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Agridulce por Lunatico

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Notas del capitulo:

Holi, pos aquí otro cap, espero que les guste.

Desperté a las 6 de la madrugada en punto.

Estaba dormido de lado y Romeo me tenía abrazado, el también estaba dormido de lado con una de sus piernas encima de una de las mías y con la otra metida entre mis piernas. Quise levantarme pero Romeo me atrajo más hacía el.

-¿A dónde vas?- me atrajo hacia él y me abrazo con más fuerza.

-Ya son las 6, me tengo-corregí-  nos tenemos que arreglar – dije apenado por la situación.

-Tranquilo, quédate un ratito más así, como quiera vives cerca de la escuela- Me pego más a su cuerpo pero esta vez quedamos de frente, el sólo me veía.

-¿Q-qué tanto m-me ves?

-Es que, te ves bien lindo cuando te acabas de despertar- enrojecí.

-E-eso e-es m-mentira- estaba demasiado apenado como para poder hablar bien.

-Es verdad- dijo mientras me atoraba un mechón de pelo en la oreja- estas todo despeinado, tienes cara de sueño, y estas sonrojado, eres lindo.

-G-gracias.

-Es un placer- me sonrió.

Después de 15 min. Al fin me dejó ir a arreglarme, me metí a bañar yo primero. Al salir Romeo estaba usando mi computadora.

-¿Qué haces?- pregunté un poco molesto, no me gustaba que agarraran mis cosas sin permiso, aunque si hubiera sido otra persona tal vez hubiera reaccionado un poco más agresivo.

-Ah, disculpa, es que no investigue la poesía de ayer y pues quería sacarla de internet.

- Ah, ok no te preocupes le sonreí.

-Por eso te quiero Ángel - se levantó y me dio un beso en la mejilla.

-¿Qué fue eso?

-Mi manera de demostrarte mi afecto, ¿Nunca nadie te había dado un beso en el cachete?- me miro fijamente.

-No, sólo mi mamá me da besos en el cachete.

-¿Entonces fui el primero?- sonrió.

-S-sí- su mirada era demasiado pesada.

-Se siente bien ser el primero en algo- sonrió- en fin me voy a bañar, me puedes imprimir ese documento por favor.

-Sí claro- no podía levantar la cabeza.

Imprimí lo que Romeo me dijo y me cambie lo más rápido que pude. Me puse la camisa sin camiseta abajo ya que no tenía ropa limpia. Romeo no tardo en bañarse. A las 6:45 ya estábamos listos los dos, Romeo había acomodado su ropa dentro de una bolsa para pasar después de clases por ella, le dije que su playera se la iba a dar ya que la lavara, el me dijo que me la quedará para qué pensara en el.

Como todavía teníamos tiempo decidimos desayunar. Comimos galletas con leche, pude notar como Romeo me observaba cada vez que mordía la galleta remojada en la leche. Acordamos no decirle a nadie que se había quedado a dormir en mi casa.

El camino a la escuela fue de lo más normal, nadie se dio cuenta de que llegamos juntos así que no tuvimos que dar explicaciones. En clases Romeo me daba pequeños pellizcos en los costados o enredaba mi pelo en sus dedos. A mí no me molestaba en lo absoluto, pero me puse a recordar lo que había pasado en todo el día de ayer.

Pensé en el mensaje que me envió, en el beso que estuvimos a punto de darnos, esto me tenía realmente confundido,  no sabía si lo estaba haciendo enserio o sólo estaba jugando, pero ¿Hasta qué punto estaba dispuesto a llegar sólo por diversión?, también pensaba en la noche que pasamos juntos, en como dormimos abrazados, en mi reacción al ver su cuerpo semidesnudo, en la posición en la que vimos la tele, todo eso me tenía demasiado confundido, me sentía raro ¿Qué tal si lo había hecho sentir incomodo?, todo eso estaba mal, no quería que el pensará mal de mí, no quería que nuestra amistad se arruinará.

Mis pensamientos me habían tenido distraído toda la clase, cuando empezó la clase de español la maestra nos pidió que hiciéramos una rueda alrededor del salón para que en el espacio que quedaba libre pasáramos a declamar. Íbamos pasando por orden de lista, Romeo pasó antes que yo, sé paro en frente y me miro directamente a los ojos como sí me dijera: “Esta va para ti”.

