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Agridulce por Lunatico

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Notas del capitulo:

Hola! Sé que literalmenre ya pasaron cuatro días pero es que he estado un poco ocupado. Gracias a quienes se toman un momento para dejar review, se los agradezco con todo el corazón, en verdad.

Caminamos hasta entrar a la secundaria, Mario ya estaba ahí junto con los demás, como siempre le cantamos las mañanitas y partimos el pastel, estábamos en el auditorio comiendo todos, Romeo abrió las cervezas y comenzó a repartirlas, a mí no me gustaba beber, así que pasé, pusimos música mientras platicábamos, echábamos relajo, de repente Sol le tiro pastel a Mario y este le tiró a ella pero le dio a Zuleyma. Al poco tiempo todos estábamos arrojándonos pastel unos a otros, Romeo llevaba como 3 cervezas pero se veía de lo más normal, me dijo que me tomara una para aflojar, pero lo dijo con una cara muy perversa.

Después de esa cerveza ya no sabía de mí. En mis momentos de alucinación me di cuenta de que ya eran las 6 de la tarde y ya estaba oscureciendo, Sol y Zuleyma ya se habían ido, así que sólo quedábamos Ginny, Mario, Selena, Andy, Gloria, Romeo y Yo. Sentí que Romeo me tomaba de la mano y me llevaba hasta la azotea del último edificio, al llegar ahí nos sentamos todos en circulo yo estaba demasiado borracho para poder mantenerme en pié así que me recosté en las piernas de Romeo, pude ver como este sonreía mientras yo me recostaba y cerraba los ojos.

Pude escuchar conversaciones pero sinceramente no quería despertar, estaba demasiado cómodo, sólo noté cuando todos se empezaban a despedir y me dejaban solo. Me desperté demasiado mareado, ya no había nada ni nadie, sólo note que estaba encima de algo sumamente cómodo.

-¿Dormiste bien?- me preguntó Romeo con una sonrisa en sus labios, estaba recargado en la pared observándome- Parecías feliz ¿qué estabas soñando?

-Estaba soñando que tenía una almohada demasiado cómoda- le dije tallándome los ojos con las manos- y sí, sí dormí bien, pero pensé que ya se habían ido todos.

-No, como crees que te dejaría sólo, eso sería cruel, además ya está oscuro, es peligroso que andes solo.

-Gracias por no dejarme sólo Romeo- le sonreí y note un lindo sonrojo- Pero tú mismo lo dijiste ya está oscuro, vámonos- traté de levantarme pero caí al piso.

-¿Estás bien? Es increíble con una cerveza te hayas emborrachado, yo me tomé 5 y mírame, como si nada.

-Perdón no soy muy bueno con el alcohol.

-Sí de eso ya me di cuenta ¿Puedes caminar?

-Creo que sí- me levanté e hice el esfuerzo de caminar, podía hacerlo pero iba muy lento y cuando llegué a las escaleras no pude evitar marearme- creo que aquí no puedo.

-Ummm, eso es un problema- dijo Romeo y se quedó pensando un rato- ¡Ya está! Tengo la solución- bajó dos escalones y se inclino dándome la espalda, me miró y me sonrió- Sube.

-No como crees, no me vas a aguantar.

-Sí, te aguanto, anda sube.

No sé si fue porque no estaba en mis 5 sentidos pero accedí demasiado rápido, me acerqué a donde estaba Romeo y me subí en su espalda, el me agarro de las piernas y yo me aferré a su cuello. Sentía su olor en mi nariz y no era para nada desagradable, sólo me aferré más fuerte a él y recargué me cabeza en su espalda. Empecé a cerrar los ojos, pero cuando empezaba a quedarme dormido su voz me despertó.

-¿Estas cómodo?

-Romeo eres demasiado cómodo y hueles muy bien- le dije entre sueños- oye llévame por el camino largo, que quiero seguir cómodo.

-Como usted ordene- me dijo en tono alegre- pero antes dame la llave para cerrar el portón.

