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Agridulce por Lunatico

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Notas del capitulo:

Hola! Sé que debería haber publicado este cap desde el domingo pasado pero xD lo siento. Y en la semana ni siquiera revise la pág. En fin aquí esta.

Perdonen lo cursi del cap.

Nos dirigimos a la cafetería, bajamos los 4 pisos y al llegar a la planta baja tuve un sentimiento de arrepentimiento al saber que tenía que subir todas esas escaleras. Beto compro su paleta y a mí me invito unas muecas, Yo le compre una paleta a Romeo, para mi suerte sólo había paletas de corazón, de esas que tienen un mensaje. Subimos las escaleras y pasamos al baño, yo me encerré en el cubículo ya que nunca me había gustado hacer en los mingitorios, al salir me vi en el espejo, me gustó lo que vi, me veía lindo por así decirlo, el fleco me hacía ver un poco más cachetón y el pelo alborotado no parecía como si tuviera el almohadazo en la cabeza, me veía bien, me sentía bien.

Al llegar al auditorio ya todas las personas estaban entrando así que nos apresuramos a entrar también, nos sentamos como estábamos antes, sólo que esta vez Beto se puso entre Romeo y yo, así que ya no tuve la oportunidad de darle la paleta. Disfrute de mis muecas hasta que nos tocó hacer nuestro número. Ya para terminar el evento, nos dieron tres libros a cada uno de los participantes, sólo que estos eran del grado de un niño de primaria. Salimos y no pudieron faltarlas típicas fotos del recuerdo, nos tomamos fotos en los murales, en el patio, en los baños, yo le tomé una a Romeo sin que se diera cuenta donde aparecía sentado en un escalón mordiendo un folder de color azul, se veía demasiado lindo. La maestra me pidió que le llamara al señor del camión, pero justo cuando iba a marcarle Romeo, quien no me había hablado hasta ese momento, me quitó el teléfono de las manos y lo llamo él.

El camión tardo media hora en llegar, media hora que yo pasé hablando con Beto. Al subirnos tenía toda la intención de sentarme con Romeo pero el puso su mochila en el asiento de al lado, así que me senté con Selena, al voltear vi que Romeo se veía más enojado que cuando me veía con Beto. En el camino Selena se recostó en mi pecho, no pude evitar sonrojarme y me dio un beso en el cachete mientras nos tomaba una foto. Al poco rato calló dormida.

Al llegar a la terminal levanté a Selena, tomé mi mochila y salí del camión. La maestra se había bajado antes ya que su casa estaba para otro rumbo. Yo caminé por la callé que iba hacia mi casa. Vi que Romeo pasaba a lado de mí sin hacerme caso, lo cual dolió, así que lo agarré de la playera y esperé a que volteara.

-¿Qué quieres?- sonaba molesto.

-Compré esto para ti hace rato, pero no había tenido la oportunidad de dártela.

-Oh, ¿piensas que con una paleta de corazón comprarás mi perdón?- alzó una ceja.

-Perdóname- agaché la cabeza. Puso cada una de sus manos en cada una de mis mejillas y alzo mi cara que estaba toda roja.

-No me gustó el beso que dejaste que Beto te diera, y mucho menos el que te dio Selena- su semblante cambio, se veía más enojado- no me gusta que dejes que ellos te traten así, pero desgraciadamente no puedo prohibirte esas cosas, por favor prométeme que evitaras hacerlas...- Suspiró- al menos cuando yo esté enfrente.

-Lo prometo, prometo que sólo d-dejaré que tu me b-b-bes-ses.

-Gracias- aún con sus manos en mis mejillas se inclinó y me dio un beso en los labios. Al terminar tomo mi mano y empezó a caminar- ahora veamos que dice la paleta- la abrió y miro con sorpresa la paleta para después mirarme con malicia- "Te quiero comer a besos", no sabía que querías hacerme eso, pero no habiendo otra opción tendré que sacrificarme.

-Yo no sabía que decía eso- dije apenado.

-¿Puedo pasar a tu casa?- dijo cambiando repentinamente el tema de conversación.

-Sí quieres, pero hoy descansa mi hermana.

-Ummm, mejor paso mañana.