Empezó a moverse hacia donde estaba yo y comenzó a hablar. La poesía entera me la dedico a mí, era una de las poesías más empalagosas que había escuchado en mi vida, pero por alguna razón me hizo sentir bien.

Romeo se sentó de nuevo, la maestra nos miraba asombrada y todos nuestros compañeros nos empezaron a hacer burla. Yo estaba demasiado rojo, y estaba incrédulo ya que a Romeo no le importaba lo demás y sólo me miraba con una gran sonrisa.

Llego mi turno y como pude dije la poesía, no recordaba gran parte de ella, ya que los nervios la habían borrado de mi memoria. Después de que todos declamamos la maestra selecciono a un grupo de alumnos de los grupos a los que ella le daba clase, de mi grupo nos eligió a: Selena, Ginny, Gloria, Beto, dos compañeras una llamada Esther y otra llama Laura, Romeo y Yo, y del salón de Sol, fueron como otros 6 alumnos de los cuales sólo me llevaba con uno que se llamaba Roberto. Todo esto para ir a un evento acerca de la lectura en una escuela muy reconocida de la ciudad.

En fin, la maestra nos dio un permiso para que nuestros padres lo firmaran y pudiéramos ir, la salida era para el jueves, así que teníamos sólo un día para prepararnos. Estábamos emocionados por qué íbamos a ir a una “excursión” bueno sí se podía llamarla así. Junto a Selena, Ginny y Gloria, nos pusimos de acuerdo para ir a hablar con un camionera de la zona, ya que el autobús de la escuela estaba descompuesto, así que pedimos permiso para ir a hablar en horas de clases, nos reunimos con los del otro salón para ir, pero el Director sólo nos dejo bajar a unos cuantos, al final fuimos, Selena, Ginny, Gloria, Romeo, Roberto, Una niña del salón de Sol llamada Jenni, otra llamada Zuria, y otro llamado Gilberto. Bajamos todos a proponerle a un camionero llevarnos hasta la otra escuela y nosotros le daríamos más de lo que se tenía que cobrar, nadie nos quería llevar hasta que encontramos a un señor que se ofreció a llevarnos si le pagamos $30.00.

El hombre era gordo, chaparro, moreno, tenia calva la corona de la cabeza pero alrededor tenia pelo y lo tenía largo, tenía bigote y barba. Miraba a las mujeres con perversión y a mí también se me quedaba viendo, creo que Romeo lo notó porque me volteo a ver y después lo vio a él con el seño fruncido.

-¿Entonces los llevaría hasta el colegio y regresaría y ya ustedes me hablan cuando termine?- pregunte el hombre.

-Sí, nosotros le hablaríamos para que nos fuera a recoger- dije con timidez, ese hombre me estaba mirando muy feo.

-Entonces espero tu llamada- me dijo. Romeo se tensó y puso una cara que nunca había visto, estaba enojado.

-Nuestra llamada- Dijo Romeo enojado- nosotros le hablamos- lo miraba muy feo.

-Sí señor, entonces el jueves venimos y le damos los 30 pesos a usted- dijo Ginny, pero el hombre no apartaba la vista de mi.

-Ok entonces tenemos un trato- dijo dándome la mano, yo iba a darle mi mano pero Romeo lo hizo antes que yo.

-Sí tenemos un trato- dijo mirándolo con frialdad.

-Ok entonces los veo el jueves, aquí a las 7.

-Ok- dijimos todos al unísono.

Cuando nos íbamos escuchamos un “Sht Sht” proveniente de atrás, Romeo se tensó y me pegó más a él pasándome el brazo por detrás del cuello, ante esto los hombres que estaban atrás lanzaron una burla, Romeo los fulmino con la mirada llena de odio y ellos se callaron.

De camino a la escuela Romeo iba con el seño fruncido todavía y seguía pegándome a su cuerpo, Ginny iba hablando de cómo el hombre se les quedo viendo e iba quejándose de lo asqueroso que era.

-Tiene razón- musitó Romeo.

-¿Te refieres a que el hombre era asqueroso?- pregunte curioso.

-Sí, ese hombre es repulsivo, ¿no viste como te estaba viendo?

-Sí, pero me convencí de que las estaba viendo a ellas.