-Ah sí, sí, la llave, está en la bolsa de mi bermuda- como pudo saco la llave y cerro el portón.

En todo el camino Romeo no dio señales de cansancio, se limitaba a voltear a verme y a sonreírme, mientras caminaba iba cantando una canción que no entendía.

-Bella durmiente, despierta ya llegamos.

-N-no me digas así imbécil, soy más hombre que tu y que todos los hombres del mundo juntos- el sueño me había afectado y hablaba medio borracho.

-Claro que sí Angi, como digas- dijo Romeo riendo.

-Por cierto ¿en dónde estamos?

-Ah, enfrente de tu casa, ¿puedes caminar o quieres que te suba?

-Romi, súbeme, no hay nadie en mi casa que me vea llegar borracho- le dije mientras me aferraba con más fuerza, pude ver como se sonrojaba y eso me hizo sonreír.

-Está bien- tragó saliva.

Como pudo subió las escaleras, saco las llaves de mi bermuda y me puso al pie de la puerta.

-¿No vas a entrar?- le dije rascándome la cabeza- te dije que estoy sólo, no creo que llegue alguien hasta las 10.

-Este- se sonrojó un poco- es que tengo que llegar temprano a mi casa.

-Como quieras… pero ¿me puedes subir a mi cuarto? Es que no creo poder subir las escaleras.

-Todo quieres, ven acá Bella Durmiente- me jaló y me cargo en brazos.

-No me digas así- le dije sonrojado por cómo me estaba cargando. Sólo me sonrío.

-¿Cuál es tu cuarto?

-Es donde dice Ángel - Abrió la puerta como pudo conmigo en los brazos y entramos.

-Wow.

-¿Qué?

-Tu cuarto es muy lindo- me sonrió.

-Mi cuarto no es lindo, es normal- Mi cuarto era una caja de color azul turquesa, tenía un ventanal que daba al balcón, las cortinas eran blancas, tenía un librero, que esperaba algún día llenar, tenía demasiados peluches de cuando era niño pero es que en verdad me gustaban las cosas lindas, mi cama era matrimonial para más comodidad, mis sabanas eran simples, de color azul y había un tocador que tenía cajones abajo donde guardaba mi ropa interior y otras cosillas, mi closet era grande ya que me gustaba tener mucha variedad de ropa, aunque esta no fuera de la mejor calidad, tenía un baño propio, un escritorio donde descansaba una pequeña laptop, una lámpara y mi ipod, al lado del escritorio descansaba mi mochila y un pequeño cesto de basura.

-Tienes muchos peluches ¿cómo explicas eso?

-Me gustan las cosas lindas- le saqué la lengua- ¿Podrías bajarme?- me sonrió y se acerco a la cama, me bajo con cuidado, me arrincone hacia el lado de la cama que estaba pegado a la pared y el se sentó a mi lado.

-Así que, ¿te gustan las cosas lindas?- dijo mientras agarraba un pequeño perro de peluche que dormía conmigo- Este perro esta lindo, pero he visto cosas más lindas que esto- dijo mientras se lo metía a la playera.

-Deja en paz a Pepperoni- le dije molesto, no había medido mis palabras.

-¿Así qué se llama Pepperoni?- dijo riendo- si lo quieres de vuelta, sácalo de mi playera.

-No me retes Romeo.

-Ya te dije, sácalo si lo quieres.

No lo pensé dos veces, creo que el alcohol había afectado mi cerebro, me acomode quedando sentado en la cama y me acerque a Romeo hasta que quedamos separados por unos cuantos centímetros, me hinqué poniendo una rodilla quedando Romeo en medio de mi y metí mi mano en su playera, el se dejo, sentí su abdomen y tantee con mi mano hasta llegar a su pecho donde sentí como subía y bajaba al ritmo de su respiración, agarré a mi peluche y al sacarlo reaccione y me di cuenta de la posición en la que estaba. Romeo me miraba intensamente, sentía mis mejillas arder.