-Como quieras- seguíamos caminando tomados de la mano, de vez en cuando Romeo me daba besitos en la cabeza- pasamos al lado de la casa de Rob y el ya estaba ahí, lo cual me sorprendió pero lo ignoré. Vi que mi hermana Gretel venía bajando las escaleras así que le solté la mano rápidamente a Romeo y palidecí.

Romeo al darse cuenta de que mi hermana venía caminando hacia mi palideció también y se alejó un poco de mí, rascándose la cabeza en señal de su evidente nerviosismo.

-¿A dónde vas Gret?- dije una vez me había cercado demasiado a ella.

-Por ahí- A ella no le gustaba dar explicaciones de su vida-me quedé de ver con unos amigos.

-¿Y dónde está Ane?

-Ella se fue a checar unas cosas de un "caso", dijo que llegaría tarde- Romeo sonrío maliciosamente. Me tensé- Yo también llegaré un poco tarde.

-Ok que te vaya bien, cuídate, por cierto, Feliz cumpleaños-me despedí agitando la mano y volteé al ver que había desaparecido. Al voltear Romeo me miraba con picardía.

-¿Subimos?- dijo señalando hacia mi casa.

-T-tú te ibas a ir ¿no?- me tomó de las manos y las beso.

-Iba.

-S-subamos pues- agaché la cabeza.

-Pasa- dije una vez abrí la puerta.

-Me gusta mucho tu casa, ¿te lo había dicho?

-Nop- me quite la mochila y la avente en uno de los sillones de la sala.

-Sí, es muy bonita.

-Gracias, si mi mamá estuviera aquí te la habrías ganado de inmediato.

-Entonces ya sé cómo ganarme a mi suegra- enrojecí inmediatamente.

-Jejeje- reí nervioso- me iré a cambiar- me dirigí a mi habitación. De pronto sentí como unos brazos me jalaron, cuando me di cuenta Romeo me estaba cargando hacia mi habitación. Al llegar me recostó en la cama suavemente y se acostó conmigo. Me giré dándole la espalda pero él me abrazó por detrás juntando nuestros cuerpos.

-He querido estar así contigo desde hace mucho tiempo-me giré para verlo y me acarició la mejilla- Ahora que estamos así ¿crees que te dejaría ir? Solo te pido que no te alejes de mí.

-No me alejaré de ti- Había sentido una nostalgia tremenda ante las palabras de Romeo. Me gire para verlo y él me miraba con ternura. Me dio pena así que escondí mi cara en su pecho y su aroma impregno mi nariz de ese dulce aroma a vainilla y olor corporal característico de Romeo- Hueles muy rico Romeo, me encanta tu olor.

-Tú también hueles demasiado bien, y no me refiero a hoy que tenías un olor peculiar a rosas, si no, todos los días.

-Tengo sueño Romeo, hoy me quise dormir en el camión, pero no pude en ningún momento- frunció el seño.

- Si te hubieras sentado conmigo te hubieras dormido y hubieras estado cómodo, pero eso no importa ya. Duerme, yo me quedaré contigo.

-Romeo-bostecé- dices cosas demasiado... lindas y empalagosas para mi gusto - cerré los ojos y pude escuchar como Romeo empezaba a cantar. Me quedé dormido con la letra de la canción que Romeo me cantaba y con el tacto de sus manos en mi cabeza.

Desperté y Romeo seguía junto a mí, me tenía aprisionado en sus brazos y dormía con una expresión tan pacifica que hasta daba envidia pensar en cómo una persona podía tener tanta paz interior. No sabía qué hora era, pero por la claridad del día suponía que no pasaban de las tres. Por alguna razón me pegué más a Romeo y me acerqué lo suficiente para depositar un beso en sus labios. El en sueños sonrío.

Al poco tiempo me deshice de su abrazo y me levante al baño, tenía unas ganas inmensas de hacer pipí, me cambié ya que aún tenía puesto el uniforme y me puse algo más cómodo, un short rojo y una playera amarilla, me quite los calcetines y me moje la cara. Al salir localicé mi celular, en efecto eran las 3:25, mi estomago gruñía así que decidí bajar a la cocina a ver que había en el refri.

