era una de las maneras que teníamos de llamar la atención del otro ¿Algo tonto no? – a pensar de que fue pregunta no respondieron y él no dejaba de ver su embace ya vació sobre la mesa – pero así éramos, teníamos 16 años y desde los 10 habíamos convivido cuando Naruto llego a la misma primaria que yo… y desde ahí habíamos sido amigos, inseparables… hasta ese día que me evadió y así sucesivamente hasta que quise hablar con él, así que lo busque pero jamás – y por primera vez los miro – de los jamases – se rio ante ese comentario – me imagine que tuviera pareja… un novio posesivo cabe destacar, no lo dejaba acercarse a mí y él como buen novio hizo todo lo que ese bastardo le dijo – apretó la botella con rabia e impotencia – y gracias a él perdí a mi mejor amigo y… mi primer amor – desvió la mirada – creí que ya lo había superado hasta que lo vi en la fiesta de Suigetsu – miro a su amigo – Es tan tonto – se burló de sí mismo – soy tan tonto… no lo puedo superar y bueno… ahora está trabajando con nosotros, demasiado irónico, parece que la vida me quiere joder - alzó la mano llamando a un camarero – ¿me trae otra cerveza?
- O el destino – hablo Suigetsu después de haber meditado todo aquello provocando que ambos lo miraran – Digo, pensaste que ya lo habías superado pero no, ahora trabaja con nosotros y te lo topaste, eso quizá sea el destino
- Cállate idiota, no le des falsas esperanzas – golpeo Juugo a Suigetsu después de ver cómo le brillaron los ojos con un deje de esperanza.
¿Destino?, se había repetido pero sabía que no podía ser eso, no se lo había topado hasta ahora y bueno… de ser el destino podría habérselo topado antes, a cada rato ¿No? No quería hacerse falsas esperanzas como había dicho su amigo pero algo en él se removió inquieto y sí, ¿si era el destino?
El agua fría recorriendo su cuerpo le calmo los ánimos, pues no había dejado de pensar en lo que le dijo su amigo en el bar aquella noche
La fiesta de la empresa estaba por llegar, ya casi era navidad y como ese día no se laboraba tendrían una fiesta en el salón de algún hotel, como todos los años donde intercambiarían regalos, habría barra libre, y la pasarían bien
- Bueno, como ya saben habrá como todos los años un intercambio – poso sus manos en una caja que estaba sobre la mesa de juntas, estaban todos reunidos y a pesar de que eran muchos y la sala pequeña, se hicieron espacio para caber bien – Aquí están los nombres de todos así que van a pasar de uno en uno para sacar un papelito. – informó la gerente
Y así como se les había ordenado iban pasando de a poco para sacar el papel, dar un vistazo y guardarlo en su bolsillo o si no tenían, mantenerlo en su mano y ahí estaba sin poder despegarle la mirada a Naruto, tan perfecto, había pensado mientras lo veía sacar un papel, al cual dio un vistazo y suspiro.
- Te lo comes con la mirada Sasuke – se burló su amigo
- Cállate Suigetsu
Cuando todos pasaron, la gerente les informó que ya podían retirarse y que la próxima semana sería la fiesta. Algunos más emocionados que otros se dirigieron a sus respectivos lugares sin mencionar quien le habían tocado a cada uno.
El celular de Naruto comenzó a sonar e instintivamente llevo sus ojos a él, ¿Quién le llamaría? Obvio que su novio, suspiro
Sintió las manos de alguien rodear su cuello y su corazón dio un salto.
- Sasuke - le susurraron y ahí fue cuando se tranquilizó – si sigues así se dará cuenta que te tiene como idiota por él – se burló
- Suigetsu, eres un idiota – le regreso
Juugo los veía divertido, siempre se comportaban de ese modo, sin saber la razón exacta desvió la mirada a Naruto quien los observaba con los ojos abiertos y el teléfono aún en su oreja, también lo vio agachar la mirada y fruncir los labios con molestia; Juugo ensancho su sonrisa.
- Dejen de coquetear aquí – les dijo a ambos
- ¿Quién coquetea? – lo agredió
- Bueno, yo solo sé que si quieren ir a darse besos vayan a otro lado – no dejaba de ver a Naruto sobre el rabillo del ojo, quería ver si sus sospechas eran ciertas
- Es que Sasuke es irresistible – y ahí se separó un poco, giro su silla y le planto un beso en los labios, uno tranquilo y suave
Correspondió pues no era raro besarse de vez en cuando en el trabajo, ciertamente muchos pensaban que eran pareja más sin embargo ellos aclaraban que solo eran amigos, muy íntimos, pero solo amigos. Juugo volvió a girar sus ojos hacía Naruto y lo que vio lo hizo sentir un poco culpable por provocar aquella escena - a pesar de su ruda apariencia, era un chico sentimental – Naruto derramo una lágrima y al percatarse que era observado se alarmo y se giró para que nadie más lo viera.