Y entonces como si una luz lo iluminara y todas sus ilusiones se revocarán miro en su escritorio una nota, la tomo y con recelo la leyó; mismo hotel, mañana 6:40 p.m. Decía y aunque no iba firmada supo de quién se trataba.
No sabía si ir o no, dudaba demasiado. Pero al final se decidió impaciente sentado en el living del hotel esperando a que el rubio apareciera, sin embargo, no lo hacía. Habían dado las siete de la tarde así que mientras esperaba pidió una bebida decidiendo que lo esperaría hasta que su bebida se terminará y cuando iba dando su último trago; apareció. Con sus rebeldes cabellos rubios desordenados, tratando de controlar su respiración mientras daba bocados de aire intentando hablar pero sin conseguirlo. Su ropa se veía desarreglada como si acabase de correr una maratón y después peleado pues se alcanzaba a ver un morete en la mejilla derecha.
- Sí que te han puesto una dura – se burlo
- No es lo que piensas – defendió antes de la agresión – Venía con tiempo pero una pandilla me ha perseguido, apenas y he dado un golpe a uno y corrí como alma que lleva el diablo. – sonrió
- Ya lo veo – siguió su burla para después levantarse – has tenido suerte, estaba por irme
Naruto miro el cobro en la mesa y el vaso vació para volver a sonreír ya repuesto: - Sí que la he tenido. Lo tomó de la mano y lo guío a la habitación pues la reserva ya estaba hecha.
- Si se entera de esto Gaara, me irá a buscar de nuevo
- No lo creo, no tiene por qué enterarse
Se sentaron de nuevo sobre la cama, indeciso de hablar o no, pero como aquella primera vez quiso saber, quería saber porque era así de sumiso con él
- ¿Qué te ha hecho? – sin duda, esa pregunta lo tomo desprevenido sacándolo de sus pensamientos y al no obtener respuesta volvió a preguntar – Suigetsu ¿Qué te ha hecho?
- Nada que no quisiera – susurro - ¿Pero que viene él al caso?
- No lo sé, solo quise saber – murmuro
- ¿Y se puede saber para qué?
- Curiosidad, supongo – estaba renuente y lo notaba
- Naruto… A ti ¿Qué te ha hecho Gaara?
- Nada que no quisiera – murmuro con desgano – Sasuke, las cosas con Gaara son demasiado complicadas ¿Sabes? – agacho la mirada afligido
- No, no lo sé – se cruzó de brazos – explícalo – como vio que no iba a hablar continuó: - hemos llegado a la conclusión de que te tiene amenazado con algo – los ojos de Naruto se agrandaron en sorpresa y si ponía atención alcanzaba a oír la respiración acelerándose
- ¿Llegaron? – preguntó después de un momento - ¿Quiénes?
- Juugo, Suigetsu y yo – no perdía atención de las facciones del otro, sentía que estaba llegando a algo – admítelo ¿Qué es? Siéndote sincero nunca te pensé tan sumiso, si eras tan fácil de manipular lo hubiera hecho años.
- No es… nada – mordió su labio tratando de controlar su pulso y sus lágrimas.
- Naruto… - le levantó el rostro – confía en mí, siempre lo habías hecho
- Sasuke… - su voz salió tan rota, tan triste, tan… lastimera que ocasiono en él una punzada de dolor. – yo… No puedo decirlo, es demasiado difícil…
- ¿Entonces si hay algo? – se preocupó a la vez que se enfadaba
- Sí…
Decidió no presionarlo, lo abrazo protector y esas horas contrarias a lo que pensaron que iba a pasar solo platicaron, se pusieron al día de los años que no se vieron, dónde habían estudiado, cuantas parejas habían tenido y no le sorprendió escuchar que Naruto solo había estado con Gaara, lo que le sorprendió fue que le dijera que con él había sido el segundo. Un calorcito se había apoderado de su pecho y una sonrisa tonta se reflejó en los labios pues significaba que si no hubiera estado con Gaara, estaría con él. Naruto había hecho una mueca de molestia cuando le dijo que había sido el cuarto, pues había querido entablar una relación con una mujer, cosa que fracaso completamente y una con su otro amigo del instituto, cosa que igual, fracaso. Cuando estaba por contarle de Suigetsu, esté le tapó la boca con un beso No quiero saber de él, le había dicho. Habían ordenado una cena en la habitación y una botella de vino. Habían entrado a la bañera en una intimidad que ni uno entendía pero los hacía sentir bien, los hacía sentirse completos. Estaba acostado en el regazo de Naruto entrelazando sus dedos en el aire fuera del agua con una sonrisa, sintió los labios ajenos en su cabeza y se hizo pequeño; le dolía, le dolía saber que solo era temporal.
- Desearía que esto fuera eterno – le dijo en el oído. - ¿Tú no Sasuke?
