La semana paso muy rápido últimamente había sentido que los días pasaban más rápidos de lo normal, el viernes había llegado temprano al salón, estábamos platicando con Beto acerca de Selena y riendo de ella, Beto era muy burlón, si hacíamos una cosa mal, por mínima que fuera nos acababa a burlas. Estaban a punto de tocar el timbre y ya la mayoría de mis compañeros había llegado faltaban unos cuantos entre ellos Romeo. Tocaron el timbre y cuando esto pasaba se cerraba el portón de la secundaria y ya no dejaban pasar.
-Tal vez ya llegó y se quedo comprando algo- me dije a mí mismo. Se dieron las 7:30 y algo me decía que Romeo llegaría en cualquier momento al salón que abriría la puerta como de costumbre, que me sonreiría y que su aroma llegaría a mi nariz en cualquier momento, que se sentaría detrás de mí y me contaría el porqué de su llegada tarde. No llegó. Eran las 9:30 y yo ya había aceptado que Romeo no vendría, ese fue el primer viernes que Romeo Falto a la Escuela.
El viernes de la próxima semana sería la marcha por el evento de la independencia, así que la maestra Mar me sacaba de las clases para practicar y el maestro Aquiles, de inglés también practicaba conmigo. Ese día la maestra Liz, la tutora de nuestro grupo, una mujer joven, no pasaría de los 29, morena, delgada con el cabello lacio hasta la mitad de la espalda y con una cara dulce, nos dijo que teníamos que adornar el salón con motivo del 15 de septiembre, la próxima semana también empezaría la serie que estaba esperando tan ansioso. Se llamaba Glee, siempre me habían gustado los musicales y al saber que cantarían Bad Romance hizo que quisiera verla más.
El lunes llego más rápido de lo normal. Me quedé dormido y desperté faltando cinco para las siete, me bañe lo más rápido que pude y me fui a la escuela. Llegue y Ginny, como era jefa de grupo, estaba adornando el salón con papel crepe de colores verde, blanco y rojo, Gloria estaba pegando unos adornos con caras de personajes históricos arriba del pizarrón, incluso Selena estaba ayudándolas, Marisol y Zuleyma estaban en mi salón platicando con Beto. Dejé mi mochila en mi lugar y fui a ver en que les podía ayudar. Sentí un aroma a Vainilla y Mousse para el cabello y supe que Romeo había llegado, sonreí estúpidamente en mis adentros.
Romeo se dirigió a su lugar, dejo su mochila y fue hacía donde yo estaba- ¿Qué están haciendo?- pregunto.
-El viernes que no viniste la maestra Liz nos pido que adornáramos el salón, así que eso es lo que hacemos- le dije con una sonrisa en la cara.
-Ho- dijo mientras se rascaba la cabeza.
-¿Por qué no viniste el viernes?- pregunté, creo que con demasiada curiosidad.
-¿Por qué? ¿Me extrañaste?- dijo acercándose mucho a mí, nuestras narices estuvieron a un centímetro de tocarse, sentí su aliento, olía a menta y café.
-N-no- me puse rojo al notar lo cerca que estábamos- déjate de tus cosas y mejor ayúdanos. Regresé a lo que estaba haciendo. Quería pegar unos adornos en la parte alta de la pared pero no alcanzaba, estaba de puntitas porque tenía flojera de ir por una silla, de repente sentí como una mano me quitaba el adorno que tenía y lo pegaba con facilidad en el lugar donde yo quería ponerlo.
-¿Ahí está bien, o lo quieres más arriba?- me pregunto Romeo, con aires de grandeza, quise suponer que se sentía así por estar más alto que yo.
-No me mires como si fuera un enano, y gracias por eso- señalé al adorno pegado- algún día creceré y seré más alto que tú- arrugue una envoltura que tenía en la mano y la lancé hacía atrás.
Romeo me miro con gracia- ¿qué clase de hombre eres?- me preguntó.
-¿Por qué lo dices?
-Pues acabas de tirar basura, así nada más, el cesto esta allá- señalo la ubicación del cesto.