-Este- dije separándome de él- te dije que lo haría- me acosté al lado de él.

-Sí tenía mis dudas, pero me sorprendiste- me dijo recostándose en la cama y volteándose hacia donde estaba Yo.

-Shh, cállate que tengo sueño- dije dándole la espalda, de repente sentí como sus brazos me envolvían- ¿q-qué estás haciendo?

-Abrazándote ¿qué no es obvio?

-No hagas esas cosas- dije totalmente apenado.

-¿Porqué? si nadie nos está viendo

-Porque somos hombres- le dije alterado.

-Shhh, no te alteres, es un simple abrazo entre amigos- me dijo mientras me apretaba a su cuerpo.

-Al menos cierra la puerta y ponle seguro- sentí sus brazos soltarme y escuché el sonido de la puerta. Al poco tiempo sentí como regresaba a mi lado y me volvía a abrazar.

-¿Contento?- me dijo mientras besaba mi cabeza.

-S-sí- no le tomé mucha importancia porque a Romeo le gustaba hacerme ese tipo de cosas, pero me sonrojé y me sentí raro por dentro. Me tuvo abrazado todo el tiempo, no hablábamos sólo estábamos acostados, yo sentía la respiración de Romeo en mi nuca y sentía como sus brazos no me querían soltar, no supe en qué momento me quedé dormido.

Desperté y sentí que Romeo me abrazaba todavía, me gire para quedar cara a cara y ahí estaba el mirándome fijamente mientras sonreía con una de sus sonrisas deslumbrantes.

-¿Qué tal dormiste?, ¿no te incomodé?- pregunto con interés.

-Dormí bien y creí haberte dicho que eres muy cómodo- me estrujo hacía su pecho- ¿Qué hora es?

-Son las 8:30

-Entonces estuvimos dormidos 1 hora y media.

-Estuviste- dijo riendo.

-¿Tu no dormiste? entonces ¿qué estuviste haciendo todo este tiempo?

-Viéndote dormir- esbozó una media sonrisa y me sacudió el pelo.

-¡Ah!-B Bostecé- no ha llegado nadie ¿verdad?

-Nop, pero tu celular ha estado sonando y creo que te llegaron unos cuantos mensajes- estiró la mano hasta donde estaba mi celular y me lo dio en la mano.

-¿No piensas soltarme?

-Nop, no te soltaré nunca- dijo apretándome más a su pecho.

-Anda, suéltame, tengo que leer los mensajes, si quieres luego me abrazas- fue extraño decir eso, porque sabía que lo haría después de revisar mi celular.

Tenía 15 llamadas perdidas, habían 5 de mi papá, 5 de Gretel, y 5 de Anel. Mis hermanas no llegarían a dormir, según un mensaje que había mandado cada una, se irían a divertir, mi papá tenía un viaje de trabajo y llegaría hasta el jueves, era el día de descanso de mi mamá pero le habían pedido que se presentara. Mamá me había mandado un mensaje para decirme que llegaría noche o que tal vez no llegaría porque sus compañeros le harían un convivio por su cumpleaños. Yo sólo le conteste un Ok y un “Feliz Cumpleaños”.

Tan pronto deje el celular al lado de mi almohada Romeo me volvió a envolver con sus brazos, tenía su quijada apoyada en mi cabeza y sus manos entrelazadas a la altura de mi estomago.

-¿Qué decían los mensajes?

-Nada, sólo que no llegarán a dormir.

-¿Te quedarás solo?

-Supongo, no es la primera vez que me quedo solo- con esa frase me refería a estar solo en muchos sentidos.

-¿No te da miedo?

-Pues no sé, no se ve que vaya a llover, así que creo que será una buena noche.

-No me digas que te dan miedo los truenos- se sentó en la cama recostado en la cabecera, yo hice lo mismo.