- Sí… - se pegó más al pecho ajeno sintiendo su calor – Daría todo por estar siempre contigo
Se dio cuenta de sus palabras cuando sintió su cuerpo ser apretado en un abrazo te amo le había susurrado y él derramo una lágrima sintiendo el cuerpo temblar detrás de él. Lloraba impotente. No dijo nada, dejo que se desahogara.
Cuando se veían en la oficina se sonreían cómplices, como si las cosas fueran a mejorar, y de repente Gaara comenzaba a llevarle el almuerzo a su novio, era como si quisiera acaparar el tiempo aun en el trabajo. Irritación era lo que sentía. ¿Quién había dejado que se quedara? La vieja Tsunade por supuesto, alegó que era uno de sus mejores empleados y que no podía correr el riesgo de que se fuera así que le cumplía todos sus caprichos, aparte de que se había encariñado con él.
Ahora estaban siendo observados por él mientras comían en el comedor de la empresa. Bufó molesto pues los pequeños momentos que compartían él y Naruto se estaban yendo al drenaje por su novio. Suigetsu lo noto y lo tomo de la mano para transmitirle tranquilidad a lo que respondió el agarre. Quizá si no estuviera tan enamorado del rubio como lo estaba, pudo haberse enamorado de su amigo pues con él se sentía reconfortado, lástima que los dos tenían un amor no correspondido. Se había planteado proponerle salir a Suigetsu argumentando que ambos estaban solos pero cuando Naruto apareció de nuevo esas palabras murieron en sus pensamientos y ahora que veía como estaban aquellos dos la idea volvía a surgir como un fénix resucitando desde las cenizas. Pero ¿Estaba dispuesto a renunciar a ese idiota? No lo sabía…
- Nos casaremos – alcanzó a escuchar en la lejanía
…Pero tenía que hacerlo. Sintió el calor de Suigetsu emanando su cuerpo amortiguando el golpe emocional que aquellas palabras le habían provocado.
- ¡No! – el golpe seco de la mesa siendo azotada por unas manos, lo saco de aquella herida – No me casaré contigo Gaara – Lo miró, miró aquella rabia contenida, aquellos celos en su mirada.
Suigetsu se alejó un poco de él y lo miro susurrándole un me da miedo, provocó una sonrisa y un ataque para cuando quisiera molestarlo. Recordó como Gaara lo sentó de golpe jalándolo del brazo sacando en varios un sonido de sorpresa. Le susurro algo y se fue dejándolo con la palabra en la boca.
Antes de que pudiera reaccionar salió corriendo tras su novio. ¿Qué era aquella amenaza que lo tenía tan controlado? ¿Tan angustiado? ¿Tan solo?...
Y esa misma tarde cito a sus amigos al bar de siempre. Ambos lo miraron extrañados pues no era normal que él los citara.
- Hay que salir – le había dicho
- Pero si ya lo hacemos – respondió confundido - ¿No?
- Me refiero como pareja – hablo tranquilo mientras daba un trago a su bebida como si estuvieran hablando del clima.
- Ah, bueno Sasuke, tu sabes lo que…
- No seas idiota – le pego Juugo – Esa tal Karin nunca te hará caso, Sasuke y tú ya se han liado mucho así que mantener una relación más allá del sexo quizá les venga bien a ambos
Sasuke agradeció en silencio aquella explicación pues no le gustaba darlas a él, Suigetsu pareció meditarlo un segundo y luego agrego:
- Si es por el matrimonio de aquel rubio, paso – comió una papa frita y luego le dio un trago a su bebida – No quiero ser tu pañuelo
- Afg… - bufó – y pensar que tú parecías más lúcido en las anteriores reuniones, mira es como dijo Juugo, no veo que pueda salir mal – intentó convencer – tengo entendido que Karin también se va a casar ¿o pretendes ir a robártela a la boda? - Una sonrisa socarrona apareció en los labios de su amigo sorprendiéndolos a él y a Juugo – No estarás pensando eso ¿O sí?
- Ella no se quiere casar con ese, así que como buen humano que soy la robaré y te sugiero tú hagas lo mismo
Eso no se lo veía venir, ahora su plan de olvidar al rubio había sido, como todo en su vida, un fracaso.
- Como pretendes que lo vaya a robar
- Fácil, investiga el lugar y la hora, de hecho necesito de su ayuda para robarme a Karin – pareció meditarlo un minuto – Es algo complicado, nos hemos estado viendo, hemos intimado y ella parece haberse enamorado de mi ¿No es genial?
- Mucho – aclararon los dos – Es grandioso
El tiempo transcurrió tranquilo, Suigetsu les había contado su plan, iba a robar un caballo del establo de su padre, iría a la iglesia y se llevaría a Karin con él. Se sintió feliz por su amigo.
Les había explicado a él y a Juugo lo que harían en su plan y bueno, era algo sencillo pero no tan fácil de llevar a cabo. Tenían que robarse el caballo, esconderlo en algún lado y al día siguiente ir por él para llevarlo a la iglesia donde estaría Suigetsu con un traje y un ramo para Karin.