-Ya lo sé- levante la basura y la lleve al cesto.
-A todo esto ¿desde cuándo eres tan consciente con respecto a la salud del planeta?
-Desde que vi como tirabas la basura en el piso- me enseñó la lengua.
Las clases comenzaron, Historia a la primera hora, como me aburría esta clase. Vi entrar a Dana al salón y recordé lo que había dicho la semana pasada. Tenía que preguntarle a Romeo sobre eso, pero después, por el momento me concentraría en tratar de evitar que el maestro me pusiera de pie el resto de la clase.
Sentí como una mano me acariciaba la espalda y como otra se introducía en mi pantalón y me apretaba una nalga, la mano que estaba en mi espalda cambió de posición y se dirigió hacía mi boca haciéndome callar, la otra se divertía agarrándome la nalga y apretándola, mientras que una boca me susurraba un "Shh" al oído. Sentí como alguien me mordía el hombro y reprimí un quejido, eso que estaba haciendo Romeo me confundía mucho, y me confundía aún más el saber que le había permitido llegar tan lejos. Desperté.
Volteé a ver hacia los lados para ver si alguien nos había visto y al notar que esto no había sucedido exploté- Imbécil, ¿Qué crees que estás haciendo? No hagas cosas raras, no me gustan- no sabía cómo sentirme hacía las caricias que Romeo me hacía, estaba muy confundido al respecto, el era mi oponente en el amor.
-Es que me gusta ver las expresiones que haces y lo rojo que te pones.
-¡Pero a mí no me gusta!
-Hey, tu el que gritó, ponte de pié, así te vas a quedar el resto de la clase, y si no te gusta te puedes salir- me regañó el maestro.
Fulmine con la mirada a Romeo y este sólo rió.
En el recreo el maestro Aquiles, de inglés, me dijo que ensayaría con él lo del discurso que diría el 15 de septiembre. Mi prima Marisol estaba ahí también viendo como leía. Empecé a leer y no llegaba ni a al final del primer párrafo cuando el maestro me hacía empezar de nuevo. No es que no leyera bien. Es sólo que lo hacía muy rápido, el discurso tenía que durar cinco minutos y yo lo leía en dos, el maestro se desesperaba y yo también. Sol sólo se reía de mí por no poder leer rápido.
-Hazlo más despacio- dijo Aquiles (yo le decía Aquiles en lugar de maestro)- Sol empezó a moverse en cámara lenta dándole un sentido gracioso a lo que decía el maestro.
-Pues según yo voy despacio, yo no tengo la culpa de que usted no pueda seguir el ritmo de la lectura, se supone que aprendió a leer en la primaria o no.
-Sí, pero a diferencia de ti, yo si aprendí a leer bien- se defendió- en lugar de gastar fuerzas quejándote deberías de esforzarte más por leer mejor.
-Pero es que sí me esfuerzo pero no puedo.
-Pues no se ve tu esfuer...- sonó su celular y atendió- a disculpa- me dijo al terminar la llamada- me habla el director quiere que baje, que es urgente, sigue practicando con alguien- tan pronto Sol oyó eso se metió corriendo a su salón- a mira ahí viene Romeo- venía de las escaleras- ¡Romeo¡- grito el maestro, este vino hacía donde estábamos- quédate aquí ayudándole a este niño a leer bien...
-Yo leo bien- no lo dejé terminar.
-Y enséñale que cuando dos personas están hablando, no se debe interrumpir.
-Ok maestro no se preocupe, yo haré que aprenda- lo dijo con malicia en su mirada.
Romeo me hizo leer al menos unas veinte veces, si lo hacía muy rápido o me equivocaba esté me golpeaba en la cabeza con una libreta. La vigésima sexta vez que leí el discurso fue cuando al fin logre leerlo bien, Romeo como recompensa me dio una paleta de corazón que había comprado en la tienda, me sacudió la cabeza y me dirigió una sonrisa.
-Ves, no era tan difícil ¿cierto?- me dijo aún sonriendo.