Al abrir el refrigerador encontré un poco de carne a la mexicana, arroz, mole y atún preparado a la mexicana también. Saqué la carne y la calenté, puse unas tortillas en el micro mientras calentaba la carne en la estufa, cuando estuvieron calientes las envolví. El olor a carne me incitaba a comérmela fría, pero resistí la tentación. Encontré un poco de frijoles en el refri y también los calenté. Estaba moviendo el sartén en la estufa cuando sentí que unos brazos me envolvían por la espalda y una voz me susurraba al oído.

-¿Por qué me dejaste solo en la cama?- lo dijo con una voz tan seductora que creí que me derretiría en cualquier momento. El "solo en la cama" me hizo estremecer.

-T-tenía ha-hambre- me dio un beso en el cachete.

-Me hubieras levantado para que te hiciera de comer, se me da bien la cocina.

-No, cómo crees, eres el invitado.

-Dirás que soy un gorrón, yo soy el que debería estar preparando eso- volteé y lo mire con ternura. No lo había visto pero se había quitado la camisa y estaba en camiseta, no podía apartar la vista de sus brazos, ante tal pensamiento me sonrojé. El se dio cuenta del lugar donde estaba dirigida mi mirada.

-Te gustan- dijo mientras alzaba los brazos y hacía fuerzas para que se le levantaran los músculos. Me sonrojé pero no podía apartar la vista de ellos, estaban trabajados pero no eran exagerados. Estaban muy bien para un adolescente de 16/15 años.

-S-si- el también se sonrojó.

-Pero ven- tomó mi mano y la acerco a uno de sus brazos- tócalo.

-O-ok- trague saliva- Esta muy duro Romeo- dije un poco más relajado, el sonrío- en un impulso le di un beso a su conejo. Romeo se sorprendió demasiado y se sonrojó aún más.- Perdón no quise incomo...

Romeo me miro lascivamente y me cargo poniéndome en la barra de la cocina, me sentó y se acomodo entre mis piernas, quedando yo un poco más alto que el.

-No tienes de que avergonzarte- me dijo a escasos milímetros de mi boca- soy tuyo. Atrapó mis labios con los suyos y me recostó en la barra, se subió en ella y se posiciono encima de mí.

-Ngh, Romeo, es-espera.

-Tú me provocaste- me miraba de una manera extraña- ¿Crees que no me doy cuenta cómo me miras? Dime ¿Qué te gusta de mí?- me sonrojé ante esto- ¿Te gusta mi abdomen?, ¿te gusta mi espalda?, ¿mis brazos?, ¿mis piernas?, ¿mis nalgas?, ¿mi cara?- hablaba cerca de mis labios y ante cada pregunta yo asentía- Ángel - me miró más intensamente- Tengo mucha hambre de ti- me llevo las manos a su espalda y me empezó a besar más desesperadamente, yo estaba demasiado rojo.

-Ro-Romeo que cosas dices-lo quise apartar- tengo que...- me besó nuevamente. Un olor a quemado llegó a mi nariz en medio de los besos de Romeo- Romeo, ngh la comida- reaccioné-¡se quema la comida!

-Tch- lo aparté bruscamente y me bajé de la barra.

Para mi suerte aún se pudo rescatar la comida, me enfadé un poco con Romeo por haberme hecho algo tan salvaje, se me hizo muy atrevido de su parte, no me gustaba que llevara las cosas demasiado de prisa, a demás no éramos más que sólo amigos.

-¿Estas enojado?- me preguntó Romeo mientras comíamos, cada uno en un extremo de la mesa. Después del "incidente" y salvar la comida de quemarse, me dispuse a servirnos y a acomodar la mesa- ¡Hey! Te estoy hablando, ¡¿Ángel ?!

-¿Qué?- dije molesto.

-¿Estas enojado?

-No, que va, sólo me gusta usar un tono sarcástico cada vez que como.

-Ya- se levantó y fue hasta mi extremo en la mesa, se inclino y levantó mi cara con sus dos manos, una en cada una de mis mejillas- dime qué tienes.

