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Agridulce por Lunatico

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Notas del capitulo:

No sé si ustedes pueden ver bien las palabras con tilde porque a mí me aparecen unos triangulitos :v.

 

Noche de RBD

un poco de su amor?

Me desperté a las 11:00 de la mañana, corrí las cortinas y abrí las ventanas, el día se veía prometedor, el cielo azul en toda su totalidad, en la ciudad el calor era tan normal como el frío en el polo norte.

Desde mi balcón podía ver el mar, que me invitaba a él, el calor era intenso así que la idea de zambullirme en el mar era tan tentadora. Bajé a la cocina a desayunar pero tenía demasiada flojera para hacerme algo, así que decidí cocinar solo cuando ya no aguantara más el hambre.

El hambre me venció a las 2 de la tarde pero lo solucione devorando tres platos de cereal con leche, no comprendía cómo las personas podían servirse una gran cantidad de cereal y muy poca leche. A mí en lo personal me gustaban en cantidades iguales, aunque siempre hacia que la leche rebasara el  cereal.

Me senté frente a la computadora y abrí facebook, tenía 5 notificaciones, un mensaje y una solicitud de relación, esta llamó mi atención. Abrí la solicitud que decía:

Romeo Gómez Montero indicó que tienes una relación con él desde el 03 de octubre del xxxx.

El solo hecho de pensar en aceptarlo me dio miedo, me hizo sonrojar y me confundió, ¿Qué pasaría si la contestaba y todos se daban cuenta de eso? O si no la contestaba y Romeo se enojaba. Dejando esto a un lado, decidí abrir el mensaje. Era de Romeo. Estaba Conectado.

Hola gatito, ¿cómo amaneciste? Tal vez te estés preguntado qué onda con la solicitud que te mandé, bueno sé que es algo imprudente pero, no pude evitarlo, tanta gente que tienes en Facebook, que puede verte y saber de ti, me molesta el simple hecho de pensar que te pueden empezar a coquetear o cosas por el estilo, así que por eso te mande la solicitud, puedes bloquear a tu familia para que no vean la relación.

Cada día Romeo iba conquistándome más, tanto que me aterraba que lo siguiera haciendo.

-Ok.

-Oye gatito, ¿A qué hora te vas a ir?

-A las 5 ¿por?

-Genial, te vas a la misma hora que yo, y ¿te vas a ir solo o van a ir por ti?

-Solo ¿por?

-Genial ¿puedo pasar por ti? Para que nos vayamos juntos.

-Sí, claro, pero llegas puntual, no como el otro día.

-Claro que si gatito :*

-Entonces te espero.

-¿Qué? ¿Ya te vas? ¿Ya no quieres platicar conmigo? 

-No es eso, pensé que tú querías que me fuera.

-¿Cómo crees? Es más, hagamos una video llamada.

-Espera un momento pues.

Por alguna razón corrí a verme al espejo, me arregle un poco mi cabello, que me gustaba más que antes desde mi nuevo corte. Me lave la cara para poder eliminar todo rastro de sueño en mi ella.

-Me creerás qué apenas te vi ayer y ya me muero por verte de nuevo.

-Yo también Romeo, También quiero verte.- Agradecía no tenerlo enfrente.

-¿Tienes cámara Angi?

-Sí, obvio, si no fuera así no habría accedido a hacer una vídeo llamada contigo. 

-¿Quieres que la mande?

-Sip.

Después de dos intentos pudimos conectar la llamada. Veía la cara de Romeo, con su sonrisa deslumbrante de siempre, podía ver su cuarto de fondo y por alguna razón eso me hacía sentir muy feliz, sentía mis cachetes calientes y me daba pena ver la pantalla.

-¡Hola! Ángel .

-Ho-hola Romeo.

-Dios, Ángel  te ves adorable, si te tuviera enfrente te comería a besos.

-No digas esas cosas, tu familia puede escucharte.

-Que me escuchen, no me importa.

-Pero… se van a enojar contigo.

-Ángel , que te quede claro. Contigo hasta el fin del mundo. No me importa lo que pase a mi alrededor, yo solo quiero estar contigo las 24 horas del día, los 7 días de la semana, las 4 ó 5 semanas del mes, los 12 meses del año, los años que me queden de vida y mis siguientes vidas.