-cafafe- le dije con la paleta en la boca.
-¿Qué?
Me saqué la paleta de la boca- que te calles, era obvio que yo podía hacerlo, desde el principio pude sólo que quería ver cuánto aguantabas "enseñándome"- dije con superioridad.
-Oh, ya veo- me dijo mientras alzaba una ceja- entonces me quedaré con esta paleta, ya que Yo te la di por haber logrado algo, no por burlarte de mí- me quito la paleta y se la metió a la boca.
-¡Hey! Esa es mi paleta, tú me la regalaste, no puedes quitar algo que tú mismo diste ¿Qué no has escuchado el dicho que dice, el que da y quita con el diablo se desquita?
-Oh claro que lo he escuchado, sólo que eso no se aplica en mentiras.
Dame mi paleta- se la intente sacar de la boca pero la tenía aferrada con los dientes- ¡dámela, tú me la regalaste!
Sentí como mi cuerpo caía hacía tras, había jalado con una fuerza que ni Yo sabía que tenía y provoque que Romeo y Yo cayéramos hacía atrás sentí como un cuerpo se abrazaba al mío.
-Wow, así que tenías un plan para abrazarme accidentalmente.
-Yo no, lo hice con esa intención- le dije sonrojado, mientras intentaba separarlo de mí.
-Pues te atendrás a las consecuencias- me dijo con malicia. Sentí como sus manos empezaban a meterse debajo de mi camisa y como me acariciaban la espalda levantando mi cuerpo unos centímetros del suelo.
-¡Detente!
-No, tu empezaste ahora terminas- me quede esperando algo que nunca llegó, poco a poco empezó a sacar sus manos de mi camisa. Todavía no las sacaba por completo, cuando vi una luz proveniente de la derecha y escuché una risa que ya conocía, creía que nadie nos estaba viendo pero estaba equivocado, vi a Selena reír mientras sostenía una cámara digital, claro esa era la luz que había visto.
-¿Q-qué haces Selena? ¿Porqué tomaste esa foto?- pregunte
-Es que se veían lindos- me le quede viendo feo, volteé a ver a Romeo con una mirada con la que le echaba la culpa de lo que había pasado pero el sólo se rió. Me abrazó por detrás y recargo su cabeza en mi hombro, justo hasta nivelarla con la mía.
-Luego me pasas esa foto donde estoy con mi amor, Selena- el bastardo rió.
-Claro, tu sabes que yo los apoyo en lo que sea- malditos bastardos pensé.
Me fui de ahí con un sentimiento que se debatía entre ser coraje y escepticismo. Por una parte estaba enojado de que a Selena no le importara en lo más mínimo el encontrarme de esa manera con Romeo, pero, no es como si ella tuviera sentimientos por mi o algo por el estilo, ella amaba a su novio Darien, o eso nos decía, era el colmo yo seguía teniendo sentimientos por ella (o al menos eso creía, ya no estaba muy seguro) y a esta le daba igual lo que yo hiciera o dejara de hacer. Por otra parte estaba confundido, Romeo me hacía sentir incomodo, feliz y asustado al mismo tiempo, no sabía si las cosas que hacía las hacía en broma o no, y tenía miedo de preguntárselo ya que esto se podría malinterpretar. Estaba un poco decepcionado de que este no hubiera continuado con lo que suponía que iba a hacer, después de todo a Romeo le gustaba Selena. Reaccione. Le gustaba Selena y la dejé sola con él, ese es un autogol, eres estúpido Ángel . Aunque no estaba muy seguro de esto, ya que me daba pena preguntarle a Romeo si era verdad y Selena me preguntaría el porqué si la cuestionaba sobre lo mismo. Esto apesta, digo después de todo quien no se fijaría en Selena, es bonita y tiene muy buen carácter, puede ser un poco presumida pero eso la hace linda y tierna, y qué mujer no andaría con Romeo, es guapo y amable, sería una completa idiota cualquiera que lo rechazara. Por algún motivo el saber que cualquier mujer que Romeo quisiera estaría con él me hizo enojar, quise pensar que era porque yo no le gustaba a nadie así que ignore este sentimiento.