-Me dio coraje como te habló, si hubiera dicho algo más un albur o algo, lo hubiera matado en ese mismo instante- dijo bastante enojado.

-Wow, tranquilízate, no nos pasó nada, a ninguno de los que fuimos, además sólo será por el jueves que lo soportaremos.

-El jueves esperas a que pasé por ti, nos vamos a ir juntos a la terminal (el lugar de donde salían los camiones). Y no te estoy preguntando.

-Ok, pero suéltame, se me hace difícil caminar contigo abrazándome.

Romeo me soltó del abrazo y seguimos caminando. De camino a la escuela noté como Rob veía a Romeo, no le quitaba la vista de encima, y por alguna razón eso me molestaba, así que me le pegue a Romeo y sin querer nuestras manos se rosaron, me sonrojé y Romeo me volteo a ver con una sonrisa y tomo mi mano, por suerte íbamos hasta atrás. Voltee a ver a Rob y el se quedo viéndonos con enojo, sonreí internamente.  Roberto era mi amigo desde que nacimos. Nuestras mamás eran mejores amigas, vivía enfrente de mi casa en la calle de abajo, era mayor que yo por 7 meses, el era güero y de pelo castaño, un poco más alto que yo, pero aunque no me gustaba sonar presumido, podía notar como Rob me copiaba en algunas cosas, trataba de pensar que era casualidad. Creo que el que se le quedara viendo a Romeo tanto sólo me hizo considerar esta última idea con más seguridad.

Pero ahora, al que Romeo llevaba de la mano era a mí.

La mano de Romeo era suave, estaba más grande que la mía, pero me sentía bien caminando de la mano con él, este día había estado lleno de sentimientos raros hacía él, que sólo me confundían más, cada vez que trataba de buscarles una explicación sólo una idea pasaba por mi cabeza; “Es sólo un juego, el no lo hace enserio”. Por alguna razón no quería que fuera de esta manera.

Cuando acabaron las clases Romeo me acompaño a mi casa y entro junto conmigo, el día estaba nublado se veía que iba a llover, y en efecto comenzó a llover cuando entré  a mi casa. Romeo entró ya que sería una descortesía dejarlo afuera, en el refri había una nota de mi mamá donde me decía que ya me había lavado ropa y que estaba en el cuarto de lavado ya seca, que acomodara la mía. Me fui a cambiar y deje a Romeo esperándome en la sala. Me puse un short aguado y una playera negra, no me quite los calcetines porqué hacía algo de frio. Cuando llegue Romeo estaba sentando en el piso recargado en el sofá  hojeando un libro, y cuando observe con detenimiento me di cuenta de que era uno de nuestros álbumes familiares.

-¡¿QUE HACES?!- pregunté eufórico.

-¡Mira Angi aquí te ves bien lindo y tierno!- dijo- ¿porqué no me las mostraste ayer que vine?

-¡Deja eso Romeo yo no te di permiso de agarrarlas!

-Cállate, y ven a verlas conmigo- me jaló del brazo y me acomodó entre sus piernas, la bolsa con ropa de Romeo que traía salió volando.

-Mira en esta te ves tan lindo, pero esta resalta más tu ternura…

Romeo me tuvo enseñándole todos los álbumes donde apareciera al menos una foto mía, eran las tres de la tarde y no se iba, yo me estaba durmiendo y él se dio cuenta.

-Duérmete si quieres, yo no voy a robar tu casa.

- Yo confío en ti, pero... en fin te tomaré la palabra, me iré a acostar, ahí está tu ropa- dije señalando a la bolsa que estaba tirada en el piso, cierras la puerta cuando te vayas.

-No te preocupes ya me voy- se levantó y tomó la bolsa donde estaba su playera y me la arrojó- puedes quedarte con esto, se te ve bien, y quiero que me recuerdes de esta manera- me sonrojé.

-O-ok G-Gracias- me sonrió- Te acompaño a la puerta- nos dirigimos hacia la puerta, la lluvia se había convertido en una simple llovizna- Adiós Romeo, nos vemos mañana.

-Adiós Ángel - se inclinó y me dio un beso en la mejilla.

-No hagas esas cosas- le dije sonrojado.

-Me gustan tus reacciones. Bueno me voy antes de que arrecie la lluvia.