-T-te qui-quiero Romeo- instintivamente me acerqué al monitor y le di un beso a la pantalla. Después de esto cerré la laptop. Estaba completamente sonrojado y apenado, ¿cómo había podido ser tan cursi?

Romeo pasaría por mí a las 5, así que todavía me quedaban dos horas para arreglarme. Fui a la sala y prendí la tele, estaba un programa que me gustaba, era una comedía. En el refri había agua de Jamaica de la que había preparado Romeo el día anterior, llene un vaso de un litro y me enfrasque en ver la tele.

Aunque había pasado pocos días desde que Romeo me había empezado a visitar diariamente, ya me había acostumbrado a su presencia y extrañaba no estar con él en momentos como ese, sentía la necesidad de acurrucarme en su pecho y de sentir sus caricias en mi cabello, lo extrañaba demasiado. Todo esto me hacía sentir demasiado imbécil, apenas éramos novios de dos días atrás y yo sintiéndome así. El simple hecho de pensar en decírselo a Romeo me apenaba demasiado, si él se llegaba a sentir incomodo por cómo era yo, jamás me lo perdonaría, ahora que sabía lo que sentía por Romeo, me sentía capaz de hacer cualquier cosa por él.

Al final, no pude concentrarme en el programa que estaba viendo. A las 4 comencé a arreglarme, busqué entre mi ropa algo que ponerme y al final me decidí por un pantalón un poco entubado color café y una camisa de manga tres cuartos de color azul. Saqué de lo más recóndito de mí closet; unos botines café que mi mamá me había regalado en mi cumpleaños y que hasta entonces no había tenido la oportunidad de usarlos. Preparé de nuevo la bañera para darme un buen baño con esencia de Rosas, ya que sabía que a Romeo le gustaba.

A las 5:45 ya estaba listo, me había quitado la venda de la cabeza y en su lugar me puse un curita, ya que la herida era demasiado pequeña. Estaba seguro de que Romeo estaría molesto por haber terminado la video llamada en un arranque de vergüenza, así que me sentía nervioso. A las 5:50 escuché un chiflido que venía de la calle, me asomé por la ventana para ver. Era Romeo. Lo saludé para que se diera cuenta de que ya lo había visto. Cerré la ventana con seguro, tomé mis llaves y salí hacia la calle.

Romeo se veía demasiado guapo, por no decir “Guapísimo”.  Traía puesta una playera tipo polo color negra, y un pantalón ajustado blanco. Su cuerpo resaltaba enormemente, su pecho, sus brazos, sus nalgas. Sentía mi cara arder. Me sentía un enclenque a su lado.

-Hola gatito- me encantaba su maldita sonrisa.

-Ho-hola Romeo- se acercó a mí y me dio un beso en la frente- Ro-Romeo aquí no, nos pueden ver mis vecinos.

-Pero no hay nadie en la calle, además te debía un beso, hace rato tu me diste uno- me sonrojé- y ahora me tocaba a mi dártelo y ¿Cómo quieres que no haga este tipo de  cosas? Si tú me provocas. Te ves demasiado guapo hoy, y hueles delicioso, me dan ganas de no ir a trabajar y no dejarte ir a tu cita.

-¡Tonto!- la sangre se me subió a la cabeza- tu, tu también te ves muy gu-guapo

-Ya sabes amor, me gusta que te guste, no te sientas apenado, puedes disfrutarme como quieras, si me quieres manosear hazlo.- me miró pícaro-

-O-ok, pero ¿No estás enojado porque te cortarte la llamada así?

-Claro que no, me encantan tus arranques de vergüenza- Déjà Vu- se acercó a mí para darme un beso en los labios, fue un beso lindo ya que sólo fue el simple roce, pero me hizo sentir tan bien.

-De todos modos, perdón por haberte cortado tan de repente.

-Disculpa aceptada mi príncipe- ¿Por qué diablos me trataba tan… tan lindo? – Vámonos pues, si no, saldrá el camión de las 5 y nos dejará- me tomó de la mano y empezamos a caminar en dirección a la terminal.

Me encantaba sentir la mano de Romeo entrelazada con la mía, aunque me sentía apenado cuando lo hacía no podía evitar sentirme bien. La sensación de cosquillas en mi estomago me encantaba, esa corriente eléctrica que me recorría cada vez que Romeo me tocaba, me besaba o sonreía, era adictiva.