-No me gustó esa muestra de afecto tan salvaje de hace rato- me culparía después por estas palabras que estaba a punto de mencionar, pero sabía que era necesario decirlas- Nunca antes había hecho este tipo de cosas, eres la primera persona que me besa, mentiría si dijera que me desagrada, pero, siempre pensé que el primer beso sería especial y Dios, lo fue- Romeo sonrió- y me gustan las cosas inocentes y como ya sabes, me gustan las cosas lindas, para serte sincero le tengo demasiado miedo a las relaciones sexuales-enrojecí- a las relaciones amorosas en sí, desde lo que pasó con mi familia no creo mucho en este tipo de cosas, y estar así contigo me tomó de sorpresa, apenas ayer éramos amigos normales y hoy nos estamos besando, tengo demasiado miedo a lo que pueda pasar después pero sí por alguna razón mi deber es estar contigo, no quiero que las cosas vayan tan rápido.- Romeo me miró con ternura y me levantó de la silla aprisionándome entre sus brazos. Me besó ambos cachetes con demasiada suavidad.

-¿Así está bien?- me preguntó mientras me daba un besito en el cachete- después de eso tomó una cuchara en sus manos y empezó a darme de comer en la boca. Yo estaba completamente apenado- Es un placer para mí tratarlo de la mejor manera su alteza.

-N-no e-exageres- fruncí el entrecejo

-No exagero- me sonrió.

-Tú también debes comer.

-Acabando de darte de comer, me darás tú- me dio otro beso en el cachete.

Romeo insistió en que le diera de comer en la boca y al final terminé accediendo. El hacía unas caras realmente lindas mientras yo le daba de comer y al terminar me dijo que el lavaría los platos. Una vez terminó, nos dispusimos a ver la tele, justo como la noche en la que se quedo a dormir conmigo, el sentado y yo en medio de sus piernas, sólo que esta vez el me abrazaba y yo me aferraba a sus brazos. El de vez en cuando me daba besos en la cabeza, y me acariciaba el pelo. Desde ese momento el tacto en la cabeza se convirtió en mi muestra de amor favorita.

-Romeo.

-¿Umm?

-¿Qué piensas?

-Pienso que estar contigo de esta manera es demasiado agradable. ¿Y tú?

-Pienso que los pandas se verían horribles sin las manchas en sus ojos- reí.

-Que malo eres Angi- hizo un puchero.

-Romeo.

-¿Sí?

-¿Qué somos?

-Pues, es obvio ¿no?

-¿Somos novios?

-El término "novios" no podría expresar todo lo que yo quiero ser de ti- me miró fijamente en los ojos- la palabra "amantes" es tal vez, algo más cercano a lo que quiero ser. Quiero poder afrontar el futuro contigo- me sonrojé.

-¿Me quieres?- lo interrumpí.

-No tienes idea de cuánto-me apretó más a él- ¿Y tú?

-Creo que te quiero- con toda la pena del mundo enredé mis brazos alrededor de su cuello y baje su cabeza para darle un piquito- ¿Desde hace cuanto me quieres?

-Desde la primera vez que te vi, este verano, antes de entrar a la escuela.

-¿Ya me habías visto?- me sorprendió su respuesta.

-Una vez subí a casa de mi tía Mary y cuando iba bajando un perro no paraba de ladrar y entonces salió un niño demasiado lindo, estaba fachoso y comía un sándwich- me sonrojé- calló al perro diciéndole: ¡CALLATE PERRO IMBECIL!, en ese momento mire los ojos de ese chico y me perdí en ese encantó, pensé que era una coincidencia y que sólo me sentí así porque el chico se veía muy tierno, pero cuando entré a la escuela y vi al chico sentado enfrente de mí, pensé que era el destino.

En ese momento, mi corazón dio un gran vuelco, todas las emociones que me hacía sentir Romeo encajaron a la perfección, como si hubiera sido un gran rompecabezas que faltaba de una pieza para ser completado. Quería a Romeo y me encantaba la forma en la que me hacía sentir y en la que me trataba. Siempre había querido tener una novia y un año atrás podía jurar que estaba loco por Selena, pero en ese momento, lo que sentía por ella no se comparaba en lo más mínimo con lo que Romeo me hacía sentir. Recordaba perfectamente el momento en el que conocí a Romeo, por esa razón su cara se me hacía bastante conocida, recordaba perfectamente a aquel chico con gorra que se me quedo viendo cuando fui a callar a mi perro. Bendito seas perro.

En efecto, quería a Romeo, el era mi primero amor.

-Perdóname por ser una persona inmadura, si alguna vez llego a darte problemas con esto, perdóname anticipadamente- tenía miedo de que mi estupidez pudiera afectar la relación. Me acurruqué en su pecho.