Romeo se fue y yo me quede solo en la casa, me dispuse a hacer un poco de aseo. Barrí la casa, y trapeé,  hice la comida, un platillo sencillo ya que la cocina nunca se me había dado.

Una vez acabe de comer me dispuse a dormir un rato, eran las 4 en punto así que tenía tiempo de sobra. Me despertó el sonido de mi celular.

-Bu-bueno- dije adormilado.

-¡Angi, baja a abrirme está lloviendo!- era la voz de Romeo.

-¿Estas afuera de mi casa?

-Sí, por favor ábreme.

-Ok, ya voy- miré la hora en mi celular, eran las 4:47. Genial no pude dormir ni siquiera una hora.

Llegué al primer piso y abrí la puerta, Romeo estaba seco, ya que la pestaña de la casa impedía que se mojara.

-¿Qué haces aquí?- dije molesto.

-Vine a verte- me sentí mal por haberle contestado así- ¿estás enojado?

-Perdón, es que me levantaste.

-Oh, discúlpame, pero no puedo prometerte no volverlo a hacer.

-¿Eso qué significa?

-Nada- dijo mirando hacia otro lado- y ¿qué vamos a hacer hoy?

-Pues está lloviendo, no se puede hacer nada.

-Vamos a tu cuarto, ayer que estuve ahí me di cuenta de la bonita vista que tienes, además no está lloviendo con aire, si nos quedamos en el balcón no nos vamos a mojar.

-Ok pues, vamos- ya íbamos subiendo cuando se me ocurrió llevar chucherías y cosas para papear- sube ahorita te alcanzo.

Agarre tres bolsas de papas, salsa picante, un 7up que había en el refrigerador y un tazón grande. Subí a mi cuarto y encontré a Romeo jugando con mi celular.

-¿Qué haces?

-Estoy viendo tus fotos- se veía molesto.

-No me gusta que revisen mis cosas Romeo- le dije molesto.

-Si no tienes nada malo, ¿a que le tienes miedo?

-¿Disculpa? Creo que hay algo llamado PRIVACIDAD- enfaticé la palabra privacidad-  que…- suspiré- da igual, no me pienso pelear por esas cosas.

-Veo que tienes demasiadas fotos de Selena- dijo indiferente.

-Ya te había dicho que me gustaba.

-Lastima, tu no le gustas- se burló. Eso me dolió demasiado, siempre me había dolido que me recordaran que nunca nadie se podría fijar en mí.

-Ya lo sé, yo no le gusto a nadie, no tienes que recordármelo- agaché la cabeza, sentía los ojos llorosos. Romeo se dio cuenta.

-¿Estás bien?- me tomo de la barbilla y me alzo la cara, lo miré a los ojos y las lagrimas salieron. Romeo puso una cara de arrepentimiento y preocupación- No llores, Ángel , Y-yo no quería hacerte llorar, Yo sé que en este preciso momento alguien se muere de amor por ti- me limpió las lagrimas con sus pulgares- no quería hacerte llorar, enserio discúlpame- me abrazó.

-Tú no entiendes, tu eres guapo- me sonrojé- cualquier chica moriría por estar contigo- me abrazo más fuerte.

-No llores Angi, me da tristeza verte llorar- sus ojos empezaban a cristalizarse. Nunca me ha gustado ver a las personas llorar, así que me sequé las lágrimas y lo miré decidido.

-Ya estoy bien- le sonreí- vamos, ¿querías ir al balcón no?- el me miró estupefacto.

Se talló los ojos- Vamos- me tomó de la mano y me llevo hasta el balcón. Seguía lloviendo, ahora una capa de lluvia cubría el panorama, apenas iban a dar las 5 pero se veía como si fueran las  7. Romeo todavía suspiraba como si hubiera llorado demasiado, esa imagen me conmovió así que me acerqué despacio hacia él, me pare de puntitas, cerré los ojos y le di un suave beso en el cachete. El contacto de mis labios con su piel fue electrizante, los vellitos de los brazos se me enchinaron y sentí las mejillas caliente, por un momento no pude oír otra cosa más que el latir de mi corazón y la respiración de ambos. Al momento de abrir los ojos vi como Romeo acababa de abrir los suyos, estaba sonrojado, tal vez un poco menos que yo. De repente todo regresó; el sonido de la lluvia, la luz, el viento, la vergüenza.