-No precisamente, bueno sí, pero es lo que viene junto con la tormenta, el agua, el viento, los rayos, los truenos, todo eso me espanta, me siento sofocado, siento como si nunca fuera a salir el sol, ¿me entiendes? Además me da miedo la oscuridad y cuando llueve o mejor dicho cuando hay una tormenta la mayoría de las veces se va la luz.

-Entonces ¿no te gusta la lluvia?

-La lluvia si me gusta, siempre y cuando no sea muy intensa.

-Oh- dijo reflexivo- sí quieres me puedo quedar a dormir contigo esta noche.

-¿Enserio?- dije un poco escéptico.

-Sí, sólo déjame ir a mi casa por mi uniforme y mis cosas, son las 8:40 a las 9 estoy aquí.

-Amm ok, no creo que mi mamá se moleste, digo ella me dejo solo, además te conoce de años.

-Ok entonces me voy y ahorita regreso, no te duermas- se levantó de la cama y se puso sus tenis.

-No tranquilo, me daré un baño en lo que llegas, si quieres puedes bañarte aquí.

-Ok entonces traeré mi ropa de dormir, bueno pues, me voy antes de que se haga más noche- se acerco a mí y me dio un beso en la frente- ahorita regreso.

-¡Hey no hagas esas cosas!- le dije enojado.

-No te escucho- dijo mientras salía corriendo.

Baje a la planta baja, no sabía si Romeo quería cenar o algo por el estilo, abrí el refri y vi sobras de la comida del día anterior, había leche, y había galletas y cereal en los cajones de la cocina, tenía comida por si Romeo tenía hambre.

Salí por los ventanales de el piso de abajo y me recargue en el balcón, miré hacia los cerros y me di cuenta de que el cielo estaba gris, y de el mar estaba totalmente oscuro, de pronto vi como un rayo caía en el mar, fue impresionante, no era el primero que veía pero era increíble, ver como las nubes se alumbraban y el rayo impactaba al mar. Siempre me había preguntada qué pasaba con los peces que andan nadando cerca o en el lugar en el que cae el rayo. Bueno lo que sí sabía era que se avecinaba una tormenta. Genial.

Había ropa interior tendida ya llevaba más de tres días ahí y sabía que mi mamá enloquecería si se mojaba, así que me dispuse a meterla. Eran las 9, Romeo no llegaba y yo no me había bañado, así que le mande un mensaje donde decía que me iba a bañar por si llegaba y no le habría, le había dejada la llave escondida en una maceta de afuera de la casa.

Me metí a bañar y el baño fue revitalizante, el agua fría se sentía tan bien, el mareo ocasionado por la cerveza se había esfumado, y cuando me puse a pensar en lo que había estado haciendo con Romeo no pude evitar sentirme avergonzado.

Salí del baño sólo con el bóxer puesto no había escuchado a Romeo así que suponía que aún no llegaba, al abrir la puerta que daba del baño a mi habitación vi que Romeo ya estaba dentro mirando por el ventanal, tenía la intención de meterme al baño de nuevo antes de que se diera cuenta, pero justo cuando iba a dar la vuelta Romeo me volteo a ver.

Me quede congelado y completamente rojo, Romeo me miraba con una expresión que no sabía descifrar. No me quitaba la vista de encima yo estaba demasiado rojo, vi como se acercaba lentamente con un trapo en las manos.

-Póntelo- me dijo con una voz extraña, sonaba ronca.

-G-gracias-dije.

Mire la playera que me había dado, era blanca pero no recordaba haberla visto entre mi ropa además ¿Cómo era que Romeo había tomado una de mis playeras si había estado enfrente de mí todo el tiempo? Observe bien la playera, en efecto esa playera no era mía.

Me puse la playera que estaba seguro era de Romeo. Me quedaba grande, me llegaba unos 2 ó 3 centímetros arriba de la rodilla, de la espalda me sobraba un pedazo considerable de tela en ambos hombros.

Voltee a ver a Romeo quien estaba detrás de mí, estaba de espaldas recargado sobre la puerta de mi closet.