-¿De qué hablas? Eso es lo que más me gusta de ti, tus infantilismos, tu caprichosidad- me acarició la cabeza- como haces caras tan lindas cuando estas enojado, pero lo que más me gusta de ti es; cuán buena persona fuiste conmigo cuando estaba solo, me sentía mal por lo que había vivido últimamente y tu llegaste y me ofreciste todo sin pedirme nada a cambio, al contrario me sonreías de una manera hermosa.

-No recuerdo haber hecho eso- reí.

-Tonto, te quiero tanto- me apretujó más en sus brazos- si me aceptas, yo cuidaré de ti.

-N-no sé qué decir.

-Sólo di que sí- me sonrió.

-Sí te...

-Espera- se puso de píe y me extendió la mano para que me levantara- déjame hacerlo bien- Romeo se arrodillo y me tomo la mano izquierda, alzo la cabeza y fijo su mirada con la mía- Ángel, yo Romeo, hoy en esta tarde de octubre, quiero formalmente, pedirte que pases el resto de tu vida conmigo, quiero compartir mi futuro y mis próximas vidas contigo, quiero que seas mi novio, mi amigo y mi amante, quiero reflejar mis sentimientos en ti, prometo cuidarte, defenderte y apoyarte, llevarte a la feria, a comer un helado, al parque, tomarnos fotos de enamorados, darte un gran regalo en tu cumpleaños, pedirte adecuadamente a tus padres, y casarme contigo cuando sea digno de ti- me besó la mano- ¿Qué dices?.

-Y-Yo- estaba demasiado convencido/apenado para poder hablar bien-Acepto Romeo. Acepto cuidar de ti también- le dedique mi más sincera sonrisa, se levantó y me dio un suave beso en los labios- Y friégate, tu eres la jodida damisela, no pienso aceptar que me trates como si fuera una jodida princesa- Le di un puñetazo en el brazo.

-Auch- se quejó- creo que no estás acostumbrado a las cursilerías, en verdad dolió- me dio un puñetazo el también.

-Auu, nunca nadie ha sido cursi conmigo, no estoy acostumbrado- me sobé el golpe. Entendí que si golpeaba a Romeo, me regresaría los golpes.

-Pues acostúmbrate, y por cierto- frunció el entrecejo- soy muy celoso-posesivo, así que advierte a Alberto y a todos los demás que anden detrás de ti.

-¿Quieres hacer público lo nuestro?- abrió demasiado los ojos.

-No, creo que debemos esperar, hay gente que no entiende el concepto del amor, así que, si no te molesta, este secreto sólo será compartido entre nosotros dos.

-Ok- le sonreí.

-No me sonrías de esa manera, me dan ganas de comerte a besos- enrojecí.

-E-eres, muy li-lindo, Romeo.

-Lo sé amor.

-¿A-amor?

-Sí- me beso la cabeza- amor- se acostó en el sofá y me hizo señas para que me acostara a su lado. Una vez arriba me acomodé quedando muy pegado a él.

-No me digas así, es too much.

-Entonces ¿bebé?-¿bebé? Pensé.

-Si sigues diciendo, ese tipo de cosas, reconsideraré el estar contigo- lo fulminé con la mirada.

-Está bien.

El resto de la tarde nos la pasamos hablando de cosas sin importancia, llego un momento en el que ambos nos quedamos en silencio y sólo nos limitamos a sentirnos mutuamente. A las 6 de la tarde la mamá de Romeo le llamó para preguntarle dónde estaba, mientras hablaba con su mamá tenía una cara de espanto enorme.

-Sí mamá, es que me entretuvo una cosita especial- me miró y me sonrojé- sí, no te preocupes, ya voy para a allá- colgó y me miró- me tengo que ir bebé- agarro su camisa y se la puso al igual que hizo con su mochila.

-¡No me digas bebé¡

-Mañana nos vemos- me besó la frente y sonrió- que bonito es poder decir que somos novios y tu eres mío- me atrajo hacia él y me abrazó- sueña conmigo.

-Romeo me estas aplastando- no podía respirar hasta que me soltó- te veo mañana- me puse de puntitas y le di un beso en el cachete. Después de esto él se dio la vuelta y se fue.

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