-P-perdón- fue lo único que pude decir. Romeo sólo sonrío.

-Vamos a comer lo que trajiste- volvió a sonreírme pero esta vez su sonrisa era mucho más deslumbrante. Vaciamos las bolsas de papas en el tazón, Romeo se excedió de salsa, no lleve vasos pero me dijo que no le molestaba tomar de la botella, después de acabarnos las papas, Romeo se acostó en una hamaca que estaba en mi balcón y me hizo señas de que me subiera con él. Algo me impulsó a hacerlo y cuando me di cuenta ya estaba acostado en la hamaca, sólo que del lado contrario. Romeo me hacía cosquillas en la planta de los pies.

-Ya cálmate.

-Es que te ríes raro, nunca había escuchado una risa así.

-No te burles de mi risa- le di una patada suave en la cara.

-Auch, me dolió.

-Ese era el punto- le guiñé el ojo.

-Oye, ¿crees que deje de llover algún día?-preguntó.

-Pues, supongo que sí, ahorita se calamara, de hecho se tiene que calmar porque mañana tenemos que ir a lo de la profa de español.

-Ah por cierto, mañana pasaré por ti- su semblante cambio.

-Ah, déjate de cosas, yo me puedo ir solo, siempre lo hago.

-Pero ahora estoy yo- mi corazón latió fuerte al escuchar eso- así que mañana te irás conmigo.

-Ok- dije resignado- Sabes, me encanta mecerme en la hamaca.

-Es una cosa más que sé de ti- me dijo sonriendo, me di cuenta de que me encantaba verlo sonreír. Estuvimos así como una hora más. De repente el viento empezó a arreciarse y tuvimos que meternos. Quite la hamaca y la metí también para que no se mojara.

-Creo que debes irte Romeo.

-¿Estás loco? El cielo se está cayendo.

-Pero si no te vas ahora, tal vez se ponga peor.

-Eso no importa, me quedo aquí contigo- me sonrió con su sonrisa seductora.

-Y ¿Qué hacemos ahora?- me tire en el suelo y recargue la espalda en la cama.

-¿Y si nos besamos?- abrí demasiado los ojos, me sonrojé y empecé a sudar- digo para no aburrirnos.

-D-déjate de cosas raras, y-yo no q-quiero besart-te- Estaba demasiado avergonzado.

-Bueno, ya que no quieres mis besitos- hizo un puchero- hay que contarnos cosas- dijo mientras se sentaba en el piso frente a mí.

-¿Cosas?

-Sí, por ejemplo, yo te conté la razón por la que me mudé de ciudad y voy a esta secundaría ahora quiero que me cuentes…- se quedó pensativo- tu historia con Selena- me quedé helado, el sonrió.

-¿Para qué quieres saber eso?

-Nada más, simple curiosidad-Sonrió maliciosamente.

-Está bien- suspiré- ella y yo nos conocemos desde el kínder…

-Yo te conozco desde antes- interrumpió.

-Si ya lo sé, no me interrumpas, aja bueno en lo que estaba, Yo me llevaba muy bien con ella y cuando pasamos a la primaria cada quien le dio por su lado, entonces cuando iba en tercero a ella la cambiaron a mi escuela, y era compañera de mi prima y al pasar a 4 año se empezaron a llevar demasiado bien, entonces hubo un tiempo en el que me la pasaba todo el tiempo con Sol así que me empecé a llevar con Selena, ella era una niña muy desarrollada para tener 9 años, en fin cuando pasamos a 5to ella quedó en mi salón, y nos empezamos a llevar al grado de ser mejores amigos, junto con Rob del salón de mi prima, éramos los tres, pasábamos todo el tiempo juntos, comíamos y jugábamos- Romeo sonrío con nostalgia cuando dije eso- bueno pues eso no tiene nada que ver, bueno en parte sí, cuando pasamos a 6 un niño de otro grupo quedo en nuestro salón,  se llamaba Carlos y rápidamente lo agregamos a nuestro grupo, al poco tiempo Selena me dijo que le gustaba él, y Yo me puse celoso, entonces Selena saco a Rob del grupo y se la pasaba de “Queda Bien” con Carlos, al grado de que se burlaban los dos de mí- Fruncí el seño al recordar- bueno en fin, cuando pasamos a la Secundaria ella quedo de nuevo en mi salón, Carlos se fue a otra escuela, y yo me empecé a llevar mejor con Sel, hacíamos todo juntos y me di cuenta de que me gustaba desde antes, y pues hacía, todo lo que me pedía, y ya cuando pasamos a segundo ella me estaba insiste e insiste que le dijera quien me gustaba y le dije que en la noche me iba a conectar y le diría por Messenger,  y así fue, en ese entonces yo no tenía computadora así que fui a un ciber acompañado de Sol, y ya pues me estuvo insistiendo demasiado y le dije, pero le pedí que no le  dijera a su novio, que en ese entonces era Mario, pero a otro día este me miraba con odio y ella me dijo que no íbamos a poder ser más que amigos, que yo no lo gustaba, que no me hiciera ilusiones porque ella nunca se fijaría en alguien como yo, porque estaba bien feo, y después de eso me empezó a tratar mal y al poco tiempo cortó con Mario y regreso con su antiguo novio y pues le dije que mejor dejáramos de llevarnos porque así no se podía y ella acepto, y ya al entrar a tercero decidimos olvidar el pasado pero me dijo que cuidado y me volviera a enamorar de ella.