Pasamos al lado de la casa de Rob, el estaba afuera y nos vio, pude notar como miraba a Romeo con una cara que me pareció de deseo, lo cual me molesto. No estaba seguro de Rob fuera gay o algo por el estilo, pero siempre tuve mis dudas, de todos modos, la manera en la que veía a Romeo me molestó. Me le pegué más a este y el lo notó y me sonrió con complicidad.

-No te preocupes gato- me besó la cabeza- ese chico no me provoca ni el más mínimo deseo- miró hacia donde se encontraba Rob, su mirada era despectiva- no se compara contigo, no tienes por qué estar celoso.

-Yo no estoy celoso- enrojecí.

-Lo que digas amor.

Ya en el camión opte por sentarme del lado de la ventana y Romeo del lado del pasillo. El camión no iba muy lleno, de hecho iba demasiado vacío, solo dos personas más aparte de nosotros, que iban sentadas en los asientos de adelante, Romeo y Yo íbamos en uno de los últimos.

Romeo me pasó un brazo por detrás de la espalda y me recargó en su hombro, yo tenía miedo de que alguien nos fuera a ver, pero nadie nos prestaba atención.

En una de las tantas paradas que hacía el camión se subió un chico que llamó mi atención. Tenía que admitirlo, era muy guapo, tal vez unos 10 cm más alto que yo, de piel blanca, con un cuerpo bien formado, las pestañas largas y enchinadas, los labios carnosos, de ojos café claro, y con el pelo negro quebrado, y lo llevaba alborotado. Llevaba una bermuda café y una playera amarilla, se veía realmente guapo, parecía un príncipe de cuento de hadas, no le calculaba más de 15 años. Me sonrojé al admirar a ese muchacho. En un momento nuestras miradas se cruzaron y me puse más nervioso. Volteé a ver a Romeo y este miraba al chico con desprecio. El chico se sentó delante de nosotros, yo no podía dejar de sentirme nervioso. Romeo estaba demasiado tensó, parecía un Gato a punto de atacar. El chico podía estar muy guapo, pero por nada del mundo cambiaba a mi Príncipe Romeo.

Me acerqué un poco más a él y le di un beso en el cachete, el se sonrojo.

-¿Por qué fue eso?

-Te quiero Romeo- enrojecí.

-Parece que no- hizo un puchero- fijándote en otras personas cuando estás en frente de mí.

-Perdóname- agaché la cabeza- yo sólo te quiero a ti Romeo.

-Yo también pinche gato mugroso- me besó la nariz, en eso el chico de adelante volteo a vernos y Romeo aprovechó para darme un beso en los labios. Vi como el chico se sonrojaba y volteaba hacia otro lado.

-Que sepa que tú eres mío.

-Yo, solo te quiero a ti Romeo, mi pinche príncipe azul de vecindad- reímos juntos.

-Siempre cuidare de ti Angel.-Me sonrojé. -sabes, tal vez no es lugar más romántico para decírtelo pero, Dios, estoy loco por ti, pinche chamaquito mugroso de 14 años ¿Cómo haces para hacerme sentir de esta manera?

Sus palabras me tomaron con la guardia totalmente abajo, no es como si la tuviera alto cuando estaba con Romeo, pero me sentí como nunca antes, hasta ese momento jamás pensé que alguien pudiera decirme que estaba loco por mí, muchas veces había escuchado la frase en la tele o había leído, pero que te la dijeran era completamente diferente. Vi los ojos de mi chico y y brillaban completamente, no supe que contestar, me daba pena sacar de mi cabeza las cursilerias que pasaban por ella cuando estaba con Romeo. Sólo atiné a besarlo. 

Como el lo había dicho, no era el momento, ni el lugar, parecía la escena de la telenovela más naca del mundo, pero ahí estaba, Yo Ángel, el chico más fresa de la escuela, estaba montando una escena en un urbano. Podían decir lo que quisieran de mí, pero Romeo me traía loco también. 

Me separé de él lentamente y apenado, sólo agaché la mirada y recargué mi cabeza en su hombro, pude adivinar una sonrisa en su rostro, y atiné a tomar su mano y apretarla. No lo dejaría ir jamás, ni por el chico más guapo del mundo. 

 

Notas finales:

Yo necesito de ti como el aire, nadie te puede querer tanto así...

 

Sólo un poco de su amor, es lo que pido!!!


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