-Ya esta- dije cuando acabe de ponerme la playera de Romeo.

-Que bien- dijo Romeo tragando saliva.

-Amm, si me das permiso tengo que buscar ropa y estas recargado en mi closet.

-Ah, sí, sólo espera un segundo- pude ver como sus orejas se ponían rojas.

Al cabo de lo que yo sentí más de dos minutos Romeo se apartó de mi closet, pero me di cuenta de que no me regresaba a ver. Abrí mi closet y me di cuenta de que no tenía nada que ponerme. Bueno sí tenía pero eran camisas y ropa que usualmente utilizaba cuando iba a pasear, o a la ciudad.

-Genial- dije Romeo levantó la mirada viéndome por primera vez.

-¿Qué pasa?

-Pues, no tengo ropa para ponerme, se supone que mi mamá lava los lunes pero como se quedo a celebrar su cumpleaños no lavó hoy- di un suspiro.

-¿Eso quiere decir que no tienes nada para ponerte?- se tenso un poco, se podía notar que estaba sudando.

-Supongo, ¿oye te pasa algo?

-N-nada. Pero no te preocupes- dijo reponiéndose- puedes quedarte con mi playera, se ve que va a hacer frío.

-¿Y tú con que te vas a dormir?

-Eso no importa me dijo, ahora si me disculpas, te tomaré la palabra y me daré un baño.

-Eso quiere decir que sólo dormiré con un bóxer y una playera aguada- Romeo rió- En fin, por cierto, ¿ya cenaste o merendaste algo?

-No, pero no te preocupes- grito desde el baño.

-Por favor, tú me vas a acompañar esta noche es lo menos que puedo hacer. Así que dime qué prefieres ¿cenar o merendar?

-Pues ya que no tengo opción prefiero merendar.

-Ok, bueno voy a estar en la cocina te dejo.

-Ok- grito de nuevo desde el baño.

Saque leche, y todos los tipos de galletas que tenía en la cocina, para que Romeo pudiera elegir a su gusto, también saque los cereales que tenía, entre ellos; uno de fibra que era de mis papás uno de dieta de mi hermana Anel, uno de Chocolate que compartíamos Gretel y Yo, uno de miel que teníamos de reserva y uno azucarado que tenía un tigre en la caja.

Ya habían pasado 15 min. y Romeo no salía así que me dispuse a ver la tele en lo que llegaba. Después de media hora lo vi bajar las escaleras, traía el pelo mojado y venía sin playera y con unos pants negros.

Si con ropa Romeo lucía guapo, de la manera en lo que yo lo estaba viendo se veía aterradoramente mejor. Su abdomen marcado por el cual todavía escurrían unas gotas de agua, sus brazos trabajados y largos, su pecho plano pero igualmente marcado, no era musculoso en extremo, pero se defendía bastante bien, tenía muy buen cuerpo.

“Ángel  deja de pensar como jovencita caliente”dijo una voz dentro de mi cabeza. “El es hombre y tu también”. Eso último era cierto. Romeo acabó de bajar las escaleras y se sitúo enfrente de mí.

-¿Y cuanto tiempo más vas a permanecer con la boca abierta?- me sonrió.

-Es que tienes muy buen cuerpo- dije, sin pensar. Romeo río- d-digo, te lo digo como a-amigos- estaba demasiado apenado.

-G-gracias- dijo un poco sonrojado- puedes tocar si quieres.

-N-no, gracias.

-Vamos- dijo tomando mi mano y situándola en su abdomen. Se sentía frío por el baño, y estaba realmente duro. Detalle los cuadros que se formaban en él y la línea que los dividía en dos secciones.

-E-está mu-muy bi-bien trabajado- sentía demasiado calor, jamás había sentido tanto calor en mi vida. Noté que algo en mí había despertado, así que aparté la mano de su abdomen- V-vamos a merendar-dije rompiendo la tensión.