-Wow- dijo Romeo- jamás había conocido a alguien así de tonto, lo digo por ella. No tenía derecho de tratarte así

-Lo sé, como amiga es muy buena pero creo que se avergüenza de mí y no quiere nada conmigo más que ser amigos, esto último lo tengo muy claro.

-Nunca me he topado con una mujer así, pero no me gustaría que me pasara.

-Pero sabes, últimamente no me importa tanto, creo que ya me acostumbre a su indiferencia amorosa- era cierto desde que había empezado a llevarme con Romeo, ya no me importaba tanto Selena.

-Eso es bueno supongo.

-Y tú, ¿Quién fue tu primer amor?- pregunte curioso.

-Mira, paró de llover- Romeo me cambió el tema y se sonrojó- me tengo que ir antes de que empiece a llover de nuevo, gracias por las sabritas- salió del cuarto, lo seguí.

-Esp…

-Bueno mañana paso por ti, a las 6:30, se acercó a mí y me dio un beso en la cabeza que me hizo sonrojar un poco.

-Está bien- dije resignado- vete con cuidado-este asintió y vi como se marchaba, lo siguiente que hice fue cerrar la puerta y fui a ver la tele un rato. Me encantaba tener la casa para mí solo, era genial poder ser tu mismo sin que nadie te mire raro, me encantaba pasearme en calcetas por la casa y sentir la alfombra con estas puestas. También me encantaba poner música a todo volumen, me gustaba un poco el rock, pero mis gustos más pesados se limitaban a My Chemical Romance, me encantaba estar sólo, pero había veces en la que estar solo era insoportable. En los últimos dos años, me había sentido demasiado rechazado, pero me importaba lo suficiente como a un presidente de algún país le interesan sus ciudadanos. Había muchas ideas en mi cabeza con respecto a la soledad, siempre había soñado con una persona con quien compartir mi vida y a quien proteger, y estaba al tanto de todo por lo que tenía que pasar una pareja para estar juntos pero sinceramente hablando y sin pizca alguna de altanería, yo estaba seguro que nunca le podría ser infiel a alguien. Desde lo que pasó con mi familia me había jurado a mi mismo jamás engañar a alguien y si a mí me engañaran, sabía que debía de terminar esa relación de inmediato. ¿Qué caso tiene estar con una persona que es más feliz con alguien más? Creo que apreciaba realmente el amor como para no tomarlo en serio. Veía como Selena cambia a cada rato de novio sin el más mínimo remordimiento, yo jamás había tenido novia pero quería hacerlo, jamás había dado un beso pero sabía que el primero tenía que ser especial, jamás alguien que no fuera de mi familia me había dicho Te quiero, pero sabía que cuando la persona indicada lo hiciera sería lo más hermoso que jamás nadie me haya dicho. Cambiar lo verdadero por alguien que jamás haría la mitad de las cosas que la otra persona haría por ti, era algo que sólo los estúpidos podrían hacer. El amor significaba demasiado para mí y me gustaba ser de las personas que pensaban en él como la única cosa que te puede salvar en el peor momento, no por nada era la única cualidad que compartimos todos los seres humanos.
Notas finales: Review?

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