Al salir de la escuela llegué directo a la computadora, hace tiempo que no lo hacía pero hoy quería escuchar un poco de música, siempre que agarraba la computadora lo primera que hacía era abrir Facebook y hoy no quería romper con esa tradición, escribí mi correo y mi contraseña y di enter. Tenía más de 10 notificaciones lo cual era rarísimo ya que nunca tenía tantas.
Sel Flowers agrego una foto en la que apareces. Genial, pensé, estaba cien por ciento seguro de que era la foto que nos había tomado. Abrí la notificación y ahí estaba: Romeo estaba encima de mí con una cara apacible y sus sonrisa deslumbrante de siempre, tenía las manos dentro de mi camisa y estaba levantándome, Yo estaba rojo de la cara, estaba a escasos centímetros del suelo, tenía una cara de miedo que daba pena, no me veía mal, de hecho me veía lindo, era raro ya que siempre salía horrendo en las fotos, o ¿será que la presencia de Romeo en la foto opacaba la mía haciendo por completo que las personas ignoraran mi presencia y sólo se centraran en él? Sí era lo más probable.
-Borra esa foto-escribí.
-No, me gusta esa foto :p- contestó Selena al minuto después de mi comentario.
-Mira quién lo diría, si son novios la niña se lo tenía bien escondido- Comentó Beto 30 minutos después, genial ¿a cuántos había etiquetado Selena?
-No somos novios, Alberto Bahena- lo etiquete.
-Por Dios Ángel Gómez, una imagen vale más que mil palabras, niégalo Romeo Gómez- lo etiquetó.
-Angi, ya no ocultemos más nuestro amor y gritemos que nos amamos- comento Romeo una hora después.
-Déjense de sus cosas, todos- ya estaba harto de que se burlaran de mí.
-¡Wow! Nena, te lo tenías bien escondidito, y yo que pensaba que él era sexy- comentó Zuleyma. Incluso leí eso con decepción
-Mira Sol Ballesteros, lo que hace tu primo cuando no tiene clases, es una zorra Jajajaja :p- Volvió a comentar Zuleyma.
-Angi, esta vez si te quemaste, tu mamá te golpeara- comentó Sol.
-¡Wow! Te estaba dando verdad Angi?- comentó Mario, quince minutos después.
-Selena ya ves todo lo que provocas!!!- estaba enojado, mi paciencia se había terminado.
-Uy ya se enojo la niña tranquilícense Jajajaja- comentó Beto.
-Ya dejen en paz a mi amorcito Angi, o se las van a ver conmigo, no lo hagan enojar, porque es lindo cuando esta sonriendo todo el tiempo :* te amo Ángel - comento Romeo, no pude evitar sonrojarme al leer esto, me emocionaron esas letras, sabía que no era cierto pero no podía dejar de sentirme feliz.
-¡¡¡JODANSE TODOS!!! Y tu Selena borra esa maldita foto- cerré mi facebook y apagué la computadora me acosté en la cama y me quede dormido pensando en lo último que había publicado Romeo.
Desperté y quise ver que había sido de la foto, prendí mi compu y abrí facebook, la foto ya había sido borrada, estaba feliz pero no del todo, en impulso antes de que la borraran la guardé, nunca me ha gustado que se desperdicien los recuerdos así que por eso lo hice.
Al otro día la escuela fue normal, demasiado diría yo, en inglés tocamos lo mismo de la clase pasada, el maestro me pidió que leyera para él y felicito a Romeo por haberme enseñado a leer, este sólo le devolvió una sonrisa altanera. Nadie toco el tema de la foto que había subido Selena el día anterior, pero mis compañeros le dirigían una cara de complicidad a Romeo cuando nos veían juntos. No sabía cómo sentirme respecto a eso pero por alguna razón me sentía bien al saberme cómplice de Romeo, no sabía que a la larga podría traerme demasiados inconvenientes.
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