-Vamos pues- Romeo pasó delante de mí, no pude evitar ver su espalda, era ancha y se veía muy bien tenía muy buen cuerpo debía admitirlo, su espalda era ancha pero se veía trabajada, no en exceso, pero no tenía piel de más ni nada de eso, terminaba perfectamente en unas bien formadas nalgas. Sacudí mi cabeza alejando esas ideas de mi mente y me dirigí a la cocina. Lo bueno era que la playera de Romeo me quedaba holgada, de lo contrario se habría dado cuenta de mi pequeño problema.

Terminamos de merendar e invite a Romeo a ver la tele, hoy pasaba la serie musical que había empezado a ver hace unas semanas, se llamaba Glee. En la serie el personaje principal era alto, demasiado.

-Romeo te pareces a él- le dije riendo- bueno sólo un poco.

-No como crees, el está demasiado alto- puse los ojos en blanco. La serie dio comerciales.

-Tú pareces gigante de esos tontos- me reí de él.

-¿Así que parezco gigante tonto? Pues este “gigante tonto” te enseñará a respetar- se lanzo y me empezó a hacer cosquillas.

-AJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA Romeo JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA detente por JAJAJA favor JAJAJAJAJAJAJA- sin querer lo pateé en la boca y callo del sillón sentado en el piso- ¿Estás bien?- no me respondía y me acerqué hacía él. De la nada sus brazos me atrajeron hacia el quedando sentado en medio de sus piernas.

-Me las pagarás- empezó a hacerme cosquillas de nuevo.

-AJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA detenJAJAJAJAJA detente ya va a empezar- se detuvo y me acomodé entre sus piernas. El sólo sonrió. Podía sentir la piel de su pecho en mi espalda, esa sensación que transmitía era demasiado agradable.

-Mira tú te pareces a ese- me dijo mientras señalaba a un personaje, lo mire con incredulidad- ¿qué?

-Sí me parezco, soy güero, de pelo castaño y lindo- dije sarcástico.

-Bueno pues no eres güero, ni tienes el pelo castaño, pero si eres muy lindo- me sonrojé.

Vimos el resto del capítulo en la posición que habíamos quedado después del “ataque de cosquillas” de Romeo. No fue incomodo, para nada, yo estaba sentado entre sus piernas, recargado en su pecho y el tenía sus manos reposando encima de las mías en mi estomago.

Reímos cuando nos dimos cuenta que el personaje que Romeo había dicho que se parecía a mí, había confesado que estaba enamorado del personaje que yo había dicho que se parecía a Romeo.

Mientras pasaban los comerciales, Romeo me contaba cosas de su familia y me acariciaba el pelo, como lo tenía algo largo (no tanto) le gustaba enredar sus dedos en mis mechones. No me disgustaba, en lo absoluto. También jugaba con mis dedos, como la vez que me lo encontré cuando fui a comprar.

Ya eran las 11:00 de la noche, la serie había terminado ya, así que decidimos ir a dormir.

-Y… ¿Dónde voy a dormir?- pregunto Romeo.

-Amm pu-pues, en mi cuarto, es que, no me dejan las llaves, de “toda la casa”-me justifique- sólo tengo las de la entrada y la de mi cuarto- Romeo me miró con incredulidad- pero si quieres, puedo dormir en el piso y tú en la cama.

-Tranquilo, no me molesta dormir contigo- me sonrió.

Subimos a mi cuarto y estaba acomodando la cama para poder dormir los dos. Saqué otra almohada del closet y me acerque al ventanal para cerrarlo. Afuera la lluvia ya había empezado a caer, y el aire azotaba con fuerza. Me apresure a ponerle seguro a las ventanas y cerrar las cortinas.

Me acomodé en la cama del lado que estaba junto a la pared y Romeo se acostó junto a mí. Estuvimos platicando un rato y cuando me dio sueño me volteé dándole la espalda a Romeo y le dije “Hasta Mañana”.

Justo cuando cerré los ojos un trueno como jamás había escuchado retumbo en mis oídos. Me sacudió todo el cuerpo. El sonido era ensordecedor, la tierra vibro, y yo grite asustado. Se escucho como la energía disminuía y se apagó la calefacción. Genial se había ido la luz.

Sentí los brazos de Romeo enredarse alrededor de mi me habló al oído muy despacio.

-Tranquilo, yo estoy aquí contigo- me besó la cabeza. Asentí.

 Me di la vuelta y quede con la cara al nivel del pecho de Romeo, el cual estaba desnudo ya que yo tenía puesta su playera. Su piel era cálida, hacía frio pero su temperatura corporal lo apaciguaba. Me atrajo más hacia su pecho y apretó más el abrazo. No lo podía ver ya que no había luz alguna pero estaba seguro de que me estaba mirando con su sonrisa de “Todo va a estar bien”.

-¿Me dejas ir a abrir las cortinas?- pregunto como si estuviera hablando con un niño pequeño.

Un impulso me hizo acercarme más a Romeo para hacer más fuerte el abrazo y negué con la cabeza. Supongo que el sintió cuando moví la cabeza a los lados, porque siguió insistiendo.

-Ándale, sólo voy a abrir la cortina para tener un poco de luz- me dijo con voz tierna- No tardaré nada.

-No- al fin hablé.

-Sólo cierra los ojos y cuando los abras estaré aquí.

-Ok- me separé un poco y él deshizo el abrazo, se levanto y no pasaron ni 10 segundos cuando ya estaba acostándose de nuevo. Abrí los ojos. Ya que al estar lloviendo estaba nublado, pero a comparación de cómo estaba antes, sí había un poco más de luz. Pude ver como Romeo me sonreía.

-¿Ves? No tardé nada- asentí. Pensé que el abrir las ventanas era una excusa para no seguir abrazándome, pensé que lo había incomodado, pero cuando le iba a dar la espalda de nuevo sus brazos me atrajeron hacia él- ¿A dónde crees que vas enano?- esta vez quedé con su brazo pasándome por detrás de mi cuello y con mi cabeza recostada en su pecho. Podía escuchar el latir de esté, sus palpitaciones eran tranquilas comparadas con las mías.

-No me digas enano, no estoy tan chaparro, para tu información- hable con superioridad- mido 1.65.

-¿Ah sí? Pues yo mido 1.85, jaaa.

-Pero tú ya estas viejo, dejarás de crecer más rápido que yo y entonces te rebasaré- dije triunfante.

-Hagamos algo, si alguna vez llegas a ser más alto que yo, te llevaré todo un día a donde quieras y te compraré lo que quieras, y si nunca me alcanzas, pues, harás lo que yo te pida. Cualquier cosa-me miró con malicia.

-Ok, pero, es mejor que vayas ahorrando- reí.

Pasaron 15 minutos y yo no podía conciliar el sueño, Romeo sólo me observaba con curiosidad.  No quería cambiar de posición porque sentía que si me movía un poco Romeo ya no me abrazaría y no quería eso.

-¿Qué tienes?- Me pregunto Romeo mientras me acariciaba el pelo.

-Es que, no sé, no tengo sueño.

-Que te parece si platicamos de algo.

-¿Algo? ¿Cómo qué?

-Qué tal si nos hacemos preguntas, para conocernos más- dijo Romeo mientras se volteaba hacía mi quedando cara a cara.

-Ok- sonreí- tu empiezas.

-Ok- dijo mientras pensaba- ya sé, ¿Cuándo es tu cumpleaños?

-30 de junio, y ¿el tuyo?

-El 22 de noviembre, ¿cuál es tu color favorito?

-Eso depende del día, y de mi estado de ánimo, pero me quedo con el azul. Y ¿el tuyo?

-Es el rojo, amm tu comida favorita.

-Milanesas acompañadas de espagueti con crema ¿y tú?

-El mole.

Estuvimos platicando de otras cosas sin sentido hasta que ya no pude con el sueño y caí rendido.
Notas finales:

Review?


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